miércoles, 31 de octubre de 2012

MORIR ES YA HABER MUERTO

                                          
“De la muerte decía Epicuro que es algo que no debemos temer, porque “mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos”. Con este razonamiento, verdaderamente aplastante -decía Mairena-, pensamos saltarnos la muerte a la torera, con helénica agilidad de pensamiento. Sin embargo -el sin embargo en Mairena era siempre la nota del bordón de la guitarra de sus reflexiones-, eso de saltarse la muerte a la torera no es tan fácil como parece, ni aun con la ayuda de Epicuro, porque en todo salto propiamente dicho la muerte salta con nosotros. Y esto lo saben los toreros mejor que nadie.”
 Son palabras de don Antonio Machado apocrifado en Juan de Mairena. Creo que en varias ocasiones le he dado vueltas al asunto, tanto a la afirmación de Epicuro como a las pegas que le arrima Machado.
Hoy vuelvo a recordar a ambos a cuenta de la fiesta de los dos días primeros de noviembre, esa conmemoración tan llena de santos como de difuntos, tan llena de aparente vida como de segura muerte.
Por si fuera poco, a todo ello se le ha sumado la imposición de una representación llamada de Halloween, que viene a reproducir el mismo esquema que el que sufrió la imposición e implantación de la fiesta cristiana, Así que se recibe ahora el mismo jarabe que se suministró hace ya muchos siglos desde el lado cristiano.
Ahora no se amenaza con la muerte ni con los castigos a quien no se someta a los nuevos usos, como se hizo en otras épocas. La imposición hoy parece más sutil pero es más directa. Otra vez son los medios de comunicación y su representación imaginativa los que se apoderan de las maneras y de los usos de las generaciones más jóvenes hasta convertirlas en seguidoras fieles y rendidas de lo que se les plantea. Ahí está el cine, ahí está el imperio, ahí el inglés y sus concreciones, ahí el mundo de las imágenes y de los disfraces, ahí el seguimiento sin crítica, ahí la escala de valores, ahí lo que hay cada año más: una fiesta sin ninguna justificación ni cultural ni histórica pero que se impone a marchas forzadas.
Pero a estos festejos de máscara y de coloridos negros se les están oponiendo otras negras fuerzas que no quieren perder su exclusiva en casi nada. Por eso algunas salidas de pata de banco como las del obispo de Alcalá y sus acólitos que aconsejan a los niños y adolescentes que se vistan de santos y de ángeles durante estos días para hacer frente y dar visión cristiana de estas fiestas de Halloween. Me imagino a los niños alcalaínos por las calles de la ciudad con las manos juntas y hasta rezando el rosario. Angelitos. A lo mejor hasta logran alguna conversión, o algún milagro en plena calle. Quizá alguno hasta consiga la levitación con los fríos. O tal vez terminen en un enfrentamiento entre fuerzas ocultas de un signo y de otro, dándose palos hasta ver quién puede con quién y hasta demostrar cómo se imponen las fuerzas del bien sobre las del mal. Como si de una fiesta de moros y cristianos otoñal se tratara. Acaso también ese espectáculo termine por alzarse con la denominación de fiesta de interés turístico internacional y las localidades en las que mejor se represente se atiborren de visitantes que llenarán los establecimientos turísticos y harán subir la riqueza en esos lugares.
Mientras tanto, a mí me gusta recordar a los que me precedieron en esa cadena humana interminable que me ha permitido asomarme al tiempo y al espacio por un rato. Aunque sea como despojo de todos los despojos. Y siento la necesidad de darles las gracias a todos pues me considero integrante de una fuerza universal, de una conciencia eterna, de una suma de fuerzas que solo pueden tender hacia un conjunto total de elementos positivos, por más que se desmigajen en trocitos de tiempo y de espacio por los caminos del cosmos. Todos, y yo con ellos, somos la suma de una última sensación que no descansa y que empuja a la vida cada día.
Tal vez la muerte no sea otra cosa que un cambio en la intensidad de la conciencia, un pase a la reserva más solemne, un empujón hacia el sabor de lo continuo. Por eso Epicuro se anima y nos anima en el consuelo. Pero Mairena nos pone en guardia para que no nos engañemos sin saberlo. Vivir es ir muriendo, y la muerte ya existe antes de haber llegado pues es eje y palanca de todas las acciones de la vida.

martes, 30 de octubre de 2012

UN SONETO REBOTADO

         
Un blog, por naturaleza, es para leer y para asentir o para disentir. Aquí puede hacerlo quien quiera pues no hay restricciones. Pero sí quiero expresar dos deseos: a) Cualquier comentarista debería ponerse nombre y dar la cara, salvo quizás aquellos que personalmente me hayan comunicado su identidad; b) Los comentarios deberían tener, con perdón, alguna consistencia. Es esta una condición que, por ejemplo, no cumple uno que repite machaconamente un desconocido acerca de la escritura de la palabra glamur. Cuando el susodicho se identifique, estoy dispuesto a intercambiar opiniones acerca de las adaptaciones fonéticas, morfológicas, significativas y hasta gráficas de las palabras procedentes de otras lenguas. Mientras tanto, por favor, absténgase, con perdón, de tocar los testículos. Vale.

UN SONETO CONTRA EL SEÑOR GLAMOUR

Hay algún encogido que se afana
exigiendo el reinado del glamour
y no sé si él o ella sobrepasan
la maloliente altura del betún.

¿Tendréis la cara negra, embadurnada?
¡Es misterio cruel, por Belcebú!
¿O tendré que aplicaros la palabra
“qué feo o fea, inútil, eres tú”?

Déjame en paz, quien seas, tengo que hacer;
no despiertes mi furia y mi quietud,
que tengo muchas cosas que atender.

Piérdete en la insabora multitud
y, si puedes, aprende el abecé:
después, hasta podrás decir ya mu.

lunes, 29 de octubre de 2012

ADIÓS CON EL CORAZÓN



ADIÓS CON EL CORAZÓN…
¿Cómo serán la luz o las tinieblas
que acompañen los últimos suspiros,
esos en los que todo se despide,
se diluyen las formas y se anula
la exactitud de todos los pronombres?

Tal vez la dignidad se vuelva reina
y nada se abandone a la miseria
-al fin y al cabo, mantener el ánimo
erguido en momentos tan solemnes
es esfuerzo tal vez con recompensa:
“Dulce et decorum est pro patria mori.”

¿Y si fuera el terror el que se ocupa
de recordar con furia  e inclemencia
lo dulce del pasado y lo imposible
de un futuro en el fondo de la nada?

¿Será acaso el momento luminoso
de una paz conseguida
desde el mundo feliz de una conciencia
que anhela los dominios del espíritu
en una eternidad de sol y rosas
y ve por fin el campo florecido?

¿O tal vez el humor, con sus potencias,
se adueñará de mí y, ante mis deudos,
me dé la risa floja,
saque la lengua en burla de la vida,
mande a la porra al mundo,
cuente un chiste con gracia
y me despida
matándolos a todos de la risa?

Voy a ensayar los chistes y las muecas,
como si fuera el rito de un estreno.
Y pienso dedicarte  mis aplausos.

viernes, 26 de octubre de 2012

SE PEINÓ EL CIELO EN LLUVIA


Cuando llegó al perfil de la ventana, después de una hora larga de lectura, descubrió que la lluvia bajaba lentamente, con la mansedumbre de los animales cuando pastan en una tarde quieta, hasta la tierra. El suelo se había mojado y hasta él no había llegado ni el eco de las gotas percutiendo en las tejas ni en los canalones.
El fondo era todo gris y, en ese fondo, las nieblas arañaban los árboles y las piedras de las laderas de la sierra partiéndolas en dos pues, en lo alto, la claridad era más visible que aquí, a ras de tierra y en el valle.
Mientras llovía, como sucede con un peinado inmenso tras la ducha, su mirada quedó fija en los incipientes colores de la paleta otoñal. Los chopos, como siempre, eran los pioneros en anunciar el otoño y el tiempo de los fríos desde su desnudez vertical y amarillenta. Pero eran también los cerezos, rojizos en sus hojas ya cansadas, y los verdes más oscuros de los robles, o los fresnos transidos, o los tilos y avellanos, que guardaban el cauce del rio en su descenso.
A lo lejos adivinó el perfil de los caminos, ya mucho menos nítido, y mullido de hojas y de restos; eran esos caminos por los que repartía sus pasos con frecuencia y donde se dejaba rozar por la brisa y por el sol en otros días.
Y pensaba en las luces del verano, en los cielos abiertos e infinitos, en los días tan largos y en las noches tan cortas. Le volvieron los ecos de las risas y de las fuentes, del agua y del césped, de las brisas nocturnas aromadas de extrañas cosméticas, de los paseos lentos bajo la tenue luz de las farolas…
Mientras, seguía lloviendo con la misma mansedumbre de los bueyes.
Y comprendió que el tiempo y el espacio son nociones de paso, sensaciones que vuelven cuando se les hace sitio, estatuas detenidas en vagones de trenes que siguen su camino, negaciones del nunca y expresiones borrosas de lo que fue y no es.
No hacía frío. La lluvia lo llamó a su presencia. Se le olvidó el paraguas y no volvió a buscarlo.

jueves, 25 de octubre de 2012

ROMANCE PARA EL TRASPLANTE DE MARILÓ


Hay una llamada periodista, Mariló Montero, que anda predicando, como filósofa de tendedero, que tal vez el alma se traslade a trocitos en los órganos que se trasplantan, y que habría que tener cuidado con el carácter y la moralidad del donante. Todavía andamos en esas, maleducando en la tontería, en el analfabetismo y en el miedo a la población. ¡Y lo hace desde los medios públicos! ¡Y forrándose!
ROMANCE  PARA EL TRASPLANTE DE MARILÓ
De los caminos del alma
duda Mariló Montero,
pues no sabe si acompaña
al trasplante de los miembros
o se queda dormidita
entre las nubes del cielo
cuando se estira la pata
y se desfallece el cuerpo.

Es la duda tan profunda
y tan arduo es el empeño
en encontrar  la respuesta
y el dictamen verdaderos,
que a todos tiene convulsos
la cuestión y el argumento.

Hoy los buscan los obispos,
los sesudos reporteros,
los filósofos al uso,
profesores, camioneros,
y hasta les siguen el rastro
cirujanos postineros.

Los quirófanos se llenan
de avisados agoreros
que predican sus hallazgos
en sermones mañaneros.
Unos dicen que en riñones
de sorprendidos enfermos
se observa un halo que brilla;
otros que, al mirar postrero
del enfermo que se muere,
se escucha, como en un eco,
cómo sale el alma en pena
volando hasta el otro cuerpo;
algunos ya llevan velas,
cirios y hasta candeleros
para venerar el tufo
y el entorno milagrero.

Los deudos de los donantes
suplican -por ser sus deudos-
que lleguen salvos y enteros
a las puertas de los cielos,
o incluso ruegan que el alma
les siga hasta los infiernos,
o que se quede con ellos
penando en el cementerio.

Allí se forman las guerras,
las luchas y los enredos,
y no hay hospital tranquilo
en medio de este revuelo.

Entre tanto, Mariló,
que es de apellido Montero,
periodista por el nombre,
no por sus dotes e ingenio,
sigue alumbrando paridas
e idioteces en los medios,
presume de periodista,
se lleva nuestros dineros
y recibe del tendido
muchos halagos y premios.

¿Sería mucho, Mariló,
 y de apellido Montero,
pedir desde estas palabras
que te cambien el cerebro?

miércoles, 24 de octubre de 2012

RETRATO

RETRATO
Fue el sonido confuso, indefinido,
 de un borroso temblor en su memoria,
el lento discurrir de una ocre imagen
por el camino de la fantasía.
La luz se desplomaba y los muchachos
jugaban en la plaza al desconcierto.

La ventana velaba la figura
de aquel sujeto de sesenta años.

Apenas tuvo tiempo de asomarse
a las extensas huellas del pasado;
era el futuro el sentimiento último
que el cielo en su cabeza dibujaba:
acaso los paseos por un patio,
desmenuzando el tiempo en cada paso;
tal vez la niebla gris de la memoria,
cada vez más hundida en el fracaso;
la sensación amarga
de tantas nobles obras  inconclusas;
las huellas en su cuerpo y el anuncio
cada vez más cercano de la muerte:
la quimera más cierta y más segura
de todas las que habitan en el hombre.

El sol fue dibujando en la ventana
una extraña figura en desaliento.
El eco de las voces desde el patio
llegaba tenuemente a su recuerdo.  

martes, 23 de octubre de 2012

DE LAS PEQUEÑAS COSAS



El esplendor se anuncia con ruidos de atabales y de tambores, con fanfarrias y lujos, con estrellas y luces. O eso parece en este mundo de mierda y de decoración sin tasa, en el que todo es solo lo que parece, como en una inmarcesible representación del gran teatro universal.
Lo que no se vocea o no se publica en los medios no existe porque no se contabiliza ni se hace rentable en las cuentas de resultados. Todo tiene que tener fulgor y pachulí que apeste, todo se mide en glamur y en ronroneos, en deseos insatisfechos y en imágenes que cieguen.
Y, sin embargo, la vida real y sabrosa tendría que ser la del menudeo, la del instante, la de las pequeñas cosas, la del quiero y no puedo, la que apunta más para adentro que para fuera, la que parece que pasa sin dar guerra, la que suma sin ruidos, la que nos hace reconocernos como seres con vida, la que nos convierte en forasteros de nosotros mismos para saludarnos y abrazarnos con ternura.
Nos hemos dejado llevar por las luces y por los flashes, por el vértigo y por la inconsciencia, como si nos diera miedo de nuestra propia libertad, de nuestras limitaciones, de nuestra caducidad y de nuestras miserias. Pero es que, con la misma fuerza, nos pueden los miedos de las ilusiones, las incertidumbres de lo desconocido, las sensaciones  de la responsabilidad. Es mejor que nos lo den todo hecho, que nos apabullen con lo que llega de fuera, con lazo y empaquetado, con las verdades sin cuestionarse, con los tópicos en el frontis de lo eterno, con las costumbres como dogmas indiscutibles, con el don apacible de dejarse llevar por lo que haya.
Acaso deberíamos descubrir el don de lo pequeño, dividir la existencia en unidades mínimas, no aspirar a más nada, bajarnos a la escala de la nanotecnología temporal, quedarnos en los quarks y en lo que cada instante nos vaya deparando. Tendríamos que ser capaces de descubrir lo hermoso y definitivo que es despertarse y sentir que vemos, que podemos poner nombres a las cosas, que alcanzamos a dividir la realidad en pequeñas porciones, que tras la ventana se extiende el aroma del nuevo día, que tenemos manos para dominar la ropa de la cama y para adornar la casa, que el espejo nos devuelve la figura con la que ponernos serenamente de acuerdo, que el desayuno es bueno, que el miedo es también nuestro, y la ilusión y el juego; que el otoño es sencillamente y nada menos que una hermosísima estación del año y de la vida; que cualquier ocurrencia diminuta puede ser el germen de un acto muy importante; que la ternura está en nuestra forma de mirar a los otros; que los demás son extraños y forasteros solo si nosotros lo queremos o lo deseamos; que cuando volvamos al lecho y nos durmamos, la oscuridad del mundo seguirá siendo libre en sus tinieblas, con nosotros en él y en nuestros sueños.
Tal vez tendríamos que aspirar con algún estoico a retirarnos a nosotros mismos y a no ser tanto un ser sabio y ejemplar como un ser razonablemente feliz. Quizás porque para vivir es suficiente con la vida misma.  

lunes, 22 de octubre de 2012

ESA ESPAÑA...


                                    "ESA ESPAÑA TUYA…, ESA ESPAÑA NUESTRA"
Seguramente ayer fue uno de esos días en los que una fuerte tormenta abrió un gran boquete en la piel de este país llamando España. Yo creo que se le abrieron dos agujeros que no los taponan fácilmente ni los bomberos.
Uno de ellos es el del modelo territorial. Los resultados dan muestra de que, tanto en el País Vasco como en Galicia, los nacionalistas crecen como las setas y no es difícil adivinar a qué carro se van a sumar, sobre todo después de que se celebren las elecciones en Cataluña. No conozco ninguna deriva soberanista tan fuerte en toda la historia centenaria de España. Y hay plagas que no se curan ni fumigándolas. Porque a ver quién convence serenamente y con la palabra -de otros métodos es mejor ni hablar- de que es mejor lo más amplio que lo más local, de que es mejor la gran comunidad que la que es visible más cerca del ciudadano. Se van a necesitar grandes dosis de ajo y agua para detener las hemorragias y las descomposiciones mentales y del vientre. Por si fuera poco, en este río agitado hay pescadores especializados que llenan la cesta con las mejores truchas y a los que no les importa si para pescarlas tienen que usar cañas, lejía o directamente el martillazo encima de la piedra. A ver qué mentes son las que tienen que dirigir los procesos y templar las gaitas. No será fácil.
El segundo es el de la situación del PSOE. La de ahora y la que se prevé para finales de noviembre, cuando arrecie el frío y el invierno se eche encima. Por una parte tengo la sensación de que le toca siempre bailar con la más fea y por otra parece que es siempre él quien la saca a bailar. En condiciones de normalidad, un partido bajo cuyo mandato se ha conseguido algo tan importante como la “pacificación” de un territorio parece que tendría que tener un plus de agradecimiento en forma de confianza y de votos. Pues todas se las han dado en el mismo lado. Es como si le hubieran visto la bondad y hubieran dicho “a por él que este no devolverá los palos”. Pero tal vez en alguna medida es su propia indefinición la que deja a sus posibles electores en un sin saber qué hacer, en una niebla que ni se te cala ni te deja tranquilo, en una temperatura que no sabes si te invita a ponerte el jersey o a quitarte la chaqueta y quedarte en mangas de camisa. Sobre todo precisamente en lo que se refiere a los aspectos territoriales. Este partido tiene que decidir, de una vez por todas, sobre qué quiere hacer con la distribución territorial de España. Lleva más de treinta y cinco años sin tenerlo claro y así todos se llevan el pescado del río mientras él se queda con la caña boquiabierto en medio de las aguas. Intelectualmente tal vez sea la postura más sólida, pues nada hay ni totalmente blanco ni totalmente negro, pero la práctica se vuelve demasiado tozuda y nos muestra una realidad diaria descarnada y elemental. O sea, que hay lo que hay, y el personal es el que es. Y lo que sucede con los elementos territoriales, ocurre con los medios de comunicación, con los aspectos sociales y con las demás variables que tejen la vida de la comunidad.
Luego ya viene todo eso de los asuntos personales y carroñeros que promueven la derecha y sus medios: aplastamientos personales, vencedores y vencidos, nubarrones por todas partes, ahorcamientos figurados, dimisiones irrevocables…
Siento hoy, un poco más que otros días, la necesidad de un rearme moral e ideológico, como primera base de un programa social agresivo y progresista, en el que la base sea el ser humano y no los mercados, en el que todo se configure pensando en la igualdad de oportunidades, en la justicia y en la solidaridad, en el que todo suja como suma y no como competitividad y necesidad de derrotar y de arruinar a los demás para que uno triunfe, en el que manden la inteligencia y la bondad frente al poder y los dineros, en que la satisfacción esté en las obras bien hechas y no en el éxito a cualquier precio, en el que sean los más preparados los que más aporten y no  los que viven y han hecho morada permanente en el aparato de los partidos.
Ya sé que es mucho pedir, sobre todo reconociendo que no todo es blanco ni negro del todo. Pero no conozco -salvo en el uso infame de los gerundios en la piedra del Castañar y similares- ninguna obra que se termine a la vez que se empieza. A ver si aparecen manos y delineantes y nos ponemos a ello.

sábado, 20 de octubre de 2012

UN MAL SUEÑO ¿TEATRAL?



He asistido esta tarde noche a la representación de la obra “Aquí sobra un cura”; la obra ha sido puesta en escena por el grupo Esfinge Teatro. Jamás he dejado de aplaudir al finalizar una obra de teatro; en varias ocasiones lo he hecho por simple cortesía, hoy no he sido capaz de dar ni una sola palmada.
Me gustaría estar equivocado en mis impresiones, pero son las que son y no son precisamente las mejores.
Se trata de una comedia de enredo que busca hacer reír y pasar un rato. Para quedar mejor, muchos dirán que es lo que necesitamos en estos momentos de crisis y todas esas zarandajas. A lo largo de mi vida he asistido a muchas representaciones, he leído centenares de obras de teatro, he tratado de enseñar algunas cosas acerca del fenómeno teatral y de su desarrollo a lo largo de la Historia, tengo la sensación de haberme topado con creaciones teatrales de muy escaso valor. En fin, ni puedo ni quiero sacar pecho, pero tampoco me caigo de un guindo y algo sé de la materia.
Tengo la sensación de que jamás había visto en escena un bodrio tan degradante como este. Desde el principio hasta el final, y sin solución de continuidad, se han dado cita en el escenario, lo zafio, lo grosero, lo vulgar, lo ordinario, lo maleducado, lo chabacano, lo rudo, lo vacuo, lo patán, la falta de sensibilidad… junto con toda su familia de sinónimos.
El texto que sustentaba este ambiente degradado no alcanza ni la benevolencia del Altísimo, y la puesta en escena no cumplía ni las más mínimas exigencias.
No puedo -menos mal- decir lo mismo de los actores. Creo que casi todos ellos estaban muy por encima de la patochada que presentaban y no me extrañaría que se sintieran con la conciencia intranquila por dar un gato de tan mal sabor por una liebre. Entrar en otros detalles de la obra, después de esta descalificación tan ácida, no tiene ningún sentido.
Yo me he sentido totalmente estafado y hasta insultado en mi sentido común.
Hay una segunda parte en todo este asunto que, sin duda, adquiere una importancia muy superior a todo lo anterior, porque alcanza no a una obra sino a un grupo social y, tal vez, a una ciudad. Béjar es una población en la que se ha consolidado una afición al teatro bastante notable. Hay certámenes todos los años y por aquí pasan grupos y obras de muy buen nivel. Creo que este mismo grupo también ha participado en otras ocasiones. En la ciudad trabajan algunos grupos de teatro con muy buenos resultados… Todo esto nos podría llevar a pensar que la respuesta del público ante el tono de la obra de hoy sería de rechazo sonoro. Ni mucho menos. Los aplausos se han oído en muchas ocasiones durante la representación. Al final, la ovación ha sido sonora y continuada. He oído algunos comentarios (pocos porque salí por piernas y muerto de vergüenza) elogiosos.
Entonces, ¿qué sucede? ¿Estoy yo equivocado? Ojalá. Es tan estrecho, bajo y deficiente el nivel de sensibilidad de la gente? ¿Acaso era aquello algún concurso de chistes malos y zafios en vez de una representación teatral?
La sala de butacas estaba llena. Esta es una ciudad muy pequeña. ¿En qué medida era representación de la sensibilidad y de la forma de pensar de la ciudad la gente que allí estaba y que tan bien parecía pasárselo con aquel revoltijo de sandeces?
Prefiero no seguir tirando del hilo ni seguir enlazando causas y consecuencias, pero se me ocurren demasiadas; y no precisamente muy positivas.
Por cierto, de nuevo los valores femeninos también andaban por los suelos en el escenario. A la vista del jolgorio femenino de la sala de butacas, creo poder afirmar que también andaba arrastrándose por allí. Y con el contento de muchas. Qué pena. No oí ni una protesta. Estoy seguro de que algunas se ahogarían en el silencio y en la vergüenza.
En fin, otro día habrá más suerte. Porque peor es muy difícil.

jueves, 18 de octubre de 2012

PROTESTAR DESDE LA COHERENCIA

Flavio Claudio Juliano, llamado Juliano el Apóstata, es un emperador romano del S. IV, especial por varios motivos. El más importante es el que lo reconoce como el último emperador que se enfrentó con la emergente iglesia cristiana, hasta el punto de que apostató  y escribió refutando a los cristianos, sobre todo en la breve obra “Contra los galileos”. Entre sus cartas se encuentra esta, dirigida a los profesores, de la que dejo este extracto:
Sobre los profesores:
“Una correcta educación creemos que no es una fastuosa armonía en las palabras y en la lengua, sino la sana disposición de una inteligencia razonable y las opiniones verdaderas sobre lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo; así, quien piensa una cosa, pero enseña otra a sus alumnos, ese creo que está tan lejos de la educación cuanto de ser un hombre honrado. Que en cuestiones de detalle pueda haber una diferencia entre la inteligencia y la lengua es un mal, pero en cierta manera soportable; pero que en las cuestiones más importantes se pueda pensar una cosa y enseñar lo contrario de lo que se piensa, ¿cómo no va a ser eso propio de tenderos y no de gente honrada, sino vida de hombres depravados que elogian especialmente cuanto creen que es especialmente malo, engañando y seduciendo con sus elogios, como con un cebo, a aquellos a los que quieren traspasar sus malas mercancías, según creo?
Así pues, sería necesario que todos los que hacen profesión de enseñar cualquier cosa fuesen de carácter equitativo y no llevasen en su alma doctrinas que son contrarias a las que públicamente ejercen, y opino que deberían ser así, mucho más que todos, cuantos conviven con los jóvenes en literatura, haciéndose intérpretes de los escritos de los antiguos, sean rétores o gramáticos o, más aún, sofistas; pues quieren ser maestros, además de otras cosas, no solo de elocuencia, sino también de costumbres, y afirman que lo suyo es la filosofía política…”
Hoy hay muchas personas de la educación marchando bajo la lluvia. Espero que protesten también desde este fondo que dibuja Juliano. Solo de ese fondo puede emerger la lava volcánica que queme al ser humano y lo convierta en algo distinto a lo que se propone zafiamente desde el poder como es enseñar solo para poder competir y triunfar en la vida. ¿Contra quién quieren que triunfe una persona? ¿A cuántos quieren que deje en el camino de la derrota y en el foso de los vencidos? ¿Dónde se pueden descubrir los anhelos de libertad, de conciencia social y de solidaridad como base de un ser positivo y dueño de sus destinos? ¿Qué tipo de sociedad y de individuo son los que quieren y queremos? Por eso hoy merecerá la pena abrir los paraguas de la lluvia y de la esperanza.
Otra variable importante de la educación. Y de todo en la vida. Si uno no cree en sí mismo y en lo que hace, con dudas constantes pero razonables, es imposible la transmisión de ninguna verdad ni de ninguna intensidad ni amor a la curiosidad. Esto como verdad intemporal y al margen de wertianas y de otra coplillas al uso en estos días.

miércoles, 17 de octubre de 2012

TODA LA TRIBU


Otra vez anda la enseñanza en procesión por las calles, protestando por los recortes y por las deficiencias que denuncian los estudiantes, los padres y muchos más ciudadanos. Esta vez se añade el hecho novedoso de que muchos de los padres que educan a sus hijos en la enseñanza pública (los de la privada dicen compartir las razones pero no se atreven con las formas de la protesta) han convocado a un día de huelga y han invitado a sus hijos a que, durante esa jornada, no asistan a centros educativos. Enseguida se les han echado encima los medios biempensantes de derecha con todo tipo de argumentos; entre ellos el de acusarles de manipular a sus propios hijos. Parece que su memoria es flaca pues no recuerdan las numerosas ocasiones en las que, por motivos religiosos o educativos, han sacado a la calle a sus hijos hasta en carritos de bebé.
A mí, en términos generales, no me llaman las huelgas y querría siempre abogar, si es posible, por soluciones dialogadas y menos traumáticas, pero me parece que, otra vez, esta gente toma el rábano por las hojas. ¿Por qué no se formulan alguna pregunta de este tipo?: ¿Cómo tiene que andar el patio para que hasta los padres convoquen a sus hijos a un día de huelga? Tal vez por ahí obtendríamos alguna respuesta razonable y nos explicaríamos algo de lo que está sucediendo.
En todo caso, creo que es lícito preguntarse si los padres tienen derecho a convocar a sus hijos -a los menores de edad- a una huelga. Si invocáramos el principio, tan querido por la derecha social, de que los padres tienen todo el derecho a educar a sus hijos según sus convicciones, no sé cómo se puede objetar que se manifiesten juntos. Me parece que, por ahí, tenemos al alguacil alguacilado y al cazador cazado y estos medios de derecha, que lo invaden todo, bien harían en ser al menos un poquito más discretos para que no se les note tanta contradicción.
Yo no tengo nada claro este principio de propiedad pues me parece que no hay hijo que sea exclusivamente de sus padres salvo en el sentido biológico. Creo que quiero mucho a mis hijos y a mi nieta, que como en familia no me encuentro en ningún sitio, que no tengo ningún interés en minar este modelo de asociación social que es la familia, aunque existen otras muchas igualmente respetables. Pero pienso que todo ser humano es de todos un poquito. Es hijo de sus padres, pero es también nieto de sus abuelos, amigo de sus amigos, sobrino de sus tíos, vecino de sus vecinos, miembro de no sé qué equipo, consumidor de modas y de medios de comunicación, o, en fin, participante de cualquier sociedad. En último caso, es ciudadano del mundo y, si se quiere mirar de otro modo, no se pertenece ni a sí mismo. Por eso su educación es cosa de todos, es asunto de la tribu en su conjunto, interesa a todos los miembros de la sociedad. La consecuencia inmediata es que no se puede permitir la exclusividad de la misma al elemento familiar, por más que sea ese núcleo el de mayor influencia. Al fin, la educación viene a consistir en algo tan sencillo y complicado a la vez como es enseñar al individuo a dominar principios y destrezas para su desarrollo personal pleno que viene a concretarse en su socialización, es decir, en su integración saludable y positiva en la sociedad, en desarrollar y ordenar satisfactoriamente su red de relaciones con el resto del mundo.
Me disgusta la exclusividad, venga de donde venga. Y mucho más si se hace con trampa y desde la posición personal ventajosa y egoísta del que se puede permitir una educación elitista y segregadora. Y ya ni lo clasifico si lo que veo es cicatería y marcha atrás en la importancia que hay que conceder y en las aportaciones que hay que prestar al mundo de la educación.    

lunes, 15 de octubre de 2012

¿POR DÓNDE SALDRÁ EL SOL?


Durante el último fin de semana, paseaba con mi nieta por uno de los lugares más transitados de Ávila. En medio de una amplia plaza rectangular, un grupo de jóvenes mostraba su protesta contra la situación actual con una cacerolada. No eran muchos, pero sí ruidosos pues usaban todo tipo de elementos para producir ruido. Delante de ellos y en el suelo, habían desplegado una pancarta en la que se podía leer lo siguiente: “NO DEBEMOS, NO PAGAMOS”. La gente pasaba, en su mayoría, sin prestar demasiada atención a los ruidos, y mucho menos a la pancarta. La tarde estaba soleada e invitaba al paseo. No sé cuántos dedicarían unos minutos a pensar en lo que allí -como en otros lugares al mismo tiempo- se estaba desarrollando.
Tengo la impresión de que Ávila es territorio poco propicio para la protesta pública y para la manifestación. Desde el fondo ambiental del mundo teresiano, que todo parece que lo llena, pasando por el ambiente funcionarial y algo del clima frío que ocupa muchos meses al año, no es fácil que sea cuna de muchas revoluciones.
Pero pienso en otros lugares y no me sale algo muy diferente. Alguna vez he descrito a Salamanca como la suma de tres patas, con funcionarios, clérigos y ganaderos (una buena parte de los estudiantes me parecen aspirantes a funcionarios y poco más). Extiendo mi mirada por esta ciudad estrecha en la que vivo y no acabo de descubrir tampoco otros colectivos más propicios para la manifestación pública. La industria como base es parte del pasado, y la que queda se mantiene en las condiciones provisionales y como a punto de decir adiós. Y tirar del mayor grupo social, que es la de la gente envejecida, es como pedir peras al olmo.
Así las cosas, parece que la revolución se hace hoy más difícil que nunca, salvo que la situación se torne irresistible y entonces lo que se provoque sea un simple sálvese quien pueda sin ninguna estructura ni pensamiento en su base.
Tradicionalmente se ha pensado en el proletariado como la base y primera línea de combate para la transformación real. Pienso que esto tendría que ser bastante matizado pues uno termina casi creyendo que todas las revoluciones habidas lo han sido como revoluciones, en buena parte, burguesas. Pero sea lo del proletariado.
¿Cómo se puede definir hoy el concepto de proletariado? Y, si lo definiéramos correctamente, ¿es verdad que el proletariado supondría la punta de lanza del cambio social?
Ya en la segunda mitad del s. XIX se enfrentaban concepciones acerca de ello. Estas son palabras del anarquista Bakunin: “Para mí, la flor innata del proletariado no es, como para los marxistas, la capa superior, la aristocracia del trabajo, aquellos que son más cultos, que ganan más y viven con más comodidades que los demás trabajadores. Precisamente, esa capa semiburguesa de trabajadores, si los marxistas logran lo suyo, constituirá la cuarta clase gobernante. Esto, por cierto, podría suceder si la gran masa del proletariado no se defiende contra ella. En virtud de su posición semiburguesa y de su relativo bienestar, esta capa superior de trabajadores, por desgracia, está profundamente saturada de todos los prejuicios sociales y políticos y de todas las estrechas pretensiones de la burguesía. De todo el proletariado, esta capa superior es la menos social y la más individualista.” Me traslado al s. XXI e imagino profesiones liberales, o simplemente trabajadores fijos, y me rasca la piel viéndolos encerrados en sus profesiones y en sus casas.
¿De quién, entonces, echar mano? ¿De los campesinos y agricultores? Estos andan más apegados al individualismo que sus mismas tierras. ¿A los poderosos industriales? ¡Quita, por Dios! No está en la naturaleza de las cosas. Ni en la suya, por supuesto.
Por lo tanto, ¿quién nos queda? Cualquiera lo sabe. Y no deberíamos caer en la tentación de soluciones individuales. Y mucho menos de salvadores, pues terminan convirtiéndose en nuevas versiones de dictadores que imponen su voluntad.
Un poquito de educación, algo de lectura, un miajón de ideología, un puntito de solidaridad, algo de beneficencia y acaso cuarto y mitad de soluciones en forma de lluvia fina y pequeñita en espacio y personas que vayan borboteando por ahí hasta que estalle algún día la tormenta.
Tal vez en Ávila mismo algunas personas empezaban a poner alguna piedra de esperanza. Tal vez.

viernes, 12 de octubre de 2012

TRES SUPERESTRUCTURAS


A ver si tiene lógica. Si quiero organizar tres acontecimientos de hoy mismo, de esos que rondan por ahí, por el imaginario del colectivo y de los medios, puedo seleccionar estos: hispanidad, código penal y ejército.
Me parece que, con los empujones que, desde todas las esquinas, recibe la realidad que pueda ocupar eso que se recoge bajo el paraguas de lo hispano, esto de la fiesta de tal nombre se ha quedado un poco capitidisminuido (debería haber usado otra palabra más corta en este contexto), empequeñecido y desinflado. No sé muy bien hasta dónde llega el subidón de patriotismo pero sospecho que, en la mayoría de los casos, se queda en tila y en descafeinado. Lejos de las expresiones militares, no parece que las ciudades y los pueblos de la Península se pongan ningún traje de fiesta.
No tengo ningún interés aquí en glosar ni la Historia, ni la geografía, ni los encuentros y desencuentros de las personas y de las comunidades que los protagonizan. Sí creo que se puede asegurar que no apasionan precisamente a la mayoría, y, desde  luego, en España, este sentimiento está mucho más desvaído que en América o en otros países de nuestro continente. Salvo para los asuntos deportivos. A mí eso no me gusta. No creo caracterizarme por ir cargado con banderas por ningún sitio y me gustaría ser ciudadano del mundo, pero apelo también al reconocimiento de algún elemento simbólico en el que nos podamos reconocer todos y al que podamos acudir sin prisas pero sin escupir tampoco. Y no quiero renunciar ni a mis antepasados, como si fueran unos apestados, ni a mis convecinos contemporáneos, a pesar de todas mis quejas y reproches.

Por desgracia, uno de los símbolos al que se acude con más prisa es el de la bandera. Y se viene haciendo con más entusiasmo por lo que tradicionalmente llamamos derecha que por la también llamada tradicionalmente izquierda política. Y el exponente más radical es el del ejército y el de sus desfiles y expresiones públicas. Hoy mismo, casi todo el mundo se lleva como resumen de la hispanidad un desfile de los ejércitos por las calles creo que de Madrid. Ahí parece que se quintaesencia todo este simbolismo. ¿Tan difícil resulta hacer entender a los soldados que no son más que obreros al servicio de lo que le mande la sociedad civil y nada más? Un soldado no es más que otro operario que trabaja con los demás a España y a los españoles; un capitán no es más que otro encargado de grupo de barrenderos o de tejedores que trabaja con otros a Espala y a los españoles; un general no es más que otro jefe de sección de una nave industrial que trabaja con otros a España y a los españoles. Pero ¿qué se ha creído esta gente? La hispanidad es el sentimiento de los españoles, de los ciudadanos de aquí y de allí que crean, personalmente y en grupo, su forma de ir por la vida y nada más. Como cada español es único e irrepetible, eso de la hispanidad se diluye como un azucarillo en la teoría, y hasta se convierte en algo peligroso si lo intentamos forzar e imponer. Habrá que buscar algún equilibrio entre todos, desde el sentido común y desde la naturalidad. Pero también, si puede ser, sin huir de los demás, coño, que no apestan.
Y, desde esa extraña imposición, hasta otra tanto o más peligrosa. Cada poco tiempo se proponen y se aprueban modificaciones del código penal. Se puede argumentar que la sociedad cambia sin cesar y aparecen nuevas realidades que hay que ir regulando para que no se estropee la convivencia. De manera general, vale. Pero se advierte que cada día caminamos hacia una tipificación y hacia un castigo mayor de cada uno de los delitos que se tipifican. Qué error tan grave y de tan funestas consecuencias. Obviando aquí todas las teorías filosóficas y jurídicas que niegan la bonanza siquiera de la existencia de códigos penales, al menos tendríamos que apuntar a la recuperación de los que incurren en delitos como fin de cualquier código y no a su castigo y a su apartamiento de la sociedad. Con el castigo nada más, ni eliminamos conductas ni recuperamos a nadie, únicamente convertimos las cárceles en escuelas de delincuencia posterior. Si además legislamos al aire de la protesta pública, todavía lo empeoramos más. Es el caso, por ejemplo, de la inclusión de la cadena perpetua revisable y de todo lo que atufa a castigo y solo a castigo. Todavía espero que alguien me enseñe qué parte hay en una pena de venganza y qué de recuperación social del condenado. La primera no la entiendo y la segunda no la veo en estas leyes.
En fin, imposición de superestructuras en un solo día. Menos mal que los castañares de Hervás seguían impresionantes y resistiéndose al otoño. Qué placer pasear por los caminos que los surcan.

jueves, 11 de octubre de 2012

TRANSFORMACIÓN

TRANSFORMACIÓN

Se oscureció su vista
de tanto desafiar al horizonte,
no crecieron sus brotes
en medio de la esbelta primavera,
llegó a temer la náusea
por lo imposible de provocar el vómito,
su electrocardiograma
mostró una disfunción hacia lo plano,
le tomó la desidia
y todo se volvió hacia la ceniza,
intentó despertarse
pero el sueño se le hizo más pesado,
quiso invocar al aire
pero se sofocó  con la llamada,
extravió su conciencia
del alma de los puntos cardinales,
su voz se volvió inútil
en medio del clamor y el griterío,
pidió ser escuchado
y recibió una carta del olvido.

Hoy vive en una calle
sin casas, sin farolas, sin jardines,
y juega al escondite
con la sombra y el eco de sí mismo.

martes, 9 de octubre de 2012

QUÉ TRAMPOSOS


Escucho y veo en televisión una noticia que describe el interés del Ministerio correspondiente en ir implantando ordenadores en las aulas para los próximos años. Y lo miro con perplejidad. Es un ejemplo más que me demuestra que, durante mucho tiempo, todo ha servido con tal de crear un ambiente social negativo que propiciara el cambio de tendencia en el Gobierno de este país.
No hace casi nada se mofaban en público del esfuerzo de algunas regiones por poner en marcha el uso de esta herramienta informática, tomando el rábano por las hojas y exagerando su incorrecto uso cuando no su desfase o algún robo particular. Todo valía para el convento y el fin justificaba cualquier medio.
Desgraciadamente creo que es lo que ocurría con todo lo demás. De este modo, desde los medios de comunicación, se presentaba un panorama tan desolador que animaba al rechazo absoluto de todo. Y todo ello aun considerando que, como ocurre siempre, en alguna parte tendrían razón. Aunque no creo que sea mi caso, parece que consiguieron lo que buscaban: a las pruebas se puede uno remitir.
Ahora les toca exponer sus vergüenzas en la pasarela pública, intentando y hasta proclamando todo aquello de lo que abjuraban. Pero parece que lo hacen con el mayor descaro, como si no hubieran roto un plato en su vida, como si estuvieran descubriendo el Mediterráneo, como si fueran niños de primera comunión. Y los medios de comunicación, sus principales valedores, les siguen la corriente en un comportamiento paralelo también absolutamente escandaloso y falto de cualquier ética y honradez. Me imagino, por ejemplo, qué sentirá el señor Ibarra, expresidente de Extremadura, cuando vea estas imágenes y recuerde los exabruptos que le lanzaban  pocos años atrás. Vivir para ver. No deberíamos acostumbrarnos a tanta desfachatez ni a tanto intento de engaño. Seguirles en la mentira empobrece a todos, nos quita ánimos y nos sumerge en la impotencia y en el desánimo.
Por si fuera poco, ya se ocupa la nueva televisión de buscar nuevas fuentes de imágenes y de ir deslizando sutilmente lo que le interesa: para ejemplificar la productividad del uso de ordenadores y tabletas electrónicas utilizaban imágenes tomadas en colegios del OPUS en Madrid. A ir enseñando la patita. Por si acaso. Fijarse en los cambios que se van produciendo en la televisión resulta un ejercicio interesantísimo.
Sea como sea, es hora de explorar cualquier camino que ayude a fomentar la mejora de la enseñanza y de la educación en general. Y el uso de los medios electrónicos tiene que imponerse como impulso inevitable del sentido común. Se ahorrará energía, se mejorarán resultados, se socializará más a los alumnos, se les abrirán infinitas posibilidades y se les aproximará el mundo hasta sus manos y su inteligencia… Todo ello tiene que producir una inevitable socialización de los alumnos y un ahondamiento en la igualdad de oportunidades de todos. Por ahí aparecerán la igualdad, la justicia y la libertad humanas.
Pero sería bueno que empezaran por los centros en los que los alumnos tienen menos posibilidades personales y familiares, coño. A los del OPUS les sobra con sus propios medios económicos y con los que aportan sus llamados patronos y benefactores.

lunes, 8 de octubre de 2012

RAZÓN Y SENTIMIENTO / SENTIMIENTO Y RAZÓN


El cada vez más hermoso fondo de la visita de mi nieta, con la que, cada vez que viene, se me olvidan el tiempo y el espacio, me sirve de colchón y muelle para el contraste en el que hoy, un poco más que otros días, me veo sumergido.
Leo el Catecismo Revolucionario de Bakunin y me encargan opinión para la publicación de unos comentarios acerca de algunos poemas de Unamuno. Hala, todo a la vez, como si con el pescado lo mejor fuera tomar aguardiente.
Calendario Revolucionario II: “Remplazar el culto a Dios por el respeto y el amor a la humanidad. Proclamamos a la razón humana como único criterio de verdad; la conciencia humana como base de justicia; la libertad individual y colectiva como única fuente de orden en la sociedad.”
No tengo citas inmediatas de Unamuno en la memoria pero bien sé que para él la realidad perdía consistencia hasta convertirse en una realidad solo soñada. O sea, prevenciones y cortapisas a la razón por todas partes. A partir de esta situación, desencadenó todo su pensamiento espiritualista y agónico, espectacular y hasta escandaloso, iluminado y acaso ciego en muchas ocasiones. Siempre provocador y atractivo, en todo caso.
Sospecho que todo ser humano y toda la historia individual y colectiva no es otra cosa que una lucha continua entre estos dos extremos, que tensan la cuerda de la razón y de los sentimientos y que mantienen vivo al ser humano en esa lucha consciente o inconsciente.
La mía también anda en esa confusión, en ese razonar sintiendo y en ese sentir razonando. Toda la razón es débil y llena de aristas; todo sentimiento es peligroso y señuelo para el engatusamiento y hasta a veces para la cobardía. En este sinsentido razonable el ser humano va dejando pasar el tiempo, va engañándose no sabiendo que siempre se engaña, soñando sin saber si sueña o es soñado, dejándose arrastrar por la corriente de las costumbres sin indagar por miedo a que los resultados puedan no complacerle y le obliguen a enfrentarse cara a cara con otra realidad, sumergiéndose en las aguas del lago de las tradiciones, ocultando la cabeza bajo el ala de lo repetido sin pensar que tal vez el sentido común y la lógica sencilla le pidan otros comportamientos.
Bakunin fue un revolucionario que dejó ahormado un camino para quien cree radicalmente en la libertad del ser humano como tal, de quien aventura su vida en gobernar la nave de sus acciones, de quien responde ante sí mismo y se erige en fin excelso de sus anhelos.
Unamuno también quiere descubrirse como ser que se derrama en conciencia universal y cósmica, como explorador de una realidad que fuera más allá de la apariencia inmediata de las cosas, garante de una fuerza vital incontrolable hacia la eternidad, sujeto y objeto de toda oración de acción humana pero apuntando siempre  hacia más allá de la muerte, protestón incurable contra esto y contra aquello.
Sospecho, con algún criterio de razón y con alguna gota de deseo, que ambos son seres que buscaron con ahínco el sentido último y verdadero de la existencia humana. Los dos merecen mi reconocimiento y mi aplauso fervoroso. Aunque Unamuno se escoró casi siempre del lado del sentimiento, acuñó esta expresión: “Piensa el sentimiento, siente el pensamiento.” Pues eso.

viernes, 5 de octubre de 2012

INVITACIÓN A LA LÓGICA

INVITACIÓN A LA LÓGICA
Sentémonos con calma en este banco
de piedra, que se arrice
con los últimos rayos de la tarde.

Es comienzo de octubre, los castaños
se esconden ya en el reino de la sombra.
Hace tan solo un rato, por los cielos
los pájaros, alegres, distraídos,
renovaban sin causa la alegría
del discurrir sencillo de sus vuelos.

Mientras, tú y yo subíamos
hacia ninguna parte,
simplemente
dejándonos llevar por la costumbre
del sol y de los pinos.

Ahora todo parece que es silencio,
que nos mira sentados en el banco
de este recodo humilde
en el que, al fin,  nos hemos
 quedado solos
contemplando lo inútil de la vida.

No pienses más en nada,
la vida es una lógica aplastante
que se impone sin hallar resistencia.
Estamos en el filo de la tarde,
la noche está a la vuelta de la esquina,
cargada con la fuerza del silencio,
mañana el sol saldrá de nuevo a vernos
sentados en el mismo
confortable respaldo;
si acaso, demos cauce por un rato
-sabiendo del engaño, no lo olvides-
al dulce vencimiento de la sinrazón:
la más pesada lógica es acaso
la excepción de la regla.

jueves, 4 de octubre de 2012

RESEÑA


Y, por la misma razón, recojo también esta otra.
FRAY FRANCISCO YAGÜE
“HISTORIA DE LA IMAGEN DEL CASTAÑAR”
 Salamanca, 1795
Reed. Facsimilar AGH Impresores, Béjar, 2012
Todas las comunidades buscan por diversos métodos la manera de hundir sus raíces en un hecho que les dé consistencia y que aglutine al menos parte de sus aspiraciones en el tiempo.
Afirmaba Ortega que el ser humano no tiene naturaleza sino solo historia. Si así fuera, reconocer los más importantes hitos del discurrir de la comunidad y ensartarlos en una lógica de causa y consecuencia tendría que desembocar en la explicación de lo que en el presente somos, pues seríamos esa suma del pasado y nuestro deseo de porvenir. Y cuando se dice aquí historia, se quiere decir todo tipo de acontecimientos, con fundamento y documentación o simplemente inyectados en la imaginación del colectivo por los motivos más dispares. En el fondo, tal vez no haya nada azaroso sino hechos para los que no hemos encontrado, o no queremos encontrar, causa y razón.
En el imaginario de la ciudad de Béjar no sucede nada distinto. El índice que encabeza el libro de su historia está compuesto por una serie de sucesos a los que una buena parte de sus habitantes se agarra con fuerza. Y las raíces han llegado a hundirse tanto en la tierra, que no resulta sencillo sentarse a su sombra para reflexionar con serenidad y con razón.
Uno de ellos es, sin duda, el que refiere todo lo que tiene que ver con la Virgen del Castañar: su aparición, su ermita, su devoción, su novena, su coronación, su patronazgo…
Quizás no sea el lugar más apropiado para indagar acerca del valor y el sentido de la religión en las comunidades, pero, al menos habrá que dejar constancia de su sentido de unidad, en el sometimiento, frente a la diversidad de la razón, siempre plural, siempre al alcance del esfuerzo mental de todo ser humano, siempre facilitando la posibilidad del razonamiento, de la opinión y de la propuesta de cambios desde la igualdad de oportunidades.
Tampoco es el sitio de describir el ambiente de los siglos del medievo en España, ambiente que facilita la repetición de apariciones marianas en casi todos los lugares y el desarrollo de una devoción que se extendió por todas partes. Es el caso que también en los montes de Béjar se produce, según el imaginario popular y colectivo, la aparición de una virgen en condiciones especiales, y que el imaginario de esa aparición da lugar al desarrollo de toda una devoción que se mantiene hasta nuestros días. Sería muy interesante que algún historiador no dogmatizado se animara a describir y a ordenar cronológicamente los documentos que nos van dando cuenta de este fenómeno en la historia de Béjar. Con otros sucesos ya se ha intentado con seriedad. Así el caso de los Hombres de Musgo. No quiero augurar ningún resultado para no desanimar a nadie, pero me parece que se haría un gran favor a la comunidad animando a cada cual a poner cada cosa en su sitio, con serenidad, con rigor y sin dogmatismos.
En todo caso, uno de los documentos que mejor refleja el estado de este hecho de la Virgen del Castañar es el que representa el libro “Historia de la imagen del Castañar que se venera en la villa de Béjar”. El libro fue escrito por el franciscano padre fray Francisco Yagüe, Predicador General de la Religión de N.P.S. Francisco, y publicado en Salamanca, año 1795. Este mismo año de 2012 ha sido reeditado, en forma facsimilar, en Béjar, AGH Impresores. Recorrer sus páginas puede darnos una idea esclarecedora de este asunto.
El libro está compuesto por dos partes. La primera contiene todo lo relacionado con la aparición: paisaje, circunstancias, fundamentos, descripción de la ermita, favores religiosos… La segunda es un conjunto de ejercicios propuestos para alcanzar favores de la Virgen. Entre ellos se incluye la propia novena.
Sin duda, la parte de mayor interés resulta ser la primera pues en ella se describe, de una manera idílica, el paraje, “se insinúan las circunstancias que hacen venerable este Santuario”, se predican los “fundamentos, sobre los que se cree esta aparición”, se da cuenta de la propia aparición y de las fuentes en las que se basa la descripción de tal hecho: “Discúrrese sobre el paradero de la información, y hácese una breve descripción de la Ermita”, y se concluye con los “Beneficios y favores concedidos por la Virgen a los devotos que esta Imagen veneran”.
Cabe destacar, de entre todo el texto, dos hechos que me parecen fundamentales. El primero es de tipo literario y viene a cumplir la exactitud del tópico que imagina el paraje como un vergel, como un locus amoenus en el sentido más clásico: “Su deleitable amenidad forma en la primavera y verano un agradable objeto, que con variedad de fuentes y cristalinos arroyuelos, que deslizándose de peña en peña se precipitan para regarle, con su verde frondosidad y brutesca hermosura, recrea apaciblemente el ánimo y la vista a los Racionales. Abunda este Monte de yerbas medicinales, que exhalan de sí efluvios y aromas saludables; porque las Aristoloquias, las Peonías, las Angélicas, el Lirio purpúreo, el Polipodio (…); y en fin otras muchas plantas emolientes, catárticas y balsámicas brotan para beneficio nuestro, en lo delicioso y fresco de sus regatos, secadales y praderas. Están sumamente adornadas las verdes faldas de él con una ancha fimbria, o ribera de Huertas, que fertilizadas con el copioso riego que baxa de los manantiales, regalan al mismo tiempo que con todo género de legumbres, con una multitud de fresas tan sabrosas y sazonadas, que excitan igualmente a la curiosidad y al apetito.” Pg. 2-3 Como para ir de tonda una vez a la semana o para comparar con la apropiación que del monte hemos hecho en nuestros días.
El segundo hace referencia al carácter y fundamento de la propia aparición. Teniendo en cuenta la situación general del siglo en el que se sitúa y el hecho de que el autor sea un clérigo, podríamos esperar otros elementos de justificación. No los hay. Tal vez sencillamente porque no es posible tenerlos. La historia es una cosa, la leyenda es otra, las tradiciones, otra más. Y no son siempre coincidentes, por supuesto. Después, los años y los siglos han ido engordando aquello que más interesaba a quien tenía poder de influir y medios para hacerlo, y el resultado es el que es. Esto reconoce fray Francisco Yagüe: “Deseando con vivas ansias hallar la información auténtica de este peregrino prodigio; al practicar las diligencias de franquear el Archivo de la Villa, para revolver y registrar papeles, se me heló la sangre, quando el Escribano me aseguró que faltaban los legajos pertenecientes al año de 1400, y los papeles pertenecientes al de 1500, y lleno de frialdad, dexé la pluma desistiendo del asunto. Pero contando esto mismo a algunos sugetos de no vulgar juicio, me entregaron (sacándolos de sus papeleras) unos fragmentos y traslados que la refieren; los que aunque no son documentos auténticos, sería una especie de crítica que degenera en protervidad y dureza, el tenerlos absolutamente por embuste y ficción; máxime cuando concuerdan con la tradición que viene de unos a otros”. Mira tú por dónde, otra vez se nos perdieron los papeles y hay que dar pábulo a la tradición y a lo que se cuenta por ahí. Esto es poco serio.
Por si acaso, sería bueno que cualquier historiador sesudo intentara secundar el esfuerzo de fray Francisco Yagüe y buceara hasta encontrar algo fidedigno y sensato que certificara con datos la aparición de la Virgen en el monte. Sin duda, daría fundamentos y solidez a esa tradición que congrega a tantos ciudadanos y que sigue siendo uno de los elementos esenciales en el imaginario de la colectividad bejarana. Por desgracia, no lo va a tener precisamente fácil.
Mientras tanto, sería bueno que, serenamente, nos situáramos en una posición de cierta cordura y raciocinio, para podernos entender en nuestra convivencia. Y mejor aún si leyéramos el libro para tomar posición propia.