Las
páginas de esta ventana son testigos frecuentes de mis quejas por no encontrar
contextos en los que solazarme con comentarios que tengan que ver con algo
distinto a lo más mostrenco de cada día. No se necesitan demasiados lugares, ni
excesivo tiempo, ni demasiadas personas. Pero, ay… La ciudad subida en el cerro
oblongo sigue siendo estrecha de cintura y de cabeza. O acaso sea yo quien más culpa
tenga en el asunto. Quién sabe.
Algunos
sábados, en el contexto del paseo y del campo, pegamos la hebra y nos
explayamos en algunos asuntos que me gustaría poder trasladar, también, a
espacios más cerrados y de paisaje urbano y humano.
Uno
de los asuntos recurrentes es el del arte: su génesis, sus características, su
posible canon, sus implicaciones sociológicas, el concepto de obra abierta…
Esquema
de conceptos para el próximo día:
1.-
Cualquier obra humana tiene un carácter intrínsecamente artístico, hay creación
en ella pues es o algo nuevo o algo distinto a lo existente anteriormente.
2.-
La obra de arte tiene que tener autonomía, pero ¿tiene independencia?
3.-
En la creación intervienen tanto la inteligencia como el sentimiento. ¿En la
misma proporción y simultáneamente, o en forma progresiva?
4.-
La obra de arte es siempre un proceso de formación en el que intervienen tanto
la materia artística como el propio creador como materia también formante de la
obra, no solo como moldeador externo de formas.
5.-
Cualquier obra “narra” al creador porque muestra su modo personal de ver el
mundo en ese momento y de actualizarlo en esa obra. De esa manera, el autor
también pasa a formar parte del “argumento” de la obra.
6.-
La obra no es más que una de tantas posibilidades iniciales. Todas las demás
han sido eliminadas en cuanto el autor eligió una sola y pasó a formar parte
también de ella. Toda obra de arte es , pues, asesina de posibilidades, pero
madre de una inexistente antes.
7.- Ahí es donde reside el valor (o la falta de
él) de la obra, en acertar con la elección de la posibilidad elegida y, sobre
todo, en la forma de llevarla a cabo.
8.-
La obra es solución final de un proceso, de lo que fue su hacerse y
conformarse; por ello, es proceso y también totalidad y fin de etapa para el
creador. ¿O no?
9.-
Una buena interpretación del lector, espectador… tiene que tener en cuenta el
proceso de producción, la realidad final que lo resume y las potencialidades y
caminos que la contemplación o la lectura abran.
10.-
Por lo tanto, desde el punto de vista del espectador, la obra no está nunca
terminada: faltan sus aportaciones y todo el futuro que la obra sugiera.
11.-
Una obra de creación guarda la memoria de todo el proceso de formación de la
misma y de los contextos en los que surgió.
12.-
El artista no adopta un estilo, sino que se hace estilo en esa forma
intransferible en la que da vida a los elementos disgregados y no nacidos.
13.-
Acaso el artista es un exhibicionista siempre y, aún más, un modo de vida mientras
da forma a la obra.
14.-
La obra de arte se duerme y solo vive en las interpretaciones que de ella se
hagan. En ese sentido, la obra de arte es siempre algo inacabado y moldeable.
15.-
¿Valen todas las interpretaciones? Difícil la respuesta. Tienen valor todas
pero hay que mantener alguna de carácter aproximativo a la que tal vez imaginó
el creador.
16.-
¿Cuánto valor hay que darle al contexto, cuánto al texto y cuánto al postexto?
17.-
¿El valor de la creación se puede trasladar a la escala de valores
sociológicos, o no hay traducción equivalente?
18.-
¿Y la calidad artística de la obra en qué sociología cabe?
19.-
¿Se debe crear pensando en el lector u oyente consumidores?
20.-
¿Existe, por tanto, un canon de belleza o no?
Y
21.- A pesar de todos los pesares, “mil gracias derramando, / pasó por estos
sotos con presura, / y, yéndolos mirando, / con sola su figura, / vestidos los
dejó de hermosura”.
Veremos
para cuántas sesiones da de sí.