A LA SOMBRA DE UN CASTAÑO
Era el camino
tentación exacta
hacia la
plenitud del verde derramado
sobre su copa
limpia y luminosa,
desde el azul
que llueve desde el cielo.
A los pies
del castaño y a su sombra,
todo se vuelve
calma y aventura,
viaje por las
calles de la imaginación.
Aquí los
nombres todos se conservan
entre cifras
de amor, y, por el suelo,
resisten huellas
y perduran claves
de ese paso
del tiempo que ahora sueño.
Las aves me
saludan en sus trinos
y me acercan
las auras encendidas
de esta tarde
de julio calurosa.
Descanso y, a
la sombra del castaño,
sueño la paz,
la calma y el sosiego
de mi paso
indeciso por la vida,
viajero indefinido
y asombrado
en esta
transparencia de oro y cielo
que me acoge
a su lado y me sonríe.
2 comentarios:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Y el castaño sin enterarse de que el poeta que pasa por su lado, y de vez en cuando se para junto a su tronco, le agradece su sombra y le canta.
Un abrazo.
Yo creo que, en el fondo, sí se entera.
Un abrazo.
Antonio
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