domingo, 3 de mayo de 2020

LA MEJOR DEFENSA


 LA MEJOR DEFENSA

Para numerosas situaciones se suele afirmar que la mejor defensa es un buen ataque. Que se lo digan, si no, a los del fútbol y los demás deportes (tal vez un poco menos a los del Atlético de Madrid). Por eso tal vez aquello de morir matando, o es mejor morir de pie que vivir de rodillas…, y tantas otras expresiones que otorgan mayor valor a la iniciativa que a la inacción.

Esto del virus y la pandemia nos lo ha cambiado todo tanto, que ahora tenemos que darle la vuelta a la frase para que tenga sentido: “El mejor ataque es una buena defensa”. Por eso la necesidad de esconderse y quedarse en casa, de taparse con mascarillas y de guardar medidas de distancia física (¿por qué se dirá distancia social, si esta ya existe y mucha más de la deseada?). No podemos ir a golpes contra el enemigo porque no sabemos ni dónde anda, y, así, damos palos de ciego, nos busca las vueltas por donde le da la gana y juega con nosotros al escondite. Maldito virus.

Y todo ello lleva aparejada una carga muy pesada, pues nos obliga a defendernos del posible ataque de las demás personas, en las que vemos posibles emisarios del mal. Estamos en los primeros días del desconfinamiento. Tímidamente se nos permite dar unos paseos por las cercanías. En esos paseos, uno puede ver de todo; pero lo más normal es la mirada hacia el suelo, la separación física, el silencio, la desconfianza… Pero ¿qué nos han hecho los demás? ¡Si son nuestros vecinos, los mismos con los que hablábamos a diario y con los que compartíamos las menudencias de la vida! Parece como si nos hubiéramos negado la palabra para siempre después de algún altercado o malentendido.

Supongo que a todo se acostumbrará uno y que le iremos perdiendo el miedo a la presencia de los otros. De hecho, muchos se lo tuvieron que perder desde el primer día pues han estado en la brega a diario y sin descanso. Otros (tal vez más de la cuenta) parece que siguen en la primera frase y juegan al ataque de la proximidad física en estas salidas. A ver si lo hiciéramos todos con cabeza y a su ritmo, porque el maldito bicho nos tiene tomada la medida y ataca o se esconde cuando le da la gana.

Por esta vez, haremos caso y trataremos de ganar el partido empezando desde la defensa y proclamaremos que, de momento, el mejor ataque es una buena defensa. Pero, por favor, que sea por poco tiempo, que el virus se vaya por donde vino y que nos deje en paz, que queremos jugar nuestra liga sin su equipo y trazando un buen ataque como mejor defensa. El ataque de la convivencia y de la amistad, del intercambio y de la confianza.

Día 50 de algo que se parece al confinamiento. Ánimo.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Ya no estamos tan confinados Antonio, podemos andar por el monte que hacia falta, eso si, el miedo no nos lo quita nadie... Defendámonos todo lo posible y salgamos a la vida con precaución.