domingo, 8 de septiembre de 2024

ROMERÍA DEL CASTAÑAR

 ROMERÍA DEL CASTAÑAR

 

Domingo, ocho de setiembre,

el sol despuntado había

y las gentes bejaranas

saludan un nuevo día.

Es día de fiesta, de gozo,

de honrar a Santa María.

Por eso, a media mañana,

hacia el Castañar subían

llenando rodeos y aceras

con palabras de alegría.

 

En torno del santuario

que en el monte se erigía,

se congregan multitudes

para celebrar la misa

en la Plaza de los Tilos

con toda la clerecía,

los fieles y los cofrades

que forman su cofradía.

Las gentes menos devotas

por el Castañar caminan

repartiendo parabienes,

saludos y cortesías;

unos llenan las aceras,

otros andan a porfía,

por encontrar un buen sitio

desde el que recrear la vista.

Por allí amanecen rostros

de personas conocidas

que solo una vez al año

en el monte aparecían;

por el otro lado caras

de gentes desconocidas

que se mezclan y se funden

en jovial algarabía.

 

La misa ya terminada,

la procesión se veía

con la imagen de una virgen

subida en una hornacina,

seguida de muchos fieles

que cantan, rezan y gritan,

con voz que recibe el viento,

vivas a Santa María.

Los devotos, cuando pasa

la imagen, callan y miran,

tal vez soñando milagros

para el resto de sus días.

Allí las autoridades,

alcalde, concejalías,

guardia civil, comarcanos,

peñas, gentes, policías,

como guardando a la imagen

de ofensas y de mancillas.

Desde el Mirador, la Virgen,

bendice a gentes e industrias,

todo lo que a ver se alcanza

de Béjar y cercanías.

 

De vuelta la procesión,

ya camino de la ermita,

se repiten los aplausos,

los cánticos y los vivas

mientras departe la gente

entre cañas y sangrías.

Los bares, los chiringuitos

que en El Castañar había

no dan abasto sirviendo

lo que la gente pedía.

 

Así se llega la hora

de degustar la comida

en restaurante o al fresco

que les regala la umbría.

 

Para esa hora muchos fieles,

con la costumbre cumplida,

han vuelto a coger la senda

que a la ciudad conducía

desgranando comentarios

que hablan de la romería.

Muchos otros aprovechan

para ir a la corrida

de toros que en La Ancianita

se celebra en este día,

-afirman que con la imagen

de la Virgen presidida:

hasta este punto se mezclan

devoción y fantasía-.

 

Solo queda la verbena,

con la noche ya crecida,

para cerrar esta fiesta

y cantar su despedida.

Mañana, de nuevo es hora

del deber y la rutina.

 

¿Qué buscarán estas gentes

monte abajo y monte arriba,

tras una imagen que calla

y parece que medita

viendo a tanta gente junta

y a sus favores rendida?

 

El juglar también contempla

todo lo que allí veía

y no sabe darle a esto

respuesta definitiva.

¿Devoción, costumbre, fiesta,

superstición, fantasía,

miedo, consuelo, carencia

de seguridad de vida?

 

A meditar sobre ello

este juglar os invita.

No hay comentarios: