lunes, 30 de mayo de 2022

HOY ES TODOS LOS DÍAS

 

                         HOY ES TODOS LOS DÍAS

Despierta la mañana y es el día.

Las horas del reloj en sus agujas,

cual párpados en guardia,

pidiendo que mis ojos se sorprendan

con todo lo que el mundo me regala.

Y luego, la caída de la tarde.

La noche. El horizonte se ha dormido.

 

Así una vez y otra, con la magia

que mece entre sus brazos la insistencia

de la monotonía.

 

Hoy es todos los días,

resumen del pasado y del futuro

en un presente gris, que se alimenta

de rumores difusos y perdidos,

que vienen a ser ciertos y a decirnos

que todo se repite, que va y viene,

que sucede y se pierde sin más causa

que el poder infinito del olvido.

 

Tal vez reconocerse entre los grises

que manchan el color del arco iris

ayude a concebir por qué la vida

no es más -tampoco menos- que un dejarse

llevar por ese extraño abecedario     

que dice y que conjuga nuestros días.

jueves, 26 de mayo de 2022

NO ES UN REY, ES LA MONARQUÍA

 

NO ES UN REY, ES LA MONARQUÍA

El rey emérito, ese binomio que no sé cómo se pude conjugar pues se compone de dos términos que se desconocen y que hasta se repelen, ha regresado a España después de dos años de exilio, mitad voluntario, mitad obligado, en Abu Dabi. Y lo ha hecho sin ningún signo de arrepentimiento después de todo el reguero de falta de moralidad que ha dejado detrás: deudas sin pagar, actuaciones inmorales sin pudor ninguno y una total falta de ejemplo para todos los ciudadanos. Para rematar la faena, se viene en avión privado y a regatear en el mar, con un grupo de amigos ricachones. Una penita.

Del otro lado, la prensa y la opinión parecen poner el foco solo en la falta de moralidad, sin ir más allá para tratar de encontrar las causas de todo este desaguisado. Y, para colmo, todo ese mundo que se llama ‘del corazón’ se empeña solo en sonsacarle al monarca si sube o baja bien las escaleras y si le va a dar o no un abrazo a su hijo.

¿No es este un buen momento para plantearse, serenamente y sin aspavientos, si tiene algún sentido la monarquía como forma de gobierno, más allá de si el que ejerce el cargo lo hace un poco mejor o algo peor? ¿Y por qué no separar este asunto de la privacidad de cada persona, también la del rey?

Que haga con su vida lo que le parezca bien, que se vea con su familia y se cuenten las penas y las alegrías, que sea, en fin, un ciudadano más, con sus carencias y con sus virtudes. Y que, a la vez, responda como uno más, con las mismas obligaciones y con los mismos derechos.

¿O no se puede pensar que cualquier poder, si se alarga en el tiempo, tiende a que el que lo detente se corrompa? ¿Hay algo que, por definición, se alargue más en el tiempo que una monarquía? ¿Qué podemos esperar, entonces? La monarquía, como concepto y en el siglo veintiuno no tiene un pase mental.  ¿Por qué seguir manteniendo una institución como esa? ¿Cui prodest su continuidad? En la sociología que se ha visto vitorear al monarca tal vez esté la explicación. Pero tratar de modificar esto desde el papel cuché es como sembrar cotufas en el golfo o regar el jardín cuando más crece la cizaña. Y lo mismo si todo se nos va en voces e improperios por la otra esquina del tablero.

lunes, 23 de mayo de 2022

SI DEL AMOR SE TRATA

          SI DEL AMOR SE TRATA

Si del amor se trata, no hay certeza

de llegar a la meta deseada,

pues no sabemos cuál es la respuesta

del amado o la amada.

El amor es camino misterioso

que nos da por castigo la esperanza

y ese creer que todo será limpio

como luz que levanta la mañana.

Luego, ansiedad, zozobra, perspectiva,

entusiasmo, tal vez desesperanza,

ilusión de llegar y dejar todo

entre las azucenas olvidado.

martes, 17 de mayo de 2022

DE LA MALA CONCIENCIA Y LA MALA REPUTACIÓN

 

DE LA MALA CONCIENCIA Y LA MALA REPUTACIÓN

Ya ni merece la pena considerar la certeza de que prácticamente todo se sustancia en la apariencia y en el ponerse a la vista de todos con aquello que tengas para vender. El mundo es pura representación y aquel precepto evangélico que rezaba «que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha» no tiene siquiera vigencia virtual. De modo que no hay necesidad de sacar entradas para ir al teatro. El espectáculo se ofrece gratis por todas las esquinas y la butaca siempre está libre para que te sientes a contemplar.

Tengo la impresión de que hasta el mal se pude exhibir sin pudor, porque en la escala de valores lo que importa no es la sustancia sino la forma de las cosas. O peor aún: no se consideran ni la bondad ni la maldad de las cosas, sino solo su apariencia y su envoltorio; de él depende la aceptación y la valoración que haga la multitud. Todo se ha convertido en banal, efímero y perecedero.

Porque la variable numérica cuenta como elemento esencial en el valor del producto. Es más, parece que es casi la única que interesa. De ese modo, cuantas más marcas de aceptación seamos capaces de hacer públicas más sube la estimación del producto, no solo en el mercado de los números sino también en su valoración teórica. Parecería como que los conceptos de bondad y de maldad solo fueran atributos secundarios de la cantidad de aceptaciones, o de likes, como se dice ahora.

Pero los actos individuales siguen existiendo, y la persona continúa decidiendo a cada instante entre varias posibilidades. Y acierta o se equivoca según esas decisiones, por más que invoque las influencias -reales, por otra parte- del contexto en el que las toma. Porque aquello de «soy rebelde porque el mundo me ha hecho así» conviene reconsiderarlo y no cargar en los demás todo el peso de la culpa, salvo que queramos sumergirnos en la inconsciencia y en el instinto determinista animal.

Acierte o se equivoque el individuo, la mayor parte de las consecuencias recae en la comunidad, en esa masa que va a aplaudir o a silbar la actuación según las apariencias de la misma. Y es tal el grado de presión de ese ambiente, que tenemos la tentación de atender sobre todo sus exigencias y sus condiciones. O sea, que estamos empujados a cada instante a despersonalizarnos y a convertirnos en actores de esa inmensa comedia en que se ha convertido la vida. Y ello tanto en los aciertos como en las equivocaciones.

Por los apuntes anteriores, me atrevo a dejar, casi en forma solemne, la siguiente afirmación: «Soportamos mucho mejor la mala conciencia que la mala reputación». Podemos acallar nuestra conciencia con menor esfuerzo que el que necesitamos para agradar a esa masa común que nos mira y nos juzga a cada momento, masa a cuyo dictado nos hemos sometido y a la que nos hemos entregado con armas y bagajes. ¡Me gustaría tanto estar equivocado!

Pero la escala de valores de la masa no la conforma la suma de individuos uno a uno, sino una serie de fuerzas aparentemente ocultas -o tal vez bien visibles- empujadas por poderes ajenos a los más débiles. En la conciencia colectiva participamos todos, pero unos con más poder que otros.

¿Cuántas personas de valía gastan buena parte de sus fuerzas en darse a conocer y en proclamar sin ningún pudor sus aparentes cualidades? Desde un análisis sereno, con ello no hacen otra cosa que bajar escalones en la consideración que buscan y que tal vez merezcan. Esto pensando en las gentes de valía. ¿Qué podemos decir de tantísimos como buscan lo mismo sin apenas base consistente en que apoyar esas proclamas?

La sabiduría popular proclamaba no hace tanto aquello de «dime de qué presumes y te diré de qué careces». Otra expresión que tal vez ande de vacaciones y con pocas ganas de volver al pensamiento. Cachis.

viernes, 13 de mayo de 2022

¿POR MANDATO DE QUIÉN CANTA EL POETA?

 

¿POR MANDATO DE QUIÉN CANTA EL POETA?

¿Por mandato de quién canta el poeta?

¿Quién le pone en las manos las palabras?

¿Quién cifra su decálogo y ordena

los gritos y silencios de sus versos?

No hay estro ni milagros, solo hay mezcla

de dolor y de gozo que destilan

el poso y el sabor de sus querellas.

 

Que el poeta las cante con desgarro,

el fuego y la ternura entre sus manos:

una barra de pan, un euro entero;

factura de la luz, casi cien euros;

la cesta de la compra, por las nubes;

el hambre que, instalada en los suburbios,

no parece moverse de barriada;

la tristeza colgada en los balcones

de los que menos tienen para risas…

 

Pero también el eco de los días

que se abren a la luz de un solo tajo

y viven con lo puesto y sin prejuicios,

ganándose el futuro con las manos;

el reposo sublime de los sueños;

la agónica belleza de las cosas;

el peso tan rotundo

de los cantos rodados, que resumen

la voz de tantos siglos de la tierra,

y están limpios de todos los despojos

y solo de la luz admiten roce.

 

Las palabras dispuestas al servicio

de todo claroscuro:

de la noche, del día, de la tarde,

del todo, de la nada.

miércoles, 11 de mayo de 2022

INDICIOS

INDICIOS

. Religiones del Libro: La muerte es un recuento de premios y castigos que esclaviza los actos de la vida.

. La muerte es la única duda resuelta de todas las posibles; las demás nos las imponen desde distintos sitios y desde tiempos diferentes.

. «Esta situación clama al cielo». Y el cielo no responde.

. La conciencia imprecisa de que nos acercamos a la muerte nos libra de sufrimientos y de angustias.

. La fecha que genera todo el tiempo: la fecha de la muerte. Todo el pasado mira hacia ella y ella mira todo el futuro.

. ¿Cuál será el último reducto en la memoria del moribundo? ¿Quién poblará ese espacio tan pequeño y ese tiempo tan difuso?

. ¿Morir con conciencia de la muerte o en un mundo de sueños e inconsciencia?

. ¿Cómo no amar a los semejantes, incluso a los más distantes, si tenemos la conciencia de que van a morir pronto?

. Hay muertes que nos llevan a refugios personales en los que no rozar la vida de los otros.

. La proximidad de la muerte ¿ordena o desordena nuestras vidas?

. Otra forma de muerte efectiva: negarse uno a sí mismo como ser humano portador de todas las riquezas y miserias.

. A cualquier edad se muere con la misma desesperanza. O esperanza.

. No te empeñes en llamar a la muerte: ella te llamará.

. ¿Qué ley ordena la selección y el orden de los muertos?

. Amo apasionadamente mi vida por la conciencia de que voy a morir.

. Peligro de eliminar el sentido de inmortalidad: que nos aplaste la losa de la certeza de la nada.

. La naturaleza nace y muere sin conciencia de ello. El ser humano es su única enfermedad mortal, como ya escribió Hegel.

. ¿El deseo de inmortalidad lo es de una vida nueva después de la muerte o de la continuación indefinida de esta vida?

. Religión y filosofía frente a la muerte: búsqueda de consuelos y aceptación desapasionada de la misma. Dos aproximaciones tan diferentes hacia un hecho que marca todos los caminos.

. A la conciencia, las palabras del poeta, que sirven hoy de cierre: Con tres heridas viene:  La de la vida. La del amor. La de la muerte.

lunes, 9 de mayo de 2022

INDICIOS

 

          INDICIOS

. Vivir para morir. ¿Morir para vivir?

. Símbolo de vejez (tal vez de madurez): no tomar ya en serio el sufrimiento propio.

. Si todo fuera inmortal, se anularía cualquier razón para matar.

. Con la muerte, el muerto pierde la conciencia de sí mismo y de los otros; los otros no pierden la conciencia de él.

. La muerte es la disolución de la conciencia, la anulación de todas las medidas, el mundo vuelto al seno del olvido.

. La muerte, como el dolor, enciende la conciencia de la vida.

. Resulta imprescindible sobrevivirnos algo más en el recuerdo. Sin eso, la vida y la muerte serían insoportables.

. Todas las esclavitudes conducen y se asocian a una última esclavitud, la de la muerte.

. ¿Cómo será la muerte del último ser humano? ¿En quién delegará toda la suma de sus recuerdos?

. Nuestras almas se duermen y se mueren en las almas que viven en los otros.

. En la muerte de un simple soldado se ahogan todas las razones de todas las guerras del mundo.

. ¿Aceptar la justicia de la muerte no es anular la fuerza de la vida?