jueves, 12 de septiembre de 2024

ÁNGEL CALVO

 ÁNGEL CALVO

También el tiempo ara y va tejiendo campos en los que crecen cosechas que suplantan a otras que se han quedado viejas u olvidadas. Porque el tiempo pasa, que es lo que siempre pasa y va dejando huellas que se pierden en los brazos oscuros del olvido.

Hoy el tiempo ha dejado de ser tiempo en la conciencia de Ángel Calvo Meirama, militante socialista y alcalde de Béjar a finales del siglo pasado. Esta nota de recuerdo no es solo para el militante, sino para la persona que sustentaba a ese militante.

Yo había ingresado en el PSOE de Béjar, más como muestra testimonial que otra cosa, en una ciudad estrecha en la que las gentes de derecha se significaban públicamente como lo hacen en poblaciones pequeñas; y, además, como consecuencia lógica de mis pensamientos, de mis lecturas y de mi manera de ver la vida. Había que expresar públicamente en qué orilla andaba cada uno. Pero esto aquí no importa. Fue Ángel Calvo quien me llamó para echar una mano en el ayuntamiento y allá que fui en la lista de candidatos. Se perdieron las elecciones y a los pocos meses decidió dimitir de su cargo de concejal, pensando seguramente que su tiempo había pasado. Después siguió con sus clases en la EUITI hasta su jubilación. Los últimos años fueron de decadencia penosa en la salud, hasta su fallecimiento en el día de ayer.

Más allá de hacer una necrológica laudatoria, tan solo quiero poner de relieve una virtud que creí ver en Ángel Calvo y que creo que no adorna a demasiadas personas que actúan en la vida pública. La militancia suele llevar aparejada cierta predisposición a hacer caso a cualquier indicación que proceda “de arriba”; como si la organización estuviera por encima de todo. No hay más que alzar la vista para comprobar que tal inclinación no solo no ha desaparecido, sino que cada vez parece que se inclina más por la pendiente. Es asunto largo de contar y abarca muchas variables.

Ángel Calvo, sin embargo, hasta donde yo lo conocí, era una persona de principios, y sus opiniones y convicciones así lo demostraban. Lo diré de otra manera: en él creí ver asentada una ideología determinada que guiaba su actuación por encima de cualquier partido u organización. Estas posiciones suelen llevar acarreados momentos difíciles y exclusiones y olvidos en la estructura. Cuando la ideología está bien asentada, esto se soporta mejor y hasta se puede tomar a chanza. Un repaso a su “carrera” nos ilustraría muy bien en este aspecto.

En el día a día, apunto tan solo una consideración: la dificultad de confrontar argumentos en el ayuntamiento. Qué difícil es disputar con quien carece de formación, de ideas y anda solo interesado en fastidiar al rival con ocurrencias que no vienen a cuento y hasta con acusaciones de vida personal. Y esto un día y otro día, y otro. No me extraña que, al final, desaminado e impotente, decidiera tirar la toalla y marcharse. La ciudad estrecha sabrá por qué seguía sustentando esta situación con sus votos.

Después, ya lo he dicho, el tiempo pasa, que es lo que siempre pasa; y todo se ha ido diluyendo lejos de los focos y en la niebla y el fin de la memoria.

El tiempo de cada uno es el que haya creado su propia conciencia y el que mantengan la de los demás. La de Ángel Calvo se marchó hace tiempo de sí mismo. Hoy volvemos a hacer tiempo con su recuerdo y ensanchamos un poco su presencia en el tiempo. D.E.P.


domingo, 8 de septiembre de 2024

ROMERÍA DEL CASTAÑAR

 ROMERÍA DEL CASTAÑAR

 

Domingo, ocho de setiembre,

el sol despuntado había

y las gentes bejaranas

saludan un nuevo día.

Es día de fiesta, de gozo,

de honrar a Santa María.

Por eso, a media mañana,

hacia el Castañar subían

llenando rodeos y aceras

con palabras de alegría.

 

En torno del santuario

que en el monte se erigía,

se congregan multitudes

para celebrar la misa

en la Plaza de los Tilos

con toda la clerecía,

los fieles y los cofrades

que forman su cofradía.

Las gentes menos devotas

por el Castañar caminan

repartiendo parabienes,

saludos y cortesías;

unos llenan las aceras,

otros andan a porfía,

por encontrar un buen sitio

desde el que recrear la vista.

Por allí amanecen rostros

de personas conocidas

que solo una vez al año

en el monte aparecían;

por el otro lado caras

de gentes desconocidas

que se mezclan y se funden

en jovial algarabía.

 

La misa ya terminada,

la procesión se veía

con la imagen de una virgen

subida en una hornacina,

seguida de muchos fieles

que cantan, rezan y gritan,

con voz que recibe el viento,

vivas a Santa María.

Los devotos, cuando pasa

la imagen, callan y miran,

tal vez soñando milagros

para el resto de sus días.

Allí las autoridades,

alcalde, concejalías,

guardia civil, comarcanos,

peñas, gentes, policías,

como guardando a la imagen

de ofensas y de mancillas.

Desde el Mirador, la Virgen,

bendice a gentes e industrias,

todo lo que a ver se alcanza

de Béjar y cercanías.

 

De vuelta la procesión,

ya camino de la ermita,

se repiten los aplausos,

los cánticos y los vivas

mientras departe la gente

entre cañas y sangrías.

Los bares, los chiringuitos

que en El Castañar había

no dan abasto sirviendo

lo que la gente pedía.

 

Así se llega la hora

de degustar la comida

en restaurante o al fresco

que les regala la umbría.

 

Para esa hora muchos fieles,

con la costumbre cumplida,

han vuelto a coger la senda

que a la ciudad conducía

desgranando comentarios

que hablan de la romería.

Muchos otros aprovechan

para ir a la corrida

de toros que en La Ancianita

se celebra en este día,

-afirman que con la imagen

de la Virgen presidida:

hasta este punto se mezclan

devoción y fantasía-.

 

Solo queda la verbena,

con la noche ya crecida,

para cerrar esta fiesta

y cantar su despedida.

Mañana, de nuevo es hora

del deber y la rutina.

 

¿Qué buscarán estas gentes

monte abajo y monte arriba,

tras una imagen que calla

y parece que medita

viendo a tanta gente junta

y a sus favores rendida?

 

El juglar también contempla

todo lo que allí veía

y no sabe darle a esto

respuesta definitiva.

¿Devoción, costumbre, fiesta,

superstición, fantasía,

miedo, consuelo, carencia

de seguridad de vida?

 

A meditar sobre ello

este juglar os invita.

jueves, 5 de septiembre de 2024

PRIMER DÍA DE CLASE

 PRIMER DÍA DE CLASE

Lentamente, cogidos de la mano,

van de casa al colegio abuelo y nieto.

Primeros de setiembre, cielo azul.

Las dos manos son una en que se cumple

todo el valor del tiempo en plenitud.


En la puerta de entrada se despiden.

El niño se sumerge entre los ecos, 

que el futuro le ofrece; y el abuelo

conversa con los ecos del pasado.

El niño tiene prisa, pues le llaman

las voces de otros niños en el patio;

el abuelo rescata en su memoria

sus días más azules y lejanos.


Una mano invisible queda en medio

y se estira, amorosa, en un abrazo

que alcanza en su extensión a abuelo y nieto.


Es conciencia de ser, paso del tiempo,

liturgia del amor y la sorpresa

en un acto inocente en que palpita

la vida en su quehacer más diminuto.