miércoles, 28 de febrero de 2018

HORARIOS RETRINGIDOS



HORARIOS RESTRINGIDOS

¿Qué besan los que besan
más allá de la reja o del cristal,
en ese corto tiempo de amor apresurado
que permite el horario carcelero?

Acaso se diluya en el camino
el calor de los besos y su llama
y solo besen frío y luz disuelta,
que no alcanza los labios deseados.

Tal vez en el cristal quede la huella
de lo que aspira a ser y solo queda
perdido en el olvido.

Dos siluetas se pierden abatidas,
trazando direcciones separadas.

martes, 27 de febrero de 2018

CON SABOR DE COPLA


Se le suele pedir al poeta que no siempre toque el mismo palo. Creo que es una buena exigencia. Se puede perder en cohesión, pero, sin duda, se gana en variedad. Al fin y al cabo, la vida es absolutamente diversa; y los días y los ánimos, también. Las estrofas y los cantos populares están en la esencia misma de la cultura general y de los sentimientos más arraigados. Me gusta “perderme” y “olvidarme” de vez en cuando en sus aires y en sus suspiros, a la búsqueda de alguna de esas ráfagas que cruzan el cielo y que, de vez en cuando, dejan la impronta de la luz y de la plenitud. De vez en cuando.
Ahí van unos intentos:

¿Para qué quiero mis ojos
si solo me hacen sufrir?
Con ellos canto, río, lloro…
siempre buscándote a ti.


Así, como gime el viento,
con lamentos de amoríos,
lo mismo en tu pensamiento
gimen también mis suspiros.


Lloraba la rosa un día
en el jardín, y el clavel,
pesaroso, le decía
por qué lloraba también:
“Porque lo que más quería
se olvidó de mi querer”.


¿Para qué el agua en la fuente
cuando no se tiene sed?
Tampoco mi pasión duele

si no te puedo querer.

lunes, 26 de febrero de 2018

PENSIONES Y DIGNIDAD HUMANA


Asistí el jueves 22 a una manifestación, convocada por la CGT, para protestar contra la subida exigua de las pensiones: tan solo un 0,25 por ciento anual en los últimos ejercicios fiscales.
Algunas consideraciones generales:
En esta ciudad estrecha, las manifestaciones suelen estar muy poco concurridas, a pesar de esa ensoñadora estela de ciudad industrial y de tradición obrera.
 Si las convoca un partido de izquierdas -son, por otra parte, los únicos que convocan-, enseguida se cohíbe la gente y actúa esa red sicológica, que se ha hecho casi pétrea, contra los partidos, por parte de los ciudadanos.
Muchas veces he afirmado que una de las peores consecuencias de este período de gobierno neoliberal es la hinchazón de una conciencia difusa y pendulona, que nos lleva a encerrarnos en nosotros mismos, en nuestro egoísmo, y a cargarnos de prejuicios negativos ante todo lo que apunte a consideraciones y soluciones de tipo social y general. A mí esto me parece mucho más grave incluso que la propia crisis económica.
Esta vez el convocante era un sindicato anarquista, y podría esperarse todavía un rechazo mayor y una asistencia más minoritaria.
La tarde noche estaba tomada por el frío helador y poco o nada invitaba a salir a la calle.
Pues, a pesar de este contexto, más de mil personas pasearon su indignación por la calle Mayor, desde la Corredera hasta el Ayuntamiento, lugar en el que se leyó un manifiesto como protesta contra la reforma laboral y la situación en la que han quedado las pensiones. Pocas veces he visto en Béjar tanta gente reunida para un acto como este. Poco que ver con los días 1º de mayo. El recuerdo se alejaba a alguna protesta por los recortes en sanidad o enseñanza, o al más lejano pasado de cierre de fábricas textiles.
¿Por qué, a pesar de estas condiciones, tanta gente estaba en la calle? La realidad, a veces, es más sencilla que lo que nos creemos. En este caso, lo más evidente es que muchos ciudadanos están hartos de su situación económica y de la que previsiblemente aguarda a las generaciones más jóvenes. Esta es, además, una ciudad envejecida y decadente y hay muchas pensiones de muy poca cuantía. Sencillamente es que hay gente que ya no puede resistir más. Y la hay de todos los colores políticos: allí vi a gente que en ningún contexto me imagino votando a partidos de izquierda. Y vi a gente que cobra pensiones más altas, supongo que pensando en la proyección de sus propias pensiones y en solidaridad con sus vecinos.
Quedarse solo en la descripción del hecho no es muy honrado intelectualmente: hay que desbrozarlo y analizarlo con calma. Sin duda, tiene muchas variantes y no todas del mismo color. Seguro que las soluciones no son sencillas ni de un día para otro.
Pero a muchas de las personas que paseaban su enfado por las calles de Béjar, como lo hacían también en otros lugares de España, no se les puede decir que el asunto necesita un análisis calmado y racional. Sencillamente están hartos y su realidad es la del mismo día y la del día siguiente, con las dificultades de allegar el pan que necesitan para una vida mínimamente digna.
Por eso, sin caer en la demagogia ni en el populismo barato, resulta urgente que el hecho se analice en profundidad y se planteen soluciones verdaderas. Difícilmente se encontrarán si no se establece una escala de valores justa que sirva de base ideológica para la toma posterior de decisiones. En esa escala de valores está la esencia y está el núcleo de la situación y de su futuro. Y ahí no es fácil encontrarse porque chocan las ideologías.
Por si sirviera de algo, al menos se podría considerar como base de discusión aquella afirmación de don Antonio Machado que me gusta recordar con frecuencia: “Nadie es más que nadie, porque, por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre”.
Tal vez así -y ya puestos a seguir leyendo al maestro- “cuando llegue el día del último viaje”, nos podremos encontrar todos “ligeros de equipaje, casi desnudos, como los hijos de la mar”. Aunque no sé yo si esto último no nos llevaría a asuntos testamentarios también y mejor será no menearlo más.

Hala, al rincón de pensar.

jueves, 22 de febrero de 2018

CONTEMPLANDO LA LUZ EN MONTE MARIO


CONTEMPLANDO LA LUZ EN MONTE MARIO

La luz se ha hecho gigante y condiciona,
con su fuerza celeste y misteriosa,
todas las formas sólidas del bosque.
Se enciende entre las copas de los árboles
y son, por eso, hogueras luminosas
que reverberan luz y encienden las siluetas
de los troncos dormidos del pinar;
acaricia las ramas, da conciencia
y recuerdo a las raíces, asomadas
a la fiesta radiante, y es la vida
abierta en su mitad, sangrando luces.

La rama es ya otra rama y en la copa
todo se transfigura: es otra forma
la que se alza soñando con los cielos.
Aquello que era oscuro es ahora claro,
ha venido al reclamo de la luz
y todo lo escondido es superficie
dispuesta para el fuego en que perece,
en un rito sagrado de purificación.

Yo sigo, sin embargo, en la ceguera,
pidiéndole a la luz que no me olvide,
que me haga epifanía y luz también,
que me queme en el fuego de esta tarde,
como un testigo más que está sediento

de fundirse en el fuego y en la llama.

miércoles, 21 de febrero de 2018

DE MIS APUNTES


Si resulta difícil definir el concepto AMOR, ¿cómo se puede imaginar su forma real? Yo me lo imagino como un líquido que adopta la forma del recipiente que lo acoge y que le da vida. Así, el amor en una persona prudente tendrá las características que definan la prudencia; en una flor será el perfume y su color; en un niño adoptará la forma que le exijan la inocencia y la espontaneidad; o, en fin, en una persona impulsiva, se manifestará como lo que le impongan la fogosidad y la pasión. Aunque tal vez lo que sea más verdadero es la situación concreta en la que cada individuo se halle a la hora de dar sentido a ese amor. En ese caso, el molde sería siempre la misma persona, pasada por el cedazo del espacio y del tiempo individualizados. Qué difícil. Tal vez no deberíamos dejar que nadie nos mangonee en algo tan inconcreto como importante. Al fin y al cabo, solo “quien lo probó lo sabe”.

El transcurrir de la VIDA es siempre como un borrador, como una prueba primera, como un ensayo que necesita una toma definitiva para que tenga validez. Esa última prueba que pule los detalles y que fija el criterio último es, claro, la MUERTE. Todo se analiza y se comenta a partir de la muerte. Ella es el referente y el recuerdo, la medida de todo lo que antes y después se sucede. La vida es un gerundio que siempre se está haciendo y que no se puede dar por definitiva porque en ella hay siempre un fragmento de futuro. La muerte se conjuga en participio y cierra la visión dándola por terminada. Por eso, solo el que ha muerto tiene derecho a decirlo todo y a no guardarse nada en el tintero. El pudor ya no cuenta y cada verdad o mentira se convierte en lapidaria y última.

Cualquier ACCIÓN u OBRA es siempre póstuma. Incluso se puede afirmar que no termina nunca pues sus consecuencias y sus añadidos son imprevisibles y dependen de las circunstancias en las que se midan o se consideren esas obras. Y la consideración se realiza para cualquier acción, no solo para las obras literarias o de creación artística. La valoración, esa que ya no depende del creador sino solo del espectador o lector, termina de ser solo del lector cuando el autor ya no puede decir nada acerca de ella. De nuevo, la muerte es la pared que marca el lindero y las propiedades de cada uno.  Pero es que, además, la obra no es obra hasta que no está terminada; durante su confección, el creador está sometido a un conjunto de fuerzas de todo tipo que lo llevan y lo empujan en distintas direcciones, y solo el resultado indica la última relación de fuerzas y crea el  ser vivo que se entrega a la vida. Esto desde el punto de vista del lector; desde el ángulo del creador, la obra también es póstuma, pero la vive solo intensamente en su realización.


¿Qué es eso de REALIZARSE? Solemos entender por tal aquella trayectoria en la que una persona va conduciéndose a sí misma y orientando sus acciones a la consecución de unas metas queridas y buscadas. Siempre le ofrecemos connotaciones positivas. Pero pocas veces pensamos en los esfuerzos que nos cuesta esa deseada realización. ¿No será que muchas veces nos estamos explotando a nosotros mismos en ese proceso de satisfacción? Si así fuera, sería bueno que buscáramos unos límites que nos impidieran el paso para no transformar el remedio en una mayor enfermedad. Hay muchos modelos de realización, pero las sociedades nos imponen modelos, nos acotan caminos y nos restringen voluntades. Seguir los de aquellas que no ponen por encima de todo el valor de la persona y que no conceden tiempo y espacio libres para cada ser individual tal vez no sea lo más positivo. Cuidado con el humo en los conceptos. 

martes, 20 de febrero de 2018

DIFERENTES // DESIGUALES


Para dentro de unos días se anuncia una huelga de mujeres reclamando igualdad y no discriminación entre géneros. Estamos en pleno apogeo de las protestas contra el acoso sexual y la violencia que llaman de género. Las protestas por la desigualdad salarial se han acrecentado… Y, en general, está en ebullición el comentario y el cuerpo visible de una situación que, para muchas personas, urge cambiar y actualizar.
El asunto -nuevamente- es tan denso y tan extenso, que apenas se puede dejar un simple índice de opinión. Pero para eso estamos, para equivocarnos y para dejar alguna muestra de lo que se piensa en torno de este asunto, tan importante en la convivencia y en la evolución social.
Echarle un vistazo a la historia, en lo que a la situación femenina se refiere, y ponerse a llorar es casi la misma cosa. Por cierto, ese lloro también se produce con el repaso de muchas otras variables.
Afirmar que darle una vuelta de actualización y mejora a todo este asunto es necesario y urgente no parece que sea descubrir ningún mediterráneo.
Simplificarlo en unos cuantos eslóganes y frases contundentes puede resultar práctico pero no sé si del todo correcto y hasta sensato. A veces estas formas de actuar producen un efecto de rechazo y de perjuicio contra el que las atiza.
Por el contrario, merodear por lo general de las causas y por la esencia de la dificultad nos permitiría ver mejor el bosque antes de dejarnos deslumbrar por el árbol más cercano y florido.
Utilizar el lenguaje y las estadísticas con precisión creo que ayudaría bastante a la defensa de la causa. Valga este ejemplo. Creo que, con demasiada frecuencia usamos como términos sinónimos los de “iguales” y “equivalentes”, y “diferentes” y “desiguales”, sobre todo esta última pareja. De nuevo la pobreza del lenguaje y su torpe aproximación a la realidad. No hay que insistir en las diferencias anatómicas que existen entre ambos sexos, y las que de ello se derivan. Y aquí no se ha pronunciado nadie acerca de la supremacía de un sexo o de otro, sino acerca de las diferencias. ¿Para qué hablar de igualdad en este asunto?
Algo totalmente diferente sucede con la igualdad o desigualdad que de ello se puede derivar. Nada tiene que ver eso con el hecho de que todos los seres humanos sean iguales y no desiguales en lo que a derechos y deberes se refiere. Y también de esta afirmación se deriva todo un sinfín de consecuencias en la vida real. ¿Cómo imaginarse, por ejemplo, que una persona con discapacidad no tiene los mismos derechos que una sin ella, sin que por ello tengamos que negar la existencia de esa diferencia? ¿O por qué destacar y premiar más unas habilidades que otras y no premiar el esfuerzo y la colaboración? Ahí está la valoración social de algunas profesiones (futbolistas, famosetes…) para confirmarlo y para avergonzarse tal vez.
Por todo ello, me parece que atacar el asunto en su punto esencial es lo que puede contribuir realmente a su mejora, mientras que otras formas pueden llevarnos a la confusión y al retraso en la solución del mismo.

Asunto este delicado para no entrar en terrenos políticamente incorrectos, pero crucial para una mejor convivencia y para una igualdad real y no solo simulada.

lunes, 19 de febrero de 2018

NOTA EN EL BOLSILLO DE UN PARADO


NOTA EN EL BOLSILLO DE UN PARADO

Esa disolución en que se funden
los ecos del pasado con las dudas
que manejan las horas del presente
es tan solo un cultivo en la probeta
que envuelve el discurrir de cada día.

Fueron primero al viento años felices
para vivir con ansias y con risas
toda una trayectoria de progreso:
incrementos, permisos, promociones.
(Larga vida al sistema y sus conceptos:
los recursos humanos, la excelencia).

Pero el viento cambió y se asomó el paro
(La crisis como fórmula eufemística:
recursos inhumanos, las ganancias),
y un creciente sentido de injusticia
despertó en los más hondo de los sueños.
Llegó luego el invierno y trajo el frío
de no saber a qué puerta acogerse,
y un rápido descenso a los infiernos
donde la soledad campa a sus anchas,
la humillación y el miedo ante los hijos,
y la esperanza rota y oxidada
en los últimos sitios de la cola del paro.

Llegó, por fin, un negro sentimiento
de vergüenza, que asciende y que devora
lo que a vivir aspira simplemente:
 la vida, los vecinos, el entorno…
y una búsqueda al fin desesperada
de algún apoyo que tuviera nombre
de religión, de moda o de autoayuda…

En esa mar rizada de tormentas
intentaba nadar contra las olas,
sin playas a la vista, sin ayuda
de un simple y amistoso salvavidas.

Acaso la corriente lo llevaba
hacia mares más turbios, procelosos.
Mi vista lo perdió mientras lloraba

con lágrimas tal vez de cocodrilo.

viernes, 16 de febrero de 2018

EDADES


EDADES

Las puertas del jardín están abiertas,
con la cancela gris y algo de herrumbre;
ya no guardan la luz de aquellas tardes,
en las que te asomabas, sonriente,
respondiendo a la voz de mi llamada.
Han crecido los tilos y los plátanos
tienen el tronco ancho, la mimosa
sigue dando perfume en el entorno...
Recuerdo que su olor nos cobijaba
y guiaba nuestros pasos, temblorosos,
que buscaban la sombra y la espesura…

La tarde, los deseos, el paisaje,
la luz y mi mirada en tu mirada.

Hoy vuelvo hasta el jardín y ya no suena
el ruido en la cancela, ni los tilos
me mandan un mensaje en su enramada.

Será que no estás tú y es todo ausencia,
todo se ha vuelto extraño y silencioso.

Estoy donde la luz me hizo feliz
hace ahora veinte años.
Y descubro, a la vera de la tarde,
que soy un cuerpo extraño
en esta excelsa alquimia del tiempo y del espacio:
Nada me reconoce ni contesta
cuando llamo a las cosas por su nombre:
¡Soy un siglo más viejo

y han pasado tan solo veinte años! 

jueves, 15 de febrero de 2018

DON FRANCÉS DE ZÚÑIGA

DON FRANCÉS DE ZÚÑIGA: ALGO MÁS QUE UN BUFÓN
Hace tan solo unos días, se presentaba en Béjar la novela “El manuscrito de fuego”, de Luis García Jambrina. Los dos personajes fundamentales en la obra son Fernando de Rojas y el bufón bejarano Francés de Zúñiga. En el trasfondo histórico y literario, se halla la “Crónica burlesca del emperador Carlos V”. A Francés de Zúñiga va dedicado este soneto, que no le deja del todo bien parado, pero que resume, desde mi lupa y mi creación, sus rasgos esenciales.

DON FRANCÉS DE ZÚÑIGA
Loco de buena gracia, que, en la corte
del claro emperador, dejaste huella
e hiciste con la reina sementera,
con afán de grandeza y sangre noble.

Borracho del tintorro y del aloque
en las noches de juerga y de tabernas
de Béjar, donde todas sus callejas
gritaban al unísono tu nombre.

Fuiste risa y bufón, Francés de Zúñiga,
flagelo de los nobles más señeros,
azote riguroso en que se acuña

la realidad más fiera y el espejo
donde mirar cómo se devalúan

la grandeza, el poder, los privilegios.

miércoles, 14 de febrero de 2018

"QUIEN LO PROBÓ LO SABE"



¿Cuántas veces se nos cae de la boca la palabra amor? ¿Y cuántas las de su familia léxica: enamorados, enamoramiento, enamorarse, desamor…? Yo la tengo incluida entre las principales de mi diccionario fundamental.
Dicen que hoy es el día de los enamorados, esa fiesta comercial que obliga a todos a intercambiar objetos o a trasladar deseos. Los sustantivos abstractos siempre dejan aristas en la definición y nadie sabe en suma cómo dar con la tecla que dé la nota exacta y el sonido preciso.
Y no será por falta de intentos. Desde que el ser humano ha dejado huella, en cualquier formato, el rastro del amor se huele en ellas. Relatos nos sobran para acercarnos a algo que se parezca al amor. Ahí está la Biblia, y está el diccionario, y están los poetas, y están los filósofos…. 
“Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas; si no tengo amor, no soy nada”.
La teoría dualista del amor (el espíritu y la materia) en Platón.
“Ama y haz lo que quieras”, de san Agustín.
El amor caballeresco medieval y el amor cortesano.
El amor místico de Juan de la Cruz: “Quedeme y olvideme…”
El amor trascendente de Quevedo: ”Cerrar podrá mis ojos…”
El arrollador amor romántico. O aquel otro más ñoño y más melifluo.
Y todas las variantes que se nos antojen. 

Pero hay un eco que nos dice que siempre falta algo, que andamos al acecho y no damos con ello de forma clara y firme. Y otra vez la palabra, pobre y fría, tan solo sugerente. Hasta que se rinde exhausta y dice no poder más. Entonces, ni la Biblia, ni Platón ni todos los creadores… Tan solo ese dejarse, abandonarse y sea lo que el destino nos tenga preparado. Así lo confirmó Lope en sus versos: “Quien lo probó lo sabe”. Y es la palabra “probó” la que nos da la pista y el camino hacia esa “sabiduría” tan sabrosa.
Estas son sus palabras:
“Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe”.

Hace años, me propusieron el ejercicio de definir el amor en cincuenta palabras. Lo hice también en verso y por ahí anda el resultado. También yo tuve esa osadía. Pero, aunque el resultado creo que no fue malo, nada tal vez como el último verso de Lope: Quien lo probó lo sabe. Tal vez no hay otra manera de acercarse a la densidad y a la realidad del amor.

Luego ya están las flores, el chocolate, y hasta el Corte Inglés, como sucedáneos en los que tantos se tienen que detener.

martes, 13 de febrero de 2018

NUBES ERANT SUB PEDIBUS


Las nubes estaban bajo sus pies”, escribía Petrarca. Aludía a la figura de la persona que se abstrae y que busca la visión panorámica por encima del detalle particular, que realmente se remansa en la vista del bosque frente al dedo y el pormenor.
En realidad, estaba poniéndole mojones al concepto del intelectual, concepto que, en buena medida, se debe también a él, en aquel lejano despunte y ruptura del largo período medieval.
Han pasado muchos siglos desde entonces y la asignación de este epíteto sigue realizándose con demasiada alegría, en cualquier situación y sin demasiado rubor por parte de algunos. A partir de cierto nivel de títulos académicos, uno parece que está ya a las puertas del prado de la intelectualidad. Lo mismo sucede con ciertas profesiones.
Yo me declaro incompetente también en esto y, por ello, debería abstenerme de opinar; pero debo confesar que, con mucha frecuencia, me sonrío, hago una mueca y procuro volverme hacia mí mismo, como dando a entender que aquello no va conmigo.
El mismo autor italiano dejó dicho que al intelectual le adornaban las virtudes y los vicios de la torpeza en las actividades físicas y que tuvieran que ver con el movimiento mecánico. De la misma manera, se desinteresaba por eso que llamamos aspectos más prácticos e inmediatos de la vida. Ese despegue de los elementos y actividades físicas le permiten el tiempo y la atención necesaria para emplearlos en la mirada más general y en la búsqueda de la esencia y los conceptos.
Es un genérico con el que tal vez esté de acuerdo, pero con muchos matices. Conozco personas con habilidades manuales extraordinarias y no menos capacidad para abstraer y pensar. Y sé de personas que ni “manitas” ni inteligente.
Tampoco estoy muy seguro de que la definición de intelectual se mantenga incólume a lo largo de los siglos y no se adapte al cambio de los tiempos.
En todo caso, lo que realmente me importa es el acomodo que del concepto puedo hacer a mí mismo, como persona que puede manipular y pensar. Me río al considerar mi realidad y me reservo la golosa de lo que descubro. En realidad, es un ejercicio que realizo de vez en cuando. Y no sé siquiera si eso de ser intelectual se puede definir, ni quién se puede incluir en tal categoría, ni si es bueno o malo pertenecer a ella o estar al otro lado de la valla.

Pero juro que no es mal ejercicio, porque semeja un examen de conciencia y te empuja a modificar cosas o a seguir en el mismo vagón del tren. Al fin y al cabo, otros días juega uno a las cartas, o se da un paseo, o incluso se queda perplejo viendo pasar las horas y la luz que las acompaña hacia ese destino desconocido al que parece que nos invita para que la sigamos.

domingo, 11 de febrero de 2018

SEÑALES DE HUMO


En este descanso carnavalero y carnavalesco, siguen las opiniones y los análisis de la realidad de nuestra piel de toro. Y seguimos con la matraca del asunto catalán. He escrito “asunto”, una palabra baúl que sirve para todo y no concreta nada, porque no sé qué debo escribir: dificultad, problema, dilema, atolladero, conflicto, tema…, o juerga, lucha, batalla, combate, polémica, pasión, ideal… Qué sé yo. Es que no sé concretar nada, cada día menos, para mi desgracia, porque, en realidad, no sé qué sea esto.
En una entrevista al profesor Ignacio Sánchez Cuenca, persona por la que siento respeto en lo que opina, leo lo siguiente: No es un problema de reforma constitucional, que no la va a haber porque la derecha la vetará. La cuestión es que no hemos sido capaces de proporcionar una lectura abierta de la Constitución que permita un ejercicio de la democracia más inclusivo”. La respuesta se enmarca en una larga entrevista, en la que se opina acerca de muchas cosas, pero sobre todo del asunto catalán, su encaje, los comportamientos de ambas partes y las posibles soluciones.
Elijo esta afirmación porque me parece que abarca casi todo y porque representa, creo, la línea general de sus opiniones y respuestas. Es, además, una afirmación que me parece ver en muchísimas ocasiones.
La miro, la remiro, la contemplo, la descompongo, la analizo… y me quedo con los ojos como platos, sin saber cómo interpretarla ni cómo visualizar su aplicación. “Ejercicio de democracia más inclusiva”. ¿Y eso qué es? ¿Cómo se sustancia? ¿En qué se concreta y cómo se visualiza? ¿Qué principios ideológicos y sociales se rompen o se implementan con la democracia más inclusiva? Me pierdo, me pierdo y me pierdo.
Creo que mi corta mente puede alcanzar hasta el nivel de entenderlos términos “democracia” e “inclusiva”. Hasta ahí podíamos llegar. Uno no es tan tonto, coño. Pero repito, no encuentro a nadie que me concrete en qué medidas se tiene que plasmar esa inclusión.
Porque convendría hablar claro y no engañar al personal, que para eso ya están los escritores, los perfectos fingidores como los llamaba Pessoa. Átenme esa mosca por el rabo e inclúyanme todo lo que haya que incluir, por favor. ¿O es que hay alguien que no está dispuesto a que todos, también los catalanes, pero todos, se hallen contentos e incluidos alegremente en la comunidad?
He pedido en numerosas ocasiones que las mentes más preclaras concreten leyes y hechos que permitan esa democracia más incluyente. NO TENGO RESPUESTA, SOLO AFIRMACIONES GENÉRICAS QUE COMPROMETEN POCO O NADA. A modo carnavalesco o tragicómico, he propuesto algunas por ver si los tiros van por ahí o apuntan a otros hechos. Repetiré algunas que me vengan a la mente:
1.- ¿Permitir que los catalanes se levanten a las tres de la mañana y los demás no?
2.-  ¿Obligar a todos, menos a los catalanes, a levantarse a las tres de la mañana?
3.- ¿Impedir que en el resto de España se hagan castillos o torres de más de cuatro pisos?
4.- ¿Permitir que en Cataluña se circule por la izquierda y en el resto de España no?
5.- Impedir que en España, salvo en Cataluña, se crezca por encima del metro y medio, o al revés?
Y así hasta el juicio final.
Concreten, por favor, concreten y déjense ya de generalidades.
Estoy viendo ya venir con la monserga de la mayor autonomía, de leyes y competencias propias, de recaudaciones particulares, de instituciones diferentes, de… todo lo que separe unas formas de vida de las de otros lugares.
Y a mí me surge siempre la misma pregunta: Si esto de la diferenciación es bueno, que lo sea del todo y animemos, defendamos, propugnemos y proclamemos la separación de territorios, la creación de los estados que haga falta y no nos quedemos a medias tintas con contentar peticiones y derechos intermedios. Si se trata del bienestar de las personas, no de idealizaciones imbéciles y sin base real. Vengan las independencias y las subdivisiones, los cuarteamientos y hasta las divisiones por barrios y por portales. Lo proclamo con toda solemnidad y sin ninguna ironía.
Eso sí, si de ello se deduce la diferencia de derechos, las desigualdades económicas, las posturas supremacistas y prefascistas, el rechazo continuo, los apuntes de racismo y el impulso de conceptos (pueblos, naciones, destinos…) de dudoso respeto y realidad, entonces conmigo que no cuenten.
Aún creo que estoy a tiempo de que me convenzan de que algo así es positivo, e incluso a veces pienso que algo de bueno tiene que haber cuando tanta gente parece defenderlo. Pero cada día lo veo más confuso y agotador. Y no puedo ni debo dar rienda suelta a mis impulsos porque me arrepentiría cualquier rato de estos.
Sigo creyendo, cada día con más fuerza, que existe otra visión de la vida y de la convivencia radicalmente distinta, que tiene sus bases en la cooperación, en la ayuda y en el reparto social,  y hasta en el amor, y no en la mirada de reojo y en las diferencias, en yo soy más que tú y mis esfuerzos solo están encaminados a separarme de ti, sobre todo si tengo que compartir la mesa y tú aportas en teoría menos.

Desde esta visión, tal vez idealizada, aseguro que todo lo que está pasando se ve con fastidio y hasta con rabia. Qué le vamos a hacer.

viernes, 9 de febrero de 2018

IRENE LA "PORTAVOZA"


IRENE LA "PORTAVOZA"
(Irene Montero se define “portavoza”
de Podemos en el Congreso)

Sobre una idea que quisiera
gritar a todos a un tiempo
que ha de llegar el momento
de la igualdad verdadera,

se ha soltado la vocera
más joven del Parlamento
clamando a los cuatro vientos
su afán de portavocera.

Ella dice portavoza,
cual si fuera quinceañera,
y se ríe, lisonjera,            
con el candor de una moza.

No des, Irene, la nota,
Irene (paz) y Montera:
parecerás majadera:
chitón y pon punto en boca.

Porque la risa y la mofa
contra la mujer opera
y no es lo que tú quisieras
ni lo que busca esta estrofa.

¿Que la Historia te provoca
porque dibuja y enseña
de la mujer las miserias
y la trata como tonta?

No diré que sea otra cosa;
no se muestra lisonjera
y lo puede ver cualquiera
que a pensar se predisponga.

Pero no te haré la ola
al escuchar la monserga
y defender la excrecencia
de nombrarte portavoza.

La palabra me convoca
a ver la Historia y la histeria,
y creo la misma miseria

portavozo y portavoza.

jueves, 8 de febrero de 2018

ES EL MIEDO


ES EL MIEDO

Es el miedo a la muerte lo que inclina
a forjar la figura de los dioses
y a vivir cultivando las visiones
de lo que ni siquiera se adivina.

Vivir sin ese miedo certifica
un camino repleto de pasiones
y una vida colmada con los sones
que cantan los valores de la vida.

Vuela veloz y aléjate del miedo,
arrójate sin alas al vacío,
vive sin que te asusten otras voces.

No hay nada más allá de tu universo
ni ofrece soluciones el abismo.

Sé tú mismo, sin frenos ni reproches.

miércoles, 7 de febrero de 2018

EL DEDO EN EL OJO


El café estaba caliente y el primer sorbo debía esperar. No había prisa pues la meteorología apenas permitía el paseo durante la tarde. Así que pegaron la hebra por donde mejor les pareció. O tal vez no porque en la mesa de enfrente se sentaba una mujer hermosa y joven, que parecía absorta en la lectura. En otra mesa, una mujer entrada en edad también se recuperaba esperando a alguien que no llegaba. Los ojos de ambos se mecían de un lado hacia el otro, pero enseguida se quedaron fijos en los de la mujer joven. Y acaso eso fue el pretexto.
- La evolución es fascista, efectiva y excluyente: no tiene en cuenta nada más que la posición del más fuerte. La fuerza física es más natural que todas las leyes inventadas por el ser humano. Su aplicación daría mejores resultados. Lo que pasa es que no podemos decirlo así a lo bruto porque no nos lo admite lo políticamente correcto.
- Pero ahí es cuando interviene la inteligencia humana, esa cualidad que tanto ha costado elaborar y que doma la fuerza bruta de la naturaleza, hasta convertirla en algo beneficioso para todos los miembros de una comunidad.
- No, no, eso tiene trampa. Las leyes tienen que elaborarse en un proceso lento y fatigoso, mientras que las leyes naturales operan solas y sin coste en su proceso. Es más fácil y menos costoso que un águila se coma a un conejo que la elaboración de una ley en el Congreso.
- ¿Entonces qué propones?
- No propongo nada; simplemente describo y coloco elementos encima de la mesa para la discusión. Fíjate, además, en otra cosa. Una vez que la ley entra en vigor, hay que interpretarla y esto se hace mejor desde la situación de los poderosos, que tienen más posibilidades de convencer con la fuerza de la palabra propia o de sus abogados. Y no todo el mundo tiene ni el mismo dinero ni la misma formación.
- Ahí tienen que aplicarse los elementos correctores desde la comunidad.
- ¿Y por qué hay que hacer esto si la naturaleza no ha prestado igualdad biológica en todos los seres? Ojo, tampoco en lo que a inteligencia y habilidades se refiere. De este modo, muchas de esas habilidades dependen de las condiciones sociales en las que cada uno se desarrolle. Y ya dije antes que, evidentemente, estas son desiguales.
-Déjame que siga tu razonamiento y que lo estire un poco. De esa manera, deberíamos olvidarnos de todos los avances médicos que prolongan la vida de las personas, o dejar abandonado a su suerte a cada uno según las circunstancias de la vida. ¿Quieres que lo imaginemos en algún ser próximo a ti?
- Estoy proponiendo elementos para la discusión, no pronunciándome en ningún sentido.
- Tómate ya el café y, a pesar del frío, vamos a dar un paseo; en él seguiremos glosando tus malas ideas.

La última mirada, al salir de la cafetería, fue para la mujer joven, que seguía enfrascada en su lectura. Por la calle adelante, la mujer mayor caminaba con la persona a la que había estado esperando. La tarde estaba fría pero salieron camino del parque y se les veía gesticulando e interesados en el diálogo.

martes, 6 de febrero de 2018

ES CUANDO... ES CUANDO...


Se vive y se desvive en el mundo especial que rigen a su antojo las emociones. Lo demás es acaso demasiado proceso natural, leyes abstrusas, sucesos por venir impepinables, futuro agazapado a la espera de dar salto a la escena. Para darle la réplica y atarlo con una cuerda fuerte a todo ese demás, usamos la razón y los teoremas, nos sometemos como convencidos a lo que ya sabemos del todo inevitable.
La pasión es sin duda muy distinta, es improvisación y torrentera, es aluvión y mar embravecida, es desplome y es fuego.
Pero ¿y el silo de pasiones de otros tiempos? ¿Dónde y de qué manera la forma de vivir y de sentir de viejas épocas? ¿Cómo saber del ansia y de la risa de los abuelos de nuestros abuelos, que ya fueron cadena y eslabón de sus abuelos? Y aquí lo que ahora importa.
Las sensaciones se viven y se queman al momento, son fuegos en la fiesta y picos de locura o de tristeza. ¿Cómo volver a ellos en la larga cadena de los siglos? ¿Cómo dar con la tecla que afine con el núcleo que pueda definir bien la tristeza, o el filo de la risa, o el miedo, o el amor? Intento precisar, hacer la prueba, y siempre me decanto por buscar un ejemplo que concrete aquello que pretendo definir; me voy de la definición a las imágenes… ¿Que qué es la tristeza? Pues es cuando alguien se muestra así o asao… Y enseguida aparece un decorado con ojos o con rostro de tristeza. Necesito una historia para poder dar fe de lo que siento cuando quiero definir ese concepto. Toda emoción necesita una historia para poder acercarse a ella desde fuera. E incluso desde dentro, pero no hilaré tan fino para que no se muestre el traje demasiado transparente. En esa historia se halla compendiado todo lo que sabemos en realidad de nosotros mismos y todo lo que podemos comunicar a los demás para que lo compartan y para que permanezca a lo largo del tiempo.
¿Y cuál es ese molde necesario para pasar a ejemplo y a figura los conceptos? Son muchas las maneras que podemos usar: la pintura, la música y sus notas, los gestos y las muecas…, las ciencias y las artes.
Hay uno que siempre está esperando y que trabaja desde hace mucho tiempo, todo el tiempo. Se trata del poder de la palabra, de todo lo que llena y ha llenado en libros y en poemas, en consejas y en coplas, en preceptos y en fábulas, en conversaciones, en…
A través de todos estos moldes se nos ha ido transmitiendo todo lo que sabemos de los otros, para conocernos a nosotros mismos y, lo que tal vez sea más importante, para asentar nuestra escala de valores y nuestra forma de vida, siempre cambiante y siempre al amparo de lo que el paso del tiempo ha ido conformando.
Por eso la importancia decisiva de la lectura y de la comunicación con los otros a través de la palabra.
Llegar a los conceptos no es siempre tan sencillo; los hay demasiado abstractos e imprecisos. Pero entonces acude la palabra y comienzan las historias. Es cuando… Es cuando… Es cuando…

Y así vamos tirando torpemente, alucinados con el poder deslumbrador de la palabra, dioses encadenados, milagreros con causa.

lunes, 5 de febrero de 2018

CON DIOS AL CALOR DEL BRASERO


Con el susto de las nieves y del frío -más real este que las otras por estas latitudes occidentales-, me paso largas horas leyendo en mi estudio y discurriendo un poco (“hay gente pa tó”) en lo que me transmiten esas líneas pensadas antes por otras personas y pasadas al papel con la intención de que alguien más se las encuentre, dialogue con ellas (con las líneas y con quienes las han escrito) y así siga la rueda de los pensamientos y de las ideas.
A tiro de mi vista se pone un muy corto ensayo acerca de la importancia de Dios a lo largo de la Historia. El ensayista concluye que cada vez esta ha ido a menos. Me parece algo evidente y no puedo menos que estar de acuerdo con él. La idea general no quiero ni discutirla. Si acaso merece algo la pena, es explicar por qué se ha producido esto y pronosticar qué puede suceder en el futuro, si la tendencia seguirá en la misma dirección o no.
Pero es que la explicación y la glosa nos llevaría a una extensión muy grande y a un ensayo voluminoso. Prefiero seguirme sujetando al formato que me he impuesto de unas líneas que marquen algún indicio y un pequeño índice de lo que pienso.
Si Dios existiera, existiese o hubiera existido, termina resultando casi lo mismo que si no existiera, existiese o hubiera existido porque el acceso del ser humano a Él y a su conocimiento parte siempre del ser humano y la representación es siempre la que nosotros hacemos con nuestros escasos medios mentales. Y el ser humano es poquita cosa y obedece casi siempre, si no siempre, a necesidades personales. No pienso solo, claro, en la representación visible, sino en la mental y conceptual, en la de sus atributos y cualidades y hasta en la de su definición.
Desde este punto de vista, bien puede afirmarse que Dios ha existido y existe, pues muchos seres humanos siguen dándole forma y sentido. Es lo mismo que sucede cuando uno tiene un sentimiento determinado que convierte la realidad o irrealidad en lo que le dicte ese sentimiento, con independencia de los elementos externos y de la razón. Por supuesto, este Dios solo existe para el que cree en Él y las representaciones terminan siendo tantas como creyentes.
Si tal cosa fuera verdad, nada parece impedir que la figura y hasta la identidad de Dios haya cambiado a lo largo de la Historia: el ser humano ha ido cambiando también sus percepciones y la representación de todo lo que llega y elabora en sus sentidos. Los elementos aceptados o rechazados, las escalas de valores, las costumbres y las formas de vida poco tienen que ver en nuestros días con los de hace varios siglos.
A medida que el ser humano se ha ido incorporando a sí mismo como conocedor de las leyes que racionalmente explican el mundo, las explicaciones religiosas se han vuelto menos necesarias tanto en el tiempo como en la intensidad. Dicho de otro modo, la ciencia quita cada día alguna página al libro sagrado y Dios se va quedando más cada día al amparo del brasero en los días de invierno.
Tal vez lo que realmente hayamos hecho es cambiar las deidades y hacer subir a la pasarela a dioses con otros rostros, pero que también nos arrastran y nos someten, con su amor o con su espada. Ahí sigue el del dinero, o los nuevos de la fama, o de eso que llaman el triunfo, o los de las modas, o… O sea, que tal vez siga existiendo Dios, pero con otro nombre y con otro careto distinto lleno de colorines y de ráfagas de luz como nuevos milagros deslumbrantes.
¿Seguirá existiendo Dios en el futuro? Todo indica que sí. Más difícil es determinar con qué cara lo representaremos.
Y, si seguimos pensando en el Dios religioso, ¿qué futuro le auguramos? Me declaro incompetente para tal pronóstico. En todo caso, si lo reducimos al brasero, y quiere llamarme, que lo haga con las manos abiertas, con el consuelo en los labios, con el amor por bandera, con la alegría en la atmósfera, con la compasión en el rostro y en el corazón. Y que nunca lo haga (quiero decir que nunca me lo figure o lo defina) como dueño del palo y de la espada, del castigo y del miedo, del misterio o del enfado.

Luego ya viene todo eso tan esforzado y denso de las explicaciones filosóficas y de los pensamientos elaborados y complejos. Pero eso, que a mí no me disgusta, mejor para otra vez. 

viernes, 2 de febrero de 2018

FECHAS


FECHAS

Las fechas siempre dicen muchas cosas
si volvemos con calma a recordarlas.
Son como aquellos puntos kilométricos
en los que, al lado de un oscuro número,
duerme un ramo de flores que mantiene
el aroma de un caso desgraciado
que no quiere perderse en el olvido.

La distancia marcada no es igual para todos,
a pesar de que el sitio y el contorno
parecen detenidos para siempre;
y tampoco la meta es vislumbrada
con igual nitidez por los viajeros.

Al lado de las flores hay espinas
conviviendo con ellas, como hay fríos
que clarean los campos y hay calores
dorando las espigas o las nieves.

Yo repaso mis fechas señaladas
en las hojas al bies del calendario
y me encierro amagando entre sus horas

un diálogo a solas con el tiempo.

jueves, 1 de febrero de 2018

BECARIOS EN EL PALACIO DE LAS DUEÑAS: UN SÍMBOLO


En medio de la tormenta que no cesa del asunto catalán -yo creo que estamos mucho peor que hace tan solo unas semanas-, escucho la noticia de que tan solo unas docenas de españoles son dueños de más del 4% de la riqueza nacional. Y, al lado de ello, sigue todo lo de los escándalos judiciales, la parada en las pensiones, los trabajos precarios…, y hasta el invierno que parece querer recrudecerse en estos días.
Después hay otros hechos que resultan sintomáticos por lo simbólicos, pero que, al ser de menor cuantía, ni entran en las preocupaciones, o, si lo hacen, son fogonazos que se apagan como los fuegos artificiales al final de unas fiestas.
Me entero de que la casa de Alba quiere contratar dos becarios, especialistas (universitarios) en asuntos agrícolas y de jardín, sin sueldo y por unos meses, para el arreglo de su palacio de las Dueñas, aquel en el que nació el poeta don Antonio Machado, en Sevilla. La fortuna de esta familia se cifra en varios miles de millones de euros.
Los comentaristas se extrañaban en sus comentarios, y yo me extrañaba, una vez más, de que ellos se extrañaran. Pero, ¿qué hace todo el que puede en las mismas circunstancias? ¡Si al que no lo hace lo llaman tonto! Los medios de comunicación en los que daban y comentaban la noticia están llenos de becarios sin paga y con horarios casi infinitos, y lo mismo un número elevadísimo de empresas. NO ESTÁN FUERA DE LA LEY. Ni de forrarse con ella tampoco.
Y, sin embargo, los llamamos de todo. Y con razón, pero con ignorancia. ¿Por qué? Porque acudimos a la ética y no a la ley. Y, amigos míos, eso de la ética está bien y es imprescindible para la existencia de ciudadanos leales y honrados (nunca renunciaré a ella ni me apeo de los imperativos categóricos de Kant); pero tenemos que discutir si es anterior, coetánea o posterior a la ley; y hasta dónde podemos y debemos exigirla.
Lo que tenemos que cambiar es EL SISTEMA que les permite estos desaguisados escandalosos y dejar para un segundo orden la posibilidad de que cada persona añada su carga ética o de vergüenza torera en las situaciones individuales. Si no, corremos el riesgo -a la vista están las pruebas- de que, encima de explotadores, se rían de nosotros y hasta nos inviten a una cerveza para que se lo agradezcamos.
Este sistema produce monstruos, ciudadanos desiguales hasta límites insoportables y situaciones que son un bofetón en cualquier cara y mente decentes. La llamada crisis ha venido a jibarizar a la clase media y a dar alas a los pocos que ya formaban parte de los elegidos; además, los grupos más necesitados se han vuelto más necesitados y mayores en número.

No deberíamos escandalizarnos tanto de hechos aislados sino de lo que simbolizan y de los sistemas que los permiten y hasta los justifican. Podemos caer en el error de criticar lo que, por otro lado, estamos permitiendo. Y así seremos siempre becarios de la casa de Alba o de cualquier otra casa en la que suenen las monedas en abundancia.