jueves, 26 de febrero de 2015

RÍO ABAJO


RÍO ABAJO

Me miro en el espejo y me descubro
como un río caudal y ya cansado,
que arrastra en su corriente
todo lo que a su paso se le ha ido
poniendo del color de la mirada.
Hay gotas cristalinas que se mezclan
con puñados de barro; hay un recuerdo
difuso de un lejano territorio
en el que alguien jugaba siendo niño,
y hay crecidas y estíos, hay remansos
convocados
todos a perseguirme por el cauce.

Todo lo que pasó se precipita
hacia el rostro impreciso de la tarde;
no es posible el regreso
para cambiar el curso de la historia.


Así hemos de seguir, haciendo cauce,
engordando el fulgor de las orillas
y dejando que un día, cualquier día,
lo que viene empujando y nos persigue
nos quiera dar alcance y, con su fuerza,
nos lleve la corriente

camino del azar y de la muerte.

miércoles, 25 de febrero de 2015

ROMANCE DEL "CALORET"



          ROMANCE DEL “CALORET”
La señora alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se ha despachado con un intento balbuciente de discurso en el comienzo de las fiestas falleras que más da pudor y vergüenza ajena que anima a la diversión. Si su balbuceo se produjo por el desconocimiento de la lengua oficial de la ciudad que preside, malo, muy malo; si lo fue por haber empinado más de la cuenta, peor; si lo fue por ambas cosas, que venga el cielo y la juzgue. Qué estampa, dios mío. Pero no hay cuidado: volverá a presentarse como candidata a la alcaldía y volverá a ganar por mayoría todavía más absoluta. Bien se merece un romancillo de rechazo.
ROMANCE DEL “CALORET”
Al “caloret”, valencianos,
que es febrero y veintitrés
y en unos escasos días
las Fallas y san José.
Al caloret de la noche,
al caloret del tonel,
a colocarse y al loro
como una vez dijo aquel.
Ay, Undivé.

¿No veis como yo he bebido
y estoy en el caloret?
Estoy harta y satisfecha
de comer y de beber
pero vacila mi lengua
con esto del caloret.
Aquí vengo a saludaros
y a proponeros también
que el caloret os anime
a la fiesta y al cuplé.
Ay, Undivé

Vengan desde todas partes,
de Madrid y de Teruel,
de Nueva York o de Flandes,
o que vengan del Tibet
a comer, beber, a holgarse
y a sentir el caloret.
Que llenen bien las tinajas,
que llenen un gran tonel
del más fino de Valencia
y también del de Jerez.
Tenedlo bien escondido
y no me cedáis la vez,
pues juro que si lo encuentro
me lo tengo que beber.
¿Cómo podré, si no, hablaros
del mundo del caloret?
Ay, Undivé.

Si queréis conocer lenguas
de mí podéis aprender,
que invento palabras nuevas
en valenciano también;
con esto queda bien claro
que yo en tiempos fui a EGB
(que aprobara o suspendiera
por dios que no lo diré).
Ay, Undivé.

Allí le ríen las gracias,
allí la genta la ve,
se miran unos a otros
sin explicarse el porqué
de aquel balbuceo de Rita
Barberá la del tupé.
Ella sigue en la baranda
cumpliendo aquel paripé,
pues no tiene ni ha tenido
pudor ni un poco de fe
 en que la idea y la palabra
algo de razón le den.
Ay, Undivé.

Después retorna a las calles,
a los medios y al parné,
bien pagada y bien comida,
bien bebida, bien, bien, bien.
Saca pecho, luce risas,
se desahoga, dice que
será madre y creadora
de neologismos al bies.
Y se marcha risa en ristre
recibiendo el parabién
de bastantes valencianos
de parecido nivel
que votarán en las urnas
lo mismo que la otra vez.
Ay, Undivé.

El juglar también se asusta
ante la gente de bien,
pide perdón, pide a todos
un poquito de comer
y pide que a la alcaldesa
la manden a la EGB,
o a un centro donde se aplique
ley seca para la sed.

Ay, Undivé, Undivé.

martes, 24 de febrero de 2015

EL ESTADO DE LA NACIÓN NO ES EL DEBATE



2015-02-23                    EL ESTADO DE LA NACIÓN NO ES EL DEBATE
Escribo estas líneas de reflexión un día antes de que comience el espectáculo, el bufet libre para la comida de los medios de comunicación, el ojo del cielo para que los ciudadanos se iluminen, la llegada del espíritu santo en forma de paloma vocinglera sobre un estrado, el advenimiento del juicio final en chancletas…, el Debate sobre el estado de la nación.
Todo el mundo sabe cuál es el guion de la película, todos nos conocemos el percal mental con el que cada uno va a acudir a la pasarela. Y, sobre todo, ya conocemos la selección que de la película nos van a trasladar los medios de comunicación, los creadores de opinión y los papagayos varios. De nuevo serán los portavoces y no las ideas los que saldrán a medirse a un cuadrilátero en el que lo importante para la gran mayoría de los tontos es quién ha dado el golpe más certero en el rostro del de enfrente y quién consigue tirar a la lona al oponente. Los espectadores en buena parte aplaudirán con las orejas según su parecer o su afiliación y, al cabo de una semana, después de una gavilla de buenas intenciones en forma de proposiciones, aquí paz y después gloria.
Siempre me he preguntado por qué se visualiza casi todo en la imagen de la lucha y en el resultado de vencedores y vencidos. Y aún más por el entusiasmo con el que son acogidos los golpes bajos por los espectadores presentes y lejanos. ¿Pero no es lo que interesa el estado de la nación?, ¿no son los ciudadanos los destinatarios de lo que allí se acuerde?, ¿no somos todos juntos los que nos beneficiamos o nos perjudicamos con la vida social, con la res publica? ¿Por qué ni siquiera concebimos que un orador agradezca a algún otro los esfuerzos que hace, las aportaciones que propone o la buena voluntad que exhibe para conseguir mejores logros? Es que ni siquiera lo concebimos. Aquí se da por cierto como hecho absoluto que unos están para gobernar y otros para echar por tierra todo lo que se propone. Y, así, andamos sin tregua en una lucha que a mí me desanima, que me aburre y me pone de los nervios, que me aparta y me recluye en mi propio laberinto personal. Creo que esto es mala cosa y no ayuda a vivir con algo de ánimo. Y lo peor es que tengo la impresión de que este estado de agitación y de enemistad lo hemos trasladado a todos los terrenos de la vida. Esto, de ser verdad, sí que empobrece a la comunidad mucho más que el PIB, el POB y toda su parentela. Pero ya se sabe que, para un grupo muy amplio de personas, lo que no son cuentas son cuentos. Pobrecillos.
En ningún caso quiero yo que nadie renuncie a sus ideas (que las tenga, por favor, para poder perderlas o mantenerlas; si no, ni siquiera se puede hablar de esto) ni que no las exponga con firmeza y convicción. Pero, por dios, porque son sus ideas, no por darle un porrazo a su adversario ni por reafirmarse como guía ante los suyos, que es lo único que se hace visible y parece que importa. No se me ocurre cómo yo podría decir amén al índice de ideas? de la derecha: no me encuentro en ellas y casi nada me aproxima. Pero, coño, algo habrá de bueno o de menos malo. Reconózcase, que no se caen los anillos por eso; al revés, se dignifica uno y hasta se compadece del de enfrente. Se lo pido a la izquierda sobre todo: de la otra parte he perdido ya casi toda esperanza pues creo que está en su ADN desbaratar al otro y hacerse los campeones y los jefes a costa de cualquier medio posible. La experiencia es muy tozuda y reveladora.
Es tiempo de campaña todo el año. No sé si aun así habrá gente que asista al espectáculo. Importan los portavoces, por supuesto; pero los portavoces llevan las voces, ponen son y ritmo a unas ideas. ¿A cuáles? Solo los grupos más pequeños se manifiestan algo más coherentes y menos mediáticos, aunque todos arriman el ascua a su sardina. Pero a estos ya ni caso se les hace. De nuevo son los medios los que mandan silencio y cuerpo a tierra. Qué estulticia tan grande, qué mentira tan gorda.
Lo ciclos se repiten sin descanso: la luz vuelve a su sitio cada tarde; los óscar son los reyes de febrero cada año, con el mundo a sus pies y papanatas; don Antonio cumplió su aniversario como siempre en febrero 22;el pan me llega tierno en la mañana; Rubén cumple seis meses…; nada cambia.
La nación se congela y el debate se transforma en un circo con leones que rugen. Hay mucho que cambiar; hay mucho que cambiar; hay mucho que cambiar.

lunes, 23 de febrero de 2015

EN EL MISMO LUGAR


EN EL MISMO LUGAR

Lugar de destrucción y de ceniza.
Aquí la luz cedió a la fuerza de la sombra,
al discurrir sin fin del laberinto,
al misterio y silencio del invierno.

Lugar de claridad y nacimiento.
La sombra de su ser se ha despojado,
la muerte se ha olvidado y hay indicios
de nueva primavera en el vacío.

Yo he bebido la luz y sus metáforas,
me he refugiado en ella, he caminado
por senderos de sombra entre las brumas,
me he perdido en mitad del laberinto.

Se me revelan hoy la luz y la conciencia
de que todo se apaga y se convierte en fuego
cuando la llama es aire y va de vuelo
hacia el lugar donde todo renace.
 

sábado, 21 de febrero de 2015

LA PLENITUD DEL ÁRBOL



LA PLENITUD DEL ÁRBOL
(magnolio en el Convento de San Francisco)
De pronto vi la imagen  más altiva
de aspiración al cielo en el magnolio.
Sus hojas en la copa  se besaban
con el perfil del aire en los tejados,
y era su flecha una canción  de luz
frente a la sinrazón de las tormentas.
Al tronco se abrazaban el paso de los años,
las lunas y los rayos, los vestigios
de todo crecimiento, la memoria
de la celebración de tantos nombres,
los ecos de los sones celestes en los claustros.
Suspiraban las raíces por la savia
y por la fuente oscura
de manantiales hondos y escondidos,
por descifrar el centro y el vacío.

Todo él era perfecto centinela,
monje esculpido y denso
con los votos perpetuos, evidencia
del paso inexorable de los restos del tiempo.

Yo también era un árbol sorprendido
en el jardín sencillo y recoleto,
al lado del magnolio y de la fuente
que manaba oraciones en silencio.

La luz se desnudaba en todo lo visible y lo invisible,
y yo abrazaba al árbol con la fuerza
de dos fieles amantes,
que se descubren íntimos

en el silencio gris de las estatuas.

jueves, 19 de febrero de 2015

QUÉ ME VAS A CONTAR...


De vez en cuando leo algún libro que repasa, en forma casi autobiográfica, algún período de nuestra historia. Muchos, casi todos, se refieren a la posguerra. Es lo que toca, por sus características especiales y por el perfil vital de los que los escriben. Supongo que pronto empezarán a aparecer lo libros que repasen períodos más recientes, según se hayan ido acomodando en la nostalgia del pasado. Entonces, estos que apuntan a la posguerra empezarán a tener otro sentido y a ser mirados como reliquias de otros tiempos más alejados.
El último lo he leído hace tan solo dos o tres días.
Observo en todos ellos la tendencia a cargar las tintas  en el deseo de presentar un panorama peor aún del que la realidad nos trajo. Es algo disculpable por múltiples razones y solo hay que saber leerlos con la ternura y con la benevolencia de quien seguramente empatiza pronto con ese espacio de la niñez y de las dificultades especiales de aquellos años.
Pero reposo las imágenes y, además de sentirme enseguida un protagonista más, me confirmo casi siempre en la idea de que, por desgracia (o por gracia), a mí creo que me fue aún peor de lo que en estos libros se describe. Así en la situación económica, en las dificultades familiares, en el aislamiento geográfico y cultural…
Y, sin embargo, siempre he vuelto a mi niñez como territorio edénico y de nostalgia. Los mismos elementos que, simplemente descritos, pueden parecer muy restrictivos se me tornan escenas casi sublimes y del mundo imaginario en positivo. Supongo que, en realidad, es porque la curva vital creo que, para mí, siempre se ha ido alzando en positivo (en negativo lo tenía muy difícil). Por eso, tal vez mirado desde ahora, aquellos primeros años son como un paréntesis, como una habitación sagrada, como una rampa de lanzamiento hacia ninguna parte…; qué sé yo, como algo que, acaso por contraste, no hace más que crecer y crecer en mi imaginación. De esa manera, cualquier dificultad parece que desearía que hubiera sido incluso más ardua para sentirme ahora más contento desde la superación y desde la lejanía. Seguramente, entonces, no tiene ningún mérito encarecer demasiado nada. Tampoco por mi parte, por supuesto.
Sin embargo, sí me sirve para ponerme gallito de vez en cuando al comparar lo que se cuenta por ahí como algo digno de la mayor alabanza y lo que me tocó vivir y casi soñar en los años de mi niñez. Cuando oigo a gente de cierta edad encarecer elementos de su niñez me pregunto con frecuencia qué tendría que hacer entonces yo a la vista de lo que me cuentan y de lo que viví.
Los primeros años de mi niñez corresponden a los años cincuenta del siglo pasado, en un pueblo aislado, serrano y pequeñito, en una familia de carboneros (de hacer carbón, no de vender) y con nueve hijos pidiendo pan. Es índice suficiente para imaginarse el panorama sin necesidad de describirlo.
Pues todo lo recuerdo con nostalgia y con amor, con asombro y hasta con un pelín de regocijo y arrogancia. Una visión de este tenor la vertí en la novela “El manantial sonoro”.
Acaso la memoria nos ayude y nos salve guardando en sus archivos los hechos menos negros y dibujándolos en un tono amable y positivo.

No son tampoco los de ahora mismo los mejores tiempos para tantas familias que, en estos malditos años, apenas si consiguen atisbar la presencia del mes siguiente con algo de calma. Aunque, a pesar de todo, la dureza no es tanta, tal vez dentro de algunos años no pocos los recuerden con algo de nostalgia y de cariño. Que la memoria les seleccione los ratos positivos y que estén aguardando la llamada del canto y no del llanto. Lo demás es mejor que se muera en los brazos del olvido.

miércoles, 18 de febrero de 2015

VENGANZA VERDADERA


VENGANZA VERDADERA

Siempre el destino vence. Hasta los dioses
saben de su poder. Es su venganza
la desaparición en el olvido.
Pero hay algo peor: tal vez no sepa
que también el olvido es su destino:
se olvidará el olvido de olvidarse,

y será también noche, ausencia, nada.

lunes, 16 de febrero de 2015

DE CHIRIGOTAS


Visito Madrid varias veces al año. Siempre me supone un cambio no solo espacial sino también emocional. Allí fundamentalmente estoy con mi hermana y con mi familia, pero siempre se encargan de pensar un índice apretado de actividades y de visitas.
En los últimos años he coincidido alguna vez con el fin de semana de carnaval. Y he asistido complacido al espectáculo que el ayuntamiento prepara en la Plaza de la Villa el domingo. En esa plaza recoleta e histórica se concentran tal vez mil personas (más de pie que sentadas, pues la capacidad y la distribución no da para otra cosa) para ver pasar por el escenario a grupos que acercan el espíritu del carnaval.
De entre todos los formatos, el que más me gusta es el de las chirigotas, esos grupos armados con un fondo musical elemental que dejan en estrofas sencillas las críticas más diversas, y que lo hacen con una soltura, un guiño continuo a la actualidad y una complicidad con los asistentes, que consiguen una catarsis inmediata y espontánea.
Tres horas largas de espectáculo y aquello parecía demasiado corto. Nadie se movía de sus asientos; yo tampoco. El día se repartía a ratos entre el gris del cielo y el aplomo del solo cuando se asomaba entre las nubes.
Las chirigotas mezclan elementos muy sencillos pero que forman una aleación muy atractiva. Recogen por un lado unas melodías populares, ya conocidas por los espectadores pues corresponden a canciones que han llegado a todos por caminos diversos, no siempre muy confesables ni defendibles; y por otro la expresión de unas letras en composiciones populares, a veces con abundancia de ripios y de rimas sencillas y poco elaboradas, pero que no esconden apenas nada y que provocan la reacción inmediata del espectador. Son como un diario, o un anuario, hablado y cantado en el que los sucesos más llamativos y populares del año suben al escenario y son contados en sus aspectos más criticables y de manera que todo el mundo lo entienda.
Y, por supuesto, caben todos: los políticos de diverso tipo, los personajes populares, la iglesia, o los asuntos sociales sanitarios, de dependencia o amorosos. Es como un anuario popular y en tono inmediato.
Cada cual lo puede leer en el nivel que le convenga y en aquel para el que tenga capacidad. A mí me parece que tiene muchos elementos gruesos y muy poco elaborados, que se provoca el aplauso fácil e inmediato. Pero creo que mucha gente sencilla necesita que se le provoque una catarsis colectiva en la que aplauda contra aquello que ha visto a solas en casa y que, en esa mañana, encuentra que son muchos los que ríen, protestan y lloran como él. Porque no solo se ríe y se aplaude; también se llora. Unas coplas o unas redondillas que hablen con inmediatez del alzheimer o del abandono de la gente mayor por parte de las generaciones más y menos jóvenes llega enseguida al corazón y provoca sentimientos que se van por los poros y por los ojos de manera incontenible. Yo lo he visto y, sobre todo, lo he experimentado en esa plazoleta histórica y recogida del Madrid de todos y de siempre.
Estoy seguro de que muchos de los que allí estaban lo mismo que esa mañana se reían de los personajes populares, del analfabetismo del hijo de alguna tonadillera, o de su falta de participación social y de la cara con la que comen la sopa boba sin dar un palo al agua…, al día siguiente los van a volver a seguir y a aplaudir en la caja tonta o en otros medios de comunicación. Somos así de contradictorios y de incoherentes.
Pero esa mañana, ay esa mañana en la Plaza de la Villa. Qué cazuela de sentimientos, qué festín de sensaciones, qué borbotón de afectos.

Ya se sabe que Madrid es muy grande y que en ella cabe todo. Por eso, tres plazas más allá nada guardaba los ecos del carnaval y la gente seguía dejando correr el tiempo y la vida por las aceras y las terrazas; quizás en otra forma de enseñar que el carnaval posee muchos modos de expresión y que algunos duran todo el año.

viernes, 13 de febrero de 2015

OVILLEJO DE URGENCIA



Tomás Gómez, secretario del PSM  y precandidato con muy escasas posibilidades a la Comunidad de Madrid, ha sido destituido por el secretario general del PSOE, en una maniobra muy poco democrática, por muy legal y estatutaria que esta sea. Parece que lo que importa es el poder, menos el partido y nada la ideología.

OVILLEJO para Tomás Gómez y Pedro Sánchez

¿Con cara de piedra pómez?
Tomás Gómez.
¿Cómo Júpiter Tonante?
Pedro Sánchez
¿Y sin vergüenza y pudor?
Los dos.

Que los comprenda no hay dios.
Por el mal ejemplo dado
deben colocarse a un lado

Gómez y Sánchez, los dos.

jueves, 12 de febrero de 2015

IMPOSTURAS



Y aquel que volvió a casa después del paseo matinal muertito de frío y que se duchó y que con el desayuno en el cuerpo ya parecía una persona con ganas y dispuesto a ganarle al día las horas al tiempo los minutos y a la pereza los trapillos de la comodidad y que se puso a leer como cada día durante casi dos horas y que cuando más engolfado estaba en lo que hacía sonó el teléfono con una noticia en la que se daba cuenta de que el secretario general del PSM había sido destituido y que no se lo quería creer y que se arrimó a los medios de comunicación para ver los detalles del caso y que no aparecían por ningún sitio y que solo se hacían eco de que había sido una decisión del secretario general de ese partido por la imagen negativa que según él daba el PSM con Tomás Gómez y que le parecía que esa era una razón menor y que no conocía los estatutos pero pensaba que si alguien había sido elegido por los militantes quién era el secretario general del partido para destituirlo y mucho más a tres meses de las elecciones y que después vio al tal Tomás Gómez prometiendo guerra y defensa de su posición y de su honor y que dijo coño no me parece mal que cada cual se defienda y defienda su posición y que luego pensó que dónde estarían las ideas frente a los intereses personales y que las personas importan pero mucho más lo tienen que hacer las ideas de los partidos y de las agrupaciones si es que las tienen que no siempre está claro y que si lo que importa es bailar la sardana o ir a la procesión del día de la patrona con tal de dar cuartelillo a los votantes entonces les pueden dar por ese sitio a las elecciones a los electores y a las representaciones y que dedujo que no debería de haber demasiadas ideas por medio y sí mucho medre personal y deseos de hacerse con parcelas de poder y que pensó en todo el mal que estos hechos producen entre los afiliados y electores y sobre todo en cualquiera que piense que tal vez existan ideologías y no solo deseos de figurar y que echó una ojeada a la situación de la ciudad estrecha y a la agrupación de ese mismo partido a la que le prestaba ayuda porque creía que era la fuerza de izquierdas creíble y de corte más moderno y reformador del lugar y en la que siempre incidía en la importancia de las ideas y en la menor importancia de ganar elecciones y que se quedó como alelado imaginando la que se podía desatar entre los poquitos que aún se movían en estos asuntos y que le pareció que en el asunto público hay siempre mucho de impostura y no demasiado de autenticidad y que mandó todo a la mierda por un rato y se puso a pensar en ideas literarias que siempre son también una impostura pero que no engañan porque ya lo avisan desde sus principios y que anotó algunas que tal vez podría desarrollar como por ejemplo estas “en esta sociedad capitalista resulta que el derroche es la mayor virtud y la mayor necesidad para que siga existiendo” “la foto de una persona se parece a un libro de consulta con capítulos” “romperé mi colección de desengaños” “que tu risa me dé los buenos días” “repetir muchas veces esos momentos irrepetibles” “se inclinaron las estatuas para mirar tu boca”… y que le pareció que era mejor volver a la lectura y a la introspección y que pasó el resto de la mañana en otros mundos y que a la hora de comer seguían dándole a la matraca de la destitución del secretario del PSM y que cortó toda comunicación con el exterior y se puso a escuchar canciones de Joaquín Díaz mientras se embaulaba unas buenas patatas con arroz y bacalao con unos tragos de vino que para sí quisiera Lázaro de Tormes cara al cielo y que se dejó llevar por el gustillo de la siesta y que…

miércoles, 11 de febrero de 2015

AQUEL QUE...



Aquel que cada día se levantaba cuando el sol no se había despertado porque el invierno es invierno y el calorcito del sueño sabe a gloria y que se echaba a la calle bien abrigado y con el ánimo al ralentí y que apenas veía a algunos niños que se dirigían al cole también medio dormidos y que después de dar un paseo por el parque se dirigía carretera arriba camino de la Fuente del Lobo y que se iba poniendo a tono por la acera departiendo con su compañero de paseos y viendo cómo los coches bajaban como si estuvieran disputando el descenso automovilístico del Castañar y que siempre entraba en el paseo de la Fuente con cuidado por si había perros sueltos de esos que nunca hacen nada según los dueños hasta que lo hacen según el caminante y que ya en aquellos momentos llevaban arreglado casi medio mundo en sus conversaciones y que también cumplían siempre con la liturgia del agua de la fuente y con la respiración acompasada y el trino de los pájaros y que cada día uno de ellos contaba algún episodio nuevo de debilidad humana y de corrupción y que ese día empezaron a sumar y les salió una cantidad demasiado elevada en la que sumaban y describían como una de las últimas el episodio de las excavaciones en busca de los restos de Cervantes y que consideraban lo que simbolizaba la aparición de varios estratos de huesos de bebés y de niños en la cripta del convento y que la imaginación se les fue a las desviaciones en los conventos del siglo dieciséis y diecisiete en los que los capellanes y las novicias y las menos novicias y los allegados e iluminados de secta se lo montaban a menudo en un despelote del que luego salía lo que salía y que a aquello había que arrimar la cantidad de bebés y niños dejados en el torno  y en la portería y que se ciscaron en la Historia y en sus miserias y que decidieron olvidarse de la Historia y venirse a lo de hoy mismo y a lo de ahora y que el panorama tampoco les salió muy halagüeño porque empezaron a sumar indecencias y aquello no paraba de aumentar y que se asustaron pensando en lo que les esperaba durante el año que ahora empezaba y que decidieron dejar de lado los insultos políticos y las noticias inventadas y las cuentas en otros países y las manifestaciones para analfabetos y los insultos al sentido común de tantos representantes oficiales y que se miraron a sí mismos y concluyeron que también ellos tenían manifestaciones que mejorar aunque por un prurito impreciso se creían algo menos menesterosos que la media del panorama y que empezaron la conversación acerca de cierto nihilismo que se advertía en algunas de las composiciones y de las manifestaciones de ellos mismos y que cuando aquello se empezaba a poner interesante ya estaban dando pasos por las calles de la ciudad estrecha y el paseo se les había acabado y que prometieron para los siguientes días dedicar el paseo al silencio o a otros asuntos más esenciales y que vete tú a saber si lo cumplirían y que…

martes, 10 de febrero de 2015

REFUGIO EN LA PALABRA


REFUGIO EN LA PALABRA

Miraba hacia lo alto y de sus ojos
las lágrimas manaban sin descanso.
Somos todos, pensaba, la  conciencia
 de una curva que va de valle a valle
 y desconoce
cuál ha de ser el día y cuál la noche
en esa trayectoria de descenso.

El reino de los dioses es la nada
y en ella somos siempre, hasta el momento
en que nos viste el tiempo y nos encarna.
Después todo es perder, desposeernos,
anular la cosecha de inocencia,
cargarnos con la cruz de nuestras culpas
y pasar de ser dioses a ser cómplices
del tiempo en que la vida nos conforma.

Al cabo solamente de un momento,
la luz se va extinguiendo y todo apunta
al reino de la sombra y de la muerte,
se arruina la conciencia y se hace grande
de nuevo el territorio en el que manda
la ley desconocida del reino de lo eterno,
en la que ya seremos de nuevo para siempre.

Alzó de nuevo la mirada al viento
e invocaba la luz y la piedad al tiempo:
“De dios a esclavo y de culpable a nada.
Cómo duele esta herida que me sangra

en la vena tenaz de la conciencia”.

lunes, 9 de febrero de 2015

LITURGIA DE LAS HORAS



LITURGIA DE LAS HORAS

Si Dios fuese posible, se decía
mientras era la tarde más cansada
y se hacía más lenta y más oscura
al otro lado incierto de los aires…

Después quiso jugar con las palabras,
comenzar a invocarlo
en una simple y rítmica salmodia.
“Señor de la sonrisa y la palabra,
ando deshabitado y en derribo,
en el reino infeliz de las tinieblas;
la luz se desangela y se retira
y el sol se hace invisible entre las sombras.
¿No ves que necesito
la luz, la compañía, la memoria
de todos los que he sido y voy gastando
en los inciertos surcos de la vida?
Solo desde tu amor puedes salvarme”.

Después todo es silencio. Los temblores
del viento se han callado y solo sueña
que el sueño está soñando los sueños de sus sueños.

Camina con un paso sosegado.
No preguntéis adónde.
Tal vez busca la noche o tal vez piensa

que todo se ha apagado y es ceniza. 

viernes, 6 de febrero de 2015

HABLA DON NICOMEDES MARTÍN MATEOS


Hace un par de semanas dedicamos una sesión de las que desarrollamos en BIZARTE a dar a conocer la existencia del filósofo bejarano Nicomedes Martín Mateos. Las escasas personas que me escucharon creo que comprendieron el esquema filosófico que desarrolla en su obra fundamental, El Espiritualismo. Me apena que a esta gente prácticamente nadie la tenga en cuenta, nadie la lea ni la contraste, y sobre todo que esto ocurra entre los que van de entendidos y leídos por la vida.
Hoy me apetece, como desagravio al pensador, copiar algunas de sus palabras:
El SENSULAISMO es un sistema filosófico que pretende que no tenemos más medios de conocer que las impresiones físicas y la abstracción. Estas son un producto de la materia viva. El sistema de Condillac consiste en la transformación de la sensación en atención, comparación, juicio, reflexión, etc. El alma, para los sensualistas creyentes, es pasiva. Los materialistas, encontrando proclamada la pasivilidad del alma, borraron esta palabra, dando al cerebro, con la actividad, la facultad de pensar. Los frenologistas, para salvar al sensualismo, se empeñan en probar que el cerebro no es un órgano único, sino una reunión de órganos correspondientes a las diversas facultades en ellos localizadas.
Unos y otros prescinden de que tales facultades son inconcebibles sin un poseedor único en quien radiquen. Los animales asienten y no comprenden. La sensación tiene un puesto legítimo en la ciencia, porque hay verdades sensibles que sin ella no pudiéramos conocer. Nuestros conocimientos serían muy limitados si solo hubiéramos de extraerlos de las impresiones físicas y de la abstracción. El sensualismo es inmoral y ateo y de aquí su impopularidad.
El IDEALISMO es la filosofía que proclama que los medios de conocer son las nociones puras de la inteligencia, independientes de la sensación y de la razón soberana. El empeño del idealismo fue cortar toda relación entre el espíritu y la materia, entre el alma y Dios. Aristóteles, fundador del idealismo en la antigüedad, no fue filósofo y, por tanto, no conoció al alma ni a Dios. Fue el inventor de una dialéctica erizada de sutilezas. Kant, continuador de Aristóteles, es antimetafísico. El idealismo alemán conduce al sensualismo y al escepticismo; es un nuevo escolasticismo tan estéril y embrollador como el antiguo.
PANTEÍSMO deriva de pan, todo, y de theos, Dios. Es uno de los tres sistemas teológicos de la antigüedad. Fue fundado por Zenón y enseñado en el Félices, uno de los pórticos de Atenas. Como sistema filosófico se llamó estoicismo. La esencia del estoicismo consiste en hacer a la razón sensible, material; como consecuencia precisa de considerar a Dios derramado en la multiplicidad. Spinosa resucitó el panteísmo, no viendo nada real fuera de la sustancia única, Dios, y considerando a los demás seres como manifestaciones de aquella sustancia. Redujo tales manifestaciones a la extensión y al pensamiento. Los discípulos de Spinosa denominaron aquellas manifestaciones lo ideal y lo real, lo subjetivo y lo objetivo. Mallebranche dio origen al panteísmo místico de los quietistas y jansenistas. Tal doctrina aniquila la inteligencia humana haciendo funcionar en ella a la divina y reduciendo a inspiraciones de lo alto todos nuestros medios de conocer.
EL ESPIRITUALISMO: La palabra espíritu significa en latín aire, viento. El espiritualismo es una teoría filosófica que supone otros seres más que los cuerpos, llamados espíritus. Las pruebas que justifican el espiritualismo son las mismas que impugnan el materialismo. El pensamiento es muy distinto de la sensación; y esta es incapaz de explicarlo. El espíritu se compone de las ideas de ser, cualidad, relación, sustancia, accidente, causa, efecto, unidad, número, etc. Estas ideas, llamadas generales, porque convienen a todos los juicios, son los atributos de la inteligencia, como las cualidades sensibles lo son de los cuerpos. Si estas cualidades revelan una existencia física, aquellas ideas revelan el pensamiento o el espíritu. El primitivo venero de las ideas generales es Dios; el segundo es nuestro espíritu. El incesante trabajo del espíritu consiste en acomodar sus ideas a las eternas y absolutas. El fundador del espiritualismo fue Platón; su continuador fue san Agustín. Según Platón, la filosofía es la ciencia del pensamiento, que se adquiere replegándose en sí. Lo mismo fue para san Agustín, según prueba el libro décimo de las Confesiones. La esencia del espiritualismo consiste en que las ideas generales son propiedades del espíritu creado y a la vez del espíritu increado, y en la incesante comunicación que entre ambos existe, bien lo advierta el hombre o lo ignore”.
En muy escasas líneas resume don Nicomedes las bases de su pensamiento filosófico. Toda la obra no es más que el desarrollo de estas afirmaciones. Yo estoy en desacuerdo con bastante de lo que aquí se afirma, pero me quito el sombrero ante este bejarano que se apartó a pensar al amparo de estas montañas y de estos paisajes, que montó toda una visión filosófica del mundo y que tuvo el coraje de armarla por escrito, hasta terminar por ser uno de los referentes esenciales del Espiritualismo en España.
Apenas lo conoce nadie. Prácticamente nadie ha leído sus obras. Anda el gentío ocupado en otros asuntos que más tienen que ver con la apariencia, con lo que le mandan los medios de comunicación y con los usos mostrencos e instintivos. Ayer mismo fueron las Águedas. Qué sociología, dios mío, detrás de esos festejos. Con todo el derecho, por supuesto, pero qué sociología…

Es que no es lo mismo el bejaranismo que el bejarauismo.

jueves, 5 de febrero de 2015

LIBERTAD A SORBITOS




Y volviendo al asunto aquel de la LIBERTAD como concepto y como práctica, y dando por hecha la dificultad de la definición, ¿qué sucede con su práctica?
Tal vez lo mejor y más sensato es partir del reconocimiento de que el concepto absoluto no existe; solo podemos hablar y practicar ciertas aproximaciones e identificar ciertos momentos en los que parece que andamos un poco más cerca de algo que se le parece. Es pobre, pero es lo que hay. Y no es tan poco como parece.
El rasgo que más me llama la atención es el de la aparente contradicción entre la práctica de la libertad y la vida en comunidad. La vida en el grupo exige el cumplimiento de toda una panoplia de normas, usos y costumbres de las que no es sencillo desprenderse si uno no quiere irse distanciando y aislándose del roce diario y del menudeo continuo en el trato. Las costumbres están ahí y se imponen silenciosamente, como una fuerza invisible pero que te dora como el viento en la montaña; lo mismo sucede con las leyes y con esa escala de valores que se da por hecha, que no se cuestiona y que se sigue como si de axiomas se tratara.
En medio de todo ese almacén de imposiciones comunes, el individuo trata de forjarse una visión del mundo y de sí mismo que no tiene por qué coincidir con la de los demás y que, con toda seguridad, no es la misma al menos en muchas de sus variantes. Y, cuanto más se preocupe uno por esa forja personal, más se va apartando de lo grosero y mostrenco, de lo común y cotidiano, de lo repetido y supuesto. La otra variante es dejarse llevar por la corriente y solazarse al abrigo de la masa y de sus usos comunes y de sus tradiciones. Ya se sabe, echar la partida, ver el partido, buscar trabajo, comprar en las rebajas, irse de vacaciones, comprar un coche, casarse, aspirar a una pensión, realizar ciertas prácticas religiosas…, en fin, todo eso que te lleva y te arrastra.
No parece la mejor esta segunda opción precisamente. Pero tampoco resulta demasiado agradable decidirse solo por la primera. La soledad, cuando no la exclusión, pueden resultar muy costosas, si no son realmente buscadas y promovidas.
¿Cómo hacer mezcla productiva de esas dos fuerzas centrífugas que tiran del individuo en direcciones contrarias? ¿Dónde están los porcentajes correctos? Yo lo desconozco, pero soy consciente de que no hay libertad sin apartamiento, sin algo de soledad y con un grado notable de marginalidad. Acaso es el precio que hay que pagar para ser uno un poco más uno mismo, un camino personal en medio de esta vía ancha que nos acoge a todos pero que nos debería permitir andar a cada cual por su carril, sin molestar a nadie y tratando de reconocernos a nosotros mismos en este paso del tiempo.
Lo general y mostrenco nos mantiene siempre en el presente, nos priva de la ilusión del futuro, nos niega la reflexión acerca del pasado, nos convierte en autómatas y nos deshumaniza, nuestro horizonte se hace raya en nuestros ojos y, cuanto más almacenamos, más necesidades nos creamos en un camino interminable y agotador.

Sigo creyendo que la mejor inversión está en la educación y en el tiempo libre. Quiero seguir comprando tiempo libre para la reflexión, para caminar hacia mí mismo y para alejarme de las imposiciones de la moda y de los modelos esos que me roban la conciencia de mí mismo y de mi propia realidad. Ya sé que los tiempos no empujan en esa dirección y que el precio que hay que pagar no es pequeño. No será poco ser conscientes de ello. Y aspirar, sin aspavientos, a conseguir algún ratito de libertad.

miércoles, 4 de febrero de 2015

PASOS DE BAILE



Durante el mes de enero he dado más espacio a la lectura de novelas, he abierto la ventana a esos libros más populares, más leídos y admirados en nuestros días. Ha sido algo mitad buscado y mitad casualidad.
La novela es el género actual; los demás son ancilares y marginales, cuando no marginados. Poca la gracia que me hace a mí tal cosa. No porque tenga nada contra la novela ni contra los novelistas, sino por la desigualdad de trato que hay entre este género y los demás. Y, además, porque un elevado tanto por ciento de las novelas repite esquema y hasta trama hasta semejar un déjà vu reiterativo. Pero cada cuál sabrá lo que tiene que hacer.
Pero lo mismo que en todos los sitios cuecen habas, también en cualquier pueblo cuecen buen pan y hay novelas extraordinarias.
Quiero destacar hoy una novela que acabo de leer del autor japonés Haruki Murakami. Se llama “Baila, baila, baila”. ¿De qué trata? Si tuviera que ser sincero, debería decir que, en realidad, no lo sé. Quiero decir que tiene una trama difusa al servicio de una realidad que se desdibuja entre lo inmediato y las fuerzas del otro lado de la realidad. Pero todo se narra con un estilo y una sucesión de hechos absolutamente inmediata y comprensible. Por supuesto que caben muchas consideraciones; como aquella de la concentración del gusto solo en aquellos elementos más próximos: lo demás ni nos gusta ni nos disgusta, sencillamente no nos interesa demasiado. O esta otra consideración, ya casi al final de la novela: “Nos movemos permanentemente. Y, debido a ese movimiento nuestro, las cosas que nos rodean desaparecen. Es inevitable. Nada permanece. Tan solo se quedan en nuestra conciencia. Pero desaparecen del mundo real. Eso es lo que me preocupa”. Tal vez por eso este baile continuo en el que nos movemos y que tan necesario termina por ser para nuestra supervivencia.

Pocas veces se topa uno con un estilo tan cortado, tan falto de detalles y tan rápido en la sucesión de secuencias. Por eso las frases son cortas y sencillas, la acción corre y corre y termina pareciendo imposible rellenar 450 páginas para no contar nada realmente lineal y trabado. Cuando uno se da de bruces con este estilo, se puede reaccionar de dos maneras: o lo dejas, o te engolfas en la forma para dejarte llevar y sorprenderte con esa suma de hechos que se mueven aparentemente casi solo en el plano de la descripción y no del desarrollo y de la calificación. De este modo, caen las páginas como hojas en el bajo otoño, cuando ya están cansadas y agotadas en el árbol. Aunque no quede tiempo libre para otros asuntos. El frío y la nieve facilitan todo un poco y la lista de libros leídos engorda a pasos agigantados. Aunque solo llevemos un mes de este año y la primavera no se presienta ni en el más lejano horizonte.

martes, 3 de febrero de 2015

SON COSAS DE LA VIDA Y DE LOS DÍAS


SON COSAS DE LA VIDA Y DE LOS DÍAS

Hay días en que me calzo zapatillas,
compradas en rebajas a buen precio,
me pongo a deambular por los pasillos
de mi casa y me siento
como un niño en el seno de su madre.

Es hora de sillones y terraza,
de páginas en libros y de luces
que me asaltan llegadas desde lo alto,
de sombras o de lluvias,
según sean la estación y mi semblante.

Otros en que me calzo a buena hora
las botas de subir a la montaña;
con ellas voy golpeando las paredes
y enfado a mis vecinos,
como si  un oso en celo se irritara.

Entonces me desplazo por las plazas,
recorro los caminos, las aceras,
me refugio en los gritos de mi mente
y nunca doy la talla
conmigo ni con nadie a quien me encare.

Son cosas de la vida, que se empeña
en hacerme vivir al contragolpe,
en una confusión interminable,
pues no sé si atacar o defenderme

o dejarme en el ansia de olvidarme.

lunes, 2 de febrero de 2015

NOMBRES ABSTRACTOS


Cuando se estudian las clases de palabras, se suele atacar su conocimiento desde tres planos: forma, función y significación. El tercero de ellos no es muy gramatical que digamos pero siempre está ahí, como para recordarnos que la gramática sin la significación termina quedándose coja siempre.
En el apartado de significación del sustantivo se hace una clasificación atendiendo a diversos rasgos; una de ellas es la que atiende al rasgo de la concreción y de la abstracción. Por eso se habla de sustantivos concretos y abstractos. Su identificación resulta sencilla atendiendo a que se puedan medir, o conocer por los sentidos, o a que no se pueda llegar a ellos desde parámetros medibles. Por eso podemos medir una mesa pero no podemos pedir en justicia un kilo de conciencia, por ejemplo.
La mente humana se mueve con cierta facilidad con los nombres concretos, pero, cuando le toca llamar a la comunicación a los abstractos, entonces el asunto se complica y mucho, hasta dejarnos con frecuencia en la miseria y en la falta de certeza y de precisión. Es ese el momento en el que, si no viene en nuestro auxilio la buena voluntad, se reproducen como hongos los malos entendidos y los ruidos en la comunicación. De hecho, no hay más que acercarse al DRAE y pensar en las definiciones de unos y otros conceptos para comprobar lo que digo.
Por ejemplo, lo hago con el término LIBERTAD. Nadie negará que es un concepto clave en nuestras vidas, que todos lo utilizamos y que a todos se nos llena la boca con él. Y ojalá que así siga siendo. Pues bien, ahí va la primera acepción: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.” ¡Cuántos elementos confusos en esta definición! “natural”, solo el “hombre”, “responsable de sus actos”…
Parecería, para empezar, que todos somos libres pues poseemos esa facultad por derecho natural. Enseguida se nos plantea si la posibilidad es lo mismo que la realidad, si todos los seres humanos son realmente libres, y volvemos a plantear la separación entre libertad teórica y libertad real. El asunto ese del “hombre”, incluso para los tecnicismos del término no marcado y demás zarandajas, bueno es cambiarlo por “ser humano” o algo así. Y lo de la “responsabilidad” uno no sabe cómo se puede exigir si no se ha partido de la realidad para ejercer la facultad natural.
Qué difícil resulta definir con precisión un sustantivo abstracto.
Pero es que la práctica nos complica todo un montón. Podemos suponer que poseemos la facultad y que la ejercemos. Vale. ¿En qué condiciones? Para empezar, la libertad es una opción y solo se puede elegir cuando existen varias posibilidades y la conciencia posee el conocimiento y el dominio de esas posibilidades. ¿Qué puedo yo elegir si estoy borracho, por ejemplo? Aunque no sé si alguno no argumentaría que es solo en ese momento cuando me aproximo a la pureza y a la falta de imposiciones para decidir sobre algo. Habría que discutirlo y tal vez añadir que si hay razón y solo hay instinto no es fácil entender la existencia de libertad.
¿Y en otros momentos de euforia?, ¿y en un estadio de fútbol, cuando todo el mundo se desgañita ante un lance del juego?, ¿y en un mitin político en el que el orador nos incita y nos predispone para crear un ambiente de exaltación? En general, en las situaciones en las que la mente se halla demasiado sometida a la emoción, no es fácil entender que crezca la planta de la libertad. Es más probable que estemos ante algo que más bien tiene que ver con la fuerza, con la solidaridad o con el entusiasmo. Pero la libertad es acaso otra cosa.
La libertad tiene terreno abonado en la razón, en la serenidad, en el estudio, en las ideas trabadas, en la ideología, en el silogismo, en el sosiego… Y con todo eso, todavía nos encontraremos con el lastre de tomar una decisión que corre el peligro de no ser la acertada ni la más conveniente.
Tal vez la libertad en realidad no sea más que un proceso y una aproximación a la verdad, un peligro constante de equivocación y un intento de que la supervivencia sea algo más pulida y sólida. No es poco, a pesar de todo.
El ser humano se distingue de los animales esencialmente porque posee el lenguaje. Pero qué pobre e inconcreto es casi siempre ese lenguaje. Tenemos al menos dos armas para defendernos: su estudio y conocimiento, y la buena voluntad, que necesitamos para que la comunicación se pueda mantener y no nos maten los malos entendidos.

P.D. No es un esquema de conferencia (que podía ser), sino algo que practicamos a diario y a cada momento, con mayor o menor éxito.