martes, 31 de marzo de 2020

SI LO DIJERA YO...


SI LO DIJERA YO…
Hoy copiaré algunos consejos que M. Aurelio sigue apuntando en los primeros libros de sus Meditaciones. No quisiera ser pájaro de mal agüero, sino altavoz de unas cuantas consideraciones que se pueden hacer en estos días de pausa y de recogimiento. Porque pensar es como pesar, y como sopesar. Después, incluso hasta se pueden extraer consecuencias personales para nuestro comportamiento en la vida. Eso ya es labor de cada uno.
-Hemos nacido para colaborar. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza. Lib. II,1
-A todas horas, preocúpate resueltamente de hacer lo que tienes entre manos con puntual y no fingida gravedad, con amor, libertad y justicia, y procúrate tiempo libre para liberarte de todas las demás distracciones. Lib. I,5
-El que ha vivido más tiempo y el que morirá más prematuramente sufren idéntica pérdida. Porque solo se nos puede privar del presente, puesto que este solo posees, y lo que uno no posee no lo puede perder. Lib. I,14
-Venera la facultad intelectiva. Lib. III,9
La primera consideración nos invita a la colaboración. En estos días de una manera extraña y hasta parece que contradictoria, pues aparentemente la mejor ayuda es la de no estorbar, la de quedarse en casa.
La segunda nos soluciona las dudas de esa contradicción y nos empuja a hacer bien aquello que traigamos entre manos. Y en casa también siempre hay algo que hacer: labores de limpieza, comidas, conversaciones, lecturas, escritura, juegos, gimnasia, llamadas… Y cada uno a lo que hay que hacer.
La tercera nos sumerge en la contemplación del paso del tiempo y del valor del presente como único elemento real al que aferrarnos. Otra vez el tiempo como a priori y como núcleo de nuestro pensamiento. Somos tiempo y espacio.
Por último, la cuarta sentencia que he elegido nos invita a mirar todo y a analizarlo con la facultad que nos hace seres nobles, la de la inteligencia. De ese foco se desprenden haces de luz para actuar de una manera o de otra. La inteligencia nos une a todos los seres humanos en igualdad de condiciones, porque todos poseemos esa facultad. Todo ello nos hace más fuertes y más seguros.
Si todo lo adobamos con la conquista de tiempo libre para poder desarrollar nuestras cualidades, tal vez consigamos un nivel de vida algo menos malo.
Día 17 de confinamiento. Ánimo.

lunes, 30 de marzo de 2020

CAMBIO DE BOZALES



CAMBIO DE BOZALES
Hoy toca una de cal (¿o de arena?). Para ponerle un poco de distensión al asunto.

CAMBIO DE BOZALES
Admirábase un perro por las calles,
viendo que, en las aceras, los humanos,
en lugar de llevarlos de la mano,
se ponían a sí mismos los bozales.

No me parece vano este detalle,
le contestó otro perro, cabizbajo,
observando también el mismo caso:
será, tal vez, para taparse el aire.

Estos humanos son incompresibles:
siempre negándonos cualquier intento
de ladrar y correr a nuestro gusto

y ahora se tapan y nos dejan libres:
algún virus les corre por el cuerpo
y quieren evitar cualquier disgusto.

Día 16 de confinamiento. Ánimo.

domingo, 29 de marzo de 2020

CONFORME A LA NATURALEZA


CONFORME A LA NATURALEZA
En el Libro I de sus Meditaciones, recoge el emperador Marco Aurelio una lista de agradecimientos a todos aquellos que han dejado huella en su carácter y en su manera de ser. Sin todos esos elementos que van configurando una educación, no se entiende la manera de comportarse que cada uno tiene en la vida. Después, cuando la edad y la experiencia lo permiten, es el individuo el que, con su esfuerzo y sus reflexiones, va creando una escala de valores desde la que orienta sus actuaciones y su manera de comportarse consigo mismo y con los demás.
Hace tan solo unos días comentaba de pasada a unos amigos que los gustos también se educan. Lo hacía pensando en la lectura, pero se puede aplicar a cualquier aspecto de nuestra actividad vital. Tal vez detrás de una costumbre que, en una determinada persona, parece que no supone esfuerzo, haya un recorrido de constancia y de convencimiento que conducen a un momento en el que efectivamente parece que no cuesta nada su práctica.
El comportamiento de Marco Aurelio obedecía exactamente tanto a las huellas que en él habían dejado sus próximos como a su ejercicio en la virtud.
Quiero destacar una de esas enseñanzas y agradecimientos. Dice M. Aurelio: “De Sexto (filósofo estoico e instructor del mismo) aprendí la benevolencia, el proyecto de vivir conforme a la naturaleza; la dignidad sin afectación; el atender a los amigos con solicitud; la tolerancia con los ignorantes y con los que opinan sin reflexionar; la armonía con todos; la capacidad de descubrir con método inductivo y ordenado los principios necesarios para la vida; el ser menos afectado por las pasiones y a la vez el que ama más entrañablemente a los hombres; el elogio sin estridencias; el saber polifacético, sin alardes”. Lib. I, 9
Todo un proyecto de vida. Para darle la importancia que merece, ya destaco en negrita el ajuste de la vida con la naturaleza.
Estamos pasando unos días en los que la naturaleza nos queda un poco a tras mano. Pero no del todo. Algunos tan solo pueden intuirla; otros la podemos contemplar desde casa, sin tocarla; algún privilegiado podrá tener alguna parcela para él solo. Sea cual sea nuestra relación con ella, será bueno que la llamemos a diálogo y que analicemos el uso que le estamos dando y la falta de integración que con ella tenemos.
La naturaleza posee sus propias leyes. Y las va a seguir queramos o no, nos alejemos o nos acerquemos a ella. No vamos a escapar de sus inapelables decisiones. Y no lo podremos hacer porque somos parte de esa naturaleza, una pequeña porción de ese todo que flota en el espacio.
El desarrollo de esa adecuación posee muchísimas variables y niveles, pero el principio sigue ahí después de cualquier sueño: concentraciones en megalópolis, extensiones vaciadas, superexplotación, consumo, residuos, ritmos de vida… Escala de valores, en suma. Y todo ello en cualquier nivel, en el de la comunidad y en el personal, también y sobre todo.
¿Nos estamos fijando en la respuesta inmediata de la naturaleza en tan solo unos días sin maltratarla? Polución, extensión de animales, ruidos y silencios, consumos… ¿Qué pensarán los pájaros y los animales del bosque al verse solos? Pero si hasta el sol parece que está asustado.
Cada cual extraiga sus propias conclusiones.
Día 15 de confinamiento. Vale.

sábado, 28 de marzo de 2020

JURAMENTO HIPOCRÁTICO



JURAMENTO HIPOCRÁTICO
Repaso con calma el Juramento Hipocrático y trato de imaginar el estado de ánimo de tantos médicos, enfermeros, auxiliares, limpiadores, conductores de ambulancias, y tantísimos otros profesionales distintos a los sanitarios que, en estos días aciagos, cuidan de nosotros. Son gente con familia, con maridos, esposas, padres, abuelos, hijos, nietos; se despiden cuando empiezan cada turno con un deseo no disimulado de volver cuanto antes a su hogar para estar con los suyos y tal vez con una concentrada mirada de cariño a todos los que dejan en casa, por si acaso. No solo lo hacen los médicos. Son miles y miles los que lo realizan, y de profesiones muy diversas. Nadie debería quedar en el olvido, todos merecen el reconocimiento y el aplauso. Si aquí se señala a los sanitarios es porque suponen la primera línea de fuego en esta guerra invisible que nos asola. Porque, como escribía Celaya, cada uno es un obrero, que trabaja con otros a España en sus aceros.
Este es el Juramento Hipocrático­:
En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.
Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento a que son acreedores.
Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad.
La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.
Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.
Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesionalidad médica.
Mis colegas serán mis hermanos.
No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase.
Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción.
Aun bajo amenazas no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.
Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor. 
Juramento de Hipócrates. Fórmula de Ginebra. Asociación Médica Mundial: Asamblea 8/11 - IX – 1948
No sé si todos hemos hecho -aunque no haya sido de manera solemne- nuestro juramento particular a la hora de desarrollar nuestra profesión. Tampoco sé si el juramento conlleva el cumplimiento diario del mismo. Pero me reconforta saber que existen unos principios solemnes que buscan el bien común. Sí estoy seguro de que en estos días todos los sanitarios y los de las demás profesiones tienen como fin el bien común, y en ello se están dejando sus mejores esfuerzos. Me emociona y los aplaudo hasta quemarme los dedos. Será, sin duda, un gran ejemplo para el futuro y para la nueva escala de valores que tendremos que construir y defender. Gracias.

viernes, 27 de marzo de 2020

LA LISTA DE LOS AFECTOS


LA LISTA DE LOS AFECTOS

Hace tan solo unos días me comentaba un familiar esto: “Sabía que alguien tenía que escribir algo así, y me alegro de que haya sido uno de los míos”.
Los míos, ¿quiénes son los míos? Se refería, claro, a todos aquellos que se sienten más cercanos, unidos por los lazos del afecto, sean del amor familiar o de la amistad.
Seguimos en los días del confinamiento, en los parámetros del espacio reducido y de los movimientos marcados, y en una nube de sensaciones que apuntan negro. A diario nos movíamos con una rapidez que apenas dejaba paso al sosiego y a la reflexión, el ritmo impuesto por la escala de valores no nos permitía buscar y reposar en el mapa de nuestros afectos reales.
Estas horas largas entre cuatro paredes pueden ser un buen momento para reorganizar y para redimensionar ese mapa de nuestros afectos. Esa certeza ha de conseguirse con el contacto virtual, pero aumentado, que es el que ahora nos está permitido. ¿Hacia dónde podemos mandar nuestros envíos con besos y con abrazos? A buscar la lista y a subrayar uno a uno todos sus componentes. Aparecerán direcciones que andaban un poco a trasmano y oxidadas; otras estarán gastadas por el uso, pero seguirán fuertes y con las letras claras; algunas, por desgracia, habrán cambiado de dirección y ya no reciben visitas ni cartas; tal vez otras…
Los pensamientos, las llamadas (hoy tan necesarias), las palabras de aliento, el sonido amigo, las distancias que se anulan, los malos entendidos que se olvidan, los perdones que reaparecen, los silencios entrecortados que tanto significan, las risas buscando el lado menos malo de las cosas…, las sensaciones, en suma, de que hay gente al otro lado que quiere tender puentes y que los necesita, como los necesitamos nosotros, y las certezas de que los afectos desempeñan una función esencial en la convivencia.
Hoy seguro que el mapa de cada uno tiene que hacerse más grande y recuperar señales que sonaban poco.
Después, otra vez las bombas de racimo: que cada círculo contagie a otros círculos y estos a otros más, hasta conseguir que el mapa de los afectos se haga universal y ya la interconexión entre todos se haga inevitable y gozosa. Seguiremos siendo pequeños y contingentes, casi nada para el discurrir de la naturaleza; pero el mundo ya será de otra manera y la conciencia universal nos hará un hueco para sentir con ella.

jueves, 26 de marzo de 2020

POR SI SIRVE DE ALGO


POR SI SIRVE DE ALGO
Casi como dando palos de ciego y siempre por si sirve de algo, vuelvo a los estoicos. Lo hago prestándoles la voz, porque ellos meditaron antes y lo hacen mejor que yo. Recupero palabras de Marco Aurelio (hoy he pasado algunas horas leyéndole), aquel emperador romano del s II d. C. que, lejos de Roma y en situación vital de madurez, dejó escritas sus Meditaciones con una sinceridad y una humildad más propias de cualquier otra persona que de todo un emperador romano.
Son muchísimas las ideas que va desgranando en forma de pequeños textos, que terminan por ser casi máximas o píldoras filosóficas y componen todo un esquema de pensamiento: La inteligencia como guía interior, la interrelación de toda la materia universal, el cambio continuo de la misma, la intuición de un regidor para ese todo, el presente como momento que ocupa todo, la armonía de la comunidad universal, la composición del ser humano en tres partes: cuerpo (fisis), espíritu vital (psique) y espíritu racional (nous)…
Todo viene a concluir en la certeza de que hay elementos (no pocos: la integridad, la gravedad, la resistencia al esfuerzo, el desprecio a los placeres, la resignación ante el destino, la necesidad de pocas cosas, la benevolencia, la sencillez, la austeridad, la magnanimidad -Lib. V, 5- ) que nos conciernen y, por ello, podemos influir en ellos; pero hay otros muchos en los que no podemos incidir y, por consiguiente, nada conseguimos con angustiarnos ante su presencia.
Estas son sus palabras en la última parte del Libro IX:
28. Éstas son las rotaciones del mundo, de arriba abajo, de siglo en siglo. Y, o bien la inteligencia del conjunto universal impulsa a cada uno, hecho que, si se da, debes acoger en su impulso; o bien de una sola vez dio el impulso, y lo restante se sigue, por consecuencia… Pues, en cierto modo, son átomos o cosas indivisibles. Y, en suma, si hay Dios, todo va bien; si todo discurre por azar, no te dejes llevar también tú al azar. Pronto nos cubrirá a todos nosotros la tierra, luego también ella se transformará y aquellas cosas se transformarán hasta el infinito y así sucesivamente. Con que, si se toma en consideración el oleaje de las transformaciones y alteraciones y su rapidez, se menospreciará todo lo mortal.
29. La causa del conjunto universal es un torrente impetuoso. Todo lo arrastra. ¡Cuán vulgares son esos hombrecillos que se dedican a los asuntos ciudadanos y, en su opinión, a la manera de filósofos! Llenos están de mocos. ¿Y entonces qué, buen amigo? Haz lo que ahora reclama la naturaleza. Emprende tu cometido, si se te permite, y no repares en si alguien lo sabrá. No tengas esperanza en la constitución de Platón; antes bien, confórmate, si progresas en el mínimo detalle, y piensa que este resultado no es una insignificancia. Porque, ¿quién cambiará sus convicciones? Y excluyendo el cambio de convicciones, ¿qué otra cosa existe sino esclavitud de gente que gime y que finge obedecer? Ve ahora y cítame a Alejandro, Filipo y Demetrio Falereo. Yo les seguiré si han comprendido cuál era el deseo de la naturaleza común y se han educado ellos mismos. Pero si representaron tragedias, nadie me ha condenado a imitarles. Sencilla y respetable es la misión de la filosofía. No me induzcas a la vanidad.
30. Contempla desde arriba innumerables rebaños, infinidad de ritos y todo tipo de travesía marítima en medio de tempestades y bonanza, diversidad de seres que nacen, conviven y se van. Reflexiona también sobre la vida por otros vivida tiempo ha, sobre la que vivirán con posterioridad a ti y sobre la que actualmente viven en los pueblos extranjeros; y cuántos hombres ni siquiera conocen tu nombre y cuántos lo olvidarán rapidísimamente y cuántos, que tal vez ahora te elogian, muy pronto te vituperarán; y cómo ni el recuerdo ni la fama, ni, en suma, ninguna otra cosa merece ser mencionada.
31. Imperturbabilidad con respecto a lo que acontece como resultado de una causa exterior y justicia en las cosas que se producen por una causa que de ti proviene. Es decir, instintos y acciones que desembocan en el mismo objetivo: obrar de acuerdo con el bien común, en la convicción de que esta tarea es acorde con tu naturaleza.
32. Puedes acabar con muchas cosas superfluas, que se encuentran todas ellas en tu imaginación. Y conseguirás desde este momento un inmenso y amplio campo para ti, abarcando con el pensamiento todo el mundo, reflexionando sobre el tiempo infinito y pensando en la rápida transformación de cada cosa en particular, cuán breve es el tiempo que separa el nacimiento de la disolución, cuán inmenso el período anterior al nacimiento y cuán ilimitado igualmente el período que seguirá a la disolución.
Han pasado 18 siglos, nada menos, y todo es discutible; pero ahí están. Por si nos ayudan en algo.

miércoles, 25 de marzo de 2020

...SABIENDO QUE ME ENGAÑO


…SABIENDO QUE ME ENGAÑO
Desorientado, confuso, despistado, confundido, turbado, aturdido…, y con la mosca detrás de la oreja.
No sé cuál de estos adjetivos le conviene a la situación por la que paso y por la que supongo que están pasando muchos. Quizás todos y ninguno, qué sé yo.
La realidad se impone por encima de cualquier consideración personal. La aceptación de la misma no es de las peores cosas que puedo y que podemos hacer. Serenamente, sin exageraciones y acaso sin demasiados disimulos.
La serenidad nos tiene que venir de la certeza de que en nuestras manos está lo que está y solo eso. Es principio estoico y no es malo recordarlo en estos momentos. Otras fuentes religiosas nos indican que todo está en manos de algún Hacedor. Cada uno busca consuelo por donde puede y quiere. Tiene todo el derecho. También para la búsqueda de este consuelo será bueno no perder la calma ni la perspectiva y la serenidad. Al fin y al cabo, somos componentes de la naturaleza y a ella hemos de volver (pulvis eris…). Pero ya me estoy poniendo demasiado trágico, coño, que de esta hemos de salir, y tal vez más fuertes.
Pero decía yo que “acaso sin demasiados disimulos”. Y ahí es donde se me aparecen los adjetivos del principio y las sensaciones contradictorias que me agitan. Porque no sé muy bien cuál es la actitud menos mala, si la de seguir la evolución de todo esto, acompañando emocionalmente a los afectados y a la sociedad entera, en compasión y en condolencia, o huir anímicamente y evadirse, hasta que pase lo peor, en otra realidad, no menos real, pero buscada y más personal e idealizada por cada uno de nosotros.
A ver si un ejemplo real nos sirve: ¿Qué es mejor, abrir a cada hora los medios de comunicación, seguir el ritmo macabro de la pandemia y compungirse con todos, o evadirse, abrir la novela de Valle Inclán Tirano Banderas y enfrascarse en su lectura, que deja un mundo absolutamente desbordante y deslumbrante de imaginería verbal y creativa? ¿Significa esto una huida hacia no se sabe dónde? ¿Es tan solo una forma de defensa personal? ¿Se trata de abrir un paraguas mientras escampa? ¿Sería mejor entrañarse en algún tratado de reflexión filosófica? O, por la otra esquina, ¿hasta dónde dar cabida a toda la riada de ingenios que circulan por las redes, en busca de una sonrisa y de un pasatiempo liviano? Ufffffffffff
A veces tengo señales de mala conciencia. Otras veces me aíslo impotente y me encierro en mi imaginación. No sé cuándo hago bien y cuando menos bien.  Creo que una buena señal de supervivencia es saber engañarse. Eso sí, me gustaría engañarme sabiendo que me engaño.

martes, 24 de marzo de 2020

AMPLIFICADORES EMOCIONALES


AMPLIFICADORES EMOCIONALES
En estos días de recogida obligada en casa, los espacios y los tiempos andan sin rumbo, comprimidos en sí mismos y asustados. Todo nos ha cambiado. ¿Por un tiempo limitado? Está todo por ver, aunque el hecho quedará, sin duda, como referente para varias generaciones y mucho habrá que decir en el futuro.
¿Ha llegado ya el tiempo de extraer consecuencias, o en este momento debemos gastar nuestras pobres energías en el control sanitario de la pandemia? Cada uno tiene su sitio, su ocupación y su lugar. “Y cada uno a lo que hay que hacer”, cantaba Serrat; “Tú enciende el sol, tú tiñe el mar, y tú descorre el velo que oscurece el cielo, y tú ve a blanquear…”
Me parece que las actividades no se excluyen, con tal de que cada cual ponga lo mejor de sí mismo a favor de la comunidad: los sanitarios en sus consultas, los filósofos en sus pensamientos, los transportistas en sus viajes, los farmacéuticos en sus farmacias, los periodistas en sus informaciones, los escritores en sus palabras…
¿Y los encerrados en casa? Pues lo mismo que los demás. Sirviendo de focos positivos en aquellos pequeños territorios en los que podamos ser útiles. No soy nadie para marcar pautas ni para dar consejos, pero sí me atrevo a recordar que todos podemos ser amplificadores emocionales de aquellos elementos que mantienen viva a una comunidad. Cualquiera puede pensar en la familia, como mejor ejemplo, y en la cantidad de ocasiones que se abren para intervenir y hacer más llevaderos estos momentos, o para certificar y hacer visible el valor de la proximidad, del cariño y de la paciencia. O los grupos de conocidos, que siguen en contacto cariñoso y lleno de ánimo a través de las redes sociales. O la enorme cantidad de sugerencias, que nos llegan desde cualquier punto del mundo, para entretener el tiempo o para solucionar necesidades inmediatas.
A veces, si pensamos en la colectividad general, lo mejor es saber cuándo debemos intervenir y cuándo es mejor quedarnos en nuestro puesto para no molestar. Pero siempre nos queda el ámbito de la proximidad, el del pequeño grupo, el de la comunidad más reducida. Ahí sí que podemos organizar pequeños focos de animación y de pensamiento, de encauzar emociones y de levantar momentos de decaimiento. Es como si, de esa manera, la gran comunidad se sintiera de repente ser la explosión de una bomba de racimo con estallidos por todas partes, con contagio positivo frente al otro contagio negativo de la pandemia. Tal vez así el virus se asustaría y se retiraría ante el avance de esos pelotones de entusiasmo y de compasión.
Ánimo.

lunes, 23 de marzo de 2020

LOS BALCONES HABLAN


LOS BALCONES HABLAN
Cada número tiene su significado en el mundo de la cabalística. Se invocan con frecuencia, en demasiadas ocasiones para explicar lo que no tiene ninguna explicación o para encontrarle tres pies al gato, olvidando que, sin los cuatro de rigor, difícilmente se pude echar a andar. Así en las lecturas astrales o en las interpretaciones sospechosas de libros religiosos y mágicos.
El ocho tampoco se quiere quedar sin su parte del misterio y hay quien le supone fuerza, buen gusto y decisiones firmes. Bueno, vale, será verdad. Me quedo con el símbolo del infinito cuando se echa a dormir y se pode horizontal.
El caso es que, durante estos días, se ha hecho cargo de sacar a mucha gente a los balcones para agradecer, sobre todo con aplausos, pero también con otras formas (palabras, himnos, músicas, luces de teléfonos…), la labor impagable que están realizando todas las personas que, en primera línea, luchan contra la maldita pandemia que se ha apoderado de nuestras vidas y que nos tiene en casa recluidos, confinados, asustados y confusos.
A esa hora, los relojes se ponen de acuerdo y empujan a casi todos a mostrar sentimientos muy diversos por el aire. En mi plaza y en mi terraza -yo alterno los dos lugares-, de repente, se arranca una salva de aplausos que se alarga durante algunos minutos. Con las palmas se mezclan las luces intermitentes de los móviles, como si de un concierto gigante se tratara, en el que la orquesta estuviera formada por esa multitud de manos y de luces, que se estiran, pero no se tocan, que se saludan y se reconocen. Después, alguien pone música positiva, con letras de ánimo. Casi todos los días, suena también el himno nacional. Al cabo de unos minutos, la gente se saluda y queda convocada para el día siguiente.
Se trata de un ritual entre religioso e iniciático en el que se reparten ánimos y se refuerza el valor del grupo como elemento de ayuda en tiempos de dificultad.
Después suelo ver una caravana de coches de policías de diverso tipo, guardias civiles, protección civil y bomberos recorriendo las calles con las sirenas sonando y las luces destellando. A su paso, las gentes les agradecen con aplausos su labor y ellos les corresponden.
Mil consideraciones se me ocurren a partir de estos hechos. Solo apuntaré aquí y ahora que me emocionan cada vez que los veo y participo en ellos. Sea cual sea la interpretación que se aventure o se racionalice, siempre me parece positiva y, en cualquier caso, consoladora. La compasión (cum + patere: padecer en común, sea en sentido negativo o en positivo) tiene que ser una de las principales defensas de cualquier grupo humano.
El ritmo vertiginoso de la vida actual, no permite muchas veces ni siquiera entender que existen los vecinos, que están ahí mismo, al lado, debajo o encima, enfrente o a la vuelta de la esquina. Estos días nos lo han recordado los balcones porque han hablado por nosotros, han lanzado un grito de amistad y de compasión, de fuerza y de ánimo, de certeza de que no estamos solos y de que podemos contar con los demás. Esas lucecitas que se encienden al atardecer, cuando se espesa la noche, parecen luces de esperanza, indicadores de días mejores en los que la luz será más amplia y más gozosa. Y lo mismo esos aplausos, esas notas musicales y esas palabras. Todos han de ser mensajeros de mejores momentos. Ánimo.

domingo, 22 de marzo de 2020

EL RÍO CUERPO DE HOMBRE



EL RÍO CUERPO DE HOMBRE
(Para una tarde de confinamiento y cuarentena)

Es una tarde de marzo,
La primavera asomaba,
y el aire sembraba aromas
embriagando mi terraza,
donde, en calma y en silencio,
los rayos de sol miraba.

En lo más hondo del valle,
el río, triste, cantaba
en su sempiterna estrofa.
Ninguno lo acompañaba.
Iba soñando cantares
de amargura con sus aguas.

Desde lo alto de Hoyamoros,
donde la nieve cuajara,
baja ensayando sus cantos
de alegría y de esperanza.
Pero la Dehesa no escucha,
toda mustia y solitaria:
ya no tiene caminantes
que sus caminos hollaran;
ni el parque de la Alameda,
donde el agua se remansa.
El sol le clava rejones
en su semblante de plata,
pero nadie se detiene
ni a su orilla se acercaba.

Falta la voz de quien antes
a su orilla paseaba
y hoy, encogido en sus miedos,
lo intuye desde sus casas.
Desde el barrio de los Praos,
desde la Antigua a la Plaza,
San Juan o la Corredera,
todo es silencio y es calma.

Al río Cuerpo de Hombre
hay voces que no le bastan:
aunque cantan los jilgueros
y los mirlos lo acompañan,
necesita de otros trinos
del rumor de otras palabras
que canten el mismo canto
que él entre sus aguas canta.

Por eso se marcha triste,
aguardando la jornada
en la que todos acudan
a celebrar con sus aguas
las estrofas de alegría
que tantas tardes cantaran.

sábado, 21 de marzo de 2020

LECTURAS



 LECTURAS

Tengo que confesar que leer en estos días no significa para mí nada especial. Si acaso el hecho de que dedico algún rato más a ello, pero solo eso. Desde hace mucho, mucho tiempo, es muy raro el día que no empleo algún rato o alguna hora en leer. En consecuencia, no hago más que seguir en lo que andaba. No es ningún mérito ni ningún demérito, sencillamente es y nada más. Cada uno tiene sus costumbres, bien adquiridas por instinto, bien por voluntad y constancia.
Ayer dediqué algunas horas a releer los dos grandes libros de don Antonio Machado (don, siempre don): Soledades y Campos de Castilla. Vuelvo a ellos con frecuencia. Por encima de cualquier otra consideración (y podían ser muchas), me queda palpitando la hondura espiritual del paisaje, el alma de las tierras que evoca y de los seres que las habitan. No me cuesta nada imaginarme uno de ellos, caminar por las estepas castellanas, por los serrijones y los campos yermos (hoy acaso no tanto), por las riberas de los ríos (siempre en un camino espiritual hacia la mar, la muerte); o contemplar las tierras andaluzas, más olorosas, productivas y embriagadoras; y sus gentes, más expresivas, más costumbristas, más… En este vaivén se mueven las sensaciones del poeta, en él levanta el alma del paisaje y se interna hasta encarnarse en él. Como a todo ello se suma una imagen personal de hombre bueno y sencillo, todo termina conformando un panorama muy acogedor para el lector. Los paisajes en don Antonio Machado siempre tienen alma, son algo más que geografía, están inyectados de una mezcla de destino, de misterio, de soluciones primarias, de sentimiento y de pensamiento.
Hoy me encuentro con que se anuncia la celebración del día mundial de la poesía. No había reparado en tal cosa, tal vez porque, para mí, el día de la poesía ocupa casi todas las páginas del calendario.
Y coincide con el comienzo de la primavera, de una primavera, claro, que arranca gris y que se pone negra por momentos. Como sucede con Machado, se suman los elementos geográficos y paisajísticos a los del contexto humano, en este momento también gris y malencarado.
El poeta escribe numerosos poemas con el aliento de la primavera, desde la temprana en el sur hasta la que más tardía, en la meseta: La saeta; A José María Palacio; A un olmo seco; Fantasía de una nota de abril… y tantos otros de sus Soledades. No es mala cosa dedicar unos ratos de esta primavera niña e incipiente a los versos de don Antonio Machado; nos aportarán sensaciones, emoción, contemplación y hasta consuelo. No es poco para los tiempos que corren.
Acabo de leer la invitación que hace mi amigo Jesús Majada a la lectura del maravilloso poema A un olmo seco. Me uno a la petición. Yo ya lo releí ayer, pero repito la experiencia ahora mismo. Venga. Subrayad, sobre todo, la esperanza de los últimos versos.
Ánimo

viernes, 20 de marzo de 2020

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER


 LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER
Por si acaso no estuviera claro, esta frase rimbombante no es mía, sino el título del conocido libro de Milan Kundera. Hoy viene aquí como expresión resumida de lo que está pasando. O, mejor dicho, de lo que siempre ha pasado, aunque hoy se haga más evidente y manifiesto.
De repente, se nos sitúa a todos en una cuerda floja que mira hacia el abismo y sin casi nada a lo que poder asirnos para que nos dé algo de seguridad. Nos quedan los puntos cardinales: mirar hacia el cielo, hacia el abismo, hacia el pasado o hacia el futuro.
Como por momentos nos hemos convertido en equilibristas, debemos respirar hondo, no perder la perspectiva y no dejarnos llevar por el pánico. El abismo no pinta bien, porque el porrazo puede ser muy fuerte. El cielo, asegurar, lo que se dice asegurar, no nos asegura tampoco demasiado. El pasado se nos queda en eso, en el pasado, y ya para poco nos sirve. Tal vez tan solo mirando con ánimo hacia el futuro, hacia el final de la cuerda y del desnivel, podamos controlar el equilibrio, no perder pie y no desviarnos del camino seguro.
Como sucede en la obra de Kundera, esta levedad y falta de peso, o de seguridad, tiene aplicación en todos los ámbitos de la vida, en todas las relaciones personales, y no estaría mal que lo tuviéramos en cuenta para no sacar pecho nunca y para no andar perdonando la vida a nadie.
Pero, por favor, que esta certeza no nos encoja el ánimo tampoco ni nos deje sin fuerza para seguir amando la vida y queriendo escudriñar sus entretelas con el fin de gozarla más y mejor. Porque la vida, como escribía Miguel Labordeta (hermano de José Antonio), nos aguarda: “!Arriba, hermano hombre! ¡Arriba sobre tus sueños de alegría despedazada! (…) Tú solo ruges, tú solo ríes, tú solo lloras sobre el mar. (…) Y para que tú la violes sagradamente, he ahí a la vida esperando tus puños y tus besos, y estelares nacientes prometidas surcando tu corazón de niño navegante. (…) Triste es el fondo de tus ruinas, pero un brazo celeste, tú, hombre, hermano, maldito, minero de ternura, luchador sanguinario, sin una meta fija en las noches ardientes, marcha, busca, acaricia, mata.
Ávido de esplendores dice la palabra, y la tierra sabe de un sentido como espadas, y ya no es tan ciego el girar de los soles”.
Quizás no esté de más añadir también un poquito de ironía como condimento a esta comida, para que el sabor mejore y nos animemos a seguir metiendo la cuchara en el plato. Hoy mismo he leído un artículo de J.F. Fabián en el que ironiza con el supuesto chino que se zampó el animalito de marras y que comenzó esta carrera alocada y sin control de la pandemia en la que estamos metidos de hoz y coz. Tal vez tengamos que indagar cuando hagamos la historia de esta epidemia y dedicarle una estatua y una calle en cada ciudad. Mira tú por dónde. Es una buena manera de convivir y de sonreír a la vez encima de la cuerda en la que hacemos equilibrios mentales y físicos estos días de estancia en casa.
Venga, pues un poquito de pensamiento, algo de meditación, un poco de precaución, un mucho de cariño con los más próximos y un mucho más de ironía y de tranquilidad. Ánimo.

jueves, 19 de marzo de 2020

DE LA MANO DE PESSOA (y II)


 DE LA MANO DE PESSOA (y II)
Hoy el campo se acota y se amojona, tiene sus límites marcados en la creación artística, y específicamente en la literaria. Es como si nos concediéramos un día de licencia y de alejamiento del dichosito bicho. Anda y que le den.
Volvemos a Pessoa y a alguna de sus píldoras:
1.- “La fuerza de un nombre conocido no quiere decir que el crítico piense que un poema es bueno o malo en función de un nombre conocido. Pero prestará cuidadosa atención, palabra por palabra, y frase a frase, al poema de un poeta reputado; no hará nada de todo eso por un absoluto desconocido”. (dact. 12)
2.- “El genio no es apreciado en su época porque se opone a ella. (…) Cada época es el resultado de la crítica de la precedente y de los principios que subyacían en su manera de vivir”. (dact. 15)
3.- “Para escribir buena prosa un hombre debe ser poeta porque hay que ser poeta para escribir bien”. ((dact. 17)
4.- “Cuanto más noble sea el genio, menos noble será el destino. Un geniecillo alcanza la fama, un gran genio consigue el desprecio, un genio aún mayor llega a la desesperación; un dios es sacrificado”. (dact. 18)
5.- “El hombre de genio está seguro de tener público, pero no está seguro de encontrarlo”. (dact. 19)
6.- “El mejor poema de amor se escribe sobre una mujer abstracta”. (dact. 29)
7.- “El arte es la intelectualización de la sensación (sentimiento) a través de la expresión”. (dact.30)
8.- “La literatura es la más intelectual de las artes”. (dact. 30)
9.- “Ni siquiera admiramos la belleza, solo admiramos su traducción. Todas las calles tienen varias chicas no menos bellas que las de las películas”. (dact. 36)
10.- “Es más difícil afirmar lo que sobrevivirá por ser representativo de una (época) que lo que sobrevivirá por ser perfecto”. (dact. 45)
11.- “Toda vida es adaptación al medio y toda muerte inadaptación a este”. (dact.  39)
12.- “Un intelecto griego: incluso si suponemos que un intelecto griego no significa un intelecto eterno, la disciplina de pensamiento griega es todavía la base científica de todo arte”. (dact. 46)
Hala, como una docena de huevos camperos para hacer una buena tortilla. Repito que no estoy en todo de acuerdo con Pessoa (han pasado cien años y ha llovido mucho desde entonces), pero ahí está, lanzando dardos al aire y sentencias encima de la mesa. Por si acaso alguien quiere recogerlas y ponerse a darles una vuelta.
Mientras tanto, el coronavirus de las narices sigue acechando, pero, al menos por un rato, está detrás de la puerta y en otra habitación. Ánimo.

miércoles, 18 de marzo de 2020

DE LA MANO DE PESSOA (I)


DE LA MANO DE PESSOA (I)

No sé qué es mejor, si huir de la realidad o enfrentarse a ella cara a cara. Para dilucidar esto habría que saber antes qué es eso de la realidad. Dejémoslo estar de momento.
Estoy seguro de que casi toda la comunidad anda pendiente de la situación sanitaria, económica y social que se nos ha echado encima de repente. No creo que esté mal que conozcamos los datos, pero sigo con dudas acerca de si nuestra mente tiene que dedicarse en exclusiva a deglutirlos y a rumiarlos. Sobre todo, porque no es demasiado lo que individualmente podemos hacer para remediarlos, salvo, por supuesto, atender con celo todas las recomendaciones que se nos hacen. El peligro del desánimo y de la melancolía y hasta de la depresión acechan. En ese caso, el resultado sería peor. Sin desatender las informaciones, pero sin obsesionarse con ellas, deberíamos tal vez hacer un poco de caso a los escépticos que citábamos ayer y a su principio: Todo aquello sobre lo que no podemos actuar y no depende de nosotros no debe preocuparnos. No es ningún principio egoísta, sino práctico. Otro día le opondremos aquello de nihil mihi alienum puto, pero será otro día, no hoy.
El caso es que hoy he huido de la insistencia de los datos y me he refugiado en Pessoa. Fernando Pessoa es un extraordinario escritor portugués, de una gran hondura poética y de pensamiento. A mí me gusta mucho y lo tengo como uno de mis referentes. He releído hoy una obrita suya titulada Erostratus. En ella, y partiendo de la figura de aquel imbécil que, con tal de adquirir fama, incendió el templo de Diana en Éfeso (uno de los primeros influencers de la Historia, aunque no sé si el más tonto, porque menuda competencia la que le ha salido en nuestros días…). en apenas cien páginas, vierte pensamientos breves pero muy hondos acerca de la celebridad, tanto ocasional como permanente, tal vez eso que nosotros llamamos fama, famoseo o ser famoso.
Que nadie se llame a engaño porque a todos los famosetes del tipo de los de ahora mismo los desprecia totalmente y nada quiere saber de ellos. Se refiere en sus escritos a todos los creadores de arte, aunque se fija más en la creación literaria.
Casi cada párrafo sugiere un montón de opiniones. No siempre estoy de acuerdo con Pessoa, a pesar de mi gran respeto por su obra. Apunto algunos de sus juicios:
1.- “Hay hombres de intelecto puro y estos son los filósofos y científicos; hay hombres de puro sentimiento y son los místicos y los profetas; hay hombres de pura voluntad, que son los estadistas y guerreros… Hay tres tipos mezclados: hombres de intelecto y sentimiento y que son los artistas de todo tipo; hombres de intelecto y voluntad y estos son los más grandes estadistas y constructores de imperios y naciones; hombres de sentimiento y voluntad que son los fundadores activos y los difusores de religiones (espirituales o materiales) y los creyentes en la democracia”.
2.- “La esencia del genio es la inadaptación al medio”.
3.- “La voluntad y solo la voluntad nos hace ganar”.
4.- “El genio conlleva adaptación al ambiente abstracto que se forma por naturaleza general de la humanidad, que es común a todas las naciones y a todas las épocas; la adecuada recompensa del genio es por tanto la inmortalidad. Es evidente que el talento implica una adaptación a los elementos esenciales que hacen de una época o una nación lo que es en un momento determinado; la recompensa adecuada del talento es por lo tanto lo que hemos dado en llamar fama. Es obvio que el ingenio supone una inmediata aplicación al ambiente inmediato”.
5.- “La civilización moderna se basa, fundamentalmente, en tres principios: la Cultura Griega, el Orden Romano y la Moral Cristiana”.
6.- “El ingenio se divide en tres tipos: ingenio propiamente, razonamiento y crítica; el talento en dos: habilidad constructiva y habilidad filosófica; el genio es solo de un tipo: originalidad. Los tres grados mentales forman una pirámide”.
Media docena de afirmaciones que dan para rumiar acerca de este asunto tan actual (y en estos días tan en contraste con la miseria general), durante todo un día de reclusión. Y para mucho más.
Mañana las aplicaré a la creación literaria, de la mano de Pessoa. Ánimo. Ah, y los influencers que se tapen y se escondan, por favor, que apestan y aquí se habla de otra categoría.

martes, 17 de marzo de 2020

PARA DÍAS DE DUDAS


 PARA DÍAS DE DUDAS
Es tiempo de compartir ideas y maneras de dar esquinazo a la monotonía y a la mosca que anda detrás de la oreja, sin dejarnos tranquilos en ningún momento. Los medios ya se encargan de tenernos al día y al minuto de todo lo que va ocurriendo, en una mezcla extraña de servicio social y de atosigamiento que no tiene un fácil término medio, pues en esto también todo exceso es poco bueno.
Andamos todos procurando ofrecer lo poco que tenemos y el consuelo que se nos ocurre por si los demás pueden sumarse a ello y aliviarse un poco en esa especie de vacío en el que nos vemos todos. Cada uno según es nuestro talento, como decía la canción: “el lo que tiene importancia y yo todo lo importante”.
Uno no sabe qué hacer para al menos no estorbar y para echar una mano, emocional al menos, a los que saben que existimos.
Sobre los elementos de higiene, sin duda los más importantes en estos momentos, parece todo claro: distancia, limpieza y respeto.
Pero hay muchos más ámbitos en los que nos movemos a lo largo del día. Casi todos tienen que ver con los más próximos, en los espacios que tenemos que compartir y explorar serenamente, y en aquellos otros que tenemos que seguir reservándonos para nosotros mismos. Yo no tengo imaginación para proponer juegos comunes ni de manipulación de elementos físicos: soy así de simple y de manazas. Pero me atrevo a proponer algo distinto.
Tal vez pensar no es malo. Dedicar un ratillo a abrir las puertas a la mente y a la imaginación no es de lo peor. Sin dejar que el ambiente nos domine y nos anule, que valemos mucho más que todo eso, pero tratando de poner en orden la escala de valores que rige nuestra vida. Tal vez nos servirá para encoger un poco el pecho y para levantar con calma la cabeza.
Quiero añadir aquí a cualquier manual de autoayuda el valor que aportan las páginas de los pensadores estoicos, aquellos filósofos griegos y romanos que supieron enfrentase a la vida, incluso en sus peores momentos, con la serenidad de quien sabe que podemos actuar ante muchas situaciones, pero que hay otras que nos exceden y que suceden sin importar cuál sea nuestra situación anímica. Ante todos estos últimos, el sosiego, la serenidad y la aceptación resultan remedios muy eficaces. Esta es la base de todo su pensamiento. Parecen negativos y tristones, pero no os lo creáis porque aportan un grado de serenidad extraordinario. Y siempre desde la razón y desde la contemplación de la propia naturaleza, lejos de asociaciones milagreras y sobrehumanas.
Zenón, Séneca, Marco Aurelio, Cicerón, Epicteto, Crisipo…, incluso Nietzsche. Si tenéis oportunidad (hoy es muy sencillo abriendo internet), expurgad alguna página y leedla con tranquilidad, saboreadla, rumiadla y asimiladla. Luego, vosotros mismos decidiréis.
Se diría que, con la que está cayendo, vengo yo aquí ahora con proposiciones casi deshonestas. Como para mandarme lejos y poner cara de enfado. Tal vez. Por si esto fuera verdad, ya me falta tiempo para pedir perdón. Pero creo que tengo algo de razón y, y por eso, ahí lo dejo, por si sirve de algo.
Cualquier terapia es buena, no solo la risa. Si se quiere ese camino, bienvenido sea; pero hay muchos más y están al alcance de nuestra mano. Ánimo.

lunes, 16 de marzo de 2020

EL MUNDO POR MONTERA


 EL MUNDO POR MONTERA
Ante hechos imprevistos, reacciones prudentes.
Hay momentos en los que uno se despista y se encuentra con un hecho no esperado; entonces se asusta y, o se encoge y se refugia hasta ver qué pasa con lo que se le viene encima, o responde instintivamente en defensa de sí mismo. Pero, como sucede con la meteorología, resulta que, a veces, la tormenta no es tal sino todo un ciclón, con lluvia, rayos, truenos y hasta granizo, que no para y que termina anegando todo. Entonces el susto y hasta el pánico se apoderan de nosotros y no sabemos dónde meternos para salvar el pellejo.
Así, de repente, el maldito virus nos ha metido a todos en casa, nos ha redibujado los espacios y las relaciones de todo tipo y nos ha cambiado la vida hasta consecuencias todavía imposibles de calcular. Por si fuera poco, la jefatura del Estado se tambalea un poco más y, si no la esconde el propio virus, corre el peligro de venirse abajo. Y, ya puestos, se nos desata el cielo con una nevada de no te menees, en marzo, después de una sequía muy prolongada y cuando la primavera asomaba por todas las puertas.
La vida seguirá, porque, en el fondo, a la naturaleza nosotros le importamos muy poquito y no piensa modificar sus leyes por mucho que nos pongamos pesados o pesarosos. Pero habrá que coincidir en que a uno se le viene el mundo encima, la moral anda un poco por los suelos y la autoestima disminuye hasta niveles mínimos.
Como una conjunción astral tan negativa se supone que no se dará con demasiada frecuencia, sería bueno que cada cual guardara memoria de alguna de las cosas que durante este período de retraimiento van sucediendo. Un pequeño cuaderno de bitácora no estaría mal para guardarlo y desempolvarlo más adelante, si los tiempos y las circunstancias nos lo permiten.
Yo sigo en mi casa pensando en mis allegados, con los que hablo ahora con más frecuencia, como para que las palabras sustituyan cualquier otra carencia y mantengan viva la certeza del cariño. Sé que nuestra situación no es la peor de todas y pienso en todos aquellos que lo tienen peor: los niños que no pueden rozarse con sus amigos (aquí también mis nietos), los que visualmente no tienen perspectiva desde su casa (mucho más importante de lo que a primera vista puede parecer), los más expuestos por sus trabajos, los indigentes, los sin techo, los que inevitablemente se han ido al paro y no pueden mirar sin zozobra al futuro, los…
Y pienso también en la contradicción que supone el querer ayudar materialmente y no poder, porque, en casi todas las situaciones, lo menos malo es precisamente mantener las distancias físicas. Tal vez, por ello, y a pesar de la mejor voluntad y el aplauso que merecen los voluntarios individuales, la manera menos mala en la organización pública y controlada de las ayudas.
Y me imagino las mil y una maneras de “matar el tiempo” dentro de los hogares, con todas las complicaciones que esto acarrea. Hasta para esto algunos somos también privilegiados pues poseemos una casa con espacio suficiente, tenemos la costumbre de la lectura y de la escritura (en ellas seguimos), y hasta la posibilidad de dispersar o de mantener la mirada en la contemplación de esta nuestra lujuriosa naturaleza desde el propio hogar. No todos, por desgracia, pueden decir lo mismo.
En fin, días difíciles, que se podrán más difíciles aún, en los que la imaginación, la fuerza de voluntad, el sentimiento de solidaridad y la esperanza y seguridad de que cualquier día puede salir el sol tienen que acompañarnos.
Venga, ahí estamos todos, aunque no nos veamos por las calles.
El día que se abran las puertas nos abrazaremos y seremos un grito de alegría que retumbará por todo el universo.

domingo, 15 de marzo de 2020

TAMBIÉN EN EL ESPACIO SOMOS ECO



TAMBIÉN EN EL ESPACIO SOMOS ECO
(Para un día de confinamiento o cuarentena)

De pronto descubrimos el espacio,
el primer a priori junto al valor del tiempo.
Somos espacio y tiempo, solo eso.

Hoy vivimos a un metro de distancia
y exigimos que nadie nos invada.
Las caricias, los besos, los abrazos
se han vuelto más furtivos de repente;
se inclinan las miradas y el saludo
se ofrece con un tono tembloroso.
Desde esta tarde gris de mi terraza,
contemplo soledad en las aceras
y un sonoro silencio por las calles.

Pareciera que el mundo se ha dormido
en los brazos del tiempo y del espacio.

Pero observo también que la naturaleza
sigue su vestimenta: en las laderas
hay ramas con color de días de fiesta,
hay prunos y cerezos y violetas,
hay prímulas, llorones y mimosas,
y mirlos y palomas y cigüeñas…
Todo el campo despierta y resucita
con himnos, epinicios y alabanzas.

Somos tan solo eco
de ese misterio eterno
de las leyes que rigen
el tiempo y el espacio.

En piadosa oración ruego y suplico
que la naturaleza se apiade de nosotros,
pues somos parte de ella y en su seno
vivimos y gozamos la conciencia
de que somos el tiempo y el espacio.

viernes, 13 de marzo de 2020

DECLARACIÓN CASI JURADA


DECLARACIÓN CASI JURADA
Se supone que uno se forma su propia opinión acerca de lo que vive, lee y escucha. También en lo que al nacionalismo se refiere. Hace tan solo un par de días dejaba constancia de algunas notas que indicaban la opinión cambiante que, en la izquierda española, se podía observar a lo largo del último siglo. Me parece honesto que también yo deje constancia de algo de lo que pienso al respecto. Ya he opinado varias veces, pero no me importa repetirme.
1.- En términos generales, tiendo a pensar que los nacionalismos no son la mejor fórmula para la convivencia. Pero tan solo pido que se puedan expresar las opiniones con serenidad y con el ánimo de mejorar esa convivencia. O sea, que estoy dispuesto a dejarme convencer de lo contrario.
2.- La historia, ya larga, de este país muestra que casi siempre ha estado con las costuras de la convivencia al aire y con los rotos al descubierto.
3.- Hay, sin embargo -hasta donde yo llego con mis escasos conocimientos de esta historia-, muchas medias verdades, cuando no simplemente mentiras evidentes en el relato de esta historia.
4.- El romanticismo y el costumbrismo de finales del siglo diecinueve crearon un clima propicio para la acentuación de este fenómeno.
5.-  La República supuso un período convulso, con opiniones contrarias y muy diversas, incluso entre los miembros de una misma formación política.
6.- Los largos años de la dictadura eliminaron cualquier brote de nacionalismo en sus formas públicas, pero contribuyeron a crear un clima clandestino emocional de subordinación de los elementos de igualdad social a los de identidad territorial, sobre todo en Euskadi y Cataluña.
7.- El período democrático sigue subvirtiendo la escala de valores al seguir pensando en la losa del franquismo como algo que condiciona todo lo demás; es el subterfugio perfecto para ocultar intereses particulares y arrinconar las ideas universales de igualdad, libertad y justicia. De este modo, la racionalidad cede el terreno al impulso, al instinto, a la mitificación, y, en no pocos casos, al egoísmo.
8.- Ahora mismo estamos en un momento en el que pesa mucho más -por eso los nacionalismos tan potentes- el elemento identitario que el de justicia social y el de igualdad. Nótese que, oh casualidad, son las regiones ricas las que ensalzan el sentido identitario sobre el de justicia social.
8.- Mientras no se venza la balanza hacia el lado de la justicia social, no habrá solución para este asunto, que lastra toda la actividad en este país.
9.- Los partidos, sobre todo los de izquierda, deben aclarar de una vez por todas, cuál es su propuesta para una convivencia duradera. Y, si hay que morir políticamente en el intento, pues se muere. Me gustaría que lo hicieran por la preminencia de la defensa de la igualdad y de la justicia, frente a las identidades particulares.
10. Yo no tendría ninguna prevención ante las fuerzas nacionalistas, incluso hasta la disgregación territorial en países distintos, si se me convenciera de que eso supondría una mayor solidaridad y justicia para TODOS, no solo para las regiones más ricas, riqueza que se explica por numerosos factores, no todos nacidos en el esfuerzo de sus habitantes.
11.- Me parece que es mucho más ilusionante mirar el futuro que gastar tiempo y esfuerzos en asentar las bases en épocas pasadas. Nos podíamos ir hasta las tribus prehistóricas. ¿Para qué?
12.- La globalización apunta hacia la totalidad, no hacia lo particular. Todos deberíamos sentirnos orgullosos del lugar en el que nacimos y nacieron nuestros antepasados, de la comunidad en la que vivimos; pero, al mismo tiempo, hay que sentirse ciudadanos del mundo.
13.- Si al sentido de justicia social y de solidaridad no le añadimos la especia de la buena voluntad y del sentido común, todo se puede volver contra nosotros y seguiremos en el mundo gris de la hostilidad, cuando no del odio.
14.- Todo ello nos debería llevar a defender una comunidad general de ciudadanos iguales en derechos y en obligaciones, y a la superación de otras clasificaciones que huelen demasiado a azufre y apestan.
15.- Como consecuencia de lo expuesto en forma de índice (cada apartado merece un desarrollo amplio y un contexto que lo explique), me declaro incapaz de siquiera entender la existencia de los nacionalismos. Pero repito que estoy dispuesto a dejarme convencer.
16.- ¿Hay alguien por ahí dispuesto a ayudarme?
N.B. Siento dar a la luz estas consideraciones en un día en el que se ha decretado el estado de alerta en España, por culpa del dicho bichito coronavirus. Juro que el resto del tiempo trato de pasármelo entre la preocupación y la risa como terapia.