jueves, 20 de diciembre de 2018

PREOCUPACIÓN



Son las cinco en punto de la tarde. Por todas partes me llegan a los oídos noticias de reuniones entre el Gobierno central y no se sabe bien qué de la Generalitat de Cataluña. Seguimos en la matraca. No sabemos cómo quitarnos del medio esta gota malaya que nos tortura y nos impide gastar energías en otras ocupaciones.
Que el Gobierno no pueda reunirse con normalidad en cualquier parte del territorio es un símbolo de cómo anda el asunto. Que para que eso se produzca con seguridad haya que emplear no sé cuántos miles de policías de todo tipo sencillamente asusta. Y gasta de mis impuestos un pellizco importante. El cabreo está servido. Que se discuta acerca de si ha de ser cumbre o reunión no es solo cuestión de términos, no es lo mismo que aquello de los galgos y los podencos, claro que no: es algo simbólicamente importantísimo por lo que representa.
Ceder casi nunca es signo de debilidad si se sabe que se cede, pero teniendo muy claros cuáles son los límites que no se pueden traspasar: se está actuando en nombre de una comunidad y no en nombre propio. Estoy pensando, claro, en concesiones de tipo formal; si las cesiones tienen que ser para crear privilegios en unos y desigualdades en otros, entonces ni un paso atrás: hay que comerles la moral con la razón de la justicia y de la solidaridad, hasta dejarlos inermes y avergonzados para mucho tiempo. Creo que nos asiste la razón legal, la razón moral y el sentimiento de insolidaridad que se percibe del otro lado. Y eso ha de darnos serenidad, confianza y deseos de entendimiento por encima de todo.
El núcleo de toda discusión sigue estando en el sujeto de soberanía: ¿es que no está todavía claro esto? Mientras ese nudo gordiano no se desate, nada avanzará. Y ese nudo está muy apretado en estos momentos. Todo lo demás se deriva de ese principio y termina desembocando en él. Quien quiera explicar los hechos de otra manera se equivocará y lo hará, creo, de una manera siempre parcial.
Supongo que hoy y mañana se escenificará una obra de teatro que tiene varios actos. Esperemos que todos pertenezcan al género de la comedia y no al del drama o la tragedia.

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