lunes, 22 de octubre de 2012

ESA ESPAÑA...


                                    "ESA ESPAÑA TUYA…, ESA ESPAÑA NUESTRA"
Seguramente ayer fue uno de esos días en los que una fuerte tormenta abrió un gran boquete en la piel de este país llamando España. Yo creo que se le abrieron dos agujeros que no los taponan fácilmente ni los bomberos.
Uno de ellos es el del modelo territorial. Los resultados dan muestra de que, tanto en el País Vasco como en Galicia, los nacionalistas crecen como las setas y no es difícil adivinar a qué carro se van a sumar, sobre todo después de que se celebren las elecciones en Cataluña. No conozco ninguna deriva soberanista tan fuerte en toda la historia centenaria de España. Y hay plagas que no se curan ni fumigándolas. Porque a ver quién convence serenamente y con la palabra -de otros métodos es mejor ni hablar- de que es mejor lo más amplio que lo más local, de que es mejor la gran comunidad que la que es visible más cerca del ciudadano. Se van a necesitar grandes dosis de ajo y agua para detener las hemorragias y las descomposiciones mentales y del vientre. Por si fuera poco, en este río agitado hay pescadores especializados que llenan la cesta con las mejores truchas y a los que no les importa si para pescarlas tienen que usar cañas, lejía o directamente el martillazo encima de la piedra. A ver qué mentes son las que tienen que dirigir los procesos y templar las gaitas. No será fácil.
El segundo es el de la situación del PSOE. La de ahora y la que se prevé para finales de noviembre, cuando arrecie el frío y el invierno se eche encima. Por una parte tengo la sensación de que le toca siempre bailar con la más fea y por otra parece que es siempre él quien la saca a bailar. En condiciones de normalidad, un partido bajo cuyo mandato se ha conseguido algo tan importante como la “pacificación” de un territorio parece que tendría que tener un plus de agradecimiento en forma de confianza y de votos. Pues todas se las han dado en el mismo lado. Es como si le hubieran visto la bondad y hubieran dicho “a por él que este no devolverá los palos”. Pero tal vez en alguna medida es su propia indefinición la que deja a sus posibles electores en un sin saber qué hacer, en una niebla que ni se te cala ni te deja tranquilo, en una temperatura que no sabes si te invita a ponerte el jersey o a quitarte la chaqueta y quedarte en mangas de camisa. Sobre todo precisamente en lo que se refiere a los aspectos territoriales. Este partido tiene que decidir, de una vez por todas, sobre qué quiere hacer con la distribución territorial de España. Lleva más de treinta y cinco años sin tenerlo claro y así todos se llevan el pescado del río mientras él se queda con la caña boquiabierto en medio de las aguas. Intelectualmente tal vez sea la postura más sólida, pues nada hay ni totalmente blanco ni totalmente negro, pero la práctica se vuelve demasiado tozuda y nos muestra una realidad diaria descarnada y elemental. O sea, que hay lo que hay, y el personal es el que es. Y lo que sucede con los elementos territoriales, ocurre con los medios de comunicación, con los aspectos sociales y con las demás variables que tejen la vida de la comunidad.
Luego ya viene todo eso de los asuntos personales y carroñeros que promueven la derecha y sus medios: aplastamientos personales, vencedores y vencidos, nubarrones por todas partes, ahorcamientos figurados, dimisiones irrevocables…
Siento hoy, un poco más que otros días, la necesidad de un rearme moral e ideológico, como primera base de un programa social agresivo y progresista, en el que la base sea el ser humano y no los mercados, en el que todo se configure pensando en la igualdad de oportunidades, en la justicia y en la solidaridad, en el que todo suja como suma y no como competitividad y necesidad de derrotar y de arruinar a los demás para que uno triunfe, en el que manden la inteligencia y la bondad frente al poder y los dineros, en que la satisfacción esté en las obras bien hechas y no en el éxito a cualquier precio, en el que sean los más preparados los que más aporten y no  los que viven y han hecho morada permanente en el aparato de los partidos.
Ya sé que es mucho pedir, sobre todo reconociendo que no todo es blanco ni negro del todo. Pero no conozco -salvo en el uso infame de los gerundios en la piedra del Castañar y similares- ninguna obra que se termine a la vez que se empieza. A ver si aparecen manos y delineantes y nos ponemos a ello.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entre el renglón 13 y 14 pones: "parece que es siempre es él quien...". La frase no tiene sentido. Cámbialo.