RETRATO
Fue el sonido confuso, indefinido,
de un borroso temblor en su memoria,
el lento discurrir de una ocre imagen
por el camino de la fantasía.
La luz se desplomaba y los muchachos
jugaban en la plaza al desconcierto.
La ventana velaba la figura
de aquel sujeto de sesenta años.
Apenas tuvo tiempo de asomarse
a las extensas huellas del pasado;
era el futuro el sentimiento último
que el cielo en su cabeza dibujaba:
acaso los paseos por un patio,
desmenuzando el tiempo en cada paso;
tal vez la niebla gris de la memoria,
cada vez más hundida en el fracaso;
la sensación amarga
de tantas nobles obras inconclusas;
las huellas en su cuerpo y el anuncio
cada vez más cercano de la muerte:
la quimera más cierta y más segura
de todas las que habitan en el hombre.
El sol fue dibujando en la ventana
una extraña figura en desaliento.
El eco de las voces desde el patio
llegaba tenuemente a su recuerdo.
1 comentario:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Las palabras del poema casi nos han permitido distinguir su figura apreciada.
El sol...los días azules...y la infancia que siempre huele a azahar.
Saludos
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