INFOXICACIÓN
Confieso que, o nunca me había cruzado con este término,
o mi atención se había ido a pájaros y no había reparado en él. Sea como sea,
torpe, que soy un torpe. Esto de andar jugando con las palabras todo el día y
perderse entre ellas… Bueno, pues ya está, y a no darse demasiados golpes de
pecho, que más se perdió en Cuba…
Por supuesto, nada más echarle la vista encima, la he
codificado y he entendido su significado: suma
de información + intoxicación. Tampoco hay que ser un lince. De la página
de la FUNDEU recojo lo que sigue: «Infoxicación es una palabra
adecuada en español para referirse a una sobrecarga de
información difícil de procesar.
El neologismo fue acuñado por el especialista en
información Alfons Cornella para aludir a la sobresaturación de información,
como acrónimo de intoxicación por información.
Se trata de un término cada vez más frecuente en
los medios: «El exceso de información causa el síndrome de la infoxicación, que
está caracterizado por la ansiedad y la angustia», «La infoxicación es la
incapacidad de análisis eficiente de un flujo de información elevado».
Dada la extensión de su uso, no es necesario
entrecomillarla ni marcarla de ninguna otra manera, aunque si se estima
que los destinatarios del texto aún no la conocen, conviene explicar su sentido
la primera vez que aparezca.
Como alternativa, puede emplearse la
expresión sobrecarga informativa».
No deja de hundirme más en la miseria, pues se asegura
la «extensión de su uso». Bueno, sea.
El neologismo me sirve para volver a la matraca de la
importancia y la influencia de los medios informativos, huyendo de la
generalización, que siempre acarrea injusticia. Son una plaga mayor que la de
la langosta. La mezcla de información con opinión es casi su pan de cada día. Les
resulta muy difícil sustraerse del fondo ideológico y económico que los
sustenta, y esto se multiplica cuando no quieren confesar ese sesgo ideológico,
pero lo practican sin pudor. En estos tiempos, en los que parece que todo se ha
vuelto líquido y nada alcanza un fondo en el que anclar con fuerza una verdad,
cualquier elemento se eleva a categoría de noticia con tal de engordar el
instinto de la masa y de que los likes
correspondientes eleven el número a sinónimo de verdad. La democracia y la
verdad se ha convertido en una simple suma numérica, sea cual sea su contenido
o la falta del mismo. Y se ha convertido en tal porque, de esa manera, el número
de respuestas se hace corresponder con el éxito económico. Después, el dinero
se convierte automáticamente en la mayor fuerza democrática, y vuelta a
empezar.
Comienza setiembre, o sea, el año real (trabajo,
cursos, deportes…). Todo vuelve a la monotonía de lo malo y de lo bueno, de la
vida como repetición y sometimiento. Los medios de comunicación bien lo saben. Conocen
muy bien la forma de infoxicarnos con
todo su poder. No es fácil huir del carril: se convierte uno en un apestado, o
sea, dicho de otra manera, en un infoxicado.
Son las contradicciones del sistema y el juego de las palabras.
En ello andamos, entrando y saliendo del laberinto, infoxicándonos y desinfoxicándonos.
N.B. Creo que ya hemos alargado el neologismo desde el
sustantivo hasta el adjetivo y buena parte de la conjugación verbal. O sea, que
seguimos en el juego de las palabras.
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