viernes, 24 de septiembre de 2021

ESTACIÓN DE PARTIDA

 

ESTACIÓN DE PARTIDA

Escribo estas palabras al dictado

del sol de una mañana de setiembre.

Estoy desayunando en mi terraza.

Me acompaña una orgía de vencejos,

que vienen cada año a visitarme.

Pareciera que todos los vencejos

que existen en el mundo se han reunido

respondiendo a una voz que los llamara.

Se solazan al sol que más calienta,

entrenan resistencia de sus alas,

atraviesan la luz, vuelan sin tino,

van y vienen sin tregua, como en baile

que muestra la certeza de una celebración…

Son cómplices del gozo y la alegría

de esta mañana azul, tibia y serena.

 

Sé que ensayan canción de despedida,

que ejercen su labor de trashumancia

hacia tierras templadas en invierno,

cabalgando las nubes, cual ejército

que invade alegremente los espacios.

 

¿Qué fuerza los empuja cada año

a tan largo viaje?, ¿qué misterio

palpita en el latir de su conciencia?

 

Casi rozan mi piel, como pidiéndome

que me marche con ellos por el aire.

Los miro, los contemplo, envidio de ellos

ese aparente caos en que se mueven.

¿Tendrán alma estos pájaros?

 

Oigo una débil voz en mi conciencia,

que me invita a pensar una respuesta;

me pide que pregunte por mí mismo,

por esa traslación inevitable

camino de la muerte y del olvido,

y deje a los vencejos que celebren

sus fiestas y sus ritos y sus hábitos.

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