jueves, 30 de septiembre de 2021

LA CUESTIÓN SOCIAL SIEMPRE

 

 LA CUESTIÓN SOCIAL SIEMPRE

Porque la situación social   es la que es; y no se presenta como un jardín de rosas precisamente: las desigualdades son muy visibles, las oportunidades son desiguales y el panorama para el futuro no apunta lo mismo para unos que para otros. Es la eterna “cuestión social”.

Hace escasas fechas apuntaba en esta misma ventana la necesidad de concentrar más los focos en el asunto económico como base y compendio de todos los que componen la organización de las sociedades. Lo hacía considerando la importancia que se le concedía a los asuntos de género y la falta de agitación social que observaba ante los hechos económicos, todo ello sin intentar restar importancia a los primeros. De nuevo me encuentro con ideas de Dorado Montero que analizan la misma realidad, hace ya más de un siglo. Él lo hace de una manera mucho más integradora, pero recordando que, sin la base de justicia económica, no puede explicarse ni solucionarse lo   demás.

Que el problema social es algo más que una cuestión de estómago nadie lo duda hoy. Pero de eso a considerar casi sin importancia el lado económico de aquel media un abismo.

Las clases inferiores se constituyen en materia de problema social, no por carecer de alimento, habitación y vestido, sino también por carecer de otras cosas muy necesarias para que su vida pueda merecer la calificación humana: de cultura, de educación, de moralidad, de respeto a su persona, a todos sus derechos; bien que acaso la consagración de estos (derechos) sea imposible sin el acompañamiento inexcusable de la independencia económica, sin la segura e inadmisible posesión de los medios indispensables para cubrir las necesidades materiales propias y de la propia familia (…)

No tiene razón de ser alguna la disputa sobre si la cuestión social es una ‘cuestión económica’ (cuestión de ‘estómago’) o una cuestión ‘moral’. ¿No debe más bien decirse que es una cuestión moral, pero que lo es precisamente por ser ante todo una cuestión de estómago? La lucha de clases. 1 de mayo de 1899.

Algún oportunista aprovechará para agarrarse a aquella insidiosa frase que segura que “todo lo que no son cuentas son cuentos”. De ninguna manera. Por lo que se aboga aquí es por la defensa de que hay que partir de un reparto económico justo para que se puedan realizar las demás condiciones. Pero en absoluto se renuncia a las riquezas culturales, educativas, morales… y de toda una panoplia de valores, que son los que determinan la elevación del ser humano a categoría de ser noble, racional, bondadoso y justo. No queremos ser tan pobres como los que solo tienen dinero, pero no queremos que falte a nadie lo imprescindible para conseguir los elementos necesarios para el sustento y para la satisfacción de otras necesidades que también configuran al ser humano como tal.

Cualquier teoría social, filosófica, económica o política tiene que incorporar esta obligación, esta obligación amplia e integradora tendente a conseguir una sociedad en la que todos sus componentes se sientan asistidos en esa base económica y en las demás variantes propias del ser humano. Sin un sentido de lealtad y de orientación social de todas las actividades, nada será posible, la “cuestión social” seguirá acusándonos y todos andaremos de cabeza y desorientados, además de enfadados y en lucha desigual. Cada uno sabrá lo que tiene que hacer y si merece la pena. Por él y por los demás.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

PESIMISMOS

  PESIMISMOS

El discurrir biológico acumula experiencias, hechos en los que somos espectadores o protagonistas, lecturas, vivencias varias y, en fin, acontecimientos que van configurando el contexto en el que se va desarrollando nuestro pensamiento y nuestra manera de estar en la vida, si no es que terminan por ser la esencia misma de nuestra manera de ver el mundo. Como las fuentes son tantas, el poso que van dejando resulta muy variado según los individuos. El caso es que termina por darnos una imagen general de personas más optimistas o de personas más pesimistas.

Se suele afirmar que un pesimista no es más que un optimista ilustrado, como dando por cierto que el análisis de las cosas nos sitúa en el camino de la desesperanza y hasta de la desilusión. La afirmación tal vez sea demasiado atrevida y generalizadora, pero me temo que encierra bastantes elementos de razón.

La trayectoria social y política de los últimos cincuenta años representa un ejemplo característico de este hecho. Así, buena parte de las generaciones que se ilusionaron con la llegada de la transición y de la democracia, con el correr de los años, pasaron al estado de cierto desánimo y de pesimismo. Tal vez algo parecido -y este sería un ejemplo de rabiosa actualidad- se puede decir de muchas personas que asisten con disgusto al enfrentamiento irracional entre una parte no pequeña de la clase política y social.

Ante tal situación –reduccionista, por supuesto, pero me temo que muy real-, caben dos posturas encontradas si se apunta hacia el futuro. Es por ello por lo que podemos hablar de pesimismos, en plural. Al menos de dos tipos de pesimismo.

El primero es el que nos mantiene en la inacción, convencidos de que todo es inútil y que cualquier esfuerzo se salda con escasos resultados. En ese caso, la inercia nos lleva a volver la mirada hacia el interior de nosotros mismos, reduciendo el campo de acción a aquello que afecta a la persona individualizada, a cada uno de nosotros como individuo. Como las ideas aspiran al valor universal, tendemos a su abandono y a guiarnos por el ego-ísmo.

El segundo tipo de pesimismo parte, como el primero, de la constatación de que la realidad se descose por demasiados sitios y que presenta grietas por todas partes. Por eso, el pesimismo. Pero, a partir de ahí, se enfunda en el traje de la ilusión, del espíritu positivo y se echa a andar, en un sube y baja continuo, en un caerse y levantarse que no para, con la intención de mejorar la situación social, precisamente para que ese pesimismo cambie de acera y se convierta en optimismo y en mejora de la comunidad en la que vive.

Parece evidente que resulta más positivo engancharse al ‘pesimismo optimista’, tanto por sus ventajas sociales como personales en todos los campos posibles.

He vuelto a la compañía del pensamiento de Dorado Montero y me encuentro precisamente con esta misma idea. Así que sean él y el argumento de su autoridad los que me sustituyan. Ahí van sus palabras:

Existe una actitud pesimista claramente interesada; es la de quienes se envuelven en un manto de aparente amargura y desengaño para poder disfrutar cómoda y egoístamente los ‘endiablados’ productos de la presente civilización.

Existe otra actitud en la misma línea de la de aquellos que consideran que la vida es un valle de lágrimas, un inmenso teatro de desdichas, dolores, negruras y tristezas, para aminorar y endulzar las cuales, no solo es inútil cuanto se haga, sino que quien más trabaja en ese sentido aumentará su tormento, porque no logrará otra cosa que hacer más intensa la conciencia de su infelicidad. De aquí solo podrían derivarse el renunciar a la vida o el embrutecerse. Pero existe otro tipo de pesimismo que armoniza a maravilla con el socialismo y que hasta constituye el más poderoso resorte del espíritu y movimiento radical revolucionario. Es el  ‘pesimismo optimista’ de que se hallan forzosamente poseídos todos los luchadores, todos los hombres progresivos, cuantos saben que la vida es combate y trabajo, camino incesante; y por hallarse convencidos de ello están dispuestos siempre a ‘arrimar el hombro’ para conseguir que el  estado que sin remedio ha de sustituir al actual estado, caduco, injusto, sea un estado en que exista un bienestar social mayor aplicable a mayor número de personas que el que existe con la  organización presente.  Pesimismo y socialismo. El socialista, 1º de mayo de 1899.

Me abruma el pensamiento y me manda al rincón de pensar. Y de actuar.


viernes, 24 de septiembre de 2021

ESTACIÓN DE PARTIDA

 

ESTACIÓN DE PARTIDA

Escribo estas palabras al dictado

del sol de una mañana de setiembre.

Estoy desayunando en mi terraza.

Me acompaña una orgía de vencejos,

que vienen cada año a visitarme.

Pareciera que todos los vencejos

que existen en el mundo se han reunido

respondiendo a una voz que los llamara.

Se solazan al sol que más calienta,

entrenan resistencia de sus alas,

atraviesan la luz, vuelan sin tino,

van y vienen sin tregua, como en baile

que muestra la certeza de una celebración…

Son cómplices del gozo y la alegría

de esta mañana azul, tibia y serena.

 

Sé que ensayan canción de despedida,

que ejercen su labor de trashumancia

hacia tierras templadas en invierno,

cabalgando las nubes, cual ejército

que invade alegremente los espacios.

 

¿Qué fuerza los empuja cada año

a tan largo viaje?, ¿qué misterio

palpita en el latir de su conciencia?

 

Casi rozan mi piel, como pidiéndome

que me marche con ellos por el aire.

Los miro, los contemplo, envidio de ellos

ese aparente caos en que se mueven.

¿Tendrán alma estos pájaros?

 

Oigo una débil voz en mi conciencia,

que me invita a pensar una respuesta;

me pide que pregunte por mí mismo,

por esa traslación inevitable

camino de la muerte y del olvido,

y deje a los vencejos que celebren

sus fiestas y sus ritos y sus hábitos.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

PARADOJA

 

PARADOJA

Se me espacian las horas y los días

en sucesos y en tiempos sin certeza.

No he venido a este mundo con la meta

de poner a la fuerza razón y orden

a ese caos ordenado en que la vida

se muestra en la existencia de las cosas.

Mi oficio está en nombrarlas, simplemente,

en afirmar que existen, me contienen,

que soy uno de tantos y que valgo

tan solo lo que quiera su presencia;

con ellas como, duermo, me levanto,

recibo los impulsos que me empujan

a seguir actuando en una guerra

que no tiene principio conocido

ni final que termine con la muerte.

 

 Yo solo soy un átomo olvidado

del magma indefinido en que se pierde

la voz, que ya no es voz, de mi conciencia.

Pero esa débil voz, en paradoja,

está llamada a ser conciencia y eco

que dé voz al sentir del universo.

lunes, 20 de septiembre de 2021

DIEZ AFORISMOS, O ASÍ

 DIEZ AFORISMOS, O ASÍ

. Parecía esforzarse en redactar el libro de sus memorias, pero, cuando sus allegados fueron a abrirlo, descubrieron que tenía todas sus páginas en blanco.

. ¿Cuánto tiempo dura un sueño? Seguramente ninguno tanto como el sueño de Dios soñándonos; o el de nosotros soñándolo, que es lo mismo.

. También el azar obra en conciencia, en su propia y particular conciencia desde el todo.

. Es mucho más extenso el catálogo de lo que no fue cierto que el de lo que fue real. Pero la vida no se sostiene sin ese reducido catálogo real.

. Decreto el destierro de las ofensas al país del olvido.

. Los héroes y los dioses son productos tan solo de los pueblos y los seres oprimidos.

. Ni lo más parcial y particular puede ser exhaustivo, porque ese camino nos llevaría hasta el todo y un ser parcial como el humano no puede aspirar a describir el todo.

. Vivimos en un constante estado de urgencia. Tal vez porque nos aguarda un estado de absoluta calma.

. Buscó en la naturaleza la moralidad que le faltaba en su entorno y solo halló en ella la ley de la eficacia. Desde entonces repensó su filosofía de vida.

. La austeridad favorece siempre la libertad, la miseria y la abundancia la dificultan o la anulan.

jueves, 16 de septiembre de 2021

SOMOS "CULTURA EUROPEA"

 SOMOS “CULTURA EUROPEA”

Casi a diario, veo en las diversas cadenas de televisión anuncios de estrenos de películas. Muy de tarde en tarde, sucede lo mismo con la publicación de un libro. En fin… En cada anuncio de película suelen añadir la coda de “somos cultura europea”. Y yo me quedo lelo rumiando lo que veo. Cuanto más lo pienso, menos lo ajusto a mi conciencia. Dos son las razones fundamentales para ello.

La primera es la de dar por hecho que cualquier película es un logro ‘cultural’. Si por cultura entendemos cualquier cosa que se cultiva, entonces tendremos que aceptar, lato sensu, que todo es cultura, pues que todo acontece como consecuencia de varias causas que se encadenan hasta depositar un hecho concreto. No parece que los anunciantes se estén refiriendo precisamente a eso sino a una concepción mucho más restringida, que implica, stricto sensu, una elaboración racional y a la vez artística. Como hacemos los demás cuando nos referimos a cualquier actividad cultural.

¿Cumplen todas las películas los niveles mínimos exigidos para que sean consideradas como logros culturales? Qué va, ni por el forro. Como no los alcanzan todos los acontecimientos (libros, música…) que se presentan al público. Sálvense, por supuesto, los que sí los alcanzan. Parece claro que el mundo del cine tiene ya otorgado el trato de favor y el beneplácito solo por el hecho de ser cine. Y así, se nos cuela cualquier producto con el marchamo de logro cultural que debe ser admirado y aplaudido. Lo mismo que sucede con la profesión de actor o actriz, de manera que cualquier representante de esa profesión ya se da por hecho que manifiesta unas condiciones propias de quien anda cultivado por la vida. Y no, no es así, claro que no es así. A veces ni se le aproxima.

La segunda razón tiene que ver con el apellido que se le concede a este hecho ‘cultural’: “europea”. ¿Cómo que europea? Ojalá fuera cierto. Es verdad que está hecha en Europa, pero ¿a quién se trata de imitar hasta la humillación, el papanatismo y el esclavismo agradecido? A Hollywood, por supuesto, al imperio de la imagen y de la apariencia, a una escala de valores que deja muchísimo que desear y que, en tantísimas ocasiones, no es precisamente la europea. Así que a otro con esa gaita y a otro bobo con ese cuento.

Pido que no se banalice el significado del término ‘cultura’, o, al menos, que se distinga entre la cultura popular (que en absoluto tiene por qué desmerecer de nada) y la cultura elaborada; que no se den por seguras verdades que son mentiras y que no se imite sin personalidad cualquier cosa que nos llegue del imperio.

Y, si es posible, que se coloque al mismo nivel el resto de creaciones, que, por el mismo precio, también son “cultura europea”. O al menos que se nombren, coño.

He dicho.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

CUTIO / DE CUTIO

CUTIO / DE CUTIO

Definitivamente, nos reintegramos todos a lo cotidiano, a la costumbre, a la agradable monotonía de la costumbre. Los de los estudios, los del ocio, los del trabajo, los parados…  Todos en el ritmo de la repetición. Podríamos hablar de la normalidad, como costumbre, si no fuera por esa amenaza maldita e invisible del virus y de nuestro estado especial en la pandemia.

En realidad, me sirve esta entradilla de pretexto para bajar al mundo de la historia en la palabra. La lengua es siempre un buen reflejo de la vida, y acercarse a sus entrañas no es más ni menos que destripar al cerdo en tiempo de matanza. Por eso mi afición -nunca callada- del mundo de las expresiones y de esas palabras que se van quedando en el camino. Como nos vamos quedando todos en la senda azarosa de la vida. Nacer, crecer, desarrollarse, acaso procrear, y dar con nuestros huesos en la huesa. La palabra y el ser humano; el ser humano y la palabra. Dos seres que van de la mano por un camino incierto y sin retorno.

Pues vayamos a ello.

Por los lugares en los que vivo y me voy haciendo viejo y apartándome de la senda del uso y de las referencias -tal como la palabra-, el término cutio se ha venido usando hasta no hace muchos años. Creo que ha perdurado más que en otros lugares. Asunto de las hablas occidentales, siempre un poco más conservadoras. Su significado refiere algo que se realiza con frecuencia, ‘cotidianamente’, y el origen hay que buscarlo en la palabra latina quotidie, que parece incluir la suma de quot y dies, algo así como ‘¿cuántos días?’ o ‘todos los días’. Y de ahí ‘cotidiano’ y toda su familia léxica,

Con ese sentido se ha usado cutio por aquí.

De cutio nos envía al verbo ‘cutir’, también desusado, cuyo significado se concreta en ‘golpear algo con una cosa’. ¿A que enseguida nos acordamos del verbo ‘percutir’? El léxico es un racimo de uvas que se enzarza con otro de cerezas y no hay más que dejarse llevar para viajar por senderos enredados, apasionantes y misteriosos. Así que de cutio vendría a significar ‘golpear’ y, por extensión, ‘realizar un trabajo material con percusión y golpeo’.

¿Se ha utilizado esta expresión en esta zona occidental? Por supuesto que sí. Pero -y esto es tal vez lo más curioso- se ha hecho mezclando ambas formas. De tal manera que lo frecuente era usar la expresión de cutio, pero para significar ‘cotidianamente, de continuo, diariamente, con frecuencia…’ Y, al menos que yo sepa, no con el significado de ‘realizar un trabajo golpeando’. Tal vez en el uso se encontraron alguna vez ambas formas, pero no tengo constancia de ello. Más bien sospecho de la analogía entre de cutio y ‘de continuo’. Como en casi cualquier familia, podemos hallar algún garbanzo u oveja negros, que se desdibujan y pierden el pegamento de las reuniones y los afectos de la tribu; así en las familias léxicas, sobre todo si son próximas y tienden a la endogamia. Algo de esto parece haber ocurrido entre cutio y de cutio, que se han avenido y han contraído matrimonio. Al menos en estas tierras occidentales, en las que el leonés y el castellano pasean de la mano y se prestas mutuos favores.

Así que vale ya de pretextos y de aclaraciones filológicas, de usos y desusos, de parentelas y de relaciones consentidas, y volvamos a lo de hoy.

Pues eso, que de de cutio seguimos andando mal, aunque los que tienen que ‘cutir’ ya andan en ello cutio, o, como se dice por aquí, de cutio. O sea cotidianamente, con la frecuencia y la monotonía de las horas y los días, con la repetición y la constancia que nos hace reconocernos en el camino de la vida. Cosas del mes de setiembre y del otoño que ya casi nos saluda.

Venga, a ello. De cutio.

martes, 14 de septiembre de 2021

OTOÑAL

 

OTOÑAL

Llora el cielo detrás de los cristales.

La lluvia se ha asomado a mi ventana.

Los árboles del bosque también lloran

y comienzan a estar deshabitados.

La vida se refugia entre paraguas.

Mi casa está jugando con la sombra

más tiempo del que tiene acostumbrado.

La luz va declinando cada tarde

y demora su voz en la mañana.

 

Me puede la nostalgia dulcemente

sentado en el sillón de mi terraza.

Voy y vengo del mundo a la memoria,

de la memoria al mundo y a sus horas.

 

El otoño, que anuncia su llegada.

jueves, 9 de septiembre de 2021

EN UNA CLARA Y DULCE SINETESIA

 


EN UNA CLARA Y DULCE SINESTESIA

He salido a gozar de la mañana

y el campo es una hermosa sinestesia.

Mis pisadas profanan el silencio

de la noche callada. Nada suena

y estoy viendo llegar el horizonte,

que trae luz mensajera hasta mis ojos.

Poco a poco, extasiado ante el misterio,

el día se pone en pie, se reconoce

y se rinde a la fiesta cotidiana.

 

Aquí las sensaciones se confunden,

ebrias, en una mezcla, que supone

la descomposición del silogismo:

el viento huele a verde, los castaños

componen una alegre sinfonía,

la luz canta la fábula del agua

y ha convertido todo en transparencia…

El agua huele a musgo…

El silencio se escucha…

Todo el bosque respira…

 

Supliqué humildemente a un dios desconocido

ser también uno más, ser parte activa

de la canción global que se cantaba.

Me perdí y me encontré, fui convocado

a una fiesta en que todo pertenece

a la luz, al olvido, a la pureza.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

FIESTAS

FIESTAS  

Hay días en los que uno debería escribir solo para el consumo interno: son aquellos en los que los elementos del relato no alcanzan fuerza y vuelo para alzarse a la categoría de idea o al menos de esbozo de idea. Hoy tal vez sea uno de esos casos.

Ocho de setiembre. Fiesta en numerosos lugares. Tal vez última celebración de fin del verano y de alegría por la recogida de cosechas. Vírgenes en todas las esquinas, en montes, en peñas o en cuevas. Advocaciones marianas varias, pero todas con el marchamo común de Natividad de la Virgen. Como si empezáramos el largo periodo religioso que nos ha de llevar hasta la Pascua primaveral.

En Béjar, esta ciudad en la que me sigo haciendo viejo, también es el día de la patrona, de la fiesta local. Mucho más después de que le robó protagonismo a la feria comercial y profana de finales de este mismo mes. Influencias religiosas al canto.

Pero todo sigue apagado y como en susto por culpa de la pandemia. Repaso el calendario de festejos y apenas encuentro nada del esplendor de otros años, ni en el campo religioso ni en el civil. El plano religioso se veía culminado con su procesión correspondiente a media mañana, en los alrededores de la ermita del Castañar. El civil lo hacía con sus verbenas y su corrida de toros. Como si nadie supiera salir del círculo vicioso de misa, procesión, toros y verbena. Casposo casi todo. Este año, ni procesión.

Algo me llama, sin embargo, la atención. Me cuentan que llevarán la imagen de la Virgen hasta la plaza de toros para que presida la corrida. Qué disparate. Menuda alquimia barata. De ahí no puede salir ni cobre de la peor calidad. Ningún paso adelante y media maratón para atrás. Superstición a paladas. Sociología musgosa. Reino bejaraui.

Me apena que el esquema, a pesar de las circunstancias, sea tan corto de miras, más antiguo que la pana y pez que se muerde la cola a sí mismo desde siempre.

Y eso que, personalmente, no me siento ni mejor ni peor que otros años. Recuerdo con nostalgia los paseos que me daba en estas fechas, con mi madre, por el parque, casi solitos, durante la mañana, cuando todo el mundo había subido al monte y a la ermita. Tranquilidad y sosiego. Casi paz.

Hoy apenas había gente por las calles. Pero no estaban en el Castañar porque los taxis, otros años tan solicitados y raudos, hoy descansaban en la parada de la Corredera, esperando clientes que no llegaban.

Se mezclan en mi mente sentimientos diversos: la consideración acerca de programas de fiestas    -tan tradicionales siempre-, mi escasa participación en las mismas, y el deseo de que el contexto cambie para que se pueda volver a la alegría de la comunidad. Aunque sea en formas que en casi nada me satisfacen.

Mañana será día de retorno a la monotonía de los días de diario. El contraste con el día de hoy será menor. Tampoco importa tanto. Los días seguiremos siendo nosotros y lo que vayamos sembrando en el paso por la vida. La fiesta irá y vendrá según la sepamos convocar.

Bueno, tal vez hayamos gateado hasta la idea. No sé. Veremos.

martes, 7 de septiembre de 2021

ENEMIGOS ÍNTIMOS


ENEMIGOS ÍNTIMOS

Si la vida me trata con desprecio,

le cuento los secretos a mi sombra

(no es más que una manera, como tantas,

de tratar de engañar a la tristeza);

ella es mi perro fiel: no me abandona

ni en los días más oscuros del invierno.

Después, cuando el sol se hace más alto,

estrecha su silueta y se declara

la voz de mi conciencia. No consigo

deshacerme de ella a ningún precio,

ni siquiera se queja cuando sigue

debajo de mis pies y yo la piso

sin poder evitarla.

 

Pero he de confesaros un secreto:

me tiene hasta el cogote su presencia.

 

No sé qué podré hacer cuando la muerte

desdibuje la luz y yo me haga

vecino para siempre y sin remedio

del silencio inmortal. Acaso entonces

me convierta yo en voz de su conciencia

y le recuerde, en tono suplicante,

que hasta los más amigos necesitan

su espacio solitario en el silencio

y un poquito de tiempo en que perderse,

sin pelmas que no paran de mostrarle

lo absurda que resulta su presencia.

lunes, 6 de septiembre de 2021

EPITAFIOS

 EPITAFIOS

Cuando yo era niño y alguien quería referirse a algún difunto, lo hacía con la expresión añadida que en paz descanse. Así, por ejemplo, tío Tal, que en paz descanse… Más tarde fui aprendiendo latinajos y, entre ellos, los referidos a los difuntos y sus siglas: R.I.P: o las siglas castellanizadas: Q.E.P.D. y D.E.P. Todas ellas traducciones directas del R.I.P. latino (Requiescat in pace, Descanse en paz).

Estas expresiones no son más que un nuevo ejemplo de la cristianización y de la nueva valoración de la muerte en el mundo cristiano. Antes, en el mundo precristiano griego y romano, se utilizaba la expresión Sit tibi terra levis (escrita en los epitafios con caracteres griegos o latinos), o variantes muy próximas.

A poco que prestemos atención, la expresión precristiana nos olerá al deseo de que la tierra, literalmente, no pese demasiado sobre el cuerpo del difunto; y apunta también a cierto deseo de trascendencia lejos de la prisión del sepulcro. La expresión cristiana, sin embargo, parece conformarse con el descanso y la paz en el mismo sepulcro: Descanse en paz. Aquí la separación entre el cuerpo y el alma, el asunto de la resurrección y su espera y mil aristas más.

Pues llegan los tontitos de turno y, por aquello de apartarse de cualquier cosa que huela a la capa más superficial de la religión, o vete a saber por qué extraña razón o sinrazón, publican a los cuatro vientos la expresión precristiana: Sit tibi terra levis (sospecho que en muchas ocasiones sin conocer el significado de la misma), y dejan en el olvido o en el desprecio la cristiana Descanse en paz. Y, así, hacemos un pan como unas tortas: tratando de huir de algo, caemos en el pozo y nos ahogamos en el agua de la que escapábamos. La estulticia siempre ha resultado ruinosa, en términos económicos y en consideraciones mentales. Como si tuviera que ver algo el culo con las témporas.

Sería aconsejable aprender un poco a nadar y no dar manotazos sin ton ni son. Solo después de aprender se puede practicar la natación según las diversas especialidades, antes nos podemos ahogar.

Al difunto, por razones obvias, tal vez le importará poco el uso de una expresión o de la otra, pero el vivo debería al menos mantener el tipo.

viernes, 3 de septiembre de 2021

ANDA Y QUE TE DEN...

 

ANDA Y QUE TE DEN…

Hoy me perdí en el mundo de los dichos y me encontré con este. El dicho completo sería así: Anda y que te den… por el culo. La cosa tiene miga, historia y tiempo. Porque hay que irse al menos hasta el tiempo de los romanos para dar con su origen, el que nos ha llegado a nosotros, como herederos de la lengua y de las costumbres de aquel imperio antiguo. La cosa sigue casi igual en muchos asuntos.

La sexualidad en Roma -y, en general, en el mundo clásico- se entendía de manera muy distinta a como la interpretamos ahora. Por el medio ha pasado la imposición de la moral judaica y cristiana, con su rigidez, sus prohibiciones y su sentido del pecado. Asunto este interesantísimo para entender un poco cómo somos y por qué somos así.

Los romanos no veían con malos ojos la homosexualidad ni la bisexualidad. Numerosísimos personajes célebres (emperadores, escritores…) practicaban públicamente esta sexualidad abierta y plural. Pero no respetaban lo mismo a la persona pasiva que a la activa; para com la primera, la consideración era negativa, mientras que para con la segunda era positiva. El resumen es este, aunque el desarrollo ofrece muchas perspectivas y consideraciones diferenciadoras de las actuales.

Solo así se puede entender que este dicho encaje en ese significado negativo de desprecio y de rechazo que le damos ahora. No hace falta forzar demasiado la imaginación para entender la semejanza entre el dedo corazón y el miembro sexual masculino. De hecho, en latín, el dedo corazón es el digitus impudicus o digitus infamis. Encoger la mano y extender el dedo corazón ya entonces era expresión de rechazo, de rechazo para el receptor físico de tal figura.

Hoy lo hemos conservado con significado parecido, aunque de él hemos eliminado el contenido sexual de su origen. Componer esta figura se ha apropiado de otra expresión: hacer una peineta. Pero la intención y el fondo de rechazo y de desprecio sigue siendo el mismo.

Se cuenta del emperador Calígula que, cuando daba la mano a besar -como se sigue haciendo todavía en algunos contextos en los que se practica el besamanos- la ofrecía muchas veces en figura de peineta. ¡A ver quién se atrevía a rechazarla!

Como a mí estoy seguro de que Calígula ya no me puede castigar, le puedo reenviar la peineta y el dicho: Anda y que te den.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

UN SOLO LIBRO


UN SOLO LIBRO

Confieso que, desde hace mucho tiempo,

no escribo ya más libros, esa suma

de folios salpicados de palabras,

cosidos o pegados con cuidado,

que buscan descubrir la cara oculta

de un concepto que estaba en duermevela.

 

Un poema primero que declare

cuáles son del autor las intenciones,

treinta glosas de aspectos diferentes

dando vueltas sin fin al mismo tema,

un poema potente que eche el cierre,

y que deje las puertas entreabiertas

para nuevos intentos de escritura.

 

Y, al cabo de algún tiempo, otro concepto

que pareciera ser original

-aunque siempre contenga las heridas

“del amor, de la muerte, de la vida”-,

 otros treinta poemas y otro título

que añadir al currículo ya extenso

de un autor que se siente consagrado.

 

Yo ya no escribo libros, solo escribo

poemas que componen lentamente

el álbum de mis cosas y mis días.

Muchos libros en uno, que se escribe

con espinas y rosas de un camino,

que va y viene, que cae y se levanta,

que se repite tanto como lo hacen

las noches y los días,

que libra una batalla fratricida

contra el reino absoluto del olvido.