lunes, 23 de julio de 2018

AFORISMO Y POEMA



          AFORISMO Y POEMA: UN LÍMITE IMPRECISO
Aforismos e ideas líricas. Juan Ramón Jiménez.
Edición de José Luis Morante. La Isla de Siltolá. Sevilla, 2018
En los últimos años se ha puesto de moda el formato literario del aforismo. El propio antólogo del libro que nos ocupa es un claro ejemplo en su creación. Y ponerse de moda significa exactamente eso, y no incluye el aserto de que hasta ahora nadie se hubiera ocupado de crear en esta fórmula. Tal vez por eso se recuperan los apuntes de los principales autores que se hayan ajustado, en parte de su obra, a este molde.
De inmediato surge la pregunta: ¿qué es realmente un aforismo? La definición académica lo concreta así: “Sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte”. Allá con la familia de conceptos que se acercan a este: es larga y no interesa: quedémonos con ese. Así que brevedad y carga de doctrina, como ejemplo y norma que se ha de seguir.
José Luis Morante nos trae esta edición de aforismos e ideas líricas, nada menos que de Juan Ramón Jiménez, autor que se ajusta muy bien a este modelo, si es verdad aquello de que “Arte es quitar lo que sobra”.
A mí, como lector, no me interesa mucho la forma en que aparece la lista de aforismos, ni su distribución, ni siquiera el contexto en que está escrita. Es cosa de eruditos y de gente exclusiva, que me da todo hecho para que yo lo goce en la lectura. Doy por bueno que una agrupación u otra convocan un perfil de autonomía y perceptivo diferentes. No creo que sea ni lo más importante ni el banderín de enganche para discusiones estériles. Y eso que yo debo cuidarme por si acaso y en lo que me toca por profesión y por afición. Por encima de otras consideraciones, su colección de aforismos me sirve para entender la esencia y el afán de su poesía, para poner en claro cuáles eran sus ansias, sus manías, sus obsesiones últimas en todo, aquello a que aspiraba en cada verso, y acaso, sin quererlo, las líneas ideológicas en las que se movía.
¿Cuántos poetas quieren hacer el ejercicio de reducir alguno de sus poemas a los elementos imprescindibles? Les invito a ello. Y apuesto diez a uno a que, en no pocos casos, asoma el aforismo en el resumen.
¿Y qué otra cosa es la idea básica que empuja tantas veces a la mente a indagar en las luces que proyecta el fogonazo de un aforismo? También invito a comprobar la verdad o mentira de esta pregunta retórica. Pienso, por supuesto, más en la poesía lírica que en la narrativa. ¿De modo que “detalles: florecillas, arenas, burbujas?”. No, no, destellos que te ciegan, llamaradas que queman, arañazos que rasgan, truenos que adelantan la tormenta. Y todo con empujes muy diversos, que a mí hay aforismos que me encienden y otros que me resbalan y que ni me saludan. Sí, sí, aunque hayan salido de la pluma y el puntillismo de JRJ.
La lógica pediría que aquí y ahora anotara acerca del límite, en poesía, de la carga conceptual y de la carga emocional, y en qué medida el aforismo se acerca o se aleja de ese equilibrio incierto entre mente e impulso. Es arduo el comentario y renuncio a encararlo en estas líneas.
Las intenciones del autor moguereño, no obstante, son siempre claras: “revisión”, “depuración”, doma del espíritu y libertad del pensamiento, equilibrio imposible entre los mundos del pensamiento y del instinto. Y todo ello en tarea continua, en imposición ideal, hasta terminar siendo, en expresión exacta del antólogo, “el quehacer de una ontología laborable”, ontología laborable que cumple sus quehaceres cotidianos en una biografía personal, literaria y social que José Luis Morante repasa sucintamente en el prefacio y que explica la acentuación hacia ese acendramiento poético y vital de JRJ, cuenco adecuado para la idea sustanciada en el aforismo.
 ¿Que el lector quiere hacer selección de esta lista?, pues váyase a las páginas y beba y satisfaga sus preguntas. A modo de ejercicio, le sugiero la página 118. Todo un tratado en escasas palabras. Pero es solo un ejemplo. Cada cual busque el suyo y reflexione.
El mundo del poema es constrictivo por naturaleza, aunque aspira a explotar y a hacerse eterno; el del aforismo lo es más, si cabe. A veces se entrecruzan y se hermanan, lejos de tecnicismos y peleas. Estas quedan tal vez para los críticos, que abundan en las formas y acaso se retraen ante lo más sustancioso y nutritivo.
De modo que, al antólogo, José Luis Morante, las gracias por su aportación y su trabajo, y al poeta el reconocimiento por esta suma hermosa de aforismos.

2 comentarios:

JOSÉ LUIS MORANTE dijo...

Muchas gracias por tu reflexión crítica, que siempre tiene la textura emotiva que te caracteriza y el justo aporte criticr. Abrazo fuerte y feliz verano desde el mar.

Antonio dijo...

Abrazos y lecturas fresquitas.