LA
RIQUEZA HUMANA: OTRA PERSPECTIVA
Asistí ayer a una charla muy concurrida -gracias,
Ramón y Cipri- en la que se quería exponer la situación de esta pequeña ciudad
en la que vivo, cuarteándola en pasado, presente y futuro. Muy ambicioso el
propósito. Actividades como esta se repiten de vez en cuando y con algo más de
frecuencia cuando la comunidad tiene la sensación de que algo no marcha bien y
anda sumida en el desencanto y hasta en la desesperanza. Es el caso de esta
ciudad y seguramente el de otras muchas.
Que haya colectivos que se preocupen por ello e
intenten poner en marcha ideas o simplemente poniendo el grito en el cielo es
un indicio positivo: algo y alguien se mueve en a la comunidad, a alguien le
duele el colectivo.
Pero hay varias maneras de presentar el panorama y sus
posibles soluciones. La más utilizada -la he visto expresada en varias
ocasiones por estos pagos- consiste en describir la presencia de grandes obras
que darían trabajo a un número elevado de personas y convertirían a la ciudad
en un paraíso o algo así. Tal descripción se idea en un momento y parece tener
el poder mágico de alucinar a quienes la escuchan. Nunca añaden la forma de
adjudicar la construcción de tales obras, ni la manera de adquirir los fondos
económicos necesarios para ello, ni los ajustes administrativos. El fondo
mágico lo suple siempre el Estado. Y así todo arreglado en un momento. Cuando
escucho y veo estas proposiciones, me marcho desencantado y prometo no volver
nunca más a escucharlas.
Otra forma consiste en la exposición sosegada y, sobre
todo, planificada -aunque siempre parcial y con un punto de ilusión- de
aquellas acciones que podrían llevarse a cabo con una visión posible y realista
de la situación. Para ello, hay que tener en la cabeza un modelo de ciudad y no
solo una suma de acciones aisladas y que solo viven en la ilusión de quien las
sueña.
Ayer se dio esta segunda forma, la de las acciones
combinadas, posibles y planificadas. A pesar de todo, esta forma sigue siendo
siempre parcial, pues faltan acciones, se discuten otras presentadas y todas se
prestan a la discusión. Pero nacen no de ocurrencias, sino de datos y de
conocimientos, de experiencias y de bases ideológicas que las explican. Nada
que ver esta fórmula con la de las ocurrencias y la de la buena voluntad, pero
carente de base y de realidad.
Sí, la ideología también está en la base de todo esto.
Y yo me alegro de ello. Con serenidad y sin descalificaciones para nadie, pero
con la base de los datos y de las ideas.
En todas ellas falta, sin embargo, algo que a mí me
parece esencial. Siempre se habla de patrimonio y de trabajo, y se piensa en
obras de todo tipo que han de crear riqueza material. Nadie nunca menciona
siquiera la principal riqueza que posee cualquier comunidad. La principal
riqueza de una comunidad es, sin duda, la humana, la de las personas que la
conforman. Una comunidad será más rica cuanta más riqueza mental acumulen las
personas que la integran. Por ello, la principal atención debería estar
enfocada a desarrollar esa riqueza y a incrementarla en todas las formas
posibles. La riqueza material es necesaria para la supervivencia, pero esa
supervivencia se logra con mucha menos riqueza que la que exigimos a diario. La
supervivencia solo material resulta igual a una pobreza casi absoluta.
Describir, organizar y desarrollar el contexto favorable a esa riqueza humana
tendría que ser el principal objetivo. Lo demás casi tendría que venir por
añadidura.
Me gustó el desarrollo de la exposición de ayer, pero
añadiría siempre la importancia de esa necesaria riqueza humana.
Tengo la impresión de que en esta ciudad estrecha
existe un contraste muy grande entre la riqueza (humana, o sea, mental) de unas
personas y de otras; y, además, me parece que esa riqueza trabaja de manera muy
aislada y personal. Remover toda esa modorra y aunar la mucha riqueza humana ya
existente es una tarea pendiente y prioritaria.
La material, también; pero esta, de manera
prioritaria.