viernes, 28 de enero de 2022

HAIKUS

 HAIKUS

Se escucha un pájaro.

Su trino te despierta.

Adiós, tristeza.

 

Noche de invierno.

Una estatua desnuda

se arrice y llora.

 

Reina el silencio.

La luz de amanecida

me abraza y canta.

 

La flor se abre.

La abeja sobre un pétalo.

La luz sonríe.

 

La alondra canta.

Baila el aire en el bosque.

Sueña la tarde.

miércoles, 26 de enero de 2022

HAIKUS

 

 HAIKUS

Noches de invierno.

Hay hielo en las paredes.

Se duerme el agua.

 

Rayos de luna.

Murmullos en el parque.

Noches de otoño.

 

Nubes flotando

como lágrimas sueltas

del firmamento.

 

Flor del almendro:

recobra la memoria

tras el invierno.

viernes, 21 de enero de 2022

ESE AFÁN PERTINAZ


Preguntaba a la luz de la mañana

por su afán pertinaz en reinventar la vida.

Respondió la sagaz naturaleza

que era su oficio siempre encontrar códigos

en que cifrar la fuerza y la energía

que dejan sin motivos a la muerte.

La pasión es esfuerzo y es vacío,

olvido de las leyes más concretas,

entrega, violación y desvarío.

Pero el camino vuelve a recorrerse

en sentido contrario: los objetos,

que pasaban tal vez inadvertidos,

toman cuerpo y adquieren realidad.

Entonces, la pasión huye, se escapa,

la belleza carece sentido.

 

Me pierdo en los objetos, voy en busca

de esa curiosidad que me transporta

a la contemplación de lo que es síntesis

del enigma final del universo;

tal vez mi propio cuerpo, las pasiones

que alberga y que me queman dando fuerza

a ese impulso vital que me mantiene

y me empuja a seguir siendo conciencia

de mí mismo y del mundo que me habita.

miércoles, 19 de enero de 2022

EL TIEMPO NO EXISTE

EL TIEMPO NO EXISTE

Qué afirmación tan rotunda y peligrosa. Pero no me importa dejarla expresada, aunque sea solo en forma de índice y como provocación.

El filósofo Kant, que, según me parece, viene a intentar poner remedio a la oposición entre el empirismo y el idealismo, esas dos tendencias que ordenan y jerarquizan de manera diferente, dando prioridad a lo que captan los sentidos o a aquello que alcanza la razón, o sea, las ideas, quería partir de dos a prioris, el del espacio y el del tiempo. Los entendía como algo externo al ser humano y con entidad propia. Todo lo que sucedía y sucede se producía en un espacio y en un tiempo, ya determinados como conceptos.

¿Y si el tiempo no fuera otra cosa que el desarrollo de la voluntad de los seres humanos en sus actividades y en sus intenciones?

La vida se consume en expectativas de alcanzar metas y de conseguir objetivos, de manera más o menos consciente: los estudios, el trabajo, los amores, la familia, el dinero, un viaje, una actividad social… Nuestra propia conciencia es la que consigue traer hasta nosotros los hechos vividos, que pasan, cuando queremos, a eso que llamamos presente, y que no es otra cosa que un acto de voluntad positiva, un recuerdo en sentido etimológico (recuerde el alma dormida…). De este modo, es la conciencia la que mide y crea el tiempo, el pasado, el presente y el futuro.

En realidad, todo es presente, consciencia de vida de la que se parte y con la que se pone en actividad y en movimiento eso que llamamos tiempo. La conciencia estira y encoge el tiempo a su gusto y conveniencia, lo hace real porque lo hace conciencia y vida. Cuando uno no tiene la conciencia activada, no hay tiempo que valga, solo un discurrir absurdo de las cosas, un caos sin sentido, una sombra y una anulación de cualquier medida.

Si la conciencia es la que crea y ordena el tiempo, a ella le corresponden su división y su intensidad, su anulación o su vigencia. Y en la conciencia está también el gozo o el dolor de ese tiempo que ha creado. Porque desde el presente, que es la conciencia en activo, recuerdo o imagino, y ese recuerdo o esa imaginación (pasado o futuro) se me vuelve presente alegre o presente doloroso.

¿Existirá, entonces, conciencia (tiempo) individual o cada ser tendrá su propia conciencia (tiempo)? ¿Existirá conciencia (tiempo) universal? ¿O fuera todo será oscuridad y muerte?

Sea como sea, necesitamos el tiempo (como realidad externa o como creación de la conciencia) para poder sobrevivir. ¡Cómo imaginarse la vida sin este baile en el que damos un pasito hacia delante y otro hacia atrás! No habría latido, ni recuerdo, ni ilusión… ni vida.

Pero ahí queda. Que cada cual se lo tome como menos le indigeste. Vale.

lunes, 17 de enero de 2022

"ES EL AMOR QUE PASA" (Para un cumpleaños)


ES EL AMOR QUE PASA (Para un cumpleaños)

La realidad nos cerca y nos acecha,

puja por ser verdad cada momento.

Nos falta ser curiosos para verla,

para darle la mano, para echarnos

en los brazos de la clarividencia.

 

En ese andar buscando, paso a paso,

las entrañas de todo lo que duerme,

está la luz que da vida al futuro.

Hay un impulso oculto, vigoroso,

que empuja sin descanso y no se agota;

no es un don misterioso ni escondido,

es una fuente limpia donde abrevar con ansias

y sentir que te sacias sin llegar a saciarte,

pues que despierta el fuego de la curiosidad

y mana para siempre y no se seca.

 

Es el amor, que enciende y hace llama

todo lo que en el tiempo se consume,

desde la herencia oculta y olvidada

de los antepasados,

que en nosotros revive y se recuerda,

hasta el tiempo sagrado que nos queda

para elevar al cielo todo aquello

que solo por vivir nos pertenece.

 

Prendamos una hoguera en la que ardamos,

y el mundo con nosotros, ya más bello,

más vivo, más ardiente y luminoso.

viernes, 14 de enero de 2022

¿A TIRO FIJO?

¿A TIRO FIJO? 

Terminé el año leyendo poesía y comienzo el año leyendo poesía. Desde hace bastante tiempo, me atraen sobre todo la poesía y el ensayo, o aquello que se aproxime a la filosofía. Y, sin embargo, sigo leyendo bastante novela. Analizo y encuentro varias razones que no vienen al caso. Mi lista de libros leídos en el último año contiene un número redondo, cien, exactamente cien. Reconozco que, cuando me di cuenta de que me faltaban tres o cuatro para llegar a ese número exacto, me propuse llegar a él y pararme en el mismo. Es un capricho personal, con poco sentido y, desde luego, sin ningún alcance mental.

En estos primeros días de 2022, he releído a san Juan, en sus poemas y en sus Dichos y Avisos, y ando engolfado en la relectura de la Odisea, ya en su última parte. Por esta obra he pasado no menos de media docena de veces en mi vida. Por san Juan he perdido gozosamente la cuenta.

Me pregunto, con toda seriedad, si merece la pena leer alguna novela de aventuras -salvo tal vez El Quijote- después de haber leído las peripecias de Ulises. Prácticamente todo está incluido en ella: dioses, héroes, venganzas, instintos, naturaleza, amores, amistades, fidelidades, sentido sagrado del acogimiento… Todo, o casi todo.

¿Y después de leer a Juan de Yepes, juglar a lo divino, naturalista, amor sublimado, sencillez, trascendencia, pasmo, desasimiento, entrega, ascesis, perfección…?

Todo libro contiene alguna enseñanza, pero no todos contienen un buen puñado de ellas. La experiencia enseña que las estructuras se repiten y que las historias no varían demasiado, sobre todo en el género de novela. En esta tesitura, ¿qué hacer? Hasta la propia poesía me deja vacío en demasiadas ocasiones, (sobre todo cuando leo creaciones de los más jóvenes), y eso que el género exige que el autor ponga de su parte y se desahogue en el poema. Pero los asuntos se repiten y son deudores de imposiciones de la moda -sobre todo urbana y nocturna- o responden a impulsos juveniles que no me dicen casi nada.

He defendido siempre que poesía sin ritmo externo e interno no es poesía y me incita a alejarme de ella. Por si fuera poco, releo de nuevo esta versión de la Odisea, traducida por Carlos García Gual, que mantiene un ritmo absolutamente maravilloso y que, para mi gusto, no admite comparación con ninguna otra traducción que yo haya leído.

De modo que termino preguntándome si merece la pena asomarse a las novedades o resulta mejor ir a tiro fijo y releer aquello que uno sabe que merece la pena. Supongo que una buena mezcla no es mala idea. Pero, ¿cuál es el tanto por ciento de cada cosa? Calculo que en ello tienen que ver la edad, el número de lecturas a la espalda, la formación de cada uno, y todo un montón de variables más. Cada cual sabrá.

En el año que comienza creo que restringiré el número de lecturas y releeré bastante más. Tal vez uno no ande ya en la aventura por la aventura. Tal vez.

miércoles, 12 de enero de 2022

LAS VERDADES Y SU OPORTUNIDAD

 

             LAS VERDADES Y SU OPOTUNIDAD

Cualquier acción humana ha de ser considerada en el espacio y en el tiempo en que se produce; de otra manera, no se puede entender ni explicar. Es como si tal hecho no existiera sin estos dos condicionantes. Sin embargo, las verdades aspiran a serlo con independencia del tiempo y del espacio en el que se materialicen, suplican por salirse de estos dos a prioris para mantenerse en un nivel más alto. De otra forma, sería difícil tenerlas como referentes e incluso se haría casi imposible la comunicación entre las personas.

Las verdades luchan, pues, entre su validez como tales y la oportunidad en la que se materializan.

La breve introducción teórica viene a cuento para dejar opinión acerca de hechos sociales notables, pero también para dar explicación de los más personales.

Hace unos días, el ministro Garzón declaraba en una entrevista que era necesario controlar la ganadería intensiva por los perjuicios que para la salud y el medio ambiente produce. En concreto, se refería a las macrogranjas de cerdos o de vacas que proliferan en España.

Y se armó la guerra mundial. Todos a tirarse al cuello del ministro; desde los ganaderos hasta los representantes públicos y periodistas de todo pelaje. Los ganaderos tienen más disculpa, pues se juegan, aparentemente, sus intereses personales. A todos los demás se les debe exigir que no caigan en la más gruesa demagogia. Lo que manifiesta el ministro ahora lo piensa cualquiera que tenga uso de razón, y lo proclamará todo el mundo en muy pocos años. ¿Por qué, entonces, se rasgan las vestiduras, si saben que dice la verdad? Por intereses inconfesables. ¿Por qué los representantes públicos tienen que atender a los halagos más inmediatos y groseros de los electores? Parece que la experiencia demuestra que funciona el método a la hora de las elecciones y del recuento de votos. Lamentable, porque, si es así, afecta a todos, a ellos como representantes y a todos nosotros como representados. Y yo no quiero echar más culpas a unos que a otros.

¿Falló la oportunidad en las manifestaciones del ministro? ¿Pudo haber cuidado más el momento y el lugar? Es posible. ¿Quién puede determinar cómo se mide eso? Porque la verdad es la verdad, dígala quien la diga y en cualquier momento que la exprese.

Será bueno que la idea cuente con el don de la oportunidad. Pero este último ha de supeditarse siempre a la primera. En caso contrario, estaremos deslizándonos hacia el abismo de renunciar a la verdad por el miedo a no encontrar nunca el momento oportuno de manifestarla.

En el mundo político, esos que se llaman hombres de partido suelen conceder más importancia al don de la oportunidad que a la esencia de la verdad: el partido se halla siempre por encima de la verdad, sobre todo si ellos recogen frutos y beneficios personales en el uso de esa oportunidad. Y este proceso, una vez iniciado, tiene muy difícil marcha atrás.

Sin ánimo de defender conclusiones absolutas y excluyentes, alzo mi copa por el ministro, quien, sencillamente, se atrevió a expresar en público lo que resulta ser una verdad de Perogrullo, moleste a quien moleste. A la larga, por cierto, es la mejor ayuda que los ganaderos interesados pueden recibir y todos nosotros con ellos.

Los ciudadanos de a pie podemos analizar las ideas, responder con nuestros apoyos o rechazos a los representantes públicos, y, lo que es mucho más importante, pensar de qué manera utilizamos en nuestras vidas particulares la defensa de las ideas y la importancia de la oportunidad a la hora de expresarlas. Las oportunidades se nos presentan a diario y a todas horas.

Habrá que darle una vuelta al asunto.