2013-12-13 UNA LLAMADA TURBADORA (También para Sara)
La mañana era fría pero soleada. Acomodado en el sillón mullido y al
lado del radiador, Esteban consumía páginas y páginas de un libro que le había
regalado un amigo y que trataba de conflictos religiosos, esos que tantos males
han producido en la historia de los seres humanos. Este mal del que trataba el
libro aún seguía coleando y hasta Esteban pensaba que sería uno de los dos o
tres conflictos más importantes de los que tendría que solucionar el s. XXI. La
lectura seguía, como cada mañana, ocupando el tiempo y la imaginación de
Esteban.
En un momento impreciso, cuando la atención de Esteban andaba ocupada
en un pasaje de ángeles caídos y falsos profetas y cuando el calorcito le había
situado en una situación de medio camino entre la conciencia, la imaginación y
el sueño, sonó el teléfono en la habitación del fondo. No esperaba ningún
recado especial y no intuía quién podría llamarlo a esas horas. Se desperezó,
dejó al ángel y al profeta con la palabra en la boca, volvió al mundo de las
sensaciones reales y descolgó el aparato. Al otro lado apareció una voz suave,
sugerente, femenina y joven.
.- Buenos días, pregunto por don Esteban Laínez.
.- Yo soy.
.- ¿Tiene un momento para poder atenderme?
Esteban comprendió enseguida que aquella llamada volvía a repetir el
sonsonete diario de las compañías empeñadas en vender todo tipo de objetos en
una insistencia machacona y casi insoportable. Estuvo a punto de colgar sin
responder, pero al fin añadió:
.- Sea usted muy breve porque estoy muy ocupado y no tengo tiempo
apenas para poder atenderla, señorita.
.- Gracias, don Esteban, mi nombre es Salomé y le llamo en nombre de
Aldeas Infantiles. ¿Conoce usted esta ONG?
Esteban se quedó paralizado. Esta vez no era una venta cualquiera y
tal vez merecería la pena atender un momento aquella llamada que él ya intuyó
de socorro y de ayuda.
.- He oído hablar de ella, pero no conozco exactamente cuál es su
actividad concreta.
La voz de Salomé se volvió entonces más tierna. Sabía que esta vez
había conseguido un interlocutor dispuesto a escucharla.
.- Le recuerdo que, para un mejor control, esta entrevista será
grabada.
.- De acuerdo, señorita, pero le ruego brevedad.
Esteban no se había quitado de encima la sensación de que todas estas
llamadas no hacían otra cosa que exagerar e inflar el mundo de la publicidad
hasta límites que pare él eran inaguantables.
.- Aldeas Infantiles SOS es
una organización internacional, privada, de ayuda a la infancia, sin ánimo de
lucro, interconfesional e independiente de toda orientación política, fundada
en 1949 y con presencia en 133 países. Nuestra labor se centra en el
desarrollo del niño hasta que llega a ser una persona autosuficiente y bien
integrada en la sociedad. Trabajamos para fortalecer a las familias
vulnerables, de modo que puedan atender adecuadamente a sus hijos; protegemos a
los niños que se han visto privados del cuidado de sus padres, a los que
brindamos un entorno familiar protector en el que puedan crecer sintiéndose
queridos y respetados, y acompañamos a los jóvenes en su proceso de maduración
e independencia.
Aldeas Infantiles SOS es miembro de la UNESCO y asesor del Consejo
Económico y Social de la ONU…
Esteban oía la lentitud y la claridad con las que llegaban las palabras a
sus oídos. Tanta era, que su imaginación tuvo fuerzas para representar la
realidad que Salomé le estaba refiriendo: “niños, familias vulnerables, hijos,
privados del cuidado de sus padres, entorno familiar, queridos, respetados… “ En
la mente de Esteban se coló la imagen de una niña próxima, a la que él quería
con locura; la vio desprotegida y sola, lejos de las caricias de los suyos, desorientada,
sin horizontes, con el futuro oscurecido y falto de otros brazos en los que
poner su confianza y su ternura. Mientras tanto, Salomé seguía desgranando
algunas de las características de la ONG en cuyo nombre llamaba. Para entonces
Esteban ya apenas atendía y casi no oía las palabras: “casa en Madrid, fiestas
familiares, adopción, relación con los niños, cariño….” En algún momento del
relato, se produjo el silencio.
.- Esteban, ¿está usted ahí?
El otro lado del teléfono devolvió una voz entrecortada por los sollozos.
.- No hace falta que me detalle las actividades, me las imagino. Y hasta
algo sé de ellos pues realizo actividades en otros centros con necesidades, más
próximos al lugar donde vivo.
Pero Salomé lo intentó de nuevo. Del otro lado del teléfono ya no se oían más
que los sollozos entrecortados de Esteban. La joven desistió y su tono y
actitud cambiaron.
.- No se preocupe usted, Esteban, es un placer toparse con gente tan
sensible como usted en estos tiempos que corren. Ya no tengo nada que contarle:
usted se hará cargo de lo que crea conveniente. Le recuerdo cuál es nuestra
dirección en la red y esperamos su respuesta. Venga, ánimo, a mí me sucede lo
mismo con frecuencia y lo entiendo perfectamente. Arriba ese ánimo y gracias,
muchas gracias por su sensibilidad.
Esteban colgó y todavía estuvo un buen rato con el moquillo caído y la lágrima
fácil en el rostro. Cuando se serenó, tenía sentimientos contrapuestos sobre su
persona y sobre su respuesta en estas situaciones. No era la primera vez que le sucedía algo
parecido. Siguió pensando durante toda la mañana en las causas de esos
desbordes de emoción y no llegó a conclusiones claras.
A la hora de comer llamó a la niña
que se había colado en sus imágenes y le reconfortaron sus palabras, su energía,
sus risas y su alegría. La tarde fue menos agitada y tranquila.
1 comentario:
Qué sensible estás!... y reconfórtate pensando que tu Sara tiene una familia estable y un abuelo que la adora.
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