SUEÑO EN EL AGUA
Para Pedro Ojeda Escudero y Javier García Riobó
(A partir de su libro Esguevas)
Fue muy fácil salir de la ciudad
al reclamo incesante del susurro
y el suspiro del agua. Leves ecos
afirmaban de lejos su presencia
y empujaban con fuerza. Las distancias
se revelaron mapas, calles, rutas,
asechanzas al borde de una esquina
que dibujan un cauce, donde corren
las aguas que proceden del olvido
y caminan sin causa y sin descanso
hacia el sueño infinito de los mares.
En el esfuerzo intenso
de remar río arriba, la corriente
se ha vuelto más ufana:
los ecos son ya sones y murmullos,
remolinos de voces
que gritan sin concierto su camino.
Hay seres que, en su orilla,
descansan meditando
las agitadas aguas de sus vidas.
Yo busco río arriba otras canciones,
otros ecos más hondos y más simples.
Ahora sueño:
soy solo un niño y juego
a descubrir la vida por las calles,
y a pasar con los zancos cualquier vado
de los ríos inmensos de mi pueblo.
Y sigo río arriba,
buscando la corriente y el deshielo,
el manantial sonoro
que me enseñe las fuentes de la vida.
Y me miro en el agua de los pequeños charcos,
y soy río también, cuerpo de agua
que se diluye en lágrimas,
y lloro mi certeza y mi contento,
desnudo en la pureza, en el bautismo
que me conforma al fin simple y humano,
sencillo y solitario,
como la gota de agua que busca la corriente
sin saber que le aguarda
el misterioso abismo de los mares.
1 comentario:
Dejo aquí mi gratitud por este poema que nos dedicas, querido Antonio. Y las ganas de que podamos compartir palabras y tiempo pronto.
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