AGENDA PARA UN NUEVO DÍA
De repente, comprendo que el otoño
se ha adueñado del cielo y del paisaje.
Me cuesta despegarme de las sábanas,
donde he tejido sueños que me siguen
rondando en la cabeza. Debo alzarme
a contemplar la vida en la terraza.
Hay niebla a ras de suelo, sopla un viento
que susurra los ecos de otros días
y acompaña a una lluvia de tristeza
que transporta mensajes imprecisos
que no me dicen nada. Me preparo
a cumplir con mi agenda cotidiana,
tan larga de deseos y tan corta
de logros y de gratas realidades.
Envolveré mis actos en ternura,
olvidaré razones y pretextos
que siempre comprometen mis acciones
y estaré para todo lo que venga
de parte de la vida. Y a la hora
de volver a las sábanas, la noche
será abrigo y examen de ternura
para dormir en calma las noches de este otoño
que alfombra ya el paisaje y me convida
a esperar dulcemente la luz de otra mañana.
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