domingo, 30 de junio de 2019

BÉJAR - DEHESA DE CANDELARIO




DE UN CAMINO QUE APUNTA MÁS ARRIBA  (BÉJAR – DEHESA DE CANDELARIO)
Madrugar, respirar, pasear, sudar, conversar, reponer, admirar, considerar, concluir… Todo esto y mucho más te puede regalar la naturaleza un día cualquiera si te pones a ello.
Ayer el día salió como del fuego. Andamos en período de ola de calor, estos ataques repentinos de la naturaleza contra sí misma que nos deja pensando en sus enfados y en las consecuencias evidentes que trae hasta nosotros. Son las nueve y subimos con coche a Candelario. Desde allí nos acompaña la frescura del camino que lleva hasta Puente Nueva, esa puente (sí, así, en femenino, que es antigua como proclama el nombre que la evoca) que rumia entre sus aguas el paso de tantas personas camino de La Garganta, con sus ansias a cuestas o a lomos de sus caballerías. Los regatos aguantan la embestida de tanto calor junto y siguen destilando monte abajo lo que les queda de agua en sus entrañas. Como es ladera norte, todo es más umbrío y suave.
Mirar en Puente Nueva el remanso del agua y escuchar sus rumores cuando salta la pared de la presa es pensar que hay edenes y refugios para cualquier cansancio. El sol está ascendiendo, pero no tiene fuerzas para mandar sus rayos hasta el agua, que duerme entre las sombras. Un acebo se esconde entre otros árboles y no le dejan sitio para mirar al cielo. Hay peñas junto al agua. Es lugar muy propicio para parar un rato junto al río y escuchar lo que dice. Y en un día caluroso como este, tal vez para hacer tienda y detenerse a pasar varias horas a su lado.
Juan Heras, Manolo Casadiego y Antonio Gutiérrez han salido a pasear y a echar las horas en la naturaleza. Y ya la van sintiendo y compartiendo. Pero son, como todos, arregladores natos de este mundo. Anda el ayuntamiento conformándose y conocen noticias de cómo han de quedar las competencias. La alcaldesa parece que liberará horas para dedicar más tiempo a su trabajo de munícipe. Los tres andan de acuerdo en la necesidad de que un asunto de tanta enjundia tenga a su cargo a una persona que pueda comer y vivir de este trabajo. Deliberan acerca de la cuantía que merece este cargo y diversifican opiniones pues no se ponen de acuerdo en tal asunto.
En esta y otras cosas ha huido de ellos el tiempo y los ha colocado en la otra presa que recoge las aguas más arriba y que las canaliza hasta Béjar. Parada semejante. Ya el sudor acompaña a los caminantes y el sol hace otro tanto. Pero hay sombra abundante y siempre alivia.
¿Y el asunto del Corpus? Otro rato de charla acerca de este hecho, que hace más corto el tiempo de ascenso hasta el Puente de los Avellanares. ¿Estaba preparado todo aquello o lo han dejado al desamparo de los que vinieran luego? ¿Cuánta gente en la procesión? ¿Qué tipología social era la que abundaba? ¿Cuántas asociaciones estaban presentes? ¿Y eso de los hombres de musgo? ¿Y la rendición de banderas? ¿Y la presencia de los ediles y de la alcaldesa? ¿Y la separación de elementos civiles de los religiosos? ¿Y el carácter internacional que ha conseguido?
Como el asunto da para un buen rato, las opiniones son diversas y los tres quieren echar su cuarto a espadas, en un santiamén se encuentran ya en la Dehesa, al lado de regatos y en medio de robles frondosos. Un poco más y llegan al hermoso refugio de Icona que se ha levantado muy cerca de un amplio establo de ganado, hoy vació de animales, y de un vivero que ha dejado los restos de algún pino y hermosos álamos en un paraje fresco. Para que cualquier caminante sienta el deseo fogoso de descansar un rato, una fuente abundosa mana agua bien fresca.
Es la meta buscada. Allí se paran, allí se desmochilan los caminantes, allí sacian su sed, allí buscan el lado de la sombra, allí acomodan troncos para sillas y extienden unas tablas para mesa, allí muestran viandas y reposan. Primero unos minutos en silencio para reparar fuerzas, espantar el sudor y los mosquitos y empezar a escuchar varios sonidos con los que les regala la naturaleza.
La fuente no se calla y rumorea, hay pájaros diversos por el cielo y el sol ilumina y dora el verde de los árboles. Una insinuante brisa mueve un poco las hojas y serena el cansancio. Algún otro caminante asciende hacia la sierra por el camino próximo: que tengan buen camino.
Con la espalda reposada en la pared y los cuerpos ya sosegados del camino, los mosquitos se apartan del paraje. Ya todo es serenidad y algo de hambre.
Porque estos caminantes han salido a andar, pero también han venido a que les acompañe en el paseo la naturaleza y lo que necesitan para saciar sus gustos en medio de la misma. Por eso abren mochilas y contemplan lo que tienen para ellos: gazpacho, hornazo, queso, vino de bota y agüita de la fuente, pan que acompaña al queso, té bien especiado, zumos y aguardiente diverso.
“No nos merecemos menos” recuerda un caminante. “Yo desde luego que no, no sé vosotros”, responde otro. Y empiezan a embaular tranquilamente.
Hay que comer mientras se contempla, pero también hay que hablar, que a eso se ha venido. Las primeras consideraciones suelen ser de complacencia por el tipo de naturaleza que les rodea y por la suerte que tienen al tenerla tan cerca. El ritual empieza por ahí y nunca se cansan de repetirlo. Para gozar de una cosa tal vez no hay mejor forma que creer de verdad en sus bondades. Y nuestra lujuriosa naturaleza se presta a ello. Así que, para esto, bejarauis sin reservas. Para otras cosas, tal vez no tanto.
Pero la parte central de la liturgia comienza cuando alguien aporta cualquier tema de más extenso alcance. Suele coincidir con la presencia del té que lo consagra. Después unas gotitas de aguardiente desatan las conciencias y la palabra fluye con más fuerza.
“Hace mucho calor y anuncia que hay polvo en suspensión”, comenta alguien. “¿Polvo en suspensión?”, responde otro. “Yo sí que tengo polvo en suspensión: tengo suspendido el polvo desde hace seis meses por lo menos”. Y se desatan las risas y los tragos.
Y, de pronto, alguien salta: “Propongo dos palabras para hablar acerca de ellas. Son filósofo y sabio”. Y otro apunta: “Espera que me ponga las antenas de escuchar y de aprender y luego ya, si eso, hablamos”.
“¿Qué diremos de ellas?”
“Primero ahondar un poco en sus orígenes y en su significado. Filósofo: persona que ama y que busca la sabiduría; Sabio: Persona que sabe”.
“Hay una diferencia -tercia alguien-: el filósofo busca, siempre anda en camino; el sabio ya no busca, ya ha encontrado y se ha quedado en la verdad”.
“¿Entonces quién es mejor, el filósofo o el sabio?”.
Se hace un breve silencio que se rompe cuando uno tercia: “Tal vez mejor el filósofo, porque sigue siempre buscando. Es más humano y hasta parece más inteligente”.
“Pero necesitamos también sabios, como referentes y faros para nuestras conductas. Si supiéramos definir lo que es un sabio”.
“Tal vez lo mejor fuera pensar en algunas personas a las que consideramos sabias”.
Y aparecen los nombres. No en todos están de acuerdo los caminantes, ahora comedores y aprendices de conversadores o algo más.
“Este realmente lo que es es un genio”.
“Ah, un genio. ¿Y por qué se caracteriza un genio? ¿Es lo mismo que un filósofo o que un sabio? Cuidado, que genio nos lleva a la palabra gen y a alguna disposición innata que no poseen más que algunos y que no se puede enseñar o al menos no solo enseñar”.
“Dalí es un claro ejemplo de genio, pero no parece que sea un buen referente ni de filósofo ni de sabio”, replica alguien mientras echa un sorbo de té o gusta de un traguito de aguardiente.
Filósofo, sabio, genio… Ya todo se desparrama en palabras y en sorbos. Y acuden en ayuda chascarrillos, pero también ideas de altos vuelos. Los tres conceptos dan para bastante y los tres caminantes apuran las viandas entre ideas y chistes, entre risas y sorbos, entre razonamientos varios y cruce de argumentos. Ahí los veréis pensando y discutiendo sobre asuntos tan arduos durante un largo rato.
Y se ha pasado el tiempo, eso que siempre pasa. Y se ha ido la mañana entre los árboles. Ahora las ideas vuelan con los pájaros, dan vueltas por el cielo y rondan la cabeza de los tres caminantes mientras vuelven contentos de la naturaleza, de la suerte que tienen al poder divertirse en la palabra y con alguna idea de más por ahí dando vueltas. Con esas variables conjuntadas, vuelven camino abajo, con el dosel que forman los castaños, con la sombra a su lado, con la amistad sonriendo y con ese pelín de vanidad que les aporta la conversación acerca de lo que nunca escuchan en las calles o parques a diario.
Son parte, no lo olviden, del club de las ideas llamado LIBRE ALBEDRÍO, y eso obliga a mucho.

viernes, 28 de junio de 2019

NEDIA DOCENA DE INDICIOS


                                MEDIA DOCENA E INDICIOS

. Cuando llegaba desnuda hasta la cama, el cuerpo que esperaba entraba en período de grave excitación, para morir después en grave período de extinción.

. No persigas demasiado a un sueño: puede que, al verte sobreexcitado, huya de ti.

. Soñar es cosa gratis; pero es probable que el precio se pague al despertar.

. Les pregunté a las horas adónde iban y no me respondieron.

. Apúntate voluntario a la guerra del amor y quítate el chaleco antialas.

. No sé si la existencia resulta para tanto: / todo es espacio y tiempo conjugados / en una débil fórmula imprecisa. // Devórate a ti mismo / violando la verdad de cada instante, / y niégale el asiento a la tristeza. / Mañana, ya veremos.

miércoles, 26 de junio de 2019

TRAUMAS DE LA INFANCIA



“Siempre he creído que es lo que somos… Traumas de la infancia… Lo que te prohibieron, lo que no te dijeron, lo que te obligaron a aceptar y lo que te arrebataron crean carácter”. Albert Espinosa. Brújulas que buscan sonrisas perdidas.
La vida regulada, cuadriculada en horarios, en salarios, en vacaciones y en jubilaciones ha permitido tener tiempo libre para pensar y tener conciencia de lo vivido y de lo que se puede vivir. El ser humano tiene, además, y sobre todo, el potente valor de la palabra para almacenar esos redobles de conciencia y para rescatarlos cuando lo crea oportuno. Qué diferencia con las otras especies. Todos los animales andan pendientes exclusivamente de comer y de que no los coman. Y casi no les queda tiempo para más. Podría parecer un mal sueño proponer esto a tantos que no encuentran la manera de llegar a fin de mes y a los que se les acumula una preocupación antes de haber solucionado la anterior. A pesar de todo, pienso que la afirmación sigue en pie y que el ser humano posee el tesoro casi exclusivo del tiempo libre para la reflexión y la palabra para almacenar esa reflexión.
Tal vez en ese privilegio tome asiento el impulso universal de volver a la infancia, al tiempo en el que todo era nuevo y milagroso, a la época en la que se asentaban las verdades sin pruebas ni refutaciones. Tanto arraigaron todas las verdades, que después todo fue buscarles aristas y mellas cuando la razón venía a indicarnos que no todo era así precisamente y que lo que era blanco y diáfano tal vez se volvía gris y un tanto opaco.
La memoria selectiva nos ayuda a conservar los hitos positivos; por ello la infancia siempre es buena y agradable a los ojos de la memoria y el recuerdo.
Pero lo más importante no es el hecho de que lo que entonces aconteciera fuera lo mejor o lo menos bueno, que lo que se nos anunció y nosotros sentimos por primera vez tuviera bases sólidas o estuviera expuesto al empuje de los vientos; lo fundamental es que todo aquello arraigaba en nuestras mentes como verdad hermosa y absoluta, que la vida iba a ser como era aquello y que no existían otras posibilidades.
Después, solo después, aunque muy pronto, comenzaron los traumas, los consejos, los no debes hacer esto o lo otro, los no siempre es así, las excepciones, los hechos que no encajan y no tienen sentido, los quiero pero no puedo, los no, no, no mezclados con algún que otro pues bueno…
Y cuando fue cambiando el foco de la vida y se nos vino encima la hora de decidir por nuestra cuenta, todos volvimos vista a lo de entonces, a lo que fue sin traumas blanco y bueno. Y en esa confesión sentimos encima las losas de la vida y las costumbres, los pecados de lesa religión las impurezas, el encaje social que tanto oprime, los hábitos comunes y todo lo que impone este diario convivir.
Uno se ve tal vez como resumen de empujones, de acuerdos y de leyes, con los que no siempre se siente complacido. Y siente lo difícil de ajustarse a una mínima convivencia, que siempre ha de ser difícil aun llevándose bien, y que se torna casi imposible cuando uno se lleva mal con el de al lado.
Entre traumas, complejos, enfados y abandonos, buenos propósitos y desengaños, vamos llevando el tiempo de la vida. La vida es, por lo tanto, un complejo de traumas y de enfados en un tira y afloja para ser lo que somos. Tomémonoslo a risa y adelante, aprendamos a engañar a los traumas sin olvidar que siguen ahí al lado, recordando que somos lo que somos y solamente eso. Y, si acaso, mandemos a los traumas a tomar vacaciones y hagamos de nosotros el tiempo y los anhelos del presente. Y luego, al poco rato, otra vez al redil de lo que toca, a llevar con paciencia el duro peso que llevamos a cuestas. Un abrazo.

lunes, 24 de junio de 2019

CORPUS



Volví a girar visita a la procesión del Corpus en Béjar. Me interesan siempre en esta fiesta diversos planos: el religioso general, el de la fe, el de la leyenda, el sociológico, el del reconocimiento de fiesta internacional, el de la liturgia, el de la luz, el de la primavera… Todos juntos dan un cuadro multicolor muy aleccionador, interesante y creo que luminoso.
Me parece que, una vez más, el rechazo absoluto, igual que el entusiasmo sin reflexión, está fuera de lugar. Por eso sigue siendo fundamental saber jerarquizar los elementos y ordenarlos para darles cabida en su lugar exacto. Algunas consideraciones ordenadas:
Lo primero y fundamental es que se trata de una fiesta religiosa y como tal debería ser tratada, con independencia de que se le añadan otros condimentos posteriores. La consecuencia inmediata es la de que debería ser también una fiesta para creyentes en lo que allí se manifiesta. Todo lo demás, repito, solo tiene carácter de añadido y debería ser voluntario y no forzado. Tal es el caso de los distintos grupos que se quieran sumar a tal desfile. En todos debería primar el carácter religioso frente al acompañamiento civil. Por ello tal vez se entiende mejor la presencia de cualquier grupo religioso que civil.
Hay un añadido civil que representa a toda la colectividad. Es el Ayuntamiento. ¿Hasta qué punto tiene que sumarse como tal corporación a acontecimientos de tipo religioso? Es verdad que los creyentes que acuden son también vecinos de la comunidad, pero allí están en calidad de creyentes. Si se actúa por analogía, los ediles tendrían que acudir como tales, y no como ciudadanos individuales, a la manifestación del Primero de Mayo, por ejemplo. Y no lo hacen así. Ni es bueno que lo hagan. Y lo mismo sirve este ejemplo que otros cientos de la vida diaria que se pueden aducir. ¿Por qué, entonces, siguen acudiendo a esta procesión? A uno no se le ocurren otras razones que la de la tradición y la del poder y la influencia que conserva el poso religioso en la vida de la comunidad en nuestros días. Hay gente que opina que no debían acudir, incluso entre los que luego sí asisten, pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Yo mismo, que tengo la idea clara de que no deberían acudir, me anego, para la práctica, en un mar de dudas.
En uno de los altares leí esta inscripción: “Reinaré en España”. Esto y el nacionalcatolicismo es la misma cosa. Y ya han pasado unos añitos desde que se abrió a la luz el negro túnel. Me entró gran desazón cuando leí esa frase. Mejor no sigo comentando.
Tengo la impresión de que, en los últimos años, nadie falta a la cita. Me refiero a las instituciones que tienen algún sesgo religioso. Parece claro que la presencia de unas concita la asistencia de las otras y que se retroalimentan. ¡Cualquiera falla a la cita! ¡Te pueden poner falta! Nada que objetar a tal hecho, si la asistencia es voluntaria y querida.
Se me siguen cayendo los palos del sombrajo cuando veo a los representantes de los cuerpos de seguridad en primera fila. ¿Pero de verdad que el dios de los amores necesita escoltas con pistolas y porras? ¿O es que lo hemos convertido en el dios de los temores? De nuevo el nacional catolicismo. ¿Pero nadie ve que, si se tratara del dios de los temores, lo que están haciendo es animándonos a luchar contra él para al menos defendernos? Fuera de ahí. Por Dios, por el Dios del amor. Que se vayan con sus pistolas al cuartel o a las lagunas, que queremos ser gente de paz.
Muy animoso el ambiente multicolor de gentes, calles cestillos y altares. La luz de comienzos del verano y la temperatura pusieron el contexto transparente para que la liturgia casi embriagara al que quisiera sentirla, olerla y disfrutarla. Al fin y al cabo, el Corpus no es otra cosa que una fiesta barroca en la que el exceso y la sobreabundancia son consustanciales. Es una fiesta de culminación de primavera con elementos religiosos de la mano, es la plenitud de la luz en el solsticio de verano reconvertida a lo sagrado y católico.
Supongo que el reconocimiento de tal fiesta como fiesta de categoría internacional habrá atraído a más gente a la ciudad y con ella más gastos y beneficios a la hostelería. Miel sobre hojuelas. Pero pongamos de nuevo las cosas en su sitio. Esta fiesta tiene carácter religioso y todo lo demás tiene que ser un añadido no una viga que sostenga ningún teatro.
Y la pregunta del millón: los hombres de musgo y la rendición de banderas. No engañemos a nadie, por favor, ni nos engañemos a nosotros mismos con la falsísima leyenda de tales salvajes vestidos con elementos vegetales. ¿Quién se los puede siquiera imaginar así vestidos y caminando ladera abajo para después asaltar murallas? Un poco de respeto al sentido común, por favor. La leyenda es hermosa, pero nada más.
Por último, la rendición de banderas. Alguna vez habrá que poner pie en pared y decir hasta aquí hemos llegado. Nada que decir a las banderas de condición religiosa. ¿Pero que el poder civil, representado en la bandera, que acoge a todos, se rinda ante el poder religioso, que siempre representa solo a una parte? Eso tiene nombres que asustan y que nos llevan a tiempos muy lejanos y tenebrosos.
En fin, que todo fue fiesta por las calles, entre inciensos y luces y canciones. La liturgia lució con voz barroca y todo fue una mezcla muy extraña con sabores diversos y sensaciones de todos los colores. Ahora aguarda el verano en sus calores. Vamos a ello. Después llegará la segunda parte de esta representación tan ilustrativa para el que quiera y sepa leer en el monte Castañar.

domingo, 23 de junio de 2019

CUANDO QUERÍAS REZAR




CUANDO QUERÁIS REZAR

Rezaba la oración del evangelio
que aprendió a musitar cuando era niño.
Qué bien sonaba aquel comienzo: “Padre”,
y cómo se enturbiaba el desarrollo:
“Perdona nuestras deudas cual nosotros
perdonamos las de los enemigos”.
Su mente se turbaba: “Yo no quiero
tener necesidad de perdonarlos,
pues solamente aspiro a ser su amigo.
Y si un dios no ha de ser más generoso
que un frágil e indeciso ser humano…”

Al llegar al final bajaba el tono;
de nuevo se turbaba y (más)turbaba
con la expresión extraña “No nos dejes
caer en tentación”. Y se decía:
“¿Qué tentación es esa? Por si acaso
es la que yo sospecho, no te cortes
y mándamela pronto y que yo caiga
con todos mis deseos en sus brazos,
hasta olvidarme en ella de mi olvido”.

Después, devotamente,
hacía un breve amago
de señal de la cruz
y salía del templo hacia la calle
repitiendo en voz baja su oración.

viernes, 21 de junio de 2019

LAMERSE LAS HERIDAS



Vuelvo a dar la tabarra con la poesía joven y la falta de atracción que en mí produce. Hoy me suelto un poquito la melena (ando ya casi calvo) y me lamo un poquito las heridas; que ya peina uno canas y no debe callar lo que piensa, por más que las reacciones y el falso pudor me repriman bastante. Veréis.
Hace menos de un mes publiqué un libro de poemas que recogía el trabajo poético constante de al menos trece años. El libro quedó gordote y bien relleno (unos novecientos poemas) y (ahora empieza el desmelenamiento) está dispuesto a librar justa poética con cualquier otro que se le quiera enfrentar. Por supuesto, entre gente que lo haya leído y que controle los palotes de este mundo de la creación poética.
La edición salió adelante gracias al esfuerzo de algún amigo editor que puso empeño en ello y de algún otro que se ocupó de darle las últimas vueltas formales. Hasta ahí tal vez el camino es paralelo y común al de tantos otros.
Alguno de mis amigos de la junta directiva del CEB se ocupó de hacer publicidad en todos los medios locales para la presentación del mismo. Y se celebró la presentación. Creo que resultó muy digna: no solo es mi opinión, sino también en la de los que a ella asistieron.
¿Quiénes fueron los que asistieron? Pues un grupo de allegados y otro, bastante reducido, de atraídos tal vez por una actividad cultural en esta ciudad estrecha. Sobre la idea de cuáles son las razones que nos tienen que empujar a un acto cultural, ya me he pronunciado en varias ocasiones, y a ellas me remito. Sea como sea, es una buena muestra del nivel cultural que exhibimos por aquí. Pero es que, también para este juicio, hay distintos niveles de exigencia. Ni un solo miembro de los representantes de la cultura del ayuntamiento (hasta ahora pensaba que existía una concejalía de cultura), ni un representante de las formaciones políticas que supongo que creen en la cultura como elemento liberador (pienso en la izquierda). Se me vienen a la boca los nombres y apellidos de gentes que solo aparecen si se trata de ellos mismos o de algún vecino o amigo. Se me salen de la boca sus nombres, pero los dejo caer al suelo por pudor. ¡Si es que no se trata de nombres, se trata de actividades culturales que quieren espabilar la modorra y despertar la sensibilidad entre la gente!
Los libros se publican para ser leídos, claro. Supongo que me creen si les digo que a mí me gusta que se lea lo que escribo, la vanidad me visita con frecuencia, pero, a estas alturas, sé que todo es efímero y comulgo con aquello de vanitas vanitatum et omnia vanitas, y no tengo otros deseos, pues llego a fin de mes y vivo con lo puesto sin necesidades especiales de ningún tipo. En la ciudad estrecha existen organismos oficiales que deberían apoyar a los vecinos que se mueven en el mundo de la cultura. Ya les he dicho lo de la presentación. Pues algo así sucede con la compra de los libros. Existe una biblioteca municipal. ¿Cuál es el criterio para comprar libros para que la gente los tenga a su disposición? Espero que me justifiquen el rechazo a la compra de este del que les hablo. Como alguien me podría contar la causa por la que algún cartel anunciador de la presentación apenas duró algún día en las paredes del Convento de san Francisco. Y este es solo un ejemplo: existen más centros educativos y culturales, y la consideración se podría alargar.
En fin, ya veis, amigos. Sigo reivindicando una lectura correcta de lo que digo. Que no, que no es asunto personal, que yo ya soy mayor para andar en minucias personales, que se trata de una escala de valores rácana y mísera que parece que abunda en la ciudad estrecha. Lo que digo de este libro lo podía aplicar a otros varios escritos por gente de aquí, pero prefiero cargar con todo el peso de la culpa y de las posibles reacciones y malos entendidos de lo que digo poniendo el ejemplo de este mío.

Casi al mismo tiempo leo en un periódico que la joven poeta Elvira Sastre está organizando un posible concierto para el otoño en el Wizink Center con Andrés Suárez. Y esperan llenar el inmenso recinto.
Como muestra, acompaño unos versos de su libro Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo. Dicen así:
Cada día,
todos
los
días,
todos los besos,
todo tu cuerpo,
todo tu pelo,
cada
día,
todos los días.
Me quedé dentro de ti
mientras me marchaba.
Venga, a ver quién me justifica esta división de versos o su medida. Por decir algo. Y tal vez llenen el recinto madrileño. Ah, y Elvira Sastre no me parece de las peores.
Perdón por lo que se puede interpretar como un simple desahogo y una queja de mal perdedor. Me parece que sería una mala lectura y que el asunto tiene mayor alcance. Yo hoy reconozco que no entiendo nada y que me retiro a lamerme las heridas.

jueves, 20 de junio de 2019

OTRAS DIEZ FORMAS DE LEER LA VIDA



OTRAS DIEZ FORMAS DE LEER LA VIDA

Leerla en cada calle, en cada esquina;

leerla cada noche, cuando reina
ese orden imprevisto que requiere el caos;

leerla en barra libre por tu cuerpo;

leerla en el fulgor de la poesía;

leerla siempre en tus ojos
cada vez que me miras;

leerla si me dejas
que me quede a vivir entre tus manos;

leerla en ese punto misterioso
que adorna de tristeza la alegría;

leerla cara a cara y al desnudo
sin quitarte la ropa cada día;

leerla desterrando las palabras
porque el silencio excluye compañía;

leerla sabiendo, en fin, que la palabra
solo orienta el dolor de las heridas.

martes, 18 de junio de 2019

MALAS TENTACIONES


              
MALAS TENTACIONES

En el silencio de la tarde hablaba
con el eco tenaz de su conciencia:
“Estoy en el final de mi segunda
carrera y esperando ver las listas
de un máster que se anuncia interesante;
sin ninguna intención de sacar pecho
-quiero decir de hacerme la importante,
pues los tengo abultados y turgentes-,
estoy de muy buen ver para el que mira,
lo que no es poca cosa en estos tiempos;
me ofrecen una beca que me cubre
comprar pan y, tal vez, de vez en cuando,
algún kilo de pollo: lo restante
tengo que conseguirlo por mi cuenta.

En el octavo izquierda habita un tipo
que nunca dio ni golpe, salvo el tiempo
en que anduvo rondando el precipicio
del mundo de la muerte en color blanco.
Hoy no sé de qué vive, pero sale
de casa bien vestido y con aspecto
de perdonar la vida a quien se encuentra.
Se dice que asesora a unos camellos
a cambio de una parte de las ventas
que ronda el porcentaje
del cuarenta por ciento.

Me quedo con las ganas cualquier día,
al bajar la escalera,
de hacer sonar el timbre del octavo izquierda”.

domingo, 16 de junio de 2019

CARTA ABIERTA A LA ALCALDESA DE BÉJAR, ELENA MARTÍN VÁZQUEZ



Permíteme que apee el tratamiento y acuda a la segunda persona. Me asiste para ello mi condición de antiguo profesor tuyo (cómo pasa el tiempo), mi condición de compañero, de pechero (tú sabes muy bien qué significa tal palabro) y, por encima de todo, mi cualidad de convecino y de conciudadano.
Comenzaré por felicitarte por tu elección como alcaldesa de esta nuestra ciudad. A ti y a todos los demás representantes, los de todos los partidos. Confío en que todos trabajen por el beneficio de sus conciudadanos.
Creo que es de cortesía también agradecer a todos aquellos que han estado en la corporación y que no repiten: en mayor o menor medida, han dedicado horas en lo que ellos creían que era bueno para su ciudad.
A la hora en que tú eras elegida alcaldesa de Béjar, ¡la primera alcaldesa en la historia de la ciudad, con todo lo que eso lleva implícito como símbolo!, yo estaba sudando por los montes de estas sierras, pero mi mente andaba buscando un huequecito en el salón de plenos de nuestro Ayuntamiento, abarrotado de gente con toda seguridad. Casi en tiempo real, recibía imágenes de lo que allí estaba sucediendo. Y pensaba en el futuro, en el futuro de nuestra comunidad y de nuestra ciudad. Por la tarde me dio por volver a las páginas del Quijote, ese libro de libros al que yo acudo con muchísima frecuencia porque me parece que almacena todo lo que uno puede imaginar.
Verás, en los capítulos XLII y XLIII de la segunda parte se recoge toda una lista de consejos que don Quijote le da a Sancho en el momento en el que este va ser enviado para gobernar la famosa ínsula inventada. Yo no soy quién para dar consejos, pero, como soy al menos lo que describo en el primer párrafo, sí me atrevo a acudir a esta fuente de autoridad para trasladártela. Solo copio algunos párrafos (la lista es muy larga y contiene consejos curiosísimos y muy sabrosos); además, ya sé que hay que hacer la salvedad de que este libro está escrito en los primeros años del siglo diecisiete. Y ya ha llovido mucho desde entonces. Pero a mí me parece que hay ideas en esas páginas que siguen siendo válidas, y tú sabrás ponerlas al día. Otro escritor, el Arcipreste de Hita, unos siglos antes, ya acudía al argumento de autoridad para dar fuerza a sus palabras: “Si lo dijera yo, se me podía tachar, / mas lo dice el filósofo (Aristóteles), precepto es de guardar”.
En fin, que te traslado algunas frases, frases que hago mías. Habla don Quijote a Sancho:
“Primeramente has de temer a Dios (sustitúyelo por lo que quieras) porque en el temerle está la sabiduría y siendo sabio no podrás errar en nada”.
“…Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que pueda imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte…”
“Haz gala de la humildad de tu linaje…”
“La sangre se hereda y la virtud se adquiere”
“Nunca juzgues con arbitrariedad”
“Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico”
“…No cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo”
“Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva sino con el de la misericordia”
Hay muchos más consejos, pero creo que con estos vamos servidos. Más bien parecen para un juez que para una alcaldesa, pero tú sabrás actualizarlos, adecuarlos y aplicarlos. Tal vez en otra ocasión me atreva con algunos más de esos que parecen más concretos, aunque no lo sean de verdad, pues emanan de estos, que son más universales y de mayor alcance.
Cuando una alcaldesa, un concejal o cualquiera otra persona asientan su vida en principios sólidos, sus actuaciones serán también razonadas y producto del sentido común y de la buena voluntad. Espero que tus principios sean tales y que tu actuación se realice bajo la mirada de esas luces. Ese conjunto de ideas se llama (tú lo sabes) ideología, eso que desde tantos lugares se desprecia con aquello de “obras, no palabras”. Cuando se posee ideología, no hace falta acudir a ver cómo se presentan las circunstancias y cómo ha amanecido el día para decidir, sino que las resoluciones llegan solas.
Permíteme recordarte un brevísimo esquema de una ideología que tú conoces y que a mí me parece la menos mala. Dice así:
a)       La vida es una breve carrera en la línea del tiempo.
b)      Si no se parte en igualdad de condiciones, todo lo demás está falseado y es mentira.
c)       Si no se estimula y recompensa el esfuerzo personal, también estaremos premiando la injusticia.
d)      Al menos cronológicamente, es anterior la igualdad de oportunidades que el esfuerzo personal.
e)      Merece la pena dedicar más esfuerzo a facilitar la igualdad de oportunidades.
Ya ves, solo cinco ideas para todo un programa.
Yo no quiero pedirte ni piscinas ni calles: de todo esto ya os lloverán chuzos a diario; pero sí coherencia y principios. Lo demás, repito, vendrá solo.
Después, pasará el tiempo, que es lo que siempre pasa, y similares causas que te han colocado y os han colocado donde ahora estáis os pedirán que dejéis paso a otros. Y seguirá constante el paso de los días como si nada hubiera ocurrido. Entonces, como ahora, serenidad, sosiego y calma. Porque, como también se dice en el Quijote, “cada día tiene su afán”, “y amanecerá Dios y medraremos”.
A ver si fuéramos capaces entre todos de agitar las mentes y las conciencias de todo lo que nuestros convecinos guardan en sus mentes, que seguro que no es poco ni malo.
Ánimo y suerte.

jueves, 13 de junio de 2019

UNA RONDA A DESHORAS Y A DESTIEMPO



UNA RONDA A DESHORAS Y A DESTIEMPO

¿Y si un cántaro se diera a la bebida
después de contemplar que tanto líquido
no debería guardarse solamente
para otros labios y para otras bocas?
¿Cuál sería su actitud robando sorbos,
dejándose llenar cada mañana
para sentir nostalgia cada noche?
Un porrón, un botijo, una botella
se juegan su pudor entre los labios,
que se llevan aprisa mar adentro
lo que alcanzó reposo en todos ellos.

Me detengo en la imagen de un botijo,
manando sobre un rostro. ¿Qué contempla
sin que acaso le pueda la añoranza
de vivir entre malas compañías?
El cántaro será un alma de cántaro
viendo cómo se queda en el vacío;
la bota pertinaz reirá en lo alto,
sin ganas de bajar a ras de tierra
por no desmerecer en el concierto.

Y yo mirando aquí tal desconcierto,
sin saber si beber por un botijo,
si por cántaro, bota o simple vaso
que me sacie la sed y me bendiga
como buen recipiente y buen beodo.

N.B. No creo que este sea el mejor medio para comunicarlo, pero, como varios me han preguntado por los lugares en que se puede comprar mi libro Al paso de los días, responderé un par de veces aquí. Está disponible en Salamanca, librería Víctor Jara. Y en Béjar, librería Malú.

miércoles, 12 de junio de 2019

LAS VERDADES



Cada persona tiene su verdad, su forma de interpretar el mundo y parece que todo lo ordena según el esquema que de esa visión se deriva. Las preguntas se desploman es cascada: ¿Existe un referente como verdad única y singular? ¿De qué manera tenemos que defender nuestras verdades, si estas son muchas? ¿Cuál es la manera menos mala de respetar las verdades de los demás? Cualquier mínimo análisis de nuestra realidad más próxima nos confirmará la existencia de estas y de otras muchas preguntas.
Pienso ahora en las conversaciones políticas de estos días apurando los pactos para el gobierno de pueblos, ciudades y comunidades. Cada cual defenderá su verdad (¿o sus derechos, o sus privilegios, o sus beneficios económicos?) y tendrá la tentación de pensar que las verdades de los demás no son tan verdaderas y que no pueden ser tenidas en consideración con la misma fuerza. A las declaraciones de los representantes políticos me remito; en ellas veo casi siempre respuestas que miran solo por el ojo de su visión, sin darse cuenta de que tienen que dialogar con otros representantes, que, a su vez, tienen otras verdades. En tal contexto, los análisis se degradan, cuando no desaparecen, y ambas partes, junto con los que oyen o ven los aparentes argumentos, se quedan a buenas noches.
La realidad no es solo nuestra realidad (o nuestra visión de la realidad, que viene a ser lo mismo porque es con la que tenemos que actuar), y mucho menos son solo nuestros deseos; es algo mucho más amplio y variado. Me parece que no hacemos honor al buen razonamiento cuando igualamos nuestro deseo con el todo. Al revés, cuando tal cosa sucede, nos quedamos sin contraste y solo nos queda el nivel de la pasión y del deseo. De ahí proceden los rechazos absolutos y la constante falta de entendimiento, los malos entendidos y toda suerte de situaciones desagradables.
Alguien podría pensar que se está abogando por la defensa débil de nuestras convicciones y pensamientos, en una concepción postmoderna al uso. En absoluto. Se trata, repito, de no confundir nuestra visión de la realidad y nuestros deseos con la realidad total, pues hay otras maneras de interpretar la vida. Es del contraste y de la comparación, no del rechazo sin análisis, de donde tiene que partir el desarrollo de la convivencia en sus grados mínimos para soportarnos y subsistir dignamente. Y todo ello hecho desde la igualdad de oportunidades, pues -ya se ha dicho muchas veces-, si partimos en desigualdad de condiciones, todo lo demás es mentira.
Me parece que esto sirve para lo que se cuece estos días de manera más visible, pero también, y sobre todo, para cada momento de convivencia en nuestro quehacer diario, ese menos llamativo que nos conforma y nos moldea a todos nosotros. Me parece.

N.B. No creo que este sea el mejor medio para comunicarlo, pero, como varios me han preguntado por los lugares en que se puede comprar mi libro Al paso de los días, responderé un par de veces aquí. Está disponible en Salamanca, librería Víctor Jara. Y en Béjar, librería Malú.

martes, 11 de junio de 2019

EL MUNDO EN SERVILLETAS DE PAPEL (DE USO MÚLTIPLE)



EL MUNDO EN SERVILLETAS DE PAPEL
            (DE USO MÚLTIPLE)

A la hora fijada previamente
se anunciaba en la calle a los transeúntes
y pedía cualquier tipo de limosna
con la que socorrer a unas familias
que habitaban muy cerca de su casa.

Con lo poco que hubiera conseguido,
regresaba pensando si era el mundo
más justo o más injusto que al comienzo
de hacer sus peticiones en la calle.

Pensaba que el esquema de injusticia
iba a seguir lo mismo que un rato antes,
que esta no era la forma conveniente
para cambiar del mundo los abusos.

Pero, al llegar al barrio, su mirada
se paraba en la gente que esa noche
iba a comer caliente. Su conciencia
ponía a remover su pensamiento
y en él trababan lucha los conceptos
de justicia y de blanda caridad.

Resolvía casi siempre que es la misma
justicia en ambos casos y no es serio
hablar de caridad en ningún modo.
Después pensó en el mundo y, en silencio,
volvió sobre sí mismo y cada día
salía a pisar la calle y a ofrecerse
a cualquier inmediata petición.

Allí sigue olvidando y olvidado
de todas las teorías económicas
que dibujan un mundo inmejorable
en simples servilletas de papel.

lunes, 10 de junio de 2019

PACTAR



Después de las largas campañas en las que hemos estado todos inmersos, llegaron los días de depositar las papeletas, palomas mensajeras de las voluntades concretas de los ciudadanos. A partir de ese momento, comenzaron los dimes y diretes, las llamadas a escondidas, las negociaciones al sol o a la sombra; y todo terminará el próximo sábado cuando, de nuevo, los que hayan obtenido acta de concejal o de diputados depositen sus votos en las urnas. Entonces podremos poner cara a los nuevos alcaldes y presidentes de comunidades autónomas.
Andamos ahora en la vorágine de los pactos, del tú me das para que yo te dé, del era aquello pera ahora tiene que ser esto. Creo que sería bueno que tuviéramos el proceso claro para no perdernos en impulsos y malas palabras. Porque el momento de los pactos no es más que un nuevo eslabón de la cadena. Este es mi esquema:
Los medios de comunicación gastan casi todos sus esfuerzos desde el primer día del período electoral en el morbo de preguntar a todos los contendientes con quién van a pactar. Estos escurren el bulto como pueden y no responden casi nunca con claridad. Me parece que una buena respuesta sería esta: “No voy a pactar con nadie porque salgo con el deseo de recibir incluso los votos de los demás aspirantes”. Esa manía persecutoria de los medios por dar por resueltos los resultados antes de que se produzcan no obedece más que una intención de hacer conjeturas y de atizar el morbo  antes de la hora de las urnas.
Una vez que los ciudadanos se han manifestado, es el momento de recontar y de parcelar la realidad; ha llegado la hora de las conversaciones, de las miradas altas y de los pactos. Porque a  una comunidad hay que hacerla gobernable: los ciudadanos están por encima de los caprichos personales.
En un sistema democrático la votación final la gana quien consigue mayor número de papeletas de los representantes, no quien ha ganado numéricamente las elecciones. Para eso están los pactos.
Parece lógico que quien haya obtenido mejor resultado numérico intente en primer lugar esa mayoría necesaria.
No es nada antidemocrático que los demás exploren sus afinidades e intenten también esa mayoría.
A la hora de las conversaciones para los pactos es cuando tienen que entrar en juego las ideologías y no traicionar los principios (siempre en el caso de que se tengan, claro) que han sustentado el programa con el que cada formación ha concurrido a las elecciones. Se supone que un candidato está ahí porque entiende la prosperidad de una comunidad desde unos principios determinados, no desde ningún contrato redactado en un rato de inspiración, que puede ser cambiado en su raíz en cualquier momento (ya saben: “Estos son mis principios, pero, si no les gustan, tengo otros”).
No se puede conseguir el poder a cualquier precio: una conciencia sensible no permitiría que el trato durara mucho.
Por todo ello, los pactos han de hacerse con base en unos principios mínimos pero claros y con los grupos afines, con aquellos que tengan una concepción de ciudad y de vida parecidas.
La generosidad es siempre mejor que el egoísmo y la rigidez, la serenidad mejor que la exaltación, y la reflexión mejor que el impulso instintivo.
Como la historia es la memoria de las cosas, cada uno tiene sobre sus espaldas un pasado, y, sobre todo en lugares en los que nos conocemos casi todos, cada cual tiene que saber qué comportamientos personales ha tenido y qué trato ha dispensado a los demás en la esfera pública. Como escribo esto en Béjar (aunque la reflexión aspira a servir para cualquier lugar y caso), no hace falta que sea más explícito para saber dónde está la diana. No resulta fácil pedir pan a quien antes le has tirado piedras. Porque las ideologías son creadas por las personas y están al servicio de las personas que las piensan y construyen.
El final se mide en democracia en forma de votos en las urnas. Y así se hará el próximo sábado. De los resultados, si no son fruto del rencor sino del pensamiento sereno y de la buena voluntad, dependerá la distribución y el desarrollo de la legislatura. Sea cual sea, todos deberían pensar que pueden aportar ideas e iniciativas para el mejor desarrollo de la ciudad, en el gobierno y en la oposición; siempre que el gobierno no se interprete como una victoria contra derrotados a los que se pida que no molesten y dejen en paz a los vencedores. Se me entiende, ¿verdad?
 Al lado de estas reflexiones se sitúan los deseos personales. Yo tengo los míos, por supuesto. Pero estos son deseos… Y es tan fácil caer en el error de confundir unas con otros…

viernes, 7 de junio de 2019

AUTOR Y LECTOR



Cuando de una obra se da traslado al lector o al escuchante, se abre un camino de doble sentido que, hasta ese momento, se había trazado en una sola dirección, la del creador hacia sí mismo. El principio se cumple en cualquier variedad de creación, sea prosa o verso, novela, poesía, teatro, ensayo, artículo…
¿Qué ha hecho hasta entonces el autor? Quizás algo tan sencillo como contar historias, reales o inventadas, pero historias que pueden resumirse en contar su propia historia. No deberíamos pedir que lo haga de manera directa: él sabrá escoger la forma que más satisfecho le deje, pero, en el fondo, siempre estará él, como persona y como narrador, como creador y hasta como protagonista.
Si todas las historias no son más que su propia historia, el creador (vamos a llamarlo poeta desde ahora) no hace otra cosa que contar la historia de su propia memoria, aquello que es capaz de convertir en presente y de vivirlo emocionalmente de una manera especial. Aunque sea fingiendo (que el poeta ha de ser un perfecto fingidor, en palabras de Pessoa, de manera que no se note la delgada línea que puede separar la realidad de la ficción, acaso esta una realidad más fuerte y verdadera). En esa memoria, que no reproduce con exactitud la realidad vivida sino la evocada o creada, el creador vuelca su visión de la vida y la manera de conocerse y de reconocerse en ella. Lo tiene que hacer con elementos que alcen la historia creada hasta los niveles de sensación artística y de emoción que exige el arte literario. Y lo ha de hacer tanto en la forma como en el fondo. Esta actividad de conocimiento ha de realizarse con ritmo lento, solitario y de contexto particular, de tal manera, que, al terminar una creación, el autor se sienta algo más cerca de sí mismo en ese conocimiento. En esa batalla consigo mismo intervienen todos los elementos, tanto formales como significativos.
Terminada esta batalla, comienza la segunda parte, la del lector, sea el propio autor o sea cualquiera otra persona. El autor debería haber dejado el camino relativamente expedito para que el receptor pueda, sin demasiado esfuerzo (por más que la poesía sea siempre “negocio de particular juicio”), descodificar el mensaje y la visión que en el texto se le ofrece. De esta manera, el lector leerá realmente al poeta más que el poema y estará en condiciones de reconocerse en la creación, de recrear su propia memoria y de comparar su experiencia con la del creador. Es este el momento mágico, el más productivo y el que deja más poso y descendencia. Lo ha de hacer el lector para identificarse, para rechazar la propuesta o para acercase en un grado mayor o menor a ella. El diálogo, entonces, se habrá producido y el resultado ya le corresponde al menos en tanta medida al lector como al poeta ¿Para qué se lee si no es para encontrarse en lo que se lee, para convertirse en protagonista o antagonista de lo que se ofrece en la creación, para reconocerse en lo recibido?
En esta carrera y en este cara a cara maravilloso y mágico se desarrolla el proceso de la creación. En él termina teniendo tanto protagonismo el lector como el creador. Aunque no estará de más reconocer que, sin el impulso de ese dios menor en que se convierte el creador en el momento de la creación, nada sería posible.
La primera condición de una buena lectura es la reivindicación de no leer. La peor lectura es la impuesta, pero la pérdida es demasiado grande y no merece la pena no intentarlo.

miércoles, 5 de junio de 2019

ALGUNA PREGUNTA



¿Cuántas veces se ha afirmado que la felicidad como concepto no existe, que solo hay momentos felices? ¿Cómo se podría imaginar siquiera el estado continuo de felicidad? Algo de esto es lo que proclaman las religiones cuando miran hacia el futuro, hacia algo que llaman eternidad, nirvana o qué sé yo. Se trata de un hermoso señuelo para contrastar con tantos momentos de esta vida, dominados por estados de infelicidad o simplemente de insatisfacción.

¿Qué efecto laudánico puede producir dar intensidad positiva a los momentos concretos y tratar de olvidar eso del eterno estado de beatitud?

El ser humano está moldeado por las circunstancias, si no totalmente constituido por ellas. Si esto es verdad, ¿por qué no trabajamos para que las circunstancias sean humanas y propicias para que se produzcan momentos de felicidad?

martes, 4 de junio de 2019

SELECTIVIDAD: UN SALTO EN EL VACÍO



El ciclo anual termina por imponernos temas que se repiten una y otra vez, como si tuvieran su página reservada en el calendario. Veía ayer imágenes de jóvenes nerviosos que se enfrentaban al examen de selectividad, eso que tanto cambia de nombre y que ahora llaman EVAU. Entre listas, papeles, descansos y malos ratos, van pasando estas horas, que marcan para ellos un hito importante en sus vidas.
Asistí muchas veces a estos exámenes y podría contar numerosas anécdotas que muestran los malos momentos que pasan los alumnos, por más que los profesores intentáramos tranquilizarlos y asegurarles que el número de aprobados era siempre muy alto. Me parece evidente que el curso de orientación universitaria, junto con estos exámenes, representa el momento más importante de la carrera educativa de cualquier alumno. La razón es tan sencilla como que se la juegan a todo o nada, algo que no sucede en los demás escalones del proceso.
Me gusta ver que algunos medios se ocupan del asunto. Tal vez lo hagan porque aún los asuntillos políticos de pactos o rechazos no está fijado; algunos de estos medios no ven en el mundo más que intrigas, traiciones, pecados y corrupciones...; en fin, fantasmas por todas partes. Y el mundo es mucho más amplio, mucho más diverso y muchos más jugoso.
Estas pruebas recolocan a nuestros alumnos en especialidades que van a ocupar toda su vida. Ellos son, además, los que van a moldear el futuro. Hay, pues, que cuidar con esmero esta selección.
Parece que ahora vienen a descubrir mediterráneos evidenciando que las pruebas no son iguales en todos los distritos universitarios y que el rigor en las correcciones tampoco es idéntico. Pues claro, ¿qué se creían? Y, si no es idéntico, se concluye que se está cometiendo una injusticia. Por supuesto. Sería, por tanto, bueno darles una vuelta a estas pruebas para mejorarlas.
Pero no hay quien le ponga el cascabel al gato. Tal vez porque no es fácil, o acaso porque resulta imposible si no se modifican otros elementos que se superponen a estos. ¿Cómo se puede unificar esta prueba con el condicionante de la autonomía universitaria y desde el traspaso de las competencias de educación a las autonomías? No se puede soplar y sorber a la vez, ni repicar y estar en la procesión tampoco. Desde mi experiencia y el contexto que a mí me tocó vivir en el desarrollo de estas pruebas en la universidad de Salamanca, no dudo ni de la competencia académica, ni de la honradez de los profesores correctores, ni de los criterios de corrección, que siempre se revisaban y se describían en común. Sencillamente, hay que someterse al mal menor y a las aproximaciones a la perfección y a la exactitud. Súmese a todo ello los más que probables intereses de centros privados en los expedientes de sus alumnos, o los traslados de expedientes de unos distritos a otros, entre otras múltiples causas, y nos dará un panorama complejo y casi nebuloso.
Creo que, al final, hay que trabajar por aproximación y mejorar aquello que es raíz y causa eficiente de todo lo demás y no perdernos en mirar al dedo de la anécdota. La realidad es que la acusación tiene su base cierta en la teoría; en la práctica afecta a un número reducido de alumnos. A la gran mayoría lo que más les importa es el aprobado, y una exigua minoría lucha no por el aprobado, que seguramente ya lo tiene por su capacidad, sino por esa décima que le permitirá estudiar aquello con lo que sueña.
Se trata de un asunto complejo y con muchas aristas. Pulirlas todas no es sencillo, pero habrá que intentarlo. Por los alumnos y por todos nosotros. Suerte.

lunes, 3 de junio de 2019

ACASO SON LOS RESTOS DE UN NAUFRAGIO



ACASO SON LOS RESTOS DE UN NAUFRAGIO

Hoy quiero bucear en mi memoria,
en el mar proceloso donde habitan
las mareas de todas las memorias.
Es un mar ya espacioso que sospecha
la lejana presencia de la orilla
y que agita en su seno las tormentas
o arrulla entre sus brazos
las dormidas olas de la mar en calma.

Hasta la playa llegan en desorden
los restos de batallas doctrinales,
y se acercan despojos filosóficos,
o principios remotos de sistemas éticos.

Todos parecen náufragos
cansados, decadentes y vencidos.

La vida es más tenaz, es más sencilla
y se deja mecer con el arrullo
del paso incontestable de los días,
esos que van dejando las arenas
salpicadas de restos que son nada.