jueves, 23 de abril de 2020

LIBERTAD


LIBERTAD 

Se juntan en esta fecha elementos totalmente contradictorios. Por un lado, la interminable pandemia, que ya cumple cuarentena en sentido literal y que nos tiene atados y aprisionados en casa; y el día del libro, que simboliza todo lo contrario, es decir, la libertad. Abrir un libro es como montarse en las alas de un pájaro y salir al espacio inconmensurable, donde la imaginación crea un nuevo mundo y modela el de cada día si se mira con otros ojos. No todos los libros son iguales, claro que no, pero hasta el peor encierra alguna buena enseñanza.
Para sumar ambas cosas, acudiré de nuevo a Cervantes, el capitán de nuestros ejércitos literarios. Lo hago con frecuencia, incluso con los mismos textos; pero hoy creo que tienen una carga simbólica especial. Que hable él.

Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Cap. XVIII, 1ª

 La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Cap. LVIII, 2ª
 
No se me oculta que la interpretación puede ser variada, y bien me gustaría extenderme en ella, que para eso hago lectura del libro una vez al año; pero cada uno es libre de hacerla a su gusto. Baste al menos, eso sí, indicar que, además de las libertades físicas, existen las libertades mentales, religiosas, sociales, políticas… No deberíamos renunciar a ninguna, pero hoy anhelamos la de movimiento, esa que nos hace los espacios un poco más amplios y que nos permite sentir a nuestros semejantes a nuestro lado, para compartir con ellos la realidad. Ojalá que ese deseo tan esperado se cumpla pronto. Mientras tanto, la lectura puede resultar una buena compañera de viaje para abrir las ventanas y las puertas y marcharnos por ahí, sin que el virus nos moleste ni nos multen por saltarnos el estado de alarma.
Día 40 de confinamiento. Ánimo.

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