martes, 6 de septiembre de 2022

PATRIA Y MATRIA

 

 PATRIA Y MATRIA

Por vía de guasap, me llegan unas declaraciones de la vicepresidente (existía algo que se llamaba participio de presente: indicaba que alguien, con independencia de pertenecer al género masculino o al femenino, estaba realizando una acción en ese momento; por eso escribo «la vicepresident-e», o sea, la persona, sea cual sea, que está ahora vicepresidiendo) del Gobierno Yolanda Díaz, que anda en el empeño de lanzar una nueva plataforma política en España. Sospecho que, lo haga como lo haga, no va a llegar a tiempo para conseguir lo que se pretende porque las estructuras sociales y políticas no se inventan de la noche a la mañana, y porque tiene competidores más asentados. Pero ese es razonamiento es para otro día.

En esas declaraciones expresa la idea de rebajar la importancia del concepto patria, seguramente por la alta contaminación histórica que posee en su identificación con cierto centralismo político mal entendido, para sustituirlo por el de matria, mucho más cargado de connotaciones afectivas y, por ello, positivas. Loable empeño el suyo. A mí no me importa compartirlo, si se aclaran un par de dudas.

La primera tiene que ver con un criterio etimológico. Patria le da la mano a padre y matria se la da a madre. Y, en ambos casos, se apunta a la relación entre los elementos de una familia. De modo que tenemos para relacionar estos tres términos: padre, madre y familia. ¿Es que la figura del padre representa la mano alzada y el no te menees y tente tieso? ¿Quién lo ha dicho? Eso es decir demasiado. Bien seguro es que la vicepresindente lo refiere a la visión que de España se tiene como patria, como familia de ciudadanos. Pero la analogía se me queda coja. Yo no estoy dispuesto porque sí a renunciar ni a patria ni a matria, porque lo que me importa es la felicidad de la familia. O, si se quiere de otra manera, váyanse de paseo la patria y la matria con tal de que la familia funcione y sus miembros sean bien avenidos.

La segunda duda resulta ser continuación de la primera. Supongamos que trasladamos los afectos a la metáfora de la comunidad desde el referente padre-patria al de madre-matria. Venga, me apunto. Pero así el cuento queda a medio contar. Pongamos que la madre acoge con más cariño a sus hijos, que los entiende mejor, que los perdona siempre, que sus actuaciones se mueven más por el afecto que por la ley y la justicia. Pero en una familia se come a una hora, se respetan unas costumbres y los hijos corresponden al cariño de la madre con afecto, sin reticencias y mucho menos sin odio a los hermanos ni a los progenitores. Y aquí es donde se me caen los palos del sombrajo.

Si España quiere vivir con sentido de matria, habrá que pedir a sus hijos que la quieran, o al menos que la respeten y que la reconozcan. Sin algún sentido de pertenencia, de colaboración y de algún fin de beneficio colectivo, no sé muy bien qué se le puede pedir a la madre. Ni al padre.

España es, por desgracia, a día de hoy, un país fallido, a pesar de ser el más viejo de Europa. Y mientras no se arregle ese sentido de base común -con patria o con matria: poco importa- todo lo demás seguirá en la provisionalidad, en el desacuerdo y en el enfado.

Haría bien Yolanda Díaz en pedir el sentido de matria, también y sobre todo, a los nacionalismos y a los separatismos. Estoy harto de que siempre se carguen las tintas en el centralismo y se vayan de rositas los que rompen la cuerda en sentido contrario. Porque la familia la formamos todos, los hijos, el padre y la madre. Claro que, con la participación activa de todos los miembros de la familia en igualdad de condiciones, pero con un espíritu positivo de ayuda y de afecto, sin recelos y sin estar siempre viendo fantasmas y rechazando a los otros. Sin algún lazo de unión que los identifique y los anime, todo seguirá quedando en lucha, en disputa y hasta en odio. Sobre todo, si los que a toda costa quieren irse de casa son los hermanos más ricos. Qué casualidad, ¿verdad?

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Bobadas, lo de Patria-Matria. Es cierto que la Patria es un sentimiento que deberíamos desarrollar más en algunos aspectos, y no tenemos.