Y aquel que volvió a casa
después del paseo matinal muertito de frío y que se duchó y que con el desayuno
en el cuerpo ya parecía una persona con ganas y dispuesto a ganarle al día las
horas al tiempo los minutos y a la pereza los trapillos de la comodidad y que
se puso a leer como cada día durante casi dos horas y que cuando más engolfado
estaba en lo que hacía sonó el teléfono con una noticia en la que se daba
cuenta de que el secretario general del PSM había sido destituido y que no se
lo quería creer y que se arrimó a los medios de comunicación para ver los
detalles del caso y que no aparecían por ningún sitio y que solo se hacían eco
de que había sido una decisión del secretario general de ese partido por la
imagen negativa que según él daba el PSM con Tomás Gómez y que le parecía que
esa era una razón menor y que no conocía los estatutos pero pensaba que si
alguien había sido elegido por los militantes quién era el secretario general
del partido para destituirlo y mucho más a tres meses de las elecciones y que
después vio al tal Tomás Gómez prometiendo guerra y defensa de su posición y de
su honor y que dijo coño no me parece mal que cada cual se defienda y defienda
su posición y que luego pensó que dónde estarían las ideas frente a los
intereses personales y que las personas importan pero mucho más lo tienen que
hacer las ideas de los partidos y de las agrupaciones si es que las tienen que
no siempre está claro y que si lo que importa es bailar la sardana o ir a la procesión
del día de la patrona con tal de dar cuartelillo a los votantes entonces les
pueden dar por ese sitio a las elecciones a los electores y a las
representaciones y que dedujo que no debería de haber demasiadas ideas por
medio y sí mucho medre personal y deseos de hacerse con parcelas de poder y que
pensó en todo el mal que estos hechos producen entre los afiliados y electores
y sobre todo en cualquiera que piense que tal vez existan ideologías y no solo
deseos de figurar y que echó una ojeada a la situación de la ciudad estrecha y a
la agrupación de ese mismo partido a la que le prestaba ayuda porque creía que
era la fuerza de izquierdas creíble y de corte más moderno y reformador del
lugar y en la que siempre incidía en la importancia de las ideas y en la menor
importancia de ganar elecciones y que se quedó como alelado imaginando la que
se podía desatar entre los poquitos que aún se movían en estos asuntos y que le
pareció que en el asunto público hay siempre mucho de impostura y no demasiado
de autenticidad y que mandó todo a la mierda por un rato y se puso a pensar en
ideas literarias que siempre son también una impostura pero que no engañan
porque ya lo avisan desde sus principios y que anotó algunas que tal vez podría
desarrollar como por ejemplo estas “en esta sociedad capitalista resulta que el
derroche es la mayor virtud y la mayor necesidad para que siga existiendo” “la
foto de una persona se parece a un libro de consulta con capítulos” “romperé mi
colección de desengaños” “que tu risa me dé los buenos días” “repetir muchas
veces esos momentos irrepetibles” “se inclinaron las estatuas para mirar tu
boca”… y que le pareció que era mejor volver a la lectura y a la introspección
y que pasó el resto de la mañana en otros mundos y que a la hora de comer seguían
dándole a la matraca de la destitución del secretario del PSM y que cortó toda
comunicación con el exterior y se puso a escuchar canciones de Joaquín Díaz
mientras se embaulaba unas buenas patatas con arroz y bacalao con unos tragos
de vino que para sí quisiera Lázaro de Tormes cara al cielo y que se dejó
llevar por el gustillo de la siesta y que…
1 comentario:
Bien, bien, bien...
Publicar un comentario