jueves, 9 de febrero de 2023

SENTIR Y CONSENTIR

 SENTIR Y CON-SENTIR

«Por san Antón, la gallina pon», reza el refrán. Ya pasó san Antón y el gallinero sigue revuelto: los gallos afilan la cresta y erizan las alas, las gallinas cacarean y todo anda como a voz en grito.

El gallinero, ahora, es la voz social, son los medios, es la clase política y somos todos bailando a sus acordes y según nos marcan el compás. Que cada cual se adjudique o imagine a quién adjudicar la función de gallos, gallinas y polluelos.

El asunto de la ley llamada de «Solo sí es sí» sirve de libreto y partitura sobre los que añadir o quitar notas, entonar arias y acelerar o ralentizar el compás. Todo el mundo anda echando su cuarto a espadas. Pues yo no quiero ser menos.

Si tengo que ordenar ideas, para no perecer en el intento y no descarriar en el camino, deberé comenzar reconociendo que se trata de un asunto muy complejo y muy sensible a la vez. Pero habrá que mojarse y hasta nadar a contracorriente si hace falta. Y todo en píldoras, como exige este formato.

. Ordenar nuestras leyes con el fin de conseguir igualdad de obligaciones y de deberes entre todos los componentes de la comunidad es obligación primordial y a ese fin hemos de orientar todos nuestros esfuerzos.

. Revisar la Historia y comprobar la desigualdad entre el hombre y la mujer es algo evidente y que produce sonrojo.

. Promulgar leyes de discriminación positiva para corregir tan flagrante desigualdad parece que está plenamente justificado.

. Nuestro ordenamiento jurídico tiene ganada fama de ser muy garantista. Y los mejores pensadores en la filosofía jurídica no se oponen a ello, más bien al contrario. Por eso hay tantas absoluciones, no por no haber cometido delito, sino por no haber sido capaces de demostrarlo. Necesitamos, pues, algún grado de demostración para la condena; si no, nos metemos en el bosque y la niebla de la inseguridad jurídica. Y esto sirve no solo para esta ley, sino para cualquier otra. El que acusa tiene que aportar pruebas que avalen la acusación.

. Las formas de demostración se pueden regular y en ellas se puede ser más explícito y taxativo o menos. El legislador y el judicial tienen la última palabra, unos para la precisión de la ley y otros para la aplicación de su espíritu. En esta ley parece que hay que apurar al máximo para que la víctima no se vea expuesta a un proceso probatorio que limite y grave su intimidad. Pero eso no elimina la necesidad de la seguridad jurídica con la prueba correspondiente.

. Yo no sé de dónde sale la idea de que, con un sistema punitivo que solo encuentra la solución en el aumento de penas, se soluciona el conflicto. Ni el sentido común, ni los estudios más sensatos, ni la realidad constante dan razón a esta manera de encarar este asunto. Toda la fuerza se nos va en dar voces para tratar de mostrar que somos los que más condenamos. Y eso, ¿para qué? Si no evitamos las causas, ¿cómo vamos a erradicar las consecuencias?

Ojo a estos datos: 1. Somos el país de Europa que castiga con penas más duras las agresiones sexuales, casi el doble que la media europea. 2. Cada vez que se modifica el código penal, se aumentan las penas, como si esta fuera la única solución. A esto, en términos generales, deberíamos llamarlo populismo, e indica un escaso nivel de pensamiento. Hay que trabajar para que no haya violadores, no para ver cómo los castigamos más.

. Y volvemos, otra vez, a la educación y a la escala de valores en la que esta se debe apoyar. Indáguese por ahí, désele una vuelta a las funciones que aplicamos a cada uno, repásese la escala de valores en la que nos apoyamos, verifíquese qué es aquello que ensalzamos más cada día y cada hora, clarifíquese hacia dónde van nuestros aplausos y nuestros reconocimientos… No queramos repicar y andar en la procesión, porque tal cosa no se ha inventado todavía.

. ¿Por qué el relato nos obliga a fijar nuestra atención en solo un apartado mínimo de la ley y olvidamos la bondad o maldad de su conjunto? A ver si es que va a resultar que la opinión pública va a estar dirigida -una vez más- solo hacia aquello que nos interesa.

. Si la ley en conjunto es buena -y parece que lo es-, ¿qué nos impide corregir algún elemento aislado?

. ¿Cuánto de previsión electoral hay en la interpretación que de esta ley y de este apartado de la misma hace cada partido político? Por favor, no jueguen ni con las mujeres, ni con la seguridad jurídica, ni con el complejo mundo de las relaciones sexuales.

CON-SENTIR, sentir en común. Qué complejo resulta poner términos jurídicos a todo eso de los sentidos y qué hermoso cuando de verdad se cumple ese sentimiento en común. 

No hay comentarios: