lunes, 31 de diciembre de 2018

Y CIERRE



Un poco atropelladamente y con alguna discontinuidad, pongo fin a este tomo de mis Notas a pie de página en su tomo veintitantos (los primeros los tengo que recomponer y por eso no sé cuál será exactamente el número actual). Esta entrega la completan algo más de doscientas cincuenta páginas en artículos conscientemente breves, y tanto en prosa como en verso. Tan solo me falta la lista de los noventa títulos que me han acompañado y han sido testigos de mis lecturas. Sigo manteniendo el formato con consciencia de las ventajas y de los inconvenientes que incorpora. Son ya miles de páginas las que he ido dando a la ventana para compartirlas con quien quiera acercarse a ellas. Siempre he intentado -este año también- que cada página alcanzara al menos la intuición o incluso la presencia expresa de alguna idea para reflexionar; no sé si lo he logrado, pero esa era y es siempre mi intención: a mí no me sirven las descripciones si no apuntan más alto y aspiran a que los elementos rezumen algo de jugo. No sé en cuántas ocasiones lo he conseguido, pero confieso que cada vez que no lo haya alcanzado supone para mí un fracaso, pues mis intenciones eran y son las que acabo de apuntar. Sí, lo confieso: tal vez soy así de vanidoso. Y así de sincero.
La presencia de mis nietos y de mis hijos durante estos últimos días ha acaparado mi atención y mi tiempo. Benditos sean y bendito sea el tiempo que hemos compartido. Con ellos experimento algo que se tiene que parecer a los estados de felicidad, esos en los que uno se siente tan bien que entiende que superarlos o es imposible o tiene que resultar muy difícil.
Por lo demás, lectura, escritura, poesía y vida. Todo al por menor y sin exposiciones buscadas, salvo la de la ventana de mi página personal. El tiempo sigue su curso como si no se diera cuenta de que nos lleva en el río de su conciencia. La naturaleza se sigue manifestando como si fuera eterna y nos acogiera y nos llamara para ser un componente más de su familia. Nosotros nos resistimos sin darnos cuenta de que en nada de tiempo le haremos compañía larga y misteriosa. El tiempo, siempre el tiempo. Todo sucede en el tiempo y en el espacio. El espacio se hace pequeño en nuestro diario y el tiempo corre y vuela. Ambos nos miran y no sabemos realmente con qué cara. A mí me gustaría que nos amáramos y que, en ese amor, miráramos también en nuestro entorno e hiciéramos real ese contagio cariñoso con todo lo que nos rodea. Así tal vez podríamos hacer nuestras aquellas palabras de Juan de Yepes cuando atribuía al Amado, en boca de las Criaturas, el poder de su presencia vestida y sustanciada de amor: “Mil gracias derramando, / pasó por estos sotos con presura, / y, yéndolos mirando, / con sola su figura, / vestidos los dejó de hermosura”.
Vale, ya sé que es pedir mucho, pero vamos a ello: Que la vida nos trate bien y que nosotros no la maltratemos. Salud.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

CHEQUEOS



En las últimas temporadas, suelo hacerme un par de chequeos médicos en forma de análisis. A través de ellos puedo intuir el camino que van tomando mi cuerpo y mi salud. A veces, los seres humanos sumamos a estos chequeos otros de tipo mental, tantas veces imbricados y formando red con los físicos. Y otro tanto hacen las comunidades.  Ya viene siendo tradicional que los representantes políticos den un discurso para sus conciudadanos en el que resuman sus impresiones del año, casi todas positivas para ellos, junto a algún reproche menor. El ejemplo más representativo es el discurso del rey en Nochebuena. Confieso que hace años que no me llama la atención y no lo veo. El resumen se puede hacer antes de verlo, con escasas posibilidades de equivocarse en lo que va a decir.
Observo mundos paralelos, esos que parece que nunca se van a encontrar, entre lo que veo cada día en la calle y lo que me transmiten los medios de esos representantes. A pesar de mis reticencias poco escondidas con los medios de comunicación, no puedo por menos de reconocer que algo de lo que me hacen llegar se produce de verdad. Y lo que llega son los restos de un mundo agrio y enfrentado, las brasas de un incendio en el que no hay más que hostilidades y deseos de dejar al rival por los suelos, las señas de que este mundo parece que se va a pique en cualquier momento porque vive al borde del abismo... El mejor ejemplo de ello -pero no el único, claro- es el de las Cámaras (diputados y senadores). No tengo por qué describir lo que todo el mundo puede ver, y ve.
Sin embargo, hay otra España, y, sobre todo, otros españoles, que no andan todo el tiempo a la gresca sino pensando en la mejor manera de sobrellevar el tiempo, tanto en lo económico como en los social. Hay españoles cargados de sentimientos y de buena voluntad, que mejoran el circulito en el que se mueven cada día o al menos no molestan ni tienen en la mente montañas de bruma ni designios eternos que nadie sabe a qué conducen.
Cualquier ejemplo nos puede servir de enseñanza. Valga este, por las fechas en las que estamos. ¿Hay alguien que se acerque a un aeropuerto y vea las escenas que se producen en los encuentros entre los que vienen y los que esperan que no sienta que se le abren las carnes y que no tenga intenciones de gritar que esa España también existe, que es real, numerosa y mucho más confortable que la de estar tirándose los trastos a la cabeza? ¿Dónde están ahí las divisiones territoriales ni los aplastamientos políticos ni los ganadores a costa de los perdedores?
No me gustaría que nadie entendiera de mis palabras que la actividad política no es noble y necesaria. Todo lo contrario: siempre la defiendo y creo que la defenderé. Lo que suplico es que entendamos que hay otras formas de practicarla, otras maneras de entenderla, y que la vida tiene otras variables mucho más jugosas que las del enfrentamiento y las del rechazo.
Al fin y al cabo, si nos fijamos en un chequeo amplio, veremos que este país tiene mucho que ofrecer en casi todo: clima, cultura, gastronomía, esperanza de vida, risas, naturaleza… Y sobre todo personas, esa riqueza superior a todas las demás, que tanto debemos cuidar y mejorar. Este es el otro país, el más interesante. Y debería ser el más real.

domingo, 23 de diciembre de 2018

NO ES UN TÓPICO



No quiero decir que no corresponda al lugar y al momento, ni que no sea común la expresión de los mejores deseos para estas fechas y para el futuro más indeterminado. Todo eso es verdad, y por eso es un tópico. Pero lo que quiero decir es que este tópico encierra, o debería encerrar, una necesidad que todos tenemos de que lo nuestro, lo vuestro y lo suyo se produzca con bien. Por eso las felicitaciones y los deseos, tópicos, pero intensos en su significado y en su alcance.
Por mi parte, tampoco sé ser especial. Sí confieso que lo que me parece que se acerca más a la felicidad, al estado de ánimo que causa satisfacción y bienestar es aquello que se conduce y se domina desde el sentido común y desde la buena voluntad. Sentido común para comprender que todo posee aristas y que tanto la causalidad como las consecuencias son siempre múltiples, y que, por tanto, apostarlo todo a una carta casi siempre nos lleva a lugares y a situaciones poco deseables. Buena voluntad porque el sentido común nos enseña que nuestra mente alcanza solo lo que alcanza, que es poquito. Entonces, cuando la sombra nos alcanza y no tenemos claro el sendero que tenemos que seguir, la mano amiga de la buena voluntad nos dará calma, calor y tranquilidad de conciencia. Si nos equivocamos, que sea por exceso de buena voluntad y no por falta de entrega y comprensión a la opinión y a la voluntad del otro. Coño, que merece la pena ser buena persona.
Por ahí, por esos senderos estrechos, pero de buena voluntad, me gustaría transitar durante el año 2019. Y me gustaría encontrarme con todos vosotros.
Así que valga el tópico, pero con este significado. FELICES FIESTAS.

viernes, 21 de diciembre de 2018

UNOS OJOS QUE MIRAN LA BELLEZA



UNOS OJOS QUE MIRAN LA BELLEZA

Son los ojos ventanas que se asoman
dispuestas al placer de la sorpresa,
al encuentro surgido a quemarropa.

Si enfrente de esos ojos, cuando miran,
se encuentra la belleza,
todo es nuevo y fecundo, todo nace    
sin miedo a los efectos secundarios.

Unos ojos que miran la belleza
no deberían jamás acostumbrarse
a los dones que ofrece ni a su hechizo,
pues dejarían de verla en ese instante
y todo volvería a ser viejo y árido.

jueves, 20 de diciembre de 2018

PREOCUPACIÓN



Son las cinco en punto de la tarde. Por todas partes me llegan a los oídos noticias de reuniones entre el Gobierno central y no se sabe bien qué de la Generalitat de Cataluña. Seguimos en la matraca. No sabemos cómo quitarnos del medio esta gota malaya que nos tortura y nos impide gastar energías en otras ocupaciones.
Que el Gobierno no pueda reunirse con normalidad en cualquier parte del territorio es un símbolo de cómo anda el asunto. Que para que eso se produzca con seguridad haya que emplear no sé cuántos miles de policías de todo tipo sencillamente asusta. Y gasta de mis impuestos un pellizco importante. El cabreo está servido. Que se discuta acerca de si ha de ser cumbre o reunión no es solo cuestión de términos, no es lo mismo que aquello de los galgos y los podencos, claro que no: es algo simbólicamente importantísimo por lo que representa.
Ceder casi nunca es signo de debilidad si se sabe que se cede, pero teniendo muy claros cuáles son los límites que no se pueden traspasar: se está actuando en nombre de una comunidad y no en nombre propio. Estoy pensando, claro, en concesiones de tipo formal; si las cesiones tienen que ser para crear privilegios en unos y desigualdades en otros, entonces ni un paso atrás: hay que comerles la moral con la razón de la justicia y de la solidaridad, hasta dejarlos inermes y avergonzados para mucho tiempo. Creo que nos asiste la razón legal, la razón moral y el sentimiento de insolidaridad que se percibe del otro lado. Y eso ha de darnos serenidad, confianza y deseos de entendimiento por encima de todo.
El núcleo de toda discusión sigue estando en el sujeto de soberanía: ¿es que no está todavía claro esto? Mientras ese nudo gordiano no se desate, nada avanzará. Y ese nudo está muy apretado en estos momentos. Todo lo demás se deriva de ese principio y termina desembocando en él. Quien quiera explicar los hechos de otra manera se equivocará y lo hará, creo, de una manera siempre parcial.
Supongo que hoy y mañana se escenificará una obra de teatro que tiene varios actos. Esperemos que todos pertenezcan al género de la comedia y no al del drama o la tragedia.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

TENGO UN VIEJO CARNET



TENGO UN VIEJO CARNET

Tengo un viejo carnet de extranjería
que está lleno de manchas y de arrugas.
Me lo dieron en blanco un día de agosto,
mediado el siglo veinte. Permitía
la entrada a territorios en que el hombre
podría dejar la seña de sus huellas.

Nacer siempre es llegar a la frontera
de un país extranjero. En él se vive
la historia en que se tejen los momentos
que dicen ser del tiempo y del espacio.

¿Será morir también la última arruga
de ese viejo carnet en que se ha escrito
la fecha de regreso al territorio
de la noche, del frío y del olvido?

lunes, 17 de diciembre de 2018

TUVE MIEDO



I WAS AFRAID  
(“Tuve miedo”: T. S. Eliot)

El viento es un balcón con colgaduras
de señales de humo volanderas,
que esconden en sus grises los despojos
de todo lo que pudo suceder
y, al amparo de leyes escondidas,
se quedó en ser temor, ausencia, olvido.

Lo que sucede en nada se parece
a aquello que tan solo fue un ensayo
y se queda sin ser acto en el tiempo
ni pálpito que alienta y se recrea
salpicando la vida con la fuerza
de quien es elegido entre los vivos.

El cerezo florece y es milagro
o se queda en la helada del invierno;
se pronostica lluvia sin saberse
si mañana será un día seco y árido:
se perdieron aquellos ojos claros
y nunca más se supo adónde fueron.

Casi todo no fue y pudo haber sido.
¿En dónde la conciencia, el abandono
de lo que nos rozó y se fue sin gloria
camino de la amnesia y el olvido?
Tuve miedo ante tanto desconcierto,
me asustaba And, in short, I was afraid.

viernes, 14 de diciembre de 2018

PROTAGONISTAS



¿En qué medida es uno dueño de su propia vida? Me surgió esta pregunta de nuevo ayer mismo, cuando celebraba una reunión con viandas, en compañía de mis amigos del grupo Libre Albedrío. Ah, el libre Albedrío, si yo te contara…
En realidad, pienso que, por mucha voluntad y esfuerzo que uno le ponga a eso de sentirnos protagonistas de nuestra propia vida, lo más cierto es que las parcelas en las que uno puede influir un poco más no son tantas. Se argumentará que en muchas ocasiones el ser humano puede decir sí o no, elegir A o B según decida, apuntarse a esto o a aquello según su voluntad, o definirse de unos o de otros de acuerdo con su manera de pensar.
Uno cree observar demasiado voluntarismo en esta manera de ver las cosas. Ojalá tuvieran razón los que así piensan. Tengo para mí que nuestro pensamiento y nuestra voluntad sufren tal grado de presión de todo tipo, que no le quedan demasiados caminos para los que echar a andar.
Sería esclarecedor que hiciéramos el esfuerzo mental de repasar un día cualquiera de nuestras vidas. Con calma, sin prejuicios y dejando que fluyan los acontecimientos. Es labor de cada uno. Seguramente, si alzamos un escalón por encima de la descripción y nos adentramos en el de la explicación de los actos que realizamos, veremos qué cantidad de implicaciones nos empujan y nos condicionan. Como mal menor, el ser humano tiene que elegir, si puede, que no es fácil, en las circunstancias que le rodean, y son ellas las que moldean todo y las que le dan intensidad o relajación.
Tal vez no haya que desanimarse del todo si los resultados de la investigación no son tan favorables como hubiéramos pensado. Somos así, así pasamos la vida, consumimos el tiempo y vamos dejando un reguero de actividades a lo largo de los años. Por lo demás, tampoco es fácil imaginarse una vida totalmente individualizada en la que los demás fueran siempre comida de segundo plato y siempre a expensas de lo que más interesara a cada individuo.
Hay rincones y parcelas en el huerto de la vida en los que sí podemos arar un poco más a nuestro gusto y sintiéndonos un poco menos empujados e incomodados por lo ajeno. Creo que son todos aquellos que se sienten tocados por la magia del amor, por ese sentimiento tan complejo y extraordinario que mueve muchos de nuestros pasos. Quizá estoy diciendo un disparate, si considero que en el amor la entrega y la atracción de la otra persona son decisivos; pero creo que, a pesar de ello, podemos moldear y decidir con menos acosos externos. Qué provechosa sería una reflexión común, serena y extensa con este asunto como elemento común.
Añadiré un segundo rincón que me parece interesante. Se trata del mundo de la creación, propia o ajena, de aquella que damos o que nos dan. Nuestra voluntad y nuestra imaginación son casi todo en esa parcela: lectura, pintura, visionado de una película…
¿Y el resto? Pues no quiero ser demasiado pesimista, pero tampoco engañarme. El resto del tiempo somos factores de producción. Y como tales nos trata el mercado. Ajustarse en el mercado y en su escala de valores no es cosa pequeña. Para sortearlo, para reírnos de él, para defenderlo o rechazarlo, para sacarle jugo o simplemente para no dejarnos engañar del todo. Porque no es lo mismo que te engañen sin que lo sepas, o que te engañen sabiendo tú que lo hacen. O lo hacemos.

jueves, 13 de diciembre de 2018

CULTURA POP(PULAR)



¿Será lo mismo cultura pop que cultura popular? Si nos atenemos a las palabras, todo parece indicar que encuentran un origen común, un étimo idéntico, aunque se usen en lenguas distintas. Como viene sucediendo últimamente, la de origen ´imperial´ se impone y se extiende en los demás idiomas; así, hoy, en español, admitimos y usamos tanto pop como popular. Tal vez hemos especializado un poco su campo de actuación y dejamos pop para los campos musicales y de pintura. Me temo, no obstante, que la contaminación es tal, que terminaremos intercambiándolas, si es que no lo hacemos ya, en cualquier contexto.
Me parece que sería un error y hasta un engaño más, porque la realidad de la que parten es diferente. La cultura pop (ya no uso la cursiva) es la creada por una minoría para que la consuma el pueblo; la cultura popular es creada en el seno del propio pueblo y es seña de identificación de ese mismo pueblo y de su idiosincrasia. No es lo mismo, claro; no es lo mismo.
¿Quién crea, por ejemplo, la música pop? No es la inmensa mayoría en sus costumbres sino una minoría guiada por poderes discográficos (y, en el fondo, económicos), que terminan imponiéndola a la comunidad a través de sus propios medios de comunicación (que también dominan) y que esta, al cabo del tiempo, confunde como algo suyo. ¿La música de los Beatles se entiende oriunda de la comunidad rural de Castilla? Ni por el forro. Sólo al cabo del tiempo termina quedando algún eco de ella como algo extraño a la forma de ser y de vivir de la gente de esos territorios. La globalización ha facilitado la expansión de cualquier producto, pero eso no quiere decir que las peculiaridades de cada comunidad sean las mismas.  Por eso, una canción puede llegar a cualquier rincón del planeta en un momento, pero la manera de cortejar a una joven no es la misma en cualquier latitud. Ni las canciones o las letras que lo acreditan pueden ser las mismas.
Tal vez por eso las expresiones del pop son por naturaleza efímeras, mientras que las de la cultura popular son más duraderas y resistentes al cambio, porque representan la esencia que concierne más de cerca a cualquier elemento de una comunidad. A veces hasta el punto de que, en voz y boca de algunos tradicionalistas recalcitrantes, terminan despidiendo un olor a añejo ya superado también por la comunidad.
Cada cual sabrá si quiere optar por una canción de Bisbal o por la letra y la música de un romance o un himno local. Tal vez los dos sean buenos, o menos buenos; pero desde luego que no son idénticos. Cada uno representa lo que representa. Y no es lo mismo. Lo pop nos llega desde arriba y se nos impone a todos, lo popular es creación de todos y nos representa a todos. No tratemos, pues, de confundir; y menos de engañar.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

ALLÍ Y AQUÍ


    
ALLÍ Y AQUÍ

Errar por los caminos presupone
fiar la plenitud del caminante
a la sorpresa y luz que da naturaleza
a quien a sus designios se abandona.
Porque en ellos la luz define un mundo
distinto al que se vive cada día.

Allí la flor es flor y aroma el aire
con una sensación de olor herido,
el viento te saluda con un roce
que alienta y vitaliza los sentidos,
la amplitud que recoge la mirada
se vuelve pequeñez si se refugia
en esa realidad del caminante,
tan breve, tan ligera, tan liviana.

Después los pasos tornan
al constante hormigueo de las aceras.
Aquí descubre triste y pensativo
que todo lo que fue se ha diluido
en recuerdo impreciso, oscuro, vago,
de algo que fue y aguarda ser de nuevo,
cada vez que los pies se echen sin rumbo
a hollar la humilde paz los caminos.

martes, 11 de diciembre de 2018

DE RERUM NATURA


DE RERUM NATURA

Sucedió en la penumbra más hermosa
de todas las penumbras, cuando todo 
se olvida y se sepulta en el olvido. 
Los dedos en mi méntula y el cielo 
viniendo del amor a ser testigo.
Fascinus fue al contacto de las manos
buscando la efusión que la natura
provoca siempre en similares casos.

Fascinado quedé ante tal figura
y todo desbordó en volcán herido:
fue lucha y fue pasión y fue milagro,
y fue relajación y amor cumplido.   

lunes, 10 de diciembre de 2018

EMOCIONES



EMOCIONES

Si alguna vez intentas definirme
la esencia que mantiene una emoción,
siempre irás a buscar un buen relato
que active y visualice esa emoción:
“Es cuando…, es cuando…, es cuando…”, por ejemplo
se dibuja en el rostro algún dolor.

Intenta perseguir a la tristeza
y solo la verás en la persona
cuando mira sin ansias y en sus ojos
se dibuja el color de la tristeza;
inténtalo de nuevo con el odio
y no verás su rostro hasta que un día
lo adviertas en los gestos y palabras
que te llegan de un ser que odia y desprecia.

Cada emoción requiere de una historia
que aliente esa emoción y que nos hiera,
como nos hiere el viento en el invierno
o hace latir la sangre el corazón.

Es cantar y contar lo que se siente
desde el molde cabal de la palabra,
ese almacén que guarda la memoria
de todo lo que fuimos y sentimos.

Yo guardo un personal devocionario
de turbaciones varias que conforman
mi acontecer diario; en él se agitan,
se duermen, se sosiegan, se violentan.

Y repiten tu nombre con frecuencia
si les pido que alienten mi pasión.

sábado, 8 de diciembre de 2018

TRES INVENCIONES



Con frecuencia se hacen conjeturas acerca del mundo de la lectura. Aunque sea en forma, lugar y tamaño de tercera o cuarta categoría, los medios de comunicación suelen dejarle un rinconcito a este asunto: describen estadísticas, aconsejan libros, publican críticas… Siempre detrás de cualquier pequeño eco cinematográfico y a años luz del más mínimo hecho deportivo, claro. A veces se anuncian talleres de escritura; pero esto es ya negocio de particular juicio, y a ellos se acercan o acceden solo algunas inmensas minorías.
Con independencia de que el número de lectores sea mayor o menor, o de que los que leen lo hagan con intensidad o de cuando en cuando, lo cierto es que, en la creación, además del lector, interviene el creador, y no estaría de más que aquel conociera al menos los mimbres esenciales con los que opera el escritor: las lecturas se harían más provechosas.
Desde la segunda mitad del siglo diecinueve, vivimos en el reino de lo que genéricamente llamamos novela. Hoy compite con la variante reflexiva que llamamos ensayo. La poesía es leída por menos gente, aunque creo que los que la leen lo hacen con fruición, y el teatro se concibe para ser visto en el escenario.
Tal vez se piense que la situación de cualquier creador es la misma. Y no es cierto. Tanto el novelista como el autor de teatro o el poeta trabajan con el mismo material: con la palabra; pero el camino es diferente. Y el lector tiene que saberlo.
El poeta tiene que desnudarse a sí mismo. No es necesario que lo haga de una manera literal ni real, pero tiene que fingir que es así. Las palabras de Pessoa son reveladoras: poeta, perfecto fingidor. Si el proyecto vital resulta paralelo al poético, entonces la sinceridad no tiene que amarrarse: se desborda ella sola. No obstante, ese paralelismo no se produce siempre ni tiene por qué producirse. Pero el mundo de la poesía, ay, hiere a menos lectores. Otro día le dedicaremos unas líneas más expresivas.
¿Y el novelista? Es el referente más común en nuestros días. El novelista tiene una labor triple con su imaginación porque necesita conseguir tres invenciones.
 La primera es la de descubrirse e inventarse a sí mismo; tiene que hacer el traslado de ser humano y real a ser creador, a autor de la novela. En esa labor de dios menor, inventa personalmente el mundo que crea.
La segunda es la de inventar la tradición literaria. El novelista actualiza siempre un tema desde un prisma diferente y original. Esa visión distinta afecta no solo a la novedad, sino que puede alterar la manera de releer la tradición, las obras anteriores, hasta encontrar en ellas nuevas aristas y aspectos innovadores.
La tercera es la de inventar a sus propios lectores. Cuando da la obra a la lectura, ofrece una visión distinta de la realidad; enseña a sus lectores a leer una vida o una historia de manera diferente a como lo han hecho otros novelistas. Porque lo novedoso no son los hechos sino la manera de engarzarlos y de urdirlos; lo diferente no es la historia sino la manera de contarla.
En estas tres misiones se consume el trabajo del buen novelista. Saberlo y compartirlo no es poca cosa: nos proporcionaría una lectura más gozosa y de más provecho.
Cualquier libro esconde un buen tesoro; pero saber descubrirlo es otra aventura que nos espera. Los libros guardan el valor de las palabras, la mejor forma que poseemos para conocernos a nosotros mismos para poder sobrevivir y mejorar.

viernes, 7 de diciembre de 2018

EN LA MISMA ESTACIÓN



Hace exactamente un año, escribía las líneas que vuelvo a copiar. Pido disculpas por no añadir ni quitar ni una coma. Los aciertos, si los hay, son los mismos; las equivocaciones, si las hay, son idénticas. Estamos hablando de cosas serias y no conviene banalizar. No soy profeta ni pretendo convencer a nadie; tan solo aspiro, como digo tantas veces, al nivel del sentido común y de la buena voluntad. En fin, ahí van las palabras de hace un año:
“2017-12-06     ME CONSTITUCIONALIZO
Imagino a estas horas a los representantes públicos celebrando, en los pasillos del Congreso, el día de nuestra Constitución. En otros muchos lugares se habrá hecho o se estará haciendo algo similar. Está bien. Yo echaré mi cuarto a espadas, como siempre en unas líneas y, por tanto, de manera casi indiciaria.
Las leyes no abarcan la diversidad de la vida, pero son necesarias como guía para una supervivencia satisfactoria.
La Constitución es la ley de leyes y a ella hay que acudir en casos de duda y de divergencia.
La Constitución es un acuerdo de mínimos entre las diversas maneras de ver la vida en una comunidad; por ello, nunca le podemos pedir ni perfección ni que nos contente a todos y en todo.
Las sociedades cambian y se renuevan, las generaciones incorporan a sus formas de vida y a sus escalas de valores nuevas exigencias que antes no se consideraban tales. Por ello se habla de derechos de primera, de segunda o de tercera generación. Eso pide la renovación de las Constituciones cada cierto tiempo.
Nuestra Constitución fue elaborada, aprobada y promulgada en unas circunstancias especiales: aquello que llamamos la Transición.
Hasta el día de hoy han pasado casi cuarenta años. Son muchos y las circunstancias son bien diferentes. El sentido común pide que se revise nuestro código general.
Siempre parece más prudente un proceso de renovación parcial, pausada y en algunos fundamentos que ir a un período constituyente nuevo. Nuestra Constitución es homologable con las de los países de nuestro entorno y yo no veo la necesidad de hacer borrón y cuenta nueva, aunque todo se puede defender.
Si no sabemos ordenar y jerarquizar los artículos de cualquier Constitución, iremos a un caos sin remedio. Por ello es esencial empezar por delimitar los territorios y los sujetos de soberanía. La situación actual bien lo demuestra. En este sentido, tanto valen los argumentos centralizadores como descentralizadores, siempre que se manifiesten con razón y buena voluntad. Pero hay que empezar por ahí y dejarlo muy claro.
Si una Constitución no se basa en unos principios ideológicos precisos, tampoco tendrá una exposición clarificadora. Los apartados y artículos no pueden ser más que el desarrollo de tales principios.
¿Cuáles pueden ser esos principios? ¿Acaso otros diferentes de los de libertad, igualdad y solidaridad?
No se entendería que las modificaciones constitucionales no se realizaran si no es para incorporar nuevos derechos para los ciudadanos y para asegurar una sociedad abierta, civil y cosmopolita.
Algunos principios en los que profundizar para incorporarlos como derechos constitucionales: Derecho a la salud universal; La discapacidad y la dependencia; El Estado laico; La separación clara de poderes con cambio de nombramientos; Los derechos y deberes en la nueva sociedad de las redes sociales y de internet; La sostenibilidad de los territorios y del medio ambiente; El derecho REAL a una vivienda; La legalización de los diversos modos de convivencia en pareja; El derecho a la muerte digna; El derecho al trabajo como forma de participación en derechos y deberes de todos los miembros de una comunidad…
No son pocos estos diez principios y campos de mejora. La comunidad se los merece. Pero debe exigirlos y hacerse partícipe de ellos.
Si en el Congreso a estas horas están brindando con vino, que lo hagan por la Constitución actual, pero también por la que se puede imaginar y soñar como nuevo marco más libre, justo y solidario en su renovación. Arriba esas copas”.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS



CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS

Qué arrebato de luz y qué delirio
encontrarme de golpe con la suerte
de esa ecuación insólita, imposible,
resuelta en el fulgor de tu presencia.

Entre las infinitas soluciones
que marcaba el azar, fue la ruleta
-o la mano amorosa de un dios desconocido-
a pararse en el número preciso
que guardaba el misterio.

Cuando vieron mis ojos el milagro,
todo fue adoración, júbilo, gozo.
El tiempo se hizo tiempo y el espacio
se vistió de medidas y de límites.

Tomó forma carnal la confluencia
de todos los misterios del misterio.
Tú y yo solos en uno,
en uno la mirada, el pensamiento,
el aliento que impulsa nuestras vidas,
haciendo sin descanso la liturgia
de la celebración.

Tenemos poco tiempo,
pero es para nosotros todo el tiempo del mundo;
y hay calor y nos miran
otros ojos que siguen nuestros pasos,
y cantan y se alegran con nosotros.

Cantemos, pues, el gozo y celebremos
esta fiesta de todo el universo.   

martes, 4 de diciembre de 2018

LA LECHE DERRAMADA



Se entiende que es la mala leche, esa que tiene disueltos elementos que no traen la calma ni el sosiego al estómago, sino que devuelven a la superficie todo aquel poso que han ido guardando durante mucho tiempo. Tengo una imagen muy positiva de las tierras andaluzas, aunque conozco solo lugares periféricos; sus gentes me caen muy bien, pues las veo en una mezcla de gozo vital y de tragedia eterna. Tal vez sea la mixtura de elementos de naturaleza con otros literarios. Sin pasarme en elogios, no encuentro ningún pero que ponerles.
Hace tan solo un par de días que se han manifestado en las urnas y el resultado de esa consulta ha sido el de un cambio de poder en los órganos representativos: parece que el gobierno va a cambiar de manos después de casi cuarenta años de poder socialista.
como ejercicio democrático, a nadie debería extrañar que la gente opine, que se haga recuento y que se respeten sus decisiones. Es la fiesta de la democracia, nada más y nada menos que eso. Incluso, hasta los que nos decimos de izquierda, deberíamos verlo como algo con olor a higiénico. Es verdad que supone un hecho insólito después de cuarenta años. Es la lógica de los votos, como expresión de las voluntades.
Otro plano distinto es el de las razones en las que se sustentan esas expresiones en forma de votos. Ahí empiezan a actuar las estrategias, las ideologías, las campañas, los medios de comunicación, las tácticas, los recelos, las actualizaciones de programas, los oportunismos…, mil variables. Todas intervienen, pero no todas lo hacen con la misma relevancia. Ver cómo se analiza desde algunos foros a mí me produce una mezcla de risa y pena, desde los medios que pregonan cualquier hecho que no les encaja como si fuera el fin del mundo, hasta las zancadillas dentro de la misma organización.
Me gustaría conocer algún análisis de la gente amiga que vive en andalucía, porque son los que tienen más datos para una opinión mejor formada. Desde lejos no sé si se ven bien todas las olas del mar. En todo caso, no está mal si nos quedamos con alguna de las más altas, de esas que inundan la playa cuando llegan.
A mí no me hace ninguna gracia que irrumpa la extrema derecha, pero habrá que encararla y derrotarla con argumentos y no con prejuicios, como creo que actúan ellos. Tenemos como barrera defensiva la constitución y sus principios.
Dicen los que más andan en esto que la manera de encarar el asunto catalán ha influido mucho en la participación y en las votaciones. No lo sé, pero pienso desde hace muchos años que la izquierda no termina de ver claro cómo dar respuesta al asunto territorial. Y esto es anterior a cualquier otro contenido: la legislación, sea cual sea, se aplica en un territorio determinado. A estas alturas ya no se puede plantear ninguna propuesta de modificación territorial pues unos se han apoderado de la idea del centralismo y otros de la idea de segregación. Cualquier planteamiento sereno acerca de este asunto te estigmatiza y te lanza a uno de los extremos. A partir de ahí, casi todo está viciado por la mala leche y por los impulsos.
Nadie ha podido demostrar que el psoe tenga acuerdos con partidos nacionalistas, pero la dependencia parlamentaria es coartada que aprovechan todos para agarrarse a un clavo ardiendo. Sigo pensando que la moción de censura se realizó como medida terapéutica, es decir, no tanto como acuerdo de legislatura sino como forma de liberarse de un clima insoportable de corrupción. Escribí entonces que, por este motivo y no por otros, se tenía que haber puesto fecha próxima a convocatoria de elecciones. Sigo pensando lo mismo. Se habría clarificado el panorama y se podrían haber afrontado las dificultades con más perspectiva. Ahora todo me parece demasiado tarde. Cada cual sabrá lo que tiene que hacer.
Escribo casi siempre sede una perspectiva de izquierdas (yo sigo creyendo -seré un ingenuo- que existen derechas e izquierdas) y por eso tal vez sea menos complaciente con esas formaciones. Y, desde tal prisma, me pregunto, ¿no sería este un buen asunto para comentar en las agrupaciones locales o en cualquier otro foro en vez de gastar el tiempo en mandar a la basura a los demás con trazos gruesos y generalidades?
Porque seguramente esto tiene un traslado y una lectura nacionales y no solo afecta a las hermosas tierras del sol del sur.

domingo, 2 de diciembre de 2018

CUANDO YO ME HAYA IDO



CUANDO YO ME HAYA IDO

¿Qué cosas guardarán de mí memoria
cuando yo me haya ido?
Serán, seguramente, muchas las que,
en los primeros días, se sorprendan
y llamen y pregunten por mi ausencia;
les faltará el sabor de la costumbre
de verme despistado y dando vueltas
al porqué de las cosas,
sin aceptar que simplemente pasan
y seguirán pasando como siempre.
La música del saxo que hoy escucho
sonará algo más triste que ahora mismo.
Tal vez llueva y la lluvia
sea llanto y sea dolor en cada gota.
Sé que los que me quieren darán muestras
de sentirse apenados, de pensarme
mejor de lo que fui cuando me amaron.

Solo siento morir por ser la causa
de ese dolor y pena por mi falta.
Lo demás no me importa: no me asusta
saber que soy un ser para la muerte.

Seguramente pronto, al poco tiempo,
todo se volverá costumbre, olvido,
la lluvia saciará la sed y el saxo
tocará otra canción menos nostálgica.

Cuando ese tiempo llegue, solo pido
que me dejen quedarme con mis muertos,
aquellos que me dieron su cariño
cuando yo les abrí mis propios brazos.
Que me duelan su roce y su presencia
hasta entrar en amor y de la mano
en el oscuro reino del olvido.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

!QUÉ TOCHO!



¿Cómo se puede encarar la lectura de una obra de creación de 958 páginas? ¿Se publican obras de esta extensión en el siglo veintiuno? Las dos preguntas tienen respuesta y esta es afirmativa, aunque los casos no son frecuentes.
Una obra de ficción cada día obedece más a imposiciones editoriales, en extensión, en número y tipo de personajes, en asunto principal y secundarios…, en casi todo. Todo, absolutamente todo, se supedita a la distribución y a las estructuras comerciales. Mucho más si pensamos en las grandes editoriales. A pesar de que todos sabemos que hay un margen incontrolable que tiene que ver con la suerte, con la oportunidad, con la inercia y con algo misterioso que no hay manera de controlarlo. Pasa en la publicidad y sucede en todo lo que huela a creación.
He concluido la lectura de La noche de los tiempos, novela de Antonio Muñoz Molina, que alcanza la amplitud nada menos que de 958 páginas. Vaya un taco. Casi como el Quijote. Ya va crecidita, pues se publicó en 2009. Confieso que, aunque sigo siendo un lector ávido y constante (este año tengo apuntados los nombres de 86 obras leídas), tenía mis dudas al comenzar la lectura. Después, el estilo, el ambiente que recrea y la soltura del novelista me han ido llevando de la mano y hemos hecho un camino agradable y nada tedioso. Y eso que, de tantos cientos de páginas, a mí me han interesado mucho más las referidas al ambiente general del Madrid de los últimos días de preguerra y los primeros de la guerra que la historia de amor que se describe. Si elimino la historia de amor, me quedo con un libro de tamaño mucho más reducido y abarcable.
Mi experiencia personal viene a esta reflexión solo como anécdota y no como categoría: cada lector es diferente y vive en contextos personales. Me apoyo en ella para hacer alguna reflexión que pueda tener mayor alcance.
a)       ¿Sobre qué se escribe? Poco más que referir los versos de Miguel Hernández: “Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida”. No hay más. NI menos. Lo malo es que las concreciones de estas tres preocupaciones básicas se repiten con demasiada frecuencia, y, así, encontramos historias demasiado semejantes, con estructuras muy parecidas. A mí eso me lleva a desechar muchas obras que, en otro tiempo, pasaban sin pudor cualquier filtro. Vamos, que no descartaba casi ninguna. Hoy creo que soy algo más selectivo, solo un poquito más. Y creo que lo menos bueno es que se banalizan los hechos y las escalas de valores que les sirven de base. Vamos, que el lector medio es el que manda y se le conceden las exigencias que tiene, conformadas en buena medida por los medios y corporaciones que a su vez les mandan la mercancía.
b)       ¿Qué sucede con las formas y los moldes en los que se presenta todo esto? Pues tal vez otro tanto de lo mismo. Incluso en una forma más acusada, en ajuste y supeditación a las formas que la sociedad va imponiendo y conformando: extensión, distribución, mezcla de elementos visuales, tipografía…
c)       Por encima de todo debería reinar el dominio de la palabra al servicio de una idea turbadora. Al creador le queda como campo exclusivo el dominio y el moldeado de la palabra, esa es su materia prima y con ella tiene que conseguir emocionarse y emocionar, pensar y hacer pensar, turbarse y turbar. Lo demás es cosa externa que obedece a otros intereses que no controla.
En todo caso, la lectura sigue siendo una aventura a ciegas, un empezar a andar a ver qué pasa, un husmear en algo que no es nuestro para hacerlo más nuestro, una vida especial por unos ratos, alguna reflexión que venga al caso, la diversidad vital hecha palabra, la certeza continua de lo poco que somos y de todo lo que hay por ahí rodando y aguardándonos, el olvido del tedio y de la repetición, la ilusión necesaria tantas veces, el mundo en soledad acompañada, el vértigo y el ritmo de la imaginación, el despertar continuo a un mundo nuevo. Es tantas cosas la lectura…
Y eso que reivindico nuevamente el primer derecho del lector ante la lectura: la posibilidad de no leer si no se quiere, que la vida es muy amplia y muy diversa.
Yo he hecho este camino de misterio en los últimos días, de la mano de Muñoz Molina y del mundo que ha creado en esta obra. Se lo agradezco mucho. Mi camino se diversifica cada vez más y no hay solo cabida para la novela: me ocupan muchos ratos la poesía y el ensayo. Pero ese es otro asunto. Siguen siendo lecturas y siguen siendo mundos que se abren para que yo los viva y los queme en mi hoguera especial y solitaria.