sábado, 30 de noviembre de 2013

INVERTIR EN EMOCIONES Y EN SENTIMIENTOS



Si fuera verdad eso de que regular las emociones es lo que más nos ocupa (al menos sí lo es en su expresión diaria), conocerlas y domarlas nos reportaría excelentes beneficios de todo tipo y seguramente ahorraría a la comunidad muchos esfuerzos que ahora dedica a otros asuntos.
No soy especialista en la materia (ni en nada) pero se puede acudir a cualquier especialista (y sobre todo, como siempre, al sentido común) y nos describiría algo parecido a esto como la nómina de las principales emociones básicas: amor, soledad, alegría, tristeza, asco, sorpresa, miedo, rabia y empatía. Cualquiera de ellas pude ser aumentada o disminuida y nos producirá otra denominación (por ejemplo rabia nos conduciría a ira), pero no creo que a casi ninguna otra naturaleza distinta. Con estos sentimientos nos levantamos, andamos por la calle, compartimos horas en casa, perdemos el tiempo gustosamente con nuestra imaginación, nos esforzamos o nos desanimamos, y nos vamos a descansar en espera de un nuevo día en el que enfrentarnos de nuevo con la vida, en busca de algo parecido a eso que llamamos felicidad.
Pasar de la definición de cada una de estas emociones y sentimientos a su visualización resulta sencillo: basta con que cualquiera repase sus últimas horas y lo comprobará: todo se nos ha ido en un enfado, en un atisbo de tristeza, en un guiño de amor, en un momento de sorpresa, en una ráfaga de alegría…, en todo eso que comporta el roce con los otros seres humanos, ese roce necesario que conforma en todos los sentidos la vida de cada uno de nosotros. No somos sin la configuración de estas emociones y de estos sentimientos, sin su expresión, y sin los demás para que los reciban y nos los reenvíen.
La consecuencia se presenta inmediata y clara. Si esas emociones se conocen, se describen, se analizan y se regulan, nuestro ser se conformará en unos parámetros más equilibrados y más saludables y determinarán un ser más saludable, más equilibrado y más sano. También físicamente, porque la salud moral configura la salud física, y esta le devuelve por el mismo conducto la respuesta positiva de su bienestar y sentido de felicidad. Ciudadanos así de conscientes y de sanos mentalmente tendrían que irradiar confianza en la sociedad y deberían empujar en la mejora de todos los nexos comunes, hasta conseguir unas relaciones más sencillas, benefactoras y sociales.
Si tuviera alguna influencia económica o moral, empujaría y animaría a los que detentan el poder a que dedicaran más atención al desarrollo positivo de todas las emociones y sentimientos que a la curación de las enfermedades que provocan los malos usos que de ellas hacemos todos.
Los usos prácticos son elementales e infinitos. Un ejemplo que puede resultar llamativo. Mantener un hospital resulta, desde luego, esencial para curar la falta de salud. Combatir la soledad no deseada me parece que ahorraría muchísimos ingresos en esos  centros hospitalarios, y, en cualquier caso, favorecería la existencia de una sociedad más positiva, más animosa y más sana mental y físicamente. No sé cuantificar en euros pero la comparación estoy seguro de que la ganaría el arreglo de la soledad.
Mantener un hospital está muy bien (y el de Béjar mucho más porque está muy alejado de la capital), pero crear locales en los que la gente (sobre todo los ancianos) se pueda reunir e intercambiar palabras e impresiones resulta una inversión económica rentabilísima. He escrito conscientemente rentable en el sentido estrictamente económico. Si pienso en el sentido moral y social, entonces la inversión me parece que es más favorable que si se hace en bonos del tesoro al 20% de interés. Pasar de este ejemplo sanitario al mundo de la educación nos da resultados semejantes. Y en este plan.
Para ello, claro, hay que tener escala de valores, no demasiado egoísmo y una pizca de interés social y visión de futuro. Otra vez me viene a la mente el dicho popular que ya lo ha expresado todo con certeza y exactitud: “Más vale prevenir que curar”.
Tal vez es que yo ando en las nubes. Sin embargo, no me gustaría salirme del sentido común. Así es la vida.

Y un añadido aclaratorio: en estas líneas no existe ningún deseo de que se dejen en el olvido las obligaciones de curar a cualquier enfermo en nuestros centros sanitarios. Se ha escrito lo que se ha escrito. Gracias.  

viernes, 29 de noviembre de 2013

CORPUS SANUM IN MENTE SANA


                  CORPUS SANUM IN MENTE SANA
Ya sé que lo que espera todo el mundo es la frase cambiada, pero esta vez el esbozo de idea va precisamente del cambio de orden.
La situación me permite desde hace tiempo organizarme el día sin horarios obligados. Yo me impongo algunos, aunque no de manera estricta. Casi a diario me embozo en mi ropa de invierno y me salgo a pasar frío, a templar un poco los músculos y a sentir la naturaleza en toda su crudeza. Se me va en ello en torno de una hora. Cuando vuelvo, me ducho, desayuno y estoy dispuesto para el resto del día. Siento que mis energías se conservan, y, sobre todo, que mantengo ritmo de actividad en lectura, escritura y pensamiento, actividades de casa...
Mi caso es el que más me importa, pero es uno más entre tantos.
Hasta aquí se vendría a mostrar que la ecuación es la de siempre y no la que yo he impuesto como título de estas líneas, o sea, la tradicional de “mens sana in corpore sano”. Y, de entrada, poco tengo que decir en su contra.
Lo que quiero hacer es añadir la sospecha de que la inversa también se cumple y es al menos tan importante como la tradicional. Me parece que una mente activa, que la curiosidad removida, que el interés sin descanso, que la conciencia social en movimiento, que el efecto mariposa creído, que la sorpresa continuada, que la satisfacción por seguir descubriendo pequeños mediterráneos, que la capacidad de seguir extrañándose y hasta enfadándose por lo que sucede, que el intento general e inacabado siempre de las grandes y de las pequeñas preguntas, que… todo aquello que pude conformar una mente activa y sana, contribuye y condiciona en buena medida la existencia de un cuerpo sano, dispuesto a no envejecer porque sí, agradecido por la existencia de la vida, generador de energía saludable, resistente al desánimo y al abandono, consciente del paso inevitable del tiempo y del desgaste de los tejidos, sereno ante lo pequeño de su existencia y a la vez alegre por la suerte de vivir esa pequeñez, y siempre entretenido y embarcado en las pequeñas y grandes aventuras de la vida.
Poco tiene esto que ver (o tal vez mucho, pero esto es asunto para otras líneas) con que una enfermedad incurable o repentina aparezca y se ensañe en cualquiera ser humano, se apodere de él y se lo lleve hacia la muerte de manera irremediable. Lo importante es que el tiempo que vive una persona con mente sana lo vive con mejor salud, con más complacencia, con más energía vital, con más satisfacción y complacencia con su propio cuerpo, con una armonía más conseguida entre sus pensamientos y su masa somática, esa suma de células que componen su cuerpo.
El cuerpo es lo primero y tal vez lo único que poseemos. Pero en el cuerpo está el cerebro; y en él, la sede de toda una serie de relaciones entre células y neuronas que nos regulan las sensaciones, los impulsos, los pensamientos, las emociones. Regular todos estos elementos adecuadamente es lo que nos produce un estado de bienestar conveniente, proporcionado y saludable. Lo demás es ya darle cauce somático, es decir, dejar que salga a la piel y a la cara, a los músculos y al aspecto saludable externo.
Tampoco se trata de inventar nada nuevo: es aquello de que la cara es espejo del alma. Sustitúyase alma por un término más humano y físico y todo se entenderá fácilmente. Al fin y al cabo, en la actividad diaria, de lo que más nos preocupamos es del desarrollo y del contraste de regular las emociones.
¿Por qué en lugar de gastar tanto en modas y en gimnasios no dedicamos más esfuerzo en todo aquello que nos acerca a la mente sana, que nos da indicios al menos de lo que podría ser algo aproximado a la felicidad? Tal vez mañana redacte unas líneas que esbocen algo de este asunto de regular las emociones.

Pero, mientras tanto, seguiré saliendo al frío y al aire de la naturaleza en estas mañanas del otoño de la ciudad estrecha. Y mañana, sábado, con más ganas de gastar energías y de reponerlas con buenas viandas.

jueves, 28 de noviembre de 2013

AL MENOS CONTEMPLAR LA MARAVILLA



Cada semana que pasa sin poder ir a estar unas horas con mi nieta, me rebelo y suelto algún improperio. Otras veces me pongo algo más formal y reflexivo y me desahogo contra el precio tal alto que hay que pagar por eso que llaman el adelanto de la civilización y el progreso, que lleva a cada uno por el mundo y aleja a los allegados como si en ello no se fuera un tirón doloroso de los sentimientos y de las emociones.
Pero, en cuanto las circunstancias me dejan (nos dejan), me pongo en camino y sacio mis ganas de estar con ella y con mis hijos, de pasar unos ratos juntos antes de decirnos otra vez adiós en espera de otra nueva ocasión. De hecho, muchas veces pienso en la necesidad de no atosigar demasiado y en dejar espacios libres para que cada uno haga su propia vida. Ese equilibrio me resulta muy difícil, pero es concepto que me ronda muchas veces por la mente.
Es que mi nieta, Sara, tiene cuatro años y pronto se nos hará mayor, irá abriendo su círculo de relaciones y de dependencias, y entonces no tendré tantas posibilidades de estar junto a ella, de compartir el tiempo y de dejar alguna huella en su mente. En el fondo, es un acto continuado de egoísmo. Pero es que yo sé que los primeros cinco años de cualquier vida son esenciales en la conformación de la mente, de sus emociones, de sus principios y de sus marcas de vida. ¿Cómo no realizar, entonces, un esfuerzo para dejar lo mejor en esa mente que se está formando y que está poniendo los fundamentos de todo lo que después se ha de desarrollar?
Nuestro cerebro se conforma en estos primeros años. Por eso son tan fundamentales. También lo demás, pero todo eso se nos queda siempre lejos de las potencialidades del resto de los animales. Mi nieta Sara está aprendiendo a patinar, pero nunca se deslizará por el hielo ni guardará el equilibrio como un pingüino, ni correrá como una gacela, ni subirá o bajará a un árbol como un mono, ni tendrá un cuerpo duro y resistente como una tortuga, ni… Nada, mejor no seguir con las comparaciones con las cualidades de los animales.
Pero su cerebro, su cerebro no. Ese órgano en el que se van a establecer las sensaciones, las emociones, los pensamientos, las capacidades de comprensión, las actitudes, las propensiones a las relaciones humanas, las tendencias a las escalas de valores, esa maravilla única y extraordinaria se está casi terminando de formar, de conformar, de modelar, de configurar.
Y ahí me gustaría estar para ayudar un poco, para hacer sentir que la vida es positiva y maravillosa, que el mundo es cruel a veces pero que nosotros no podemos ser indiferentes ante ello y tenemos la obligación de transformarlo en un lugar mejor y más habitable, que el ser humano está cargado de posibilidades y de capacidades, que abrir el cuerpo a las sensaciones es la antesala de hacerlo diáfano para los sentimientos y para los pensamientos, que encarar la vida con sentimiento positivo es la mejor manera, que abrirse a la comunicación con los demás ahora es tener andado el camino de las relaciones sociales, que describir y analizar sentimientos es la manera de acercarnos a la razón, a la belleza y a la ética, que la fantasía es un don que hay que desarrollar, que la supervivencia es el primer nivel, pero solo el primero: después están todos los demás, que son siempre mucho más sabrosos; que organizarse bien mentalmente es una buena fórmula para cultivar la curiosidad, esa cualidad tan propia del ser humano; que sentir el cariño de los demás es la primera parte del cariño que cada uno tiene que devolver más tarde a los otros; que de todas estas pequeñas cosas cotidianas va surgiendo la conciencia, esa cualidad que nos permite describir, analizar y modelar el pasado para transformarlo en un presente y en un futuro mejores; que compartir todas estas cosas y muchas más es la mejor aventura en la que pueda embarcarse un ser humano.
Yo sé que están sus padres en la tarea, que todo lo riegan con el amor y con el cariño que le dispensan, que el ejemplo de su vida y de su carácter deja poso en ella; que yo y nosotros debemos dejarnos ver desde un segundo lugar; que todo va muy razonablemente bien.

Pero yo quiero estar ahí. Al menos para decir cuenta conmigo. O tal vez solo para contemplar el desarrollo de esa maravilla.  

miércoles, 27 de noviembre de 2013

ESTAS OTRAS GOLONDRINAS


Una golondrina no hace verano, pero anuncia el buen tiempo. Por eso uno se solaza cuando observa el vuelo de esta ave dando vueltas en el cielo. No es el tiempo precisamente ahora, en estos días de viento, de hielo y de frío, que más bien certifican que todo anda encogiéndose en sí mismo, en espera de que la luz se vuelva a encontrar a sí misma y se vaya quedando un ratito más con nosotros. Ya sabemos que el sol regresa cada mañana, pero a veces da la impresión de que cualquier día se olvidará de volver por la mañana y de que nos dejará huérfanos y a oscuras. Como le tenemos buscadas las vueltas, hacemos la celebración del solsticio de invierno, lo calmamos con nuestras ofrendas y él se compadece de nosotros hasta el próximo año. Últimamente hemos sustituido la luz del sol por la luz religiosa, en imposición eclesial; y, como último grito de la moda, del dios religioso hemos pasado al dios comercial, ese que nos embarca a casi todos en las festividades y en los regalos obligados, y que nos anula incluso la capacidad de aguardar unos días y comprar lo mismo a mitad de precio en las rebajas.
Pero es que enseguida me extiendo y me descontrolo. Lo de la golondrina aspiraba a otra reflexión.
Sucede que el vuelo de la golondrina no es visible en tiempo de frío, pero hay otros vuelos que, si se produjeran aislados, podríamos interpretarlos con la misma lógica que los del pájaro de marras. Sin embargo, su vuelo menudea sobre nuestros cielos y sobre nuestros tejados y se ha convertido casi en plaga. Entonces los indicios se convierten en evidentes realidades. Y no son precisamente señales de buen tiempo.
Vamos al grano.
Un señor, llamado Rafael Hernando, que ejerce como viceportavoz del PP en el Congreso, se ha soltado con esta declaración, en relación con las peticiones de los miembros de las asociaciones de recuperación de la memoria histórica: “Se han acordado de sus padres, parece ser, cuando había subvenciones para encontrarlos”. Yo escuché esas declaraciones en directo. Y me escandalicé. Después he oído manifestaciones de afectados y no oí ni una sola salida de tono; sí, y muy enérgicamente, el rechazo, no solo de las cuestiones económicas, sino también, y sobre todo, el rechazo moral de lo que se escondía tras las palabras del susodicho patán Hernando.
No es una golondrina, ni un descuido, ni un desliz, ni un error, ni un lapsus, ni una equivocación… Es una calumnia, una burla, un desprecio, un insulto, una mofa, una befa, un acto de soberbia, de arrogancia, de chulería, de menosprecio…
Ni ha pedido perdón ni piensa pedirlo.
Nadie de sus filas le ha llamado al orden o se ha disculpado.
Actos como este, que tienen más de chulería insoportable y que anuncian manifestaciones peores en el futuro, se repiten por todas partes: Generalidad valenciana, Fabra en Castellón, alcaldes gallegos y catalanes (y salmantinos), curas leoneses, parlamentarios madrileños…
Hay circunstancias que favorecen la expansión de los virus. En cuanto se producen, la plaga se extiende y se convierte en epidemia, y entonces campan a sus anchas y sacan a relucir sus genes verdaderos. Al fin y al cabo, es lo que se produce siempre en la evolución de la materia: la tierra se puso a tiro en condiciones de temperatura y fabricó la vida; las células se descontrolan y provocan la muerte.
El ambiente anda propicio para que estas y otras declaraciones salgan de sus agujeros, donde esperaban la ocasión favorable. Solo le falta la gotita de Rajoy, que, ejerciendo de despistado, como siempre, puede declarar que no le consta que exista gente en las cunetas. Vaya un guiso entonces.
Nos falta la conciencia, el ejercicio de nuestro poder para representar lo que está sucediendo, para interpretarlo y para proyectarlo en el futuro, tiempo en el que sucederá lo que nosotros mismos hayamos previsto. Lo demás es instinto y caos.

Esta golondrinas no anuncian buen tiempo precisamente.

lunes, 25 de noviembre de 2013

TAN SOLO ESTO


Qué mal andamos casi todos de la vista. Necesitamos gafas de culo de vaso, o lentillas bien calculadas para podernos enterar de lo que físicamente tenemos delante de los ojos. En cuanto extendemos la vista y se amplía la perspectiva, el horizonte se nos torna difuso y delimitamos con dificultas cualquier parcela que nos interese. Cuando tenemos necesidad de indagar en realidades más pequeñas, no tenemos otra forma que acudir a la ayuda de artilugios mecánicos diversos para contemplarla. Menos mal que la tecnología inventada corre a gran velocidad y las ayudas que nos presta son cada día mayores y más precisas.
Pero esa miopía visual corre paralela, o acaso a menor ritmo, que la miopía intelectual, con esa miseria que nos hace sentirnos los reyes del universo cuando no somos más que, en palabras del científico Stephen Jay Gould, “la última gota de la última gota del gran océano cósmico”. O en más hermosas palabras del poeta Ángel González, “…el resultado, el fruto, / lo que queda, podrido, entre los restos; / esto que veis aquí, / tan solo esto: / un escombro tenaz, que se resiste / a su ruina, que lucha contra el viento, / que avanza por caminos que no llevan / a ningún sitio. El éxito / de todos los fracasos. La enloquecida / fuerza del desaliento…”
Cualquier hora de cualquier día, la ventana de la caja tonta nos bombardea con noticias de luchas intestinas, de dejar la vida en un quítame allá esas pajas, de la lucha incontenible por las miserias humanas particulares, el circo de las vanidades y del egoísmo, el descaro por la victoria individual… Y todo ello cuando no es el más absoluto descaro y la más arrugada muestra de la indecencia, de la vergüenza, del robo y de la mentira.
Qué pobreza, qué miseria, qué falta de honradez y de alfabetización.
Hasta hace no más de doscientos o trescientos años, la cicatería y la actitud metemiedos  religiosa imponía a todo el mundo una antigüedad de la tierra de solo unos poquitos miles de años. Aquello del Génesis y del misterio. Y, por si fuera poco, ni siquiera fuimos los humanos de los primeros: repásese el Génesis y se comprobará. Menos mal que al séptimo descansó. Todavía hay gentes que siguen agarrados al mantra y a la miopía. Muchos están formados en universidades. Perdón, quiero decir que poseen títulos universitarios. De todos modos, como era cuestión solo de días, los humanos nos hemos sentido los reyes del mambo y hemos tenido al resto de la naturaleza (creación) a nuestro servicio; y nosotros al servicio del creador.
Qué arrogancia.
La Tierra, nuestro minúsculo planeta, tiene miles de millones de años; nosotros no somos más que el último apéndice de lo que es el tiempo cósmico, apenas unos cuantos miles de años deambulando por estos lugares. Y todo ello más producto de la casualidad que otra cosa. Vivir es un milagro, y vivir en la complejidad de un ser humano es la suma de todos los milagros, incluido el de la multiplicación de los panes y los peces. Ojo, la misma complejidad que contiene los mayores peligros de mantenimiento y las mayores probabilidades de extinción. Esta complejidad casi infinita que nos sostiene, que nos permite caminar y movernos, que nos sirve para actuar y alimentarnos, y que alcanza su plenitud cuando logramos transformar los impulsos en sentimientos y en pensamientos, esos impulsos y pensamientos que después se traducen en un concepto, en la creación de un artilugio mecánico, o, “oh milagro”, en un sentimiento de afecto hacia los que nos rodean y en un abrazo, es el resultado de una evolución de la que nosotros no somos más que el último testigo, “el éxito / de todos los fracaso. La enloquecida / fuerza del desaliento…”
¿Por qué no alzamos un poco la mirada y aceptamos alguna aplicación de esas de andar por casa porque se deducen del sentido común y de la regla que enseña que dos más dos son cuatro?
Tres propuestas para que cualquiera extraiga sus conclusiones:
a)      ¿Por qué no se relaciona alguna vez -para relativizarlos- los tiempos biológico y geológico? De ahí nos saldrá aquello de “dentro de cuarenta años, todos calvos”; y de ahí…
b)      Si el ser humano es eso, solo eso, y, ¡oh milagro”, ESO tan maravilloso, ¿por qué esas discriminaciones de todo tipo entre unos seres humanos y otros?
c)       Si aplicamos las condicionales de b), ¿qué estamos haciendo con el resto de la naturaleza y de los animales, que nos han precedido en mucho y que nos sobrevivirán en muchísimo?

El que quiera cortar tela ahí tiene corte. Ahora que la industria textil anda de capa caída en esta ciudad estrecha… 

domingo, 24 de noviembre de 2013

ESA CASUALIDAD


Con frecuencia declaro que nada de lo que sucede por ahí me es ajeno. No sé si lo digo más por realidad que por deseo. La práctica me indica algo bastante más pobre y sencillo.
Salí ayer con mis amigos hasta Piquitos, un paseo serrano helador pero reconfortante por casi todo: paisajes, conversación, viandas, ejercicio físico… Llegué a casa a la hora de comer y, desde ese momento, no sé de lo de ahí fuera en todo el fin de semana, si no es por la vista que de mi amplio jardín, que es la sierra, contemplo desde mi terraza. No sé qué hay por las calles de esta estrecha ciudad ni lo que sucede en otros lugares. Apenas algunas noticias que me ofrece la tele y que se superponen por momentos quedándose en el olvido rápidamente.
Sospecho que, en realidad, existe una indiferencia bastante evidente de mi cerebro hacia lo que me rodea, y mucho más hacia lo que me queda lejos. Tal vez por hacer realidad aquello de “ojos que no ven…”. Mi cuerpo y mi pensamiento han andado muchas horas ayer y hoy de sillón en sillón, recogiéndome del sentido de frío que me trae el aire. Y no es que mi imaginación no haya ido lejos, sobre todo a través de la lectura. Lo que quiero decir es que todas las imágenes terminan viniendo a mi terreno, a mí mismo, a mis apetencias. También las más frecuentes, las de mi familia más próxima, tan desperdigada por ahí durante estos dos últimos días.
Lo que me ha sucedido estos dos días, en realidad es lo que me sucede siempre y lo que, sospecho, le ocurre a todo el mundo. La mente se concentra en una geografía reducida y en un tiempo limitado. De hecho, los lugares que me interesan son los vividos con más o menos intensidad; y el tiempo de recuerdo se me agota en dos o tres generaciones como mucho: los padres, los abuelos (a los que ya no conocí), los hijos, mi nieta, la familia, los amigos…, y ya todo se disuelve y se disgrega como una nube aislada y perdida en el cielo.
¿Por qué le sucede esto a los humanos? ¿Es bueno o malo que esto ocurra? Sospecho que se trata de un acto de pura supervivencia y de algo impuesto por las limitaciones del recuerdo y de la mente. Acaso sencillamente para cumplir aquel dicho popular de que “el que mucho abarca…” Tal vez la energía que necesita mi mente para sobrevivir en estos espacios y en estos tiempos reducidos no sea poca y la naturaleza no me dé ni nos dé más a ninguno de los humanos. Puede que también en esto tengamos que aprender a no ser derrochadores pues lo que hay es lo que hay.
Es otro misterio de la especie humana, tan simple y tan compleja  a la vez, tan rica y tan pobre, tan puesta como por casualidad en un pequeño planeta que orbita una pequeña estrella perdida en una galaxia entre galaxias.

Menos mal que, en esa casualidad de las casualidades, me encuentro con la vida y con las gentes, con la proximidad de aquellos que me quieren  y a los que querría querer como única empresa en la que gasto todos mis ahorros.

viernes, 22 de noviembre de 2013

FALTA DE PLANIFICACIÓN

FALTA DE PLANIFICACIÓN
Era la procesión de sables y casullas
el contexto sagrado para los sacrificios,
y eran los fieles procesión en calma,
soldados voluntarios para una intifada.

La guerra eran batallas escondidas,
bombas de azufre intenso contra los desvalidos,
insultos sin decoro para asesinar débiles,
discursos al contado para evitar ancianos.
A todas horas gritos para ganar mercados
perimetrando cotos de uso restringido
y reservando accesos para los refinados.

La guerra era global, todo el espacio estaba
descrito en un papel, cuadriculado,
dividido en parcelas de acción y de consumo.

Algunos generales se ofrecían
a controlar abusos de díscolos soldados
con castigos y culpas ejemplares
que sirvieran de ejemplo para los disidentes.

La batalla final dejó un campo desierto,
vacío de soldados, de metralla,
de lo que en la disputa había sido vencido.

En lo alto del monte se izaron las banderas,
los capellanes dieron bendición al desastre
y comenzó de nuevo a idearse la forma
de reordenar la vida de las tropas,
ya salvadas y en gloria de sus sagrados mandos.

Ninguno había advertido que en la última batalla
habían perecido hasta los más valientes
soldados y que nada era posible ya ni con las bombas
que se habían fabricado y elegido

con los más eficientes materiales.

jueves, 21 de noviembre de 2013

ROMANCE DE LAS TURQUILLAS

ROMANCE DE LAS TURQUILLAS
(Para el SAT y todos los trabajadores del campo)
(Desahogo sin repaso)
Con Gordillo y Cañamero,
ha irrumpido en las Turquillas
un ejército de hombres
en tierras de Andalucía.
Son las Turquillas un predio
de hermosas tierras baldías
que señorea el ejército
para extrañas regalías
pues cabalgan sin sentido
en unas caballerías
que en nada sirven al pobre
y de nada las quería.
Andalucía se muere
de sed buscando justicia
y los obreros del SAT
que sus comarcas habitan
rugen con sudor y lágrimas
el dolor de la injusticia.
Solo quieren que las tierras
tornen de pobres a ricas,
produzcan frutos y rían
con las risas y los sones
que sus jornales ponían.
Por eso invaden la finca,
saltan paredes y vías,
comen, beben, hablan, sufren,
ven cómo pasan los días
sin que se escuchen sus quejas
ni se atiendan sus porfías.

Las altas instituciones,
(guardia civil, policía
a sus órdenes), decreta
detenerlos y no fía
de razones ni de rabias,
solo en sus leyes confía.
Con rapidez se les juzga,
sin piedad se les castiga
a condena y privaciones
de siete meses y un día
y a una multa que supone
penas de menor cuantía.

En la puerta de la Audiencia
suena voz de rebeldía
y por las calles de España
se alza la voz y se grita
exigiendo que en Granada
se repare la injusticia.
Yo quiero también con rabia
que aquí se escuche  la mía.

La voz de los jornaleros
ha de ser voz de alegría
que pregone que las tierras
son para quien las cultiva,
que recoge sus sudores
y apacigua sus porfías
entre trigos y aceitunas,
entre sudores y olivas.

Fértiles tierras de España,
tierras de la Andalucía,
que el sol y la tierra os llenen
de honradez y de justicia,
que a los obreros del campo
los honores se les rindan.
Gritemos todos a coro:

¡Viva el jornalero, viva!

miércoles, 20 de noviembre de 2013

POR TODAS LAS DEMÁS RAZONES


Me parece que hoy se cumplen dos años de la victoria política del PP en las elecciones generales. Andamos ya al menos por la mitad de la legislatura y eso suele marcar una inflexión en las políticas de los gobiernos, Normalmente, a partir de este momento, se dedican a pensar más en las siguientes fechas electorales y a ellas adaptan las nuevas legislaciones, de manera que suelen ser más complacientes y más populacheros en las normas. Será bueno, por tanto, mirar todo en perspectiva y a largo plazo, tanto para lo mejor como para lo peor.
Pero ello no debería impedir hacer un balance de lo realizado hasta ahora, sobre todo porque suele representar aquello en lo que una formación política más cree, aquello que continuaría haciendo si la perspectiva de nuevas elecciones no los refrenara y les impulsara, por mitades, a templar gaitas y a rondar la línea de la demagogia.
Estoy convencido de que la realidad social es algo mucho más complejo de lo que marcan los consejos de ministros y el BOE, y que olvidarse de las realidades internacionales, de los medios de comunicación, del avance histórico en general, de las fuerzas vivas que siguen ahí impertérritas y desafiantes, y de un montón de variables más, es engañarse y engañar. Pero algo sí que tendrá que ver el Gobierno con lo que pasa.
Y mi impresión y resumen resultan muy negativos. Si uno se escuda solo en las herencias recibidas, y además lo hace interpretándolas torticeramente y sin objetividad, los análisis se vuelven equivocados e interesados. Pero, aun admitiendo la realidad de herencias negativas, habría que juzgar entonces los adelantos conseguidos en relación con aquella situación de la que tanto uno se queja. Si tan mala era, la mejora por comparación resultaría casi inevitable.
Pues no son esos los resultados que se consiguen. En materia económica, salvo en alguna de esas que llaman las grandes cifras, y solo en algunas, todo anda manga por hombro: deuda pública y privada, morosidad, sueldos, poder adquisitivo, sectores de población en la pobreza, privatizaciones…
Y después vienen los otros empobrecimientos, que, para mí, son mucho más insoportables que el llamativo y cegador de las cifras, y que dan fe de la miseria verdadera de una comunidad. Algunos de estos empobrecimientos tienen que ver con la Reforma Laboral, que ha dejado a la intemperie a los obreros y a merced de lo que individualmente quiera hacer con ellos el patrón, la desregulación de vida que eso supone, el desánimo personal al que conduce, la absoluta falta de perspectiva vital que comporta, el individualismo y egoísmo en el que nos instala a todos, la desconfianza que provoca entre todos, la falta de solidaridad y el sálvese quien pueda en los que nos movemos cada día más, la resignación y la falta de reacción que han conseguido estas normas, tal vez por la evidencia de que en solitario apenas se puede conseguir nada… Si a ello le sumamos el comportamiento personal de un buen número de dirigentes políticos, la falta de honradez y de ejemplo en sus vidas y acciones, el tenebrismo del mundo religioso, que vuelve con tanta fuerza…, el panorama es de susto y de miedo.
Todas estas me parecen miserias infinitamente superiores y de más difícil solución que las del PIB y las de la macroeconomía. Y de estas casi nadie habla, o no quiere hablar.
Desde mi puesto de observación constato que los recursos, tanto humanos como materiales,  son superiores a los que en cualquier momento anterior pudieron existir y que lo que falla más que una escopeta de feria sigue siendo la distribución de la riqueza. Y, en este asunto, andamos marcha atrás, y magnis itineribus, que diría el clásico.
Es, pues, asunto de escala de valores, de sistema de vida y de raíces e ideología. Por supuesto que es un asunto ideológico. Como todo, por otra parte.
¿Tan poderosos son los medios como para impedir que no se pueda plantear el sistema como modelo? ¿No se puede al menos suplicar que se dulcifique un poco el que tenemos y que no se aplique en su versión más egoísta y alejada de la igualdad?
Porque, a mí, que gane o pierda el PP me importa, pero infinitamente menos que la paz social y la conciencia de que la riqueza y las miserias nos las repartimos  equitativamente, y de que el futuro no es que gane uno u otro sino que ganemos todos.
Una vez más me gustaría gritar que si estoy en contra de cualquier medida no es porque sea ideológica, hecho que, por el contrario, aplaudo, sino por la ideología que la inspira. Es contra esa ideología contra la que me rebelo. Contra las leyes me rebelaré como consecuencia lógica.
Es, pues, la ideología de derechas la que dicta estas leyes y la que provoca la escala de valores que comportan. Como estoy disconforme con esa ideología, me opongo a las normas y a las personas (en su actuación política) que las representan.

No tengo mucho que celebrar en este segundo aniversario. La vida me ofrece otras muchas razones diferentes para levantar la copa y apurarla entera. Va por todas esas otras razones.

lunes, 18 de noviembre de 2013

¿A QUÉ DIOS IMPLORAR?



Las tragedias naturales se suceden al ritmo misterioso que marca algún dios desconocido. Las humanas suceden a diario (Indonesia, Japón, Ahití, Filipinas…) y parece que a ellas ya estamos acostumbrados, como los ancianos que repiten los actos sin muchas ganas de analizar las causas, acaso porque ya conocen la última y repetida consecuencia que es la muerte.
Estos grandes desastres son cada día más universales, aunque sigan igual de caprichosos y de mortíferos que siempre. También esas tragedias han tomado el camino de la globalización y ya no sirve aquello de ojos que no ven, corazón que no siente.
Resulta sorprendente revisar la historia para comprobar cómo antes estos grandes cataclismos parece que los dictaban los dioses desde sus tronos celestiales, de vez en cuando para saciar cualquier capricho o por un simple ataque de celos entre ellos. Después, la aldea global de las comunicaciones ha situado también estos horrendos espectáculos ante las narices de todo bicho viviente y las distancias se han achicado hasta ponerlos todos en nuestras casas. De ese modo, la tragedia global se desmenuza y se vuelve álbum con fotografías que son primeros planos y golpes en la cara y en la conciencia de todos y de cada uno.
Tal vez por eso las respuestas sean ahora también más generales y las conciencias se agiten y respondan desde los lugares más lejanos y dispersos. Aquello de que la distancia es el olvido se relativiza y empieza a no ser cierto del todo.
Cuando los dioses desencadenaban alguna tragedia y dirimían sus diferencias a golpe de envidias y de guerras, terminaban la contienda con alguna solución más de poder que de otra cosa, o al dictado del dios de dioses, que acababa poniendo orden con un ordeno y mando más severo. Después todo se ha ido fiando a la voluntad del Dios único y al socorrido Dios lo ha querido y los caminos de Dios son infinitos y misteriosos, o tal vez infinitamente misteriosos, que queda más misterioso todavía. Entonces se impone el silencio, el acatamiento, el hágase tu voluntad y hasta el Te, Deum de acción de gracias.
Pero llegó un momento en el que la razón pidió paso y se enfadó ante tanto desconcierto y ante tanto misterio. Tal vez fue en la época de los ilustrados del dieciocho cuando esto empezó a mostrarse más clarito. Y se buscaron razones a las cosas, también a las catástrofes, y, en fin, la duda y el misterio se fueron apartando del campo de batalla. Solo en las mentes de los que se sintieron defraudados, no en los representantes de los dioses, que siguieron atados a sus rezos y a los designios ocultos de extrañas voluntades.
Calculo que aún hoy día esos líderes del espíritu siguen mirando al cielo después de las tormentas e inclinando sus rodillas en tierra, santificando cadáveres y absolviendo difuntos; todo para cumplir la voluntad de lo sagrado, para seguir dando pábulo a lo más misterioso y arcano, al territorio de lo que nadie sabe dónde para. Y acaso es lo peor que tal vez lo sigan haciendo desde el lujo y el boato de los ritos y de los trajes sagrados más vistosos, en un botellón místico que busca los consuelos y agranda las tristezas y los miedos, o tal vez en la seguridad de que el poder se exhibe mejor cuanto más miedo cause.
Y cuando no son los santones religiosos, acaso son los dueños del dinero, que inventan un rastrillo de cruel beneficencia para acallar conciencias y distraer razones más profundas. Porque hay gurús con mitras y sotanas, y los hay con cartillas atascadas de ceros en sus hojas, esos ceros que controlan el mundo, que someten la voz y los instintos y conducen también las opiniones.

¿A qué dios implorar en estos casos? ¿O a qué dios despeñar en el abismo? Entre razón y abismos anda el juego. Y conviene apostar a lo más limpio. La tierra es ya un latido universal y duele cada miembro en los sitios más negros y profundos.

viernes, 15 de noviembre de 2013

MIS HOJAS DE APUNTES



Tengo mi mesa llena de papeles y de libros. Los libros se ordenan en montones delante de la ventana. No pueden subir más porque me impedirían abrirla y airear la habitación. En buena parte se trata de los últimos títulos que han llegado hasta mí. Están encima de la mesa sencillamente porque no tienen cabida en ninguna de las estanterías que ocupan las paredes de esta habitación y de las demás de mi casa. Ellos guardan la memoria de muchas de mis lecturas y de muchas de las horas que he tenido como compañía a las historias que en ellos se cuentan y las ideas que siguen guardando. Debo cambiar con calma la tendencia, pues he de ir reciclando las paredes y sustituir las hojas de papel por el almacén digital que ocupa tan escaso espacio; pero me cuesta acostumbrarme, aunque llevo en ello ya varios años.
Al lado de los libros, se amontonan también los papeles, esos papeles en los que voy anotando ocurrencias o ideas que tomo de las lecturas, o de lo que mi pobre mente me va dictando y concediendo. Son los esbozos que después desarrollo en mis poemas o en mis textos en prosa. Les debo tanto a los libros y a estas sencillas notas que de ellos y de mi pensamiento voy tomando…
Poe ejemplo, tomo la hoja que ocupa las últimas anotaciones y leo:
a)      Pintada en la pared de un cementerio: “Los muertos, afuera: la tierra, para quien la trabaja”. 
b)      Las memorias que dejan las ciudades son las pequeñas cosas, no los grandes monumentos.
c)       Descripción lenta de un beso.
d)      El miedo a ser feliz, qué triste llanto.
Es una hoja casi en blanco pero ya con apuntes que me sugieren consideraciones muy diversas para ser desarrolladas, o para que mueran en el mar de los apuntes.
De la primera podría destacar, por ejemplo, la ironía como forma de vida; o la inutilidad de la muerte; o su poder de igualar a todos los seres; o la necesidad de ceder un lugar reservado para los muertos; o…
Del segundo apunte se me ocurre la realidad de las pequeñas cosas como conformadoras de la vida real; la percepción de la realidad siempre de manera parcial y no completa; la realidad según la mirada especial de cada uno; la analogía entre persona y cosa; la relatividad del valor de las personas y de las cosas; el contraste entre el símbolo irreal y lo pequeño real; el…
Del tercer apartado me imagino la descripción minuciosa; la suma de imágenes; el erotismo y el amor; la simetría física y amorosa; la concentración imaginativa y real; las metáforas posibles; los recuerdos aflorados en un beso; la disolución de los elementos reales en algo sensual definitivo y estático; el desgaste y la entrega; el robo del amor furtivo, la…
Del último apunte se me ocurren, a simple vista, los contrastes de sentimientos y de ideas; el estado de zozobra ante el descubrimiento; la posibilidad de no saber estar a la altura; la ilusión por descubrir qué significa ser feliz y el miedo a no saber determinarlo; el contraste entre la realidad y el deseo; el oxímoron de tantas situaciones parecidas en la vida; las diferentes interpretaciones de una misma realidad, los…
Buscarle variables a cada uno de los apuntes, engarzarlos y organizarlos lógicamente o en forma de caos aparente, darles cuerpo formal, eliminar posibilidades, determinar espacios y contextos, aventurarse a ser un pequeño dios para sacar de la nada una realidad inexistente a partir de estos esbozos…, todo esto queda para un trabajo lento y espaciado, que va tomando vida o que se queda oculto para siempre en una lista larga, que duerme en los papeles de mi mesa.

Tal vez por eso me guste tanto sentarme en mi sillón, al amparo de esta mesa tan sólida y amiga, y ponerme a soñar con cualquier cosa. Para bien o para mal, muchas veces me quedo dormido, o soñando, o me voy y me vengo según mi ánimo quiera. Pero siempre seguiré registrando mis apuntes y jugando con ellos al despiste, o a la satisfacción de lo creado. 

jueves, 14 de noviembre de 2013

ES TIEMPO DE MAREAS

(Se cumplen diez años del hundimiento del Prestige y Madrid está inundada de basura, 
sobre todo en los corazones de muchos dirigentes sociales y políticos)
ES TIEMPO DE MAREAS
Es tiempo de marea en las ciudades
y tiempo de basuras en las calles:
excrecencias del mal que nos habita
y que vive en las mentes y en las leyes.

 El mar guarda en su seno la ponzoña
que enterramos huyendo de las olas,
pero a veces se enfada y nos recuerda
la mierda en el vaivén de las mareas:
rugen las aguas, se alborota el viento
y nadie duerme a gusto por las playas.

En las ciudades sube la marea
y se viste de blanco muchas tardes,
otras cambia de traje y se convierte en verde,
o se cubre de rojo reluciente.
A veces se confunden todas ellas
y forman oleaje y mar de fondo,
caminan hacia el mar de la conciencia
de tantos capitanes y almirantes
que dicen gobernar mejor los barcos
en tiempos de zozobra y de tormenta.

Las olas han traído hasta las calles
-playas de toda España-
la pobreza, la mierda, la injusticia,
el negro chapapote
y el olor a podrido en todas partes.

Hay playas exquisitas, sin embargo,
y setos replantados en urbanizaciones
que impiden que el olor y las mareas
depositen los restos en su orilla.

Pero hay mareas altas que devuelven
el recuerdo escondido a la memoria
y de nuevo vomitan
en las calles y playas las basuras,
como voz y redoble de conciencia.
Entonces el olor se torna enfado,
enojo, rebelión, cólera, grito.

Pleamar, bajamar, esa basura

que inunda el corazón en cada esquina.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¿A QUIÉN LE IMPORTA...?



Se fue el fin de semana con la reunión descrita del PSOE. Y son solo tres días y ya nadie se acuerda de lo que allí se ha dicho. Ya son otros los dichos, son otras las imágenes. El mundo es así de divertido y los medios se encargan de ponerlo todo a su servicio. Y hay que darle puerta a casi todo, pues la renovación es lo que importa, las imágenes nuevas y las portadas viejas. Es el esquema simple del morbo y del negocio. Claro que, si no le dedicaron tiempo y opinión en los días de autos, mucho menos lo van a hacer con los días cumplidos.
Le dedico líneas a este hecho y a este partido porque, dentro de lo que hay, es el que más posibilidades tiene de provocar un cambio de gobierno y porque es símbolo de lo que sucede en los medios con las formaciones políticas. Pensar lo que hacen esos medios con las reuniones de otros grupos minoritarios es ya para echarse a llorar.
Es el caso que siguen a la greña con el único empeño de quién pilotará el proyecto y, sobre todo, las listas; de quién será el jefe de la tropa; de cuál será el muñeco para irle buscando las vueltas y para disparar contra cualquier movimiento que provoque, por ínfimo que sea.
Qué pena todo esto, qué falta de moral, qué desatino, que estulticia la suya, qué fracaso de ideas para todos. Qué país. Qué medios tan demediados y venidos a menos.
Porque se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, se puede pensar que una cosa es predicar y otra dar trigo, se puede adivinar que la práctica lo puede cambiar todo, se puede concluir que lo que se propone no tiene ni pies sin cabeza, se puede discrepar hasta los tuétanos.
Pero para hacer algo de esto hay que razonar a favor o en contra; y para poder razonar hay que al menos leerse las resoluciones; y, sobre todo, hay que conceder que alguien piense que las ideas conforman ideologías y que estas acaso se vean alguna vez plasmadas en resoluciones y en programas. A mí que me sigue pareciendo esto de primer trimestre de alfabetización.
Pues los grandes creadores de opinión de este país, los personajes más influyentes en la conducta ciudadana, erre que erre con el asunto del líder y de las personas, de los héroes que hay que ensalzar para luego poder tirarlos por tierra, como si anduviéramos siempre en un combate entre buenos y malos, entre vencedores y vencidos. Me parece que esta manera de obrar responde a una forma de ver la vida que se vierte sin remedio hacia la derecha y hacia los tabernáculos, cenáculos y comidillas de salón y de reservado. ¿Esto quiere decir que pienso que la mayor parte de los medios de comunicación son de ideología de derechas? Pues, por supuesto: a las pruebas me remito: a esta sin ir más lejos.
No estoy en el pellejo de los demás, pero tengo para mí que a más de uno -desde luego a mí- que un proyecto lo lidere A o B le importa mucho menos que si el proyecto es potente y obedece a unas ideas bien trabadas y reconocibles. Y, En todo caso, primero el proyecto; después, el conductor, el que sea, porque seguro que habrá un buen puñado de ellos que lo puedan hacer bien.
El esquema sirve para todos los partidos, pero en lo que nos ocupa, ahí están algunas ideas apuntadas el fin de semana: Reforma de Tratados europeos; Acuerdos con la Santa Sede (ya era hora); Estado federal; Monarquía / República; Derogación Reforma laboral; Banco público de inversión; Garantía de renta mínima; Primarias… Y mil cosas más.
Esto no debe de vender. O tal vez no conviene dar noticia de ello ni emitir opinión. No siendo que…
Y así, de golpe en golpe, de empujón en empujón, de ocurrencia en ocurrencia, de lo que pida el día según el tiempo que haga, de muñeco en muñeco con tal de que el morbo y el negocio no decaigan.

Asquito de opinión publicada. Porque uno aspira aún a que no coincida con la opinión pública.

martes, 12 de noviembre de 2013

YO QUISIERA MORIR


YO QUISIERA MORIR
Yo quisiera morir
como mueren las hojas en otoño,
meciéndome en el aire
y bailando en pareja  con el viento,
perdiendo los recuerdos
de la más incipiente primavera,
cuando todo era vida
y era solo futuro el tiempo conjugado,
sin el perfil azul de aquellos años,
cuando el verano puso
sus espigas al sol y dio sus frutos
que fueron sazonando
en otros trigos nuevos y en espigas altas.

En este baile absurdo con el viento,
vestido de amarillo,
quisiera regalar todos mis versos
a los que me más me amaron
y a los que amé también en un intento
de jugar al amor
como final feliz de todo juego.

Después, muy lentamente,
con esa lentitud
del ocaso sereno de las tardes,
me gustaría posarme
en los brazos abiertos de la tierra
y fundirme con ella
en un abrazo eterno e infinito.

La tierra me hará un hueco
al lado de los otros,
de los restos sagrados de mis muertos,
con los que quiero estar
para siempre y por siempre

en los amables brazos el olvido.

lunes, 11 de noviembre de 2013

C.J. Y EL SISTEMA


C.J. estudió con constancia su Grado universitario. Tal vez no pensó demasiado en cómo adecuar sus aficiones a los estudios y a las salidas laborales del Grado que eligió. Tal vez. Su mente andaba ocupada en muchas otras cosas y, después de todo, la vida es al fin una aventura y un camino que hay que andar según a uno le vengan dadas. El caso es que C.J. era constante en su trabajo y no tuvo retrasos en su preparación.
Cuando acabó la etapa de estudios, se sintió ya con fuerzas y dispuesto a comerse el mundo. En realidad no era para tanto: apenas aspiraba a situarse dignamente en el sistema que siempre había conocido, al menos por encima. Le tenía que esperar un trabajo digno, un sueldo para poder sobrevivir con alguna holgura y algún extra para andar de acá para allá sin demasiadas necesidades de pensar. Jamás se había planteado la bondad o maldad de la escala de valores de la sociedad en la que había vivido y seguía viviendo. Poquita cosa, nada nuevo, todo para que la inercia siguiera y para dejarse llevar con el viento favorable.
Pero pronto se dio cuenta de que no todo era rosas ni perfumes. Comenzó a mandar currículos por todas partes y no recibía respuesta de nadie. Siguió insistiendo y más de lo mismo. Solo de tarde en tarde lo llamaban para actuar de acompañante en algún congreso; a él que tanto había estudiado los conceptos organizativos y las estructuras de todo tipo. El resto del tiempo, nada da nada.
C.J. comenzó a sospechar y hasta llegó a hacerse a la idea de que su trabajo, si es que llegaba, poco tendría que ver con su preparación. Y se resignó a ello, y se preparó para lo que llegara.
En los últimos meses estaba dispuesto a aceptar cualquier tipo de trabajo con tal de sentirse útil, de ganar un dinero y de empezar a diseñar un proyecto de vida. Porque C.J. frisaba ya los veinticinco y el tiempo se le marchaba deprisa, como se van las nubes en el tiempo de otoño.
Un día cualquiera lo llamaron de una compañía aseguradora. Ya ni se acordaba de que había solicitado también allí un trabajo. Se arregló un poco más y acudió esperanzado. Le ofrecieron exactamente esto: venta a domicilio de productos eléctricos; alta en la seguridad social como autónomo por su cuenta; a partir del quinto cliente conseguido en el día una comisión que enseguida entendió ridícula; si no se conseguían los cinco clientes, no se cobraría nada; un día al mes de reunión con el resto de vendedores de la empresa para intercambiar experiencias y formación, con comida gratis incluida.
C.J. se mordió la lengua y se marchó a casa. Pasó mala tarde. Apenas cenó. No durmió casi nada. A la mañana siguiente, se echó a la calle en busca de clientes. En la primera semana consiguió seis clientes, muchos disgustos, ningún sueldo, todos los desánimos y el juramento de que el lunes le tiraría la carpeta en la cara al encargado de la empresa. Algún compañero más veterano le contó su experiencia, que no superaba los 300 o 400 euros al mes.
C.J. pensó que en una ONG que tenía instalaciones cerca de su casa le podrían ayudar a cambio de prestarles su ayuda. Desde entonces, allí pasa las horas y allí come un par de veces al día. C.J. está bastante contento con lo que hace y con las horas que le quedan para pensar, para leer y para tumbarse al sol los días que este quiere acompañarlo.
De C.J. dicen que es antisistema. Cuando él oye que lo llaman así, se cuadra, mira fijamente, dibuja una sonrisa indescifrable y sigue imperturbable en sus quehaceres. Un día me confesó que en realidad no solo él era antisistema sino que el sistema era el que estaba contra él y contra su dignidad; por eso había decidido mantenerla lejos del sistema.

De vez en cuando C.J. y yo nos echamos un parlao y arreglamos el mundo, nuestro mundo, ese otro mundo que tal vez exista aunque no sabemos muy bien dónde.

sábado, 9 de noviembre de 2013

EL TIEMPO RECOBRADO


EL TIEMPO RECOBRADO
De tarde en tarde vuelve aquella tarde
en la que todo fue conciencia cierta
del regalo perpetuo que es la vida,
como precioso don que se recibe
sabiendo que otorgarle por respuesta
cualquier adolescente negativa
no se llama vivir sino condena.

En su transcurso lento y generoso
fue aclarando la luz de la memoria,
como en lucha tenaz con la costumbre:
ese rastro perdido de lo que fue algún día.

Y llegaron los nombres de las cosas
con el sabor feliz de la sorpresa.
Aparecieron luego los objetos,
como si fueran ecos de las sílabas
en un espacio azul. Era la tarde
cielo, dolor, amor, rosa, destino.
Y era una fiesta llena de invitados
que inventaban de nuevo un nuevo mundo
con palabras hace ya tiempo escritas
y puestas a dormir en el olvido.

Camino del crepúsculo llegaron
las primeras noticias de la noche
en forma de señal que sobrevive
y hace el pasado luz resucitada.

Con todas las palabras celebramos
que el tiempo y el amor nos pertenecen
y el mundo vuelve a estar recién nacido

en el espacio azul de nuestros brazos. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

ESBOZO Y CASI ÍNDICE PARA UN PLAN POLÍTICO


El PSOE se prepara para celebrar su Conferencia Política durante este fin de semana. Hay varias personas que se “preparan” por lo que pueda pasar y tal vez quieran un buen lugar en la salida. Hoy me he encontrado con un libro de Beatriz Talegón, joven socialista que parece que apunta a recorrido largo en el asunto público. Alguna editorial ya se ha ocupado de hacerle sitio para que vaya mostrando su esquema. Por si acaso.
Su índice público es el que aquí se copia. Me huele un poco a aprovechamiento de asuntos de actualidad, mezclados con otros de recorrido más amplio y duradero. Son, además, ideas muy generales casi todas. Pero, como punto de partida para la discusión, no es mala cosa. Como siempre, yo echo en falta los asentamientos filosóficos e ideológicos que justifiquen estas u otras propuestas. No obstante, me daría con un canto en los dientes.
“NO NOS AVERGONCÉIS”    BEATRIZ TALEGÓN
PASOS ESENCIALES PARA CONSEGUIR EL CAMBIO QUE NECESITAMOS
EN LA ACCIÓN POLITICA
Abordar de manera prioritaria una reforma del sistema electoral.
Modificar la ley de partidos para garantizar un ejercicio pleno de la democracia:
   . Establecer medidas que comprometan el cumplimiento del programa electoral.
   . Elección de las candidaturas mediante primarias y listas abiertas. Un militante, un voto.
  . Limitación de los mandatos, limitación de las responsabilidades.
   . Exclusión en las listas de personas sentenciadas o imputadas por corrupción.
   . La disciplina de voto ha de venir desde las bases.
   . Patrimonio político transparente.
   . Obligatoriedad de realizar ruedas de prensa con preguntas abiertas y accesibles.
Rendición de cuentas y reprobación ciudadana de cargos a mitad de legislatura.
Consultas ciudadanas sobre la legislación especialmente sensible para la sociedad.
Presupuestos verdaderamente participativos.
Medidas contra la corrupción.
Fiscalización ciudadana mediante exposición mensual obligatoria en el distrito electoral.
Eliminación de las retribuciones vitalicias para los miembros del Gobierno.
EN LA ECONOMÍA
Creación de una banca ética de carácter público.
Establecimiento de la dación en pago de todas las hipotecas, paralización de los desahucios y revisión de las condiciones atendiendo a la realidad social.
Establecimiento de la tasación para las transacciones financieras (tasa Tobin).
Combatir la impunidad de los paraísos fiscales.
Equidad fiscal con impuestos progresivos.
Mayor dotación de la Oficina Antifraude y lucha contra la evasión fiscal.
Seguimiento y memoria de becas, subvenciones y patrocinios.
Reducción de los impuestos en el mundo de la cultura.
EN LOS DERECHOS SOCIALES
Reforzar, con carácter general, los pilares del Estado del bienestar.
Establecimiento de una renta básica para la ciudadanía.
Desarrollo de un plan de vivienda social accesible para todos.
Protección y apoyo a la maternidad.
Reducción de la edad de jubilación y fomento de la incorporación de los jóvenes al mercado laboral.
EN LA MONARQUÍA
Consulta pública sobre la idoneidad de la monarquía parlamentaria como sistema actual de Gobierno.
EN LA RELIGIÓN
Actualizar los acuerdos con las entidades religiosas para garantizar un Estado laico y aconfesional.
EN LA DEFENSA
Reducción de los presupuestos destinados a defensa y sometimiento a consulta pública de la intervención en conflictos internacionales.
EN LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
Garantizar la plena independencia de los jueces y los tribunales.
EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
El Estado ha de asegurar fuentes de información pública veraces e imparciales.
EN MEDIO AMBIENTE
Promover actividades que conlleven la preservación y el cuidado del medio ambiente.
EN EUROPA
Desarrollo de la Europa social como prioridad.
Tributación europea.

Mayor peso a las decisiones del Parlamento Europeo.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

ENTRE LA VOLUNTAD Y LA ABULIA


Con relativa frecuencia descubro en mis lecturas textos que me dejan perplejo y que me obligan a detenerme en su contenido o en su ritmo de expresión. A veces es porque me veo reflejado en buena manera en lo que ellos me gritan,  otras es exactamente por todo lo contrario. En algunos casos me apropio de ellos y los copio en mi pensamiento y en mis cuartillas. Con la primera fórmula supongo que crearé un poso de ideas que se removerá no se sabe cuándo para salir a la luz; con la segunda bien podría crear una antología de mis textos favoritos. Soy un ladrón de palabras y de ideas, lo reconozco; y me gustaría seguir siéndolo siempre: hay mucho tonto por el mundo, pero también hay muchas mentes muy bien amuebladas. De estas últimas me gustaría servirme. Estoy seguro de que ellas se sentirían contentas de que así fuera.
Hoy, por ejemplo, releyendo “La voluntad”, de Azorín, he dado con estas líneas:
“Creo que mi ironía es una estupidez. A ratos -y son los más-, toda mi impasibilidad se desvanece al soplo de alguna indignación tremenda. Decididamente, no me conozco. Y todos los esfuerzos por llegar a un estado de espíritu tranquilo resultan estériles ante estos impensados raptos de fiereza.
Yo soy un rebelde de mí mismo; en mí hay dos hombres. Hay el hombre-voluntad, casi muerto, casi deshecho por una larga educación en un colegio clerical, seis, ocho, diez años de encierro, de comprensión de espontaneidad, de contrariación de todo lo natural y fecundo. Hay, aparte de este, el segundo hombre, el hombre-reflexión, nacido, alentado en copiosas lecturas, en largas soledades, en minuciosos autoanálisis. El que domina en mí, por desgracia, es el hombre-reflexión; yo casi soy un autómata, un muñeco sin iniciativas; el medio me aplasta, las circunstancias me dirigen al azar a un lado y a otro. Muchas veces yo me complazco en observar este dominio del ambiente sobre mí; y así veo que soy místico, anarquista, irónico, dogmático, admirador de Schopenhauer, partidario de Nietzsche: Y esto es tratándose de cosas literarias: en la vida de diarias relaciones un apretón de manos, un saludo afectuoso, un adjetivo afable, o, por el contrario, un ligero desdén, una preterición acaso inocente, tienen sobre mi emotividad una influencia extraordinaria. Así soy yo, sucesivamente, un hombre afable, un hombre huraño, un luchador enérgico, un desesperanzado, un creyente, un escéptico…, todo en cambios rápidos, en pocas horas, casi en el mismo día. La voluntad en mí está disgregada; soy un imaginativo. Tengo una intuición rapidísima de la obra, pero inmediatamente la reflexión paraliza mi energía. En política, yo tal vez fuera el hombre de las soluciones instantáneas, de los golpes mágicos, de las audacias pintorescas…; pero hay algo en mí que me anonada, que me aplasta, que me hace desistir de todo en un hastío abrumador. ¡Soy un hombre de mi tiempo! La inteligencia se ha desarrollado a expensas de la voluntad; no hay héroes, no hay actos legendarios; no hay extraordinarios desarrollos de una personalidad. Todo es igual, uniforme, monótono, gris. ¡Día llegará en que el dar un grito en la calle se considere tan enorme cosa como el desafío de García de Paredes.
Y después de todo, ¿para qué la voluntad? ¿Para qué ese afán incesante que nos hace febril la vida? ¿Por qué ha de estar la felicidad precisamente en la acción y no en el reposo? Desde el punto de vista estético, una estatua egipcia, una de esas estatuas rígidas, simétricas, de inflexible paralelismo en todos sus miembros, es tan bella como la estatua griega, toda movimiento, toda fuerza, del lanzador de discos.
En cuanto al aspecto ético, es secundario. La belleza es la moral suprema. Uno de estos religiosos para mí es más moral que el dueño de una fábrica de jabón o de peines; es decir, que su vida, esta vida ignorada y silenciosa, deja más honda huella en la humanidad que el fabricante de tal o cual artículo. ¿Que no hace nada? Es el insoportable tópico del vulgo: ¡Hace belleza! Una mujer hermosa no hace nada tampoco; no ha hecho nunca nada; su hermosura es un azar venturoso de los átomos…”
Acción, iniciativa, actividad, movimiento, entusiasmo, ardor, celo, energía, deseo, ganas, interés, empeño, tenacidad, constancia…, VOLUNTAD.
Desgana, apatía, abulia, desgana, desánimo, indiferencia…, FALTA DE VOLUNTAD.
Supongo que matizaría algunas cosas, pero creo que yo también me hallo a medio camino entre el hacer y el no hacer, entre el Marta y el María, entre el estallido y la quietud, entre el ánimo y el desánimo.
No hace mucho que le dedicaba horas a Schopenhauer. Ahora lo recuerdo de nuevo. Como lo hace también Azorín.

Por cierto, si alguien quiere aprender a escribir, con apropiarse de las formas de La Voluntad tiene bastante.

martes, 5 de noviembre de 2013

LEÑA AL MONO


Resulta demasiado frecuente -y, según mi opinión, demasiado socorrido y sencillo para ser del todo verdad- afirmar que los políticos viven en su mundo y que lo más próximo a la realidad anda a años luz de ellos. No es fácil defender lo contrario porque la realidad casi apabulla en favor de los que defienden esa idea: obras faraónicas, proyectos sin explicar, aeropuertos vacíos, AVEs sin viajeros, leyes que parecen muy abstractas… El día a día indica que el ser normal, el de la calle, anda en otra dimensión, que sus esfuerzos se agotan en lo más pequeño, en lo inmediato, en lo que soluciona el presente sin mirar al futuro…, en el menudeo de las horas y los días: la compra, la comida, las letras de la luz, el agujero que no se tapa, la necesidad del hijo para el fin de semana, el capricho de un niño, o, como mayor dispendio, unos besos en busca del calor del amor de los más próximos. Poco o casi nada que ver con lo que los medios de comunicación vomitan a diario acerca de las preocupaciones de los políticos.
Todo eso es verdad, pero… hay algo que a mí no me ajusta.
Lo primero es esa especie de desgana según la cual parece que esperamos que los políticos nos tuvieran que solucionar todo. Sería tremendo arrojarse en sus brazos y olvidarnos de la responsabilidad que todos tenemos de ir ahormando nuestra propia vida, de ir solidificando un poco nuestros cimientos y de al menos hacernos copartícipes de lo que pasa por aquí y por allí. En todo caso, si no existe algún tipo de correspondencia entre lo que exigimos y esperamos de los representantes públicos y lo que les cedemos, la lógica se desbarata y todo andará ya manga por hombro. Por ejemplo, ¿cómo podemos pedirles trabajo si no les cedemos la organización del mismo? Porque si pedimos habrá también que dejar que el exigido tenga la capacidad para crear horarios, para formular producción, para cerrar y abrir centros de trabajo, y, en definitiva, para controlar y dirigir la economía. Como estoy seguro de que eso no se lo plantea la mayoría, al menos en términos absolutos, habrá que pedirle a esa mayoría que aporte lo que le corresponda del pastel, o de la falta del mismo, para que esto se mantenga. Porque, cuando todo va bien, tendemos a pedir que nos dejen solos y que nadie nos diga nada. En pura lógica, cuando vienen mal dadas, habría que tener la honradez o de seguir solos, o de reconocer el error de la época anterior. Esto, como todo lo demás, debería ser obra de toda la tribu; pero para ello tenemos que tener sentido social y comunitario.
El segundo elemento que no me ajusta es el hecho de que precisamente yo tengo que pedirles a los representante públicos que compaginen su estructural vital personal como si fueran una persona de la calle, pero que también tengan la altura de miras como para ver con perspectiva de futuro, para ir alentando propuestas que el ciudadano, uno a uno, no quiere, no sabe o no puede ver, precisamente por todas esas necesidades diarias que le roban el esfuerzo. O sea, algo muy diferente a lo que oigo a diario que se les exige. Dejar correr la actividad de la comunidad a su aire, sin perspectivas y sin previsiones y planificaciones, es ir al fracaso con toda seguridad. Mezclar ambas perspectivas no resulta sencillo, pero hay que aspirar a conseguirlo. Tanto me gustaría un ministro que pensara en lo que puede ser esta sociedad dentro de diez años como que tuviera un horario de ocho a tres y por las tardes saliera al parque a pasear con sus hijos o nietos, o que fuera al cine o al mercado de vez en cuando. ¿Qué diríamos de un ministro que cerrara el ministerio a las tres? De vago para arriba y mucho más. Pues hay que ponerse de acuerdo y ser un poco lógicos. Quizás empezando por ellos mismos que no han de sentirse con ningún destino histórico ni nada que se le parezca sino como un obrero más que trabaja con otros a España y que un día cualquiera deja el sitio para que empuje otro y nada más.
Me gustaría que la vida real estuviera compuesta de ambas partes. Y con la misma fuerza.

Mientras tanto, venga leña al mono. Entre otras cosas porque en demasiadas ocasiones se la merece.