martes, 31 de diciembre de 2013

QUIA FINIS ADVENIT HUIUS ANNI

QUIA FINIS ADVENIT HUIUS ANNI
Optimum est, dum operare habemus,
id faciamus gaudendo nostram vitam,
quod tempus fugit tamtum significat
quantum unum secundum iam tenemus.

Et cum honesto exemplo  caminemus
in itinere longo et alta via
usque ad aeternam et praeclaram vitam,
ut vivamus et gradu festinemus.

Iam hoc scriptum sub silentio iacet
quia finis advenit huius anni
et novum tempus in ianuario íncipit.

Latinus sermo autem sibi placet
cui multum legit et silentium facit:
annus iam vetus est et alter vivit.

Feliz Año Nuevo
Bon any
Urte berry on
Bon añu nuevu

Felix sit annus novus

lunes, 30 de diciembre de 2013

EXTRAÑAS FAMILIAS


Ayer, mientras disfrutaba de las últimas horas con mi nieta, que ya me dejó hasta vísperas de reyes, se celebraba en Madrid una reunión que llaman de la familia cristiana, al mando de Rouco y sus seguidores. En todas estas concentraciones se amalgaman casi todos los elementos que propician un cóctel mitad botellón mitad mística, en el que, llegados a cierto límite de ingestión mental, todo cabe y es recibido como comida celestial.
Como siempre, mis respetos para todos ellos; algo menos para sus apreciaciones e ideas. Sobre todo por dos razones.
La primera es por ese empeño de hacer saber a todo el mundo la máxima de que lo bueno y único es lo mío y que no hay sitio para otros prismas ni para otras concepciones. Para rematar la jugada y dejarme conmocionado, además se consideran perseguidos y se vienen arriba desde esa situación anímica.
La segunda tiene que ver con la forma en que se me caen los palos del sombrajo cuando trato de aplicar sus datos y sus concepciones.
Veamos: familia cristiana, que tiene como referente la familia bíblica, con hijo inesperado, matrimonio sin consumar, padre revuelto en sus pensamientos, sin enterarse de nada y consentido, y, por si fuera poco, concepción desde el pico de los pájaros. ¡Qué tipo de familia es esta! ¿Pero cómo encaja esto con las manifestaciones contra el divorcio y toda la retahíla de invasiones callejeras protestando contra cualquier cambio en la legislación que hace referencia a la familia? ¡Qué locura para mi pobre mente! ¡Qué manera de perturbar la paz, que droga tan dura, qué revuelto de sustancias…!
Y todo ello explicado, dirigido y aplicado por padres que no saben nada de paternidad, que no practican -al menos en público- ni se jalan un rosco, y que ordenan su vida sin ninguna de las preocupaciones ni de las satisfacciones que proporciona una familia. Como si yo dirigiera la manera de cazar arañas en la selva amazónica.
Coño, prediquen el amor y la solidaridad, amplíen las libertades y no las restrinjan con el miedo del pecado, desenmascaren la hipocresía de muchos de sus benefactores que se benefician a muchas de sus fámulas, impulsen la vida y no la sometan al temor del castigo. Y no se metan en lo que no conocen, por favor. Dejen vivir y bendigan el amor.
Inevitablemente tengo que rescatar de mis anaqueles un viejo poema que dediqué a uno de los últimos papas; él también ponía empeño en controlar lo que no conocía en el sube y baja del día a día.

Hoy se destaca en todos los diarios / -página uno entera- / la enfermedad del Papa, / el Santo Padre en jerga del cristiano. // ¡Y yo que me creía que los padres, / por el hecho de serlo, / eran personas santas! // ¿Cómo, si no, los hijos / que vuelven a las tantas de la noche, / guiados por las luces temblorosas / de un vaso de ginebra de garrafa, / y con el peso del futuro a cuestas / incierto como el alba? / Por ejemplo. // ¿Acaso tiene hijos ese padre? // Dicen que sus arrugas / acumulan los años de trabajo / de múltiples viajes. // Nunca, que yo haya visto, / viajó en autocares del Imserso, / ni esperó en la consulta abarrotada / del centro de Insalud. / Sus médicos -son muchos- / lo cuidan y lo exploran cada día, / todo el mundo suplica al dios eterno / por su alma y su salud. / El Padre Eterno, en tanto, le promete / vivir en la otra vida eternamente. // ¿Qué más quiere el paciente? / Todo en él es eterno. // Todos los otros viejos se molestan / porque ellos no concitan / la urgencia en la consulta. // Cúrese pronto, padre, / que la cola es muy larga / y la espera es cansada. // ¿Entendido? / Pues eso.

domingo, 29 de diciembre de 2013

LAS ÚLTIMAS PÁGINAS


Se le caen las últimas páginas al libro de 2013, como se les desploman las postreras hojas perezosas a los plataneros. Pero, mientras las hojas de los árboles se renuevan en silencio y nos dan una tregua en espera de su resurrección a la vida, las del calendario no son más que un suma y sigue en la partición inútil del tiempo, de esa cosa extraña, constante e interminable que llamamos tiempo. Aquí no hay ni tiempos muertos ni descansos ni intermedios: todo sigue su ritmo y su causa como si no tuviera conciencia ni se dejara moldear por nadie. Y mira que lo intentamos pues acaso es lo único que hacemos, o intentamos, en nuestra estancia en esto que llamamos vida.
Se nos van las horas, se nos van los días, se nos van los meses, se nos van los años… Se nos va la vida, nuestra conciencia de ser y de existir, nuestra insatisfacción y nuestra  conciencia de que andamos por ahí, en medio del todo y de la nada, en el increíble vértigo del tiempo y del espacio.
Tal vez por ello, acobardados, o animosos, o tal vez gozosos y hasta eufóricos, reunimos y tanteamos el pasado en sus recuerdos más sonados y vigorosos, aquellos que han sido capaces de dejar huella en nuestra continuidad y en el poso que nos hace creer que seguimos siendo algo y siempre lo mismo. O alargamos la mano al futuro, como si, ilusos, pudiéramos algo con él, contra él o sin él.
¿Somos lo que hemos sido, lo que somos o lo que queremos ser? Difícil cuestión. Por eso hay que dar por bueno cualquier recuento, cualquier descripción que no se aleje del sentido común y cualquier deseo que no se vaya lejos de la posibilidades más comunes. Miro y resumo el año que se va, me siento en la situación actual  e imagino algo del futuro en deseos y en ganas.
Ahorro los detalles pero, en medio de este mundo, me siento desnortado, marginado y marginal, desapruebo buena parte de su escala de valores y, a pesar de todo, me sigo sintiendo un privilegiado. Me alcanza para comprar lo que necesito para la supervivencia, no me encuentro mal de salud, tengo cerca algunas personas que me aguantan y creo que hasta me quieren, no poseo aspiraciones de esas que me obliguen a someterme a las obligaciones de esta sociedad de cuya escala de valores reniego, soy dueño de tiempo libre, cultivo algunas aficiones con las que me siento reconfortado… ¿Qué más puedo pedir?
Pero, como sé que la vida se mide también en parámetros colectivos y también me declaro antisistema, me gustaría que cambiara el que me acoge y me soporta, y me gustaría que se cambiara por otro más habitable y menos egoísta, más basado en la competencia y menos en la competitividad, más anclado en el ser humano con valores de igualdad y menos en la clasificación según las cuentas corrientes, más reducido al sentido común y a la buena voluntad como normas de conducta de cada ciudadano.
Como sé que estos son deseos generales, debería intentar aplicármelos a mí mismo y a mi propia conducta, esa conducta que me debería llevar a alejarme y a perderme en el tiempo con tranquilidad y algún grado de serenidad y de resignación ante lo que no dependa de mí,

Vuelvo a hacer mío el viejo lema de aspirar a querer y a ser querido como bien más preciado. De cómo sea ese querer y ser querido ya dará cuenta el tiempo. Porque amanecerá Dios y medraremos. 

viernes, 27 de diciembre de 2013

MATAR EL GUSANILLO


Me cuesta muchos días sentarme ante las teclas por miedo a repetirme demasiado. MI vida soy yo mismo y lo que ven mis ojos y anotan mis sentidos. Es mi mundo y es todo, todo lo que es mi mundo. Pido a los otros y me pido a mí mismo escribir siempre con algo de alcance, con la intención de que lo que diga llegue algo más allá de la anécdota que cuente y que, por analogía o por la alusión, cualquier otro se sienta concernido. Qué difícil es eso casi siempre. Sobre todo porque los asuntos se me repiten y me certifican que la vida, mi vida, se encauza en conductos estrechos y pequeños. Por eso hay días en los que parece que aquello a lo que me obligo es a matar el gusanillo de la repetición aunque la ideas se me resista.
Matemos hoy el gusanillo. Y no sería malo saber de qué estamos hablando. Es un dicho, una máxima, una conseja, una sentencia, un refrán, un proverbio… Cualquiera de esas cosas. Sin ganas de mayores precisiones.
Matar el gusanillo creo que lo decimos de concretar algo por lo que sentimos ganas, con intención de que ese “gusanillo” nos deje de solicitar y de causarnos deseo. Yo mismo estaría ahora matando el gusanillo para quitarme las ganas de teclear unas líneas en el ordenador, unas ganas que no me dejaban tranquilo.
Los dichos tienen muchas veces un sentido y un uso metafórico y no saber aplicarlo es quedarse a dos velas o no saber de la misa la media. Pero no solo es interesante el uso correcto de los mismos; también lo es el conocimiento de su origen, no siempre sencillo.
El caso del gusanillo puede ejemplificar bien esta curiosidad. En realidad, “matar el gusanillo” tiene su significado originario en “tomar una copa de aguardiente por la mañana; si puede ser en ayunas, mejor”.
Como sucede tantas veces, la primera lectura nos deja a la intemperie mental. Y es que los tiempos y las ciencias avanzan que es una barbaridad. La realidad es que se hunde en la creencia de que en el estómago de cada hijo de vecino se esconde un “gusanillo”, un gusanillo que pide su ración de comida y que rasca y recuerda su petición a cada instante. Después de toda una noche, no es difícil entender que sea por la mañana cuando con más fuerza exija sus derechos. No sé si no sería mejor echarle la comida correspondiente que atontarlo con algo de alcohol, pero lo cierto es que el aguardiente lo atontaría y lo dejaría en reserva por un rato, precisamente hasta el momento del desayuno o del almuerzo.
Así que, ver a uno echando un buen trago de aguardiente a hora temprana es certificar que anda matando el gusanillo, el parásito que le ronda el intestino y que le pide su ración. Así se explica que muchos sigan dándole a la botella con esa ración de alcohol.
A partir de ahí, se extienden los usos analógicos, o menos analógicos y más caprichosos, que la vida va regalando.

Yo mismo, los sábados suelo matar el gusanillo en el campo con una visita al buen aguardiente que prepara Manolo, con su cóctel de hierbas incluido. Eso sí, lo hago después de otra viandas y cuando el té me lo pide como complemento. Creo que mañana también mataré el gusanillo, aunque tenga que ser de mis reservas, pues Manolo me ha dicho que no puede asistir.

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL MEJOR CUENTO DE NAVIDAD


Era la víspera de Nochebuena. Del cielo caía una lluvia fina, como si quisiera limpiar cualquier mancha que el campo tuviera y dejarlo blanco y cristalino para que en su seno llegara la luz a cuajar en el rocío y en la armonía de la Navidad. La luz de las farolas era tenue en la incipiente noche y un aire molesto desaconsejaba caminar por las estrechas calles de la pequeña ciudad.
Al final de la calle, bajo un soportal con arcos muy sólidos, se había programado la lectura de villancicos para celebrar la llegada de la Navidad y para recordar algunas de las más bellas palabras que los escritores habían imaginado acerca de este hecho y de lo que simbolizaba el solsticio de invierno y el crecimiento de la luz de nuevo. De los más distantes lugares habían llegado a la pequeña ciudad muchas personas para pasar unos días en compañía de sus seres más queridos, en una costumbre que se repetía desde siempre.
Habían dado las ocho y apenas habían acudido curiosos a la llamada de la palabra y de la música. Resultaba difícil de entender por qué tanta gente se acumulaba en las tiendas de las compras y de los regalos, o acaso en sus casas oyendo y mirando el televisor, y no se había interesado por la armonía de la palabra y de la música.
La lectura de los villancicos literarios comenzó, y lo hizo como contrapunto a las ventas de El Corte Inglés. Allí el ambiente era más familiar y acogedor.
Se propusieron dejar la imaginación en el doble camino de lo religioso y de lo humano: de lo religioso para los creyentes y de lo humano para los menos creyentes. Por eso, aparecieron por las esquinas enseguida el Niño y María, José y los pastores…; pero también, cualquier niño pequeño conocido y acaso presente, su familia real y sus amigos, los elementos de la naturaleza, los ingredientes de la convivencia, y muchos de los detalles que componen la presencia de un ser pequeño y tierno en cualquier comunidad.
Y sonaron los acordes acordados de la música, y surgieron las palabras, y vinieron del pasado los poetas para dejar sus versos, y se posó el silencio en el sonido más sereno y verdadero, y el ritmo se hizo lento, y se callaron el viento y la lluvia que caía en las calles y tejados, y el tiempo se alargó hasta perder sus límites, y el espacio se diluyó, y todos se sintieron acogidos y a gusto en el ambiente.
Lope, Góngora, Luis Rosales, Pedro María Casaldáliga, Miguel Hernández, Juan Ramón, Lorca… Todos vinieron a quedarse por un rato con los presentes y a atizar con sus voces el sentido de esos momentos en los que dejan de regir por un rato las leyes del comercio y de las prisas. A veces las palabras sonaban a cantos de alabanza, a veces dejaban unas notas de protesta serena, a veces la ternura era la reina, y siempre la bondad y la alegría por la luz y la vida.
El tiempo se les fue sin saber cómo y el rato se hizo largo en el reloj. La música sonaba suavemente al ritmo elemental de la palabra.
Era tiempo bastante el prestado al misterio y al silencio. La lectura acababa en palabras de nana y de ternura. En la esquina derecha de la pequeña sala, una niña seguía el silencio sin saber las razones que allí la llevaban. Sus ojos eran luces intensas, sorprendidas, mirando sorprendida lo que se le dictaba. La nana se hizo paso para ella y su mirada: “Duérmete niña mía, / flor de mi sangre, / lucero custodiado, / luz caminante. (… // Tendrá el sueño en tus ojos / sitio bastante; / duerme, recién nacida, / pan de mi carne, / lucero custodiado, / luz caminante, / duerme, que calle el viento, / dile que calle.”
Y se rompió el silencio y la niña se acercó a las palabras para darle a su abuelo un beso de gracias. Después, de vuelta a casa, el abuelo pidió de la niña respuesta al sentido  de aquellas palabras.

Abuelo, le dijo, mirándole tierna: eres el mejor contador de cuentos. Los dos se fundieron en un fuerte abrazo, como en otro cuento de amor y de hadas.

lunes, 23 de diciembre de 2013

YO LEO, TÚ LEES..., NOSOTROS LEEMOS


Ando, como todo el mundo, de remate, de fin de temporada, de liquidación… Y estos días con poco tiempo.
El sábado pasado presentamos la revista anual del Centro de Estudios Bejaranos en la que he dejado un amplio artículo sobre la huelga de 1913, una decena de poemas pensados en el Ramón Olleros y un par de reseñas de libros. Hoy todavía tengo pendiente un recital de poemas que ilustren la importancia de los villancicos en la literatura española. Lo demás es ya ir cerrando puertas en espera del año nuevo.
Dejo otra vez aquí mi lista de lecturas del año que termina. Es lista que, si no, se me pierde y me priva de consideraciones futuras acerca de la cantidad o de la calidad de las mismas. A primera vista, noto que las relecturas son muchas y que la selección de las mismas en realidad va por impulsos y por temporadas. Tampoco tengo ningún plan previo porque el fin es la satisfacción y la consecuencia es el poso difuso que me van dejando en la conciencia y en mi escala de valores. Será que ya no tengo edad para sacarles otros productos más comerciales o académicos. Me siguen llamando con voz potente la poesía y la filosofía. En ellas seguramente seguiremos.
LECTURAS AÑO 2013
Enero
.- El gatopardo; G. Tomasi di Lampedusa; (Novela) 2013-01-02.
.- Misión olvido; María Dueñas; (Novela) 2013-01-05.
.- Ayer no más; Andrés Trapiello; (Novela) 2013-01-09.
.- Los extremos (aforismos); Ramón Andrés; (Aforismos) 2013-01-11.
.- La nieve horizontal de los vilanos; Emilio Pedro Gómez; (Poesía) 2013-01-12.
.- Cuaderno de las islas; Andrés Sánchez Robaina; (Poesía) 2013-01-14.
.- La renta del dolor; Antonio Lara Ramos; (Novela) 2013-01-17.
.- Al pie de la letra; VV AA (Académicos); (Pequeños ensayos) 2013-01-25.
.-  El tiempo menos solo; Abraham Gragera; (Poesía) 2013-01-29.
Febrero
.- Poesía completa; Antonio Machado; (Poesía) 2013-02-03.
.- Donde se alzan los tronos; Ángeles Caso; (Novela) 2013-02-06.
.- De los delitos y las penas; Cesare Beccaria; (Ensayo) 2013-02-12.
.- La casta; Daniel Montero;  (Ensayo) 2013-02-19. Libro digital.
.- Odas de Ricardo Reis; Fernando Pessoa; (Poesía) 2013-02-22.
.- La revolución divertida; Ramón González Férriz; (Ensayo) 2013-02-25.
.- El cementerio marino; Paul Valery; (Poesía) 2013-02-26.
.- Cabello de ángel; Carlos Santos Unamuno; (Novela) 2013-02-27.
Marzo
.- Fábula; Xavier Alcalá; (Novela) 2013-03-05.
.- Las moras agraces; Carmen Jodra Davó ; (Poesía) 2013-03-11. Relectura.
.- Las grandes superficies; Juan José Téllez; (Poesía) 2013-03-13.
.- Antibiótico; Agustín Fernández Mallo; (Poesía) 2013-03-18.
.- Poesía y sofismas: Vicenta Núñez; (Aforismos) 2013-03-24.
.- La educación sentimental; Gustave Flaubert; (Novela) 2013-03-31.
Abril
.- Contrapoesía. Antología de poetas reservados. (Casariego, Escarpa, A. Martínez, Escala); (Poesía) 2013-04-01.
.- Egos revueltos; Juan Cruz Ruiz; (Memorias literarias); 2013-04-03.
.- El vigilante; Carsten Ahrenholz; (Novela); 2013-04-07.
.- Recuento de palomas; Mercedes Marcos Sánchez; (Poesía); 2013-04-10.
.- La cena secreta; Javier Sierra; (Novela); 2013-04-12.
.- Así se cuece a un hombre; Raúl Herrero; (Cuentos); 2013-04-15.
.- Proslogion, San Anselmo; (Filosofía); 2013-04-22.
.- Sobre la verdad; San Anselmo; (Filosofía); 2013-04-24.
.- Esguevas; Pedro Ojeda y Javier García Riobó; (Poesía y fotografía); 2013-04-28.
.- La revolución europea. Cómo el islam ha cambiado el viejo continente; Christopher Caldwell; Ensayo; 2013-04-30.
Mayo
.- El Corán; ¿Mahoma?; ¿????¿; 2013-05-05.
.- El cielo de Salamanca 2012; VV AA; (Poesía y dibujos); 2013-05-07.
.- Concurso cuentos Miguel de Unamuno: 2000 a 2005; VV AA; (Cuentos); 2013-05-09.
.- Los caminos del duende; Santiago Lomo Sánchez; (Poesía); 2013-05-14.
.- La máscara veneciana; Gloria Codina; (Novela); 2013-05-24.
.- Aliento; Mark Strand; (Poesía); 2013-05-25. Relectura.
Junio
.- El Quijote; Cervantes (Novela); 2013-06-14. Relectura, of course.
.- Abolición de la pena de muerte; Javier Gallego Crudo; (Poesía): 2013-06-15.
.- Circo unipersonal; Charles Simic; (Poesía); 2013-06-16.
.- Mercado de espejismos; Felipe Benítez Reyes; (Novela) 2013-06-19. Relectura.
.- Cultivos; Teresa Soto; (Poesía); 2013-06-21.
Julio
.- Pájaro relojero (Poetas centroamericanos); Incluye: Salomón de la Selva, Luis Cardoza, José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, Joaquín Pasos, Otto-Raúl González, Ernesto Mejía Sánchez, Carlos Martínez Rivas, Claribel Alegría, Alfonso Kijadurías, Isabel de los Ángeles Ruano; (Poesía); 2013-07-14.
.- Ante la crisis, homenajes; VV. AA; (Poesía); 2013-07-15.
.- Poesía de la intemperie. Selección de coplas flamencas; VV. AA.; 2013-07-16.
.- Campo de fuerza; Carmen Camacho; (Poesía); 2013-07-24.
.- El gusano del mezcal; Miguel Sandín; (Novela); 2013-07-28.
.- Noche de relatos; VV. AA.; (Cuentos); 2013-07-30.
.- La bona intención; Xosé Bolado; Prosa poética (Bable); 2013-07-31.
Agosto
.- Soledades; del Camino; Canciones; Humorismos…; Galería; A. Machado; 2013-08-08.
.- Campos de Castilla y otros; A. Machado; (Poesía -de la buena-); 2013-08-12. Rel.
.- Obras escogidas; Juan de la Cruz; (Poesía -y qué poesía-); 2013-08-14 Rel.
.- Fray Jordán de Becedas; Jesús Gómez Blázquez; (Ensayo); 2013-08-23.
.- El castillo de Montemayor; F. Aguilar y Álvarez; (Novela); 2013-08-25.
.- La Habitación salvaje; Ángel Petisme; (Poesía); 2013-08-27.
Septiembre
.- Nunca es total la negrura; Mónica Marcos Celestino, (Poesía); 2013-09-03.
.- Hay voces que susurran en Micenas; Mónica Marcos C.; (Poesía); 2013-09-03.
.- Tiresias, el ciego, y otros relatos; Mónica Marcos C. (Cuentos); 2013-09-04.
.- Obra poética escogida; León Felipe; (Poesía); 2013-09-07.
.- Ninguna parte; José Luis Morante; (Poesía); 2013-09-11.
.- Ninguna parte; José Luis Morante; (Poesía); 2013-09-13.
.- Las esquinas del aire; Juan Manuel de Prada; (Novela); 2013-09-19.
.- Ninguna parte; José Luis Morante; (Poesía); TERCERA VEZ; 2013-09- 24.
.- El vencedor está solo; Paulo Cohelo; (Novela); 2013-09-27.
Octubre
.- Todos los rostros del pasado; Francisco Brines: (Poesía) Rel. 2013-10-01.
.- José Antonio, testimonio (Antología textos breves); J. A. Primo de Rivera; 2013-10-02
.- Tesis provisionales para la reforma de la filosofía; L. Feuerbach; (Ens.); 2013-10-08.
.- Principios de la filosofía del futuro; L. Feuerbach; (Ens.); 2013-10-09.
.- Tratado de la naturaleza humana I (revisión); David Hume; (Ensayo); 2013-10-15.
.- Tratado de la naturaleza humana II (lectura); David Hume; (Ensayo); 2013-10- 18.
.- Tratado de la naturaleza humana III; David Hume; (Ensayo); 2013-10-22.
.- Todo lo que era sólido; Antonio Muñoz Molina; (Ensayo); 2013-10-24.
.- En el lugar del fuego y la palabra; Luis García Camino; (Poesía); Relect. 2013-10-29.
Noviembre
.- La voluntad; Azorín; (novela); 2013-11-02.
.- Catálogo de sellos del ayuntamiento de Béjar (1331-2010); ¿? (Trabajo mecanoescrito); 2013-11-03.
.- La participación del X duque de Béjar, don Manuel de Zúñiga, en el sitio de Buda (1686);  ¿? (Trajajo mecanoescrito); 2013-11-04.
.- No nos avergoncéis; Beatriz Talegón; ( Ensayo); 2013-11-05.
.- Material perecedero. Poesía 1972-1998; José Luis García Martín; Relect. 2013-11-08.
.- Las islas sumergidas; Manuel Moya; (Poesía); Relect.; 2013-11-11.
.- Los cuadernos de don Rigoberto; Mario Vargas Llosa; (Novela); 2013-11-17.
.- Cara a cara con la vida; Eduardo Punset; (Ensayo); 2013- 11- 22.
.- El sueño de Alicia; Eduardo Punset; (Ensayo-Novela); 2013-11-26
Diciembre
.- Déjame que te cuente; Jorge Bucay; (Cuentos); 2013-12-03.
.- Once minutos; Paulo Cohelo; (Novela); 2013-12-06.

.- Los versos satánicos; Salman Rushdie; (Novela); 2013-12-15.

sábado, 21 de diciembre de 2013

SOLSTICIO Y NAVIDAD


Pues arrecidos y todo, mi mente y mi cuerpo se disponen a recibir el invierno y a meterse de lleno en ese período que llamamos vacaciones de Navidad. Entre fiesta y fiesta, comidas y cenas, paseos y charlas, lecturas y recuerdos se nos van a ir dos o tres semanas descabaladas y locas. Después ya hablaremos de aquello de ya se le nota a los días, ya parece que hemos vuelto a la dulce monotonía, ya estamos de nuevo solos, menos mal que ya se acabaron las reuniones y las comilonas, qué nos deparará el nuevo año… Y en este plan.
Como somos tan convencionales -¿qué otra cosa podríamos ser?-, colocamos en cualquier frontispicio alguna frase que regalamos a nuestros conocidos como expresión de buenos deseos. El ser humano está construido con estos pequeños signos, a los que tal vez no haya que darles más importancia, pero tampoco menos. Al fin y al cabo, si echamos la media entre los buenos deseos, las obligaciones, los convencionalismos y hasta alguna que otra mala leche escondida, tampoco nos sale tan mal resultado. Así que bienvenidos sean estos deseos, que ya sabremos filtrarlos y hasta leerlos entre líneas.
He oído en los últimos días cómo varias personas se escandalizaban porque alguien les había felicitado el solsticio de invierno en lugar de las navidades. Como si salirse por un momento del carril de las costumbres supusiera el fin del mundo o algo así.
Está bien respetar las tradiciones, pero tratar de comulgar con ruedas de molino y escandalizarse por el más mínimo cambio no es lo más educado ni racional precisamente. Tener que explicar aquí -o en otro cualquier contexto- que el origen de la navidad es pagano, fiesta de la luz, del sol que ya está (para quedarse y aumentar: sol+stare), que es una fiesta pagana que se hunde en el origen de los tiempos sería tanto como insultar al alfabetizado y al que aspira al sentido común. De modo que no estoy por insultar y yo también quiero mostrar mi contento porque el padre sol, de nuevo, hace acto de presencia y se va a hacer grande y mayor hasta por los finales del mes de junio, cuando el otro solsticio, el de verano. Y me alegro porque la luz es la vida, el calor es la salsa en la que fermentan las sustancias que componen mi cuerpo y conforman mi pequeña mente.
Y el que serenamente, sin apabullar ni querer engañar ni engañarse, quiera sumar a esta luz su luz religiosa, su purificación, su lavado, su gracia, su engarce en el camino soñado de la salvación desde su dios, que lo haga con toda tranquilidad y con toda la alegría posible. Al final, todo el mundo se encontrará en la explanada del gozo y de la celebración, de la aceptación plena de lo que es cada uno y de lo que representa en el total de lo que alcanzan sus sentidos o su imaginación. Sencillamente se pide que no se subviertan los datos, que no se apabulle y que no se imponga a todos lo que es de cada uno. Y mucho menos en una celebración como esta, que no admite ninguna posibilidad que no sea positiva y esperanzadora.
De modo que, sea cual sea la felicitación, que sea de verdad y que surta efecto.
Este año me apropio de unos versos de Miguel Hernández, pensados para situaciones vitales de peligro, pero que aquí quiero trasladarlos al sentido general y a la postura que propongo ante la vida en:
“ANTE LA VIDA, SERENO;
Y ANTE LA MUERTE, MAYOR.
SI ME MATAN, BUENO;
SI VIVO, MEJOR.”

Pues eso.

jueves, 19 de diciembre de 2013

EL DÉFICIT TARIFARIO


En el momento en el que tecleo estas líneas, se está subastando el precio de la luz que tendremos que pagar todos desde el día primero del ya inminente año. Resulta que eso de la luz, que sirve para algo tan imprescindible como es el calor y el guiso de la comida, se subasta al mejor postor. Dicen que, con la libre competencia, se mejoran la calidad del producto y el precio final. El libre mercado y el capitalismo que se llama pomposamente.
Supongo que eso de que se mejora la calidad del producto, en este caso de la luz, debe de significar que se cansan menos los ojos o que no es necesario encender el flexo tan temprano. O algo así. A mí, la verdad es que no me funciona porque sé cuándo se marcha el sol de la esquina, y lo hace cada día un poquito antes: lo tengo milimetrado y no falla. Qué mala suerte tengo que no me alcanza eso de la mejora de la calidad.
En cuanto al asunto de la rebaja del precio, casi mejor ni me detengo en analizarlo porque casi no entiendo la factura que me llega. Pero sí sé leer la cifra final, y también sé, para mi desgracia, que, en los últimos años, casi se ha doblado el precio. Lo malo es que, en este caso, el tonto no soy solo yo, son las cifras oficiales las que dicen que la subida que se ha producido para todo el mundo es esa y no otra. O sea, que no es que mire mal la factura ni que no haya aprendido los números, es que realmente el precio dela luz ha subido hasta la azotea e incluso más arriba.
Desde hace no se sabe cuánto, todos justifican la subida en una cosa que llaman déficit tarifario. Esto del “déficit” es un latinajo al que nos hemos acostumbrado tal vez porque todos andamos metidos en algún déficit, pero, sumado al palabro “tarifario”, ya nos queda un sintagma que nos deja como alelados, pensando si habremos hecho algo malo por lo que nos tengan que castigar y encima tengamos que estar agradecidos. Luego se despachan con la explicación de que la fabricación de la electricidad cuesta más que lo que nos cobran a los usuarios por ella y nos dejan apañados.
Y entonces es cuando mi mente se echa a andar y a dar vueltas como una peonza, sin saber cómo quedarse quieta y tomar asiento y sosiego. Lo primero que se le ocurre a mi atormentada imaginación es el esfuerzo que los señores dueños de las eléctricas tienen que realizar para seguir con sus negocios de la luz, porque parece que van contra toda la lógica del mercado, ese que ellos tanto defienden, al menos según suelen predicar, pues siempre les oigo decir que los negocios tienen como fundamento principal ganar dinero. Y yo los veo y los sigo viendo esforzados y con la lengua fuera, perdiendo y perdiendo dinero por todas partes, cabizbajos y meditabundos, y ofreciendo sus sacrificios a la virgen del socorro o algo así.
Porque algún fundamento tiene que tener esto. Y como yo los veo con mucha frecuencia en procesiones, en mecenazgos y patrocinios varios, pues pienso que tal vez todo lo ofrezcan como sacrificio en favor de los desfavorecidos. Si ya decía yo que esta gente tenía que basarse en fundamentos sólidos y casi eternos para mantenerse en la caridad continua y en el sacrificio constante. Así que yo creo que va a ser eso.
Aunque hay algo que me falla, tal vez porque mi mente no da para mucho más. Esta gente tiene que tener un fondo de armario repleto de cuentas bancarias y de pasta gansa pues no se entiende que rompan con la lógica del mercado de ganar dinero, que lo hagan de manera continuada y que además sigan siendo tan ricachones como son y aparentan.
En todo caso, a mí me gustaría liberarlos de tamaño sacrificio, porque yo creo que el cielo ya se lo tienen ganado. Digo yo que si no sería mejor que ya dejaran tanto sacrificio y lo repartieran entre todos. Para ello propongo algo muy sencillo: nacionalizar las empresas de fabricación de energía. Con ello conseguiríamos que todos nos hiciéramos cargo de las pérdidas, nos repartiríamos los sacrificios, nos santificaríamos todos y hasta acaso nos hiciéramos fuertes en la idea de que, con las cosas de comer y de vivir, sencillamente no se juega, porque afectan a la esencia y a lo elemental de la dignidad humana.
Claro que me asalta una duda: si hacemos esto con la electricidad, lo mismo se nos ocurre que habría que hacer lo mismo con otras muchas cosas. Y esto complicaría mucho todo. No sé, no sé…

Es que a mí esto de los salvadores de la comunidad no me acaba de convencer, mira tú por dónde. Seguro que son cosas de mi mente, que anda perdida y arrecida con estos fríos. Seguro.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

HISTORIA DE BÉJAR II


Hace un par de días se presentó el segundo tomo de la Historia de Béjar. Con él se da fin a un proyecto largo y dificultoso que ha durado demasiados años en concretarse y ver la luz. El primer tomo se presentó el pasado año, pero la confección de ambos volúmenes ha llevado demasiado tiempo.
Creo que es una labor de coordinación que hay que agradecer sobre todo a José María Hernández Díaz, entusiasta profesor de la USAL y de todo lo que huela a Béjar y comarca, y, por supuesto, a todos los que han colaborado para que esto haya llegado a su fin, fundamentalmente a los autores de los distintos capítulos.
Aún no tengo juicio formado de la calidad de los capítulos que componen este segundo volumen porque, salvo el que yo mismo he aportado (“Béjar y la literatura”), no he leído ninguno todavía, pero me los imagino en la misma línea que los del primer tomo.
El trabajo general contiene aportaciones muy diversas, pero todas ellas configuran un panorama muy extenso y completo de los sucesos y comportamientos más importantes de los habitantes de Béjar y comarca a lo largo de su historia.
El futuro es impredecible por definición pero no es difícil asegurar que tendrán que pasar algunas generaciones para que este trabajo se renueve y se vaya completando con otras visiones, otros aspectos y otros acontecimientos nuevos. Seguramente, esta obra será por mucho tiempo el principal referente general de eso que llamamos la historia de una comunidad.
Recuerdo ahora los esfuerzos anteriores en este sentido: Ceferino García Martínez, José Luis Majada… Loables todos e interesantes (para mí sobre todo el de José Luis Majada) pero incapaces de abarcar lo que muchas miradas a la vez pueden alcanzar. Este es el gran valor, y a la vez el principal defecto (por su posible falta de cohesión), de la actual historia.
Con las más de 700 páginas del segundo volumen y las cerca de quinientas dl primero, el lector ya tiene elementos de entretenimiento y de consulta.
Sigo sin acostumbrarme a la escala de valores que encarna esta sociedad. Supongo que es culpa de todos, pero la presentación debería haber supuesto un acontecimiento de fiesta general para la comunidad que se analiza, o sea, para Béjar. Todo ello se tendría que haber concretado en una asistencia masiva al acto de puesta de largo, sobre todo de los representantes de las diversas instituciones. Por desgracia, no fue el caso. Asistió gente, pero, por ejemplo, solo algún miembro aislado de la corporación municipal, y eso que la presentación se realizaba en el salón de plenos del ayuntamiento.
No sé si estoy equivocado al pensar que en este hecho no hay color político y que se trata de la historia de todo el pueblo, sin distinciones de ningún tipo, pero me parece evidente que así es. Pues así están las cosas.
Lo que apunto en nada merece ni desmerece la importancia ni el valor del trabajo realizado, tan solo apunta como símbolo a la escala de valores en la que nos movemos: una vez más constato que la asistencia a muchos actos viene dada mucho más por la amistad o el compromiso personal con el que interviene que por el valor intrínseco de lo que se presenta. Y esto es provincianismo, aldeanismo, estulticia y analfabetismo.

En todo caso, el trabajo ya está hecho y ahí queda para quien tenga a bien acercarse a él; es como echar un vistazo al camino trazado desde los abuelos de los abuelos de nuestros abuelos hasta ahora mismo, en un empuje continuo e interminable por el cauce del tiempo y de este espacio. Este tiempo y este espacio en el que también nosotros vamos dejando surco, no sé si con simiente fecunda o con terreno baldío.

lunes, 16 de diciembre de 2013

EFEMÉRIDES: LA GRAN HUELGA DE 1913


Las efemérides son como un arcón cerrado con siete llaves que guarda un tesoro escondido con llamada retardada. Cuando no es la hora, el silencio se impone y casi el olvido, pero, cuando llega el momento, algún timbre nos recuerda que allí se esconde algo importante, alguna vivencia que necesita ponerse al día, salir del cajón y mostrarse a todo el mundo.
Hoy ha sonado el timbre y se ha disparado el pistoletazo de salida de uno de esos hechos que es obligatorio recordar. Tal día como hoy, hace exactamente un siglo, el día 16 de diciembre de 1913, comenzaba en Béjar una huelga textil que iba a durar hasta bien entrado el mes de julio del año siguiente, nada menos que siete meses interminables. En ella se jugaban esencialmente dos cosas.
La primera era la mejora de la situación salarial y la regulación de horario de los obreros. Hay estimaciones hechas en aquellos mismos momentos que demostraban la imposibilidad de la supervivencia en una familia con los sueldos que se pagaban. Menos mal que ya entonces el trabajo de la mujer en esta industria ayudaba a la supervivencia de la familia.
La segunda era, a pesar de lo que pueda parecer, mucho más importante. Se trataba de seguir controlando la contratación de nuevos obreros por las sociedades obreras de la época. En esas contrataciones intervenían estas asociaciones obreras y la actividad laboral se detenía cuando no era así. Muchos pueden pensar que, si el patrón paga, también tiene que ser el que contrate a quien le parezca bien. El asunto es algo más complejo que esta sencilla ecuación. Cuando se contrata de uno en uno, toda la ventaja, por supuesto, la tiene el contratador, que puede elegir al más sumiso y al precio que mejor le convenga. La fuerza colectiva del trabajador se pierde totalmente con esta fórmula, los convenios colectivos ni se imaginan y las condiciones generales se deterioran. Y no solo para el trabajador sino también, a la larga, para el patrón.
Esta larguísima huelga, que fue ejemplo para toda España y que recibió solidaridad de toda la población bejarana y de organizaciones trabajadoras de todo el país, terminó con un laudo de obligado cumplimiento que dejó el derecho de contratación en manos de los patronos y que terció en términos económicos entre lo que pedían unos y otros. En palabras cortas y por derecho, la huelga la perdieron los obreros. Aquellos obreros que tanto se esforzaron por los derechos de todos sus compañeros.
Pero hay pérdidas que son victorias, porque su ejemplo sirvió en adelante para nuevas luchas y difíciles conquistas laborales.
Uno echa la vista afuera y ve lo que sucede hoy en esta ciudad estrecha y en esta piel de toro. El panorama no es precisamente muy halagüeño. La situación, mutatis mutandis, se repite de manera casi exacta. La nueva reforma laboral ha dejado a las organizaciones obreras en pañales y sin fuerza para plantear convenios colectivos y defensas generales de los trabajadores. Las consecuencias están a la vista hasta de los ciegos: condiciones laborales paupérrimas, contratos temporales, sueldos ridículos, ninguna seguridad, desconfianza general, egoísmo por todas partes, imposibilidad de proyectos vitales sólidos, y, por si fuera poco, empobrecimiento galopante.
Hace algunos meses concreté un artículo largo (unas 20 páginas) para la revista del Centro de Estudios Bejaranos que recuerda y revisa esta huelga. Por respeto a la propia revista, que se presenta en los próximos días, no cuelgo aquí ese trabajo, pero lo haré después, para que esté al alcance de cualquiera.

La ciudad vibró con aquella huelga porque todo el mundo estuvo implicado y luchó por unos ideales claros. Desgraciadamente no es el panorama actual. Cada cual debería saber a qué atenerse.

domingo, 15 de diciembre de 2013

FANATISMOS RELIGIOSOS


Estas semanas de cambios de planes en las que elimino la salida al campo de los sábados y la sustituyo por mi visita a Ávila a ver a los míos, me deja la otra mitad como de sorpresa, como de tiempo más alargado y amplio, como de calorcito y recogida en casa.
He pasado todo el día (además de los días anteriores) leyendo el libro “Los versos satánicos”, Salman Rushdie, aquel famoso libro que, hace ya unos años, levantó tanta polvareda y provocó hasta una fatwa contra el escritor y quemas y protestas por todo el mundo musulmán y menos musulmán. No lo había leído, como tampoco he leído tantos otros. Y eso que mi ritmo de lectura es alto: debe acercarse al centenar de títulos los que he leído durante este año (algún día los anotaré aquí).
El libro es extenso (más de quinientas páginas) y profuso, mezcla varias historias y diversos tiempos en un vaivén que no resulta sencillo seguir. No creo que sea para lectores no iniciados.
No sé cuántas personas en realidad lo han leído pero sospecho que no demasiadas, a pesar de la enorme propaganda que se generó a su alrededor.
En realidad, a mí del libro lo que realmente me interesa es la capacidad léxica e imaginativa del autor y su talento para tejer historias distintas en un mismo texto. Y, por encima de todo, lo que suscitó y suscita uno de los asuntos tratados, el principal, pero no el único. En este caso es la religión musulmana, pero podía haber sido cualquier otra religión.
La religión es la puerta de entrada en el fanatismo si no se acude a ella con muchísima cautela y con una mente abierta. Lo malo es que, si se acude a ella con esta predisposición, acaso muchas de sus hojas oscuras se le caen al suelo y son trituradas en el abono del sentido común y de la inteligencia. Es cierto que en este libro se desmitifican elementos del islam, algunos de los más importantes, pero se hace desde un contexto novelesco y muchas veces humorístico. Sucede que, si se intenta leer como reflexión racional, terminan por aparecer los mismos resultados; en esos casos, cuando el intérprete es un fundamentalista, los niveles se confunden, las conclusiones se ajustan a esa voluntad “iluminada” y es eso lo que se impone al común de los fieles. Después sucede lo que sucede.
El esquema se repite en todas las religiones: en todas falta la interpretación variada, sobra el misterio y no se da cabida a la razón. Y no hay tribunales de apelación que valgan, son los que son, se eligen entre ellos y se erigen en voces únicas en la verdad del dios que les informa.
En occidente llevamos varios siglos luchando contra la imposición de la fe en el mundo común de la razón. Es el resumen de lo que llamamos modernidad. En otras latitudes parece que la modernidad aún no ha llamado a la puerta y siguen bajo el miedo del intérprete del misterio.
Después la convivencia se hace muy difícil porque las prácticas diarias resultan muy diferentes, y la convivencia es el roce y el intercambio sobre todo. No hay más que echar una mirada a la Historia o gastar unos minutos contemplando lo que sucede ahora mismo en nombre de la religión en el mundo y echarse a temblar. También y sobre todo en nombre del islam.

Qué difícil nos lo ponemos todo.

viernes, 13 de diciembre de 2013

UNA LLAMADA TURBADORA

2013-12-13                UNA LLAMADA TURBADORA  (También para Sara)
La mañana era fría pero soleada. Acomodado en el sillón mullido y al lado del radiador, Esteban consumía páginas y páginas de un libro que le había regalado un amigo y que trataba de conflictos religiosos, esos que tantos males han producido en la historia de los seres humanos. Este mal del que trataba el libro aún seguía coleando y hasta Esteban pensaba que sería uno de los dos o tres conflictos más importantes de los que tendría que solucionar el s. XXI. La lectura seguía, como cada mañana, ocupando el tiempo y la imaginación de Esteban.
En un momento impreciso, cuando la atención de Esteban andaba ocupada en un pasaje de ángeles caídos y falsos profetas y cuando el calorcito le había situado en una situación de medio camino entre la conciencia, la imaginación y el sueño, sonó el teléfono en la habitación del fondo. No esperaba ningún recado especial y no intuía quién podría llamarlo a esas horas. Se desperezó, dejó al ángel y al profeta con la palabra en la boca, volvió al mundo de las sensaciones reales y descolgó el aparato. Al otro lado apareció una voz suave, sugerente, femenina y joven.
.- Buenos días, pregunto por don Esteban Laínez.
.- Yo soy.
.- ¿Tiene un momento para poder atenderme?
Esteban comprendió enseguida que aquella llamada volvía a repetir el sonsonete diario de las compañías empeñadas en vender todo tipo de objetos en una insistencia machacona y casi insoportable. Estuvo a punto de colgar sin responder, pero al fin añadió:
.- Sea usted muy breve porque estoy muy ocupado y no tengo tiempo apenas para poder atenderla, señorita.
.- Gracias, don Esteban, mi nombre es Salomé y le llamo en nombre de Aldeas Infantiles. ¿Conoce usted esta ONG?
Esteban se quedó paralizado. Esta vez no era una venta cualquiera y tal vez merecería la pena atender un momento aquella llamada que él ya intuyó de socorro y de ayuda.
.- He oído hablar de ella, pero no conozco exactamente cuál es su actividad concreta.
La voz de Salomé se volvió entonces más tierna. Sabía que esta vez había conseguido un interlocutor dispuesto a escucharla.
.- Le recuerdo que, para un mejor control, esta entrevista será grabada.
.- De acuerdo, señorita, pero le ruego brevedad.
Esteban no se había quitado de encima la sensación de que todas estas llamadas no hacían otra cosa que exagerar e inflar el mundo de la publicidad hasta límites que pare él eran inaguantables.
.- Aldeas Infantiles SOS es una organización internacional, privada, de ayuda a la infancia, sin ánimo de lucro,  interconfesional e independiente de toda orientación política, fundada en 1949 y con presencia en 133 países. Nuestra labor se centra en el desarrollo del niño hasta que llega a ser una persona autosuficiente y bien integrada en la sociedad. Trabajamos para fortalecer a las familias vulnerables, de modo que puedan atender adecuadamente a sus hijos; protegemos a los niños que se han visto privados del cuidado de sus padres, a los que brindamos un entorno familiar protector en el que puedan crecer sintiéndose queridos y respetados, y acompañamos a los jóvenes en su proceso de maduración e independencia.
Aldeas Infantiles SOS es miembro de la UNESCO y asesor del Consejo Económico y Social de la ONU…
Esteban oía la lentitud y la claridad con las que llegaban las palabras a sus oídos. Tanta era, que su imaginación tuvo fuerzas para representar la realidad que Salomé le estaba refiriendo: “niños, familias vulnerables, hijos, privados del cuidado de sus padres, entorno familiar, queridos, respetados… “ En la mente de Esteban se coló la imagen de una niña próxima, a la que él quería con locura; la vio desprotegida y sola, lejos de las caricias de los suyos, desorientada, sin horizontes, con el futuro oscurecido y falto de otros brazos en los que poner su confianza y su ternura. Mientras tanto, Salomé seguía desgranando algunas de las características de la ONG en cuyo nombre llamaba. Para entonces Esteban ya apenas atendía y casi no oía las palabras: “casa en Madrid, fiestas familiares, adopción, relación con los niños, cariño….” En algún momento del relato, se produjo el silencio.
.- Esteban, ¿está usted ahí?
El otro lado del teléfono devolvió una voz entrecortada por los sollozos.
.- No hace falta que me detalle las actividades, me las imagino. Y hasta algo sé de ellos pues realizo actividades en otros centros con necesidades, más próximos al lugar donde vivo.
Pero Salomé lo intentó de nuevo. Del otro lado del teléfono ya no se oían más que los sollozos entrecortados de Esteban. La joven desistió y su tono y actitud cambiaron.
.- No se preocupe usted, Esteban, es un placer toparse con gente tan sensible como usted en estos tiempos que corren. Ya no tengo nada que contarle: usted se hará cargo de lo que crea conveniente. Le recuerdo cuál es nuestra dirección en la red y esperamos su respuesta. Venga, ánimo, a mí me sucede lo mismo con frecuencia y lo entiendo perfectamente. Arriba ese ánimo y gracias, muchas gracias por su sensibilidad.
Esteban colgó y todavía estuvo un buen rato con el moquillo caído y la lágrima fácil en el rostro. Cuando se serenó, tenía sentimientos contrapuestos sobre su persona y sobre su respuesta en estas situaciones.  No era la primera vez que le sucedía algo parecido. Siguió pensando durante toda la mañana en las causas de esos desbordes de emoción y no llegó a conclusiones claras.

 A la hora de comer llamó a la niña que se había colado en sus imágenes y le reconfortaron sus palabras, su energía, sus risas y su alegría. La tarde fue menos agitada y tranquila. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

ESPACIOS DE SILENCIO


Me gustan los espacios de silencio, tal vez porque son los auditorios mejor preparados para oír, para escuchar y para pensar. Vivo en un espacio que aspira a la salmodia del silencio, ese silencio que se deja oír y que repite con frecuencia que está ahí, como con miedo a ser roto y profanado. Hasta hace muy pocas semanas, mi casa solo tenía la presencia última de un matrimonio mayor por su parte norte; el resto era dominio del silencio. Hoy, por desgracia, no puedo decir lo mismo pues se ha instalado en el piso inferior un joven matrimonio que poco sabe de lo que significan la soledad y la ausencia de ruidos.
En ese espacio silencioso es en el que mejor oigo mis latidos, la música que acompaña mis horas, el rumor del río en el fondo o el aleteo grácil de los pájaros que juegan en el aire.
La mejor referencia soy yo mismo, con mis latidos lentos, con mis roces en los objetos más cercanos y diarios, con mi sillón mullido, con mi silla más dura, con mi ropa que roza con mi cuerpo, con la comida sólida, con los ruidos internos de mi cuerpo… El silencio me ofrece la seguridad de mi propia presencia, la certeza de que mi ser sigue ahí, andando y progresando por las horas de la vida, hollando los pasillos, las aceras, manejando mis brazos y mis piernas, doblándome hacia el suelo cuando me visto o me calzo…, y oyendo, como sonido más sutil, el último sonido del propio silencio.
Pero sobre todo el silencio me permite oír y escuchar todo lo que me viene de fuera, de ese mundo también tumultuoso que me asusta si no sé distinguir las voces de los ecos. El silencio me permite la lectura y la voz susurrante de tantos otros silenciosos que me hablan con calma y con paciencia, que me aconsejan y no me imponen, que me invitan al diálogo tranquilo y reposado, que me escuchan también con atención. Con ellos muy pocas veces levanto la voz, si acaso la conciencia. Desde ellos configuro mi propio pensamiento, doy vueltas a los conceptos y a veces hasta comprendo el valor negativo de la intolerancia y la fuerza positiva del amor. Con ellos configuro otro mundo diferente desde la sinceridad y desde el intercambio.
Solo se puede escuchar desde el silencio y la atención, con la mente dispuesta y sin ruidos. Lo demás es confusión y caos, inmenso griterío, hartazgo y atropello, imposibilidad de armar conceptos.
Vivo en un mundo repleto de  información externa, de sonidos estridentes que me acosan y no me dejan solo ni un momento para poder oír con sosiego. No sé discriminar tanta fanfarria. Me tapo los oídos y suenan los teléfonos o el grito de luz de la caja tonta. Si anochece y me creo libre del exterior, descubro que no es cierto, que todo sigue sonando para no comunicar nada o casi nada. Esto es un no parar inagotable.
No conozco mejor interlocutor que el que me responde desde mí mismo; mis mejores diálogos se desgranan oyendo las respuestas de ese ser extraño e inconcluso que siempre va conmigo, que me completa y que me desarrolla. Entonces no es necesario  el grito ni la imposición absurda; solo sirve la calma, y sirven las aristas y las dudas, las posibilidades todas y las soluciones varias, la guerra sin heridas y el abrazo sincero. “Quien habla solo espera hablar con Dios un día.” “La música callada, la soledad sonora.” Qué oxímoron hermoso y deseado.

¿Quién asimila el mundo en esta carrera de gritos y rebuznos? Me sumerjo en un canto gregoriano con el coro de Silos y en él me quedo por un rato. Después miraré al cielo y a la luz. Que me hablen en silencio y con cautela; que me enseñen la esencia de la vida; que me protejan de los ruidos sin causa  y me abran el camino para el sabroso mundo del silencio.

lunes, 9 de diciembre de 2013

APRENDIENDO A CUIDAR

   
Me siguen llegando libros que procuro leer al ritmo que puedo y sé. Creo que mi ritmo sigue siendo alto, pero me gustaría compararlo con el de otras personas; no por ninguna exhibición, que todo depende de muchos factores y no tengo ganas de ganar ni de perder ninguna carrera, sino por conocer realmente en qué puede consistir, aplicado a esta realidad, el concepto de mucho o poco.
Tengo claro que buena parte de mi cultura y de mi pensamiento tiene que ver con la letra impresa y con los miles de páginas que han fotografiado mis ojos a lo largo de los años. Tampoco sé si esto es lo mejor o si hubiera resultado más agradable o provechoso haberse apoyado en la experiencia más directa, la de la vida de la calle, esa que parece menos elaborada pero más inmediata y acaso práctica. Quién lo puede saber…
De las lecturas procuro extraer ideas y, a veces, recojo y anoto párrafos enteros que, por la razón que sea, me conmueven y me animan a pensar en lo que contienen. Alguna vez los paso a esta ventana que va componiendo la huella de mis días.
Hoy copio una página de Antonio Gala, de su libro “Las afueras de Dios”. Tiene que ver con el mundo de los ancianos en su vertiente de alzheimer. Seguro que alguna vez lo he confesado. Lo vuelvo a hacer: este autor me parece que aporta una sensibilidad y un dominio del idioma y de los sentimientos como ningún otro en la literatura actual. Sé que es una opinión arriesgada, pero es la mía. Ahí va:
“Lo mejor para el anciano con alzheimer es permanecer el mayor tiempo posible en su hogar con los suyos; para eso la familia  requiere formación y recursos. Porque no es nada fácil convivir con él. El espacio que ocupe ha de ser sencillo y despojado, con elementos fijos que lo identifiquen; con relojes y calendarios grandes, que orienten al que era su dueño; con carteles que señalen la ventana, el baño, la salida… La cama, exenta, para poder bajarse por ambos lados; una luz, encendida siempre durante la noche, para alejar los noctium phantasmata; en el armario, la ropa imprescindible: zapatos sin cordones, botones sustituidos por velcros; nada de espejos por si se mira y no se reconoce y le produce horror aquel que ve; las bañeras, con barras y cintas antideslizantes; la ducha, con mandos de temperatura inamovibles. Por Dios, que no haya ruidos ni confusión, que nada le perturbe más todavía, que cada hora de cada día que aún le quede sea una rutina estable.
A veces, no siempre pero a veces, podrá mostrarse agresivo. En estos casos hay que calmarlo con dulzura, con palabras muy suaves, abrazarlo, eliminar lo que le irrita. No tratar de que razone: no le es posible razonar. No afearle su conducta: no lo entendería. Cuando se niegue a cooperar, a comer o a vestirse, hay que observar qué es lo que le trastorna y evitarlo; pero lo mejor es no insistir, distraerlo de aquello que lo enoja. Le asaltarán a veces, y hay que estar preparados, ideas obsesivas: levantase de noche y salir a la calle, o repetir incansablemente la misma pregunta. Es preciso actuar con delicadeza, responderle sin impaciencia, muy despacio, tratando después de entretenerlo con alguna propuesta distinta o con algún otro proyecto mejor. Puede llegar el caso, y llegará, de la regresión a la infancia, con una gran desinhibición sexual: puede perder el pudor e intentar tocamientos. No se le ha de reñir, no se le ha de avergonzar: no es responsable…
Y cada vez tendrá más importancia la comunicación no verbal; las palabras acaban por perder su sentido. Para hacerle comer habrá que masticar enfrente de él; la expresión del cuidador nunca será de cólera o de preocupación, porque influirá en su ánimo y lo empeorará todo. Hay que hablarle despacio con frases cortas y palabras sencillas, gesticular muy poco a poco… Y, no obstante, no se le ha de excluir de la convivencia ni de las conversaciones. Y, sobre todo, tocarlo con afecto, acariciarlo, mirarlo con cariño y sonreírle: esa es la mejor forma de suministrar seguridad a él y a todos. Una tenue y volátil seguridad, tan lábil como la de una nube, a un ser ya sin raíces, a  un niño sin futuro que desaprende en lugar de aprender, preso en su laberinto.”
Son palabras escritas hace casi quince años. Cada día, por diversas razones, la enfermedad de alzheimer se extiende y acompaña a más ancianos en el último tramo del camino vital. El escritor no es un especialista en esta medicina, pero parece que lo fuera. Buena parte, no de la cura pero sí del mantenimiento razonable, está en estas líneas. Me entran deseos de llevarlas al Buen Pastor y pedir que las cuelguen por las paredes. También yo las debería tener presentes cuando la ocasión lo requiera.

P.D. Por supuesto que estas líneas están en la trama literaria y mental de una historia más larga y cargada de otros contenidos, pero parece que sirven por sí solas.

domingo, 8 de diciembre de 2013

ERES TÚ QUIEN SE MARCHA DE LOS SITIOS

ERES TÚ QUIEN SE MARCHA DE LOS SITIOS
Eres tú quien se marcha de los sitios:
del tiempo de verano, que tanto te cansaba,
hasta el rigor sin pausa del invierno;
del fuego del contacto hasta el cobijo
de la suave caricia y del aroma
de un perfume perdido en la memoria;
de la invasión fogosa, apasionada,
hasta el blando coloquio y la compenetración;
desde el placer fecundo del pecado
a la experiencia lenta y reposada
de lo que ya no aspira a la victoria.

Y puede ser verdad que te has rendido
a la certeza de que no es posible
la ayuda y el empuje de otros brazos
en la búsqueda inútil
de lo que un día fue tenaz deseo
de encontrar el aliento de la felicidad.

Sabes que la ilusión de otros amores
es tan solo recuerdo, incluso olvido,
pues muchos ya no están, y otros que fueron
andan en las afueras de tu vida;
tú mismo ya no estás para ti mismo.

Es tiempo de apariencias y de dioses,
de desear con fuerza lo imposible
y gritar que conoces lo que ignoras,
de mantener proyectos que mantengan
la fuerza y el valor de la memoria,
de exigir la presencia del rubor en el rostro,
de afirmar el valor del sufrimiento,
de habitar nuestras manos
con la arruga del tiempo y la experiencia.

Es tiempo de cumplir lo que se ama
y amar lo que se hace
con esa lentitud de los ocasos

que van al infinito y al olvido.

sábado, 7 de diciembre de 2013

LA VIDA Y MI IDENTIDAD (Apunte filosófico)


¿De qué depende que uno tenga un día bueno o un día aciago? El ser humano siempre es el mismo y debería responder de la misma manera un día que el siguiente. Si dependiera de él, habría que concluir que no es el mismo siempre, que las circunstancias han cambiado y que los entornos son diferentes, esos contornos en los que él tiene que responder a las situaciones que se le van presentando. O tal vez resulte cierto que en realidad no sea él, que ya sea otro distinto, que cada instante sea único porque la persona ha cambiado elementos suficientes en su ser y en su conciencia como para responder de manera distinta. Y, si no fuera el mismo, no se le podría exigir que mantuviera la conciencia de la continuidad en sí mismo. Terreno peligroso este porque nos estaríamos adentrando en la identidad del ser y el mantenimiento de esa identidad, en la continuidad de los elementos necesarios para seguir considerando en la conciencia al ser un mismo ser. ¿Cuál y cuánta es la parte que se puede entender que se modifica sin perder esos elementos esenciales de la identidad? Porque yo no soy el mismo que aquel niño que corría por las estrechas calles de mi pueblo rodando el aro o encima de los zancos, o aquel joven que veía y constataba los estertores del franquismo, o el joven profesor que se comía el mundo y que lo soñaba transformado, ni siquiera el caminante tranquilo y satisfecho que esta mañana hollaba los caminos de las laderas de estas sierras frías y otoñales. Y, sin embargo, me sigo reconociendo el mismo, con el mismo nombre y con los mismos apellidos, sigo teniendo la conciencia de que soy el mismo; mis seres queridos me siguen respondiendo de la misma manera y hasta mantengo el mismo nombre ante los demás.
¿Y si el asunto dependiera de lo externo, de lo que rodea al ser? Entonces el día aciago o el día bueno hundiría sus causas en el contexto, tan diverso, tan extenso, tan incontrolado e incontrolable, tan poderoso, tan indiferente ante mis deseos y mis gustos… A veces las realidades exteriores parecen presentarse idénticas a las de otras ocasiones y, a pesar de todo, los resultados de mis actuaciones y de mis interferencias con ellas son totalmente distintos; eso me deja perplejo y sin saber dar respuesta a esta dualidad en la que yo y todos los demás nos movemos.
Tal vez no somos conscientes de que, acaso, esa separación entre la persona y los contextos realmente no existe y es el intercambio constante entre ambos lo que va configurando al ser humano y a los otros contextos, ese espacio indeterminado pero común que compartimos todos y que no solo nos roza sino que nos penetra y nos obliga a la reacción, no solo física sino también fisiológica y mental. Puede que en ese conglomerado no hagamos otra cosa que moldearnos y cambiar los combinados químicos, los enlaces intrincados que nos componen y nos sostienen, y con cada reacción nos mostramos con otra cara un poco distinta a la anterior.
O tal vez sea algo más complejo, eso que llamamos vida, que nos ocupa y que nos envuelve, que nos empuja y que nos conduce sin que sepamos muy bien ni cuáles son las causas ni cuáles las reacciones. Por eso andamos tan confusos y nos extrañamos ante lo que entendemos como un día con suerte o un día desafortunado.
¿Cómo habrá sido hoy mi día?, ¿hacia qué extremo apunta y apuntará en las horas que aún le quedan? Repaso y no me quejo.

En todo caso, como apuntó Paulo Coelho, “la vida siempre espera situaciones críticas para mostrar su lado brillante”. No he tenido situaciones críticas ni las espero. Prefiero hoy también alguna arista de la vida menos llamativa y espectacular. Mañana será otro día.

viernes, 6 de diciembre de 2013

MADIBA: PEACE AND FREEDOM


África, imaginada desde aquí, está en el culo del mundo, allí donde el mar se parte en dos y la tierra se rinde porque no puede indagar más adentro y deja todo el dominio a las profundidades, donde los aventureros perdían la señal de lo medible y se enfrentaban a lo desconocido, en su viaje a no se sabía dónde, el territorio que se opone al de aquí mismo porque se empeña en convertirse en verano cuando aquí se asoman los fríos y el invierno, el último salto desde la última roca y la primera defensa contra el mar y su empeño de las olas.
Quiero decir que África me queda lejísimos en el espacio, en el territorio de los sucesos que me raspan por su frecuencia en imágenes, y que asocio sin querer la lejanía en el espacio con la bruma del tiempo. Y menos mal que los tambores resonaron hasta la extenuación con aquello del mundial de fútbol.
Pero los símbolos son más símbolos precisamente cuanto menos se dejan abarcar y someter. Si a un héroe de la antigüedad clásica lo invitáramos a una fiesta nuestra, es casi seguro que lo mandábamos de vuelta despedazado y convertido en un ser vulgar y lleno de defectos, aminorado hasta las medidas de un  simple humano con dificultades para llegar con decoro a fin de mes en lo material y en lo moral. Desde la distancia todo es otra cosa.
Madiba es un símbolo hermoso de casi todo el índice de deseos inalcanzables del ser humano; por eso es mejor que siga en la distancia, para que no le salgan a la piel las arrugas que todos tenemos, incluso él que tanta dignidad derrochó en su vida.
No conozco muchos más detalles que el común de los mortales acerca del desarrollo de su vida: 46664, cárcel, resistencia pasiva, integración, perdón sin olvido, reconciliación…, y algunas otras cosas de menor valía. Me bastan para aplaudir la existencia de seres que defienden, como sin esperar recompensa y sin aparentes heroicidades, los ideales en los que creen, que levantan la mirada y descubren la existencia de la pluralidad comunitaria, que adivinan que en la escala de valores aquello de ganador y de perdedor no está en la cúspide precisamente, que defender las convicciones propias no implica la eliminación del contrario ni su escarnio público, que el patrón humano en nada se diferencia por el color, por la religión ni por el poder económico, que gastar la vida por alcanzar el poder no es más que la mayor muestra de debilidad y de pobreza…
Todo eso es lo que me interesa de gente como Nelson Mandela. Porque, si Mandela se ha convertido en símbolo, es porque pone rostro a toda la gente normal que, en su pequeño mundo, lucha y defiende los mismos ideales; él es la voz del coro, pero la voz real es muy variada y anda dispersa por todo este mundo que habitamos. A veces se llama Mandela pero otras veces tiene nombres y apellidos de aquí y de ahora mismo. La lista no cabe en los medios, pero es larga y hermosa. Esos medios que se compungen y llenan las portada con la imagen del símbolo, pero que mañana mismo se olvidarán de él y volverán a dar sitio a los amos de la pasarela, de la fama y del dinero, y volverán a la lucha por el poder más sórdido y encarnizado. Y muchos de los representantes públicos, que dicen admirar a Mandela, que mandan condolencias lloriconas pero que, en la vida diaria actúan con valores totalmente contrarios a los que representa Madiba.
He visto una imagen de Mandela arrimado a una pared, con una gran pintada en la que rezaba este eslogan: Peace and freedom. Paz y libertad. No es precisamente mal objetivo ni mal modelo de vida. Por él luchó Mandela y por él habrá que seguir trabajando cada día si este mundo quiere sentirse un poco más tranquilo y menos esclavo

miércoles, 4 de diciembre de 2013

UN CUENTO PARA SARA


Tengo muchas ganas de que mi nieta, Sara, rompa por fin a leer. Sé que no tiene edad para ello y que lo mejor es que todo vaya por su cauce natural, pero tengo muchas ganas. Cuando lo consiga, y será pronto, podrá leerme cosas y descubrirá algo de lo que yo le he guardado para ella especialmente. Estoy seguro de que después me lo devolverá todo con intereses altos, para mi contento y mi satisfacción.
Hoy le guardo un cuento breve que ella identificará y no tardará demasiado en interpretar con corrección:
“En una pequeña ciudad de provincias, vivía una joven hermosa a la que la vida le sonreía en casi todo lo que hacía. Pero un día se cansó de su situación y empezó a sentir el aburrimiento y el deseo de salir a conocer el mundo porque soñó que en otros lugares se hallaban tesoros escondidos para ella.
Soñó que viajaba a una gran ciudad y que allí, en un lugar muy conocido, le esperaba un tesoro que estaba reservado para ella, para que ella lo descubriera y lo gozara. Pronto empezó a descuidar sus aficiones y solo vivía obsesionada por la conquista de ese mundo soñado.
Un día cualquiera salió de casa. Subió al primer tren y se marchó lejos, hacia esa gran ciudad. Cuando llegó, se sintió deslumbrada por todo lo que iba descubriendo. Parecía todo aquello un mar de luz y de personas, los escaparates la deslumbraban y los carteles que veía por todas partes le anunciaban acontecimientos que ella jamás había ni sospechado.
El tesoro era todo aquello y la joven se sintió contenta y satisfecha. Se aposentó en una casa céntrica y todos los días salía a las calles para dejarse invadir de las nuevas sensaciones. El tiempo se le iba en ver y ver y ver más cosas. Así transcurrieron varias semanas sin que ella notara el paso del tiempo.
Fue una tarde, cuando el sol se despedía y los últimos rayos enrojecían el horizonte. Al cruzar un paso subterráneo, se topó con un hombre que pedía limosna mientras rasgaba deficientemente las cuerdas de una guitarra. La joven se paró un momento, escuchó la canción hasta el fin y depositó en el recipiente una moneda. Cuando se disponía a alejarse, el hombre le hizo una señal para darle las gracias. Algo extraño debió de notar en la joven porque enseguida le preguntó por su procedencia y por sus ocupaciones. La joven le contestó con sencillez y sin ocultarle nada de su aventura.
El hombre entonces la invitó a escucharle. Su historia era muy sencilla. Desde hacía varios años buscaba la ocasión de marcharse de la gran ciudad para intentar encontrarse a sí mismo en una vida más sencilla lejos del ruido y de los destellos de la urbe. Todavía no lo había conseguido pero cada día lo deseaba más.
Solo fueron cinco minutos pero para la joven resultaron suficientes. El resto del día lo pasó en su residencia, sin ninguna gana de salir a la calle. A la mañana siguiente subió al mismo tren que la había traído a la ciudad. A las tres horas estaba de nuevo en su casa.
El viaje de ida y vuelta había servido para entender que el tesoro con el que había soñado lo tenía más cerca de lo que pensaba, lo poseía ella misma, estaba en su interior, en su propia persona. Desde entonces viaja a diario al interior de sí misma y descubre tesoros escondidos con los que se siente satisfecha. Cuando le hablan de sucesos extraordinarios lejos de sí misma, se queda pensativa y sonríe”.

No sé si Sara dormirá tranquila; yo sí, después de habérselo contado.