EN LA MISMA ESTACIÓN
Hay realidades que siguen tozudas y que se resisten a cambiar, siquiera sea un poco, ninguna de sus aristas y de las variables que las componen. Para bien o para mal, que de todo hay. Una de ellas es la de la festividad de nuestra Constitución, cuya conmemoración se celebra hoy. Los medios de comunicación -siempre los medios- se encargan de recordarlo y algunos de los representantes públicos de casi estropearlo con sus declaraciones. Las ausencias son sonoras y atruenan el silencio y la oposición que muchos muestran a la llamada Carta Magna. El paso del tiempo acompaña a una forma de disolución en la indiferencia, tal vez por aquello de que la distancia sea el olvido.
Y, si seguimos gastando energías en los fundamentos, es fácil imaginarse lo que sucede con elementos de segundo y de tercer orden.
Yo mismo reviso lo que pensaba y escribía hace algunos años y me encuentro con que sigo en mis trece, sin que nada haya alterado mi concepción acerca de este asunto. De modo que voy a reproducir literalmente lo que escribí en esta ventana hace dos años. Era esto:
CONSTITUCIÓN
Como cada año, este país celebra el día 6 de diciembre el refrendo y la existencia de la Constitución, ese texto genérico que contiene las reglas esenciales que rigen nuestra convivencia. Una perogrullada. Vale. A dicha celebración acuden los representantes públicos, menos los nacionalistas e independentistas. Otra perogrullada. A partir de este hecho, consideraciones.
. Cada uno puede defender lo que le parezca bien, pero debería hacerlo con educación y con algún razonamiento. De la Constitución se sirven para defender en público sus opiniones y desde ella son defendidos. Actúese, pues, son elegancia y con respeto.
. Se dice con frecuencia que la mayoría de los españoles no votaron la Constitución, por edad, sobre todo. ¿Cuándo han votado las constituciones de casi todos los países sus habitantes actuales? En algunos casos no tienen ni constitución escrita y en otros la tienen desde hace centenares de años.
. Nuestra Constitución fue redactada y aprobada en condiciones de libertad. Algunos defienden que el contexto no era el mejor. Vale. Todas las constituciones han sido aprobadas en alguna circunstancia y están condicionadas por ese contexto. ¿No vale ninguna?
. ¿Quién prohíbe que se presenten alegaciones y propuestas de cambio de la misma? Incluso para su total derogación y la redacción de una nueva. El propio texto lo prevé y señala el método.
. Me parece que la actual Constitución es tan amplia en sus conceptos que cabe en ella casi todo.
. Las mayores pegas proceden de los partidos nacionalistas y separatistas, partidos que no todas las constituciones permiten que sean legales, pero la nuestra sí.
. Resulta curioso observar que esas voces proceden de territorios con niveles de vida más altos, a los que no sé qué cosas se les prohíben. Piénsese, por ejemplo, en el caso de Cataluña: situación geográfica con proximidad a Centroeuropa, con el Mediterráneo y África a sus pies, con un clima benigno, con la historia que arrastra, con la mano de obra de otras regiones españolas… Y algo parecido en el País Vasco.
. Sigo pensando que la realidad de España es la de un país fallido, después de cinco siglos, y que, en lugar de notar alguna fuerza común y algo de lealtad, lo que se produce a diario es un recelo continuo y una deslealtad constante. ¿Hacia dónde se puede apuntar en estas circunstancias? El desánimo se apodera de casi cualquier voluntad.
. ¡¡¡Y sin una definición clara del territorio, no hay serenidad para crear las leyes que regulen la vida de sus ciudadanos!!! ¡¡¡No hay posibilidad!!!
. A la derecha no le pido casi nada porque creo que no tienen ideas sino intereses. A la izquierda le reclamo que se defina con más claridad. Con el reclamo del asunto territorial, a los partidos extremos -sobre todo a los de extrema derecha- se les dan las campañas y los diputados gratis, sin necesidad de mover un dedo. Y el país sigue gastando casi todas sus energías en disputas de reclamaciones, en lugar de en sumas y aportaciones en beneficio de toda la comunidad.
. Creo que, en estos momentos, hay que fijarse más en las fuerzas que llenan de agujeros la Constitución y la ponen en peligro sin acudir a los medios legales para modificar todo aquello que se quiera y deba hacerse.
. Por si fuera poco, también andamos enfrascados en conflictos legales por parte de aquellos que tienen que ser los garantes de que se cumpla la Carta Magna. Me refiero, claro, a los jueces del Supremo y del Constitucional.
En fin, que el enfermo mejore de la gripe. O de la pulmonía.
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