viernes, 2 de septiembre de 2022

INFOXICACIÓN

 

INFOXICACIÓN

Confieso que, o nunca me había cruzado con este término, o mi atención se había ido a pájaros y no había reparado en él. Sea como sea, torpe, que soy un torpe. Esto de andar jugando con las palabras todo el día y perderse entre ellas… Bueno, pues ya está, y a no darse demasiados golpes de pecho, que más se perdió en Cuba…

Por supuesto, nada más echarle la vista encima, la he codificado y he entendido su significado: suma de información + intoxicación. Tampoco hay que ser un lince. De la página de la FUNDEU recojo lo que sigue: «Infoxicación es una palabra adecuada en español para referirse a una sobrecarga de información difícil de procesar.

El neologismo fue acuñado por el especialista en información Alfons Cornella para aludir a la sobresaturación de información, como acrónimo de intoxicación por información.

Se trata de un término cada vez más frecuente en los medios: «El exceso de información causa el síndrome de la infoxicación, que está caracterizado por la ansiedad y la angustia», «La infoxicación es la incapacidad de análisis eficiente de un flujo de información elevado».

Dada la extensión de su uso, no es necesario entrecomillarla ni marcarla de ninguna otra manera, aunque si se estima que los destinatarios del texto aún no la conocen, conviene explicar su sentido la primera vez que aparezca.

Como alternativa, puede emplearse la expresión sobrecarga informativa».

No deja de hundirme más en la miseria, pues se asegura la «extensión de su uso». Bueno, sea.

El neologismo me sirve para volver a la matraca de la importancia y la influencia de los medios informativos, huyendo de la generalización, que siempre acarrea injusticia. Son una plaga mayor que la de la langosta. La mezcla de información con opinión es casi su pan de cada día. Les resulta muy difícil sustraerse del fondo ideológico y económico que los sustenta, y esto se multiplica cuando no quieren confesar ese sesgo ideológico, pero lo practican sin pudor. En estos tiempos, en los que parece que todo se ha vuelto líquido y nada alcanza un fondo en el que anclar con fuerza una verdad, cualquier elemento se eleva a categoría de noticia con tal de engordar el instinto de la masa y de que los likes correspondientes eleven el número a sinónimo de verdad. La democracia y la verdad se ha convertido en una simple suma numérica, sea cual sea su contenido o la falta del mismo. Y se ha convertido en tal porque, de esa manera, el número de respuestas se hace corresponder con el éxito económico. Después, el dinero se convierte automáticamente en la mayor fuerza democrática, y vuelta a empezar.

Comienza setiembre, o sea, el año real (trabajo, cursos, deportes…). Todo vuelve a la monotonía de lo malo y de lo bueno, de la vida como repetición y sometimiento. Los medios de comunicación bien lo saben. Conocen muy bien la forma de infoxicarnos con todo su poder. No es fácil huir del carril: se convierte uno en un apestado, o sea, dicho de otra manera, en un infoxicado. Son las contradicciones del sistema y el juego de las palabras.

En ello andamos, entrando y saliendo del laberinto, infoxicándonos y desinfoxicándonos.

N.B. Creo que ya hemos alargado el neologismo desde el sustantivo hasta el adjetivo y buena parte de la conjugación verbal. O sea, que seguimos en el juego de las palabras.

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