viernes, 21 de junio de 2024

BREVES

 BREVES

 

Es tiempo de cosecha:

los árboles ya expresan el deseo

de descolgar sus frutos

y darlos en regalos a la tierra.

Así también la paz del ser humano

entregando los bienes que atesora

a los seres que más los necesitan.  

 

Ayer fuimos deseos entretejidos,

un solo afán y un solo pensamiento.

Hoy parecemos polos que se niegan,

cuerpos que visten pieles que se evitan.

 

Cuerpos que se acostumbran a la vida,

cuerpos que se acostumbran a la muerte.

Yo busco huellas, y tan solo encuentro

fugaces luces y frecuentes llantos.

 

Punzadas de dolor

a corazón abierto,

llagas que, en el recuerdo,

curarán deseos.

 

Ropa tendida al sol:

su blancura despierta

la luz de mi inocencia,

el silencio es mi voz.

 

A tu lado, la voz se hace armonía,

el sol se hace arrebol por las mañanas

y las tardes de invierno

se hacen suaves murmullos de contento.

 

Toda la casa mira en aquel cuadro

donde dormita el poso de tu ausencia.

 

Cada tarde posee su propio nombre,

es un valle de ausencias y presencias

en el que van y vienen, sin juntarse,

las sombras persiguiendo al horizonte.

 

La vida nada sabe

de lo que ha de saber:

pasa, sucede, muda,

y vuelve a suceder.

 

Me he sentado a pensar en los recuerdos

que me ofrece la tarde. Tantos años

después, sueño el deseo

de salvar el recuerdo de tu cuerpo.

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