jueves, 29 de mayo de 2014

EL ÚNICO MOMENTO


EL ÚNICO MOMENTO
Era el bosque un  concierto de afinados
sonidos y sabores. Y todo era
lo que se congregaba en la esperanza
de una tarde feliz, definitiva.

Allí el sonido alegre de los pájaros,
el contacto del aire con los pinos,
la luz y su disputa con las sombras
a ras de tierra, el gozo de las nubes
que llegaban corriendo por el cielo;
y eran árboles todos los que al baile
estaban tiernamente convidados,
y los espacios altos, y los lentos
destellos sonrosados de las nieves,
y los caminos grises y escondidos,
y todo lo que el tiempo y el espacio
quisieron convocar.

También estabas tú y estaba todo
lo que te precedió y te dio la vida,
y en ello estaba el germen, la semilla
de lo que habrías de ser en otro tiempo,
junto a lo que sería lo que ahora era,
y en esa plenitud sería el recuerdo,
la armonía y la lucha frente a frente.

Complácete en la luz, siéntete plena :
lo que ahora ves es todo lo que existe
y nada falta ya,
lo que cambia de forma, lo que vive
pendiente de la muerte, lo que apenas
pervive sin cambiar de aspecto y porte.

Por eso en esta tarde se consuman
el tiempo y el espacio en este bosque,
como un conjunto eterno e infinito.
En él está el presente,
el único momento que congrega
a todos los momentos, y él ocupa
lo que yo puedo amar,  y en él hay sitio
para ti y para mí, como una parte

de la amable conciencia de la naturaleza.  

miércoles, 28 de mayo de 2014

PALABRAS PARA MEDITAR


Leer literatura filosófica se ha convertido, desde hace ya bastantes, años en uno de mis refugios favoritos. En ella encuentro solaz, en ella descubro maneras nobles de interpretar el misterio de la vida y en ella se me muestran fórmulas elaboradas razonadamente para una práctica vital más razonada y lógica. En el mundo del pensamiento (pensar vale como pesar y como sopesar), existen muy diversas maneras de entender ese sentido de la vida y de la existencia, pero todas tienen el sello de lo pensado, de la reflexión, de la razón y de la buena intención. “Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido.”
Por razones casi azarosas (sólo casi), en los últimos tiempos he dedicado más tiempo y páginas a la filosofía estoica. Tal vez lo he hecho por el contraste brutal que se establece entre los principios que rigen esta escuela de pensamiento y la frivolidad y la apariencia que creo observar en el mundo que me rodea, este mundo en el que solo parece importar la pasarela del dinero y de la celebridad, de la frase gruesa y de la estulticia, del vencimiento como única forma de reconocimiento social. Ya sé que, una vez más, es ir a contracorriente. Qué le vamos a hacer. Es la razón la que me empuja y su fuerza es mayor que todo lo demás.
Hoy recojo y me apunto a unas líneas de Marco Aurelio, aquel emperador romano del siglo II, dueño de todas las pasarelas posibles, al mando de todas las fuerzas imaginables, y que, sin embargo, opinaba de esta manera en sus Meditaciones, libro IX, parágrafos 28 a 32:
“Estas son las rotaciones del mundo, de arriba abajo, de siglo en siglo. Y, o bien la inteligencia del conjunto universal impulsa a cada uno, hecho que, si se da, debes acoger en su impulso; o bien de una sola vez dio el impulso, y lo restante se sigue por consecuencia… Pues, en cierto modo, son átomos o cosas indivisibles. Y, en suma, si hay Dios, todo va bien; si todo discurre por azar, no te dejes llevar también tú al azar.
Pronto nos cubrirá a todos la tierra, luego también ella se transformará y aquellas cosas se transformarán hasta el infinito y así sucesivamente. Conque, si se toma en consideración el oleaje de las transformaciones y alteraciones y su rapidez, se menospreciará todo lo mortal.
La causa del conjunto universal es un torrente impetuoso. Todo lo arrastra. ¡Cuán vulgares son esos hombrecillos que se dedican a los asuntos ciudadanos y, en su opinión, a la manera de filósofos! Llenos están de mocos. ¿Y entonces qué, buen amigo? Haz lo que ahora reclama la naturaleza. Emprende tu cometido, si se te permite, y no repares si alguien lo sabrá. No tengas esperanza en la constitución de Platón; antes bien, confórmate, si progresas en el mínimo detalle, y piensa que este resultado no es una insignificancia. Porque, ¿quién cambiará sus convicciones? Y excluyendo el cambio de convicción, ¿qué otra cosa existe sino esclavitud de gente que gime y que finge obedecer? (…) Sencilla y respetable es la misión de la filosofía. No me induzcas a la vanidad.
Contempla desde arriba innumerables rebaños, infinidad de ritos y todo tipo de travesía marítima en medio de tempestades y bonanza, diversidad de seres que nacen, conviven y se van. Reflexiona también sobre la vida por otros vivida tiempo ha, sobre la que vivirán con posterioridad a ti y sobre la que actualmente viven en los pueblos extranjeros; y cuántos hombres ni siquiera conocen tu nombre y cuántos lo olvidarán rapidísimamente y cuántos, que tal vez ahora te elogian, muy pronto te vituperarán; y cómo ni el recuerdo ni la fama, ni, en suma, ninguna otra cosa merece ser mencionada.
Imperturbabilidad con respecto a lo que acontece como resultado de una causa exterior y justicia en las cosas que se producen por una causa que de ti proviene. Es decir, instintos y acciones que desembocan en el mismo objetivo: obrar de acuerdo con el bien común, en la convicción de que esta tarea es acorde con la naturaleza.
Puedes acabar con muchas cosas superfluas, que se encuentran todas ellas en tu imaginación. Y conseguirás desde este momento un inmenso y amplio campo para ti, abarcando con el pensamiento todo el mundo, reflexionando sobre el tiempo infinito y pensando en la rápida transformación de cada cosa particular, cuán breve es el tiempo que separa el nacimiento de la disolución, cuán inmenso el periodo anterior al nacimiento y cuán ilimitado igualmente el periodo que seguirá a la disolución.”
¡Y era emperador en el mayor imperio clásico!

Mutatis mutandis, trasládese a estos comienzos del siglo XXI, tómese un respiro la acción, pásese ordenadamente a la contemplación, piénsese unos minutos y extráiganse las conclusiones oportunas. Yo sigo en ello.

lunes, 26 de mayo de 2014

SOMOS FRONTERA EN TODO


Nos pasamos el día traspasando las fronteras y con la duda a cuestas de cuál es el predio que estamos hollando. Vamos y venimos como caminantes perdidos en medio de la niebla. Tal vez esta misma constancia nos dé a la vez la templanza y la osadía, ese cuarto y mitad que nos empuja y esos gramos de más que nos aquietan y nos dejan en calma, pensando en las aristas de la vida.
Amanece y la vida se muestra compleja y diversa. Porque el sol alimenta deseos, pero también reseca y produce sudores; la lluvia riega pero también inunda; el viento airea, y también remueve y descoloca. Es nuestro territorio un lugar que va a formando los hitos y los límites, pero que no sabemos con qué ánimo nos acogerá y con quién lo tendremos que compartir. Porque en ese territorio buscamos la paz y anhelamos el silencio, pero andamos a la vez susurrando compañía para que nos certifique la pertenencia a ese lugar y a esas repeticiones incansables que hacen de todo un algo reconocible e inexplicable a la vez. Cómo jugamos con esa soledad acompañada y con esa compañía que molesta nuestra soledad. A veces necesitamos el don de la palabra y a veces deseamos escuchar el silencio y advertir la pérdida de lo que da cuerpo a nuestro pensamiento. Con ese don reinamos y con él nos convertimos en esclavos de todo, abrimos y cerramos, entendemos y malentendemos, afirmamos y negamos, convencemos y vencemos, persuadimos y provocamos los rechazos, unimos y desunimos, atamos y desatamos.
Y lo que le sucede a la palabra es don compartido con todos los sentidos que nos conforman y que nos sostienen. Porque ver es con frecuencia actividad de ojos tapados y de imaginación despierta, porque oír se conjuga con silencio y la armonía exige tonos sabrosos y llenos de sabor y de contento; porque huele lo que queremos que huela y pierde su olor lo que no nos satisface; porque el gusto se prenda y se pone en guardia según el condimento y las especias; porque tocar es arte y no materia; porque lo oscuro es claro cuando los ojos abren sus pupilas y el día se hace noche si no vemos aquello que esperamos; porque no hay verdad completa sino sombras que aguardan una ocasión propicia y agujeros que evitan la ceguera y la muerte; porque todo lo que fue fue pero ya no será nunca; porque el tacto se eriza si el cuerpo del delito es bien sabroso; porque amamos y odiamos; porque la envidia adereza tantos éxitos; porque el llanto es de emoción y de tristeza; porque somos día y noche; porque no hay mal que cien años dure ni alegría que llegue hasta el ocaso…

Llega la noche y la luz tiene dudas. El sol se da a la fuga y se acobarda, da la espalda a la noche y se va hasta más allá del horizonte. Y nosotros dudamos entre el día y la noche, en las fronteras del sí y del no, en el borde de la verdad y de la mentira, entre los límites del pasado y del presente, en la vacilación y en el titubeo, y en la incertidumbre de nosotros mismos. Somos frontera en todo y temblor que se agita ante la vida.

viernes, 23 de mayo de 2014

FILÓSOFOS, SOFISTAS ET ALII


Sofisma, sofista, sofistería, sofisticación, sofisticado, sofísticamente, sofisticar, sofístico… son parientes próximos de una familia de palabras que nos transporta a una realidad en la Grecia del siglo V a. C. Al mundo de los SOFISTAS. La estrechez académica ha nombrado como típicos sofistas a Protágoras, Gorgias, Licofrón, Hipias, Antifonte, Critias…, pero la relación es confusa pues muchos otros filósofos practican rasgos considerados propios de los sofistas, aunque sea parcialmente. De ellos se afirma que son los primeros que cobraron por sus servicios, que consistían en concebir y enseñar argumentos válidos para el logro de la virtud a través de la palabra, como modo de excelencia o superioridad en el ámbito social. Sus campos de actuación se centraban sobre todo en la política y en la organización social. En alguna medida son los primeros profesionales de la sabiduría, a la que se aproximaban, no como autónoma y separada de su uso, sino mirando siempre el lado de su práctica y de su utilidad. Tal vez por eso no consiguieron las  mejores consideraciones intelectuales y, a lo largo de la Historia, las connotaciones de la palabra sofista se han ido cargando de negatividad, hasta el punto de aproximar su imagen a la de los embaucadores. Mala suerte la suya. Platón, en el Sofista, decía de ellos lo siguiente: “En primer lugar, resultó ser un cazador a sueldo de jóvenes pudientes. En segundo lugar, alguien que comercia con las ciencias del alma. En tercer lugar, ¿no se ha revelado como un detallista de las mismas materias? En cuarto lugar, alguien que nos ofrece en venta los productos de su invención para la enseñanza de las ciencias. Y en quinto lugar, una especie de atleta de la competición de discursos que se ha apropiado del arte de la erística. El sexto punto es ciertamente discutible, sin embargo, acordamos concederle que es un purificador de las opiniones que suponen un obstáculo para los conocimientos sobre el alma.”
Mi consideración sobre ellos no es tan negativa como la que vulgarmente se les concede. Como sucede siempre, depende de la forma y del cristal con el que se mire todo.
Afirmaba Protágoras que “el hombre es medida de todas las cosas”. Menudo empujón a la reflexión y menuda patada a los dioses. Es verdad que enseguida nace, desde ese principio, un relativismo fundado en la diversidad humana y en la variedad de las percepciones, según la persona y sus circunstancias. Pero, a su lado, crece también la espiga de la diversidad, de la variedad, de las opiniones distintas, de la necesidad del respeto y de la comprensión, de la obligación de escuchar y de asumir parte de la verdad del otro, del valor del ser humano como poseedor de sensaciones y capacidad de tejer con esas sensaciones y razonar con ese tejido, de apertura social a todos, del valor de la palabra y del discurso como forma de convencimiento y de relación con el otro… Y todo esto suena a algo moderno, a algo próximo, a algo abierto, incluso a algo posmoderno.
Seguramente será verdad que conviene estar atentos a la falta de rigor de las palabras y de los discursos, a que es bueno ser conscientes de que toda palabra, incluso la más exacta, se instala siempre en el territorio de la pobreza y de la simple aproximación, o a que casi siempre es tanto o más lo que se calla como lo que se dice.
Observo en estos días los discursos que se trasladan a los ciudadanos por parte de los políticos que andan en el fragor de la campaña electoral. Y deduzco que necesitamos más sofistas, no para embaucar, sino para componer discursos trabados y lógicos, claros y relativamente precisos. O al menos que intenten esconder un poco las miserias mentales que se les escapan por todas partes en cuanto abren la boca. A alguno de barba blanca no le servirían ni las mejores clases de Protágoras, porque la escala de valores se puede disfrazar un poco, pero termina fluyendo por cualquier agujero hasta empaparlo todo.

Sofos es sabio; filósofo es el que ama la sabiduría; sofista el que la practica para sacarle provecho propio y común. Luego hay otros grados muchos más bajos y rastreros que lo inundan casi todo. Aunque los habiten gentes llenos de títulos y de dineros.

jueves, 22 de mayo de 2014

ES EL DULCE PODER DE LA MEMORIA


ES EL DULCE PODER DE LA MEMORIA

Hoy, de pronto, me siento sorprendido
por el dulce poder de la memoria.
(Y ya mi edad es grande y dilatada).

Hay una claridad desconocida
que enciende hasta la llama la materia
y da forma a las formas imprecisas,
aquilata las sombras que en la bruma
dormían cual heridas olvidadas.
Revive en los espejos un murmullo
de las voces perdidas en el tiempo,
la soledad se aparta y en ternura
nace de nuevo un mundo verdadero.
Se afirma otro dolor y con pujanza
se acentúa otra luz más duradera,
en las ondas dormidas de mi aliento
despiertan los perfiles de otros seres
(también tú con tus brazos más tranquilos
y tu pecho seguro y complaciente).

Y yo soy recibido y hospedado
por los que fueron siempre y siguen siendo
por encima del tiempo y del olvido,
me anego con su lluvia, que me cala
hasta el centro más hondo,
donde guardan rescoldo las cenizas,
y soy de nuevo vida y llama y tiempo.

Es la memoria un soplo que me salva

en el ámbito hermoso del silencio.

miércoles, 21 de mayo de 2014

"LAS TRES BODAS DE MANOLITA"


De la media de ochenta libros completos que leo cada uno de los últimos años (me ha dado por apuntar los títulos y las fechas de cada uno y me sale esa media) solo recojo noticias de alguno de ellos. Poco me importaría dejar constancia de lo que me parecen en las formas y en el contenido, pero la certeza de que casi nadie está interesado en mi opinión acerca de los mismos me desanima y me impulsa a dedicar mis esfuerzos a otros asuntos. De algunos sí que anoto breves consideraciones, aunque sea sin formato organizado ni pretensiones académicas.
He terminado la lectura de “Las tres bodas de Manolita”, tercera novela que Almudena Grandes dedica a lo que llama “Episodios de una guerra interminable”, episodios que compondrán una hexalogía cuando termine su plan de trabajo. La escritora se ha embarcado en el esfuerzo casi inagotable de rastrear los retratos y las consecuencias de nuestra guerra incivil. Y lo hace desde diversas aristas, aunque siempre desde el lado moral de los vencidos. Salvando las distancias, los tiempos y los espacios, el empeño recuerda enseguida la labor de Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales. La misma autora lo confiesa sin remilgos. De hecho la hexalogía ya tiene títulos para todos los volúmenes, también para los tres que aún no están escritos.
En este caso se trata de una obra coral, a diferencia de la anterior, “El lector de Julio Verne” y, como reza en su cubierta, “Las  tres bodas de Manolita es una emotiva historia coral sobre los años de la pobreza y desolación en la inmediata posguerra, y un tapiz inolvidable de vidas y destinos, de personajes reales e imaginados. Una novela memorable sobre la red de solidaridad que tejen muchas personas, desde los artistas de un tablao flamenco hasta las mujeres que hacen cola en la cárcel para visitar a los presos, o los antiguos amigos de colegio de su hermano, para proteger a una joven con coraje.” Quítense los adjetivos laudatorios, propios de la propaganda editorial, y nos queda un buen resumen de la obra.
Pero eso, por supuesto, es muy poco, es muy escaso bagaje, incluso para una nota a pie de página como es esta. La ventaja de las obras corales estriba en la capacidad que se adquiere de hacer pasar por la escena a todo tipo de personajes, hasta crear una red tejida por todo el mundo, algo que viene a representar con fidelidad la realidad compleja de la comunidad. La desventaja y el peligro se esconden en la misma ventaja: si no se engarzan bien los distintos personajes y las diversas secuencias y escenas, todo se viene abajo, sobre todo la consistencia y la credibilidad.
No sé hasta qué punto Almudena ha conseguido esa cohesión de formas y de contenidos. En todo caso, al lector medio este tipo de presentaciones plurales le resultan más dificultosas de seguir y de interiorizar. No es ninguna crítica, sino una observación que ocupa, creo, toda la novela y toda su lectura.
Almudena Grandes toma partido desde el principio por los vencidos. Para este episodio de la Historia parece difícil hasta imaginar otra posición diferente, aunque de todo hay, pero creo que hay que tener un poco de cuidado a la hora de ser más o menos explícito, en la variable de dar cabida a alguna otra posibilidad, aunque sea parcial y para resaltar más la línea general de pensamiento. Almudena Grandes jamás se ha escondido al respecto y tiene a gala proclamar a los cuatro vientos su ideología política. Esto la honra. Pero advierto también del peligro que puede conllevar en una creación literaria.
Y solo un anota formal. Se trata de las observaciones continuas que intercala en sus narraciones, descripciones y, sobre todo, diálogos. Conozco pocos escritores que den tanto peso a estos intercalados; hasta el punto de que, en numerosas ocasiones, las consideraciones intercaladas pesan mucho más que la acción que se está desarrollando. Creo que no es fácil dominar ese rasgo de estilo y de distribución de contenidos. Almudena lo trabaja minuciosamente hasta convertirlo en el rasgo formal más destacado de la novela. Cualquier estudio formal extenso y serio tendría que analizar lo que digo con precisión y rigor. Como sucede con todo, tiene sus pros y sus contras: por una parte, el narrador dirige hasta en sus últimos detalles al lector en todo lo que acompaña a la acción o al diálogo; por otra, corre el peligro de perderlo y de desviar su atención del contenido central. Cada lector tiene su nivel y su capacidad, e incluso su interés diferenciado. A mí me parece que Almudena domina este rasgo como casi nadie, pero creo también que, con frecuencia, le da demasiado peso. Por ejemplo y al azar más absoluto: “-De nada, preciosa –así comprendí que aquellos puñaditos de almendras fritas, aquellos tacos de queso y de jamón, me comprometían en una misteriosa fraternidad a la que hasta entonces nunca había creído pertenecer-. Yo sé lo que es pasar hambre.”
Nótese el peso de lo que va entre guiones y la diferencia de contenidos con solo haberle dado cabida al principio o al final de la réplica, pero no dentro de ella. No afirmo que sea peor o mejor, simplemente que es muy distinto.

En fin, solo unos apuntes en forma casi de guion, que anotan mi complacencia por esta nueva novela, extensísima novela, de una escritora cuajada y honda. Aguardo la aparición de las tres que restan. Las leeré con interés y con admiración.

lunes, 19 de mayo de 2014

EL "FURGOL" Y LAS PASIONES


Dividimos los tiempos históricos en años, que, convencionalmente, hacemos empezar en enero (ianua, puerta, apertura) y diciembre. El ciclo se repite mientras vamos renovando los almanaques, las celebraciones de gozo o de tristeza, y nos vamos haciendo viejos sin remedio.
Hay otras formas de dividir el tiempo (cosechas, tiempo atmosférico, estudios, cumpleaños…) y alguna se está afianzando con fuerza visible en los últimos años.
Los comienzos de este siglo marcan el apogeo histórico de la exhibición y de la pasarela. Y donde tal vez mejor se cumpla la simbiosis entre pasiones, instintos e intereses primarios sea en el mundo del deporte. Por eso empiezan a interesar sobremanera y a ocuparnos a todos los calendarios deportivos.
Estamos en días de fines de campeonatos y de proclamaciones de vencedores, de rienda suelta por las calles de emociones muy diversas pero muy elementales. Cuando se cierre el círculo, apenas dentro de unas semanas, todo tenderá a la calma y a la lentitud, todo se encogerá y se volverá muelle y agostado. Y será cerca del otoño cuando todo se pondrá de nuevo en marcha, como si los calores fueran el obstáculo natural y la puerta de salida. Con el ciclo deportivo se acomodan los ciclos político, judicial y hasta económico, como si la vida realmente se dejara sobornar por estos engaños tan burdos.
En estos últimos momentos de competiciones es seguramente cuando mejor se dejan ver las miserias humanas y la pobreza de los esquemas vitales en los que nos movemos. Escuchar manifestaciones de aficionados es para echarse a temblar, oír declaraciones de periodistas ganadores o perdedores es mucho peor aún, prestar oídos a las alabanzas que sobre algunos deportistas se formulan es notar cómo un chorro de pudor te corre por la cara hasta los pies. Aunque en todos los sitios cuecen habas y generalizar y hacer equidistancias es siempre injusto, tengo la impresión de que es el gremio de los deportistas profesionales el menos malo en todo este mundillo que los rodea; a ellos es a quienes creo escuchar declaraciones más sensatas y comedidas, más normales y tranquilizadoras. Y eso que se mueven casi siempre en los tópicos más elementales. Cómo serán entonces los otros niveles…
Me apunto unos ejemplos que me lo aclaren. El entrenador del campeón de la liga de fútbol se ha pasado el año acuñando la expresión “partido a partido”. Y todo el mundo ha tragado con el tópico. ¿A qué jugaban los demás equipos si no era a eso? ¿Cómo se puede plantear esto de otra manera? Pues el buen hombre (que parece sensato y buen profesional, por otra parte) está a punto de ser nombrado caballero de la tabla redonda o algo así.
Y del mismo señor, otra cantinela: “Con esfuerzo y unión todo se puede conseguir”. Hombre, el tópico no es malo, pero hay que tener cuidado porque nos podemos engañar todos con él. Parece cierto que en el equipo campeón la unión y la ilusión del grupo ha sido notable. Hasta ahí estupendo. Pero, o yo soy muy torpe, o aquí hay trampa. Si no aplico la analogía me borro del género humano por falto de razón, pero, si la aplico, me sale que los demás no han tenido esfuerzo ni unión. Y, hombre, eso es ya muy fuerte. Eso es hacer universal un valor que sirve pero solo en términos relativos, porque sirve para el vencedor pero deja por el camino a todos los demás y además justifica que así sea. O sea, hace esclavos y además quiere que sean agradecidos.
Y una última nota: ¿por qué en el deporte se muestra, tal vez mejor que en ninguna otra variante, el deseo no tanto de que gane quien yo quiera sino la preferencia de que pierda el que me caiga peor? Esto sí que es jugar en “Be” y a la contra, y en negativo, y en el enfrentamiento, y hasta en el odio. Así no se va a ningún sitio bueno. Y lo peor es que hasta puedes quedar como un señor. ¿Se imaginan el mismo señorío de los aficionados del Barcelona si el ganador de la liga en su campo hubiera sido el Real Madrid? Y otro tanto en el campo contrario. Dejémonos engañar, pero que no nos engañen.

Pero llega el calor, y los exámenes están ahí, y ya es verano en el Corte Inglés. Y mañana será otro día.

domingo, 18 de mayo de 2014

¿INSTRUCCIONES PARA SER FELIZ?


Asistí hace unos días a una conferencia (¿charla, comunicación, ponencia…?) que se anunciaba con este título de libro de autoayuda: “Instrucciones para ser feliz: uso crítico de los manuales griegos”. Qué barbaridad, qué poderío, qué pretensiones. Ni los telepredicadores de Urigud.
La actividad se encuadraba en algo que ya viene siendo habitual en el IES Ramón Olleros, la reflexión y constatación de que lo que dejaron hecho los clásicos básicamente se mantiene como columna vertebral en nuestros días. Yo comparto la afirmación general, siempre con matices y con perfiles determinados. Un profesor español que trabaja en California, de nombre Abel y de apellido Franco, se esforzó en mostrar unos esquemas de las distintas formas que trazaron los filósofos griegos y alguno latino en lo referente a la idea de la felicidad para el ser humano. Demasiada materia para tan poco tiempo. La consecuencia inevitable fue la rapidez y hasta la precipitación. No achaco nada negativo al profesor salvo la falta de previsión en el uso del tiempo y algún resabio de exposición algo impostada, según tal vez las formas de los EEUU.
La idea básica me sitúa otra vez en la consideración de aquello que pueda realmente interesar al ser humano en el hallazgo, o al menos en la persecución, de eso que, también pomposamente, llamamos felicidad. Al fin y al cabo es la pregunta del millón, o debería ser. Seguramente es el afán en el que también yo gasto tiempo y espacio en esta ventana.
Creo que todo, al fin, se resume en el maridaje entre razón y sentidos, entre entendimiento y pasiones. En los clásicos, mucho más empeñados en el mundo de la razón y en la doma del mundo de la pasiones. Es ese fondo de rechazo de los impulsos el que aprovecha la cultura judeocristiana y que todavía mantiene la religión en nuestros días, asustando con castigos y con penas por casi todo.
Pero ayer se hablaba del mundo clásico. Y este mundo es muy amplio y muy rico en teorías. En él se puede rastrear casi de todo.
A Abel Franco se le olvidó cerrar el círculo y hacer emerger ante los presentes cuáles de esos principios son los que se mantienen hoy día y cuáles andan más en el cajón del olvido. Era el fin del acto y creo que quedo algo cojo en este sentido.
Pensaba al finalizar el acto, y pienso ahora también, cuál de estas teorías clásicas lo tiene mejor en estos tiempos y cuál lo tiene más complicado en la escala de valores actual. Resulta arriesgado dar una respuesta porque un sistema es algo amplio y global, y no se puede ser absoluto. Pero tengo mi propio pensamiento y no me importa mojarme, aunque, por generalizar, sea inexacto. Sigo imaginando a Séneca y al estoicismo predicando hoy en los foros públicos y los veo retirándose a tomatazo limpio o simplemente ignorados por la gran masa de aspirantes a la falsa gloria de no se sabe qué. Entre arruinarse un pueblo organizando fiestas con Paquirrín y una reflexión acerca de los principios estoicos para el comportamiento en la vida, no hay color. Por lo primero se arruina un pueblo, se manifiestan los jóvenes, se abren de piernas las personas más pacatas y se arraciman las marujas y marujos del lugar; por lo segundo no se mueve ni un pie, pues resulta extraño y lo mismo hasta hace pensar y hasta cambia la manera de organizar la sociedad.

Y eso…, huy eso. Quita, quita…, las Memorias de Adriano te las compra Rita… 

miércoles, 14 de mayo de 2014

SI ME CALLO Y ME ESCONDO...

            
Si pierdo mi capacidad de asombro y un punto sabroso de curiosidad, es que me vuelvo viejo, sea cual sea la edad que tenga. Si me callo y me escondo, puede parecer que la res publica no me interesa, y eso, además de ser mentira, me puede conducir a que realmente se produzca esa desidia por la costumbre de no pensar algunos minutos en lo que sucede por ahí, en la calle. Esta aparente contradicción además se sitúa en un contexto de sentimiento de inutilidad y de consciencia de que no puedo hacer nada por modificar el curso de los acontecimientos y por la evidencia de que nadie hace caso a nada de lo que uno, desde esta ventanita pequeña, pueda exponer o argumentar.
En tal estado me hallo y en tal situación habito. Me queda desahogarme de vez en cuando, no sé si para quedarme más a gusto o para liberar ideas ante mí mismo. El resto lo ocupo en imaginaciones que aparentemente poco o nada tienen que ver con la realidad más inmediata, pero que acaso señalen precisamente esa huida ante la imposibilidad de arañar siquiera un poquito en el discurrir diario. De esa manera, cuando uno anda perdido en los ocasos o en las imaginaciones de las dimensiones del tiempo y del espacio, acaso no hace otra cosa que gritar con amargura su soledad y su desesperación ante lo que cree manifiestamente mejorable y a la vez inaccesible para intentar alguna modificación.
Hoy me pueden servir de desahogo unas líneas acerca de lo que ha sucedido con el asesinato de la presidenta de la diputación de León. Nadie puede dudar de que se trata de un hecho execrable y condenable sin paliativos ni atenuantes: eso no habría ni que recordarlo. Pero ¿qué uso político se está haciendo del hecho? Se ha detenido una campaña electoral durante dos días y se sigue hablando el tercer día del asunto. ¿Es que nadie ve la desproporción que se establece entre el suceso y su tratamiento? ¿Es que, ante lo que veo y constato, no tengo derecho a deducir que aquí hay intenciones aviesas y miserables? Y, si tuviera razón en esta consideración, ¿no estoy en condiciones de sospechar que se juega con la sangre hasta de los difuntos? Y, si esto fuera así, ¿no tengo derecho a enfadarme y a mandar todo al carajo para refugiarme en mi mundo interno, olvidándome aparentemente de los demás y de lo demás?
Porque, en las condiciones en las que se mueve esta comunidad, no considerar la situación, sus causas y sus consecuencias favorece, sin duda, a quien está gobernando: ojos que no ven, corazón que no siente. Y después de las elecciones ya veremos cómo vamos tirando. Por pura analogía, bien se pueden suspender días de campaña por tantos asesinatos reales y morales como se producen cada día de manera más gruesa o más sutil. Pero esos otros crímenes solo nos pueden llevar a pensar y eso puede resultar peligroso. Es mejor explotar las emociones fáciles y públicas.
Y es que, puestos a engañar, es mejor hacerlo con el opio del fútbol o de los toros, aunque la patente ya tenga años y solera.

Que la señora descanse en paz, que los asesinos reconozcan su culpa y muestren arrepentimiento, que se esclarezcan todos los datos del horrible suceso, que se avengan los miembros de la familia política a la pertenecían asesinos y asesinada, que nadie justifique nunca la violencia, y menos desde la cobardía del anonimato, que los periodistas más extremistas y subnormales no vuelvan a las intrigas morbosas… Y que, por favor, nadie se aproveche de los sentimientos ni de la sangre de los muertos para desviar atenciones y ocultar realidades, pensamientos y posibles soluciones. Yo creo que vivo engañándome cada día para poder sobrevivir. Pero prefiero engañarme yo mismo, y desde la consciencia de que me estoy engañando. Acaso sea demasiado pedir.

lunes, 12 de mayo de 2014

PARA CREAR MÁS MUNDO RESPIRANDO

PARA CREAR MÁS MUNDO RESPIRANDO

Serénate y observa lentamente
cómo, mientras respiras,
se viene el mundo todo hasta tu cuerpo.

El aire se hace denso con los ecos
de todo lo que existe. Son los árboles,
la nieve, el agua pura, las montañas,
los restos del fulgor de las estrellas,
el limpio color rojo de otras sangres
que se funden en vena con tu sangre,
el recuerdo fugaz de otros espacios
conjugados con otros sentimientos.

Los tiempos se confunden, se condensan
en este instante único.

Has abierto al completo la ventana
e inspiras al compás de los silencios,
y una caricia amable te conquista
en roce vertical hasta tu centro.
Y ya tu cuerpo es todo aire que acampa
donde roza tu cuerpo con el mundo.

Serénate y observa lentamente
cómo te vas tú mismo hacia los aires
para ser ya más mundo,

para crear más mundo respirando.

viernes, 9 de mayo de 2014

EL RAPTO DE EUROPA


Ha comenzado la campaña para las elecciones europeas. Hoy es el primer día. Curiosamente, el CIS publica una encuesta que puede orientar los votos en uno y otro sentido. ¿Casualidad en la fecha? ¿Exactos sus datos?
Hay uno que supongo difícil de manipular: el del tanto por ciento que conoce el día de las votaciones. Pues resulta que más de la mitad no sabe ni siquiera el día en el que se realizará la consulta. ¿A qué juega la comunidad? ¿Tanto es el desapego? ¿Cuánto hay de analfabetismo y de egoísmo en estos datos? Resulta muy sencillo y simplificador echar la culpa a los partidos políticos y desentenderse de la realidad. Tal vez estos, los partidos políticos tengan mucha culpa de ello, pero me parece que hay muchas otras variables que poco se tienen en cuenta.
Una que me parece fundamental es la de los medios de comunicación, sobre todo a través de sus comentaristas. Resulta tan sencillo generalizar en las descalificaciones… Y tan demagógico… Solo cuando se ven ante el abismo echan marcha atrás y advierten de que no es todo tan malo y de que hay que distinguir a unas personas de otras. Cuando ya el mal está hecho y la desidia acampa en la mente y en el quehacer diario de tantos ciudadanos…
Si ni siquiera se conoce la fecha de las elecciones, pensar en comentar o discutir algo acerca de los programas o de lo que representa en general la idea de Europa y de las fuerzas sociales y políticas que la vertebran se antoja tarea inútil y recuerda aquello de sembrar cotufas en el golfo.
Recuerdo con bastante nitidez las fechas anteriores a la incorporación española a Europa. Eran las gentes de izquierda las que con más pasión defendían esa incorporación. Porque significaba asomarse al aire puro y menos fétido que el que en la piel de toro se respiraba, porque había ganas incontenibles de abrirse a otra escala de valores diferente y menos pacata y encogida. No se pensaba entonces en si sería una Europa de ciudadanos o de mercaderes. Hoy, algunos años más tarde, aquel entusiasmo se ha remansado y yo desde luego lo veo con más recelo y hasta con desconfianza. Al menos ante esta Europa de burócratas y de conseguidores, de capitales y de mercados sin alma y sin conciencia social.
Pero no es lo mismo lo que se defiende, con mayor o menor acierto, desde unas posiciones políticas que desde otras. Y, en todo caso, existen fuerzas políticas bien diversas a las que poderse acoger. ¿O no es un dato relevante que casi toda Europa lleve años gobernada por partidos de derecha?
No, claro que no es lo mismo todo el mundo, ni son iguales todas las organizaciones, aunque todas cometan errores de bulto en sus acciones. Ni es tampoco muy acertado ni justo que todas las culpas recaigan sobre los hombros de los partidos políticos y los organismos públicos y sociales. En esta tribu, la magia la hacemos todos, y el vudú también. Pero unos tienen el hisopo en sus manos y otros se dejan ungir con una facilidad demasiado pastueña.
No sé si Zeus andaría ahora muy animado a raptar de nuevo a Europa; más bien parece que entre todos le han dado por todas partes y que, en estos momentos, no está de muy buen ver, ni siquiera para épocas de celo.

Quizá el primer arreón empuje a olvidarse de las urnas y a mandar todo al precipicio. Tal vez después de reflexionar no sea el león tan fiero como lo pintan. Quién sabe.

miércoles, 7 de mayo de 2014

OTRO DÍA SE MECE ENTRE MIS MANOS

OTRO DÍA SE MECE ENTRE MIS MANOS

Solo la noche sabe
lo que ocultan las sombras de los sueños.
Y deja el despertar como un cansancio
de no se sabe qué. La sangre pesa
y pesa la conciencia despistada,
sedimento de ecos que se niegan
a perderse en la bruma y en la nada.

Pero la luz se ensalza, toma fuerza,
los músculos se encaran con las blancas
estampas inocentes de otro día.
Es otro nuevo plazo que se ofrece
para marcar de luz mi trayectoria,
para pedirme alegre que me ocupe
de lo más doloroso o placentero,
de todo lo que existe y me conforma.

El ayer es un poso y un recuerdo
que se va diluyendo como el frío,
y otro día se mece entre mis manos,
como pan que se amolda para el horno
y se quema gozoso y conmovido

      en las inciertas llamas del futuro.

martes, 6 de mayo de 2014

IN PRINCIPIO ERAT VERBUM
¿Es el mundo ventrílocuo del logos,
o el logos es ventrílocuo del mundo,
que quiere aparecerse en lo incendiado
del día desatado de las furias?

En él buscan las cosas su conciencia,
sus sentidos anhelan darle vida
a todo lo que duerme en el olvido
de más allá del tiempo y del espacio.

Cuando se ve ceñido
por un vestido blanco y circular,
que mide su presencia y certifica
sus pesos y medidas, cobra impulso,
se enseña, se desnuda, con las formas
de los dulces sonidos se va al aire
y en su estricto sentido se hace humano.

Entonces, como amantes ardorosos,
 la palabra se abraza al pensamiento,
se funden y se aman con delirio,
confunden sus oficios y son causa
de la causa postrera del milagro.

En el principio estuvo la palabra,
la mente se pensó y se hizo visible
en una prodigiosa melodía

que suena  por el mundo sin descanso.

lunes, 5 de mayo de 2014

ESPACIO Y TIEMPO


¿Cuántas vueltas le llevo dadas a eso del tiempo y del espacio? Son dos conceptos que se unifican y que se me confunden y mezclan hasta no saber realmente separarlos en muchas ocasiones. El propio lenguaje, representativo como nada de la vida, también los mezcla a todas horas: un corto espacio de tiempo; tras, con valor tato espacial como temporal; atrás con el mismo valor doble…
Como he afirmado tantas veces, no conozco nada que no suceda en un espacio y en un tiempo; y, si algo sucediera, lo entendería así siempre en referencia al propio espacio y al propio tiempo, de tal manera que sería siempre aquello que no puedo aplicar al espacio y al tiempo.
Mi vida son espacios y son tiempos, son acotaciones de un proceso que me puso caprichosamente en la consciencia, que me lleva por unos lugares y por otros sin saber muy bien por qué y que me olvidará en un momento determinado para sumergirme en la nebulosa de la inconsciencia personal y colectiva como si nada hubiera pasado. Entonces seguirán el tiempo y el espacio como si nada hubiera pasado, pero no serán mi tiempo ni mi espacio.
Y como mi conciencia es biológica, mi paso por el tiempo también lo es y mis espacios son los que soy capaz de abarcar con los sentidos o con la imaginación. Por eso, repasar la vida no es otra cosa que volver a los espacios y a los tiempos que la han conformado y que la han acotado; y estirarlos y encogerlos forma parte de ese engaño en el que nos sumergimos y que tanto nos ayuda a hacernos un poco más extensos.
A vece leo y oigo los relatos de gentes que aseguran conocer espacios muy amplios y tiempos alargados; y, dentro de esos espacios y tiempos, dicen haberlos consumido con el conocimiento de muchas personas de esas que parecen decidir los rumbos de la Historia. No siempre me creo todo lo que leo acerca de este asunto; entre otras cosas por defensa personal y por no tener que lamerme las heridas.
En realidad, mis espacios han sido muy reducidos, sobre todo los geográficos. Y, dentro de ellos, mis relaciones nunca han sido precisamente espectaculares. En verdad es que nunca he sentido la necesidad de la presencia próxima de gente de demasiada relevancia. Es más, acaso por timidez, creo que rehúyo por instinto la presencia próxima de estos personajes. La consecuencia social, en la sociedad de la pasarela en la que vivimos, es que mi rédito social es escasísimo o realmente nulo.
Creo que no anoto esto por añoranza de imagen, o eso creo, sino por constatación de algo que me atañe directamente, pero vete a saber.
En todo caso, soy consciente de que existen otras compañías particulares, como las que uno tiene consigo mismo, que tampoco van tan mal: “Quien habla solo espera hablar con Dios un día”, decía Machado.

Nunca se podría tomar esto del éxito social demasiado en serio, porque entonces, de nuevo, en esta faceta también seríamos casi todos fracasados frente a esa minoría que dice haber vivido tatos espacios y tantos tiempos. Vete a saber si con sabor a exterior o a interior.

viernes, 2 de mayo de 2014

DE MANIFESTACIÓN


He convertido en costumbre la asistencia a la manifestación del primero de mayo y a ella me fui ayer de nuevo. En Béjar arraigó la tradición de “los limones”, supongo que bien apoyada en los años de las demostraciones sindicales y del sindicato único. El caso es que también hoy los poderes públicos facilitan una degustación en el campo y parece más fácil acudir a esa fiesta de primavera que a la reivindicación social por las calles. Al mismo tiempo se inauguraba una iglesia en Béjar y el acto congregó a muchas personas del orden y del rezo, según me cuentan. La iglesia está construida en un barrio popular y supongo que muchos tendrán más confianza en soluciones religiosas que laborales y de justicia social. Cada cual sabrá lo que tiene que hacer.
El caso es que la manifestación no estaba demasiado nutrida y no hervía en voces ni en consignas como en otras ocasiones. Supongo que la actuación de los sindicatos también tendrá que ver algo con estos resultados. Pero sigo sin entender que, en una ciudad con casi el cuarenta por ciento de paro oficial, no salgan más personas  a la calle para decir que esto no puede continuar así. Se constata que, cuanto menor es la cohesión obrera y cuanto menor es el potencial de las armas con las que se cuenta, menor es la respuesta. A las reformas laborales me remito, a la desaparición de los convenios colectivos invoco y al cambio de escala de valores acudo y a la desconfianza entre unos y otros me atengo para entender algo de todo esto. Y a los errores de los sindicatos también, por supuesto.
A pesar de todo, y aunque llego a fin de mes, de momento, observo y el panorama que contemplo no es demasiado positivo. Algunas notas en forma de índice me bastan para argumentar: llevamos seis años de una llamada crisis montada por el sistema en sí mismo y para beneficio de los mismos que la crearon con su avaricia; la realidad cazurra censa a casi seis millones de parados, y de ellos muchísimos no reciben ninguna ayuda pública para su subsistencia; el valor de lo público y colectivo, eso que es de todos y que ampara a todos, ha disminuido drásticamente (medio millón de empleos públicos destruidos, patrimonio público casi regalado a los causantes de la crisis…); reforma laboral que ha eliminado casi cualquier posibilidad de negociación colectiva y ha dejado al trabajador a la voluntad absoluta del empleador; despidos prácticamente libres y contratos de trabajo precarios y míseros; sociedad cada día más desigual, en la que unos pocos ricos poseen lo que no tienen millones de sus vecinos y deciden como millones de ellos; leyes cada día más restrictivas para la manifestación de las ideas y buscando un orden social pacato y mentiroso…
Esto, y mucho más, me anima cada año a dejarme ver como pequeño grano de arena y símbolo pobre y escaso de un sentimiento de impotencia y de desánimo. Confieso que todavía el canto de la Internacional me emociona y me enciende una pequeña vela de esperanza y de ánimo. Supongo que su resplandor se apaga demasiado pronto, pero no es poco si se renueva, aunque sea muy de tarde en tarde.

Como me sucede siempre, al final termino en la idea de la persona como valor supremo, lejos de cuentas de resultados y de PIB y de estadísticas oscuras y ramplonas, esas cifras que tapan todas las miserias en público pero que siguen manteniendo las desigualdades, las desesperanzas, los malestares, las escalas de valores torcidas, los empeños inalcanzables, los egoísmos y el sálvese quien pueda. Es el sistema, coño, es el sistema; son los principios básicos los que fallan, y con ellos todo su desarrollo. Lo peor es que seguimos poniendo el árbol para no ver el bosque y las minucias para no analizar los principios. Y ahí, si no alfabetizamos y creamos conciencia, los medios nos pueden siempre. Y los medios están al servicio de los del principio, o sea, de los poderosos y de los que manejan la crisis y las conciencias. Y ese círculo vicioso es muy difícil de romper.