lunes, 10 de diciembre de 2018

EMOCIONES



EMOCIONES

Si alguna vez intentas definirme
la esencia que mantiene una emoción,
siempre irás a buscar un buen relato
que active y visualice esa emoción:
“Es cuando…, es cuando…, es cuando…”, por ejemplo
se dibuja en el rostro algún dolor.

Intenta perseguir a la tristeza
y solo la verás en la persona
cuando mira sin ansias y en sus ojos
se dibuja el color de la tristeza;
inténtalo de nuevo con el odio
y no verás su rostro hasta que un día
lo adviertas en los gestos y palabras
que te llegan de un ser que odia y desprecia.

Cada emoción requiere de una historia
que aliente esa emoción y que nos hiera,
como nos hiere el viento en el invierno
o hace latir la sangre el corazón.

Es cantar y contar lo que se siente
desde el molde cabal de la palabra,
ese almacén que guarda la memoria
de todo lo que fuimos y sentimos.

Yo guardo un personal devocionario
de turbaciones varias que conforman
mi acontecer diario; en él se agitan,
se duermen, se sosiegan, se violentan.

Y repiten tu nombre con frecuencia
si les pido que alienten mi pasión.

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