FOTO FAMILIAR
Ese rostro maduro, sazonado
de marcas y vestigios de otros años
es el que ven tus nietos. Y se
engañan
pues que solo sabrán de tu
hermosura
por esas huellas lentas
que va dejando el tiempo en todo
cuerpo,
sin que ni tú ni yo nos demos
cuenta.
Y mira que te quieren cual si
fueras
el retrato de Venus, que lo eres.
Si pudieran llegar a su recuerdo
aquellos ojos claros como el alba
como vienen ahora a mi recuerdo…
Pero no te molestes ni te enfades:
conservas superávit de belleza
y bondad desbordante como un río
que baja limpio y pleno en
primavera.
¿Qué pensarán de mí y de mis
arrugas,
de mi carne también sexagenaria?
Vamos a regalarles unas fotos
de cuando éramos niños como
ellos,
a ver qué cara ponen al mirarnos
y cómo nos sentimos al mirarlos.
2 comentarios:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Precioso poema. Un canto de amor a la pareja, a los nietos,... con la realidad que dan los años, y la poesía que acompaña siempre a quien la cultiva y que nunca pierde de vista su propia infancia en su caminar.
Saludos
Gracias por tu palabras. Seguro que también tú compartirás sensaciones y sentimientos.
Antonio
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