SANTA
SOFÍA, AGIA SOPHIA, AYASOFYA
Hace
apenas dos años que visité por primera vez la mezquita-iglesia de Santa Sofía
en Constantinopla o Estambul. Antes, en numerosas ocasiones la había
contemplado en imágenes, la había asimilado a los distintos estilos
arquitectónicos y hasta había escrito algunas líneas de exámenes acerca de esta
maravilla. Cuando la visité (aquí mismo dejé constancia escrita de mis
impresiones) estaba en obras, pero en nada le hurtaban su grandiosidad y, menos
aún, su simbolismo.
Hoy leo
que la restauración ha concluido y que se ha aprovechado el momento para una
nueva inauguración y la proclamación y consagración como mezquita. Las máximas
autoridades del país han acudido para darle más boato al acontecimiento. Los
representantes culturales de medio mundo han mostrado su descontento ante lo
que adivinan que supone realmente este hecho.
Este
monumento grandioso ha pasado por ser catedral ortodoxa, catedral católica y
mezquita musulmana. Más de 1500 años la contemplan y varios estilos
arquitectónicos se mezclan en sus muros y cúpulas. Sus características
artísticas están muy glosadas por todas partes y nada podría yo añadir.
Solo
quiero apuntar una consideración acerca del valor simbólico que atesora. No
creo que el presidente de la República ni tantos miles de personas se hayan
concentrado solo para ensalzar el valor artístico del monumento. Por encima de
ello parece oírse la reivindicación del carácter musulmán del lugar. Otra vez
el palo y tente tieso en nombre de la religión. Nos pasa en Córdoba, les pasa
en Jerusalén y pasa en muchos otros sitios en el mundo. En nombre de la
religión se mata, se alza la voz, y, sobre todo, se esconden otras muchas mentiras
y miserias humanas
Las
intenciones de Kemal Atatürk de levantar un país laico en Turquía dan un paso
más hacia atrás. Ojo, y estamos hablando de las religiones del Libro, esa tres
que tienen en su vértice un dios que se dice misericordioso, pero también
justiciero. La mejor cuña sigue siendo la de la misma leña.
Para
disimular, se apunta al valor universal y a la acogida ocasional de otras
religiones en este lugar sagrado. Puro engaño. En España este truco lo conocemos
bien.
Agia
Sophía, Santa Sofía… Bendita y santa sabiduría. Si su nombre nos encaminara más
hacia la sabiduría y menos a la exclusión y al rechazo… Pero, ¿qué dios es ese
que, siendo el mismo, se subdivide y se enfrenta con sus heterónimos y alias,
y, aun peor, que empuja a sus fieles para que se maten unos a otros? Puro
disparate.
1 comentario:
Se puede decir más alto pero no más claro: puro disparate. Yo estuve en Turquía hace unos años. Incluso en Ramadan, Estambul es una ciudad maravillosa, pero este retroceso con tintes fundamentalistas es una gran pena.
Un abrazo
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