sábado, 30 de noviembre de 2019
FRIDAY, FRIDAY
Y Sunday, y Monday, y Saturday, y… Manda huevos. Y todos los días de la semana,
y todas las semanas del mes, y todos los meses del año.
Yo ya debo pedir la jubilación y
el retiro hacia mí mismo, con prohibición de escribir o de expresar ideas,
aunque sea en formato reducido, como hago en esta ventana. Lo digo porque, si
repaso mis papeles, cada año me repito demasiadas veces. Mira que soy cabezón,
no cambio de idea y, además, nadie me hace ni puñetero caso.
Desde aquel alegato poético que,
hace ya muchos años, tuve las santas narices de proclamar en el paraninfo de la
USAL, contra lo que yo creo que comporta la base del cine de Origud, no ha
dejado de acentuarse en mí la convicción del papanatismo con el que actuamos en
todo lo que nos llega desde los dominios de los Estados Unidos de Norteamérica
(ese es el nombre de ese país, no el de América, pues existen muchos otros
territorios y habitantes que comparten ese apelativo. Así, ya, para empezar).
Abro los ojos y la realidad me
apabulla, por más que intente (ayer mismo lo hacía en forma poética) dar
certeza a que el mundo lo creo yo y el mundo es mundo porque yo le doy vida.
Andamos engolfados en eso del
Friday, pero ya estarán tramando otro day
distinto. El caso es vender y tener a todos sometidos a los ritmos y a los
valores que ellos quieran.
Como me sucede con casi todo lo
demás, no es eso lo que más me desconsuela, aunque me aparta totalmente del
mundo en su día a día, sino el seguimiento que tiene y los clientes que acapara
para su causa.
Casi todo el mundo desprecia lo
propio, lo que tiene al lado, lo que se ha construido con la repetición de la
costumbre, de familia en familia, de generación en generación, de sangre a
sangre. No quiero abrir la vista, ni menos la ventana, pero ahí está la música,
y la tecnología, y el uso absolutamente innecesario e imbécil de terminología
de lengua inglesa… Todo, todo, absolutamente todo lo asumimos como bueno, sin
una pizca de reflexión o crítica, sin pensar que tal vez tengamos al lado un
género o una razón igual o mejor incluso que lo que admitimos como si lloviera
milagrosamente del cielo y fuera maná enviado por algún dios.
Para rematar la fiesta, no solo
recibimos con los brazos abiertos lo que nos inyectan en nuestros instintos,
sino que, con ello, rechazamos lo que ya teníamos y lo anulamos como algo
inferior o propio de gentes de otros tiempos más atrasados. No sé por qué, pero
me recuerda en algo a lo que proponen bastantes nacionalistas: el olvido de sus
propias raíces, del territorio de sus antepasados, la desconexión con los lazos
de sangre de los que les precedieron, y el ensalzamiento, como nuevos
conversos, de un mundo que les ciega y al que se ofrecen como fieles vestales o
concubinas.
Imbéciles, idiotas, borregos, papanatas,
tontos, pazguatos, pardillos, bobalicones, simplones…
Ahora ya anda todo etiquetado y
no sé cuál será en siguiente day,
pero lo seguiremos como borregos y nos dejaremos encerrar sin reparos en el
redil que nos tengan preparado.
Vayan planchando, por si acaso,
sus trajes de sirvientes y esclavos agradecidos para Santa Claus, que ya está
ahí, a la vuelta de la esquina.
Por cierto, no todo el mundo se
presta por igual a este chalaneo y a este estado de imbecilidad. Cada caso
tiene su sociología. Analizarla sería luminoso. Pero tal vez también
políticamente incorrecto. Y no están los tiempos para ello. Qué le vamos a
hacer.
viernes, 29 de noviembre de 2019
...DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA
…DEL CRISTAL CON QUE SE
MIRA
Se puso triste el mundo
porque yo estaba triste:
mis ojos inyectaban la tristeza
en la verdad desnuda de las
cosas.
Mi mundo, que era todo
lo que podía ser mundo,
era de color negro.
Luego me puse alegre y a mi lado
todo fueron sonrisas y contentos
cuando miré otra vez con ojos
blancos:
la sierra estaba blanca, por el
río
bajaba el agua limpia y en las
ramas
lucía también un sol de color
blanco.
Tan blanco estaba todo que, al
instante,
nevaba tiernamente y era el suelo
la plenitud de toda la blancura.
Pensé en grabar a fuego la
memoria
de un mapa todo blanco
y en él crear un mundo en el que
todos
vistieran ropas blancas de
alegría.
jueves, 28 de noviembre de 2019
MISÁNTROPO
Es la luz que se esconde y nos
oculta todo lo que la vida nos ofrece. Acaso sea el otoño con sus sombras, cada
vez más presentes. Queremos ver y andamos casi ciegos. Vamos necesitados de
libros de autoayuda, o tal vez de autoengaño. La escala de valores se derrumba
y con ella nos vamos hasta morder el polvo y hacernos enemigos de lo que nos
rodea.
Hoy ando en el terreno de
la misantropía, como espita precisa de la desolación. He visto por la tele a
una influencer -creo que así las
apelan y etiquetan- enseñar cómo saca lo que tiene en el bolso de la compra y
lo pone a dormir en la despensa. Y dice, sin sonrojo, que maneja un canal de
You Tube, y que la siguen cientos cada día, contemplando el milagro nunca visto
de la colocación de esos productos. He visto luego a otra -no más de quince
años- bailando no sé cómo, desvencijando el cuerpo y haciendo posturitas. A
esta la siguen miles, muchos miles y vive de la pasta que consigue de los que
allí se anuncian.
He pensado más tarde en tantos
que se esfuerzan en conseguir salud y beneficios para cualquier enfermo, y en
los que cada hora trabajan el ladrillo o la palabra, también en los que buscan
subirse a la razón y al pensamiento buscando la verdad que nunca llega, en los
que abren sus manos para saciar las penas de los que menos tienen, en los que
asisten al que está privado de salud, al solitario…; en fin, en tantas gentes
que pasan por la vida tratando de hacer algo por los otros.
No me preocupan tanto los que
enseñan, sino los enseñados. Parece que son miles, o millones. El remedio en la
mente de unos pocos acaso sea posible. Pero ¿y ese rebaño tan extenso, que no
tiene final ni siquiera mirando el horizonte? ¿Se divisa tal vez algún remedio
para tan grande atajo de idiotas y de imbéciles? Tal vez no haya remedio.
Me retiro y me escondo. Me
declaro misántropo, al menos por un día. Mañana ya veremos.
miércoles, 27 de noviembre de 2019
CONTRASTES
El
transcurrir vital le deja a uno con tiempo para husmear por ahí, en busca de
ideas que den algo de luz a este confuso camino en el que todos y cada uno andamos
metidos. En esa búsqueda se halla uno con soluciones de todo tipo. Las hay
sencillas, las hay complejas, algunas contrastan con las propias hasta dejarte
pasmado o enfadado, otras te animan el día y te recuerdan que hay alguien por
ahí que parece coincidir, al menos un poco, con lo que tú piensas… En fin, hay
de todo, como en botica.
Esta
mañana me he topado con un breve comentario que aspira a solucionar la
situación embarrada en la que España (o eso que llamamos España) se encuentra.
Literalmente propone lo siguiente para su arreglo
La estrategia del apaciguamiento ha fracasado
y los pactos de silencio han sido destapados. Resolver la crisis territorial
pasa por 4 medidas:
1. Abolición de los privilegios forales
2. Recuperación por el Estado de las
competencias en educación y sanidad
3. Disolución de las policías autonómicas
4. Proclamación de una REPÚBLICA social,
laica y UNITARIA
A la solución se llegará caminando en el
sentido opuesto al que nos ha llevado al problema.
Hala,
y se queda tan pancho.
Pero
esta puede que sea solo la primera impresión, esa que sacraliza que se intenta
arreglar algo complejo con soluciones simples y engañosas. Tal vez tomarse un
rato de reposo y de tranquilidad no vendrá mal. Después, con calma, se puede
volver al cuadro y mirarlo para imaginarlo cumplido. Qué vuelta de tuerca, qué
cambio de tiempo, qué sustitución de piel, qué nuevo ser.
Tal
vez aquí también se cumpla la advertencia de que se arregla algo complejo con
un esquema muy elemental. Seguramente se le olvida al milagrero que hay que
contar con las personas afectadas para que la solución sea duradera y admitida
por todos en sus contenidos mínimos.
Todo
eso puede que sea verdad, pero supongo que se podría también defender que el
esquema se puede proponer para la discusión.
Me
temo que los anatemas saltarían como las chispas del fuego. No estamos en
fechas en las que ciertas propuestas se puedan realizar, ni siquiera como
propuestas para ser analizadas.
Mala
cosa.
En otro lugar he leído lo siguiente: “Punto de partida esencial: quienes votan
fascismo no son respetables, porque no todas las ideas son respetables. El
fascismo es una ideología que incluye principios opuestos a la Democracia y a
los Derechos Humanos”.
Y también la opinadora se queda
tan pancha.
Y yo que siempre había pensado
que lo que no es siempre respetable son las ideas, pero sí lo son siempre las
personas. ¿No confunde aquí la afamada periodista Rosa María Artal las ideas
con las personas? Es una sinécdoque muy peligrosa. Desde mi absoluto rechazo a
muchas de las propuestas que he oído del partido a Vox (a él se refiere), sería
bueno no confundir conceptos, si no se quiere conseguir precisamente lo
contrario de lo que se busca en la propuesta.
En fin, formas de ir contrastando
las concepciones que cada uno posee de esta difícil convivencia en la que
andamos embarcados, que nos hace olvidar con frecuencia que, sin lealtad, sin
equilibrio de derechos y deberes, y sin un planteamiento positivo de ideales
solidarios todo resulta más complicado y crea un ambiente de desesperanza que
nos conduce a las pasiones más primarias y nos aleja de la serenidad de la razón.
lunes, 25 de noviembre de 2019
EFECTOS ESPECIALES
EFECTOS ESPECIALES
-Escuchar en el parque
el doliente murmullo de las hojas muertas.
-Oír un himno acuático
cuando llueve en la cuenca de tus labios.
-Lanzar bombas de luz contra tus ojos
y recibir el eco de sus rayos.
-Pedir a los vestigios de la tarde
una iluminación pareja al oro sucio.
-Sentirme solo y ver que, a todas luces,
soy realmente el mundo, todo el mundo.
-Llorar porque los hijos de esta España
reniegan de su madre y la desprecian.
-Comprender que el otoño no es mal tiempo
para salvar los restos del naufragio.
-Inventar inscripciones en mi lápida
que proclamen, al menos, que he vivido.
-Tomarme la justicia por mí mismo
en el templo sagrado de tus labios.
-Perderme en el camino de tu cuerpo
y olvidarme del todo en ese olvido.
viernes, 22 de noviembre de 2019
"NO LLEGA"
Mi mayor o menor poso de cultura -en su acepción más general-
procede, como es lógico, de muchas
fuentes. Pero creo que, en mi caso, la fuente de los libros tardó en empezar a
manar y ya no se secó nunca y ha resultado ser una de las que más caudal ha
aportado. Una de sus modalidades es la de los periódicos, en los últimos años
en su versión digital. Tal vez por eso y porque este formato quiere ser
misceláneo y variado, de vez en cuando cedo la voz a algún autor que me llama
la atención y que dice, seguramente mejor que yo, lo mismo que pasa por mi
cabeza en esos momentos. Hoy lo hago con Juanjo MIllás, de quien copio una
columna que publica en el diario El País. Qué resumen tan hermoso de la
situación. Ya me gustaría poner mi firma, aunque fuera en tipografía pequeñita,
en el pie del mismo. Gracias Juanjo MIllás.
NO LLEGA
Pese al frágil acuerdo alcanzado entre Sánchez e Iglesias, tiene uno la
impresión de que España se atomiza, se licúa
JUAN JOSÉ MILLÁS22 NOV 2019 El País
Pese al
frágil acuerdo alcanzado entre Sánchez e Iglesias, tiene uno la impresión de
que España se atomiza, se licúa. Envasada en un frasco de diseño, triunfaría
como perfume en las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos. Eau
d’Espagne. Los viajeros se pondrían un poco en la muñeca y se la llevarían a la
nariz, para aspirar esa fragancia latina resultante del último prensado
electoral. Encargaríamos a Iván Redondo que resumiera sus tonalidades.
Reminiscencias de uva y de salitre, por ejemplo, y de aceite de oliva. Y
efluvios de pólvora con ecos de nacionalismos excluyentes. Y esencias de
socialismos aturdidos, de derechas bárbaras, de osamentas rancias, de repollo,
de regaliz y de ajo y de laurel, además de un fondo de rabo de toro y un toque
de sotana vieja, qué sé yo.
El problema de esta atomización es que los españoles,
aunque maltrechos, continuamos enteros. Hemos sucumbido de forma colectiva a la
molturación, pero individualmente tenemos las mismas necesidades que un alemán
o un sueco. Tres comidas al día, y vestido y calzado e higiene diaria o semanal
y, a poder ser, cultura. Necesitamos convenios colectivos, sindicatos de clase,
pensiones actualizadas, salarios dignos, vivienda, y un horizonte sosegado que
dejar en herencia a nuestros hijos. No puede irse todo a la trituradora puesta
en marcha por la torpeza o la maldad de políticos que confunden la llave
nuclear con el botón electoral o viceversa, ahora no caigo.
Estamos las clases medias y las pobres y los ancianos
y los jóvenes y los dependientes esperando la llegada de España como el que
aguarda la llegada del autobús bajo la marquesina. Pero España no llega, se
diluye, se deslíe, se dispersa, nos abandona a la intemperie. Y llueve.
Vaya que
si llueve (añado yo).
jueves, 21 de noviembre de 2019
LA ÚNICA VERDAD
LA ÚNICA VERDAD
Si me
visita el tiempo, que no es nada,
te me
apareces tú, que lo eres todo,
que
llenas, con tan solo tu presencia,
el
concepto de tiempo.
Y
contigo, los restos que dejaste
en la
sed de mi piel y en mi conciencia.
Cuando
intento encontrar la voz contraria
del
concepto de olvido,
es tu
nombre el que brota y toma cuerpo
en la
humedad alegre de mis labios.
Si
aspiro a los conceptos más sublimes
de seres
absolutos, infinitos,
tan solo
encuentro uno suficiente
que
calma mis anhelos más rotundos:
recuerda
que nosotros nos amamos
y fuimos
la verdad ya para siempre.
Eres tú,
bien lo sabes, el concepto
de todos
los conceptos, el derribo
de todas
las barreras, la certeza
de todas
las medidas en el tiempo.
miércoles, 20 de noviembre de 2019
"ESE SEÑOR DEL QUE ME HABLA"
“Es tan corto el amor y tan largo el olvido”. No son palabras
mías, sino de Pablo Neruda, en uno de sus hermosos poemas de amor. Ahí el
olvido se hace intenso y duradero, precisamente por la ausencia del sujeto
amado. No sé muy bien por qué razón me vienen a la mente en estos momentos. Me
las ha recordado esta otra expresión tan conocida y utilizada: ese
señor del que me habla, para mostrar la proximidad en un momento y el
olvido en las situaciones comprometidas. El olvido en Neruda era intenso y
candente; en estos señores de ahora, el olvido es frío, no duele ni habita en
la memoria.
Lo vimos en repetidas ocasiones cuando se le preguntaba al
anterior presidente del Gobierno, Rajoy, y no parecía saber nada de aquellos
correligionarios que habían metido las manos en el tesoro común y no había
manera de que las sacaran de allí. Y hasta lo manifestaba sin muestras de rubor,
casi con orgullo y con voz engolada. Lo vemos ahora con las declaraciones del
ministro del interior y portavoz del PSOE, señor Ábalos, y en algún dirigente
más de este partido político.
Se ha producido una condena en Andalucía a varios miembros
destacados de esta formación por hechos cometidos mientras eran representantes
muy destacados del mismo. Y ahora son cosa del pasado, no forman parte de la
organización y no sabemos nada del asunto. También ellos son ya “ese señor del
que me habla”. Venga ya.
¿Tanto cuesta pedir perdón por los errores cometidos? Pero
si, además, en este caso la situación es muy favorable: no se han llevado nada
para su bolsillo, la sentencia será recurrida y -aunque no soy jurista- me
atrevo a augurar que la batalla todavía no está perdida jurídicamente, incluso
me parece que la relación entre los hechos que se consideran probados y la
capacidad jurídica que se atribuye a esas personas para cometerlos no se
sostiene; por si fuera poco, hasta creo ver en el desarrollo de todo el asunto
hasta buena voluntad por parte de los creadores del desaguisado y de los
legisladores que lo aprobaron… Sí, creo en esa buena voluntad, por más que aquí
no voy a desarrollar mis razones para esa creencia. Algo distinto son los
chorizos en el desarrollo de la matanza.
Pero es que, aun en el contexto más favorable, que aquí
apunto, no se puede negar que se ha causado un desvío de fondos públicos sin
control efectivo y en detrimento de los ciudadanos, que pagan sus impuestos de
acuerdo con la ley y a ella se someten. ¿Cómo no reconocer esto y pedir perdón
por ello? Las instituciones andaluzas no las dirigía ningún otro ciudadano. Las
implicaciones políticas resultan evidentes. Las responsabilidades de este tipo,
también. Las equivocaciones son propias de la condición humana; también estas
tan gordas. No reconocerlas es situarse en el mismo plano de aquellos que miran
y miraban para otro lado dejando cadáveres por el camino, sin dedicarles ni
siquiera algo de compasión. Y es, además, incitar a la desafección política, al
desencanto y a la pista libre para los extremismos y los menos escrupulosos.
Y reconocer los errores no significa -no debería significar- ni
la retirada de la compasión ni de la amistad por parte de nadie. El ciudadano
sensato sabrá, sin duda, distinguir una equivocación, aunque haya sido
continuada, de una mala intención y de un aprovechamiento personal.
Además, después de pedir perdón y de mostrar comprensión, se
suele dormir más a pierna suelta.
Las demás acusaciones -que son casi todas- de dimisiones y de
juicios finales no merecen casi ni consideración y no hacen otra cosa que
mostrar la catadura moral de los acusadores.
Si aún quedara algo de tiempo y de ganas, no estaría de más la
consideración de las implicaciones que tiene la detentación del poder durante
largos períodos y los peligros que ello acarrea. Yo no creo que el poder
corrompa, pero sí que tiende a corromper.
Así que, venga, a reconocer errores (lo de culpas ya lo
veremos), a pedir perdón públicamente y a seguir en la búsqueda del bien común.
No es tan difícil.
martes, 19 de noviembre de 2019
RAÍZ - RADICAL
¿Por qué
tengo que volver a dar la matraca con el mismo asunto? Porque no sé cuándo,
pero estoy seguro de que este es hasta un tema recurrente en mis devaneos. Como
con frecuencia me dejo llevar por los asuntos de actualidad y el índice me lo
marca el paso de los días, tal vez sea esa la razón de machacar en la misma
punta. Acaso haya algún resto escondido de deformación profesional.
Unos y
otros se llaman radicales a la hora de opinar acerca de las actitudes políticas
y de las posturas sociales. Creo que, en estos momentos, oigo alguna vez más la
apelación desde la izquierda hacia la derecha que al revés, pero, si así fuera,
no sería más que una apreciación momentánea porque el viento cambia de
dirección casi cada día y el sonido cambia de dirección con él.
¿Cuántas
veces se ha dicho que la palabra es el principal instrumento para la
comunicación y para la convivencia? ¿No se ha recordado también que, a pesar de
todo, no es más que una pobre aproximación a la realidad, que tiene muchas
aristas y que, por el camino, se va dejando pelos por todas partes a medida que
va cambiando cuando gana o pierde connotaciones? Habrá que cuidarla, entonces.
Y, si puede ser, dejarse llevar un poquito por los que saben algo más de esto,
aunque ellos también se equivoquen con frecuencia.
El
significado de un vocablo hay que rastrearlo y descubrirlo en primer lugar en
su etimología, si no queremos perdernos en rodeos e imprecisiones. En su
origen, en su raíz. Para el caso que nos ocupa (y para tantos otros en nuestro
idioma), es la lengua latina la que nos da luz. Radix – radicis. Desde ahí radicem
y raíz. Aplicada, naturalmente, al árbol. O sea, aquello que con más fuerza se
hunde en el suelo y que, por ello, en sentido natural y botánico, permanece
más, dura más, se empapa más de los nutrientes del suelo, de su entorno. Por
eso, vendrán vientos y la raíz será la que sujete al resto del árbol. De ahí su
paso al sentido figurado y su aplicación a aquello que significa las causas de
cualquier hecho, que aclara por qué realmente se ha producido ese hecho, más
allá de las primeras apariencias. En forma adjetiva, radical, se aplicará a la cualidad propia del sustantivo, es decir
a aquella cualidad que no se conforma con los elementos de la superficie, que
analiza antes de extraer consecuencias, que enlaza causas y consecuencias
explicando unas por otras.
El
diccionario sigue manteniendo como primera acepción la de su etimología. Es lo
que tiene que hacer. Solo en su cuarta acepción recoge algo parecido a lo que
hoy se ha extendido como un reguero de pólvora: extremoso, tajante, intransigente. El resto de su familia léxica ya
se encuentra perdida en esta desviación popular de tintes negativos y
rechazables.
¿Quién
se sentiría orgulloso hoy si lo llamaran radical?
En el entorno social y político supongo que casi nadie. Me pregunto por qué.
Deberíamos sentirnos orgullosos de pertenecer al grupo de aquellos que buscan
la raíz de las cosas, que tratan de analizar las causas para poder ver más luz
en lo que sucede, que no se dejan llevar por el primer aire, sino que ponen pie
en pared y se detienen hasta no ver qué producto es el que se le está
vendiendo.
Qué
manera de prostituir el lenguaje. Y con él, tal vez también la realidad. Pero,
si prostituimos la realidad, tal vez nos estamos engañando. Y engañando a los
demás, sobre todo a los más vulnerables.
Así que
a ser radicales, pero no tajantes ni
intransigentes. Que todos tenemos nuestras goteras.
lunes, 18 de noviembre de 2019
POR SI SIRVE DE ALGO
Si se
defendía aquí mismo hace tan solo unos días que no es bueno rechazar por
prejuicios y de manera absoluta, y esto se aplicaba a las formaciones políticas,
en concreto a VOX, no estaría de más apuntar alguna nota que dé indicios de por
dónde han surgido los votos de esta formación que tanto asusta, tal vez con razón.
Se decía
aquí que sus votantes son personas como las demás: comen, duermen, tienen
necesidades, pasan los días y los meses de muchas maneras… Como los demás hijos
de vecino.
Con unos
días de perspectiva, ya se conocen y están delimitados los lugares, las
ciudades y los barrios en los que esta formación obtuvo un aumento notable de
votos. Y de su análisis, se concluyen varias consecuencias. Porque los datos
hay que describirlos y solo después tratar de explicarlos. La descripción nos
evidencia que VOX gana en el barrio de Salamanca de Madrid y también aumenta
espectacularmente en algunos barrios obreros de la periferia de la capital. Las
muestras de otros lugares no difieren demasiado de las de este que nos sirve de
ejemplo.
Las
causas son siempre múltiples (como los son las consecuencias), y solo nos cabe
saber jerarquizarlas y al menos examinar las principales para llegar a alguna aproximación
a la verdad, que es lo único a lo que podemos aspirar.
¿Qué
tienen en común algunos obreros del cinturón de Madrid con los acomodados de su
barrio más rico? Aparentemente poco. Y, sin embargo, ahí están los resultados. Habrá
que darle al cedazo para separar el polvo de la paja y para que nos quede el
panorama algo menos confuso.
Sigo
pensando, para mi desgracia, si es que estoy en lo cierto -cómo me gustaría
equivocarme-, que, en términos generales, la derecha anda difusa en eso de los
principios éticos -aunque posea acendrados principios religiosos-, pero que
posee objetivos muy bien marcados: el poder y el dinero. Véase cómo los
comportamientos políticos para formar mayorías sortean las dificultades con
rapidez y casi sin escrúpulos. También en términos generales, la izquierda, en
cambio, posee principios éticos, pero objetivos algo más confusos y diluidos.
Aplíquese
esta consideración a elementos como violencia de género o cambio climático, por
ejemplo, y veremos qué resulta. No parece que, en términos teóricos, se pueda
discutir la importancia de estos dos elementos que se han propuesto para la
consideración. Pero, ¿hasta qué punto acucia esto a gentes que no llegan a fin
de mes o a aquellas que se pueden esconder en sus mansiones o hacer escapaditas
a la sierra?
Me sigue
pareciendo que, por debajo de todo ello, sigue existiendo un magma que calienta
el ambiente y hace explotar los sentimientos en cualquier clase social. Se
trata -vuelvo a decirlo- del asunto territorial. Unos alimentan a otros y los
otros alimentan a los unos: los resultados de los independentistas y los de VOX
están a la vista.
Contra
todo esto no existen fórmulas mágicas, sino solo aproximaciones y limaduras
constantes que tienen que ver con la información y con la formación de las
personas. Pero no solo con ello, sino también con la aproximación en
condiciones de vida de todos los miembros de la comunidad. Cualquier paso hacia
la igualdad es una autopista que se abre hacia la convivencia y hacia el
sentimiento de bienestar.
Y una
consideración descorazonadora: la gente no tiene mucho interés en estar informada -cuesta esfuerzo y
supone curiosidad-, sino que quiere sentirse
informada, que le den las verdades mascadas y sencillitas, soluciones sencillas
a realidades confusas. Si se les invita a activarse y a que hagan cosas, se
corre el peligro de que se alejen y de que rechacen al que esto les propone. Si,
en cambio, lo que se les propone es lo que tienen que sentir, en vez de
analizar y actuar, el éxito fácil andará llamando a la puerta. Eso sí, menos
mal que este éxito es efímero y de paja y, al día siguiente, la propuesta de
sentimiento puede cambiar de acera, Y con ella, la manada que la sigue sin análisis
y sin participación activa.
Ya se ve
que hay mucho en lo que pensar y mucho en lo que actuar. Sin rechazos
absolutos, con análisis y perspectivas realistas. Cada uno verá. Y ahora ya, a
mirar al futuro, que hay mucho que hacer y que mejorar.
jueves, 14 de noviembre de 2019
JOAN MARGARIT
JOAN MARGARIT
Al poeta y arquitecto catalán Joan Margarit le ha sido
concedido el premio Cervantes de este año
2019. Por encima de cualquier otra consideración, celebro este premio porque
celebro y admiro su poesía. Y celebro también el estudio y la publicación que
de sus poemas hizo mi amigo José Luis Morante. Así que me callo y hoy dejo que
hable Joan Margarit a través de uno de sus poemas elegido casi al azar. Enhorabuena.
aUTORRETRATO CON MAR
Es el
niño callado que jugaba solo.
Permanece detrás de estos ojos de viejo,
resiste la embestida brutal del mediodía
oyendo los confusos versículos del mar
y el grito de los cuerpos desnudos y oxidados
al entrar en las aguas transparentes y frías
de la playa de piedras. Avergonzado, corre
de un escondite a otro de los cuentos.
Permanece detrás de estos ojos de viejo,
resiste la embestida brutal del mediodía
oyendo los confusos versículos del mar
y el grito de los cuerpos desnudos y oxidados
al entrar en las aguas transparentes y frías
de la playa de piedras. Avergonzado, corre
de un escondite a otro de los cuentos.
Duerme
dentro de mí, perdida criatura:
duerme dentro de mí en una noche de reyes
donde en silencio vuelan las escobas
y los lobos dejaron sus huellas en la nieve.
Afuera brilla un cielo lleno de albaricoques,
y el mar azul oscuro de ciruelas
se deshace en los negros cuchillos de las rocas.
duerme dentro de mí en una noche de reyes
donde en silencio vuelan las escobas
y los lobos dejaron sus huellas en la nieve.
Afuera brilla un cielo lleno de albaricoques,
y el mar azul oscuro de ciruelas
se deshace en los negros cuchillos de las rocas.
Este
verano de alcohol frío en los ojos
siento mi vida como la amarilla,
negra pulpa de un fruto que se pudre
alrededor del hueso del recuerdo.
Dentro de mí ocúltate, perdida criatura.
Dentro de mí protégete del mediodía,
recita la rondalla del niño gris
y de la miserable bicicleta
montada por el triste ciclista del suburbio.
Te busca y está ya cerca de aquí.
siento mi vida como la amarilla,
negra pulpa de un fruto que se pudre
alrededor del hueso del recuerdo.
Dentro de mí ocúltate, perdida criatura.
Dentro de mí protégete del mediodía,
recita la rondalla del niño gris
y de la miserable bicicleta
montada por el triste ciclista del suburbio.
Te busca y está ya cerca de aquí.
miércoles, 13 de noviembre de 2019
CON RAZONES, NO SOLO CON IMPULSOS
La velocidad con la que se producen los acontecimientos nos
entorpece y hasta nos imposibilita el análisis tranquilo y sosegado de lo que
va ocurriendo. Pero las cosas suceden, pasan, acontecen, se producen, acaecen…
Vamos, que están ahí, por más que se solapen y parezcan muchas veces anuncios
publicitarios que nos deslumbran y no nos dan tregua para asimilarlas.
Ayer mismo a mí me pilló con el pie cambiado el acuerdo entre
PSOE y UP. Creo que es lo que le sucedió a todo el mundo. El hecho merece toda
consideración por las consecuencias que puede acarrear para todos. Ojo, sin
embargo, porque es un acuerdo de intenciones y el Gobierno aún no está formado
y habrá que dejar muchas horas y muchos pelos en la gatera antes de cantar
victoria y tomarse unos vinos a su salud. Cautela, pues, y esperanzas, pero no
entusiasmo.
Ya habrá tiempo de dedicar pensamiento y opinión a esta
posibilidad de formar Gobierno de progreso; antes hay que andar el camino, y
este anda tortuoso y angosto todavía. A ver si se allana y lo hollamos todos
con confianza de una vez.
Uno de los hechos que ha velado este acuerdo es el análisis
sereno de los resultados electorales. Apenas unas primeras sensaciones
generales y ya está: la realidad manda y la foto del abrazo es más comunicativa
que el pensamiento elaborado y de alcance. Todos haríamos un ejercicio de
atontamiento si nos dejáramos llevar por las luces y no analizamos también las
sombras que toda realidad comporta.
Hoy quiero referirme solamente a una parte de esa realidad,
al resultado de VOX. No sé cuánta gente pensaba tan solo hace un año que esta
formación iba a obtener un resultado tan amplio. Yo, desde luego, ni lo imaginaba.
Aún hoy me cuesta creérmelo ¿Qué ha sucedido para que este hecho se haya
producido? Solo se me ocurren tres posibilidades. O había una fuerza latente
que no encontraba espita por la que manar, o algún fenómeno extraordinario lo
ha engordado, o ambos elementos a la vez.
Sospecho que los dos fenómenos se han conjugado y que esta
formación política ha recogido todos los descontentos producidos tanto por el
malestar latente de gente desesperada como por gentes muy enfadadas con algún
fenómeno concreto que se haya agravado. Mi mente, sin duda, está pensando en
Cataluña y en todo lo que allí se ha enquistado. Por supuesto que habrá otros
sustratos, pero estos creo que son los fundamentales. Los resultados de VOX
puede que hayan llegado para no quedarse, pues son fruto, en buena parte, de
criterios emocionales. Pero será labor de todos sustituir esos caldos de
cultivo en los que ha crecido para que no siga engordando la pulsión. Ojo
porque esta es labor de los próximos años y nos afecta a todos. Si no lo
hacemos, no podremos rasgarnos las vestiduras ni escandalizarnos como si
estuviéramos viendo al demonio. Y no lo lograremos si actuamos con el mismo método
de estacazo y tente tieso y de exclusión total.
Las cosas suceden por algo, aunque no siempre sepamos ver
cuáles son las cusas. Las gentes que han votado a VOX comen y duermen como los
demás, seguro que, a su manera, quieren también el bien de todos los ciudadanos
(esta disposición hay que concedérsela a todo el mundo), van a la compra,
algunos llegan con dificultades a fin de mes, otros andan desesperados por no
encontrar acomodo en la sociedad, unos están muy bien formados y otros muy
poco, muchos serán iluminados por no se sabe qué luz… Quiero decir que son
personas como los demás. Su descalificación global y sin argumentos tiene poco
sentido y no hace más que agitar sentimientos instintivos de rechazo a posibles
razones y el efecto contrario al que se buscaba.
Habrá, pues, que analizar los hechos, descubrir por qué se
producen y actuar en consecuencia. Siempre con la palabra y la razón, no desde
la descalificación absoluta y previa, que no provoca más que un efecto bumerang
contra el que descalifica de manera global y previa.
El resultado de VOX es uno de los fenómenos fundamentales del
veredicto en las urnas del pueblo español. El esquema de análisis y de reacción
razonada y caso a caso que aquí se propone puede estar equivocado, pero ahí
está. No sé qué hacen las agrupaciones y los militantes de cualquier partido
que no intercambian opiniones acerca de asuntos como este y todo se les va en
insultar al de enfrente y en alabar el solar propio. Así nos va.
Y, por supuesto, tiempo habrá de seguir el camino que ahora
empieza y que todavía apenas vislumbra la meta de la investidura. A ver si sale
el sol. Veremos.
martes, 12 de noviembre de 2019
¿Y AHORA QUÉ??
Que sí, que vale, que bien, que lo que tú quieras, que lo que
tú digas, que se han celebrado elecciones y los ganadores son estos y los
perdedores los otros, que la campaña tal y cual, que esta táctica era
equivocada y la otra acertada, que ya te lo decía yo, que…
¿Y ahora qué? Pues que ahora toca hacer el país gobernable. Y
para ello hay que formar Gobierno. Y esto no se puede conseguir sin ponerse de
acuerdo. Y ya me dirán cómo se consigue tal cosa sin sentarse a hablar, sin
ponerle al asunto buena voluntad y sentido común, y sin tener en cuenta el bien
superior de la gobernabilidad del país. Y acaso esto se muestre insalvable sin
la renuncia, o el atemperamiento al menos, de algunas de las llamadas líneas
rojas. Pues a ello, si es posible.
Pero tampoco hagamos genéricos de buena voluntad si no están
apoyados en razonamientos de verosimilitud. Me hacen triste gracia algunos
llamamientos a la imitación de lo que sucede en otros países con las
coaliciones. Ordenar y jerarquizar las ideas resulta fundamental, sobre todo en
un mundo en el que las verdades absolutas brillan por su ausencia. Pue búsquese
la idea de mayor valor para trabajar desde ella. Esa idea superior tiene que
ser la del bienestar de la comunidad y no la de la victoria de ningún partido
sobre los demás. Pero, coño, es que, para ello, tenemos que ponernos de acuerdo
antes en qué significa eso de la “comunidad”, qué territorios abarca y cuántas
son las personas que se tienen que sentir concernidas por esos acuerdos. O sea,
de nuevo, EL ASUNTO TERRITORIAL, la madre de todas las batallas, el ábrete
sésamo de todas las discusiones. Por eso la analogía con otros países no
termina de ser válida pues está viciada por este maldito asunto de los
territorios en los que haya que aplicar los acuerdos y los desacuerdos, o sea,
el cuerpo jurídico que regula la convivencia. Velar y esconder esta dificultad
previa nos tiene atorados desde siempre y hasta a alguno nos lleva a pensar que
este sigue siendo, después de más de 500 años de aparente unidad, un país
fallido e inexistente. Qué pena. Es este el sentido en el que a algunos nos
sigue doliendo España.
Llegados a este punto del recorrido, el cansancio hace mella,
el desánimo se apodera de todos los músculos del cuerpo y el ánimo se viene
abajo y se abandona, se retira del campo de batalla y aguarda a que le llegue
alguna noticia algo esperanzadora para despertar del ambiente pesimista y
desilusionado.
Venga, hablen, tómense vinos, llámense por teléfono,
discutan, disputen, razonen, pónganse hechos un trapo, acusen sin miedo a los
supremacistas de tal y cual, no se corten, húndanlos en la miseria jurídica, y
sobre todo moral, déjenlos que se expliquen… Y después, que se vayan y buen
viaje.
Solo después, con la calma del horizonte despejado, podremos
ponernos a mirar las mejores fórmulas de convivencia y de justicia para todos.
Nos quedará algo de fuerza y de ilusión para compartirla con quien quiera
compartir, y nos habremos librado del lastre de quien siempre anda mirando por
encima del hombro y enfangándolo todo en la centrifugadora, en no pocos casos,
por desgracia, con el marbete de soberanistas de izquierdas (agua y aceite) que
abanderan trapos de colores con más fuerza que la bandera de la justicia
social.
Qué hartazgo de empujones y de exigencias, y qué falta de
abrazos y de ayudas, de manos abiertas y de ilusiones compartidas.
Ufffffffffffffffffffffffffffffffffffffff.
lunes, 11 de noviembre de 2019
EL TIEMPO Y NOSOTROS
EL TIEMPO Y NOSOTROS
El tiempo son las cosas que suceden,
aquellas que hemos hecho sin conciencia
de que han de ser la voz de esa conciencia,
no un concepto cifrado en la memoria
o en un sesudo y breve silogismo:
es la nube sombría que hoy me habita
-ayer se celebraron elecciones
y amenazan presagios de tormenta-,
comprar pan cada día o echar pasos
un rato por las calles y las plazas,
hablar mal del Gobierno, leer libros;
es sentarse a ver cómo pasa el tiempo
-a ver cómo se cumplen los sucesos-
sabiendo que no sabes qué es el tiempo,
dormir algunas horas y sentirte
de nuevo entre la vida al despertarte;
es tentarte la piel y ver arrugas
donde habitan los restos de los años,
años que son arrugas, calendarios,
ropas que ya no sirven, tal vez besos
que fueron o que son por cualquier causa.
Tal vez el tiempo sea tan solo
un tenue imaginado recipiente
donde guardar los hechos que suceden
con reglas misteriosas e imprecisas,
o incluso sin premisas y sin causas,
tan solo por azar, tal vez por nada.
domingo, 10 de noviembre de 2019
A PARTIR DE UNA LLAMADA TELEFÓNICA (CONSIDERACIONES PARA Mª A.)
A
PARTIR DE UNA LLAMADA TELEFÓNICA
(CONSIDERACIONES PARA Mª A.)
Me llama por teléfono mi,,,,,,, Mª A.: “Acabo de llegar del
cine, de ver Hasta que dure la guerra. ¿La
has visto tú?”. “Claro que la he visto”. “Te llamo para decirte que Unamuno se
parecía mucho a ti. Las mismas dudas, las mismas preguntas, las mismas actitudes…
Parecía que eras tú mismo. Se lo decía a ….., que estaba viéndola conmigo”.
Como de parecidos, de dudas y de preguntas se trataba, y además lo hacía con
una persona próxima en el afecto y el cariño, le contesté: “¿Y la visión es
para ti positiva o negativa?” Me contestó sin dudar que era positiva. Se lo
agradecí y seguimos hablando un poco de cualquier otra cosa.
Cuando colgué el teléfono, inevitablemente, pensé en la
proximidad o en la lejanía que esa visión tendría con la realidad. Mi
pensamiento se fijó en dos cosas. La primera era la figura del pensador y mi
similitud o diferencias con él. Hay que salvar todas las distancias, por
supuesto, pero me halaga la opinión de Mª A. y no me encuentro mal en ese
retrato, sobre todo en lo que se refiere a las dudas continuas que me asaltan y
en el afán por tratar de entender todo desde el esquema que del mundo poseo.
Seguramente será puro egoísmo, o egotismo,
como decía él, pero me parece el procedimiento más honesto y el más
provechoso. Ayer mismo, por ejemplo, en una agradable conversación con amigos
por los montes de esta ciudad estrecha, quitaba valor a unos datos que se me
ofrecían de Cervantes (que me perdone también este otro gigante) comparándolos
con lo que me sugería la lectura de sus obras y el aprovechamiento que en mi
vida y en el presente puedo hacer de ello. Soy todo dudas, aspiro a respirar
los ecos de todo lo exterior para interiorizarlo y para hacerlo mío¸ y, a la
vez, quiero lanzar al exterior todo lo que se me ocurre y rumio en mi cabeza.
La segunda es la que hoy me empuja a escribir estas líneas.
Tiene que ver con la visión que los demás tienen de mí mismo y yo mismo de la
realidad exterior y de los demás. ¿Cómo se conjuga esta realidad? ¿Qué
conciencia poseo yo de mi propia realidad? ¿Se corresponde una con la otra? ¿No
seré un absoluto ignorante de mí mismo? ¿Cuál es la imagen que proyecto sobre
los demás? ¿Es la misma para todos? ¿Se corresponde con la realidad y con mi
percepción de mi realidad? ¿Se dispersará en un álbum de imágenes tan
inagotable como el número de personas que me rozan? ¿Tiene alguna duración y
permanencia esa percepción? ¿Cómo se puede mantener una convivencia ordenada si
la percepción de la realidad es siempre oblicua e incompleta, o acaso siempre
falsa…?
Son demasiadas las preguntas, y, para variar, yo no tengo
respuestas convincentes. Por eso, tal vez, yo también me tambaleo y ando como
perdido de un lado a otro, en busca de una luz que nunca termina de encenderse
y de quedarse fija en el techo de mi razón.
Creo que -sálvense las distancias, por favor- otro tanto le
sucedía al pensador de Salamanca y por ello andaba demasiado tiempo angustiado,
con la cabeza dando vueltas y con la palabra en bandolera dando voces “contra
esto y contra aquello”. Resulta más cómodo asentar el culo en una almohada
mullida y quedarse a gusto en ella. Se saca más provecho social. No sé si esta
última postura es o no la más frecuente, pero estoy casi convencido de que no
es la más vital ni la más intensiva, ni, en el fondo, la más humana. Y todo
ello sin alharacas ni aspavientos continuos, sin exposiciones continuas en la
pasarela de la apariencia ni de los medios de masas de esta vida. En esto sí me
gustaría apartarme algo del maestro Unamuno. Y de tantos otros menos
unamunianos. Porque no aspiro a ser unamuniano sino solo antoniano.
Gracias, Mª A. por tu opinión, por la visión que de mí tienes
(seguro que es por el cariño que en público y en privado me profesas). Ojalá
que esa visión se correspondiera, siquiera solo en parte, con la realidad. En
analizar esa correspondencia se han gastado muchos esfuerzos y se han creado
muchos esquemas de ideas. Y no es fácil dar con la tecla de la solución. Y ojalá
también que la percepción que cada uno posee de los demás no esté demasiado
distorsionada para que la convivencia resulte algo más soportable y hasta ilusionante.
Un abrazo.
viernes, 8 de noviembre de 2019
DE QUIJANO A QUIJOTE Y DE QUIJOTE A QUIJANO
Todos los que nos acercamos a las páginas de la inmortal obra
de Cervantes lo hacemos con el personaje ya transformado en caballero de los
ideales, en impulsor de aventuras y en desfacedor de tuertos inasequible al
desaliento. Apenas unas notas nos dan cuenta de la persona originaria, del ser
transformado, de Alonso Quijano: un hidalgo venido a menos, con una edad ya
avanzada, lector impenitente, frugal en la comida… En fin, esa apertura
absolutamente inigualable con la que se nos presenta Alonso Quijano.
Para nosotros parece más real el personaje ideal que la persona
de la que parte, pues es al que acompañamos en un largo viaje literario, vital
e ideal. En cambio, se nos queda enseguida lejos aquel lugareño que se
transformó en el caballero.
¿Por qué los cambios? ¿A qué obedecen? ¿Qué escala de valores
es la que se rompe o se disfraza? Tal vez, si los supiéramos describir y
explicar, tendríamos las claves de todas las aventuras y su justificación.
Pero, por si esto fuera poco, nos encontramos con un camino
de ida y vuelta. Porque, al final del recorrido, se produce el fenómeno contrario:
el personaje de ficción se convierte en el personaje del origen, en aquel que
le dio pie y que lo explicó. ¿Por qué otra vez los cambios? ¿Qué vino a
producirlos? ¿Qué se volvió a romper? ¿Qué consecuencias extraemos de todo
ello?
¡Qué abanico de posibilidades se abre para la mejor
comprensión del libro inmortal! ¡Y qué mesa tan amplia para la disputa y para
el intercambio de opiniones!
Alonso Quijano vive el mundo desde su cierta realidad
histórica; don Quijote la sueña desde los ideales. La Historia de Alonso
Quijano tiene sus límites temporales y biológicos; la de don Quijote es
atemporal y recorre los siglos y los espacios todos. Pero aspira a la
intemporalidad desde la realidad de sus espacios y de sus tiempos, es decir, la
realidad española de su época.
Tal vez sea un repaso de dos visiones cruzadas (la de Alonso
Quijano y la de don Quijote) de la misma realidad, la española de aquellos
años. Y, si así fuera, ¿qué nos impide pensar en nuestros propios días y en
nuestros propios espacios? ¿Quién es Alonso Quijano en estos momentos y quién
don Quijote? ¿Merece la pena la transformación? ¿Cuáles son las causas que
pueden llevar a emprender tal aventura? ¿Cuántas son las personas que realmente
la emprenden? ¿Cuántas las que terminan comprando el billete de vuelta para
retornar a ser Alonsos Quijanos? ¿Qué sentimientos produce la vuelta al hogar? ¿Tiene todo esto algo
que ver con el desengaño, el desencanto y hasta con la desesperanza de tantos y tantos?
Las puertas están abiertas. La sesión puede comenzar en
cualquier momento. El orden del día queda abierto a cualquier modificación. Por
favor, no apretarse. Entrada libre hasta completar el aforo.
Yo no adelanto nada. Me atropellan las explicaciones y
ninguna me satisface del todo. Son tantas que no caben ni siquiera en forma de
esquema o cuadro sinóptico. Además, me permito reservarme para esa mesa que se
anuncia tan concurrida y sabrosa. Es un decir.
jueves, 7 de noviembre de 2019
OTOÑO EN EL PARQUE
OTOÑO EN EL PARQUE
Paseamos despacio por el parque,
sintiendo cómo pesan
los cuerpos sobre el manto de las hojas,
esas que no hace mucho nos miraban
con el sencillo afán de la costumbre
y ahora son dulce pasto del olvido,
exhaustas, moribundas, amarillas.
¿Recuerdas el fluir de nuestros cuerpos
en las noches azules del verano?
Hoy el frío nos contrae y nos descubre
echando pasos cortos y precisos.
Sin saberlo,
abrazamos el tiempo que nos resta
para seguir viviendo. Nos dejamos
llevar por el instinto y, en la esquina
donde la luz se apaga,
nos visitan las luces del amor
y nos damos un beso de nostalgia
que enciende en plenitud nuestras conciencias.
Esponjamos
nuestra ropa de lluvia y de recuerdos,
mientras vamos
a buscar el refugio de las calles.
Aquí quedan las hojas y con ellas
el eco de los ecos de los pasos
en esta fría tarde de noviembre.
Dame la mano y vamos
a buscar nuestros ecos
paseando los caminos solitarios.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)