martes, 30 de diciembre de 2014

FIN DE ETAPA



Me toca nuevamente cerrar este capítulo anual de mi Diario Menor. Notas a pie de página. Desde mi terraza.
Nunca sé si va a ser el último. Porque algún día me cansaré o me surgirá algún impedimento insalvable que me cierre esta ventana desde la que veo pasar el tiempo y desde el que le mando recados al espacio y al futuro. Creo que ya hace como el número catorce o el quince -que empiezo a perder la cuenta- y atrás dejo demasiadas páginas que tratan de poner, al menos en índice, muchas notas acerca de ideas o acontecimientos de la vida, de mi vida, de la que voy construyendo paso a paso. En realidad, por ahí quedan perdidas todas las notas de una sinfonía incompleta pero que deberían dar jugo suficiente para saber qué escala de valores me ha preocupado y en qué fregados ha andado ocupada mi mente. Ya me pesan los tomos en los anaqueles.
Porque ha sido siempre preocupación mía el intento de que, a pesar de no dilatarme en más de tres, cuatro o cinco decenas de líneas, esas líneas trascendieran del hecho concreto y se alzaran hasta el nivel de la idea y de la alusión general. No me interesa nada la figura del pequeño Nicolás, por ejemplo, sino las implicaciones que su caso suscita y el nivel de chapucería que para la vida española se desprende de sus acciones. Y así hasta con los detalles más aparentemente personales y concretos. Si alguno quiere leer estas líneas desde la intención del autor, me gustaría que lo hiciera sabiendo lo que yo mismo, en primer término, quería al idearlas y al concretarlas. Las demás interpretaciones son legítimas, pero no son las mías.
Existen formatos más tradicionales o novedosos en los que el autor glosa una historia en doscientas o trescientas páginas, o lo hace en pocos caracteres. El primero ha sido el de siempre, el de la Historia, el del libro; el segundo es el de hoy mismo, el más inmediato e improvisado. Si un autor no publica en el primer formato, parece que no existe como tal y apenas se le considera. Si un autor lo hace en el segundo, menos todavía.
Este formato del blog, con su extensión buscada por mí, no es precisamente el que más conocimiento ni reconocimiento produce. Pero eso no importa demasiado: con eso ya se cuenta; lo fundamental es que a mí me ofrece la oportunidad de mostrar mi perfil acerca de muchas cosas, y me lo permite solo en lo fundamental y escueto, dejando de lado el ochenta por ciento de las páginas de un texto largo, que, con demasiada frecuencia, me parecen repetitivas y que sobran.
Nada tengo contra los demás formatos, en absoluto, sencillamente predico el acomodo que para mí supone este del blog. En él y por él he pasado muchas horas abriendo la ventana de esta terraza, he pensado en numerosas variantes de la vida –seguro que sin solucionar ninguna- y he dejado algunas líneas cuyo tono -perdón por la inmodestia- no me disgusta del todo.
Hay aristas personales y próximas que aparecen menos y que cualquier día pueden hacerse más presentes. El tiempo dirá. Y lo hará sin aspavientos, sencillamente respondiendo a la invitación que yo les haga o que el contexto me haga a mí mismo. Ya no tengo edad para plantearme otra meta que no sea mantenerme en el intento de querer y de que me quieran, pues mi única obligación en la vida es intentar ser feliz a ratos. Claro que me gustaría serlo viendo que los que me rodean y los más alejados también lo son. ¿Alguien me ofrece una ocupación mejor?

Un año más se va envuelto en el tiempo. Otro nuevo coge el relevo y se abre a todas las posibilidades. Por ello debo estar dispuesto para todo lo que existe, porque siento, percibo, canto y vivo. En mi existencia, en mis sentimientos, en mis cantos y en mi vida, que son los de todos los demás. 

lunes, 29 de diciembre de 2014

OTRAS RIQUEZAS


Necesito repetirme y repetirme las veces que haga falta que la vida se teje entre algodones, entre brazos cercanos y sencillos, que la Historia no es nada si no es en la Intrahistoria, que el mundo sí se arregla desde los grandes principios pero que estos están solo al alcance de unos pocos y que es en la aplicación diaria y sencilla de esos principios cuando la satisfacción se hace presente o el enfado se crece si no andamos con tino.
Llevo una semana dedicado tan solo a mi familia y reafirmo de nuevo que estos son mis parámetros, que nada mejor que mis allegados para darme a la vida y olvidarme de todo lo que dicen que tiene importancia para quedarme con lo realmente importante, que unos brazos de niño son más fuertes que cualquier bomba que amenaza, que la sonrisa y el perfil de los que quieres son tu propio perfil y en él te sientes concernido y animado.
Han estado con nosotros nuestros hijos y nuestros nietos, algo tan sencillo y repetido como la reunión de los componentes de una familia cualquiera en estas fechas de Navidad. Y puedo jurar que no he sentido ninguna molestia física, que me he levantado todos los días con ánimos renovados, que he estado siempre dispuesto a salir a la calle para cubrir cualquier necesidad, que he ido a dormir el último y me he levantado el primero para recibir con mis brazos abiertos a mis nietos, que he reído y me he emocionado con mi nieto en los brazos, con su inocencia absoluta, con su sonrisa continua y con su expresión de contento, con sus escasos meses a cuestas en los que va descubriendo los movimientos de sus pequeños deditos y sus sonidos, con sus primeros signos de interactuación con los demás, como si afirmara la necesidad de recordar a los otros que él también está en el juego de la vida.
Y he pintado y leído con mi nieta, Sara, que, a sus cinco años, ya conoce algunas de las herramientas principales para moverse por la vida y que parece tener el don especialísimo de la curiosidad por conocer cosas, ese signo que distingue a unos seres de otros y que conforma a los más inteligentes e intensos en el mundo. Y he hablado con ella y la he visto celosilla de su hermano pequeñín, ella que ha sido princesa y ahora es reina pero que tiene que compartir el trono con un hermano real.
Y me he sentado a la mesa para compartir risas y charlas con mis hijos, con mis dos hijos y con mi nuera, mi otra hija; y he aprovechado, incontinente, para seguir soltándoles mis rolletes vitales y para animarles en este camino de cada uno por la vida y por la sociedad en la que habitan.
Y creo que todos hemos certificado una vez más que nada como el viejo lema de este viejo gruñón que, a pesar de todos los pesares, solo quiere querer y ser querido. Por todos, pero sobre todo por los más próximos en biología, en afectos y en ilusiones.
Y he comprobado, otra vez, que el lado negativo llega cuando el pasillo se queda vacío y las habitaciones no se llenan, cuando no se oyen los sonidos incipientes de mi nieto pequeñín, ni las palabras o las risotadas de Sara jugando con cualquiera de nosotros.
Es verdad que yo, así, en la serenidad del silencio, puedo volver a mis lecturas y a ver el mundo desde mi terraza con alguna pausa y con algo de tranquilidad. Pero la pasión está en los días pasados, en la vida manando a cada instante, en la certeza de la existencia de esos seres a los que puedo ir sin pedir hora y a los que les abro la puerta sin que siquiera llamen. Una sonrisa de Rubén o un rato con Sara valen mucho más que toda la Ética protestante y el espíritu del capitalismo de Max Weber cuyas páginas voy a abrir enseguida.

Ahora no estoy precisamente eufórico, pero sé que me habitan posos que me levantarán cada día cuando me recuerden que tengo que querer y tengo quien me quiere. Soy rico de verdad y esto me salva. 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

DÍAS DE PAZ. PELILLOS A LA MAR


Acaba de producirse el solsticio de invierno. La luz quiere reivindicarse. El año se cierra con la apertura de un impulso nuevo y con los deseos mostrencos pero necesarios de mejora en todos los sentidos.
Una de las palabras que más se repite es la de PAZ. No me parece mal que así sea: todos necesitamos parar, resollar, respirar hondo y volver a coger ritmo y marcha. Los brindis suelen simbolizar precisamente eso. Y en la convivencia diaria, tan difícil incluso llevándose razonablemente bien, estos actos deberían ser seña de cada ser en su comportamiento social.
Pero la paz se propicia y se alcanza en muy diversos niveles. Se intenta en la persona consigo misma, se cocina con las personas más próximas, se simboliza con las más lejanas y se articula en acuerdos con las que no nos rozan pero sabemos que andan por el mundo.
A mí me interesan un poco más los dos niveles extremos. Por alcanzar la paz en ellos quisiera echar un brindis de fiesta y de deseo.
El primero es el que me concierne directamente, el que se cuece entre yo mismo y mi otro yo, ese que siempre va conmigo. Brindo, por tanto, por ir hacia adentro; por intentar conocerme algo más; porque sepa delimitar lo que depende de mí y aquello que no está en mis manos; porque sepa resignarme y hasta complacerme en las leyes de la naturaleza, que me superan, que me acogen pero que seguirán rigiendo también cuando yo me vaya; y para que no entienda mal la paz, sino que la traduzca en “paz con los hombres y en guerra con mis entrañas”; para que la serenidad no me adormezca y no me vele todo lo que me rodea y me conforma. ¡Hay tanto que aprender y que gozar…!
En el segundo, disparo por elevación y convierto mis deseos en plegaria. Lo digo con seriedad aunque pueda parecer que es un disparate o una irónica salida de tono. Pedir no cuesta mucho. Ahí va mi deseo y por él levanto mi copa. ¿Por qué los dioses no se ponen de acuerdo y firman la paz? No vayamos muy lejos; quedémonos aquí, con el dios de occidente, con ese al que llaman, como a todos los demás, dios único y dios de dioses. Dicen que tuvo una lucha con unos ángeles rebeldes. Desde entonces nos fustigan con el miedo de un castigo eterno en un infierno que esconden el algún subterráneo muy profundo. Pero, por dios, dioses y ángeles, ¿no podéis dejar ya las rencillas, sentaros a una mesa, brindar por el futuro y echar pelillos a la mar? ¿Hasta cuándo han de durar vuestras reyertas? Que, como esto sea eterno, ya me contaréis qué vamos a hacer siempre con mala cara, asustándonos, dándonos mamporros y atemorizando al personal. Esto, para el nivel de un dios o de un ángel, no debería ser nada, una minucia solamente. Y, hombre, un dios rencoroso… se entiende muy mal. Pero si esto, si me apuráis, los humanos lo salvamos con relativa normalidad: primero no nos miramos, a la semana nos echamos una ojeada y al mes ya tomamos un vino juntos o hablamos del tiempo en el ascensor. ¿No veis que nos tenéis a todos en un puño, como muñecos de feria o como saco en el que descargáis vuestros golpes de boxeo? Venga, dioses y ángeles, que un fallo lo tiene cualquiera y esta situación no se puede mantener todo el tiempo de dioses o de ángeles. ¿Quién de nosotros no va a estar dispuesto a la paz si hay promesa de feliz vida eterna? El diablo lo tiene jodido ciertamente. Y, sin embargo, mira tú por dónde, ahí dicen que sigue erre que erre. Venga, vaya un brindis celestial y todos felices y contentos. Ah, y otro tanto entre dioses rivales, que nos tenéis el mundo hecho unos zorros con tanta guerra, tanta muerte y tanto talibán. Echadlo a suertes aunque sea o repartíos el asunto por semanas o por meses. Pero no andéis a guantazos, coño, que esto no hay quien lo entienda.
Tengo para mí -iluso- que, arreglado este pequeño contratiempo entre vosotros (y el otro de mí conmigo mismo), todo lo demás vendría un poco rodado: unos dioses como dios manda no pueden permitir que los demás, los simples mortales, no se paren, cuenten hasta diez y se pongan de nuevo a buscar el bien común. Y ahí ya podrían caber todos los demás brindis que por el mundo y por las redes se dejan oír durante todos estos días de fiesta y los demás del año.
Yo creo que no es mucho pedir. O acaso sí. Dios sabe si no será una tontería o, en forma más fina, una boutade. Yo, por si acaso, dejo el brindis ahí.


martes, 23 de diciembre de 2014

DESDE MI TERRAZA PARA TODOS

Hace unos días me pidieron unas palabras de felicitación para los ancianos de El Buen Pastor, la residencia en la que pasé tantas horas como voluntario y que tan buenas sensaciones me produce siempre. Creo que me vale como felicitación para ellos y para cualquiera otra persona de buena voluntad. Por todos.

RÍETE CON LA VIDA

Ríete con la vida y de la vida
porque tú eres la vida.
Róndala en los pasillos y en el patio,
cómela sin descanso cuando comes,
regálala sin precio en tus palabras,
 ofrécela al completo en tus miradas,
compártela con todos los que, al lado,
no encuentran una alegre compañía.

Es la vida un asunto tan hermoso
que merece la pena hasta vivirla.
Vamos todos a ello en estas fiestas,
que venga a visitarnos otro año,
que lo esperamos todos

con la sonrisa puesta en nuestros labios.

Manolo Casadiego las adornó y las mejoró
con una imagen que creyó oportuna para la ocasión.

lunes, 22 de diciembre de 2014

MIS LECTURAS DE 2014





Recojo aquí una vez más los títulos de las obras completas que he leído durante el año que acaba. Me han de servir para recordar por dónde he andado pasando los ojos y la mente, para medir en qué medida pueden haber ido revisando y conformando mi pensamiento e incluso para volver a ellas según su mayor o menor huella.
Solo dejo constancia del nombre de la obra, del nombre del autor, del género al que pertenecen y, últimamente, anoto también, con símbolos, mi apreciación general (de una a tres estrellas según mi menor o mayor aprecio). A veces he dado cuenta de alguna opinión más extendida en esta misma ventana, pocas: otro formato me habría llevado demasiado tiempo. Sé de sobra que es muy poca seña, pero hay lo que hay y el tiempo es el que es. Quizá debería intentar alguna fórmula un poco más expresiva que dejara al menos un estrecho reguero de crítica literaria general después de tantas lecturas. Veremos. Después, cuando me siente con más tranquilidad, vendrán mis consideraciones sobre la cantidad, la calidad, los géneros que he preferido, los meses más o menos propicios para la lectura y otras variables. De momento basta.
AÑO 2014  Enero…………………………………………………………………………………..
.- TAO-TE-KING; Lao-Tzu (Filosofía?); 2014-01-02.
.- Libro del caballero Zifar; Anónimo; (Novela?); 2014-01-05.
.- Ética a Nicómaco; Aristóteles; (Filosofía); 2014-01-09.
.- Ética aplicada y deontología profesional: Mª Jesús Carravilla; 2014-01-13.
.- El porqué de los dichos; José María Iribarren; 2014-01-16.
.- Cuentos completos; Mario Benedetti; (Cuentos); 2014-01-24.
.-  Tiempo de vida; Marcos Giralt Torrente; (Ensayo narrativo); 2014-01-27.

Febrero………………………………………………………………………………………………….
.- 50 estampas de la historia de España; Juan Eslava Galán; (Ensayo); 2014-02-01.
.- Ética demostrada según el orden geométrico; Baruch de Espinosa; (Ens.) 2014-02-06.
10.- El Quijote; Miguel de Cervantes; (Novela); 2014-02-21.
Marzo…………………………………………………………………………………………........
.- Tu rostro mañana (2 Baile y sueño); Javier Marías; (Novela); 2014-03-02.
.- Mantis; Mercedes Castro; (Novela); 2014-03-07.
.- Odisea; Homero; (Novela); 2014-03-14.
.- Huella de voz; Arsenio Barco; (Poesía); 2014-03-15.
.- El río del Edén; José María Merino; (Novela); 2014-03-19.
.- Romeo y Julieta; W. Shakespeare; (Teatro); 2014-03-31.
Abril……………………………………………………………………………………………...
.- Epístolas morales a Lucilio (I); Séneca; (Ensayo-Cartas); 2014-04-07.
.-           “            “       “       “     (II);     “      ; (Ensayo-Cartas); 2014-04-12.
.- Las troyanas; Séneca; (Teatro); 2014-04-14.
20.- Evangelios de Mateo y Lucas; 2014-04- 18.
.- Dios toro poderoso; Eliseo Bayo (Poesía), 2014-02-21.
.- Toque de queda; Ramón J. Sender; (Aforismos, o casi), 2014-04-24.
.- Medea; Séneca; (Teatro); 2014-04-25.
Mayo…………………………………………………………………………………………..
.- Poemas humanos; César Vallejo; (Poesía); 2014-05-03. Rep.
.- Aguirre, el magnífico; Manuel Vicent; (Novela); 2014-05-05.
.- Antología poética; Lorenzo Oliván; (Poesía); 2014-05-10.
.- El aire habitado; Francisco Segovia; (Poesía); 2014-05-11.  **
.- El invierno de la rosa; Monserrat Doucet; (Poesía); 2014-05-13.  **
.- La rosa inclinada; Javier Lostalé; (Poesía); 2014-05-15. **
30 .- Las tres bodas de Manolita; Almudena Grandes; (Novela); 2014-05-20. **
.- Junto a mi silencio; Jesús Hilario tundidor; (Poesía: Adonáis 1963); 2014-05-21. ***
.- Memorial de un testigo; Gastón Baquero; (Poesía Adonáis 1966); 2014-05-22. **
.- Los mercaderes; Mar García Lozano; (Poesía Adonáis 1992); 2014-05-23 ***
.- Los pasos perdidos;  Marcos Ricardo Barnatán; (Poesía Adonáis 1968); 2014-05-24 **
.- Figuras y meditaciones, Angelika Becker; (Poesía Adonáis 1965); 2014-05-25 *
.- Sofistas: testimonios y fragmentos; (Filosofía); 2014-05-27. **
.-Meditaciones; Marco Aurelio; (Filosofía); 2014-05-29. ***
.- Poemas; Rafael de Cózar; (Poesía); 2014-04-30. ***
Junio,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
.- Poemas; Diego Doncel; (Poesía); 2014-06-01. ***
40.- Oficios varios; Jesús Munárriz; (Poesía); 2014-06-02. **
.- Poemas; Carlos Marzal; (Poesía); 2014-06-03. ****
.-Paraíso clausurado; Jenaro Talens; (Poesía); 2014-06-04. **
.- Cantos de sirenas; Ángeles Mora; (Poesía); 2014-06-05. **
N.B Son cuadernillos de 30 poemas cada uno.
.- La Magdalena. El último tabú del cristianismo; Juan Arias; (Ensayo); 06-12. ***
.- Con orden y concierto; Jordi Virallonga; (Poesía); 2014-06-15. **
.- Poemas; Joaquín Benito de Lucas; (Poesía); 2014-06-16. **
.- Álvaro Salvador; Poemas; 2014-06-17. **
.- Xose María Álvarez Caccano; Poemas; 2014-06-18. **
.- Javier Jover; Yrano en la clase de doce; (Poesía); 2014-06-19. **
50.- Antonio Gamoneda; Poemas; 2014-06-20. **
.- Francisco Brines; Poemas; 2014-06-22. **
.- Juan Carlos Rosales; Club náutico; (Poesía); 2014-06-23. **
.- José Antonio Mesa Toré; Poemas de la bahía; (Poesía); 2014-06- 23. **
N.B. También los últimos nueve cuadernos de poesía corresponden a otras tantas lecturas poéticas de los autores celebradas en Palma de Mallorca?
.- La invención del Quijote; Francisco Ayala; (Ensayos); 2014-06-25. **
.- El florido pensil (Memoria de la escuela nacional católica); Andrés Sopeña Monsalve;  ( ¿ ); 2014-06-28. ****
.- La ridícula idea de no volver a verte; Rosa Montero; (Novela); 2014-06-29. ***
.- Consolaciones; Séneca; (Ensayo); 2014-06-30. **
Julio…………………………………………………………………………………………….
.- Pensamientos; Blas Pascal; (Filosofía); 2014-07-06. *
.- Discurso preliminar de la Enciclopedia; D´Alembert – Diderot; (Ensayo); 2014-07-15 **
60.- La estrella peregrina; Ángeles de Irisarri; (Novela); 2014-07-29 * o menos.
Agosto ………………………………………………………………………………………..
.- Demasiados héroes; Laura Restrepo; (Novela); 2014-08-03. *
.- Los alumbrados; Víctor Chamorro; (novela); 2014-08-08. *
.- Crítica de la razón pura; Kant; (Ensayo); 2014- 08-19. ****
Septiembre …………………………………………………………………………………………
.- Quijote de Avellaneda; Avellaneda?; Novela; 2014-09-02. ***
.- Sala de espera; José Luis Sampedro; (Novela?); 2014-09-03. *
.- Palmeras de sangre; Reynaldo Lugo; (Novela); 2014-09- 05. **
.- El dueño del secreto; A. Muñoz Molina; (Novela); 2014-09-07. *
.- Crítica de la razón pura II; Kant; (Ensayo); 2014-09-13****
.- El paraíso en la otra esquina; Vargas Llosa; (Novela); 2014-09-16***
70 .- Mortal y rosa; Francisco Umbral; (Novela); 2014-09-18****
.- Retrato de artista cachorro; Dylan Thomas; (Relatos breves); 2014-09-20*
.- Habitación de olvidos; VV Autores españoles e hispanoamericanos; (Poesía); 2014-09-22 *
.- La pregunta por la cosa; Martin Heidegger; (Ensayo); 2014-09-26***
.- Carta abierta a una chica progre; Francisco Umbral; (¿Novela?); 2014-27***
.- Historia universal de la infamia; Jorge Luis Borges; (Relatos); 2014-09-29 *
Octubre ……………………………………………………………………………………………………..
.- El corazón de las tinieblas; Jospeh Conrad; (Novela); 2014-10-05 **
.- El tango de la guardia vieja; Arturo Pérez Reverte; (Novela); 2014-10-11 **
.- El carril de paja; Ángel Menoyo Portales (Edic. de Jesús A. García); Novela; 2014-10-15 *
.- Lógica; Condilac; (Ensayo filosófico); 2014-10-16 ***
80.- La cabeza de la hidra; Carlos Fuentes; (Novela); 2014-10-18 *
.- Principios del conocimiento humano; George Berkeley; ( Ensayo filosófico); 2014-10-23 ***
.- Cero, Cero, Cero; Roberto Saviano; (Ensayo?); 2014-10-28 ***
,. Novum Organon; Francis Bacon; (Ensayo filosófico); 2014-10-31 **
Noviembre………………………………………………………………………………………………..
.- El espiritualismo (Tomo I); Nicomedes Martín Mateos; (Ensayo filosóf.); 2014-11-05 **
.- El espirtualismo (T. II); Nicomedes Martín Mateos; (Ensayo filosóf.); 2014-11-10 **
.- El espiritualismo (T. III); Nicomedes Martín Mateos; (Ensayo filosóf.); 2014-11-15 **
.- El espiritualismo (T. IV); Nicomedes Matín Mateos; (Ens. filos.); 2014-11-20**
.- Veinte y seis cartas al señor marqués de Valdegamas; Nicomedes Martín Mateos; (Ens. filos.); 2014-11-23. **
.- Cartas filosóficas a D. Ramón de Campoamor; Nicomedes Martín Mateos; (Ens. filos.); 2014-11-25. **
90.- La educación en la obra de Nicomedes Martín Mateos; José María Hernández Díaz; (Ensayo y textos); 2014-11-27. **
.- Parménides (Diálogo); Platón; (Filosofía); 2014-11-28. ***
Diciembre…………………………………………………………………………………
.- La vida era eso; Carmen Amoraga; (Novela); 2014-12-02 ***
.-El impostor; Javier Cercas; (Novela); 2014-12-05 ***
.- Un otoño romano; Javier Reverte; (Novela); 2014-12-14. **
.- Leer; Gabriel Zaid; (Ensayos); 2014-12-17. ***

.- La buena reputación; Ignacio Martínez de Pisón; (Novela); 2014-12-22 **

DESDE LA LECTURA



Es que eso de las preposiciones, parece que no, pero cambia totalmente el sentido del sintagma. Se dice que las preposiciones no tienen significado por sí mismas, pero vaya que si orientan el significado. No es lo mismo “en” que “desde” la lectura.
Quiero decir que anotaré unas palabras acerca de la lectura, pero ahora desde fuera, desde el contexto, desde el mundillo que la rodea, desde el barrio que la acoge y la frecuenta de manera especial.
¿Se puede uno mover en el mundo de la literatura pero sin leer? Por desgracia, sí, por más que esto sorprenda a simple vista. Hay muchas personas que no vivirían, o lo harían de otra manera, sin el contacto con el mundo de la lectura y que, sin embargo, la practican en escasa medida. Ellos que se pierden este placer. Dejaré en observación a algunos colectivos:
1.- No me gustaría ser cruel, pero no me importaría conocer una encuesta seria en la que se anotara el tanto por ciento de profesionales profesores de la lectura que realmente dedican tiempo suficiente a ella, a leer y a leer como costumbre y como honradez profesional.
2.- Hay todo un colectivo social que se mueve en el entorno del mundo de la lectura y que en realidad no abre muchos libros. Hay gente que encuaderna, que prepara solapas, que cose enciclopedias, que manda paquetes con libros, que acude a presentaciones de libros y hasta cena con sus autores, que…, y que no frecuenta el gusto personal en la lectura.
3.- No es infrecuente que se preste gente a ensalzar a algún escritor sin conocer los libros ni sus contenidos. Vivimos en el mundo de la representación y todo anda en la pasarela, como único medio de subsistencia. El viejo refrán ya lo recogía: “Cría fama y échate a dormir.” Es que hay autores que se mueven casi con la misma soltura que el pequeño Nicolás: en cuanto consiguen un golpe de suerte, ya tienen el camino abonado. Si a uno le han hablado bien de un autor, ¿qué necesidad tiene de leer sus obras? Seguro que será bueno y ya lo puede ensalzar sin temor a parecer un bicho raro. También en este mundo de la lectura de obras, lo importante es el primer golpe, el primer millón, lo demás viene rodado. Los críticos santones tienen mucho que decir en este asunto.
4.- La práctica diaria nos enseña que, con frecuencia, se decide publicar obras sin conocerlas de verdad. Los currantes lectores de editoriales bien lo saben: mientras ellos se dejan los ojos entre las páginas, los más poderosos deciden con el dedo hacia arriba o hacia abajo por simpatías, por intuición y por amistad. Es así y con estos bueyes hay que arar.
5.- Hacer publicaciones acerca de libros no leídos. El tiempo, las prisas, los espacios y hasta la inercia son cobijo frecuente de reseñas y anotaciones varias sobre libros que no han sido leídos o que lo han sido de manera parcial y superficial. ¿A cuántas entrevistas hemos asistido en las que el entrevistador reconoce que aún no ha leído el libro? Ese ya no lo leerá casi nunca después de la entrevista. ¿Quién tiene capacidad para hacer al menos una reseña al día en un periódico y tener que leerse para ello un libro cada veinticuatro horas? Lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible.
6.- ¿Cuántas veces nos han despachado con opiniones generales acerca de lecturas de, por ejemplo, el romanticismo alemán, o la generación beat americana? Y se quedan tan contentos. Uno se queda acomplejado, pero después reacciona y se dice: “!pero si este tío no tiene ni tiempo ni ganas para poder leer todo eso!.”
Y así podíamos seguir con otras variables.
Aunque el panorama pueda parecer algo sombrío, por encima de todo ello está la lectura limpia y sencilla de quien amablemente se sienta en su sillón, se acomoda, abre el libro y se da a la aventura maravillosa de reconocer un mundo nuevo y de dialogar con él.

Repito, estas fiestas no son mala época para ello. Sobre todo para los que cambian por unos días de ocupación, o para los que de verdad quieren ocuparse en algo valioso.

sábado, 20 de diciembre de 2014

EN LA LECTURA


Sí, desde dentro, desde el cara a cara del autor y del lector, desde la conversación amistosa entre alguien que ha pensado y alguien que también quiere pensar.
No quiero hacer teoría literaria, pero sí recordarme y recordar que también aquí hay un acto de comunicación y, en él, un emisor y un receptor. Y no es malo conocer las debilidades del emisor para poder así amistosamente buscarle las vueltas y entenderlo mejor y entenderse mejor entre ambos.
Es verdad que estas navidades yo puedo elegir un libro de mi biblioteca y sentarme a leerlo sin previo aviso. Entonces me daré de bruces con un atadijo de hojas que son el resultado de un proceso. Y ese proceso no se entiende sin el autor.
En realidad no es del todo verdad porque, en mi almacén mental, seguro que hay alguna nota escondida que me ambiente y me dé contexto para no encontrarme a la intemperie y sin el más mínimo escudo. No siempre ocurre, pero es lo más frecuente.
Lo malo es que hay varias y hasta muchas clases de autor que puedo considerar en cualquier libro. Ahí está el autor persona, ese que se levanta, que tiene sueño, que no llega a fin de mes, que tiene una vida ajustada o desajustada…, el autor ciudadano como yo. Como mínimo tengo que comprenderlo y hasta disculparlo de muchos asuntos.
A su lado aparece el autor, pero ahora autor del libro que leo, aquel que se encerró e ideó las palabras y las ideas. Con este ya me puedo pegar más, o saludarlo, o abrazarlo, según vea el ambiente.
Pero nunca está solo porque también puede aparecer como personaje real o implícito de la obra. En esos casos tiene que desdoblarse y a mí me gusta verlo retorcerse para no quedar en evidencia como persona externa. Porque todos tenemos pudores y no es fácil dejarse llevar por lo que pide el personaje sin olvidar que es trasunto directo o indirecto de la persona. Esta es una función delicadísima pero muy atractiva.
A pesar de que el escritor persona siempre deja huella en la obra, no es lo mismo un contador de historias que aparece como otro contemplador de las mismas como alguien que se las sabe todas que como un participante activo. Aquí tiene todas las de ganar ante mí como asistente novato y primerizo ante lo que sucede.
Y todavía pulula por la obra el autor que la rodea, aquel que es dueño de lo que antes era nada, que puede firmar la autoría, que cualquier día igual me lo encuentro por la calle y lo saludo, y tal vez hasta le haga alguna indicación amistosa.
Son muchos los autores resumidos en uno solo, encajados en una gran muñeca rusa que los acoge y los envuelve. Con todos es bueno dialogar para que la lectura sea más jugosa y provechosa. Pero sobre todo con el libro y con sus elementos, con lo que nos ofrece y con lo que nosotros le podemos ofrecer al libro.
Ah, y, si uno se hace un lío con tanto autor en uno, pues se dejan de lado y se abre la primera página y se deja uno llevar por la corriente. Tal vez el baño no sea tan sustancioso, pero siempre saldremos de él más relajados y fresquitos.

Las vacaciones no son mal momento para intentarlo.

viernes, 19 de diciembre de 2014

TITULITIS (II)



De vuelta al engordamiento de los títulos: -itis = engorde, exageración, inflamación…
Hoy los títulos se componen y se conforman con una suma de créditos, que tienen procedencia muchas veces extraña y estrafalaria: no es raro encontrarse con alguien que completó su grado de Derecho con algún crédito de hípica, por ejemplo. En este plan, el asunto de la creencia se debilita, y la variedad se convierte en esnobismo y en tontería simplemente.
Pero el caso es que el que resiste vence, y no hay como aguantar y presentarse alguna vez más a cualquier examen para terminar un día cualquiera con un título  oficial entre las manos. Y, una vez conseguidos, todos valen lo mismo. Igual da el del alumno aplicado, curioso, atento, trabajador, constante en el esfuerzo…,  que el que lo recogió casi porque pasaba por allí.
El acceso a la cultura no es exactamente lo mismo que el acceso al título. A veces parecen casi sucesos contradictorios. ¿Quién no conoce a gente cargada de títulos y a la vez incapacitada mental y socialmente? ¡Y cuánta gente sin título razona con precisión, curiosea, piensa y ofrece argumentos sólidos!
Aún se ofrecen otras variables que empeoran el panorama en el asunto de los títulos. Es un pequeño esquema en el que he reflexionado ya en alguna ocasión. Se me ofrece esquemáticamente así:
a)      Supongamos que todo el mundo tiene las mismas oportunidades para acceder a los estudios que faciliten como colofón la obtención de un título oficial. Es mucho suponer, pero sea.
b)      Supongamos que el grueso del alumnado se comporta en esfuerzo de manera homogénea, lo cual es mucho suponer.
c)      Demos por hecho que las distintas capacidades producen expedientes distintos y que estos nos dan índice de quién está un poco mejor y un poco peor preparado.
d)      ¿De aquí se extrae la evidencia de que la sociedad “coloca” a cada uno, según su capacidad, en los puestos adecuados? No parece si extendemos la vista por ahí y describimos los desajustes que se producen entre gente bruta forrada y gente inteligente sin actividad o con actividad poco cualificada.
e)      Si, a pesar de todo, se cumplen correctamente los apartados anteriores, ¿qué otra cosa haremos sino reproducir el sistema injusto y desigual en el que vivimos, con todas sus injusticias, aristas y carencias?
El asunto parece, por tanto, algo más complejo, y tal vez hay que indagar en otros predios y en otras variables que nos puedan dar unos resultados más sólidos y permanentes.
Ordenar la enseñanza y la educación de otra manera acaso implique reconsiderar nuestra escala de valores y participar de nuevo todos en su mejora. No es fácil.
No está claro que todos tengamos que ser universitarios, sin que por ello tengamos que renunciar ni a la curiosidad de la formación permanente ni a la dignidad de todos por el hecho de ser personas. El acceso que los títulos nos pudieran dar al mercado y a la acomodación social habrá que completarlo y hasta suplirlo por otros elementos de eficacia, competencia, etc.
Pero esto exige una nueva escala de valores, una sociedad nueva. Y eso parece un plato con mucha comida. Y nos da miedo a la indigestión. Incluso en Navidad.

Claro que, a la vista de todos los que se excluyen a la primera ocasión del esfuerzo y del gozo de la educación, tampoco nos puede extrañar demasiado que aparezcan los que exhiben el título como sinónimo de esfuerzo y, por tanto, de exigencia de algún privilegio. Los que a la primera de cambio se dejan ir y se apartan, nos estropean a todos las ganas del cambio y la ilusión de algo nuevo y distinto. Es pobre el argumento, pero es. Como es mísero todo el mundo burocrático comparado con la satisfacción que producen el conocimiento, la curiosidad, la presencia constante del porqué de las cosas, la educación permanente que no se jubila nunca y el saber que cuanto más se sabe más queda por conocer y por degustar. Ahí está el mejor título.

jueves, 18 de diciembre de 2014

TITULITIS


¿Quién me enseñó a ser padre? ¿Y a ti? Piénsalo con calma, no te precipites. Aunque con atenuantes y variantes, convendrás conmigo en que aprendiste siéndolo. Arrancaste en los meses del embarazo e hiciste los cursos de doctorado cuando compartías las necesidades y los deseos de tus hijos. Piénsalo y verás cómo se te vienen a la mente imágenes de todo tipo y escenas de toda clase. En los exámenes, unas veces alcanzaste el aprobado, tal vez alguna vez tuviste que repetir la prueba y en otras ocasiones tremolaste la bandera del sobresaliente. Pero título escrito y firmado por el rey, lo que se dice título, no lo tienes y no lo puedes enmarcar para enseñárselo a tus amigos. Pues fíjate, todo el mundo puede ser padre o madre.
En la pared de la habitación en la que escribo, hay colgados cuatro papeles de color con esa firma oficial, cuatro títulos universitarios. ¿Quieres que te confiese una cosa? Cuando terminé mi primera carrera en realidad sabía muy poco: me faltaba casi toda la riqueza de la teoría y todo el tesoro de la práctica. Y eso que el expediente de notas no era ni es precisamente muy malo. Pobre de mí si no me hubiera enriquecido y si no hubiera aumentado mi caudal con el estudio, con las lecturas y sobre todo con la práctica profesional. Imagínate qué puede suceder con los profesionales que se hayan quedado estancados en el título y no hayan seguido creciendo en la práctica. Lo peor de todo es que andarán por ahí sacando pecho y exigiendo prebendas desde la exhibición del título de papel. Pobrecitos.
Te confesaré algo que seguramente ya conoces. ¿Sabes que hay más intrusismo del que parece y que hay mucha gente ejerciendo en profesiones liberales con títulos falsificados? Si los pillan no te creas que es siempre por mala práctica sino porque administrativamente no encajan los títulos y aquello termina oliendo mal. ¡Administrativamente, no porque maten a los enfermos, que es lo que, en lógica, tendría que suceder! Ahí tienes a muchos médicos, o al pequeño Nicolás sin ir más lejos.
Pero es que vivimos en una sociedad en la que el título se ha vuelto imprescindible si uno quiere sobrevivir. El título lo necesitamos para dos cosas sobre todo. Con él tenemos acceso a la posibilidad de entrar en el circuito laboral, circuito en el que poder después realmente aprender con la práctica; y, en muchos más casos, para abrirnos puertas administrativas y sociales. Con el título en la mano ya parece que llueve menos y que las élites pueden dejarnos sentar a la mesa con ellos.
Todo esto por hablar de títulos académicos y no hacer salir a escena los títulos de otro tipo, por ejemplo los nobiliarios. En estos sí que la herencia no alcanza ni siquiera la altura de la lotería, pues del azar de la lotería podemos participar todos (sobre todo si Antonio el del bar nos deja un décimo olvidado y nos lo ofrece premiado), pero a la herencia del título nobiliario solo se aproxima el producto azaroso de un desahogo hormonal en un lugar y en un espacio concretos.
Parece que algo en lo que podremos coincidir es en que el verdadero título es el que se adquiere con la buena práctica y no con el examen de un día ni con la suerte de pertenencia a una familia. Y, sin embargo, cada vez cuadriculamos más la vida en títulos y titulitis. Hace no mucho me encontré con el anuncio de un título de Personal shopper, eso que entendí, con un poco de guasa, como ir a buscar el pan a la panadería o a la tienda, algo que yo hacía en mi pueblo desde que tenía cinco años, sin que nadie me hubiera dado título para ello sino la práctica.
Y es que, aunque el título se haya conseguido en buena lid, con expediente aseado y con curiosidad por aprender, el buen profesional sabe que todo saber es parcial y que siempre está aprendiendo. Lo mismo que todo cliente del poseedor de un título debería saber que va a pillar a ese profesional en un punto determinado de su recorrido profesional y de plenitud o de carencia de sabiduría. Es inevitable. Por eso convendría no fiarse del todo de ningún profesional y arrimar de nuestra cosecha un poquito de responsabilidad en la formación, en la curación o en cualquier otro apartado de nuestro desarrollo físico y vital.
Solo la vida prepara para la vida. ¿Qué otra cosa podría hacerlo?
Por cierto, hoy los títulos se alcanzan a base de créditos. Y crédito tiene que ver con Crédere, Creer. Algo o mucho de creencia hay en todo esto de los títulos y del afán de papeleo oficial. Y en el mundo de la creencia ya nos podemos resbalar con cualquier hielo.
Pensarás que de aquí se puede extraer cierta desgana para estudiar. Nada más lejos de mi intención. Sobre todo cuando estudio significa afición, afán, curiosidad, deseo de mejora y gusto por la verdad y por la ayuda a los demás. Pero no sé si es a eso a lo que realmente nos lleva el expediente académico y el título.

Mañana lo pensamos.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿LEER O CONVERSAR?


Las enseñanzas y las opiniones de Sócrates nos han llegado a través de los textos de Platón, su discípulo. El método del maestro, sin embargo, se desarrollaba por medio de la conversación, del diálogo; a través de ellos iba encaminando a su interlocutor hasta la consecuencia buscada y hallada en la lógica del razonamiento. En alguna ocasión (diálogo Fedro) mostró su desconfianza en los libros, en su comparación con el poder de la conversación.
Ando inmerso en la lectura del libro que hace el número 95 en lo que va de año. Cualquier día de estos anotaré la lista en esta ventana y así se mantendrá para mi recuerdo. Ahora no me importa analizar si son muchos o pocos, ni tampoco la posible calidad de los mismos. Me paro a pensar en el valor de la palabra escrita frente (o al lado) de la palabra hablada, esa que se vierte como una fuente clara en una conversación. Y he de reconocer que tampoco en este campo aro con surco derecho, porque encuentro argumentos a favor y en contra de ambas modalidades. Entre otras cosas porque también la lectura representa un diálogo con el escritor y conmigo mismo.
La escritura (y la posterior lectura), en principio, representan el resultado de un proceso, es un producto elaborado en el trabajo sosegado o tormentoso del creador. El lector lo recibe, lo describe, lo entiende, lo comprende, lo aprueba o lo rechaza, reacciona ante él…; pero siempre desde una visión estática, a no ser que se trate de un lector muy aventajado que obligue a responder al autor en ausencia; es como si nos ofrecieran un cocido completo pero sin poder haber asistido al tiempo de cocción. El tiempo de cocción es el de la conversación, porque en él podemos añadir ingredientes o racionar las especias o el tiempo de cocido.
Parecería, de entrada, más rico el procedimiento de la lengua hablada, de la conversación, del diálogo. Pero en el asunto se abren muchas ramificaciones y lo tornan más complicado y menos justiciero de lo que podría parecer. Un par de ellas a modo de ejemplo.
1.- ¿Qué habría sido de las ideas de Sócrates, de sus pensamientos y de sus métodos de enseñanza si no hubiera sido porque se han recogido en forma de escrito en las obras de Platón? ¿Y con todo lo que es pasado, que conforma el presente y lo explica? Qué desgracia si nos hubiéramos privado de los pensamientos de tantos filósofos, de tantos poetas, de tantos músicos, de tantos científicos, de tantas personas de sentido común como en el mundo han sido (a pesar de los versos del maestro fray Luis).
2.- Los métodos de vida actuales y nuestras prisas continuadas, en una lucha perdida de antemano contra el tiempo, dificultan mucho la reflexión, el tiempo en calma, el dejarse llevar, el pensar por pensar. Y ello tanto para la palabra hablada como para la palabra escrita. Hablamos mucho menos con nuestros allegados y leemos menos, o lo hacemos a destiempo y a  la carrera.
Hemos optado por tener cosas en lugar de por tener tiempo. Y es el tiempo el que nos da la posibilidad de la conversación y de la lectura. Por eso, si alguien quiere hacer un buen regalo o una inversión productiva, por favor, que done tiempo o que invierta en la compra de tiempo libre. Solo desde él se podrá reflexionar y predisponerse para un diálogo fluido, con las personas o con la escritura. Y entonces aparecerán realmente las personas, el yo y el tú, el yo y el nosotros, el yo y el todos vosotros, el yo y el autor, el yo y el creador, el yo y el protagonista del escrito, el yo y el dialogante interno y externo… Y, si conversamos con la palabra hablada y sin máscaras, acaso también se superarán muchos malos entendidos y aparecerá otra escala de valores un poco más decente y menos torpe y egoísta.
No hay, pues, renuncia a ninguna de las dos modalidades, y sí una invitación a una mezcla inteligente y provechosa. Acaso la buena lectura no sea otra cosa que seguir haciendo buena conversación aunque con otros medios.

Claro que “quien habla solo espera hablar a Dios un día…”

martes, 16 de diciembre de 2014

UN OTOÑO ROMANO


“Un otoño romano” es el título de la última entrega de Javier Reverte. Lo he leído con deleite porque me ha llevado de la mano del recuerdo a las calles, a las gentes y a todo el inmenso mosaico de arte que es Roma.
He estado un par de veces en Roma, pero ya han pasado algunos años desde la última vez y las imágenes se me han ido espaciando. Y eso que permanecí una semana larga en cada una de las dos ocasiones.
El libro de Javier Reverte (no confundir con Arturo Pérez Reverte) está pensado, concebido y escrito como un diario, y aprovecha una estancia becada de unos meses en el Colegio de España. Qué suerte tener una estancia gratis o barata, tiempo suficiente para perderse por los recovecos e interiores de la ciudad eterna y después recrear las sensaciones en un libro. Conviene acercarse a las páginas del texto con dos condiciones. La primera es la de la rendición sensitiva previa ante la posibilidad de la aparición de lo grande, de la historia de las historias, del resumen del arte de todo tipo, y de un tufillo religioso especial que adorna y que envuelve toda la ciudad. La segunda es la de tener a mano un buen álbum de fotografías de elementos artísticos de la ciudad. El autor los recorre y los evoca. Verlos es necesario, aunque después demos paso a la imaginación y los acomodemos a nuestras exigencias personales.
De repente se me infla, como un globo de colores que me llena el corazón, la imagen de la Pietà a la entrada de San Pedro. Su visión ha representado una de las dos ocasiones en las que literalmente he perdido el sentido y la orientación del tiempo y del espacio, hasta el punto de que quedé totalmente despistado de mis acompañantes y los tuve que buscar después de mucho tiempo por las calles de Roma. Ese hermosísimo Cristo yacente en manos de su madre, una joven casi de menor edad aparente que el hijo, todo desplomado, sin sentido de la gravedad y en actitud de ternura inmensa y a la vez serenísima… Ahora mismo se me abren las carnes en el recuerdo y en las sensaciones que me invadieron y que me dejaron inválido, disperso y perdido de mí mismo y de los demás.
Pero se me agolpan las imágenes del Moisés, tan seguro de sí mismo, tan absoluto y tan potente, pero con esa mirada hacia afuera en la que parece descubrirse cierta desconfianza y hasta un reproche hacia alguien, tal vez por el peso que se le viene encima con el asunto del decálogo que sujeta con su mano derecha. Es un coloso de la perfección. No me extraña la anécdota, cierta o falsa, de que el autor le tirara el martillo al verla terminada y le conminara con la imprecación de “Habla”. No sabemos lo que habría dicho en caso de hablar; o tal vez sí que habla en realidad y nos diga muchas cosas.
Pero es que Roma es todo. Son sus palacios, sus iglesias, sus pinturas, su Coliseo, su historia, sus arcos de triunfo con sus significados, su cultura, su lengua, sus papas y  su iglesia, son sus gentes y su arquitectura, es su tráfico endemoniado y casi imposible, es su extraño equilibrio entre el caos y la esperanza de salir siempre del atolladero, es el río y son sus barrios, es su renacimiento y su barroco, es su dispersión y su orgullo de conjunto, es la bohemia y la rutina, es el cielo y el suelo…
Y los nombres propios se agolpan pidiendo paso. Los pintores, los escultores, los escritores, los religiosos, los arquitectos, los emperadores con sus imperios, los políticos de diversa traza… y hasta los nombres de gentes populares pero eternas para la historia. Y las personas concretas que tanto me sirvieron de guía y de acompañamiento…
Y se agolpan también los numerosos elementos que suponen el legado de Roma como imperio par la historia de occidente.

Y, ante tanto recuerdo, se imagina uno una visita más a la ciudad de todos, a la ciudad del mundo. Debería ser algo más que un deseo. Y no debería cumplirla solo porque alguien más desea hacer el viaje conmigo.

lunes, 15 de diciembre de 2014

A PROPÓSITO DE UN "SABINAZO"


Cuentan los medios que, hace un par de días, el cantautor Joaquín Sabina terminó un concierto antes de lo esperado, anunciando a los espectadores que se encontraba mal y que no podía continuar. Ha faltado tiempo para que los medios de comunicación de derechas se cebaran y se aplicaran en poner toda clase de negros calificativos encima del cantante, como si el hombre hubiera desatado el diluvio universal. Los artículos han servido de cebo para que los comentarios de esa masa anónima que pulula por las redes se haya dejado ir toda la bilis que acumula en sus cuerpos: drogas y más drogas, insultos y más insultos, inquina y más inquina, odio y más odio… en expresiones deslavazadas e inconexas.
El ejemplo vale por notorio y por simbólico en un personaje público y creador, firmante de una banda sonora que abarca generaciones enteras y que pega patadas en las conciencias para que no se olviden de la existencia de personas marginadas y marginales, ni tampoco del valor incalculable de la sensibilidad y de las imágenes que descubre en todas y cada una de sus canciones.
Pero lo peor es que el esquema se repite a diario y en todos los niveles. Y, cuando un hecho se convierte en costumbre, termina por crear un ambiente que resulta fétido e invivible y que dificulta, hasta anularla, cualquier posibilidad de comunicación y de entendimiento.
Yo mismo me siento concernido en algún caso personal, que no tiene, ni mucho menos, el alcance del ejemplo anterior pero que responde al mismo esquema. En mi reflexión anterior me quejaba, en un párrafo, de que asistía poca gente a coloquios que tenían que ver con la creación literaria en Béjar. Faltó tiempo para que alguien respondiera lo siguiente: “Si quires que vayan a tus coloquios deberías ir tú a los que organizan los demás, no?. Qué criticamos mucho pero no predicamos con el ejemplo!.” Y el anónimo comunicante se quedó tan pancho. Veamos.
.- Se advierte la presencia de cinco errores ortográficos en estas pocas palabras. Los reproduciré subrayados y en negrita: Si quieres que vayan a tus coloquios, deberías ir tú a los que organizan los demás, ¿no?- Que criticamos mucho pero no predicamos con el ejemplo!.
Parece evidente que este nivel, en el que se pude perdonar una errata a cualquiera, no alcanza ni el muy deficiente.
.- Esconder la firma no invalida la verdad o la falsedad de lo que se escribe pero sí descubre la inseguridad y hasta la cobardía del que se oculta y no reconoce ni siquiera su identidad y su nombre. ¿Cómo se puede dialogar e intercambiar opiniones con estas desconfianzas? Señoras, señores, jóvenes, ancianos, mediopensionistas o seres de cualquier condición, identifíquense, den la cara y, desde esa imagen real, podremos dialogar con serenidad. Desde el anonimato o la cobardía solo se pueden hacer conjeturas y plasmar exageraciones.
.- Los coloquios, por definición, son plurales pues se trata de cum loquor, o sea, de hablar todos y de intercambiar impresiones. ¿Cómo van a ser míos? Si algo defiendo es la participación y no el lucimiento personal.
.- El anónimo aprendiz (o aprendiza), a tenor de este esbozo de opinión, se mueve en un plano demasiado pobre y grueso. Defender que a las actividades culturales hay que asistir por amistad y no por curiosidad o por el valor del asunto que se va a desarrollar es rebajar el valor de la cultura hasta niveles de miseria y de encefalograma plano. Así andamos, claro. Bejarauismo puro y del peor.
.- Y una última consideración -para no ahondar más en algo que solo tendría que tener el valor de un ejemplo-: asisto a muchos más actos de los llamados culturales que la media de habitantes entre los que me muevo, y aseguro que de muchos de ellos salgo bastante decepcionado.
¿Por qué este nivel de ensañamiento, de salidas de tono que no vienen a cuento, de falta de atención en las lecturas, de pillar el rábano por las hojas sabiendo que así no se puede arrancar, de invocar la libertad de expresión para decir tonterías sin tino y para el desahogo más instintivo que no entiende ni argumenta nada?
Durante los inviernos secos, las ciudades se cubren de una nube oscura, cargada de polución y de elementos que apenas te dejan respirar aire puro. Hay contaminaciones de todo tipo, no solo atmosférica. Algunas son incluso más perjudiciales para la salud que esta. Y crean una atmósfera que no la lava ni un período de lluvias muy extenso.

Hay que invertir en educación. Más que nunca. Ah, y seguir escuchando a Sabina. Y conocer y comentar la literatura que tiene que ver con Béjar.

viernes, 12 de diciembre de 2014

BÉJAR SE DEDICA AL QUIJOTE


Asistí anoche, como coordinador, a un coloquio, charla o algo parecido, en el espacio cultural Bizarte. Sus gestores me han pedido que ordene y dirija otras reuniones que tendrán como misión revisar la creación literaria que guarda relación con la ciudad de Béjar.
Esta era la primera de cinco entregas y la dedicamos a la revisión del MECENAZGO literario en el ducado de Béjar, ese período que abarca los siglos XVI, XVII y XVIII. En esa época el nombre de Béjar aparece nada menos que al amparo de  las plumas de Francés de Zúñiga, de Cervantes, de Lope, de Góngora, de Cristóbal de Mesa y de otros autores. Nada menos.
Mi intención, en forma genérica, era la de desmitificar, sin restarle importancia, a  ese mecenazgo; la descripción de lo que en realidad significa la aparición del nombre de Béjar en estas obras; y la consideración de lo que hoy puede representar la existencia o no del mecenazgo literario.
Escasa asistencia, pero muy participativa. Ninguno de los que andan en bibliotecas, entre legajos u otros documentos, descubriendo la existencia de detalles que en poco o en nada modifican la realidad histórica y, en todo caso, que en casi nada trascienden hasta nosotros como seres receptores de los ejemplos anteriores. Cada cual sabrá cuáles son sus manifestaciones, sus preocupaciones reales y su escala de valores.
Esta ciudad en la que habito creo que tiene un concepto de su pasado muy alejado de la realidad. También en el terreno literario. Y me parece que algunos tenemos la obligación de poner ciertos límites a la nube y al sueño, para limpiar las telarañas de una pobre mitología que no conduce nada más que a construir castillos en el aire, que, después, terminan cayéndose solos ante cualquier vientecillo de verdad.
Es lo que sucede con todos los autores citados antes. Es muy probable, por no decir que es algo seguro, que Cervantes no escribió la dedicatoria de la primera parte de su obra (es más probable que lo hiciera el editor, como copia de otras tantas y por simple cortesía al pagador) y que el nombre de Béjar apenas represente la casualidad de que el prócer tuviera entre sus títulos el de duque de esta ciudad. Seguramente nunca pisó estas tierras y en nada conoció nada de su realidad. A decir verdad, la ciudad de Béjar no es la primera que aparece en la novela inmortal pues pertenece a sus preliminares obligados. Con estos paupérrimos datos, decir que Béjar es ciudad cervantina se parece mucho a formar el primer capítulo de la bejarauidad.
Algo similar ocurre con los otros autores. En la Crónica de Francés de Zúñiga, lo más próximo que aparece es el nombre del pueblo de la Calzada, y solo de casualidad. Góngora y Lope confunden las cuencas y entregan todas las aguas de nuestras sierras al Tormes, prueba de que en poco o en nada conocían de manera directa estos parajes, y solo Cristóbal de Mesa tiene conocimiento directo de los lugares.
Sin conocimiento directo, no sabe uno cómo y de qué manera vamos a poner voz o a darle algún protagonismo a Béjar y a sus tierras. Desde el sentido común sencillamente parece imposible.
Por lo demás, el tono exageradamente laudatorio de las pequeñas piezas de dedicatoria -obligado por otra parte, pues no es bueno morder la mano que te da de comer- pone en cuarentena la opinión de un lector neutro y avezado.
En fin, que es hermoso que el nombre de la ciudad aparezca cerca de obras tan importantes y de autores tan universales. Pero que es también de obligado cumplimiento que no exageremos los datos, porque son los que son y no son más. Lo demás es engañarse y engañar a los demás, es hacerse bejarauis en lugar de vivir como buenos bejaranos.
No ocurrirá lo mismo con los creadores literarios y Béjar en los siglos XIX y XX, pero eso es ya asunto para otro día.

Tal vez, en lugar de dedicarnos tanto a explotar las dedicatorias, deberíamos invertir un poco más de esfuerzo en la lectura y en el aprovechamiento de las obras. Como dijo muy acertadamente alguien en la reunión, Cervantes no dedicó el libro a Béjar -si acaso a su duque, porque le pagaba la edición-, pero Béjar sí puede dedicarse al Quijote. A su lectura, a su comentario, a sus enseñanzas y a todo el universo que en él se halla contenido.    

miércoles, 10 de diciembre de 2014

ORDEN DEL DÍA


Hoy copiaré unas líneas de Nietzsche. Pertenecen a su obra El anticristo, cap. 51. El libro me volvió a las manos casi por azar y en él he andado engolfado algunas horas. Como contrapunto a la violencia en el fútbol o a las palabras de Esperanza Aguirre y de otros, por ejemplo, o incluso a las hazañas del pequeño Nicolás, no me parece que estén mal del todo.
Cuánto me gustaría poder dialogar acerca de su contenido, de sus causas y de sus consecuencias. Para esto sí haría yo un coloquio cada semana. Como a otros similares, tampoco asistiría casi nadie. Tal vez por eso las pego aquí. Tales cuales, sin matices ni comentarios. Ya me gustaría.
“Cap. 51. El auténtico aunque inconfesado fin de todo sistema de procedimientos de salvación de la Iglesia radica en hacer  primero que el hombre se ponga enfermo. ¿Acaso no es la Iglesia el ideal último de crear un manicomio a escala mundial, de convertir la tierra entera en una gran casa de locos?
El hombre religioso que desea la Iglesia es un decadente típico. Cuando un pueblo sufre una crisis religiosa, aparece característicamente una epidemia de enfermedades mentales. El “mundo interno” del hombre religioso se parece, hasta llegar a confundirse con él, al “mundo interno” de los individuos hiperexcitados y extenuados. Los estados “supremos” que el cristianismo ha situado por encima de la humanidad, como lo más valioso de todo, son los propios de sujetos epilépticos. La Iglesia solo ha elevado a los altares, para mayor gloria de Dios, a locos y a grandes impostores.
En cierta ocasión me permití calificar todo el proceso cristiano de aprendizaje de penitencia y redención con el nombre de “locura circular”. Esta surge metódicamente, como es evidente, en un terreno previamente preparado para ello, es decir, radicalmente morboso. Nadie es libre de hacerse o no cristiano: nadie “se convierte” al cristianismo. Para hacerlo, se requiere estar bastante enfermo. Nosotros, que somos tan distintos y que valoramos tanto la salud como el desprecio, ¡en qué buena situación estamos para despreciar una religión que ha predicado mentiras sobre el cuerpo y que no desea desprenderse de las supersticiones del alma; que considera como un “mérito” una alimentación insuficiente; que ve la salud como una especie de enemigo, de demonio y de tentación, que hay que combatir; que está convencida de que se puede albergar un “alma perfecta” en un cuerpo cadavérico, y que para ello ha tenido que crear una nueva idea de “perfección” en términos de ese algo enfermizo, pálido y absurdamente exaltado a lo que llama “santidad”! ¡Pero si lo que llaman “santidad” se reduce a una serie de síntomas característicos de un cuerpo empobrecido, enervado e incurablemente corrompido! (…)
Recordaré una vez más la inestimable frase de san Pablo: “Antes eligió Dios la flaqueza del mundo (…) la necedad del mundo (…) lo plebeyo, el desecho del mundo, lo que no es nada”. Esa fue la fórmula: bajo esta insignia venció la decadencia. ¿Entendemos ya el horrible pensamiento que se esconde tras el símbolo de Dios crucificado? Que todo lo que cure, que todo lo que está clavado en una cruz, es divino. Todos estamos clavados en una cruz, luego somos divinos. Y solo nosotros lo somos. El cristianismo venció y con ello pereció una concepción aristocrática de la vida. Cabe decir, pues, que el cristianismo ha sido hasta hoy la mayor desgracia que ha tenido que soportar la humanidad.”
Uffffffffffffffffffff.

Lo dice Nietzsche, no yo. Pero a mí me gustaría comentarlo con gente. Con serenidad y sin prejuicios. ¿Dónde hay comentaristas? 

martes, 9 de diciembre de 2014

ÍNDICE DE SENSACIONES


Unos cuantos flashes de un viaje a Barcelona: El paso por Ávila sin que mis manos alcanzaran a abrazar a mis nietos desde la circunvalación. La acogida de mi familia en Madrid. La siempre repetida imagen de Atocha con todos sus simbolismos. La fuga lenta y progresiva del AVE de la ciudad hacia la noche de la meseta. El pensamiento puesto en Juan Pablo, que aguardaba nuestra visita. Algunos pensamientos personales en el viaje veloz del tren. El foco luminoso de la ciudad de Zaragoza en el fondo de la noche. El abrazo alegre con nuestro hijo. La sensación de cierta vejez en el metro de Barcelona. La alegría de ver contento y casi feliz a nuestro hijo en su estancia trimestral en Barcelona. La agradable sensación de las calles de Barcelona como ciudad sólida y abierta. Alguna llamada de teléfono. Todo el Gaudí modernista y la Sagrada Familia como monumento eterno y celestial (las sensaciones luminosas, religiosas, arquitectónicas y hasta sociales son casi indescriptibles). La primera subida al Parque Güell como ejemplo de los lugares desde los que se domina la ciudad y como jardines equilibrados y especiales. La sensación de ciudad cosmopolita durante todos los días. El mar, la modernidad, la eficacia y don Quijote en la playa de Barcino. La ciudad `abanderada´ por todas partes como muestra de protesta social que tantas variables y respuestas encontradas comporta. La parte antigua, sólida, cosmopolita y eco de la historia. La normalidad en el trato entre personas, a pesar de toda la simbología. El sabor específico de las Ramblas, mezcla de tradición y de modernidad. El equilibrio en el Parque de Montjuic. La sensación de dominio del mar y del territorio desde su castillo. El poder económico del puerto. El valor del paisaje y del clima mediterráneo mezclado con la bendición de la lluvia suficiente. La metrópoli y sus extensiones en las ciudades próximas. La `aventura´ en el tren hacia Sabadell. El reencuentro con algunos familiares. La majestad del Tibidabo, con la llanura a los pies. El paisaje simbólico con Monserrat a la espalda. La extraña mezcla de política, lenguas y territorios. Las conversaciones y paseos con nuestro hijo por encima de todo. Algún sentido oculto de que esa tierra tiene algo distinto. La sensación de desolación por el desencuentro en el que todos nos encontramos. La proximidad de lenguas hermanas. El fuerte abrazo de despedida a Juan Pablo hasta las navidades. El episodio del AVE antes de embarcar. La imagen del tren persiguiendo la última luz de la tarde y su derrota ante la noche. Otra vez mi hermana en Madrid, tan atenta como siempre. El paso por Ávila y el desconsuelo por no parar a besar a nuestros nietos porque la hora tardía no lo aconsejaba. La llegada a los parámetros de cada día en Béjar. La sensación general de un conjunto de elementos físicos y emocionales que dan una suma muy positiva, con algunos ribetes de cierto desconsuelo. Y este mismo índice de recuerdos repetidos cuando escribo estas líneas. El desarrollo del índice no es posible en pocas líneas. Qué le vamos a hacer.


viernes, 5 de diciembre de 2014

ALGUNAS INTUICIONES


 .- Las mentiras son todas mentiras, pero no es lo mismo una mentira oficiosa que una mentira noble o que una mentira vital.

.- Es mucho más importante ser leal que cometer un error de infidelidad.

.- La memoria histórica tiene su justa medida: nunca nos debe velar el valor del presente.

.- Qué distinto es el deseo de acostarse con alguien que el deseo de dormir con alguien.

.- Con frecuencia, la realidad mata y la ficción salva; pero cuidado con vivir siempre en la higuera.

.- ¿Te asustas de la mentira? Enfréntate con la verdad y después me cuentas.

.- El que se ríe de sí mismo está entrando en el camino de la decencia.

.- Trata de entender (compadécete) y verás como encuentras atenuantes y hasta justificaciones.

.- Si el pasado no es más que una dimensión del presente y el presente se me escapa de las manos, ¿a qué me agarro para poder subsistir?

.- Para más desconsuelo, descubro que el pasado no pasa nunca.

.- Por si se te ha olvidado: la mejor manera de limpiar es no ensuciar.

.- Si te empeñas en ver misterios donde no hay ningún misterio, estás construyendo un misterio.

.- Una meta: ser feliz. Un camino: luchar por aquello que quieres ser.

.- Nunca podrás construir una gran mentira si no le añades algún ingrediente de verosimilitud y de verdad. Esa es la forma más refinada de la mentira.

.- Decídete, si puedes. O no creas en los milagros o piensa que toda la vida es en realidad un milagro.

.- Familia léxica divorciada: Lo que tiene importancia y lo importante.