domingo, 31 de marzo de 2019

UNA HISTORIA DE ESPAÑA



A ver cómo me las bandeo en esta aparente contradicción. Termino de leer este libro: Una historia de España, escrito por Arturo Pérez Reverte. Por cierto, aquí el empleo de la palabra Una se antoja fundamental. No me detengo en su glosa. Es en mí ya casi etiqueta natural el hecho de defender que la Historia me interesa casi exclusivamente en tanto que repercute en mi vida y en mis días. Los historiadores casi se enfadan conmigo ante esta formulación tan radical. Luego tomamos un vino, aclaramos y nos reconciliarnos. Veamos.
Solemos engolfarnos en los elementos que nos trae cada día, y, de ellos, solo en los que seleccionan los medios de comunicación, que, de esa forma, crean la historia que les interesa y nos conducen por un camino estrecho y acotado a su antojo. Por lo demás, el tiempo y los acontecimientos se producen a tal velocidad, que no tenemos tiempo ni para describir los más importantes. El formato audiovisual y otras zarandajas condicionan el resto y lo explican, aunque no lo justifiquen. O sea, que andamos todo el día mirándonos el dedo sin poder ver el ni el bosque ni la luna.
Tal vez por ello, sentarse unos ratos a echar un vistazo al recorrido que han trazado y han hollado nuestros antepasados, o nosotros mismos, ya con alguna edad para contarlo, tal vez suponga un remojón saludable y esponjoso, pues vuelven a la memoria, en pasarela continuada y en desfile al desnudo, los principales episodios que nos explican el presente, ese que nosotros protagonizamos, o que creemos protagonizar.
A socorrer esta necesidad creo que acude este libro de Pérez Reverte, autor con el que no siempre estoy de acuerdo -me lo imagino respondiendo: “Ni falta que hace”-. No se trata –y ahora soy yo el que repite: “Ni falta que hace”- de la obra sesuda y minuciosa de un historiador profesional, sino más bien una especie de índice, de resúmenes de etapas de nuestra Historia. Pero me parece que ofrece las claves de las mismas, y que un historiador no haría otra cosa que glosar estos resúmenes tratando de llegar a causas y consecuencias de segundo y tercer orden a partir de estas ideas generales.
El estilo coloquial e inmediato con el que Pérez Reverte adoba el contenido no hace más que añadirle atractivo a lo que se cuenta. De esta manera, la lectura se hace sabrosona y apetitosa. Es verdad que se usa el trazo grueso y descalificador con mucha frecuencia, sobre todo poniendo el foco en personas concretas y estamentos. Pero es que a uno el cuerpo y la mente le piden eso y mucho más en cuanto empieza a acumular hechos, imágenes y realidades. Por eso, al final queda un poso de amargura y de desazón, como de certeza de que no hay solución posible en esta piel de toro de nuestras entretelas. Y eso, sobre todo, porque no sabemos hacer mejor cosa que tirarnos continuamente los tratos a la cabeza, como si tuviéramos inyectado en sangre un gen cainita que no nos dejara parar. De nuevo las palabras del poema “De todas las historias de la Historia, la más triste, sin duda, es la de España”.
Habrá que empezar de una jodida vez a gritar que tampoco somos tan malos y que la Historia nos ha reservado, a pesar de los pesares, hechos y hazañas importantes; y que no todo lo de aquí es malo ni lo de fuera bueno. Papanatas, que somos unos papanatas. Y merecemos nuevas oportunidades. Eso sí, que los dirigentes, y nosotros mismos, no se apuñalen ni nos apuñalemos por la espalda a la primera oportunidad. Coño.
Voy a dejar aquí copiadas las palabras con las que el autor cierra sus consideraciones. Apuntan a un futuro más optimista y vigoroso. Las suscribo en muy buen a medida: “…Somos, entre otras cosas, uno de los pocos países del llamado Occidente que se avergüenzan de su gloria, que insultan sus gestas históricas, que maltratan y olvidan a sus grandes hombres y mujeres, que borran el testimonio de lo digno y solo conservan, como arma arrojadiza contra el vecino, la memoria del agravio y ese cainismo suicida que salta a la cara como un escupitajo al pasar cada página de nuestro pasado (…). Lean los libros que cuentan o explican nuestro pasado: no hay nadie que se suicide históricamente con tan estremecedora naturalidad como un español con un arma en la mano o una opinión en la lengua. Creo -y seguramente me equivoco, pero es lo que de verdad creo- que España como nación, como país, como conjunto histórico de naciones y pueblos, o como queramos llamarlo, ha perdido el control de la educación escolar y la cultura. Y creo que esa pérdida es irreparable, pues sin ellas somos incapaces de asentar un futuro. De enseñar a nuestros hijos, con honradez y sin complejos, lo que los españoles fuimos, lo que somos y lo que, en este lugar apasionante y formidable pese a todo, podríamos ser si nos lo propusiéramos”. Con dos cojones.

viernes, 29 de marzo de 2019

MONFRAGÜE



MONFRAGÜE

Allí donde la luz forma arco iris
con la brisa que surge de las aguas.
Donde los peces bailan y se bañan
al compás que les marcan las orillas,
y las piedras se mojan y se secan
con la toalla esponjosa de los aires.
Donde el corzo y el ciervo viven libres
entre jaras, encinas y retamas.
Allí donde las águilas y buitres
planean por los cielos, descuidados,
mirándonos mirarlos en sus vuelos,
o se acuestan tranquilos en las peñas,
como dueños de un ático con vistas
a toda la extensión de los pantanos.
Donde el vivir del cielo se ha hecho dehesa
de encinas, que conversan lentamente,
soñando la futura montanera.
Donde el sudor se escurre en los regatos
y deja al campesino suspirando
la justicia que viene de los cielos.
Allí donde dormita la presencia
de los caminos del cansado Tajo,
que mira hacia la mar y en sus pantanos
remansa la inquietud y la sorpresa
del perdido y confuso viajero.
Allí donde los cristos y milagros
van desde Torrejón a Serradilla,
saltando puente a puente, dehesa a dehesa,
y ven, miran y sienten complacidos
todo lo que a su paso ofrece el suelo.

Cielo y suelo al compás del mismo canto,
de una canción que suena lenta y deja           
un eco y un temblor en mi conciencia,
que no sabe cantar tan dulce canto.

jueves, 28 de marzo de 2019

CRÓNICA LOCAL



Repito con frecuencia que mis reflexiones aspiran a tener sentido general, por más que a veces partan de algún ejemplo particular y aparentemente inocuo. Por eso tal vez acudo con escasa continuidad a comentarios de carácter local o localista. Y eso que soy consciente de que es la realidad que me rodea y que en primer lugar me afecta. Hoy me permito romper mi costumbre.
Entramos -estamos ya de lleno- en un período convulso y agitado, el período electoral que se nos viene encima y que debería resultar la consecuencia lógica y normal de una democracia que se regenera en sus ideas y en sus cargos cada cierto tiempo. Los próximos dos meses están ya llenos con la programación de los detalles y los movimientos de unos y de otros, y no será fácil salirse de ese guion.
En Béjar, la ciudad estrecha en la que vivo, se produce algún fenómeno especial y diferente. Desde hace una legislatura, un grupo disidente del PSOE, TAB, actúa como agrupación política diferenciada. Por supuesto, tiene todo el derecho del mundo. Pero no estoy seguro de que el remedio no resulte peor que la enfermedad. Si yo echo cuentas y repaso los resultados de las últimas elecciones locales, concluyo que, sin esa separación, la izquierda podía haber gobernado en esta pequeña ciudad. Algo similar puede ocurrir en estas próximas elecciones locales. Tal vez, unos por otros, la casa se puede quedar de nuevo sin barrer.
Creo que conozco bastante bien las causas que produjeron esta separación y reparto culpas entre todos, aunque no en la misma cuantía. La descripción y el análisis no son para este formato, pero anuncio que los tengo escritos y tal vez algún día verán la luz. Son entre 40 y 50 páginas que describen mi visión directa de lo que sucedió.
La situación se repite de nuevo. Otra vez división y veremos con qué resultado. Me duele pensar que una de las causas principales del desacuerdo sigue manteniéndose viva y tal vez con más fuerza y visibilidad. Y así resulta más difícil la rectificación y la marcha atrás de cualquiera. Pero he de decir que esa división seguía siendo una realidad ya antes de que se conociera que la causa se mantendría, lo que significa que no solo se actuaba por esa razón sino por alguna más de otro tenor. Tampoco tengo claro con qué energía se puede defender, desde la agrupación originaria, una situación en la que no se cree y contra la que se ha protestado, sin por ello llegar a romper la baraja. Creo que no necesito ser más explícito, porque cualquiera puede entender qué palillo es el que estoy tocando.
En fin, que la situación anda confusa, que alguien se aprovechará de este río revuelto, y, sobre todo, que en esta comunidad seguiremos sin presentar un proyecto claro y preciso de ciudad que englobe a casi toda la gente que se siente progresista. La ciudad tal vez no lo merece. Y los ciudadanos que la formamos tampoco.
En todo caso, estas líneas no quieren ser ninguna cortapisa a los derechos de nadie ni a la actividad o agrupación que se crean oportunas. Se trata solamente de una consideración que puede afectar a todos en un sentido o en otro. Y, además, que puede estar equivocada. O no.

martes, 26 de marzo de 2019

SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL



“¿Es que no puedes dejarlo correr, darte por vencida y estarte quieta de una vez? ¿Por qué no descansas, ahora que ya sabes de qué se trata en este mundo, ahora que ya te has enterado de que no se trata de nada?” Djuna Barnes en su obra El bosque de la noche.
“Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar siempre de paso” De una canción de Luis Eduardo Aute.
Son dos citas aparentemente contrapuestas que incitan a actitudes diferentes. ¿Cuál de las dos estará en lo cierto? Tal vez las dos, o acaso ninguna.
La primera parece representar el final de un proceso y señala una conclusión negativa y desesperanzada: “Ya te has enterado de que no se trata de nada”. Después de indagar, de ilusionarte, de moverte en el mundo de la curiosidad, todo te lleva a la convicción de que no hay más cera que la que arde. ¿Y qué haces entonces? ¿Te das un baño de realidad? ¿Te sumerges en el abandono? ¿Te dejas llevar? ¿Actúas sobre lo que hay y te olvidas de otros procesos mentales? ¿Rompes la baraja y dejas de engañarte con ilusiones y deseos inútiles? Ufff
Ya se ve que no se trata de esquivar la realidad ni la indagación mental; se trata más bien de algo más complicado como es la comprobación de que, después de los esfuerzos no se llega a ninguna solución satisfactoria, o al menos esperanzada.
La segunda cita anima a no dejarse aburguesar ni complacer con cualquier conquista mental; es una invitación a estar siempre alerta, a cuestionarse todo y siempre, a andar con la mosca detrás de la oreja, incluso con aquellas ideas y pensamientos que nos parezcan más asentados y claros, y a no cejar en el empeño de llegar algo más lejos y de descubrir alguna cosa más que nos haga la vida más racional y positiva.
Supongo que todos pasamos por etapas en las que predomina una de estas dos consideraciones, en las que los valles y montañas se alternan y en las que las ondulaciones marcan la continuidad de nuestros días. Es ese camino inevitable de caerse y levantarse, de reír y de llorar según el caso y de reconocernos volubles y desiguales.
Claro que sería mejor instalarse en el ánimo de un pensamiento siempre alerta y animoso, dispuesto a pegarse con la realidad racionalmente, aunque se lleve palos por todas partes, en guardia para cuestionarse absolutamente todo y para hacer de la vida una revelación continua. Pero no quisiera despreciar tampoco la primera consideración, aunque solo sea por real y por lo que significa, sobre todo si es el final de un proceso de razonamiento.
Tal vez un poco de todo no condimente mal, una brisa de aire y un reposo a la sombra, una curiosidad continua y un baño de realidad de vez en cuando.
Al fin y al cabo, se trata, en el fondo, de dos momentos de un proceso en el que la razón trabaja y deduce, actúa y se ilusiona, confirma y se desanima…
Estaba pensando en procesos de razón, no en vidas que no la cultivan en ningún sentido y que hasta animan a los demás a no complicarse con ideas raras y a dejarse de meter en berenjenales mentales. De esas no me acordaba ahora. O tal vez sí, pero para otra cosa.

lunes, 25 de marzo de 2019

SÍNTOMAS ACUSADORES



Las enfermedades suelen dar algún aviso antes de mostrarse en toda su crudeza. Por eso los síntomas adquieren importancia no tanto por sí mismos como por lo que encierran y anuncian. Con las palabras sucede otro tanto: nos delatan y valen no solo lo que significan sino lo que dejan intuir. A ellas voy.
Hechos: Palabras de Oriola, jugador de baloncesto del Barcelona: “Soy muy culé, pero antes que culé, soy antimadridista”. Ejemplos como este se repiten por doquier y a diario; este es solo uno más y nos sirve de pretexto para la breve reflexión. Véase qué sucede entre partidos políticos, y mucho más en época de elecciones.
Pero dejemos hoy las elecciones y quedémonos en el ámbito deportivo. No parece el contexto más tranquilo y racional. En este terreno, la pasión se desborda demasiadas veces y jibariza el poder y la influencia de la razón. No sé cuántos espectáculos muestran mejor el descontrol y la exageración que un partido de fútbol con miles de espectadores vociferando. Y, si se les azuza, como hace este jugador, la presa puede reventar por cualquier sitio.
Eliminar las pasiones del todo es sencillamente olvidar que el ser humano las posee y no puede vivir intensamente sin ellas. Situarlas por encima de la razón supone desentenderse de la capacidad que nos convierte en seres inteligentes y que nos pone un eslabón por encima de los animales.
Si seguimos en el mundo del deporte, afirmaciones como la del susodicho jugador no solo priorizan la pasión sobre la razón, sino que añaden un peldaño más que no resulta precisamente muy inocente ni inocuo. ¿Cómo se pude ser antes algo contra que a favor? ¿Cómo se puede desear antes el mal ajeno que el bien propio? ¿No es esta la semilla del odio? ¿No se trata de una muy grave enfermedad? ¿Qué comunidad puede resultar de seres que se muevan más a la contra que a favor de algo? ¿Qué complejo de inferioridad implica esta postura? ¿Qué beneficio se puede sacar de desear mal a los demás?
Supongo que se puede intentar quitar hierro al asunto diciendo que se trata tan solo de deporte y que un poco de rivalidad anima el rato. Pues no le veo yo esta gracia por ninguna parte. El personaje es público y ejerce una influencia grande. Este tipo de manifestaciones no son flor de un calentón sino producto de una escala de valores que se ha ido incubando poco a poco. Las consecuencias alcanzan otros ámbitos de la vida y del quehacer diario, pues se traslada el patrón a la política, a la religión y hasta al clima que tenemos. Me gustaría conocer de manos de un sociólogo sensato cuánta influencia ejercen estos hechos que comento en posiciones políticas. Déjenme que sospeche que mucha. Y solo hemos abierto la ventana del mundo deportivo…
Si alzamos la vista y ampliamos el panorama, la imagen y el razonamiento no cambian en mi mente. ¿Cómo se puede vivir a la contra y anteponiendo el odio al amor? Solo es posible en una comunidad enferma, muy enferma.
Por cierto, vi una parte del partido de baloncesto Madrid Barcelona el domingo. Creo que fue mejor el Barcelona y ganó justamente. Otra vez será.

sábado, 23 de marzo de 2019

DE BOTELLÓN EN BOTELLÓN



 Un amigo me manda un par de fotos en las que se da noticia de dos manifestaciones juveniles. La primera dibuja una calle repleta de gente joven protestando contra la situación climática y todo lo que comporta y acarrea. La segunda da muestra de un espacio repleto de desperdicios tras un botellón también de gente joven. Una contradicción absoluta y lamentable.
¿Qué conclusiones podemos extraer de ello? ¿También de tipo contradictorio? Pues posiblemente. Alguien tiene que empezar a poner pie en pared para gritar que esto no puede continuar así. A mí me gusta que sea parte de la gente más joven la que salga a la calle a gritar: ellos son la generación que va a heredar este planeta, y no parece que en las mejores condiciones para vivir.
Algunos datos asustan. Y los datos se pueden interpretar, claro, pero primero hay que describirlos y nuca esconderlos. Queremos soplar y sorber, sin darnos cuenta de que esto todavía no se ha inventado y no hay perspectivas de que se vaya a conseguir alguna vez. El planeta se nos queda pequeño ya y alguien ha calculado que, si seguimos con este ritmo de crecimiento, no muy tarde ya solo cabremos unos junto a otros y de pie. Vaya panorama. Pero es que la temperatura crece a ojos vista (que se lo digan a la nieve este año), los casquetes polares se derriten (a pesar de lo que diga el primo de Rajoy, que vaya la que le ha caído encima al buen hombre), falta agua por doquier, no queremos la energía nuclear (yo tampoco), pero nos quedamos de fiesta por la noche hasta las tantas gastando luz, muchas especies animales corren peligro de desaparecer, los protocolos internacionales apenas se cumplen, queremos ir todos conduciendo nuestro propio coche… Y no se puede estar todo el tiempo diciendo que nos quedan pocas posibilidades de revertir la situación porque el lobo alguna vez llegará de verdad.
Tal vez alguna solución, por pequeña que parezca y sea, tenga que ver con el ámbito pequeñito en el que cada uno se mueve, porque las ideas generales parece que nos quedan muy lejos y nos hieren sin saber muy bien cómo actuar ante ellas.
De modo que, a estos jóvenes y a todos los demás habrá que recordarles que una cosa es predicar y otra distinta dar trigo, y que no se puede repicar y andar en la procesión.
Mientras, muchos aspirantes a legisladores andan preocupados por un quítame allá esas pajas y se afanan en descalificar a los contrincantes como si en ello les fuera la vida.
No deja de ser otro botellón más. Pero de consecuencias desastrosas.

viernes, 22 de marzo de 2019

A TIRO LIMPIO



En los sistemas democráticos, los desacuerdos se deberían resolver con la palabra, con la razón y con la suma de las decisiones, tomada con serenidad y con cordura; todo puede ponerse en solfa, hasta los disparates más exagerados. Si la comunidad es adulta mentalmente, debería saber discriminar y elegir entre lo que se le propone y dejar con el trasero al aire aquello que se aleja de la razón, del sentido común y de la buena voluntad.
Los períodos electorales propician tal vez las mejores ocasiones para sacar al ágora las ideas más consistentes y las más peregrinas. Hay de todo y no todo es trigo limpio. Lo que apunta a la descalificación personal de los contrarios debería llenar los cubos de basura y ser retirado al menos un par de veces cada día, porque apesta. La selección se debería hacer de las ideas que se proponen. Algunas son peregrinas, otras peligrosas y otras más parecen sacadas del rincón de los horrores.
Hay un partido que propone la posibilidad de permitir la posesión de armas a particulares para defensa personal. Se conoce que han visto muchas películas de Origud y quieren imitarlas. Casi al mismo tiempo, me entero de que la policía ha detenido en la comarca de Béjar, que es donde vivo, a un individuo de unos cuarenta años con un arsenal de este tipo de artefactos.
Este colega debe responder ante la justicia por sus hechos, el partido citado no debería recibir ni los votos de sus candidatos.
¿Pero cómo se puede ser tan burro, tan asno, tan borrico, tan jumento, tan pollino, tan garañón, tan onagro, tan necio, tan torpe, tan ignorante, tan adoquín, tan tonto, tan imbécil, tan idiota, tan zote, tan zopenco, tan zoquete, tan zafio, tan ordinario, tan incivil, tan grosero, tan matón, tan pendenciero, tan provocador, tan…?
Seguramente estamos hablando de personas cuyo bagaje intelectual incluya muy pocas razones y sí mucha bravuconería, escasa confianza en el pensamiento y total credulidad en el palo y tente tieso, recelo ante los demás y ataque de chulería de sí misma.
La frase latina si vis pacem, para bellum los ha anclado en la realidad de hace más de dos mil años. ¿Resulta tan difícil entender que, en comunidades avanzadas, el uso de la fuerza solo se le puede conceder al Estado, y con una vigilancia continua para que no se exceda en su uso? ¿Por qué ven fantasmas por todas partes? ¿Creen que están en el Oeste? ¿Acaso piensan que solo existe una moral, que, por supuesto, es la suya, y que quien de salga de ella merece condena a garrote vil? ¿Esta gente sonríe alguna vez? ¿Ha repasado siquiera un índice del libro de la Historia?
Miedo da pensar qué hay detrás de la cabeza del colega que almacenaba armas (vete a saber para qué) y mucho más de una organización política que aspira a repartir en lugar de ideas y sonrisas, balas y garrotes. Qué nivel.
Pues por ahí andan, por la calle y a plena luz del día. Tal vez hasta me cruzo con ellos por las aceras y parques. Ufffffffffffffffff

jueves, 21 de marzo de 2019

OTRA VEZ LA POESÍA



En este interminable calendario, que quiere alinear y dar asiento al paso de los días y las horas, cada cuadrito tiene asignado un patrón y encomendada una celebración. Es como si al levantarnos nos recordaran amablemente que no nos olvidáramos de una tarea específica para ese día. Hoy tiene apuntado el calendario este marbete: Día mundial de la poesía.
A mí me pilla revisando la versión definitiva de mi libro Al paso de los días, que ya asoma por la bocana del puerto para desembarcar en sus centenares de páginas. Y todo él es de poemas. Ha sido como un largo parto que ocupa varios años y que ya rompe aguas. Tengo ganas de tenerlo en los brazos y acunarlo. Y ya estoy escuchando sus latidos.
Pues, a pesar de todos sus centenares de páginas y de poemas, debo reconocer humildemente que no sé definir qué es la poesía. Me salva la impresión que tengo de que nadie sabe hacerlo. Ya sé que es consuelo de tontos, pero así es. Acaso también sea porque la definición exacta no exista y solo sea su práctica la que nos aproxima (solo nos aproxima) a su núcleo y verdad.
Por eso, en lugar de teorizar, acaso sea más práctico presentar un ejemplo. Existen tantos como poemas, así que nos quedamos en el dedo, con la intención de ver la luna desde su proyección, porque un poema no vale si no es como flecha que se lanza al infinito, por más que la encarnadura se ofrezca en un simple detalle o imagen individual. Podría hacerlo desde mí mismo; no obstante, me parece más neutro acudir a alguno de tantos maestros que han cultivado la poesía. Esto escribía el poeta portugués Fernando Pessoa:
 El poeta es un fingidor
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente,
Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.
Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira, el tren de juguete
que se llama corazón.
Como el mejor tributo a cualquier texto es el de la lectura, ahí queda para mí y para cada uno. Cada cual sabrá qué hacer con este y con cualquier otro.

lunes, 18 de marzo de 2019

STEPHEN HAWKING Y LAS LISTAS ELECTORALES



Tiene que ser difícil conjugar con tino elementos que parecen contrarios y que, sin embargo, resultan complementarios; tales como el dedo y la luna, el singular y el plural, el egoísmo y la necesidad de compartir, la mirada corta y el largo plazo, el conjunto y la individualidad, la casa particular y la comunidad, la bondad y la rigidez mental, el reparto y la exclusión….
Hay períodos en los que este binomio se acentúa y apenas llegamos a conocer que existen términos complementarios cuya existencia se justifica por la del contrario y ninguno podría existir sin la presencia del otro. Tal vez uno de ellos sea el de los períodos electorales, desde la confección de listas hasta la continua descalificación de los adversarios. Como si eso diera más puntos en la competición. Y lo peor de todo es que acaso los dé.
Por eso es bueno aislarse un poco y pararse a contemplar otras posibilidades, aquellas que nos ofrecen las personas que miran más allá de lo inmediato y piensan, más que en ellos mismos, en la comunidad.
Hoy mismo leo un libro del astrónomo recientemente fallecido Stephen Hawking. De su primera parte extraigo estas palabras que me reconfortan. Dice esto de sí mismo y de sus deseos: “He tenido una vida extraordinaria en este planeta, mientras que, al mismo tiempo, he viajado por el universo mediante mi mente y las leyes de la física. He estado en los confines más lejanos de nuestra galaxia, he viajado a agujeros negros y he regresado al principio de los tiempos. En la Tierra, he experimentado altibajos, turbulencia y paz, éxito y sufrimiento, he sido rico y pobre, capaz y discapacitado. Me han elogiado y criticado, pero nunca me han ignorado. Me he sentido enormemente privilegiado de poder contribuir, con mi trabajo, a la comprensión del universo. Pero sería un universo vacío, si no fuera por las personas que amo y que me aman. Sin ellas, la maravilla de todo se habría perdido para mí.
Y al final de todo esto, el hecho de que los humanos, que al fin y al cabo somos conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, hayamos podido alcanzar una cierta comprensión de las leyes que gobiernan el universo y a nosotros mismos, es un gran triunfo. Quiero compartir mi emoción sobre esas grandes preguntas y mi entusiasmo sobre la búsqueda.
Espero que algún día lleguemos a saber las respuestas a todas esas preguntas. Pero hay otros desafíos, otras grandes preguntas en el planeta que deben ser respondidas, y estas también necesitan una nueva generación interesada, comprometida y que comprenda bien la ciencia. ¿Cómo alimentar a una población en constante crecimiento, proporcionar agua limpia, generar energía renovable, prevenir y curar enfermedades, y frenar el cambio climático global? Espero que la ciencia y la tecnología proporcionen las respuestas a estas preguntas, pero hará falta gente con conocimientos y comprensión para implementar estas soluciones. Debemos luchar para que cada mujer y cada hombre tengan la oportunidad de vivir vidas sanas y seguras, con oportunidades y amor. Todos somos viajeros en el tiempo, viajamos juntos hacia el futuro. Trabajemos unidos para construir ese futuro, un lugar que nos guste visitar.
Seamos valientes, curiosos, decididos, superemos las dificultades. Se pude conseguir.”
Casi lo mismo que pegarse por ir el primero en las listas electorales. Y la fuerza, ay, se nos va en esto último; de tal manera, que, cuando vamos a actuar ya nos hemos quedado sin resuello y nos toca volver a esforzarnos por abatir al contrario como principal logro. Con lo hermosa que es la actividad política y lo fácilmente que la degradamos.

viernes, 15 de marzo de 2019

EN ESOS RATOS VAGOS Y CONFUSOS



EN ESOS RATOS VAGOS Y CONFUSOS

Me descubro a menudo preocupado,
pensando cómo hacerles
cosquillas a las horas y a los días,
para seguir viviendo;
cómo lograr acaso
que las tardes no acaben solitarias
o las noches se duerman
entre el roce y el fuego de los cuerpos.

En esos ratos vagos y confusos,
mi corazón se encuentra
en un borroso y turbio decorado,
abre al aire sus puertas
y se vende, se alquila, se regala
a quien quiera sentarse a echar un rato         
de simple compañía,
a dar sentido al mundo y a sus horas.

Así hay días y horas de colores
y noches de vigilia en claroscuro,
latidos que acelera
la voz de algún suspiro despistado
o silencios que matan con silencio,
sin augurio ninguno del mañana.

Mi corazón alquila mi conciencia
y yo no sé negarme a sus deseos.

jueves, 14 de marzo de 2019

ÉCHATE A VER LA VIDA POR EL MONTE




Echarse al monte, literalmente y sin metáforas, a mediados de marzo, en estas tierras altas y con estos ambientes climáticos tan posmodernos es como dejarse enredar en aromas de nueva vida y de anuncio de incipiente primavera. Es verdad que las curvas térmicas son altas y que la noche sigue dejando huella hasta ya entrada la mañana. Pero es que tiene su derecho y aún estamos en territorio del invierno.
Por eso es bueno no pensárselo y dejarse llevar por lo que traiga el cielo. Y el cielo trae el sol, que ya levanta y forma arco más amplio a poco que te descuides y descubre lo limpio de los campos y aclara hitos y alegra con su luz cualquier ambiente. En la ladera norte de estas sierras, allí donde más se refugia la sombra, ya se halla todo presto a recibir la vida y a hacer nacer en todo la fuerza de la naturaleza. El Regajo se viste con flores de los prunos, con flores todavía tímidas y miedosas por temor a la helada. Son las flores que invitan a todos los demás árboles a dejarse llevar por los vagidos de la anunciada primavera. Puedes mirar con mimo a cualquier parte. Verás que los llorones ya muestran brotes verdes hasta haberse vestido totalmente de ellos, o las mimosas enseñan descaradas sus amarillos, y hasta las prímulas empiezan a alzarse del suelo y a levantar cabeza en cualquier parte. También verás castaños de indias rompiendo aguas en sus abultadas yemas o fresnos ya cuajados en sus anuncios verdes. Detente y mira un poco el blanco del espino y sentirás que todo es ya presagio del poder que ha de mostrar muy pronto el tiempo de dominio de la naturaleza.
Cada árbol tiene su gestación y su tiempo para asomarse a la vida, pero los primeros ya siguen el ejemplo de los almendros mensajeros y el campo ofrece una mezcla de soldados desnudos, centinelas perennes del invierno, y jóvenes que salen a conocer la luz y la armonía.
Si caminas con tino y te dejas rodear por el silencio, te encontrarás de pronto con esa sinfonía gratuita que te ofrecen los pájaros desde buena mañana, en el cielo abierto e infinito en que se mueven. Escucha a la paloma y a la tórtola, mira cómo se despereza el estornino o cómo afina el pardal su melodía.
No dejes de pararte en cada fuente y bebe, echa un trago de agua bien fresquita y déjala que ruede libre por tu cuerpo y que te conforme. No olvides que eres antes que nada agua y que la naturaleza te la ofrece pura y gratuita. Y siéntete conforme y agradecido siempre, venera las virtudes de las fuentes y hazlas que sean sagradas. Mira correr sin pausa los regatos, a pesar de que aprieta la sequía. Canta un canto con ellos que sea de acción de gracias por todo lo que te es regalado.
Y camina sin rumbo, que no hay prisa y la conciencia debe tomar asiento algún ratito para que piense el sentimiento y sienta el pensamiento, y así seguir con fuerzas el sendero confuso de la vida, hasta llegar exhausto, pero alegre, al encuentro final con el abrazo de la naturaleza.

lunes, 11 de marzo de 2019

SON (O SOMOS) COMO NIÑOS



Todo el año es carnaval. No sabemos cómo hacerlo, pero no dejamos de buscar excusas para disfrazar todo y disfrazarnos todos de apariencia y de mentira. El mundo es puro teatro y el que no salga en la foto no existe. Andamos como en una realidad gaseosa que necesita reinventarse cada minuto para seguir viviendo, sin darse cuenta de que así no hay nada que sostenga nuestros pies y que, si miramos hacia abajo o hacia el horizonte, no podemos más que ver el abismo. De esta manera, nos hacemos aire, nos dejamos llevar hacia el lado que empuje el viento y no oponemos ni la menor resistencia mental a lo que nos dan enlatado y a la velocidad del rayo. Qué pena.
Me cuentan que el alcalde de mi ciudad, ciudad estrecha y pendulona, nuevamente candidato a alcalde por el PP (¿No se le ocurrirá pensar que ya ha cumplido y que no es bueno que se empeñe en “salvar” a tanta gente?), se desayuna cada día inaugurando todo lo que encuentra a su paso, y que le importa poco que se trate de un simple bolardo o de la torre de Babel, el caso es hacerse fotos y predicar que todo lo ha hecho él. Además, recordará como logros de los últimos cuatro años todo lo que se ha venido consiguiendo de diversas maneras en los últimos veinte o treinta. No me lo invento: lo viene haciendo así siempre.
Lo último parece ser que ha sido un reparto de bolígrafos en la fiesta de la matanza del cerdo. Vaya por Dios, acaso de allí nacieron escritos varios exponiendo la realidad del ganado porcino y del matadero en nuestra ciudad. Menos mal que, al fin y al cabo, se trataba de bolígrafos, que hasta pueden incitar a juntar algunas letras en un papel o a hacer algunos deberes escolares. O sea, que vamos a tener que acabar felicitándolo. Si es que está en todo.
En un plano algo más serio, convendría mirar las formas por las que se prohibiera tanta tontería y exhibición. No mucho más allá llega el regalo de caramelos o globos por las calles en período electoral. ¿Es que no hay algo más serio que ofrecer? ¿Esto no iba de ideas, de programas y de propuestas? Ojo, que esta práctica alcanza a varios partidos políticos.
No se discute la libertad de hacerlo sino la conveniencia o el significado de esos hechos. Y, por supuesto, se rechaza del todo cuando se usan dineros públicos para ello.
A mí, sin embargo, me preocupa mucho más la otra parte contratante, o sea, la cantidad de gente que “se deja llevar” por estos usos y costumbres. Porque, cuando en un mal uso es la minoría la que actúa mal, tenemos menos trabajo para corregir el error; pero, cuando ese hecho afecta a una mayoría, entonces el mal anda más arraigado y el enfermo tiene peor pinta.
Actos como inauguraciones a destiempo y de cualquier minucia tendrían que estar penados con la indiferencia, con el silbido y con el rechazo a la hora del recuento de papeletas de votación; tendrían que provocar un efecto bumerán inmediato: sería la mejor forma de cortarlos de raíz y de gritar a la cara que no nos tomen por tontos. Para ello, claro, hay que sentirse tomados por tontos. Si lo que sentimos es halago inmediato e imbécil, apaga y vámonos.
Pues eso, que quizás apagamos y nos vamos.

viernes, 8 de marzo de 2019

8 DE MARZO: OTRO HITO



Otra vez anda el mundo por las calles, en busca de otro grito igualitario. Si se grita tan fuerte y tan en masa, no puede ser que no haya en todo un eco de razón. Esto se da por hecho y no seré yo aquí quien lo discuta.
No sé si se me alcanza cuál es la mejor forma de articular la imagen de ese grito. Lo he dicho muchas veces: repasar nuestra historia es llorar contemplándola; revisar la historia femenina es aún mucho más triste, por más que se realice con la honradez de explicar cada cosa en su contexto, que es como debe hacerse. Sí sigo convencido de que la forma menos mala de mejorar en la igualdad y en la justicia es atacar estudiando, razonando y exponiendo las causas que nos han traído por estos caminos estrechos de la Historia y que nos mantienen donde nos mantienen. Lo demás está bien, pero se nos puede evaporar como una nube y dejarnos sin poso; incluso se puede volver contra lo que queremos defender si no lo presentamos de manera ordenada y clara.
En este día de marzo, recupero imágenes de mi madre y de las mujeres de su generación y su contexto, de sus costumbres, de los usos que les imponía la sociedad, de la escala de valores en la que se movían, de las libertades recortadas en las que ni siquiera pensaban seguramente, de su labor de hogar y más hogar, de tantas otras cosas… Y le mando en el recuerdo un abrazo agradecido por todo lo que fue y fueron cada una. No sé qué más hacer.  Al menos esto: un beso de cariño y gratitud.
Dedico otro ratito a recordar la vida de pareja, de mi pareja, digo, de esos años vividos al compás y a un ritmo compartido. Ya lo escribí hace un año. No me importa volver a repetirlo. Ahí va. Era tal día como hoy y escribía lo que sigue:
2018-03-08              YO TAMBIÉN SOY MACHISTA
¿Cómo no decir algo en este día, en el que todos andan arreglando el mundo por las calles? Algo habrá que decir que venga al caso. Me gusta mucho más darle reposo y definirme después de la tormenta, pero hoy me salto todo y me dejo llevar por el bullicio.
Hace no más de tres semanas ya dejé algunas notas generales. Hoy diré alguna más mirándome a mí mismo y a mis cosas, a mi círculo próximo, que es el que más me importa porque sobre él puedo ejercer más fuerza.
Antes solo una frase de tipo general. Hay más de mil razones para ponerse en huelga (de la forma que sea, incluso trabajando) si consideramos la historia desde el punto de vista femenino. Y el camino que resta es aún muy largo. Menos claro lo tengo cuando de concretar los pasos se trata. Incluso a veces pienso que hay maneras de plantear las cosas que hacen flaco favor a aquello que tan evidente es como principio.
Pero hoy quiero mirar hacia mí mismo. Y he de reconocer que soy machista, sin precisar el grado en demasía. Miro hacia mi pasado y veo mi niñez, mi adolescencia y mi juventud en los brazos de una generación en la que todo era separación y oficios acotados, todo bajo el dominio de una conjunción de valores religiosos, morales y políticos que anulaban el cambio y favorecían los roles tan distintos entre hombres y mujeres. Ni siquiera en las aulas universitarias se respiraban aires de igualdad. La explicación es larga y el poso hay que buscarlo en tantos siglos de distancias y de costumbres arraigadas en lo más impulsivo y más arcaico: elementos religiosos más entendidos, criterios políticos represivos…
Los que tenemos años sabemos que el avance ha sido mucho en los últimos tiempos. Mas todo eso es historia, lejana o más reciente. Y del pasado no se vive, si no es para el contraste con lo que da el presente. Y hacia el presente vamos.
Han pasado los años, las lecturas constantes, las reflexiones amplias, los contrastes de ideas, los quehaceres diarios, los planes compartidos o distantes, la educación continua de los hijos, los trabajos, las aficiones varias… Todo lo que compone ese quehacer diario en el que nos movemos y nos vamos gastando con el ritmo del tiempo.
Los repaso deprisa y observo claroscuros evidentes, fallos gruesos y, a veces, también alguna cosa complaciente.
Y vuelvo al día a día más cercano. Y vengo a declarar que hay muchas cosas en las que puedo mejorar comportamientos. No voy a enumerar caso por caso, por pudor y por guarda de lo que solo a dos les pertenece. No saco mala nota en todo lo que a ayuda se refiere. Pero siento que es el nivel de ayuda aquel en el que me he instalado y me cuesta saltar la valla para entender que no se trata de la ayuda sino de compartir lo que es de igual obligación. Serán todos los posos y los restos de esa historia repleta de actitudes y de normas cargadas de machismo. Tal vez pueda ser eso. Quién sabe.
Tengo bastante claro que la transformación es labor de todos y que es en el campo de las normas, de la educación y del hogar donde se fraguan los cambios más profundos. Pero yo ya no tengo ni vigor ni edad para empujar con fuerza en esos ámbitos. Tal vez no debería confesarme rendido, lo confieso, pero esto es lo que hay.
Me queda el ámbito de mí mismo, el de yo, me, mi, conmigo. Y el de lo más cercano a mi presencia. Tendré que repasar mis actitudes hasta encontrar el rol igualitario. Venga, vamos a ello.

No tengo mucho más que añadir. Tal vez deba irme al rincón de pensar. Y seguir pensando.

jueves, 7 de marzo de 2019

LOS CANDIDATOS



Se apuran fechas, reuniones, asambleas, votaciones, llamadas, ruegos, imposiciones, chantajes… para formalizar candidaturas a elecciones generales, regionales y locales. Y todo son dimes y diretes, malas caras, buenas palabras, extrañezas, sorpresas o desilusiones… Todo un tráfago de idas y vueltas hasta que, por fin, aparecen los nombres y las listas completadas,
Qué mundo este de la confección de listas, qué cantidad de intereses y de personalismos, de petulancias y de falta de pudor entre tantos y tantos. Seguro que ya habré echado mi cuarto a espadas alguna vez, pues es este asunto que se repite cada cierto tiempo; pero ahí van de nuevo algunas de mis ideas en forma de esquema.
1)      Cualquier persona tiene derecho a intentar representar a los demás, o sea, a ser candidato en cualquier nivel. Esta idea se impone sobre todas las demás.
2)      La elección, por mucho vestido democrático que se ponga, adolece de muchísimos defectos y de mediaciones que la dejan desnuda y a la intemperie, a poco que se analice el proceso. En algunas agrupaciones políticas, el dedo funciona y todo el mundo a callar. En las que sí funcionan las votaciones de primarias, las cremalleras, la falta de conocimiento de los candidatos y de sus ideas, las supuestas experiencias de los que ya están representando, las ayudas e intercambios entre unos y otros candidatos… terminan por desvirtuar lo que en teoría parece más participativo.
3)      Todos los partidos dejan la última decisión en manos de organismos superiores y estos “cocinan” lo que les llega. Cuando este proceso se ajusta en los resultados a las “sugerencias” de un líder general, entonces el peligro se convierte en naufragio seguro.
4)      Hay gente que ha tenido cargos de relevancia y que, a la hora de renovar, se sienten incómodos y hasta se cambian de formación, sospechosamente, cuando saben que no van a repetir en las listas.
5)      La experiencia me enseña que el pudor se pierde en demasiados candidatos a la hora de presentarse. ¿Cómo es posible, si no, que gente de la que no se conoce ninguna aportación ni de gestión ni de ideología (vamos, que no han mostrado en su vida ni la organización razonada de un silogismo en BARBARA. A veces solo han propagado chistes malos y con escasa gracia sobre sus adversarios) se presenten sin taparse la nariz para ir instituciones legislativas? Les asiste todo el derecho, como se decía en 1), pero por la vida no se debe ir sin algo de pudor y de sensación de cautela. No solo se desnaturaliza el aspirante, sino que se aleja a cualquiera que se asome con curiosidad a ver qué pasa en eso de los representantes y de la política.
6)      Conozco a algún aspirante (el masculino es término no marcado) al que le da igual cambiarse de lugar de afiliación, con tal de intentar por todos los medios agarrarse a un clavo ardiendo, siempre que ese clavo sujete algún sueldo sabroso.
7)      ¿No dice la lógica que primero ha de ser el programa y después los candidatos que lo defiendan? ¿Dónde está el programa? ¿Qué discusiones, defensas y rechazos han presentado y han hecho públicos los candidatos?
8)      A veces tengo la impresión de que este asunto se parece a lo de las listas de interinos de la Administración: lo importante es aparecer en ellas, que luego ya todo se irá colocando y no se saldrá de ellas nunca.
9)      Creo que las personas son importantes, pero no lo es menos el tejido ideológico que se desea defender. Por ello es tan necesario conocer qué código moral y que bagaje intelectual acompañan a cada aspirante. No tengo muy claro precisamente que sea esto lo que se conozca y se valore.
10)   Si el apartado 1) es anterior a los demás, este último resulta, creo, aún más importante que todos los otros. Se trata de la actitud -además de la aptitud- con la que cada persona aspira a ser representante. Mientras se plantee como un éxito o un fracaso personal, como una carrera política o algo así y no como una disposición a ayudar en el desarrollo social de una ideología, todo andará manga por hombro y lo que se presenta como un proceso limpio e ideal no será más que otra figuración de este mundo en el que todo es apariencia, vanidad y falta de profundidad. Prestarse a ayudar no se casa ni con navajazos, ni con conspiraciones, ni con éxitos y fracasos personales, ni con glorias, ni con olvidos, ni… Solo con la convicción dudosa de que esas ideas no son las peores y de que, por un tiempo limitado, estás dispuesto a prestar tus horas y tu esfuerzo en razonarlas y en tratar de convencer a los demás de que su práctica conduce a una mejor convivencia y a una vida algo menos mala. Después, y al poco tiempo, sin sentir ninguna necesidad de “salvar” a tanta gente ni de ser ningún mesías, a pasear, a leer, a seguir pensando, a charlar, a intercambiar ideas, a participar socialmente… A seguir, desde otros ámbitos igualmente nobles y dignos, ejerciendo de personas que razonan y dicen educadamente lo que piensan. Porque entonces también serán, de otra manera, representantes de sí mismos, de sus ideas y de su forma de entender la vida.

Así que, venga, menos lobos y más serenidad, que Zamora no se tomó en una hora y más se perdió en Cuba, y torres más altas han caído. En nada los papeles estarán repartidos. Apaguen, por favor, sus teléfonos móviles y los dispositivos electrónicos. La función va a comenzar.

martes, 5 de marzo de 2019

NIETZSCHE PREDICA OTRO NUEVO EVANGELIO



NIETZSCHE PREDICA OTRO NUEVO TESTAMENTO

Era la oscuridad, era el abismo,
el reino de la noche por la ausencia
del soplo transparente de la luz,
cuando todo invitaba al pesimismo,
a hacer certificado en Schopenhauer
de la muerte de Dios y de su reino.

Y entonces, los dolores, las angustias,
la nada en la mitad del horizonte.

Del fondo misterioso del abismo,
una voz honda
gritó contra el desánimo en la niebla:
“Hay que cambiar de rumbo, ir hacia el norte,
en busca del triunfo ante esa muerte,
creando un ser humano que comporte
valores de nobleza más rotunda,
que no resigne a nadie y que convierta
a todos en eternos superhombres.
La verdad no es verdad sino tan solo
juicio, interpretación, valor y fuerza
que ha de hacer más entero a quien la llame.
Buscad, vivid, cread vosotros mismos,
sed audaces, vitales, nuevos hombres.”

Era Nietzsche gritando su evangelio
por las calles, las plazas, los caminos,
anunciando la luz de un nuevo mundo
humano, personal, brillante, claro, .

Su voz sigue escuchándose en los ecos
del viento y de las olas, mientras Nietzsche
se pierde entre la luz de su locura.

lunes, 4 de marzo de 2019

A PIE DE CALLE


                       A PIE DE CALLE
El paso de los días nos lleva hasta el encuentro con las cosas, con todo aquello que sucede porque sí, sin un sentido claro, aunque con causa oculta, pues todo se produce como consecuencia de un sinfín de razones precedentes. Pero ir hasta ellas nos sumiría en el desaliento más profundo y, por ello, las dejamos pasar, las vemos, a veces las miramos, y hasta alguna vez las analizamos por encima. Después el tiempo pasa, que es lo que siempre pasa, y una imagen se va superponiendo a otra, hasta borrarla o dejarla en duermevela, en un sueño del que acaso el recuerdo no la vuelva a despertar jamás.
Es estupendo que los hechos se produzcan en este orden y tantas veces. Es difícil imaginarse con la memoria llena de tantos sucesos negativos, de esos que, si los consideras con atención, te pueden llevar a la desesperación y a pintarte una imagen demasiado negativa del mundo que te rodea. Sin embargo, vaciarla de todo tampoco parece lo mejor, dejar que todo te resbale acaso no es la mejor forma de entender el mundo ni el mejor modo de aportar alguna cosa que busque al menos pequeñas soluciones, perplejidades y asombros ante los que resulte difícil no reaccionar.
De cuantos sean esos hechos que seleccionamos para pensar y reflexionar y del tenor de los que escojamos se desprenderá algún tipo de pensamiento, de comportamiento y de persona. Tal vez no sería demasiado sano andar siempre a la greña con lo que pasa ni creernos que salvaremos el mundo cada día con nuestras aportaciones, pero quizás sí le demos algo de lustre a nuestro mundo particular si pasamos por el cedazo lo que nos toca y nos roza, si intentamos de alguna manera explicar qué es todo eso y cómo lo podríamos mejorar. Lo ideal sería elevarnos desde los acontecimientos particulares hasta los principios universales; pero no podemos pedir peras al olmo. Cada cual sabrá, o no, sacar el jugo correspondiente.
Hoy, como método de actuación, un hecho pequeñito y un panorama que de él se deriva.
Andamos en época de carnaval y de estas fiestas hay anuncios por todas partes. Reproduzco uno que acabo de fotografiar en un panel de calle. Dice así: (Ver arriba).

¿Cuántas faltas ortográficas incorpora? Prefiero no contarlas. Está claro que a estos señores del cartel les atraen más los sabores de las sardinas que las páginas de ortografía. Calculo que incluso, por ello, tendrán más éxito y el bar se llenará hasta los topes. Pues con su pan se lo coman y con su buen vino lo embaúlen. Son las cosas que pasan, como pasan los días y las horas, con sucesos al por menor, con asuntos que parecen no tener mucho sentido, pero que van conformando una vida en colores o en blanco y negro, en sensaciones gruesas o en postales más detalladas. Así, al tran-trán y como que no quiere la cosa.
Ah, y lo del “humor para toda la familia” pertenece a otro cartel más grande pegado debajo, pero creo que se suma a la fiesta y resulta del todo pertinente.
Me quedo con ganas de acercarme hasta Gilbuena con el cartelito y pedir en sardinas asadas y vino la recompensa por ponerles la cara colorada.

viernes, 1 de marzo de 2019

HENRI BERGSON SE PELLIZCA BUSCANDO EL ÉLAN VITAL



HENRI BERGSON SE PELLIZCA BUSCANDO EL ÉLAN VITAL

Oía Henri Bergson, desconcertado,
la cadencia de todos los relojes,
siempre al ritmo monótono y seguro,
abstracto y descuidado,
diríase que homogéneo y objetivo,
como parque científico
explorando principios y razones.

Otro flujo de fuerza más potente,
que duele y vivifica hasta el recuerdo
y empuja sin descanso hacia el futuro,
le circula sin freno por las venas.
Le duele la intuición, que no descansa,
que unifica las cosas con el ojo
del que alza la mirada sobre ellas
y hace suyo el conjunto y no las partes,
sin importarle causas ni motivos.

Por cómo es esa fuerza se pregunta,
raíz y núcleo exacto de la vida,
fuerza descontrolada y pasional
que impulsa a la materia y la conduce
hacia otras nuevas formas, a otras vidas
distintas, frescas, fuertes, primitivas.

Henri Bergson convoca a los relojes
a una nueva misión reveladora,
les inyecta un buen chute
de élan vital en vena y desde entonces
bailan todos un baile sin sentido,
mientras cantan las horas y los días.