ES NUESTRA SUMISIÓN
Como agachar con miedo las orejas
y recibir dos ostias bien plantadas
y decir, "sí, boana, qué bien pega,
nadie lo hace mejor en toda España".
Como mirar la cena en la bandeja
servida con cubiertos de oro y plata
y no tocar ni el pan que se desprecia
en las sobras del dueño de la casa.
Es nuestra sumisión la que tolera
que todo se recorte y se suprima,
es el esclavo el que silencia y canta.
Así el tiempo contempla como aumentan
la indolencia, la abulia y la ruina
en un mundo sin ética y sin alma.
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