INVITACIÓN A LA LÓGICA
Sentémonos con calma en este banco
de piedra, que se arrice
con los últimos rayos de la tarde.
Es comienzo de octubre, los castaños
se esconden ya en el reino de la sombra.
Hace tan solo un rato, por los cielos
los pájaros, alegres, distraídos,
renovaban sin causa la alegría
del discurrir sencillo de sus vuelos.
Mientras, tú y yo subíamos
hacia ninguna parte,
simplemente
dejándonos llevar por la costumbre
del sol y de los pinos.
Ahora todo parece que es silencio,
que nos mira sentados en el banco
de este recodo humilde
en el que, al fin, nos hemos
quedado solos
contemplando lo inútil de la vida.
No pienses más en nada,
la vida es una lógica aplastante
que se impone sin hallar resistencia.
Estamos en el filo de la tarde,
la noche está a la vuelta de la esquina,
cargada con la fuerza del silencio,
mañana el sol saldrá de nuevo a vernos
sentados en el mismo
confortable respaldo;
si acaso, demos cauce por un rato
-sabiendo del engaño, no lo olvides-
al dulce vencimiento de la sinrazón:
la más pesada lógica es acaso
la excepción de la regla.
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