miércoles, 27 de septiembre de 2023

YA

 

YA

«Este PSOE YA no es de sus dirigentes, ni de los actuales ni de los históricos. Este PSOE es de sus militantes, y por consiguiente del pueblo». Son palabras literales de Óscar Puente en su discurso en el Congreso, ayer mismo, durante el desarrollo de la investidura fallida de Núñez Feijóo. El grueso de la opinión publicada -y yo creo que esta vez también de la opinión pública- ha gastado el tiempo, la voz y la pluma en desgranar la sorpresa de la elección del interviniente, así como el uso -dicen casi todos que intencionado- de una muletilla que utilizaba con mucha frecuencia el expresidente de Gobierno Felipe González: por consiguiente. Yo no sé si es para tanto, aunque, cuando se dispone de tiempo para la preparación de una intervención y uno es consciente de que todo el mundo va a buscarle tres pies al gato, puede -y tal vez deba- medir cada palabra.

Las circunstancias y el contexto me llevaron a seguir ese discurso y alguno más. Pensaba que se trataba de defender, de explicar y de contestar un programa de gobierno que presentaría el candidato y no de otras disquisiciones.

Un debate de investidura puede que sea el principal acontecimiento político de toda una legislatura pues da paso a lo que puede ser el desarrollo de toda ella. Por otra parte, en ninguna otra ocasión los focos se concentran tanto ni una palabra irradia con tanta luz. Ya los medios se ocupan de casi todos los aspectos, que son muchos, y clasifican, ganan, pierden, descalifican, encumbran… Y hasta analizan. Para todo ello están; sobre todo, deberían estar para lo último. A ellos les dejo el trabajo.

Este breve comentario se quiere centrar en solo una palabra. Se halla en el discurso de Óscar Puente y no se trata del dichoso latiguillo por consiguiente, sino de la tercera palabra acotada al principio: YA. «Este PSOE YA no es de sus dirigentes». O mi entendimiento no da para mucho o estamos ante un adverbio que marca un tiempo. Pero un tiempo que distingue el presente del pasado. Es decir, el PSOE, ahora, sí es YA de sus militantes; luego, el del pasado no lo era.

Nótese, para empezar, que se trata del mismo partido en el que el señor Puente ha militado y milita. Si tiene razón, menuda enmienda a la totalidad que le presenta a su propio partido y en qué lugar tan desprotegido queda él mismo. Si la tuviera, deberían pensar, tanto él como el partido, qué ha estado haciendo durante tantos años en esta formación.

Como uno no cree en las verdades absolutas, tiende a considerar las afirmaciones por grados de certeza o de falsedad. Pero tanto para el pasado como para el presente. Y ahí ya tal vez debamos agachar la cabeza y no sacar tanto pecho. ¿El PSOE de ahora es de sus militantes? Formalmente sí. ¿Y en la práctica? Sería bueno revisar estatutos, analizar elecciones, describir comités de esto y de lo otro, constatar las inercias, desmantelar intereses espurios, descubrir ententes…  E tutti quanti.

Matar al padre es una tentación que se repite como el ajo. Lo hacen los creadores artísticos casi por obligación, en una especie de adanismo imbécil que les encumbra a unos altares de humo de los que habrán de caer en las siguientes generaciones. Y ya se ve que los imitan algunos políticos, que también caerán en el rechazo y en el olvido el día menos pensado.

Claro que también hay padres que se empeñan tal vez demasiado en no conceder la mayoría de edad a sus hijos.

Pero así, de un solo tajo, no se puede cortar la cabeza a nadie. Sobre todo, cuando las comparaciones pueden dejar a los sacapechos desnudos y a la intemperie.

lunes, 25 de septiembre de 2023

QUIERO SER CONJUGADO EN UN ESTAR

 

QUIERO SER CONJUGADO EN UN ESTAR

 

Quiero ser conjugado en un estar

que dé certeza al tiempo y al espacio

que han hollado mis pasos en la vida.

 

Estar en los espacios más sencillos,

donde el gozo se alcanza simplemente

por el hecho de estar junto a las cosas,

estar serenamente satisfecho

de las huellas que dejo en el camino,

estar de peregrino por la senda

de un misterio que no me pertenece,

estar a lo que diga la ternura

cuando rozo las manos de los otros,

estar hasta saciarme en el olvido,

estar a lo que pienso necesario

y observo que lo es todo y que no es nada,

estar abierto a todo lo que existe

seguro de que existe para nada.

 

Estar porque, si estoy, estaré siendo,

y siendo estaré cerca de las cosas

que me conforman en espacio y tiempo.

viernes, 22 de septiembre de 2023

SENTIMENTALIZAR / LEGALIZAR

 

SENTIMENTALIZAR / LEGALIZAR

Sospecho que casi estoy creando un neologismo, pues, aunque la palabra existe, su uso es escaso. Pero no resulta difícil asociarla a su familia léxica (sentimiento, sentimental, sentimentalidad…) para así dar con su significado de manera bastante precisa.

El desarrollo de la vida seguramente es una mezcla de instintos, sentimientos, ideas y razonamientos. Su jerarquización y preeminencia resulta esencial para un curso equilibrado de la misma. Y hay períodos en los que damos más peso a unos elementos que a otros, tanto en el nivel (no «a nivel», coño) personal como en el colectivo.

En estos últimos años tengo la impresión de que los elementos emotivos han adquirido preponderancia, sobre todo en el ámbito político y social. No estaría de más pararse a considerar las bondades o las maldades de tal asunto.

De entrada, no parece que ni los sentimientos ni la razón deban estar excluidos del desarrollo personal o colectivo. ¿Qué sería de la vida sin el impulso de los sentimientos? Qué vida tan vacía, tan solidificada y tan plana. ¿No se puede decir lo mismo para la falta de razón? Parece evidente que sí. Es la capacidad para abstraer y para razonar lo que nos separa del resto de los animales y nos coloca en un plano que consideramos distinto. ¿Cómo conjugar, pues, ambos elementos y en qué medida hay que utilizar cada uno? Una vez más, en ese machadiano «un poco más, algo menos», está la aproximación tanto a la verdad como a la satisfacción de nuestros deseos. Habrá que añadir aún un elemento más, un elemento que resulta fundamental. Es este: La razón, por encima del sentimiento, nos puede llevar a conclusiones que nos perjudiquen personalmente, que vayan en contra de nuestros intereses propios. El ideal sería, pues, que, en casos de enfrenamiento, diéramos un poquito más de peso a la razón que a los sentimientos, aunque su aplicación no nos beneficiara a nosotros. Por algo la razón está por encima de la inteligencia, del interés y del instinto.

Y ahora, a la aplicación; que hoy hemos partido de la idea para bajar al ejemplo.

He opinado en numerosas ocasiones que el «asunto territorial» en la política española está en la base de todo y que es anterior a todo lo demás, poque nada se puede aplicar ni desarrollar sin saber en qué espacios se va a hacer. En estos días vuelve a la palestra todo el asunto de la posible amnistía por parte del Gobierno por los hechos de Cataluña de hace ya seis años. Las opiniones son muy diversas y apuntan en todas las direcciones, unas más argumentadas, otras parecen dictadas a voleo, algunas más serenas, otras en las que el sentimiento se vierte por todas las grietas…

Como a mí el «asunto territorial» no me parece ni de mayor ni de menor enjundia que otros, pero sí anterior a todos los demás, creo que estamos ante un hecho fundamental. Convendría, pues, que su tratamiento fuera tan sereno como sesudo. Un Estado basado en sentimientos no solo no tiene recorrido ni consistencia, sino que nos acerca peligrosamente a caminos sin retorno en los que cualquier cosa termina pudiendo justificarse. Y esto tiene nombres y desastres conocidos en la historia. Ojo, pues. Por la otra parte, negarse a la complejidad del asunto y ser más legalistas que legales nos sitúa en una rigidez que en poco se compadece con lo diversas que son la vida y la convivencia. Y hay que convivir de la mejor manera posible. En el horizonte se me aparecen, de nuevo, las palabras, lealtad, objetivos comunes, confianza, solidaridad, amplitud de miras…; pero también deslealtad, egoísmo, desconfianza, provincianismo, tribalismo…

Y en ese pase andamos, un pasito p´lante y un pasito p´atrás, como decía la canción.

Pero, si hay que elegir, no perdamos de vista, por favor, el referente legal; sin él el caos acecha y el poderoso sale a la calle a pescar en río revuelto.

martes, 19 de septiembre de 2023

ESTA TARDE

 ESTA TARDE


Es una tarde más, como otras tantas

que jalonan el paso de setiembre.

Las cosas son ofrendas silenciosas

a los amplios dominios del espacio.

Los pájaros dibujan en el aire

un vals acompasado. Más abajo,

juegan niños con cara de inocencia.

El sol va celebrando

poco a poco su fiesta rutinaria

y ya deja rincones con su ausencia.

Enfrente, al otro lado

del río remansado en su corriente,

hermanados del todo con la tierra,

yacen los que otro día fueron

urdimbre del telar de mi existencia,

los que dieron constancia, tiempo al tiempo

y a mí me regalaron

los dones con que habito en mi conciencia.

 

En medio del misterio de esta tarde,

musito una plegaria

que pide que el recuerdo los acoja

y mis manos se presten a un abrazo

que sea de plenitud y que despierte

lo que duerme en los ámbitos del tiempo.

lunes, 18 de septiembre de 2023

DÍAS REUNIDOS 2019

 

DÍAS REUNIDOS 2019

En mis manos la undécima entrega de mis Días reunidos 2019. La serie ya está muy crecida y mi satisfacción también. El conjunto ya parece un campo extenso en el que ha ido creciendo la simiente que sembraron los días uno a uno. Son las huellas de mí mismo, de mis días y un poco los de todos aquellos que son mis circunstancias en el espacio y en el tiempo, en aquello que llamo el mapa de mis afectos. Por eso, estos libros son de todos ellos. Muchas gracias.








miércoles, 13 de septiembre de 2023

¡ARGUMENTOS!

 

 ¡ARGUMENTOS!

¿Hay ideas que definan elementos absolutos? Cuando menos es algo dudoso, sobre todo si se parte de la limitada capacidad del ser humano, que es quien crea los conceptos.

¿Hay que dar por bueno cualquier razonamiento en nombre de la tolerancia? No parece que tal cosa pueda ser, salvo que estemos dispuestos a diluirnos en un estado líquido y hasta gaseoso en el que todo se nos pueda colar.

¿Habrá que intentar extraer de cada razonamiento alguna consecuencia e intentar acercar posturas con serenidad? Parece deducción elemental.

¿Qué sucede si no procuramos tal cosa? Pues que nos situamos en una postura totalitaria y en un enfrenamiento de bloques que ni se oyen ni se escuchan, tan solo se rechazan simplemente con oír el nombre del contrario.

La situación social en este país tan viejo y aún sin hacer del todo viene encaminándose hacia un estado de bloques y la convivencia se oscurece cada día más. Aquí, si uno es del Real Madrid tiene que odiar al Barcelona, y al revés lo mismo, o, con perdón y pena, aún más; si uno es de derechas, no le concede ni agua al que se declara de izquierdas, y otro tanto al revés; si uno lee prensa de una inclinación, se encontrará con que las noticias seleccionadas, la importancia que se les da y los artículos de opinión que incorpora se vencen sin remedio siempre hacia un lado; y así con todas las cosas. Estamos en camino de bloquearnos todos y de que nos pille cualquier terremoto sin que sepamos cómo ponernos a cubierto.

Esta mañana me he topado con un último ejemplo, entre otros muchos. Leía un artículo de Juan Luis Cebrián en El País. En él criticaba -de manera dura, según mi opinión- la actitud del Gobierno respecto a la situación en Cataluña. Esta era su tesis: «Si el Gobierno y el PSOE consuman la deslealtad a la Constitución que supone el olvido de los delitos del separatismo, este 11 de septiembre puede marcar el principio del fin de nuestra democracia».

Para defender su tesis aportaba una serie de argumentos. Pues bien, si se revisan los comentarios -no sé si no han quitado ya el texto del periódico- se verá que al autor lo ponen a caer de un burro, con palabras muy gruesas y absolutamente descalificadoras. Están en su derecho, si así lo consideran. Pero toda su defensa desaparece si se observa que no se apoyan en ningún argumento concreto que rebata los que el autor defiende; tan solo lo mandan al infierno por llamarse como se llama y por entender que tiene la trayectoria que tiene. El ejemplo se puede repetir casi en cualquier página o en cualquier comentario.

Y es que la verdad es la verdad la diga quien la diga, Agamenón o su porquero. Y lo mismo la mentira.

No frecuento mucho la prensa de derechas, pero aseguro que algunos periódicos digitales, que se tildan a sí mismos de progresistas, incluso en cabecera, están llenos de opiniones maniqueístas; que tiran al cesto de los papeles las ideas no por ser tales sino porque las firma quien las firme. Flaco favor a las ideas que quieren defender. Sospecho que, en el lado de la derecha, la exageración será la misma o mayor.

En este estado de cosas, no hacemos más que crear fanáticos de un lado y de otro, y nuestra piel de toro y nuestra convivencia se resiente peligrosamente. Al toro lo podemos convertir en aquella vaquilla de la película que tan bien representó Berlanga.

Para cualquier asunto de la vida, tan imbécil es la postura inmovilista como la que cree que toda innovación es positiva. Son los argumentos los que dan consistencia, solidez y duración a las ideas; las ocurrencias y los impulsos son pecados de juventud que se curan con el tiempo, pero que causan estragos en el presente. Por el contrario, la falta de adaptación a la evolución de nuevos tiempos y nuevas generaciones nos deja anclados en la silla y nos vuelve obsoletos.

Cualquier asunto se puede defender con ahínco y con pasión. Pero, por favor, con algún razonamiento y no con descalificaciones globales, que no hacen otra cosa que seguir la corriente de la moda y dejar al defensor en el fango de la ocurrencia y de la inanidad.

Y cada día nos jugamos la convivencia de muchas personas, la igualdad de derechos y el mismo grado de oportunidades. Así que, por favor, argumentos y no generalidades. Desde asuntos tan graves como la definición territorial del país -de esto iba el artículo- hasta cualquier otra cosicosa del día a día.

N.B. Creo que este enfrentamiento y bloqueo al que asistimos tiene larga trayectoria en este país y su evidencia se puede seguir repasando nuestra historia. Desgraciadamente, me parece que el ambiente se ha oscurecido más desde la llegada de algún agente político en los últimos años al panorama nacional. Pero esto ya excede esta breve reflexión.

lunes, 11 de septiembre de 2023

OTRAS FIESTAS

 

OTRAS FIESTAS

Se acabó la fiesta y volvemos al horario de rutina. De la noche a la mañana han desaparecido todos los signos que indicaban la celebración. Hoy ya se puede pasear por las calles de esta ciudad estrecha, que vuelve a ser estrecha en todos los sentidos. Y se puede subir al Castañar para dar un paseo y admirar el infinito azul del cielo bejarano en vísperas del otoño.

Las fiestas patronales (¿Por qué se llaman patronales si hay cada día más gente que no tiene nada que ver ni quiere saber nada de asuntos religiosos?) acumulan actividades en unos cuantos días y vienen a gastar un buen pellizco del presupuesto de cualquier comunidad pequeña. En ellas se saca pecho y no pocos ciudadanos califican a sus ayuntamientos por su acierto o desacierto (siempre según ellos) en la preparación y el desarrollo de estos días festivos. Qué pobreza de miras. Pero ahí andamos. Y esto es cosa de ciudadanos, no de ayuntamiento.

A mí, la cosa -lo reconozco ya de entrada- me pilla de perfil y muy a trasmano. De hecho, mi participación es casi testimonial, y, a veces, ni eso. Este año he querido acercarme a algún acto, pero la suerte no estaba de mi parte ni yo de la suya. Me llamaban la atención un par de actos. Uno era el concierto de órgano y de gaita en Santa María. Me confundí de fecha y llegué un día tarde. Otro fue el del concierto de la banda. Me ocurrió lo mismo. Así debía yo de andar entusiasmado con esto de las fiestas. Quizá, para compensar, o más bien porque me coincidía con el paseo nocturno, me acerqué a escuchar a un par de orquestas. Una de ellas era un compendio de algo de música y de mucho de espectáculo, de luz y de sonidos o ruidos. Aguanté un par de canciones. Otra fue el esperpento de los Mojinos Escozíos. Desde la esquina del parque municipal hasta cerca del escenario oí cantar un estribillo inacabable que repetía unas palabras irrepetibles para cualquiera que quiera guardar algo de decoro ante los demás. La letra anda (la he buscado) en internet, por si alguno quiere ver el grado de grosería y de imbecilidad en que se mueve. Luego, claro, nos llevamos las manos a la cabeza cuando suceden cosas. Nos escurrimos por una calle lateral para irnos a casa. El aire nos llevaba otro estribillo que repetían una y otra vez muchos de los que llenaban la Corredera: «No tiene huevos, no tiene huevos…». Y así un rato largo, hasta que pusimos distancia de por medio. Vayan, pregunten y díganme en cuánto nos hemos perjudicado de nuestros impuestos municipales. Después he escuchado a un violinista y a un grupo vocal, para terminar con la mirada al cielo, ante unos fuegos artificiales que ponían punto final a estos días. Ya se ve que poca cosa para mí; aunque supongo que mucho más para otras gentes. Allá ellos y que se lo pasen bien.

¿Y la patrona? Ah, la patrona. Allí sigue, en lo alto, en el monte. El día anterior, después de la visita de unos amigos de Cáceres, vinieron a nuestra casa otros amigos que pasan el verano en Béjar. Les había prometido que les leería un par de versiones que tengo escritas acerca de la Virgen del Castañar, una meliflua y otra más suelta y sin atenerme a las normas del buen pasar.

La mañana de la fiesta -esto es lo que realmente justifica estas líneas- me pilló entre las páginas de una novela escrita por un autor bejarano, Tomás García Merino, que va ya por su tercera obra, Entre los castaños. Le felicito de verdad. Los personajes principales de la obra son de origen bejarano y la segunda parte de la obra tiene su desarrollo en esta ciudad. Pues la casualidad quiso que llegara al capítulo en el que el personaje central vuelve a Béjar. ¿Saben en qué fecha? Pues el día de la patrona. Parece casi imposible una coincidencia tan singular. Así que seguí en sus páginas y en ellas recorrí los parajes del monte, las calles de Béjar, encontré a personajes reales y conviví desde las páginas con las gentes, con la ciudad y hasta con la procesión. Fue, sin duda, un día de fiesta singular y muy especial, lejos de las aglomeraciones y de las costumbres más tradicionales. Espero que la virgen no se enfadara conmigo. Además, seguro que andaría muy atareada entre tanta gente. Bueno, me dicen que hasta la llevaron a los toros. Algún día le pedirán que reparta los trofeos a los toreros.

jueves, 7 de septiembre de 2023

APODOS: ANÉCDOTAS Y CATEGORÍA

APODOS: ANÉCDOTAS Y CATEGORÍA

Regresamos de un paseo matutino. Al borde de la carretera, charla un grupo de ciclistas que, a su vez, también vuelven de su actividad deportiva. De manera espontánea, uno de ellos me espeta:

«Te presto la bici para que des un paseo».

Me acerco, la cojo al peso y le respondo:

«Gracias, pesa mucho».

El dueño me responde en plan jocoso:

«Pesa más que yo, pues yo peso un comino».

Enseguida me doy cuenta de su tono. Efectivamente, es de la familia de los «Cominos». Nos reímos todos. Aprovecho para recordarle lo que todos sabemos, que contra los apodos es mejor no insistir ni empeñarse en que no se usen: la gente se empeña y poco o nada se puede hacer para eliminarlos. Y me vino a la mente que yo mismo tengo en mí y a mi lado ejemplos de apodos, motes o desviaciones de nombres. Recodé enseguida tres.

 El primero afecta a mi familia. Yo nací en un pueblecito en el que mi padre era carbonero. Nosotros somos en el pueblo «los carboneros». Sobra decir que llevo el sobrenombre con mucha honra y orgullo.

El segundo afecta a mi hijo mayor. Estudió la carrera de Informática con gran aprovechamiento. Hoy ejerce su enseñanza en una universidad. Sus compañeros de colegio mayor, supongo que por analogía con Bill Gates, lo llamaron y lo llaman «Bili». No me gusta tanto como el anterior, pero poco puedo hacer por que vuelvan a su nombre de pila.

El tercero me afecta directamente a mí. Salvo mis más allegados, la gente me conoce como «Turrión». Naturalmente, estoy orgulloso del apellido de mi madre, pero tampoco renuncio al de mi padre. Por si fuera poco, mi firma se eternizaría si quisiera llegar hasta el segundo apellido. ¿Qué le vamos a hacer si la gente se ha empeñado en ello?

Hasta aquí las anécdotas. Ahora la categoría, si es que la hay.

Definición de mote: Nombre que se da a una persona en vez del suyo propio y que, generalmente, hace referencia a algún defecto, cualidad o característica particular que lo distingue.

Si salvamos lo del defecto, bien podríamos quedarnos con todo lo demás. No siempre, por cierto, el mote ha tenido sentido despectivo (en el mundo romano era muchas veces simplemente descriptivo), sino sencillamente identificador: nos servía para una identificación más precisa, vistosa o llamativa. Piénsese, por ejemplo, en los jugadores de fútbol de origen latinoamericano y en el abuso que del mote hacen. O la frecuencia de su uso en los pueblos sin que nadie se sienta por ello ofendido.

La comunicación con la palabra debe buscar primero la claridad e inmediatamente después la economía de medios. Pues, si los motes nos sirven para esa primera cualidad, bienvenidos sean. Siempre que no busquemos con ellos la ofensa ni el desprecio. Porque con la palabra se puede causar mucho beneficio, pero también mucho daño. Como casi siempre, la buena voluntad y el sentido común suelen hacer casi todo el trabajo.

Después de echarnos unas risas, dejamos al «Comino» y a sus acompañantes y seguimos nuestro camino. Yo me llevé conmigo los «carboneros», los «bilis» y los «turriones». Así, tan a gusto y tan feliz.

martes, 5 de septiembre de 2023

´PICOTEAR´

 ´PICOTEAR´

Ni la sequía, ni las temperaturas asfixiantes de las olas de calor, ni la DANA que ha venido a servir de contrapeso, ni casi el juicio final ha conturbado tanto la opinión de esta piel de toro como un hecho tan concreto como un “pico” (acepción, de uso más latinoamericano que peninsular, de beso) dado por un tal Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, a una jugadora de la selección, J.H., el día en el que esta y su equipo se proclamaban campeonas del mundo.

Una vez más, la gente parece haberse escandalizado sobremanera. Pero no será más que yo, aunque en sentido contrario. Ya sé que ir contra esa mayoría de la opinión publicada -que no sé si pública también- me deja a los pies de los caballos, pero no debo traicionarme a mí mismo ni esconder lo que pienso. Ir a favor de corriente es lo más sencillo, pero no sé si lo más coherente. De modo que, en forma de guion, expondré lo siguiente:

. Cada persona es dueña de su cuerpo y los demás deben respetar su voluntad. Este debe ser el concepto básico y el punto de partida.

. La revolución mundial se ha iniciado por un beso en lugar público, a la vista de todo el mundo, sin esconderse de nadie. Pero sin ser consentido. O sea, que no ha sido ni en el puerto, ni a una dama que no conocía, ni han matado la alegría a nadie (Manolo escobar dixit en aquella canción añeja y casposa). Después se le han ido sumando otras mil circunstancias negativas para el tal Rubiales, pero solo después, no antes.

. Si los hechos no son juzgados en su contexto, la verdad se desvirtúa y estamos a un paso de la mentira, de la manipulación y de la demagogia más barata: la del consumo industrial. El contexto era el de la alegría por el logro del campeonato del mundo.

. No he oído a nadie que asegure que el hecho es el más correcto, a nadie. Sí he oído que no tiene la importancia que se le ha dado. Yo me apunto a esa afirmación.

. ¿Quién marca cómo se produce eso que se llama el consentimiento? No quiero banalizar, pero ¿acaso se necesita una instancia previa? Sin tener en cuenta el contexto y las variables implicadas, todo se vuelve rígido, se somete a ley estricta y se acaba fanatizando.

. Mucho más desagradable me parece el gesto público de llevarse las manos a sus genitales. Pero eso solo se afeó mucho después, como añadido a lo del beso. He visto en TV cómo un entrenador de fútbol, de esos que parecen corajudos y que hacen y deshacen en su club, repetir esta acción ante sesenta o setenta mil espectadores y cómo estos le aplaudían a rabiar. Y ni un solo medio afeó su conducta. Demagogos, fariseos.

 . Los hechos que se han sucedido después por parte de Rubiales (petición de disculpas, manifestaciones varias, desprecios, posibles mentiras…) no hacen más que enfangar el terreno para él mismo.

. Según afirman todas las fuentes, el citado señor las ha cometido de todos los colores antes de este episodio. Es decir, que existían números motivos previos para haber actuado contra él. ¿Por qué no se había hecho?

. En mi pueblo a esto se lo llama tomar el rábano por las hojas.

. Casi nadie ha querido quedarse atrás en la condena (medios -especialmente deportivos, aquellos que hasta jaleaban al entrenador susodicho-, partidos, asociaciones…), en una actitud que a mí me ha convencido muy poco y que, más bien, me ha parecido un acto de fariseísmo casi cósmico.

. Es difícil de entender que el citado señor no haya dimitido ya a la vista del reproche generalizado de la sociedad. Algo que no quiere decir que su conciencia se lo exija, sino el clamor social.

. El país casi entero (al menos la opinión publicada, que nunca se sabe si coincide con la opinión pública) ha estado pendiente de este asunto durante varias semanas. Como si no hubiera otros hechos que piden arreglo y solución: sequías, modelo productivo, incendios, inflación, educación, gobernabilidad… Los hechos son lo que son y lo que simbolizan, pero hombre…

. Desde el máximo respeto que merece cualquier persona, uno tiene la impresión de que esta jugadora ha terminado por ser un instrumento de fariseísmo en el que se ha visto involucrada casi toda la sociedad. Y todo ello sin que ella, por supuesto, tena ninguna culpa.

. A pesar de todas estas variables y de que mi recuento no sea precisamente muy positivo, creo que se ha conseguido en la conciencia de todo lo que significa eso que se llama feminismo un avance superlativo. Me apena que haya sido por un hecho tan concreto que, en mi opinión, no guarda comparación con el revuelo que ha generado.

. Como estos asuntos marcan tendencia, me gustará saber en qué quedan las aproximaciones, los saludos y los actos de cortesía de tanta gente. Algunos babosean con demasiada frecuencia. Cuidado no sea que vayamos todos a la cárcel.

. Y vuelta al principio: el respeto a la persona es sagrado y nadie está dispensado de guardarlo con el máximo cuidado, pero si nos convertimos en inquisidores podemos terminar todos en la hoguera.

Vengan, pues, los reproches y los anatemas. Los espero con el escudo de quien expresa su opinión sin las trabas de los prejuicios sociales y de las corrientes de opinión generalizadas. Aunque, seguramente, con la carga de otras personales. Qué le vamos a hacer.

viernes, 1 de septiembre de 2023

HOY

 HOY

 Para José Luis Puerto

 

Una mañana más, la luz, el día.

Me pongo mis vestidos de inocencia,

es decir, me despojo de prejuicios

y salgo a conocer la paz del mundo,

ese ritual gozoso que abre puertas

a otra visión más alta de mí mismo.

 

Hoy estoy para todo lo que existe.

 

Accedo hasta la altura de la contemplación,

el don más generoso del conocimiento,

y se me ofrecen dones abundantes:

el vuelo sin destino de los pájaros

con sus caligrafías misteriosas;

el río, que serpea allá en lo hondo

y canta una excitante melodía;

rumores de palabras de las gentes,

que van a compartir espacio y tiempo;

la imagen de unas manos ofrecidas

para acoger el mundo entre sus dedos…:

todo lo que se ofrece al por menor

y vive en la pobreza y el contento.

 

Es un himno de amor hacia la vida,

un armonioso salmo de agradecimiento.

 

Yo me sumo a ese coro y en sus notas,

me reconozco, vivo, canto.