miércoles, 21 de diciembre de 2022

FELICES FIESTAS

 

FELICES FIESTAS


FELICITACIÓN: INVITACIÓN A LA MESA

 Abrid la mesa y que su entorno acoja

a cualquier comensal que haya en la sala:

los que llegan con vino y los que solo

se aproximan sedientos y con hambre.

 

Ofreced ropas limpias a los sucios

y que coman también de cualquier plato,

que dejen olvidada la cuchara

de la desesperanza.

 

Mirad hacia lo alto, abrid ventanas

y que bajen las aves a la mesa:

también suyas serán esas migajas

que ningún otro quiere. Abrid las puertas

y que entren los más pobres, los que viven

sin muebles, sin amigos o sin techo,

que pasen sin llamar y con confianza:

hay sitio para todos.

 

Y dadles la palabra, que se expresen

y digan lo que casi siempre callan.

Que corra la bebida sin reparos;

que la mesa sea un gran corro de fiesta

en la que no haya dioses ni demonios,

sino la compasión con los que menos  

sienten que los acoge la esperanza;

que los que sirven siempre el primer plato

esta vez sean servidos a la hora

de tomar el segundo.

 

Los frutos de la huerta, las bebidas,

el pan y los pescados son producto

del sol y de los vientos, y en los ríos

el agua corre libre y da contento

al que quiera beberla cada día.

 

Llamad, que vengan todos a la mesa,

que la mesa es de todos

y hay sitio y hay comida suficiente   

también para los más hartos de hambre.

                                          Antonio Gutiérrez Turrión

jueves, 15 de diciembre de 2022

DESCONCIERTO

 

                            DESCONCIERTO

 

El sol se precipita cada tarde,

como melena roja que se suelta

sobre el cuerpo sediento del poniente.

La luna se dibuja cada noche

con más o menos cuerpo y, desde arriba,

nos mira, solitaria, con desidia.

Las calles y las horas y los parques

tienen la plaza fija de la repetición.

El otoño se apaga sin tristeza,

pues sabe que le aguarda un nuevo otoño

cuando el verano cumpla su camino.

 

Cualquier cosa nacida va a la muerte

sabiendo que le aguarda nueva vida,

porque todo reinicia su camino

como notas de inmensa melodía

que canta la canción del universo.

 

Solo nosotros vamos, despistados,

hacia un fin que no tiene otro principio,

que no se reproduce nuevamente

ni sabe la aventura que le espera

cuando la noche llega a visitarnos.

 

Sin embargo, formamos una parte

de un mundo sucediéndose a sí mismo,

rodando por las sendas del espacio,

sin descanso, sin rumbo, sin concierto.

lunes, 12 de diciembre de 2022

CONSTITUCIÓN

 

CONSTITUCIÓN

Como cada año, este país celebra el día 6 de diciembre el refrendo y la existencia de la Constitución, ese texto genérico que contiene las reglas esenciales que rigen nuestra convivencia. Una perogrullada. Vale. A dicha celebración acuden los representantes públicos, menos los nacionalistas e independentistas. Otra perogrullada. A partir de este hecho, consideraciones.

. Cada uno puede defender lo que le parezca bien, pero debería hacerlo con educación y con algún razonamiento. De la Constitución se sirven para defender en público sus opiniones y desde ella son defendidos. Actúese, pues, son elegancia y con respeto.

. Se dice con frecuencia que la mayoría de los españoles no votaron la Constitución, por edad, sobre todo. ¿Cuándo han votado las constituciones de casi todos los países sus habitantes actuales? En algunos casos no tienen ni constitución escrita y en otros la tienen desde hace centenares de años.

. Nuestra Constitución fue redactada y aprobada en condiciones de libertad. Algunos defienden que el contexto no era el mejor. Vale. Todas las constituciones han sido aprobadas en alguna circunstancia y están condicionadas por ese contexto. ¿No vale ninguna?

. ¿Quién prohíbe que se presenten alegaciones y propuestas de cambio de la misma? Incluso para su total derogación y la redacción de una nueva. El propio texto lo prevé y señala el método.

. Me parece que la actual Constitución es tan amplia en sus conceptos que cabe en ella casi todo.

. Las mayores pegas proceden de los partidos nacionalistas y separatistas, partidos que no todas las constituciones permiten que sean legales, pero la nuestra sí.

. Resultas curioso observar que esas voces proceden de territorios con niveles de vida más altos, a los que no sé qué cosas se les prohíben. Piénsese, por ejemplo, en el caso de Cataluña: situación geográfica con proximidad a Centroeuropa, con el Mediterráneo y África a sus pies, con un clima benigno, con la historia que arrastra, con la mano de obra de otras regiones españolas… Y algo parecido en el País Vasco.

. Sigo pensando que la realidad de España es la de un país fallido, después de cinco siglos, y que, en lugar de notar alguna fuerza común y algo de lealtad, lo que se produce a diario es un recelo continuo y una deslealtad constante. ¿Hacia dónde se puede apuntar en estas circunstancias? El desánimo se apodera de casi cualquier voluntad.

. ¡¡¡Y sin una definición clara del territorio, no hay serenidad para crear las leyes que regulen la vida de sus ciudadanos!!! ¡¡¡No hay posibilidad!!!

. A la derecha no le pido casi nada porque creo que no tiene ideas sino intereses. A la izquierda le reclamo que se defina con más claridad. Con el reclamo del asunto territorial, a los partidos extremos -sobre todo a los de extrema derecha- se les dan las campañas y los diputados gratis, sin necesidad de mover un dedo. Y el país sigue gastando casi todas sus energías en disputas de reclamaciones, en lugar de en sumas y aportaciones en beneficio de toda la comunidad.

. Creo que, en estos momentos, hay que fijarse más en las fuerzas que llenan de agujeros la Constitución y la ponen en peligro sin acudir a los medios legales para modificar todo aquello que se quiera y deba hacerse.

. Por si fuera poco, también andamos enfrascados en conflictos legales por parte de aquellos que tienen que ser los garantes de que se cumpla la Carta Magna. Me refiero, claro, a los jueces del Supremo y del Constitucional.

En fin, que el enfermo mejore de la gripe. O de la pulmonía.

lunes, 5 de diciembre de 2022

GRACIAS A LA VIDA

 GRACIAS A LA VIDA, QUE ME HA DADO TANTO

A medida que se va acercando el fin de año, aparecen formatos de todo tipo resumiendo un poco lo que ha sido el período y apuntando predicciones para el próximo. A mí me empiezan a llegar revistas de las organizaciones con las que colaboro: ACNUR, Save de children, Cruz Roja…

Hoy mismo estaba en mi buzón la revista de ACNUR. En ella y de manera muy sencilla, se recogen los datos más destacados del año en lo que esta organización se refiere:

. «20.5 millones de personas se enfrentan al hambre en el cuerno de África a causa de la peor sequía en los últimos cuarenta años. Los niños y las niñas vuelven a ser los más vulnerables. Más de siete millones están desnutridos». Intentar imaginarse la tragedia que esto supone es tarea dolorosa.

. «-20 grados. El invierno en Ucrania puede llegar a ser así de gélido. Más de 800.000 familias han perdido su hogar a causa de la guerra y ahora no tienen un lugar propicio en el que resguardarse del frío». «Más de 7 millones de personas procedentes de Ucrania, refugiados en otros países». «Casi 7 millones de desplazados internos en Ucrania».

Son solo dos ejemplos. Y así en medio mundo.

Pienso en la casualidad que supone haber nacido en un lugar o en otro de este pequeño planeta llamado Tierra y en las consecuencias que comporta. Escribo en un ordenador en el que puedo describir mis ideas con tranquilidad. A pesar de todos los pesares, tengo calefacción y no paso frío. Dispongo de tiempo libre para emplearlo en lo que menos malo me parece. Esta sociedad, que tantos fallos arrastra, me ha permitido una formación que me ha dado paso a un pensamiento crítico y personal (yo he procurado no perder las oportunidades). Tengo el privilegio de llegar a fin de mes, aunque mi modo de vida no exige casi ningún capricho ni exceso, y eso me ayuda mucho. Poseo una familia que me quiere. Tengo unos nietos a los que miman sus padres y yo adoro. Tengo tantas cosas…

Cuando llegan estos resúmenes en los que se dan cifras tan apabullantes, a uno se le encoge el corazón y se le viene abajo cualquier atisbo de rebelión ante lo más próximo, que puede seguir siendo injusto, pero que, al lado de estas desgracias, parece casi el paraíso.

La propia vida como tal es ya un milagro. Cuando se dan circunstancias no muy desfavorables, entonces lo que hay que hacer es dar gracias y sentir el contento y la alegría. Y todo ello, aunque uno proceda, como es mi caso, de una familia muy pobre y llena de dificultades económicas. Al lado del hambre, del frío, de la deslocalización, del abandono y del olvido, no es casi nada.

Espero que en estos días no me llamen de estas y de otras organizaciones para pedirme que suba la cuota de colaboración, porque me pillarán sin defensas para negarme.

jueves, 1 de diciembre de 2022

POR LA BOCA MUERE EL PEZ

 POR LA BOCA MUERE EL PEZ

Irene Montero, ministra de igualdad, viene siendo blanco de tantos insultos por parte de la derecha que si intentáramos juntarlos en una lista necesitaríamos una resma de papel.

La misma ministra acusa a toda la derecha de promover la cultura de la violación. Así, como si tal cosa.

La portavoz del PP en el Congreso acusa al Gobierno de legislar para favorecer a los violadores. Y se queda tan fresca.

La presidenta de la comunidad de Madrid (ya me rindo a la presión y no escribo presidente) tilda al presidente del Gobierno de tirano. Dudo hasta de que sepa qué significa tal palabra.

El propio presidente del Gobierno manifiesta que «pasará a la Historia» por no sé qué cosa. Y no le tiembla ni una ceja.

Y así, ejemplos por todas partes.

¿Pero qué guirigay es este? ¿Alguien va a poner un poquito de orden y sosiego en este carajal? ¿Queda algún justo por ahí para salvar a Sodoma y Gomorra de la destrucción?

Como sucede siempre, no todo el mundo es lo mismo ni la equidistancia arregla nada. Claro que no todos son iguales y hay que acudir a la causalidad múltiple y a los grados de realidad para poder poner algo de luz a tanta ceguera. Que lo hagan los sociólogos y los analistas políticos en sesudos ensayos. Si hace falta, y perdón por la osadía, les ofrezco el guion de trabajo por capítulos.

Hay una parte del espectro político que mira a la derecha al que le interesa muy mucho que el ejercicio de discusión política y de contraste de ideas quede desprestigiado para que ganen enteros el exabrupto y el trazo grueso, las afirmaciones sencillonas y generales y la demagogia que dice arreglar lo difícil con proclamas sencillas. La otra esquina corre un peligro similar para el día a día, aunque me parece que sus bases teóricas son mucho más sólidas.

Cuando se repite la caricatura y la reducción exagerada, se cae en el ridículo y se debería obtener el efecto bumerán. Pero eso depende sobre todo del grado de análisis y de reflexión de los individuos que escuchan tales simplezas. No sería vano analizar el grado medio de análisis de la ciudadanía, porque -vaya usted a saber en qué nos basamos para ello- nunca se corresponsabiliza a cada ciudadano de lo que pasa: siempre recae, por inercia y de antemano, toda la culpa en la clase política.

Hay gente que vive instalada en la exageración, el exabrupto y hasta en la mentira. Tal vez haya quien la siga, pero me gustaría que otra mucha desconectara directamente de ellos hasta que volvieran a la senda de la serenidad y de la reflexión.

Es verdad que, de entrada, las palabras no delinquen y que hay que estar al contexto y a lo que marque la ley. Pero con mucho cuidado, porque, si no delinquen, sí pueden herir y mucho. Por eso, aunque castigarlas con un código sea muy difícil, no por ello tenemos campo libre para usarlas a nuestro antojo. Y, por supuesto, en todos los casos; también cuando se nos va la fuerza por la boca en la defensa a ultranza de la llamada libertad de expresión.

Que una persona, por más que esta detente el cargo de presidente del Gobierno, manifieste que pasará a la Historia por esta o la otra cosa manifiesta, o un despiste que debe ser corregido con toda diligencia, o un grado de vanidad preocupante; y, en ese vaso, vendría a ejemplificar que el poder tiende a corromper a cualquiera. Es aquello de dime de qué presumes y te diré de qué careces. No, hombre, no, la Historia la hacemos entre todos, los visibles y los invisibles, los famosos y los olvidados, los listos y los torpes. Que de uno hablen los demás, no uno mismo. Como si no tuviéramos abuelos.

Y así ejemplo tras ejemplo.

Anda el gallinero muy revuelto y el mar embravecido. El refranero, como siempre, tiene para todo. Es la sabiduría popular la que afirma «Por la boca muere el pez» y «cada uno es reo de sus palaras y dueño de sus silencios».

Venga, vamos a pensar lo que decimos y, si es posible, a decir lo que pensamos. Pero con calma y serenidad. Y amanecerá Dios y medraremos.

Pues eso.

lunes, 28 de noviembre de 2022

COETÁNEOS Y CONTEMPORÁNEOS

 

COETÁNEOS Y CONTEMPORÁNEOS

Me parece que fue Ortega quien estableció la distinción entre un término y otro, aunque no estoy seguro. Hoy el primero anda en desuso y pocas veces lo vamos a ver utilizado en la lengua oral, e incluso en la escrita. A mí me interesan hoy ambos por otro motivo.

Coetáneo, dividido en prefijo co- y aetas - aetatis (edad) es como de cajón que significa dos elementos que poseen la misma edad. Por su parte, Contemporáneo, dividido en prefijo co- y tempus (tiempo) se refiere a dos elementos pertenecientes al mismo tiempo.

Enseguida se nos plantea la dificultad de concretar el significado de tiempo y sus límites. Hablamos hasta de Edad Contemporánea, y esta abarca muchos años. Sin embargo, utilizamos contemporáneo también para referirnos a personas que conviven y que pertenecen a la misma época y hasta poseen la misma edad. De hecho, suelen funcionar como sinónimos.

Pero (y ya vienen los peros) es que no es lo mismo la coincidencia biológica que la relación y la proximidad intelectual y de valores, de costumbres y de gustos, de ideales y de acciones. Y coetáneos serían los primeros, mientras que contemporáneos serían los segundos.

De modo que cada uno de nosotros tiene infinidad de coetáneos, pero no sé si muchos o pocos contemporáneos.

Esta disquisición, solo aparentemente filológica, acarrea un sinfín de reflexiones y de consecuencias. Solo dejo aquí abierto el camino para la posible consideración de cada uno.

Llevo demasiado tiempo pensando en que mis contemporáneos no son muchos, en que me siento desplazado de demasiados sitios y de demasiadas escalas de valores.

La última muestra me la ha dado este mismo mediodía la televisión. Resulta que un exministro de Gran Bretaña se ha convertido en una celebrity, creo que porque ahora se ha dedicado a lucir palmito en televisión, en programas de una altura intelectual adecuada a los pingüinos (con perdón para los pingüinos). La televisión está ya tan acostumbrada, que lo da por bueno y no aplaude con las orejas de casualidad. Al verlo, me pareció que el susodicho había encontrado su verdadero camino y su verdadera vocación: tal era su aspecto de alegre y satisfecho. Y la televisión está en esa disposición porque la sociedad lo está también. La de allí y la de aquí, claro. Sería bueno pensar qué fue primero, si el huevo o la gallina, si la influencia de los medios en el personal o el nivel de discernimiento del personal en los medios. En fin…

Y ejemplos de estos, a porrillo por todas las esquinas. No pongo otros más próximos por vergüenza ajena y por pudor.

Lo dicho, muchos coetáneos, pero pocos contemporáneos. Tal vez porque el inmovilista sea yo y tenga que reciclarme. Voy a ver si me convirtiera en una celebrity.

Por Dios, anda, quita p´allá, hombre. Ni se te ocurra.

jueves, 24 de noviembre de 2022

ENSAYANDO UNA DANZA

                         ENSAYANDO UNA DANZA

                            El baile de los pájaros

en el cielo de agosto

deja huellas efímeras,

dibujos momentáneos

que el viento borra y lleva

al reino misterioso del olvido.

 

En el vacío reina la belleza

que dormía a la sombra

y viene a rellenar el nuevo abismo,

la luz se despereza y estrena amanecida.

El baile de los pájaros dibuja

otro baile en su seno.

 

Yo observo y me complazco.

Mis manos y mis pies, agradecidos,

ensayan un compás con esas alas

que invitan a volar en libertad.

lunes, 21 de noviembre de 2022

¡SOMOS... OCHO MIL MILLONES!

¡SOMOS… OCHO MIL MILLONES!

Mis allegados sufren con frecuencia mi propuesta estrella para «arreglar el mundo». Se trata de un ejercicio, mitad mental y mitad físico, a modo como hacen los fieles musulmanes en la oración, es decir, poniéndose de rodillas y bajando y subiendo el cuerpo repetidas veces. Yo lo impondría como asignatura diaria de media hora. Durante ese movimiento de sube y baja habría que estar repitiendo este mantra: «Somos ocho mil millones, somos ocho mil millones, somos ocho mil millones…». Media horita así, dándole a la cabeza contra el suelo y agotando la voz en la salmodia. Hasta ahora siempre había recomendado decir somos siete mil millones, pero he oído decir hace unos días que ya somos ocho mil millones de habitantes en este pequeño planeta. Así que, cámbiese el siete por el ocho, que pronto será por el nueve y hasta por el diez.

Ante tan pintoresca propuesta, la gente suele esbozar una sonrisa y cambiar el tercio de la conversación; como dándome a entender que ando algo pirado. Pero yo sigo y sigo en el intento, como si fuera una pila de duracell. Y, si me dejan y me aguantan, les explico.

El primer día seguro que todos los alumnos se mirarían extrañados y se sentirían como presos obligados a un ejercicio de esclavos. El segundo tal vez alguno volvería su cara hacia el profesor o imán y mentaría en silencio a todos sus vivos y muertos. Pero tal vez al tercero habría alguno al que le diera por pensar qué posible significado podría tener tal ejercicio repetitivo y sin ningún aparente sentido.

Y ahí surgiría la chispa que produciría el fuego y la llama. «Somos ocho mil millones». ¿Y qué? Pues que esto debe significar algo que tiene que ver conmigo. Y contigo. Y con aquel. Y con el otro.

Y tal vez, a partir de ahí, las ramificaciones se irían reproduciendo cual hojas de primavera. Pues esto implica esto. Y lo otro. Y lo de más allá. Y aquella consecuencia, a su vez, trae consigo esta otra. Y esta otra más. Y aquella que me parecía asilada… Y así hasta el infinito.

Tal vez, entonces, se podrían suspender las clases de sube y baja, de alza y agacha la cabeza, porque ya se iban a instalar de manera automática e individualizada en la cabeza y en el hogar de cada uno de los primeros alumnos. Y estos las multiplicarían por todos los confines.

Este ejercicio, que hasta a mí me puede parecer hiperbólico, creo que ejemplifica muy bien la idea que bajo él subyace. No es otra que la importancia que tiene el hecho de entender, para cualquier discusión, definición y elaboración de leyes o conceptos, que hay que tener en cuenta que somos muchos seres humanos y que nada tiene sentido sin apoyarse en esta realidad.

Piénsese, si no, en la elaboración y en la defensa de los derechos humanos sin tener en cuenta el contexto en el que desarrolla su vida cada ser individual. Tales derechos tienden a defender la dignidad de cada uno en particular, pero siempre considerando su relación con la comunidad.

¿Cómo se puede definir siquiera el concepto de ser humano si no es en relación con los demás? ¿Dónde está el ser humano individual? ¿Alguien lo ha visto? Desde que nace hasta que muere, desde que se levanta hasta que se acuesta, es ser humano porque se relaciona con los demás seres y con las demás cosas. Es porque está. Si no estuviera, no sería. De tal manera, que no es solo lo que afirmaba Ortega: «Yo soy yo y mis circunstancias». Es que tal vez tendríamos que ir algo más allá, hasta la línea de «Yo soy mis circunstancias».

Pero tampoco anda uno en este breve formato para disquisiciones demasiado abstrusas, y mucho menos si estas abren alguna grieta en la que el ser individual se quede solo en deseo y no en realidad. Quedémonos si quieren con el yo más las circunstancias de Ortega, para no meter más fuego en la hoguera. Pero no neguemos el valor de las circunstancias. Y las circunstancias son ocho mil millones a mi alrededor, empujándome por todas partes, pidiéndome colaboración en todo momento, exigiéndome una escala de valores que yo no pudo obviar y obligándome a una conducta diaria que no puedo ni debo olvidar. Y esto solo pensando en el número de personas. Añádase además el resto de animales y de cosas y a ver qué pasa.

Tal vez tendríamos que volver a las clases del principio y dedicarle otra media horita más al asunto este del somos. Tal vez.

jueves, 17 de noviembre de 2022

LA REALIDAD Y EL DESEO

 LA REALIDAD Y EL DESEO

«La democracia española se ha “sentimentalizado” abruptamente desde el 15-M». Son palabras de José María Lasalle en su ensayo Contra el populismo. ¿Cuánto hay de verdad en esta afirmación? Yo necesitaría otro ensayo para dar o quitar mis razones. Y aquí me impongo solo mis treinta o cuarenta líneas. En todo caso, creo que hay mucho de verdad en ellas.

Creo que describir una larga serie de ejemplos no resultaría difícil, pero acudiré a uno solo.

A raíz de la aprobación de la ley llamada popularmente de «Solo sí es sí», que regula las penas para los delitos de agresión sexual, se están revisando a la baja muchas sentencias; de tal manera que, aquellas normas que se habían ideado para un mayor castigo ahora resulta que sirven para lo contrario. El Ministerio de Igualdad ha montado en cólera y achaca lo que ocurre a un supuesto machismo de los jueces, en lugar de volver la vista a la norma que ese ministerio, en colaboración con otros, ideó y que el legislativo aprobó.

Hasta aquí los hechos. Y ahora y desde ellos, mi opinión.

Ya he afirmado muchas veces que la vida no cabe en las leyes por lo variada y cambiante que es. Por eso hay que estar legislando continuamente y siempre por detrás de la vida.

El Parlamento debe cuidar al máximo la redacción de las leyes para que estas, en su aplicación, se ajusten en lo posible a la realidad. Los expertos en derecho y los que conocen algo más las indigencias del lenguaje deberían tener algo que decir cuando se redacta, cuando se propone y cuando se aprueba cualquier ley.

A pesar de todo, siempre existe un margen entre máximos y mínimos que se debe sustanciar en los procesos y en los juicios (testimonios, investigaciones, declaraciones…).

Es casi inevitable que, cuando se deroga una ley y es sustituida por otra, haya pequeñas alteraciones en la adaptación.

Una cosa es lo que deseemos y otra, no siempre coincidente, lo que resulta de un litigio.

Reconocer un error no resta ni un ápice a la solvencia de quien lo ha cometido: «el que esté libre de culpas…». Lo que hay que hacer es solucionarlo con la mejor voluntad y a otra cosa.

El texto de una ley debe estar al servicio del espíritu que la ha impulsado y no al revés. Por ello, si hay que vencer la balanza hacia algún sitio, debe ser hacia el del espíritu de la ley. Pero siempre guardando la seguridad jurídica como base de su aplicación. Sin entusiasmo y utopía no se vive dignamente, pero solo con ellos tampoco.

Resolver las dificultades que se han presentado como sentencias de jueces de derechas y hasta franquistas puede dar fuego a una impresión y a un enfado, pero no arregla lo que necesita ser corregido; más bien provoca reacciones contrarias y hasta corporativas, que tal vez respondan también más a corporativismo que a razones. Las respuestas o acusaciones, por ambas partes, deben ser jurídicas y no emocionales si no queremos que se produzca un efecto boomerang no deseado.

Así que menos palabras grandilocuentes y más serenidad, rigor y análisis. Casi siempre, andando despacio, pero seguro, se llega más lejos. Aplíquese el adagio latino Festina lente y otro gallo nos cantará.

Por lo demás, hay hienas que están siempre al acecho y buitres que se lanzan contra el cadáver en picado en cuanto huelen a muerto.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

OTOÑO

 

OTOÑO  

El cielo está cuajado de ocres y de amarillos,

el verde se ha dormido lentamente

en brazos del otoño. Todo invita

a una calma de paz y de reposo.

Las tardes se repliegan y se encogen

con signos de impaciencia por la noche.

 

Aquel verde de alegre primavera

que empujaba la vida se ha perdido;

los trinos de las aves ya no alegran

la voluntad del monte y los caminos.

El cielo se ha apuntado al gris y al viento

y hay un silencio oculto por las calles.

 

Yo siento en mí otro otoño que sopesa

el paso de las horas y los años,

que intuye ya el invierno. Y siento frío

porque también mis hojas van cayendo

del árbol de los frutos de mis días.

Que el suelo las acoja mansamente,

y en ellos los conduzca hasta el olvido.

sábado, 12 de noviembre de 2022

ARISTOCRACIA Y DEMOCRACIA

 

ARISTOCRACIA Y DEMOCRACIA

Palabras de Juan Ramón Jiménez en una conferencia dada en Miami, titulada Aristocracia y democracia: «Aristocracia, a mi manera de ver, es el estado del hombre en que se unen -unión suma- un cultivo profundo del ser interior y un convencimiento de la sencillez natural del vivir: idealidad y economía. El hombre más aristócrata será, pues, el que necesite menos exteriormente, sin descuidar lo necesario, y más, sin ansiar lo superfluo, en su espíritu. lo necesario, y más, sin ansiarlo.

Y democracia ¿qué es? Si, etimológicamente, democracia significa dominio del pueblo, para que el pueblo domine tiene que cultivarse fundamentalmente en espíritu y cuerpo. Pero, cultivado así, el pueblo es ya el aristócrata indiscutible. De modo que no hay democracia en un sentido lógico, porque no debe haber pueblo en contraste.

El pueblo, además, no podría gobernar como tal pueblo convencional, como el pueblo en tal estado en que lo sostienen sus explotadores que, en realidad, son malos burgueses, medio estancados, que quieren mandar sin ‘demos’ ni ‘aristos’. Y el pueblo no es justo que quede en la fase de plebe, de masa amorfa y silvestre en que hoy está buena parte de nuestro mundo, gracias a sus ahítos defensores.

Yo no creo en una Humanidad conjunta más o menos igualada con estas o las otras facilidades, sino en una difícil comunidad de hombres completos individuales».

¿Qué vigencia tienen hoy estas palabras? Sin tender al absoluto -que siempre es desajustado e injusto, pues todo es cuestión de grados-, me parece que la tienen. Y mucha.

Hay que aspirar a la aristocracia si la entendemos, no como detentadora de un título -tantas veces con fondo mental vacío y sin base alguna de razón, con el único apoyo de una herencia nominal y automática- sino, como dice el poeta, con estas dos cualidades: «cultivo profundo del ser interior y convencimiento de la sencillez natural de vivir». Hay que arar -añado yo- en las posibilidades de uno mismo, en la riqueza que nuestra mente y nuestra sensibilidad nos pueden ofrecer y en la intensidad que ambas variables otorgan a la vida. Para ser marqués, conde, duque o infante no es necesario llamarse de aquella manera ni poseer tradición o tierras abundantes. El camino es el del interior, no el de la apariencia ante los demás. Y ese camino está abierto para ser hollado por el que quiera, sin distinción de sexo, edad o capacidad económica. La verdadera aristocracia nada tiene que ver con ser grandes ni pequeños de España, ni con zarandajas semejantes.

Tampoco, en la concepción que se adivina en el escrito del concepto de democracia, parece que estemos al dictado de lo que hoy muchos entienden por tal, pues nos solemos quedar en solo una variable numérica, de tal manera que contamos y al que tiene el número más alto lo damos por ganador. Democracia es algo más amplio y noble. Para que haya gobierno del pueblo tiene que existir pueblo con criterio y no solo masa ni plebe; si no, todo será apariencia, pues será fácilmente manipulado y su gobierno no será tal, pues será tan solo un simulacro, una apariencia, una sombra de la caverna de Platón. Y el criterio solo se forja con la educación y con la reflexión. Solo entonces, como dice el autor, estarán a la misma altura ‘demos’ y ‘aristos’ y entraremos en una verdadera democracia.

No sé si todos estamos dispuestos a andar este camino individualmente hacia la aristocracia, para llegar a una plenitud en democracia. Tampoco estoy seguro de que los que poseen más poder anden noblemente empeñados en ayudar a todos para que nos alcemos hacia una verdadera aristocracia. Hay ejemplos de aquí y de allá que sonrojan, por más que numéricamente se hayan alzado al poder con una suma correcta. Ya se sabe que eso de la educación, del pensamiento y de la razón (de la aristocracia y de la verdadera democracia) tiene sus peligros, pues el individuo ‘aristocratizado’ corre el peligro de pensar, de pesar, de sopesar y de no dejarse llevar por la corriente ni por los empujones de la moda. Y eso, claro, acarrea otras consecuencias.

A mí me gustaría mucho ser aristocrático en lo que a formación y razón se refiere. Y me gustaría también mucho ser demócrata en lo social. Vaya usted a saber en qué nivel me encuentro.

martes, 8 de noviembre de 2022

LA PALABRA, QUE CREA Y QUE DESTRUYE

 

LA PALABRA, QUE CREA Y QUE DESTRUYE

 

El día es una cuartilla inmaculada

en la que se hace carne

la memoria confusa de los sueños.

Hoy escribo palabras para talar el bosque;

digo sierra y raíz, y tronco y rama,

distribuyo por líneas y por sílabas

sus voces, su salmodia, sus sentidos,

y van cayendo árboles al suelo.

 

El bosque ya no es bosque, es campo yermo.

 

Luego digo tu nombre y queda lleno

todo espacio vacío, que ahora brilla

como espesura nueva y transparente,

La intensa luz azul de la mañana,

que lleva tantos siglos

viniendo hasta las cosas,

para hacerlas reales,

construye un nuevo bosque

con ramas y con hojas,

que enloquecen la savia por sus venas.


En él florece un árbol solitario.

Al eco de su sombra,

me gana el abandono y el olvido.

sábado, 5 de noviembre de 2022

TIEMPOS Y MUDANZAS

 

                             TIEMPOS Y MUDANZAS

 

Hoy me asomo al desván de la memoria,

por si quedaran restos de aquel niño

que anduvo sin noticia ni conciencia

de que hay edades, tiempos y mudanzas.

Y me llegan señales muy borrosas

con nombres diferentes en sus señas.

 

Era un tiempo de miel, sin calendario

que marcara en sus hojas el transcurso del tiempo.

La calle era un palacio de cristal

con alcobas abiertas en las casas,

corazones sin manchas ni basura,

limpios como la luz cuando amanece.

 

Crecíamos tal vez sin enterarnos.

 

Pero el tiempo encarnó en nuestros sentidos

y nos fue regañando lentamente,

dejándonos un poco a la intemperie,

con todo el horizonte por delante.

La noche era ya noche y era el día

un compendio de acciones diferentes.

 

Desde este laberinto no distingo

ni encuentro al niño de mirada limpia

y cuerpo de inocencia. La mirada

no alcanza a deslindar con transparencia

las horas y el hechizo de aquel tiempo

en que aprendí la luz de mi existencia.

 

Hoy quisiera volver a reencontrarlo.

martes, 1 de noviembre de 2022

ESO QUE LLAMAN HALLOWEEN

 

 ESO QUE LLAMAN HALLOWEEN

¿Lo habré escrito alguna vez? No tendría perdón si no lo repitiera machaconamente. Así que, si lo he hecho, sirva la reiteración para desahogo de mi conciencia y para calma de mi enfado.

¿Qué es eso de Halloveen?, ¿de dónde ha venido?, ¿qué contiene para que casi todo el mundo caiga rendido a sus pies?, ¿cuáles son los grupos sociales (de edad, sexo o condición cualesquiera) que más apoyan su expansión y con más fervor se entregan al jolgorio?

No debo repetir aquí casuística y detalles de lo que debería saber casi todo hijo de vecino. Tan solo recordar que toda esta celebración en poco o en nada tiene que ver con las tradiciones y costumbres de estas tierras, y sí casi todo con el papanatismo que, una vez más, se profesa con total devoción a lo que expande el imperio desde el otro lado del Atlántico. Del imperio se conoce casi cualquier detalle, de lo propio apenas se tiene noticia de nada. Qué complejo de inferioridad.

¿Entonces? Pues entonces, sencillamente, que conmigo no cuenten, que me siento totalmente ajeno a ese despelote de festejar el miedo, que me ocupan más mis deudos y su recuerdo que toda la fantasmagoría que se monta con esta repentina fiesta, que, si analizo (porque las cosas suceden por algo), lo que me sale es poco reproducible con palabras agradables, que el mundo como representación también puede tomar carne desde el razonamiento y no solo desde el empuje de la moda, que, como moda, es lo que más deshumaniza, que…

Parece que, cuantos más somos en este planeta, menos variedad nos acompaña y más nos entregamos a lo que nos dictan unos poquitos centros de decisión mediática, que no son otra cosa que traductores de poderes económicos. Somos muchos, pero estamos solos y sin espacio para pensar y decidir por nosotros mismos. Y así no hacemos tribu, solo multitud.

Por supuesto que cada uno puede decidir, celebrar y hacer lo que crea conveniente; pero, en este caso, quizá lo menos personal es lo que nos invade y nos empuja sin reflexión acerca de su origen, de lo que significa y de aquello a lo que viene a sustituir o simplemente a hacer desaparecer.

¿Serán efectos de la globalización? Que cada cual extraiga consecuencias.

Yo casi me conformo con gritar que no quiero jugar a este juego, que conmigo no cuenten y que no se gasten mis impuestos en promocionar lo que, con todos los respetos, me parece un enorme fraude y un engaño gigantesco.

Así que, felices fiestas y enhorabuena a los seguidores incondicionales de Hollyvood. Olé.

lunes, 31 de octubre de 2022

MADRID, CON OTRO CRISTAL MÁS TRANSPARENTE

 

 

MADRID, CON OTRO CRISTAL MÁS TRANSPARENTE

Se describen tres tipos de entonaciones fundamentalmente en nuestra lengua: la enunciativa, la exclamativa y la interrogativa. La primera de ellas sirve de molde para los estados de ánimo más calmados, más asertivos, más de cada día. La segunda y la tercera nos sitúan en estados de ánimo alterados, bien porque descubrimos algo inesperado que nos causa sensación, o porque deseamos conocer una cosa nueva, o, en tantísimos casos (preguntas retóricas), confirmar lo que pensamos.

No me importaría trasladarles esta sencillísima consideración a bastantes locutores de televisión. Incluso estaría dispuesto a acercarme a Madrid para glosárselas y, a la vez, pedir que los manden a sus casas a aprender a entonar.

El caso es que el pasado fin de semana hice paréntesis en el tiempo y me marché a la capital, pero no a esta ocupación, sino a pasar el fin de semana con mi familia, con mi hermana, mi cuñado y mi sobrino. Y, cuando voy a Madrid, la entonación se pone en grado exclamativo. Y de poco sirve que uno tenga ya andados muchos caminos: siempre la urbe está dispuesta a abrir sus carnes y a enseñarme nuevas fronteras y novedades varias.

Hubo teatro, concierto, visitas a las calles donde todo se pone a compraventa, o sea al Rastro, compras y charla de amistad en Rivas con José Luis Morante, paseos, risas y lluvia… De todo en la gran urbe. Siempre emerge del fondo, para brillar con fuerza, el valor de la amistad y el amor familiar que nos cobija. A pesar de la gloria de todos los artistas (maravillosos todos en sus obras) y todos los programas. Lola Herrera y las otras actrices en teatro, Dorantes y sus manos prodigiosas al piano, con sabor a flamenco y un trasfondo de Albéniz y Granados (Teatros del Canal), y cualquiera otra cosa que se sueñe. Lo digo y lo proclamo con tono exclamativo: por encima de todo, el calor familiar y el tono de amistad de los amigos.

No me gustan las urbes ni me agradan las aglomeraciones. Y Madrid, en su centro y en muchos de sus barrios, acoge a medio mundo. Por eso mis visitas se limitan a un período de tiempo reducido. Sé, sin embargo, que a todo se acostumbra el ser humano; pero no me imagino sin gozar a cada instante del privilegio que me ofrece la vista sin fronteras de la naturaleza.

No obstante, hay formas diversas y cristales que cambian la mirada para cambiar también el fondo de verdad y de mentira. Y esta vez he pillado el lado bueno. Tantos miles de gentes por las calles, edificios gigantes y avenidas enormes con ruidos y pandemia de automóviles, personas tan diversas y distintas, tristezas y alegrías de la mano, canales creativos por todas las esquinas, lujos casi ofensivos y pobrezas dentro de los cartones, salud y enfermedades, hasta ovejas cruzando pensativas por medio de la Plaza Mayor a mediodía… Y, a pesar de la angustia de todos los pesares, se siguen aguantando y siguen conviviendo con un cierto nivel de asentimiento, respetando unos mínimos que logran que el paisaje se vuelva sereno y habitable. Infinitas y raras circunstancias y todas con cabida entre los límites de esa urbe gigante, rompeolas de todas las Españas.

Quizás, después de todo, tengamos que reír y estar alegres. Y eso que no brilló la luz de otoño, de ese otoño tan claro en el cielo madrileño, que mira en la distancia a la montaña del alto Guadarrama.

jueves, 27 de octubre de 2022

LEY, PERDÓN Y CONVIVENCIA

 

 LEY, PERDÓN Y CONVIVENCIA

Me paro a contar diez antes de opinar, me hago un guion mental para ordenar y jerarquizar ideas, soy consciente de que cada uno escribe desde un contexto que le condiciona y asumo la necesidad de ser equitativo, sé que me muevo en unos límites de espacio que me he impuesto en esta ventana… Y voy a ello.

Se ha dictado sentencia condenatoria en el juicio que se ha desarrollado, tras la acusación de unos policías, contra la exalcaldesa de Béjar. Mis consideraciones, ordenadas en forma casi de índice, son estas:

- Para los casos en los que los seres humanos no se ponen de acuerdo, las sociedades han necesitado inventar códigos a los que atenerse.

-  Los parlamentos son los encargados de elaborar esos códigos en representación de todos los ciudadanos.

- Los jueces son los obreros encargados de interpretar esas leyes en los juicios, siempre de acuerdo con la literalidad y el espíritu que contengan las leyes que les son dadas. Lo mismito que hace un albañil con los ladrillos y el cemento que se le proporcionan.

- La vida, por suerte, es mucho más rica y variada que cualquier código. Por eso las legislaciones cambian continuamente, caben las interpretaciones de las leyes y las condenas tienen siempre un margen entre lo mínimo y lo máximo.

- El mejor juez es el que no existe, porque los contendientes se han puesto de acuerdo y no ha hecho falta acudir a él.

- Las sentencias hay que acatarlas nos gusten o no nos gusten; pero acatarlas no significa que estemos de acuerdo o en desacuerdo con ellas. Ni desde el punto de vista jurídico (se pueden recurrir) ni desde el punto de vista moral (ya se ha dicho que la vida no cabe en las leyes, y estas son solo una aproximación a la misma).

- Los actos que se han juzgado en este juicio no incluyen ni robos, ni lesiones, ni daños de otro tipo, salvo una coacción momentánea.

- La acusada pidió repetidas veces perdón. Además, dejó su cargo público.

- Todo indica que el asunto se podía haber arreglado con una charla amistosa y un vino de reconciliación. La materia no hubiera dado para más y aquí paz y después gloria. Algo muy diferente hubiera sido que la acusada fuera reiterativa y se mantuviera en su conducta.

- La presentación de una denuncia judicial, sea cual sea su sustentación, acarrea una serie de inconvenientes para el futuro que no son fáciles de solventar, ni para los acusadores ni para los acusados: exposiciones públicas, enquistamiento de posturas, quebraduras en la convivencia…

- A la vida le tenemos que poner algo de coherencia y de analogía. Si así fuera, cualquiera (también los acusadores) tendría que pensar que arrieros somos y en el camino nos encontraremos, y que con la misma dureza con la que juzguemos deberemos ser juzgados. Y hay muchas, muchísimas formas y situaciones en las que podemos encontrarnos en el otro lado. Y entonces…

- Y, en fin, para no alargarme más, que se duerme más tranquilo con el perdón y el acuerdo que con la vara de la ley alzada en amenaza.

- ¿Qué hemos conseguido personal y socialmente con el juicio y con la condena, si, en realidad, solo se había transgredido un precepto legal y se pidió inmediatamente perdón por ello? Tal vez solo hayamos conseguido degradar la convivencia para el futuro. El tiempo dirá.

martes, 25 de octubre de 2022

TRANSITUS

 TRANSITUS

«Siempre que ha llovido ha escampado», reza un refrán castellano. Pues así será, pero no en el día de hoy. Porque, después de oír tamborilear a la lluvia en los tejados durante buena parte de la noche, la mañana apareció gris y encapotada, con los cielos amenazando desplomarse y dejarnos anegados. Y, a pesar de los pesares, pusimos rumbo a Plasencia, con un doble motivo: visitar la exposición religiosa Las Edades del Hombre y pasar un buen rato en compañía de nuestros amigos cacereños Mercedes Barrios y Antonio Merino. El segundo motivo dio cobijo y contexto a la visita a la exposición y sirvió por sí misma para practicar la sagrada y agradable virtud de la amistad, esa relación que se conserva, aunque el espacio y el tiempo pongan tierra por medio.

La exposición sacra resulta ser ya la número XXVI desde que, allá por los años 80 del pasado siglo, alguien tuvo la feliz idea de reunir y presentar en público una pequeña parte del arte sacro que conserva la comunidad de Castilla y León. Las sedes episcopales han sido todas centro de tales muestras. Esta vez la exposición ha saltado fronteras y, supongo que, al amparo de las divisiones eclesiásticas, que no responden a las provinciales, la exposición se marchó a Plasencia, cuyo obispado incluye poblaciones de la provincia de Salamanca, como Béjar y otras. Béjar se ha quedado con la miel en los labios; pero, en verdad, no habría resultado sencillo encontrar un continente apropiado al contenido, salvo que se hubiera forzado la división en varios locales distintos.

La catedral de Plasencia lucía esplendorosa, después de la reciente restauración que de su retablo y de su abovedado se ha hecho hace apenas unos años. La iluminación artificial -el día siguió oscuro y lluvioso- realiza un trabajo de contrastes casi insuperable y la distribución en una docena de apartados se halla plenamente conseguida. Con ese continente -que, por su carácter sagrado y por su monumentalidad, se convierte en contenido, y del mejor: retablo, coro, órgano, claustro…-, el contenido se visita con un estado de ánimo diferente y más positivo.

Los fondos sagrados de Castilla y León, tan abundantes y valiosos, aquí se han sustituido por los de Extremadura, también generosos en número y sobresalientes en calidad.

A este visitante, además de satisfacerle, y mucho, el valor artístico de la exposición, le rumia en la cabeza la aportación simbólica de todo lo que allí se ve. Y le vuelven las dudas acerca del tono en el que se manifiestan las religiones -todas; también la católica-. Y advierte, otra vez el ambiente de pena y de castigo que manan de las fuentes y se manifiestan en las imágenes que las representan. Siempre el miedo, la sangre, la incertidumbre, y el castigo. La redención y el fin del ser humano solo a través del sufrimiento, del propio y del ajeno, el Jesús del madero y no el que anduvo en el mar.

El hilo conductor de la exposición es el TANSITUS, el paso hacia, el camino hacia una meta. Y está muy bien buscado, pues su polisemia y aplicaciones a diversos campos le permiten ser guía y nexo entre tantos elementos distintos, desde los históricos hasta los religiosos.

Desde las representaciones varias (esculturas, pinturas, cálices…) hasta su simbología, qué salto tan grande. ¿Por qué la necesidad del sufrimiento y del dolor si todo camina hacia la alegría? ¿Por qué ese camino intermedio? ¿Qué significado tiene esa manifestación de dolor desde un Dios que solo puede ser amor, si es que algo es? Al ser humano solo le queda entregarse en manos de la fe y de la esperanza en la misericordia de un Dios al que no puede acceder. Pero eso, ay, también produce una deshumanización, un olvido de las capacidades del ser humano, por pequeñas que estas sean. Y la humanización es lo que distingue a cada persona y la ennoblece, aunque le golpee con la comprobación de sus límites y de sus deficiencias evidentes.

¿Entonces? Pues que el visitante -este visitante- queda transido y desconsolado, perdido y desconcertado ante esta aparente contradicción y desamparo. ¿Arrojo?, ¿valentía?, ¿desconocimiento?, ¿falta de capacidad para entender?

Todo queda en el aire, en continua transición. Nadie sabe hacia qué lugar ni hacia qué meta.

Una mesa de pan bien abastada sirvió después para dar cabida a la conversación y a la práctica de la amistad. Que tienen siempre sentido positivo y de alegría. Y son de entendimiento y de capacidad humanos.

lunes, 24 de octubre de 2022

PERMANENCIA

         PERMANENCIA

         Miro a mi alrededor y certifico

que todo lo que observo

tiene más permanencia que yo mismo.

Hay lluvia que recuerda tercamente

que todo es ida y vuelta, que el otoño

recibe entre sus brazos la frescura

que se olvidó el verano. Y es inútil

no pensar que el invierno traerá frío

como lo viene haciendo desde siempre.

Luego renacerá la primavera,

y de nuevo, el estío y el otoño,

con esas mismas gotas que ahora empapan

la frágil comprensión de mi memoria.

 

También yo me repito y guardo el eco

de aquel que fue y tal vez dejó de serlo

cada vez que el reloj del infinito

descontaba una acción al calendario.

 

Confieso no saber si soy el mismo,

o tal vez ese eco me susurre

que todo era ya viejo

cuando empecé a vivir y a ser del tiempo.