martes, 28 de febrero de 2017

MÍO, MÍO, MÍO


Rubén, desde sus dos años y medio, predica el egoísmo más blanco e inocente; sus ojos y sus manos abarcan lo más cercano y le ponen coto y propiedad absoluta. Como si el mundo empezara y terminara en él mismo. Nada que no sea normal en esa edad primera y en esos contactos primerizos con la realidad.
Qué poco le va a durar esa sensación de propiedad privada y de dominio sobre lo que sus sentidos y su conciencia van a ir descubriendo. Miro a Rubén y veo a todos los niños, y, mientras los veo niños, veo también a todos los demás seres con esa ambición tonta de acaparar objetos y estimas para incorporarlos a su lista privada de bienes y servicios.
¿Por qué tantos afanes sobre la propiedad, sobre todo física y económica? La Historia, toda la Historia, no es otra cosa que una continua lucha por delimitar propiedades y por crear mecanismos de defensa de esa propiedad.
Me pregunto si esa propiedad, la propiedad en general, tiene límites o yo puedo hacerme dueño y señor hasta hacer lo que quiera con lo que se dice y digo que es mío. De nuevo sé que no es asunto para una página, pero un esbozo…
No soy yo, claro el primero que me cuestiono los límites de la propiedad: iluso sería; ahí está toda una larga lista de pensadores filósofos y pensadores en general que se lo han preguntado y que han rumiado seriamente acerca de su alcance y verdad. Y esto sí que resulta revolucionario porque pone en la picota todas las bases del sistema en el que vivimos y que casi nunca nos cuestionamos para su mejora o para su sustitución. A medida que se incremente la población, será inevitable que se analice y que se perfile de nuevo este concepto porque, si no, la convivencia resultará insoportable. Ya no es época en la que el reparto de tierra, por sobrante, era intrascendente; ahora luchamos literalmente por un palmo de terreno o por un objeto específico.
Algunas preguntas para pensar: ¿Es lo mismo propiedad que posesión o usufructo? ¿La propiedad -si es que fuera tal- se puede heredar indefinidamente? ¿Y la posesión y el usufructo? ¿Es la ley la aplicación práctica de lo justo y, en consecuencia, si la propiedad tiene límites o no es individual sino colectiva, debe someterse en sus artículos a la justicia y no a la defensa de la propiedad individualizada? ¿Se puede considerar la propiedad como derecho natural o es consecuencia de un derecho de propiedad suscrito por los más fuertes? ¿El esfuerzo y el trabajo personales pueden dar derecho a la propiedad individual? ¿Qué fortuna o conjunto de propiedades se ha creado con el esfuerzo individual y no colectivo: obreros, ayudas, mercado…? ¿Realmente el trabajo puede ser causa de apropiamiento y de propiedad sobre cualquier elemento natural, un prado, por ejemplo? ¿Se da igualdad de oportunidades en el trabajo y en el esfuerzo para conseguir una hipotética propiedad? ¿Si el trabajo fuera el acceso a la propiedad, no tendrían que ser ambos universales, lo cual parece imposible de todo punto? Cuando se deja de trabajar, por jubilación o muerte, ¿debe mantenerse la propiedad si ya no hay trabajo? Si hay otras posibilidades de acceder a la posible propiedad, ¿no se corre el peligro de terminar acumulando en una propiedad única y universal? ¿Es, por tanto, posible la propiedad? ¿La propiedad ayuda en algo a socializar al ser humano? ¿Cuál es el lugar de la moral en una sociedad en la que una de sus bases sea la propiedad? ¿En qué se diferencia la marca del territorio por parte de los animales de la defensa de la propiedad con policía y leyes por todas partes?

En fin, preguntas para el rincón de pensar. O para el desarrollo en mesa pública. Pero, claro, el mundo anda convulso porque en el Origud ese de los Oscar han cambiado unos sobres y nada menos que se han confundido en la concreción de un premio. Y claro…

lunes, 27 de febrero de 2017

SÍNTOMAS



SÍNTOMAS
Si el tiempo y el espacio son conceptos
que se vuelven difusos
y apenas se conjugan si no es en el olvido;
si pides el favor de la palabra
y esta no acude o lo hace perezosa,
sin fundamento claro y luz precisa;
si tus manos se vuelven indolentes
y no atinan con nada;
si te haces irritable y temeroso
con las cosas que son más naturales;
si te pierdes y dudas cuando cuentas
los cuentos y las cuentas;
si nada te motiva y apenas te concentras
ni en lo más importante;
si piensas que hubo un tiempo
en el que lo que fue pasó  y no ha vuelto;
si apenas si conoces a los otros
y todo es apatía, inercia y nebulosa…

Qué falta de certeza,
qué cruel desasimiento
no percibir las voces que a tu lado
gritan que te conocen y quisieran
dar calor a tus manos, pero advierten
que toda la distancia se hace eterna
y nada puede ya tender los puentes

entre dos mundos ciegos, solitarios.

jueves, 23 de febrero de 2017

UNA MUJER SE PINTA EN EL ESPEJO


UNA MUJER SE PINTA EN EL ESPEJO

Una mujer se pinta en el espejo,
pensando en que la noche será larga.
Las cejas recortadas, las pestañas
como un vuelo soñado en tinta negra;
resaltando los pómulos,
una capa de polvo sonrosado
que anula la conciencia
cuando arde la carne y se consume
la llama que precede a la condena;
para el arco carnoso de los labios,
un lápiz que resalta la llamada
hacia el húmedo fuego de la boca;
dos pendientes semejan dos faroles
en blando balanceo  y el flequillo
compone un eminente frontispicio;
por último, una gota de perfume
afirma y fortalece la timidez del cuello.

Después vendrán la noche y su aventura,
retornará el silencio
cuando vuelva triunfante o fracasada.
Y volverá al espejo y, lentamente,
despertará de nuevo su mirada
mientras ejerce el rito
de volver otra vez a ser quien era:
un grito silencioso en el espejo,

como un grafiti inútil en la pared pintado. 

miércoles, 22 de febrero de 2017

UNA SABIA DECISIÓN


    -Mejor te lo envío por mail. Procura que no se te olvide nada pues no puedo verte     hasta el aeropuerto y voy con el tiempo contado.
En efecto, a los pocos minutos apareció en la pantalla la señal. Doble clic y toda una lista de peticiones. El viaje era para una semana pero aquello parecía un catálogo de Ikea. Empezó a leer: champú normal y anticaspa, jabón para pelo graso, gafas de sol y lentillas para interiores, tinte para el pelo anticanas, peine, cepillo de dientes y dentífrico anticaries, pintalabios…
Resopló un poco, miró hacia el techo y templó ánimos. Porque sentía que se alteraba por momentos. Él estaba acostumbrado a salir de casa con lo puesto cada vez que tenía que desplazarse y procuraba solucionarse las necesidades al paso y según fueran apareciendo.
Volvió sobre la lista: cremas antiarrugas, pastillas para el sueño, tapones de oídos, tijeras, hilo, recetas, alguna aspirina y dos o tres pastillas de Valium, vitaminas y antilaxante…
La lista se hacía interminable y, con cada petición que iba sumando, sentía en su interior una quemazón que le alteraba y le hacía renegar del viaje.
Realizó un último esfuerzo: cremas para el sol de diversas intensidades, algún paracetamol, ah, y las medicinas para el colesterol, la tensión, y las aspirinas y cualquier quitamanchas…
No pudo más. Seleccionó todo el texto en la pantalla, pinchó la opción de borrar y pensó en defender que nunca había recibido la petición. Cuando llegó al aeropuerto, ya le esperaba con un bulto de mano y la cara sonriente. Enseguida le confesó que venía libre de equipaje porque no había llegado la petición que le había indicado por teléfono. Ella pensó en anular el viaje pues se encontró de pronto indefensa y como en soledad, sin todos los aderezos que siempre la acompañaban. Pero lo pensó mejor y subió al avión. Al fin y al cabo, el debía arreglárselas para sustituir a todo aquello que había quedado tan solo en un listado perdido en el espacio virtual.

Aquellas vacaciones fueron sin duda las más aprovechadas y las que más habían disfrutado. Ahora lo recordaban entre risas, mientras bebían un café tomando el sol en una placita recoleta, junto a sus nietos, que jugaban en la arena, distraídos y felices.   

martes, 21 de febrero de 2017

LA FILA Y LA FOTO


Leo y veo imágenes que muestran la nueva situación de Podemos en el Congreso. Por delante, Iglesias, y, a su lado, Irene Montero. Por detrás aparece la figura de Errejón, precisamente detrás de Irene Montero.
Siempre se dice que una imagen vale más que mil palabras. Es afirmación que no comparto pues sin la palabra no se elaboran ni el concepto ni la imagen, pero sea, porque sí resulta claro que identifica con un solo vistazo la nueva situación real en el reparto de poder. En el ejemplo creo que se suman otras variables personales que es mejor dejarlas donde el pudor domina. Sea solo un ejemplo que nos lleve a la categoría.
La imagen se repetirá hasta la saciedad en los medios de comunicación y la figura de los que aparecen en primera línea quedará a su manera favorecida y hasta santificada para el común de los mortales. Ese plus lo tendrán ganado ya para cualquier situación y para cualquier contienda, sea de ideas o sea de cargos.
No sucede solo en este partido, por supuesto, sino en todos los demás. Pero es que lo grave es que se repite en cualquier otra situación. Cuando veamos a un grupo de diputados de un partido, siempre irá delante aquel que ostente un cargo superior; los demás irán ordenados según su categoría formal y nadie se saltará el orden ni por casualidad. Lo mismo ocurrirá si esas personas acuden a cualquier ciudad o simplemente se reúnen para comer.
Qué barbaridad, qué muestra de sumisión, que degradación, qué falta de personalidad, qué borregismo, qué manera de pastar y de seguir al guía, qué animalización, qué… ¡Pero qué tendrán que ver los cargos con una fila india y graduada siempre!
Conozco a una representante femenina de mi ciudad que termina por resultarme antipática y rechazable (seamos compasivos) ya casi de manera instintiva precisamente por esa lucha por ponerse siempre en primer plano y en el foco de la foto. Cada vez que hay una reunión o una comunicación aparece indefectiblemente en la cabecera y en el primer plano. Y buen rendimiento personal que le sabe sacar la susodicha, aunque para ello tenga a un montón de gente de uñas cada vez que la ve, que es siempre, con las consecuencias que eso ha tenido y tiene. No necesito dar más detalles.

Con estos gestos, la política de partido termina por ser una secta y se convierte casi en un rito en el que cada oficiante tiene un puesto determinado y la procesión siempre cumple el rito de la misma forma. Por desgracia, las formas suelen luego indicar la misma sumisión a las ideas y a las prácticas de cada día. Y esto, si cabe, es más grave todavía. Pero lo otro también porque es la forma, lo que se enseña, lo que sirve de presentación ante los demás, lo que se vende en esta vida de mercaderes y de imágenes. Cachis.  

lunes, 20 de febrero de 2017

MORIR


MORIR

Morir cuando ya sabes que la muerte
sucede como voz de la costumbre;
morir después de un súbito contraste
de un momento de luz y otro de noche;
morir en una guerra salpicado
de balas y de sangre que se encuentran;
morir después de un largo enfrentamiento
con el dolor que mata al cuerpo enfermo;
morir  con la fe a cuestas y a la espera
de una vida mejor y verdadera;
morir con la certeza de que todo
se diluye y se acaba con la muerte;
morir de amor, morir de desamor
para negarte a ti viviendo en otro;
morir solo y morir acompañado,
que es otra soledad más evidente;
morir en plenitud y en abandono,
en sosiego y en manos del olvido…

Vivir para morir, qué desamparo;
     morir para vivir, qué desatino

viernes, 17 de febrero de 2017

POR SER VOS QUIEN SOIS


Imposible casi sustraerse a dejar un breve comentario acerca de las noticias que llegan de la sentencia del juicio NOOS en el que se sentaban en el banquillo una infanta de España y su marido. El asunto, como todos, ofrece muchísimas variables y flaco favor se le haría a la verdad despachándolo con un sí o un no rotundos. Los especialistas en derecho aclararán los datos técnicos y seguramente diferirán en sus opiniones, pero han de ser los referentes.
Hay, sin embargo, datos y ventanas que las puede abrir cualquiera que no sea especialista y que aspire simplemente al sentido común. A él me acojo. Solo anotaré algún apunte.
No está de más que recordemos que el espíritu de la ley es el de aspirar a la reinserción, no a la venganza ni al castigo. Es más, hay corrientes jurídicas que niegan el valor de las penas en cárceles. A mí tampoco me apetece que nadie se vea privado de la libertad, y comulgo con la idea de la reinserción como último fin de todo. Pero, ¿quién me asegura a mí que estos señores no empezarán mañana mismo a intentar lucrarse con el tráfico de influencias “por ser vos quien sois”? Porque, en este caso la reinserción debería ir por ahí, no por el peligro de asesinar ni violar en la calle. ¡Pero si el sistema social no hace otra cosa que incitarlos a ello!
La realidad enseña que las sentencias recurridas se rebajan en más ocasiones que aquellas en las que se incrementan. El recorrido todavía no está completo y no me extrañaría que el marido de la infanta, con esas posibles rebajas, no entrara en prisión.
Hay elementos sociológicos que sí son mejor entendidos por la comunidad, sobre todo los comparativos. ¿En circunstancias similares se ha condenado con la misma pena? No parece. Alguien lo tendría que explicar porque el desánimo que produce la falta de analogía es muy grande. Nadie se puede extrañar demasiado si después se habla de justicia según castas y según riqueza y pobreza.
Y, para mí, el aspecto más importante, de mayor alcance y del que casi nadie habla. Me manifesté cuando el escándalo empezaba. No he cambiado de opinión. Mucho más que una persona infrinja la ley, de manera grave o leve, me preocupa el contexto en el que los hechos se hayan producido, porque en el contexto estamos todos y sus costumbres nos afectan a todos. Poco me inquieta que el señor Urdangarín sea un chorizo o que la infanta sea una defraudadora y, a la vista de la sentencia, una imbécil mental y un florero, pues no se enteraba ni de la fecha en la que vivía -¿Cuánto le pagaba la Caixa por su analfabetismo? ¿No tienen nada que decir ni los sindicatos, ni el comité de empresa ni ninguna organización feminista?-; al fin y al cabo son individuos aislados. Me interesa mucho más, muchísimo más, describir y analizar qué sociedad era -y es- la que no solo permitía sino que aplaudía y fomentaba que estas personas, “por ser vos quien sois”, tuvieran siempre las puertas abiertas, se les rieran todas las gracias, se les aplaudiera cualquier gesto o cualquier presencia, y, si no les pedían en directo relaciones sexuales, sería de milagro. Y esto no solo lo hacían los dirigentes sociales; si lo hacían era porque detrás existía y existe toda una legión de ciudadanos (no me atrevo a poner calificativos) que propician que esto se produzca. Esta es, en mi opinión, la principal raíz de los males. Y, mientras no se ataque esta escala de valores, los hechos se volverán a repetir, en este o en otro formato, pero volverán a dejarse ver. Al tiempo.

Como guinda del pastel, a la infanta le tienen que devolver no sé cuánto dinero. Como para devolver, pero de asco.

jueves, 16 de febrero de 2017

PROPONER, ARGUMENTAR, APROBAR


El Principio sirve para cualquier nivel, aunque he de reconocer que son dos los acontecimientos que me sugieren esta reflexión: las actuaciones de Trump en EEUU y la forma de gobernar que en esta ciudad estrecha en la que vivo desarrolla el PP.
Los sistemas democráticos se basan en la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones; unas veces lo hacen de manera directa y otras de manera representativa, a través de los partidos políticos. Algún nuevo partido basa buena parte de su éxito en el intento de dar mayor participación a sus afiliados y a sus simpatizantes; y parece que nos le va mal: no sé si, al menos en esto, todos podíamos aprender algo.
Pero vayamos a lo que ahora nos interesa. Sea de una forma o de otra, lo que indica en abecé de este régimen democrático es que, gane quien gane una contienda electoral, el desarrollo de la práctica política debe basarse en la presentación de iniciativas legales, en su discusión pública y contrastada, y en la votación final que desemboca en la aprobación de las mismas. Gobernar a base de impulsos y de lo que traiga el sol cada mañana ya supone subvertir el proceso democrático; no argumentar y contrastar en público es hurtar el valor de la razón y eliminar las razones tanto del equipo de gobierno como de los demás representantes públicos; la tercera parte, la votación, no es más que la consecuencia lógica de las dos primeras.
Tengo la impresión de que, en los dos ejemplos que he citado al comienzo y que me dan pie para esta breve reflexión, se falla casi en las tres partes. Desde luego, se hace en las dos últimas, y, fundamentalmente, en la segunda. Y, por desgracia, me parece que esta actitud responde a una concepción equivocada de ese régimen que llamamos democracia. Según esa concepción, se operaría de la siguiente manera:
a)      Es así que he ganado yo las elecciones, entonces el que manda y gobierna soy yo y todo lo demás sobra.
b)      Como lo demás sobra, no veo la necesidad de presentar iniciativas y mucho menos de discutirlas públicamente para intentar corregirlas, mejorarlas o dejarlas como están.
c)      Las votaciones, si se hacen, solo sirven para visibilizar mi superioridad, mi mayoría y mi mando.
Es, como se ve, una concepción estrecha y torticera de la participación y de la democracia. Faltaría una cuarta parte que viene a demostrar que, si no soy yo el que ha ganado, lo que hago es desinteresarme de todo (ahora no soy el jefe) y solo me esfuerzo en procurar derribar al contrario para volver a ser el jefe y reanudar el círculo vicioso.
Si fuera esencialmente verdad este breve esquema que planteo, desgraciadamente nos hallaríamos en una comunidad con baja participación, con esquemas de ordeno y mando y con zancadillas continuas porque lo que realmente importa es hacer tropezar no tanto las ideas (estas poco importan) como las personas. Y así…

Ahora solo hace falta aplicarse en descubrir qué tendencias políticas son las que practican esta reducción mental y comunitaria. Parece que los ejemplos citados apuntan ambos en la misma dirección. Que cada uno siga tirando del hilo de la razón y del sentido común y que actúe en consecuencia. Porque las cosas están como están porque los ciudadanos lo quieren. Y cada cual sabrá por qué.  

miércoles, 15 de febrero de 2017

HE VUELTO A LA CARICIA DEL ALMENDRO


He vuelto a la caricia del almendro. Tengo cita anual y no suelo perderla. Acaso este año me he retrasado un poco, pero al fin he acudido. Y me estaba esperando, como siempre.
Parque de la Corredera. Calleja Gibraherrero, de viejas y brumosas referencias. La regadera, con más caudal y brío que otras veces: son las lluvias que marchan cantarinas camino de la mar y el horizonte. Algún perro que va y viene al compás de sus impulsos. Cualquier pájaro alegre y distraído que anima con sus cantos la mañana. Castaños del Paseo de la Fabril, con yemas aún dormidas en las venas de los escuetos árboles (pronto será su turno)…
Allí, enfrente, en ventana de piedra y en pared vertical, me saluda la incipiente floración del almendro. Aún anda legañosa y aturdida con los primeros vagidos. Apenas si asoman las primeras flores y apuntan temerosas nuevas yemas. Con el sol vendrán más pues llega con su luz a despertarlas, a infundirles el ritmo de la vida, a confirmar su oficio de heraldos primerizos de pronta primavera. No tardarán en atreverse y en perder el pudor para vestirse de hermoso colorido. Y, cuando estén de fiesta ya continua, se harán fragancia toda, y semen vegetal que cubrirá la tierra en cópula feliz y germinal. Y animarán a todos que viven en el sueño a despertar alegres y a vivir con la luz y con el agua.
Yo me marché con ella, con la flor primigenia del almendro, hasta otras tardes de lejanos años, en los que yo vivía cada instante cerca de su presencia. Y recordé, como hago cada año, la presencia sagrada de los que compartían conmigo todo el tiempo, hoy tierra, como tú, flor del almendro, ya hoy también nueva flor en el recuerdo.

El almendro despierta, lenta y gozosamente, a la vida, a la conciencia exacta de la naturaleza. Tal vez también nosotros debamos despertar nuestra conciencia, que es latido también de lo que existe, nace, vive y camina hacia un destino incierto. 

martes, 14 de febrero de 2017

CARA B


CARA B

Andaban por las calles dando voces,
cogidos de la mano y proclamando
la fuerza que regalan los derechos,
gritando libertad por todas partes,
manifestando a golpe de pancarta
su oposición a toda esclavitud.

La gente los miraba compasiva
mientras rumiaba lenta estas palabras:
“Cualquier esclavitud es más liviana

que el yugo placentero del amor”.

lunes, 13 de febrero de 2017

PATRIA (F, ARAMBURU): "NO SE DIJERON NADA"


“Miren se acercaba caminando con pasos dominicales, despreocupados, a la sombra de los tilos y esa me está mirando, pero va lista si cree que voy a apartarme. Avanzaban en línea recta la una hacia la otra. Y la numerosa gente que estaba en la plaza se percató. Los niños, no. Los niños siguieron correteando y dando voces. Entre los adultos se formó un rápido ovillo de bisbiseos. Mira, mira. Tan amigas que fueron.
El encuentro se produjo a la altura del quiosco de música. Fue un abrazo breve. Las dos se miraron un instante a los ojos antes de separarse. ¿Se dijeron algo? Nada. No se dijeron nada”.
Estas son las últimas palabras de la novela “Patria”, de Fernando Aramburu.
Doy cuenta de pocas de mis lecturas, que siguen siendo continuas, pero hoy no me resisto. En sus 646 páginas, se ofrece un panorama de la sociedad vasca en la época de los asesinatos de ETA. La mujeres que se encuentran, se abrazan pero no se dicen nada son Miren, madre de un asesino etarra, y Bittori, esposa de un asesinado por la banda. Tal vez la palabra panorama sea demasiado pretenciosa pues lo que sucedió -y en parte, ay, sigue sucediendo- tiene que responder a numerosos factores y acaso alguno no se vea del todo reflejado en la novela. En todo caso, es una bajada a la tierra, un vestirse de soldado raso para contar la guerra desde la realidad de las trincheras. Porque en el conflicto sufren primero los asesinados, pero también todos los familiares, y los conocidos, y los que viven cerca, y los que viven lejos…, y supongo que terminarán sufriendo hasta los asesinos. Todo el mundo termina implicado en un conflicto que pesa y pesará durante mucho tiempo en los que lo idearon a través de la violencia y del gatillo como forma y medio para conseguir un objetivo.
Es posible que la visión del conflicto no sea la misma desde otras geografías, es posible. Pero en este caso el que lo relata pertenece a la misma tierra en la que han ardido las hogueras, los odios, las ilusiones, las brumas, los ensimismamientos y las entregas incondicionales a objetivos sin definir y, desde luego, sin racionalizar.
Me cuesta pronunciarme desde lejos, pero todo lo que me llega del conflicto en Euskadi, desde hace muchos años, me deja una imagen de aquellas tierras brumosa, perdida en las sacristías, elemental, casi -perdón- cavernaria, instintiva e inmediata, de gente buena pero ensimismada y al margen del espacio y del tiempo. No puede ser. Tengo que estar equivocado. Porque también me refleja el espejo la imagen de una gente con muy buen fondo y que termina venciéndose a la ayuda y a la colectividad. ¿Por qué desde esa tosquedad y desde ese primitivismo instintivo? Siento mucha pena y mucha desazón, pero también un distanciamiento que no me empuja casi ni a la compasión. ¿En nombre de qué tantos asesinatos y tantos muertos? ¿Pero qué tipo de gente se entregaba y se inmolaba en la banda asesina? Pero si muchos no resisten ni una criba intelectual mínima, ni por edad ni por formación; solo matar y matar en nombre de una patria. ¿Qué es eso de la patria? ¿Dónde el padre de todos? Qué nivel tan instintivo, tan provinciano, tan aldeano, tan…
Y no hay arreglo sin el silencio y sin el perdón. Y no hay perdón sin el reconocimiento de los errores, diversos pero nunca equidistantes. Tal vez por eso, en un guiño optimista, las dos mujeres, amigas y antagonistas, se acercan, se abrazan, se miran, pero se marchan sin decirse nada. ¿Tendrá arreglo el conflicto? Porque el conflicto, aunque sin muertos físicos, sigue activo. ¿Cuántos años de silencio se necesitarán para que la catarsis, si es que se produce, consiga frutos duraderos?
El espejo aún no me devuelve sensaciones del todo positivas.

N.B. No he escrito ni una consideración literaria acerca de la novela. Espacio manda. Pero anotaré como valor principal para mí el flashback continuo que usa el autor y que le permite incluir en la novela cualquier punto de vista personal y literario, las más diversas técnicas y una continua ida y venida en los hechos reales y en el recuerdo de los mismos. Para otra vez será.

viernes, 10 de febrero de 2017

PASEOS: LA CENTENA


Levanta la persiana y mira. La luz ya te saluda como signo de vida que también se levanta y se renueva. Hay un primer rayo de sol que se asoma gozoso entre las nubes. Los Picos de Valdesangil se alegran  y se visten para el día. Ha llovido en la noche y una parte del agua se ha quedado para vestir con una fina capa blanca parte de las laderas de la sierra. El calendario indica que es febrero, en la cota día diez.
Pues, si la luz se anima, anímate también y ponte favorable para todo, para todo lo que un nuevo día ha de ofrecerte, y di un sí muy rotundo a lo más favorable y a lo que se te ponga más esquivo; estate para todo lo que existe, para lo que es y hoy se decide a estar cerca de ti y a rozarte con sus bondades y con sus garras afiladas. Al fin y al cabo, es un nuevo regalo que te ofrecen y tienes que mostrarte agradecido.
Sal alegre a la calle. ¿No ves? Casi no hay nadie en las aceras y el frío de la noche permanece. El parque de la Corredera sigue enseñando en pie a los centinelas que, desnudos, se estiran en sus ramas hasta el cielo. Solo algunas personas se apresuran hacia sus ocupaciones. Has bordeado el parque y te despides para quedarte solo y en silencio, camino del Regajo. Anda, apresura el paso y no tengas cuidado. El acerón a ratos está helado. No importa, es cuesta arriba. Peor lo tienen los coches, que bajan alocados por las prisas. No te enfades con ellos: tal vez el sueño ha retenido a sus conductores en el calorcillo tibio de las sábanas.
Hoy apenas hay nadie. Otros días te cruzas con los madrugadores que suben y que bajan por ese camino ancho que es de todos. Qué hermosa es la mañana y cómo te complaces al gozarla respirando al compás y al ritmo de tus pasos: un, dos, tres, cuatro (inspiración); un, dos, tres, cuatro (espiración). El cuerpo va tomando su ritmo y su cadencia. Y, mientras, tú te dejas llevar hacia otros sitios. Y ves el horizonte, y acotas los espacios, y piensas en los tuyos, que son todos, pero unos más que otros, y das vueltas al mundo… Y respiras, y ves, y miras, y ahora sientes… Y todo lo agradeces.
Apenas sin notarlo -ha de ser la costumbre tu mejor aliada- has llegado a la Fuente del Lobo, esa que cada día te presta la frescura de un buen trago de agua, que te acerca rumores en las fauces del lobo, que siempre te recuerda que hay canales y venas escondidos más allá de los ojos. Allí reposas solo lo que pide darle gracias al agua y a la fuente.
De pronto, ¡qué sorpresa! ¿Los ves? Están ahí mismo, no más de veinte metros. Son dos ciervos que cruzan el camino, se paran un momento, como para anunciarte su presencia, y siguen tan gallardos monte arriba, hasta perderse al fin entre castaños. Y, por si fuera poco, el misterio se cubre con manto de niebla y con suelo de gotas de nieve. Y tú en medio de todo, contemplándolo todo, respirando, mirando, sorprendiéndote, contento y silencioso. Apenas canta un pájaro que yo no sé si anuncia primavera o también lo que grita es la sorpresa de ese cuadro de sombra, nieve, niebla, agua, camino…, y ciervos alegrando la mañana.
Pero vamos, que hay que seguir la senda. El camino se estrecha y cruza regatillos, con escaso caudal pero bien fríos y blancos. El campo, nuestro campo, sigue pidiendo agua. Estamos en invierno y aún hay tiempo. ¿Te sigues contemplando en medio de la niebla, solitario, todo naturaleza y en medio del olvido de todo lo que late allá más lejos? Pues déjate llevar y siente y anda, camina sin agobios y mira hacia los cielos, también hacia los suelos. Baja con precaución y mira las mimosas que empiezan a apuntar en la Centena, con esos amarillos que pronto serán oro.
Ahora el sol ha ganado a la neblina y luce sin pudor frente a las ramas que guaran el camino. ¿No ves cómo brillan las gotas de lluvia que han quedado dormidas asidas a los tallos y a las ramas? Cada una es un destello que multiplica la luz y es como si el cielo con sus estrellas hubiera bajado hasta los suelos a jugar un buen rato.
Y buscas los recodos, algunos más sombríos, y te asomas a tenues atalayas que te enseñan la silueta desnuda de la ciudad enfrente. Pero tú sigues solo y quieres seguir solo en el camino, sin saber con certeza para qué.
Desde Santa Ana divisas aun mejor lo que allá enfrente también forma la vida y la consume con un latido débil. Miras, piensas y sueñas con un latido fuerte y optimista que sea muestra de empuje, de vida verdadera.
Y con tu paso gris y acompasado te internas en las calles, en los ruidos, en ese otro latido de la vida que puebla sin descanso las aceras.

Compras el pan y vuelves a tu casa. Anda, dúchate y desayuna. Te aguarda la lectura y estas pocas palabras que compones como si fueran foto de un paseo que te aguarda feliz cada mañana. 

jueves, 9 de febrero de 2017

DEL BESO AL COLMILLO


Me presta el título esta frase que le oí a un comentarista, con el que casi nunca estoy de acuerdo, ayer mismo. La refería, y la refiero, a la formación política PODEMOS y a la evolución negativa que se ha producido en la relación entre sus dos máximos representantes.
Confieso una vez más que me interesa la res publica aunque no a la manera de los medios de comunicación. Este es un cuaderno de reflexión y de creación y no de noticias. Pero este es un partido político que dijo recoger las aspiraciones del 15M y afirmaba defender otra forma de actuar en la que lo que importaba eran las ideas y no las personas.
Pues, aunque los medios de comunicación solo hacen negocio con el morbo de reducirlo todo a personas y a vencedores y vencidos; y, por más que sí se diluciden en las controversias de PODEMOS modelos e ideas, no parece menos cierto que también se juegan personalismos, cuotas de poder y mandos y más mandos.
Aplaudí en su momento la ráfaga de aire fresco que a mí también me parecía que venían a traer a la vida pública española, y sobre ello reflexioné y escribí. En su corto recorrido, no obstante, he sentido cierto recelo por la manera de manifestarse su máximo representante, Pablo Iglesias; incluso me he dado por aludido y hasta insultado por ese desprecio generalizado hacia todos los demás partidos, también los de la izquierda, en los que pienso que hay personas muy valiosas y de muy buena voluntad. Es más, lo creo hasta en la derecha.
Ese desprecio tan universal ahora parece que se vuelve un poco contra ellos, incluso en dosis venenosas. El asunto plantea muchas variables y posibilidades para reflexionar.

No querría ser yo quien descalificara de manera general lo que ahora pasa en PODEMOS: sería injusto y poco honrado por mi parte. Creo que siguen ofreciendo fórmulas, en los contenidos y en las formas, que son regeneradoras y que anuncian más próxima la justicia social. Pero no creo que nada se pueda presentar desde la prepotencia ni desde la descalificación total a organizaciones, con fallos evidentes, pero que llevan luchando por los mismos objetivos muchos, muchísimos años, y en condiciones que estos muchachitos, con perdón, casi ni se imaginan. Un poco más de sencillez: “Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala” nos aconsejaría un personaje del Quijote. Yo, humildemente, también se la pido a los que vienen descubriendo mediterráneos y ahora se dan cuenta de que ya las playas estaban llenas de bañistas. La mayor fortaleza no suele estar en la seguridad absoluta, sino en la duda razonada y en la proposición integradora, en el abrazo y no en el desprecio. Así que sentido común y buena voluntad, que lo demás se os dará por añadidura. Y vuelta al beso, que resulta más placentero. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

ADAGIO NOCTURNO



ADAGIO NOCTURNO

La música en sus notas deja un eco
de noche amena y calma. Hay un silencio
que suena a soledad en armonía.
En lo más alejado de la casa,
unas manos teclean dulcemente
las notas que hay dormidas en el fondo
de una sencilla y blanca partitura.

Es perfección tan solo el escucharlas
mientras gira la noche y se adormece
más allá de la luz de la ventana.

También yo, pensativo, me adormezco
en brazos compasivos de la vida,
que es hermosa por serlo

y por dejar oír su melodía.

martes, 7 de febrero de 2017

DECÍAMOS AYER


El caso es que ayer mismo imaginaba a Sócrates al lado de la virtud y de la justicia y con el dilema de moverse en el territorio de la ley o fuera de ella. Él entendió que era un mal menor actuar dentro del marco legal, por más que no estuviera de acuerdo con los preceptos y mucho menos, para su caso, con las acusaciones interesadas y malévolas que contra él se habían presentado.
Es la última y gran prestación al pensamiento por parte del filósofo. Y confieso que no lo tengo tan claro como él. No obstante, su ejemplo personal me seduce y me llena de admiración. Porque la acusación contra él estaba manifiestamente manipulada y respondía a venganzas y a intereses sucios; podía haber elegido el destierro en lugar de la muerte; incluso podría haber intentado la huida para no obedecer condenas injustas. Pero sus principios y la existencia de un código general de convivencia lo mantuvieron sereno y aceptando la condena. De ahí tal vez la fuerza y la serenidad, la calma y el sosiego, los ánimos a los desanimados…, y la enseñanza general para todos nosotros.
En términos algo mostrencos y simplificados, nos enseña que, si queremos mejorar algo y la ley lo impide, cambiemos el marco legal y actuemos en él, porque ese marco de referencia general nos salva o nos condena a todos.
Difícil esta enseñanza, sobre todo para los más débiles física y mentalmente; y mucho más si el régimen de convivencia no permite la participación general y efectiva en igualdad de condiciones. Por otra parte, dolorosa es la confrontación entre las verdades personales y las que están escritas en los preceptos cuando no coinciden ni se aproximan. Entonces -¡tantas veces!- surgen las dudas, las preguntas; y solo las conciencias más dotadas buscan y encuentran escapatorias para dar satisfacción a la vez a los preceptos legales y a los preceptos de la conciencia personal, al sometimiento a la ley pero a la no renuncia de la verdad y de la justicia.
Entonces Sócrates, a la vista de su actitud frente a las leyes y ante la condena, ¿fue un acomodaticio o un revolucionario?  Su sabiduría y su madurez, su templanza y su dominio de la situación, parecen dar razones para ambas conclusiones.

El oráculo había dictaminado que Sócrates era el más sabio de los hombres. Tal vez por su consciencia de que solo sabía que no sabía nada.

lunes, 6 de febrero de 2017

EN LA MUERTE DE SÓCRATES


EN LA MUERTE DE SÓCRATES

Condenado a la muerte, viejo Sócrates,
-el más sabio de todos los mortales
en palabras sagradas del oráculo-,
te contemplo tomando la cicuta,
dando aliento final a tus discípulos,
alegando que no es recomendable
practicar la virtud y la justicia
tan solo en el calor de la palabra.
(Hay que dar testimonio, les dijiste,
también cuando la duda nos alcanza).

Por delante, te hicieron acusado
de no reconocer los viejos dioses
que reinaban en Grecia,
de corrupción de jóvenes
con el vasto poder de tu palabra.

Un tranquilo paseo,
un último consejo,
la densa pesadez desde las piernas,
el olvido del peso de los brazos,
la rigidez y el frío en todo el cuerpo,
y ese guiño final de deuda y gallo:
pasos hacia la muerte simplemente.

¿Hacia la muerte? No, pues otra vida
más amplia y victoriosa te esperaba,
la de seguir prendiendo el dulce fuego
que ensaya la verdad mientras se quema
y anuncia la respuesta en las preguntas

que nunca se conjugan verdaderas.  

sábado, 4 de febrero de 2017

FRONTERAS


Casi toda la historia escrita, esa que nos transmiten en los índices y que nos aprendemos para un examen, está llena de fuertes y fronteras, de empalizadas y de conquistas, de expansiones y de derrotas. No parece sencillo cambiar la tendencia a la vista de lo que sucede en nuestros días. Es verdad que se circula con más fluidez por todas partes y que, entre las manías más extendidas, está la de ver y ver lugares y paisajes, aunque no conozcamos ni sepamos gozar de los que tenemos más cerca. Sobre todo circulan los capitales, más que las personas, pues todavía seguimos empeñados en poner barreras y muros, paredes y alambradas por demasiadas partes, como guardando los privilegios propios y separando de nosotros al vecino.

Es lo que vemos en EE UU con Méjico, lo que sucede en Oriente Medio, lo que pasa en Ucrania, lo que ha ocurrido hace nada en los Balcanes, lo que pasa cada día en Asia y en África. Qué empeño en resguardarnos tras la empalizada, con miedo a los demás y con la vista puesta solo en nosotros mismos.

No mejora demasiado el panorama si acotamos el mapa y lo dejamos más cerca de nosotros. ¿Qué otra cosa, si no, son los nacionalismos, de primera, de segunda o de tercera? ¿Y los provincianismos? ¿Y las luchas aldeanas de Villatripas de Arriba contra Villatripas de Abajo? ¿Y los de un barrio contra los de otro?

Conviene no acotar más la mirada para no llevarnos sorpresas no queridas. O tal vez sea mejor abrir las puertas y atreverse a mirar en el espejo, con la luz sin cortinas ni persianas. Allí estamos nosotros, uno a uno, a cara descubierta contra nosotros mismos, poniéndonos también nuestras fronteras; a veces, muchas veces, a nuestras propias ganas; a veces, muchas veces, a todo lo que llega desde fuera.

Porque hay fronteras físicas, pero también mentales; y esas también construyen muros a diario, a veces muy profundos. Cada cual tiene sus muros y cava lo que quiere para guardar su nido y sus deseos, o tal vez, simplemente, aquello que se sueña necesario para la supervivencia.


Fronteras y fronteras, empalizadas por todas partes, defensas de lo defendible y de lo indefendible, lindes, bordes, contornos. No siempre las paredes son de piedra labrada mi dejan oír la voz del otro lado, esa que siempre está ahí pidiendo ser escuchada por nosotros.   

viernes, 3 de febrero de 2017

GRAMÁTICA: CLASES DE PALABRAS

GRAMÁTICA: CLASES DE PALABRAS

Me hieren mucho más los adjetivos,
pues visten de color o de tristeza
a la sustancia gris que habita el nombre,
que la neutra memoria de los sustantivos.
Mujer es un concepto, mujer bella
somete la belleza a mi servicio.
Otro tanto sucede con el verbo
y sus acciones neutras, indecisas,
frente al adverbio, siempre más concreto.
Amar es una acción sin atributo.
Amar intensamente me provoca
hasta una acción precisa y exclusiva
en la que ya no cabe
cualquier tipo de amor, ni, por supuesto,
cualquier tipo de amante.

Los demás son adornos, decorados
que aclaran y dibujan los conceptos:
artículo, adjetivos, conjunciones,
y la discreta lista de las preposiciones.

Mujer o amar, conceptos solamente,
definición y acción
sin las medidas de los sentimientos.
Una mujer hermosa y despeinada

amaba tiernamente. Es tan distinto… 

jueves, 2 de febrero de 2017

LEER Y NO LEER


Parece que hay acuerdo general en afirmar que la lectura no es mala, que no produce enfermedad y que no es fuente envenenada de conocimiento y de activación de la conciencia. Hasta ahí el acuerdo, y poco más. ¿Qué leer?, ¿cuándo leer?, ¿para qué leer?, ¿cuándo dejar de leer? Y así hasta llenar la página de preguntas.
No estaría mal comenzar afirmando que la primera consideración acerca de la lectura es la de que también se puede no leer; dicho de otro modo, que no se cae el mundo si no se lee con frecuencia, aunque tal vez esté más a merced del viento, de la lluvia y de los terremotos.
Tampoco sería descabellado reflexionar acerca de cómo seleccionar las lecturas. No todas son iguales ni aportan elementos productivos; algunas no hacen más que repetir estructuras y llevarnos a perder el tiempo sin más. Cada uno tiene sus aficiones personales, pero los libros aportan lo que aportan y a un ensayo no le podemos pedir lo mismo que a un texto de los de autoayuda. ¿Cuántos ensayos se leen? ¿Cuántas novelas insulsas triunfan y llenan los cajones de las editoriales de dinero? ¿Interesan los textos de divulgación científica? ¿Y los filosóficos? ¿Y los poéticos? ¿Cuánto interesa la literatura más próxima y cuánto nos dejamos llevar por la pretendida fama de lo que viene de fuera? No es bueno escandalizarse ante nada. Reflexión y consecuencias para cada uno. Pero el panorama es el que es.
Y, una vez engolfados en la lectura, ¿cuándo dejar de leer?, ¿hay que terminar todos los libros que empezamos? El libro es un proceso que se va completando según se va componiendo, y su estructura cobra fuerza a medida que desarrolla y traba elementos. En ese proceso también nos embarcamos nosotros cuando empezamos la lectura y en él vamos madurando y nos vamos integrando. Parece lógico, pues, que le concedamos algún tiempo de benevolencia antes de cerrarlo y de olvidarnos de él. Pero también tenemos el derecho de renunciar a la aventura y de dejar el libro abandonado a su suerte. Y hay libros que, sin duda, se lo merecen. Por muy diversos motivos: extensión, falta de tensión narrativa, esquema de valores insulso, farragosidad en la forma, distancia mental entre obra y lector, demasiada experimentación…
En la práctica, ¿cuántos libros se quedan empezados y no terminados? Para mi caso concreto, reconozco que no son demasiados, pero también confieso que tendrían que haber sido bastantes más. Sin restarles valor literario, admito mis dificultades, en su momento, para saborear algunos textos de filosofía, mi falta de disposición anímica para el Ulises, de Joyce, o para la interminable En busca del tiempo perdido, de Proust, por citar algún ejemplo notable.

El mundo de la lectura resulta tan complejo como confortable y beneficioso, pero no es fácil tocar la tecla exacta para que la sinfonía no produzca sonidos estridentes en el oído.

miércoles, 1 de febrero de 2017

A TRUMPAZO LIMPIO


Anda el mundo expectante y asustado ante las decisiones primeras del presidente de EE UU, Donald Trump. Razones hay para ello, más que suficientes a poco que se describan y que se analicen esas disposiciones: religiosas, de género, de geografía, de solidaridad, de… La verdad es que asusta y bien estará tomar nota de todo, explicar por qué se ha llegado a esta situación y prevenir lo que pueda suceder allí mismo y en otros lugares más tarde que pronto.
Pero tengo que reconocer que a mí también me escandaliza que otros muchos se escandalicen. Es verdad que este señor parece que amanece y se desayuna a base de trumpazos, con la necesidad de decirles sin tardanza a todos los demás que el mandón es él y que todo está y debe estar a sus órdenes, como nuevo salvador del negocio de turno. Sus apoyos electorales, por desgracia, lo avalan y él se siente fuerte y seguro. Qué pena. Algo habrá que decir de los electores, del sistema electoral y del sistema social de esos EE UU. Y mucho más habrá que decir y que analizar para entender si esto no es más que una muestra práctica (tal vez en grado exagerado: vamos a echarle buena voluntad) de las ideologías que entienden que, cuando ganan, tienen derecho de pernada para dirigir todo (que cada cual ponga aquí el nombre del partido adecuado) en vez de proponer las normas, razonarlas y votarlas antes de aplicarlas; y que, cuando no han ganado, se apartan de la cosa pública como si no fuera con ellos, hasta la próxima batalla.
No es, sin embargo el único que tendría que asustarnos en ese desprecio por los derechos más elementales del ser humano. ¿Qué está haciendo Europa con el asunto de los refugiados? Otro tanto de lo mismo. ¿Y España con las fronteras del sur? Ídem de ídem. ¿Y los nacionalismos excluyentes con el resto de las comunidades? Lo mismo de lo mismo. ¿Y casi cualquier país en las relaciones comerciales con otros países con tal de favorecer su balanza comercial? Eso y más. ¿Y las endogamias en cualquier entidad? Mejor no mirarlo…
Pero lo bueno llega cuando rebajamos el nivel y nos situamos nosotros mismos ante el espejo. Con frecuencia aparece nuestra figura deformada y llena de arrugas: de las arrugas de la falta de solidaridad, de los egoísmos, de la defensa del yo frente al nosotros, de todos aquellos aspectos que nos empujan a levantar un muro de seguridad para lo nuestro frente a lo de los demás.

Tal vez todos andemos un poco a trumpazos cada día. Espero y deseo que no sean esos trumpazos ni tan frecuentes ni tan groseros ni tan zafios ni tan insolidarios como los de ese tal Donald Trump, que tiene nombre de pato y que no ha dejado de graznar hasta convertir el mundo en un grito caótico y amedrentado.