viernes, 22 de julio de 2016

HACE UN SIGLO (Usos y costumbres IV)


Solo para dejar constancia de lo importante de esta encuesta, recojo una última muestra de su tercera y última parte, la que se refiere a la MUERTE. Estos son sus apartados: Prevenciones para la muerte: Consuetudinarias (posibles encargos a la familia, adquisición de sepulturas, mortajas, féretros…, pertenencia o no a cofradías y derechos que esto da…), Testamentarias (es frecuente o no el testamento, clases de testamentos, disposiciones más frecuentes en los testamentos…), La defunción (prácticas religiosas y familiares, qué personas están presentes en la agonía, los toques de campanas y sus clases, La muerte (forma de comprobación de la muerte, prácticas de amortajamiento, costumbres en el velatorio…), El entierro (cómo se convoca al entierro, cómo se atiende a los posibles forasteros, formas de conducir el cadáver, posibles ceremonias a la salida del cadáver del domicilio, signos de respeto de los que presencian el paso del cadáver…, Sepelio (prácticas: rezos, colocación del cadáver…), Prácticas posteriores al entierro (visitas de pésame, ¿se invita a los asistentes al entierro?, Prácticas religiosas (misas y ofrendas, rezos en casa, limosnas…), El culto de los muertos (creencias sobre apariciones o fantasmas, los fuegos fatuos, visitas a los cementerios, lugares donde están situados, tipos de sepulturas más usuales, cruces y lápidas, inscripciones…).
Copiaré dos ejemplos de la tierra de Béjar. El primero corresponde a la costumbre en la Sierra de Béjar durante el sepelio: “Llegan al cementerio y, cantadas que son las oraciones de la iglesia y dado el réquiem, el sacristán reza un Padrenuestro por el difunto y otro por los del cementerio y, depositado el cuerpo en el lugar destinado para él, algunas personas cogen un puñado de tierra, la besan y la tiran al hoyo. En Béjar, antes que le den tierra, los amigos cogen un poco de pelo o algún adorno de la caja y, si hay, llave, esta para dársela a la familia como recuerdo; esto se estima mucho”.
El segundo corresponde al vecino pueblo de Sorihuela y hace referencia al regreso del duelo a la casa de mortuoria: “Todo el acompañamiento regresa a la casa a rezar por el difunto, práctica que se sigue en los nueve días siguientes a la salida de misa. Al regresar del cementerio, se reúnen todos en el portal para rezar por el difunto y durante estos rezos están bebiendo vino y comiendo trozos de pan que, de antemano, les tienen preparados sobre una manta en el suelo”.
Se trata, de nuevo, tan solo de un par de breves muestras de algunos de los usos y costumbres de los antepasados en actividades que afectan a todo el mundo y que tejen la historia cotidiana y menuda de cada comunidad. La alfombra general se va tejiendo con numerosas muestras. Todas ellas son las que conforman el retrato verdadero y más fiable de las maneras de ser y de estar en la vida; mucho más que esos acontecimientos aparatosos que vienen impuestos desde fuera y que no dejan resquicio para la participación individual.

Tienta, y mucho, la comparativa de estos hechos en distintos momentos de la historia de los últimos cien años. La encuesta está confeccionada; el trabajo de campo no debería de resultar muy dificultoso; las ganas, ay las ganas…

miércoles, 20 de julio de 2016

HACE CIEN AÑOS (Usos y costumbres III)


Esta amplísima encuesta hace su siguiente parada en el MATRIMONIO. Es verdad que, por el camino se ha dejado todo el período en el que el ser humano se va asentando, va reconociendo la realidad, adquiere autonomía, es reconocido por la sociedad como persona independiente y termina, en muchos casos, con la boda. No se puede abarcar todo, y menos en una encuesta.
Para este apartado del matrimonio, la encuesta recoge numerosísimos apartados, hasta terminar haciéndose un tanto prolija. Pero es difícil oponer resistencia a este intento de poner claridad en un hecho que involucra a tanta gente y que marca para el resto de la vida. Por eso tantas preguntas y tantas respuestas: El noviazgo (creencias y supersticiones para encontrar novio o novia; medios para captar la benevolencia de los padres…); consideración de la virginidad de la mujer; frecuencia o no de los enlaces entre parientes; épocas más propicias para el inicio de relaciones; formas de declararse; relaciones entre los novios (ocasiones de verse y hablarse, rondas y serenatas…); el caso especial de los novios forasteros; importancia de las condiciones físicas y económicas de los novios; capitulaciones matrimoniales (condiciones más frecuentes, la dote…); las amonestaciones; la boda (designación de los padrinos, obligaciones de estos, prácticas anteriores a la ceremonia religiosa…); invitaciones; regalos; costumbres si el novio es forastero; cortejos y comitivas entre la casa del novio y de la novia; la ceremonia religiosa (días y épocas más propicias, acompañamiento y orden, trajes); fiesta de la boda (fórmulas de felicitación a los desposados, prácticas particulares en la boda, agasajos de los novios a los invitados, bailes, bromas y chanzas a los novios, las tornabodas…); el domicilio de los desposados; las bodas de plata; las bodas de viejos y viudos (cencerradas, otras burlas…); cómo se constituye la sociedad familiar; la valoración de la mujer en el matrimonio, el régimen de bienes; las adopciones si las había; el adulterio (frecuencia, consideración social, posibles sanciones); separación de los cónyuges; las uniones ilegítimas…
El desarrollo de cada uno de estos subapartados y el menudeo por las características especiales de cada lugar terminan dando un panorama muy rico de la forma de entender este hecho fundamental por parte de nuestros antepasados. De todos y de cada uno de ellos hay noticias de la ciudad de Béjar, o al menos de su comarca (Navacarros, Candelario, Sorihuela, Fuentes). Todo parece que apunta a la necesidad de abarcarlas en un trabajo más extenso. Pero valga en esta ventana una muestra.
Cuando se piensa en Béjar, hay que tener siempre la consideración de que se trata de un medio urbano e industrial, de tal modo que sus costumbres seguramente tienen que ver más con las ciudades que con los pueblos más pequeños. De todos modos, poseemos mucha documentación -además de la que se refiere a Béjar- también acerca de las costumbres de Navacarros y de la comarca serrana de Béjar y, a tan pocos kilómetros, los usos no pueden ser muy diferentes.
El informante contaba lo que sigue en lo que se refiere a la designación de los padrinos: “En la sierra de Béjar, los padrinos tienen que ser elegidos por el novio y son estos o hermanos casados o parientes más cercanos o amigos casados, en una palabra, los más ligados con el novio, bien por amistad o bien por parentesco, y cuando no hay persona que pudiera hacer esto es de parte del novio su padre el padrino, y de parte de la novia la madrina, bien sea la madre o una amiga. En la aristocracia es general que el padrino sea el hermano de la novia, y la madrina hermana de la novia”.
La elección del padrinazgo comportaba una responsabilidad muy grande para el resto de la vida, y las consecuencias que de ella se derivaban eran muchas. Por eso la importancia del acierto en la elección.

Hoy el noviazgo, la ceremonia legal o religiosa y el desarrollo de la fiesta parecen bien diferentes. Pero se trataba -hoy también- solo de describir algo del tiempo pasado. Las consecuencias son de cada uno.

martes, 19 de julio de 2016

HACE CIEN AÑOS (Usos y costumbres II)


Porque la vida hay que asentarla y hay que encauzarla. Y las superestructuras están ahí esperando pacientemente, como una losa que está destinada a asolar un piso.
Existían hace más de cien años costumbres y usos que marcan los detalles en los que se iba conformando la vida del recién nacido (régimen de alimentación de la madre, cuarentena, estancia encerrada en casa, purificación, actividades del padre cerca de la madre…); pero el acto público primero es el del BAUTISMO, y para la preparación y realización de este acto había que tener en cuenta muchas variantes y no pocos elementos: reglas para la designación de los padrinos, desarrollo de la ceremonia religiosa, las celebraciones posteriores a la religiosa, los invitados, las obligaciones de padres y padrinos, la “roña” de los confites y monedas, el nombre del bautizado y su elección…
Estos son algunos datos referidos a Béjar o a sus pueblos limítrofes:
“En Béjar y los pueblos limítrofes es costumbre que el padrino de boda sea el padrino del primogénito (…) Los padrinos tienen que ir, al momento que sepan el alumbramiento, a ver al recién nacido y a dispensar cuantos favores necesiten los padres.
El día del bautizo, con el mejor traje que tienen, van a casa del niño y una vez que este está vestido y los convidados reunidos, marchan a la hora señalada a la iglesia; la madrina es la encargada de llevar al niño y, si es clase acomodada, una criada es la encargada de ello; en algunos pueblos esto lo hace la partera o comadrona…”.
En la encuesta se describen con detalle hasta los trajes del bautizado, ese traje que alguien llamaría más tarde de “acristianar”. Todo es rito y ceremonia, hasta la situación de cada invitado en la iglesia o el lugar del bautismo.
La brevedad del formato solo permite añadir un testimonio más; este tal vez más recordado y mantenido hasta tiempos recientes o incluso actuales. Es el del reparto de dulces o monedas por parte del padrino entre los niños, la llamada “roña”:
“En todos los bautizos que en Béjar se celebran, una vez que se ha terminado el acto y marcha el acompañamiento a casa, es seguido de una porción de muchachos y a veces hasta de adultos que piden roña y, voceando esta frase, se colocan frente a la casa y no tarda en salir a apaciguar la chusma uno de los parientes, o el padre o el padrino, el que tira algunas monedas; en algunos ha sucedido que han ido tirando dinero desde la iglesia; las monedas son de cinco o diez céntimos y rara vez, a no ser que sea muy rico, tiran de plata. En otras poblaciones, como en Salamanca, esto se llama cascajo y consiste en castañas, naranjas, manzanas, etc., y aunque el bullicio existe, no es tanto como en Béjar…”.
Otra vez dejo correr la imaginación y me sumerjo en las imágenes que aquí se sugieren, considero los cambios que se han producido, las causas y consecuencias de los mismos y me quedo con algunas conclusiones personales que silencio. Cada cual hará su trabajo.

Por cierto, ¿siguen existiendo bautizos en nuestras iglesias? Es pregunta semirretórica. Esto no hace más que abrir otra ventana y ahora mismo hace mucho calor en mi casa, que es diecinueve de julio y media tarde.

lunes, 18 de julio de 2016

HACE CIEN AÑOS (Usos y costumbres I)


En los primeros años del siglo veinte, el Ateneo de Madrid (venerable institución cultural donde las haya) elaboró y desarrolló una encuesta; a partir de ella realizó un trabajo de campo para conocer los principales usos y costumbres de los españoles en cuanto a los acontecimientos más importantes de la vida: nacimiento, bautizos, matrimonios, muerte…
En la provincia de Salamanca se generó numerosa información y en ella colaboraron personas de la talla intelectual de Maldonado, Unamuno y hasta don Pedro Dorado Montero. Leo con satisfacción una edición de la misma que data de los últimos años del pasado siglo.
Ha pasado, pues, un siglo largo y estos hechos, que constituyen la verdadera intrahistoria de las comunidades, se siguen sucediendo como hitos esenciales en el discurrir humano. Revisar y comparar las formas de llevarlos a la práctica resulta un hecho que trasciende cualquier imagen personal para convertirse en todo un tratado de sociología y de antropología.
Cualquier capítulo sirve y acaso sería bueno repasarlos todos. Aunque sea solo para sugerir lo que fue y lo que es. El NACIMIENTO, por ejemplo, incorpora toda una serie de apartados que propician el contexto en el que un ser llega a la vida: los medios para conseguir la fecundidad, las prácticas supersticiosas para conseguirla, las prácticas en el período de gestación, los antojos en la embarazada, los vaticinios acerca del sexo del futuro ser (niño o niña, forma del vientre de la madre…), las formas prácticas de alumbramiento (parteras, médicos, posturas…), objetos “virtuosos” que ayudan en el acontecimiento, el mal de ojo, régimen posterior al parto por parte de la parida, los primeros días del recién nacido…
Imaginar cada uno de estos apartados supone poner un espejo entre nosotros y nuestros antepasados; desmenuzarlos tal vez conlleve comprobar si realmente hemos cambiado mucho o nos movemos en las mismas costumbres y usos.
Uno tiende a suponer que un siglo no pasa en balde, pero también es consciente de que algunas supersticiones permanecen. ¿O no es verdad esto en el mundo de los antojos de la embarazada y las posibles señales en el niño nacido? Otros apartados parecen, sin embargo, haber pasado a dormir felizmente el sueño del olvido. ¿Qué pensaríamos si ahora se mantuviera todo lo relacionado con las parteras y con las posturas de la embarazada a la hora de dar a luz? Los avances médicos y la eliminación de prejuicios morales y religiosos nos han ayudado mucho, aunque tal vez algunos de estos prejuicios religiosos sigan en la habitación más oscura. Porque son las superestructuras las que siguen empujando en cada uno de nosotros demasiado y son esos poderes tan aparatosos los que han de ser sometidos por todos nosotros si queremos ser un poco más libres.
Esta era la respuesta que se daba en la zona de Béjar cuando se preguntaba por la asistencia al alumbramiento: “En casi todos los pueblos hay algunas mujeres, llamadas comadres, que tienen práctica y se las avisa para tales casos, se las agasaja y estas tienen la obligación de ir a vestir al niño y el día del bautizo ponerle los adornos en el traje y el día de salir a misa tienen que ir a misa con la madre y la madrina; se le da buena comida y una libra de chocolate. Cuando es necesario, también hacen este oficio los hombres, aunque no todos sirven para ello”.

El comentario y la comparación con la actualidad los dejo para cada uno.

domingo, 17 de julio de 2016

LA CURIOSIDAD


Siempre proclamé ante cualquiera que me quisiera escuchar que lo distintivo del ser humano es el sentimiento de curiosidad, la comezón de preguntarse el porqué de las cosas, de todas, de las más sencillas y de las más abstrusas. Y siempre he distinguido con el sello de la cultos y más humanos a aquellos que creo que desarrollan esta cualidad.
La curiosidad elaborada es propiedad del ser humano y es lo que lo ennoblece, lo que lo sitúa en un plano superior, en el que es capaz de gozar, de sufrir y de progresar, de ser humano en suma. Y digo elaborada porque es bueno que responda a criterios de razón y no a simples instintos, pues este nivel de curiosidad también lo posee cualquier otro ser animal.
Es esta una cualidad que se puede desarrollar a lo largo de toda la vida y que lleva al “curioso” a conocer algo mejor todo aquello que compone su mundo y su vida. La consecuencia es un conocimiento y una vivencia más densa y personal, más sujeta al dominio individual y mucho más participada.
Porque preguntarse el porqué de los sucesos y de las cosas es ya conocerlos un poco mejor. Las cosas pueden tener su esencia o no fuera de nosotros (esta es una disquisición ontológica que no cabe en treinta líneas, ni acaso en muchas más), pero con nuestras preguntas realmente las hacemos ser, las obligamos a presentarse en su existencia, a dejarse ver ante nosotros. Cuando preguntamos estamos tratando de descubrir aquellos aspectos y cualidades de las cosas que son las que nos interesan, las que abarcan nuestros sentidos y las que nos van a servir para dominarlas y para el intercambio con los demás seres. En realidad, preguntar por el porqué es, más que descubrir, actualizar, hacer presente, activar la conciencia de lo que me interesa de esas cosas, ponerlas a mi servicio, acotarlas en lo que yo puedo conocer de ellas a través de mis sentidos y de mi razón. De las cosas, más que conocer su esencia, me interesa conocer sus cualidades, aquellos aspectos que la “humanizan” y la hacen aprehensible.
Preguntar es tal vez más preguntar a las cosas que preguntar de las cosas, es establecer un diálogo directo con ellas. Es como si al poner en marcha nuestra curiosidad realmente ya partiéramos de algo conocido de manera global y lo que necesitáramos fuera el análisis para tener planos cortos de las partes o de las cualidades que conforman ese ser, esa cosa. Se diría que me interesa no tanto lo que es sino cómo es, de qué manera se puede presentar ante mí para que yo lo conozca y me apodere de ello. Esto implica que el ser tenga que ser en el tiempo y en el espacio, ahora y aquí.
Mis sentidos y mi razón no dan para más, aunque esto signifique reducir al ser a la existencia y a la presencia ante mí, y tal vez quede empequeñecido por tener que darle límite desde las carencias de mis capacidades.
Desarrollar la curiosidad posee varios planos. Desde el instintivo hasta el más sesudo. Cada cual se instalará  e irá pasando de uno a otro según sus esfuerzos, sus capacidades y el gustillo que le vaya cogiendo a la curiosidad y al producto que de ella se extrae.

Toda una invitación y un programa personal y colectivo. Habrá que pedir que se imponga en los programas educativos y en los programas de los partidos políticos. Y, sobre todo, en la conciencia de cada uno.

sábado, 16 de julio de 2016

CREACIÓN DEL HOMBRE

(De mi libro "METAMORFOSIS", 2004)

CREACIÓN DEL HOMBRE

LOS ECOS de los ecos de la tarde
anunciaban más ecos
desde la densidad  y el peso de la luz.
El cielo ya era cielo
y en las aguas navegaban los peces
en un rumbo acordado.
La tierra era cobijo de las fieras
y las aves giraban
brillantes redondeles en el cielo.

Para embridar los ecos de la tarde,
para sentir la transparencia de la luz,
para gustar del rumbo de las aves,
para templar la furia de las fieras,
era preciso que naciera el hombre,
faltaba todavía un ser más vivo,
sereno fedatario
de la intención de Caos.

La semilla divina
se quedó a convivir a ras de tierra
o, a imagen de los dioses,
que todo lo gobiernan,
-otra vez en lo arcano, sin remedio-
regurgitó del barro y de la lluvia
un ser de cara alta
mirando al cielo en posición erguida,
semidiós, seminada, semen agrio
de otras figuras altas como dioses
camino de los astros.

Tal vez allí estuviera tu mirada,
perdida con las luces,
cegada por los barros, alquilada
en el túnel del tiempo,
en posición de sueño,
de célula durmiente.
Al fin y al cabo, hombre,

espectador del tiempo y de la nada.

jueves, 14 de julio de 2016

ALGO MÁS QUE UN TRASLADO


Anotar que el tiempo pasa -que es lo que siempre pasa- y que nos va primero acompañando y después dejando en el olvido no me supone ningún descubrimiento: se trata de idea eje en mis pensamientos y en mis palabras. Cada cosa es muestra de ello, cada hecho diario lo confirma, cada acontecimiento, por nimio que sea, lo corrobora.
Hoy he acudido en ayuda de algunas personas para trasladar las pertenencias que quedaban desde la antigua sede del PSOE hasta la nueva. Eran ya varios los años que allí permanecían, en silencio y como si nadie se acordara de ellas. En las últimas semanas, tanto UGT como el PSOE han cedido al ayuntamiento sus sedes antiguas con la petición de que los dedique a actividades culturales o sociales. Hay que adecentar los locales y retirar lo que sea de cada uno.
Esto, que a casi nadie le interesará y que puede parecer un hecho intrascendente, encierra, no obstante, un cuaderno entero de recuerdos y de ideas. Y, mucho más, de actos y de personas que por allí pasaron durante cuarenta años: eran los locales de otra Casa del Pueblo, sucesora de la que había existido en el llamado cine Castilla.
La mañana y el peso de las cajas me hacían sudar, pero, sobre todo, a mi mente llegaban imágenes que llenaban horas de otros días y de otros años. Por allí habían pasado viejos socialistas de corazón y de convicción, y viejos socialistas más de nombre que de otra cosa. Muchos ya no siguen en el tiempo y de ellos solo queda el recuerdo. Ángel, Miguel, Pedro, Ramón, Lino, Cipri… muchísimos. Eran un poco una punta de lanza de la conciencia social en esta ciudad estrecha. Con errores notables y con aciertos e intenciones dignas de aplauso. En esta ciudad, ser socialista era -y yo creo que sigue siendo- alinearse en el bando de los más débiles, prestarse a decir que se vive en sociedad y que esta puede cambiar a mejor en muchos aspectos, afanarse en intentar ganar elecciones con este fin, ayudar en casi todo sin apenas pedir nada, y al menos señalarse públicamente en el sentido de no apuntarse a los que callan y hasta aplauden a los más favorecidos, como si esperaran alguna migaja de sus situaciones. No todos con las  mismas disposiciones ni con la misma altura de miras, por supuesto, que de todo hay, por desgracia; pero sí en su mayoría.
Recordé también mi paso por allí y algunas de mis intervenciones, siempre desde las ideas y un poco lejos de la práctica del día a día, y con la intención de animar a la gente; y siempre sin ninguna intención personal. Me empujaron una vez a una concejalía y terminé muy desanimado y cansado. Pero siempre sentí que se me escuchaba, aunque no se me hiciera caso en la práctica precisamente.
No importa ningún caso particular, lo que interesa es la imagen coral, la de tanta buena gente que, a lo largo de los años, se expresó, compartió y vio cómo la vida iba haciendo de las suyas.

Ojalá el ayuntamiento acoja también en esos locales el deseo de servir para que la gente se anime en la participación, se instruya y vuelque en la comunidad sus ilusiones y los deseos de bienestar común. Si así fuera, seguiría siendo a su manera otra Casa del Pueblo y no perdería su olorcillo social y progresista. Ojalá.

miércoles, 13 de julio de 2016

LOS DÍAS CONTADOS


LOS DÍAS CONTADOS

Los robles, los castaños, los rosales
tienen los días contados, y las rocas
serán polvo mojado y hecho nada.
Las mañanas ya no serán mañanas,
los crepúsculos no añorarán la noche.

Cuando la muerte llegue hasta mi puerta,
todo se hará ya olvido y en el cielo
no se verán los guiños ni los besos
que emiten las estrellas si se miran.

Dejar de ser anula la existencia
de todo lo que viven mis sentidos:
mis cenizas serán el resultado
de un soñado capítulo

en el oscuro libro del destino.

lunes, 11 de julio de 2016

LÍRICA, ÉPICA, DRAMÁTICA


Para la creación artística necesitamos -humildad, sencillez y evidencia obligan- a partir de algún elemento acerca del cual podamos decir algo. Cómo llegamos a él, de qué forma lo hacemos nuestro y lo aprehendemos, y en qué forma lo relacionamos con nosotros mismos o con los demás es el auténtico objeto de la creación.
Imaginemos la “tarde” como elemento que nos ha de servir como masa para la construcción de una imagen, un símbolo o todo un discurso narrativo. Lo primero será hacernos conscientes de su existencia, algo así como trazar los límites, marcar el territorio que abarca ese objeto, esa imagen o ese concepto. Nuestra primera visión seguramente será del todo y en forma mostrenca y gruesa. Nos serviría la imagen panorámica de nuestros ojos o la definición objetiva del diccionario.
Un creador no puede conformarse con eso. El siguiente impulso lo llevará a dividir la imagen o el concepto en partes autónomas, que han de servir para descubrir aspectos que, de otra manera, se nos quedarían en la oscuridad y el olvido. Sean, por ejemplo, los colores, la temperatura, las sombras que produce, la evocación de la noche, la luz que deja atrás, la serenidad que puede evocar… En este nivel, el creador ya se separa del resto de los usuarios de esta imagen y de esta realidad. Se demorará en aquellos aspectos que más le llamen la atención y hasta añadirá otros que, aparentemente, no pertenecen a la realidad pero son contiguas a ella, o contrarias, o subordinadas, o causales, o…
El tercer paso tiene que ver con la vuelta a la imagen total. En este momento ya la imagen general tiene un valor muy superior a la de la primera ocasión, es mucho más luminosa, más extensa y, sobre todo, mucho más intensa. La belleza o la fealdad de la misma se nos aparecerán como algo consustancial con la imagen. Ahora la “tarde” es ya otra “tarde” llena de potencia y de posibilidades. Imaginarla en este momento es sentirla otra más real y verdadera. Y este es oficio que puede realizar no solo el creador sino también el lector o el receptor de cualquier obra de arte. En ese momento se estará convirtiendo en coautor y creador también.
Porque esta imagen hay que ponerla entre el creador y el lector, y el lector tiene que ver la segunda “tarde”, no la primera: el creador ha despertado la segunda, no la primera y la ha puesto en circulación en su obra.
Tres son las formas que tradicionalmente se señalan para ello: la lírica, la épica y la dramática. En la primera, el creador muestra la imagen relacionada preferentemente consigo mismo, son sus connotaciones y sus elementos subrayados los que le interesan y los que potencian la imagen, es él mismo el presentador y el receptor esencial. En la forma épica, la imagen forma parte de un relato que se sitúa entre el creador y el lector; ambos participan en igualdad de condiciones y pueden ser “tocados” de la misma manera por ella y por su contexto. En la formulación dramática el creador parece que se desentendiera de ella, que se pusiera tras el telón y que dejara a la imagen directamente en relación directa con el espectador, esa otra forma de hacer de lector.
De esta manera, aquello que pudo empezar como una realidad neutra en el espacio y en el tiempo, e incluso como una parte indefinida más de la masa continua, se transforma en la creación en algo potenciado por el artista para conformar una realidad nueva y distinta, más veraz, más intensa y más participativa. Por el creador, por el lector o por ambos, según la implicación de cada cual y la forma en la que se integre y se presente la imagen.

“Tarde” extraída de la falta de dimensiones; “tarde” reconocida en sus partes y en sus potencias; nueva “tarde” más densa y deleitosa; “tarde” que me conmueve y me anima al pensamiento del paso del tiempo y de la vida; “tarde” en la que se sitúa una historia que me interesa y que nos interesa; y “tarde” que os  presento para que os interrogue y os provoque el pensamiento. Todas son tardes y todas son la tarde. Otra tarde distinta  más fecunda. Y tal vez algo más fresca que esta en la que escribo estas palabras. 

domingo, 10 de julio de 2016

RELIQUIAS


Ayer oía a una especie de visionario popular, venido arriba por obra –cómo no- de los medios de comunicación de masas, hablar de un pueblo que iba a celebrar no sé qué conmemoración santa de esas que llenan de indulgencias a todos los asistentes, a la par que ellos llenan de euros los establecimientos próximos al lugar. Se jactaba de que ese lugar era uno de los únicos cinco que en el mundo cristiano podía presumir de años santos y de reliquias sacrosantas.
Grave error, amigo. Tal vez no en lo de las indulgencias, pero sí en todo lo demás. Porque reliquias hay para dar y tomar en todas las esquinas, todo el ambiente está aromado del loor y del olor de santidad que los innumerables restos han dejado en el ambiente. Y las hay de todo tipo, grosor, medidas, tamaños y fórmulas: partes de cuerpos, hábitos de santos, barros y pezuñas, mandíbulas, manteles, frascos, espinas, mantos, cabezas, momias, pelos, uñas… De todo, que estamos que lo tiramos, en las segundas rebajas y a punto de reponer material y escaparates.
Las reliquias son como los asideros a los que arrimamos las manos como esperando que salgan de allí con otra electricidad. Mejor es no analizar la historia de muchas de ellas para que no nos vengamos abajo y mantengamos alguna ilusión tonta y de adormidera.
Pero sería bueno que lo hiciéramos con algo de tino y de medida. Por ejemplo, ¿cómo es posible que a santa Teresa la tengamos tan dividida por un sitio y por otro? Tenemos su corazón y un brazo en una iglesia; un poco bastante arrugado el corazón pero allí está, como buen ejemplo de donante de órganos. Un pie y la mandíbula se han ido a Roma, a la capital del dogma y de los repartos de milagros, que algo hay que agradecer. Otra mano se marchó hasta Lisboa, tal vez buscando mejor clima que en estas tierras de Castilla donde cuando no reina el hielo reina el fuego. Otro ojo y una mano se muestran en Ronda. El brazo en Alba… Y la mano siempre con el dictador Franco, como amuleto infalible. Hasta su entierro, según rezaba la canción, de la mano de don Pelayo, que apenas podía soportar ciertos olores que le llegaban a la nariz.

No estoy seguro de que a la andarina y fundadora le gustaran mucho este reparto y estas disputas. Y eso que al menos etas se basan en elementos casi reales; otras no tienen ni el más mínimo basamento histórico y solo sirven para alimentar simpleces y para dormir conciencias. Luego vienen los exvotos, las novenas, los triduos y las fiestas patronales de turno. Y así, entre cuento y cuento vamos dejando los días en el tiempo, y nos vamos adormeciendo. Tal vez porque despertar sea demasiado duro. Tal vez.

sábado, 9 de julio de 2016

A GOLPE DE INFIERNOS


A una mañana placentera por la Dehesa de Candelario, bajo un sol sin mácula, al arrullo del río incipiente, bajo la sombra abundosa de un hermoso roble y con la compañía de la charla y la buena mesa, le sucede una tarde calurosa y de lectura en casa. “Retrato del artista adolescente”, tal vez la obra más sencilla del irlandés James Joyce.
No anotaré nada de sus elementos literarios. Me sirve de pretexto para considerar un asunto de tradición histórica y de influencia nefasta en mil generaciones. Se trata de los llamados “Ejercicios espirituales”. Ya sé que en estos días apenas se estilan, pero échese la vista unos decenios atrás y obsérvese lo que aparece. Y, de ahí para atrás, toda la Historia igual. O peor. Y no hay que ser muy aventajado para observar que las consecuencias perviven.
El libro recoge las experiencias de un joven Stephen, que va descubriendo su realidad y atisbando su futuro. Copio unas líneas del libro. El ambiente es, como decía, el de los ejercicios espirituales, aquellos que se extendían por doquier y que dejaban en un pasmo a todo hijo de vecino para un año entero por lo menos. Se habla, por supuesto, del infierno: “Todos los sentidos de la carne sufren tortura y todas las facultades del alma al mismo tiempo. Los ojos, la impenetrable y absoluta oscuridad; la nariz, los pestilentes olores; el oído, los alaridos, bramidos e imprecaciones; el gusto, las materias corrompidas, el estiércol sofocante e indescriptible; el tacto, las punzadas de la candentes aguijadas y púas y los crueles lamidos de las lenguas de fuego. Y, a través de los múltiples tormentos de los sentidos, el alma inmortal se ve torturada eternamente en su íntima esencia entre leguas y leguas de llamas ardientes inflamadas en los abismos por la majestad ofendida del omnipotente Dios y alimentadas con una furia perdurable y cada vez más intensa por el soplo de la cólera de la divinidad”.
Uhhhh, qué miedo. Concédasele la libertad del contexto literario, apláquese el ánimo y tómese todo con un poco de calma, tómese una calmante de relajación… Qué más da. Todo resulta portentosamente ridículo. Lo peor de todo es que la realidad podía superar con frecuencia lo que aquí se adivina. Y así una hora, y otra, y otra…, hasta una semana en muchos casos. ¿Se puede uno asomar siquiera a imaginar alguna sesión de estas entre niños, jóvenes y gentes rurales de todo tipo? Qué barbaridad, qué horror, qué despropósito, cuánto mal causado a personas sencillas. Y menos sencillas. Y así toda la Historia, entre miedos, fuegos, eternidades, condenas, sustos, temores, pánicos, sobresaltos y desasosiegos…, fastidiando las capacidades humanas y la vitalidad de cada persona para enterrarlas en la tontería y en la irracionalidad.
¿Por qué se crean estas religiones del miedo y del temor? ¿Cui prodest? Desde luego, al poder establecido le viene que ni pintado, a la calma chicha y a la falta de acción personal, también. Como, además, los intérpretes de los textos son solo los que son y tienen el monopolio de los significados, pues, miel sobre hojuelas. Y así toda la Historia. Toda.

A medida que pasa el tiempo, hasta algunos de esos intérpretes eclesiales parecen querer limar en público estas aristas tan absolutamente inhumanas. Pero no saben cómo hacerlo: tal es el disparate, que la mente no sabe cómo hincarle el diente. Y ahora, modelar un dios de amor, y solo de amor, les resulta muy difícil. Yo no sé qué conceptos les roerán las conciencias. No lo deben de pasar precisamente muy bien. Por cierto, no sé si estos calores veraniegos no serán imagen de los del infierno. Lo parecen. 

jueves, 7 de julio de 2016

SINIESTRO, CRUEL, PAYASO


Trece años después de los crímenes, un amplio informe británico viene a confirmar lo que cualquier mente alfabetizada conocía: que la guerra de Irak fue una sarta de mentiras, un crimen organizado y una decisión que solo podía acarrear muerte y destrucción. Millones de personas se manifestaron en todo el mundo, también en España. Yo lo hice muy activamente en Béjar.
Uno de los comparsas impulsores fue el señor Aznar López, un Presidente de Gobierno SINIESTRO, CRUEL Y PAYASO. Quería ponerse en la Historia a costa de lo que fuera y lo consiguió en unos ratos hablando tejano con un alcohólico, fanático y casi analfabeto.
Pero no lo hizo él solo, su decisión fue aprobada entre aplausos y risas por todos los diputados del Partido Popular en el Parlamento. Lo vieron mis ojos y le dolió a mi corazón y a mi mente. Aplíquenseles los mismos adjetivos. Una muestra más del estilo, de la chulería y del matonismo de cierta forma de ver el mundo.
La guerra se hizo sobre todo por cuestiones económicas y, por esa razón, murieron centenares de miles de personas, se desencadenó una reacción religiosa y política de extremismos que sufrimos todavía y seguiremos sufriendo durante mucho tiempo, España padeció el peor atentado terrorista de la Historia, a Occidente le está costando la seguridad un ojo de la cara, y nada, absolutamente nada, es ahora mejor que antes de este crimen contra la humanidad.
Algunos de los actores piden, aunque sea con la boca pequeña, perdón, y no terminan por reconocer sus mentiras porque supongo que eso y tirarse inmediatamente desde lo alto de un puente tendría que ser lo mismo para su conciencia. Otros, entre ellos el SINIESTRO, CRUEL Y PAYASO, no suelta prenda, y sus allegados siguen jaleándolo sin rubor. Asco me dan todos, los actores, los consentidores y los aplaudidores, directos e indirectos.
Seguramente esto puede ser así porque no cuesta nada ni siquiera en términos sociales y políticos. Dan ganas de pensar, a la vista de los resultados, que no solo no cuesta sino que suma apoyos y adhesiones. A las pruebas me remito. Y eso desanima un montón y provoca o la huida hacia uno mismo, o la respuesta abrupta y poco amistosa.
El mismo día se anuncia la incoación de un expediente para multar a España desde la CEE por cuestiones deficitarias. Unos miles de millones de euros. Y es otro asunto lleno de mentiras y de trampas tanto desde el Gobierno de España como desde el de la CEE. Al menos esto es menos grave. Me parece a mí porque para la mayoría tal vez esto de que le rasquen el bolsillo le resulte más picante que los miles y miles de muertos. Si aplicamos la analogía…

No es buen día precisamente. No lo es.

miércoles, 6 de julio de 2016

SOY


SOY

Soy un rumor de tiempo y son mis venas
cual ríos subterráneos que me habitan
humedeciendo mis oscuridades,
dando vida a ese germen que se esfuerza
por encontrar la guija de la vida.

Soy una piel que mira los milagros
que el sol produce y que el espacio acoge,
y un proyecto fallido de mejora
de todo lo que siempre va conmigo.

Cuanto sé de la vida es que se acaba,
que la tarde declina y ya solo recibe
la limosna del sol que se hace sombra y noche.
Hoy solo pongo nombre a la tristeza,

desnudo como me hallo del don de la alegría.

martes, 5 de julio de 2016

¿QUÉ BÚSQUEDA ES LA CIERTA?


¿QUÉ BÚSQUEDA ES LA CIERTA?

Y si voy a buscarte
-para saberte más y así más darme-
¿cuál es la dirección que me conviene?
Me detengo en medir tus dimensiones
y están todas ya en ti.
Busco tus atributos
y no descubro nada que me enseñe
ninguna nueva cosa
que añada a las que juntas te definen.
No sé hacer más que frases analíticas
en las que me complazco, pero aspiro
a encontrar dimensiones novedosas,
síntesis que me ofrezcan extensiones
con las que me deslumbres
en sorprendente vista panorámica.

Para tu complacencia y mi consuelo,
debo reconocerte que mis ojos
se sacian simplemente con cualquiera
de tus incomparables atributos.
Así que, si algún día descubriera
la calidad de un símbolo perfecto
en el que toda tú te desvelaras
como otro ser entero y diferente,
haríamos día de fiesta. De momento
mis sentidos se sacian con la parte
que tú les quieras dar
.
¿Sabes lo que te digo?
Tal vez no sea posible ese desdoblamiento
y el molde sea un hermoso tabernáculo
en el que se contienen

ya todos los regalos que imaginarme pueda.

lunes, 4 de julio de 2016

POESÍA Y METAFÍSICA


Ni todo metafísico es poeta, ni todo poeta es metafísico (muchos creo que no llegan ni a físicos y solo se quedan en tabernarios de ginebra de garrafa).Pero tal vez hay algo que los aproxima y que los llama a formar compañía.
Hay filósofos que niegan a la metafísica el valor de ciencia y procuran alejarla de sus indagaciones y de su disciplina; se basan fundamentalmente en que, en su opinión, la razón tiene el alcance que tiene y no puede indagar más allá de los sentidos porque, entonces, no puede crear declaraciones  con significado racional y literal. En consecuencia, los mundos a los que aspiran solo se pueden regir por normas diferentes a las racionales.
A los poetas les sucede algo similar: en sus creaciones no respetan las reglas del razonamiento porque aspiran a crear un mundo diferente, un mundo en el que lo que cuenta es la emoción. Es en ese sentido en el que adquiere valor la creación, en el de ser capaz de crear un mundo distinto al de la experiencia real. Tampoco el poeta crea declaraciones con significado literal, sino literario, es decir, que obedecen a otras normas distintas, a aquellas que sirven para crear emoción, ideal al que todo se supedita.
Pero, a la vez, algo los distingue. Los metafísicos, a pesar de saltar por encima de la realidad de los sentidos, siguen aspirando a crear proposiciones lógicas y verdaderas, aunque en un mundo que traspasa la realidad y la literalidad del lenguaje. El poeta, en cambio, no aspira a la verdad sino a la emoción, es como si fuera transgresor consciente tanto en el campo de la forma como en el del contenido.
¿Qué hacemos con estos grupos de “chiflados” que se saltan a la torera las normas, aunque con distintas aspiraciones? Pues llamarlos a compañía y al intercambio de expresiones y de intereses. ¿Quién puede negar a un metafísico la belleza en la expresión, el uso de esos criterios formales distintos y el logro de crear emoción y belleza al lado de la reflexión, aunque sea acerca de aquello que traspasa la realidad y se instala en el territorio de lo desconocido desde los criterios racionales? ¿Y quién puede decir que el poeta no utiliza también con frecuencia declaraciones y expresiones con sentido literal, por más que su reglamento se apoye en otras normas distintas a las “normales”? ¿Y quién le puede negar que, además de la emoción, no deslice con toda consciencia reflexiones que aspiren a superar los criterios de verdad o de falsedad?
Voy a meterlos a ambos en la misma botella y agitaré el contenido; me dará un metafísico poeta y un poeta metafísico. Siempre que lo que se introduzca en la botella sea metafísica y poesía en estado natural y no sean falsificaciones o sustancias de garrafón, claro.

¿Y ahora qué haces? Deja ya la teoría y dedícate a la práctica, venga.

sábado, 2 de julio de 2016

PATRES, PATRONES, PADRINOS Y PADRINAZGOS


Ayer, san Simeón; hoy, san Urbano; mañana, santo Tomás. Así reza en mi calendario, y supongo que responde al santoral oficial. Cada día tiene un santo, cuando no una virgen o una cuadrilla entera de patronos.
Es que ya no caben en el santoral y, con frecuencia, tienen que disputarse el patronazgo del día, con división de oraciones según los fieles y con actos de adhesión según los devotos. Entramos en julio, en uno de los meses cargados de fiestas patronales por toda la geografía, o sea, en época en la que ejerce el patronazgo toda esta cantidad de protectores divinos, que andan  prestos a la atención de cada cual y que son algo así como los sustitutos de la divinidad absoluta, esa que -para qué nos vamos a engañar- no tiene tiempo para atender individualmente a cada uno de sus fieles y, por ello, delega en sus segundos espadas.
Claro que, también en esto del patronazgo existen categorías y jerarquizaciones. Donde esté una virgen que se quite un santo, y donde esté un apóstol que se ande con cuidado un obispo. Más difícil lo tienen las advocaciones de un mismo protector. ¿Qué puede hacer la advocación de una virgen frente a su rival cuando cada una protege a un equipo de fútbol, por ejemplo? A ver cómo se justifican las del equipo perdedor. ¿Y la de un pueblo con la del pueblo de al lado?
En todo caso, hay protector para cada uno y para cada caso. Mo hay más que pedir y esperar. No es nada nuevo este esquema. El mundo clásico poseía dioses para cualquier actividad, incluso para las más livianas y escondidas: hasta diosa de las cloacas poseían. A ver cómo iban a pasar los cristianos de los primeros siglos de tantos dioses a uno solo, sin intermediarios ni ministros que arreglaran por lo menos el día a día y el detalle. Por eso, a pesar de tratarse de una religión monoteísta y de dios único y universal, el menudeo anda dividido y delegado en tantas vírgenes y santos.
Y de vez en cuando la iglesia se desmelena y aumenta el catálogo, como si fuera uno de Ikea. Solo el papa Juan Pablo II ha beatificado y santificado  a más personas que todos los demás papas de la Historia. Como para no santificarlo a él también, que hay que ser agradecidos y uno más entre tantos no desentona nada.
A ver quién se queda sin patrono, sin esa fuerza oculta y misteriosa, que no se sabe dónde está, ni siquiera si está, pero que uno prefiere invocarla por si acaso cada vez que se acongoja  y no sabe cómo salir del atolladero. Siempre hay un por si acaso que queda en el aire y en el futuro. Después, si el asunto sale bien, al agradecimiento; si sale mal, el hágase tu voluntad de turno.
La cosa parece que tiene guasa (y debería tenerla en cantidad), pero es un hecho cierto y, sobre todo, es un hecho que encierra buena parte de las costumbres y de las acciones de la vida. Así de sencillos, de débiles y de pobres somos. En el verano, este asunto se manifiesta mejor que nunca: una mezcla de religión, de fiesta pagana y de confusión comunitaria.

¿Qué patronazgo invocarán hoy los manifestantes del orgullo gay? Y, por cierto, ¿por qué tanta gente se ve obligada a asistir a esta manifestación cada año y casi nadie acude a las manifestaciones obreras del 1º de mayo, por ejemplo?