lunes, 5 de diciembre de 2022

GRACIAS A LA VIDA

 GRACIAS A LA VIDA, QUE ME HA DADO TANTO

A medida que se va acercando el fin de año, aparecen formatos de todo tipo resumiendo un poco lo que ha sido el período y apuntando predicciones para el próximo. A mí me empiezan a llegar revistas de las organizaciones con las que colaboro: ACNUR, Save de children, Cruz Roja…

Hoy mismo estaba en mi buzón la revista de ACNUR. En ella y de manera muy sencilla, se recogen los datos más destacados del año en lo que esta organización se refiere:

. «20.5 millones de personas se enfrentan al hambre en el cuerno de África a causa de la peor sequía en los últimos cuarenta años. Los niños y las niñas vuelven a ser los más vulnerables. Más de siete millones están desnutridos». Intentar imaginarse la tragedia que esto supone es tarea dolorosa.

. «-20 grados. El invierno en Ucrania puede llegar a ser así de gélido. Más de 800.000 familias han perdido su hogar a causa de la guerra y ahora no tienen un lugar propicio en el que resguardarse del frío». «Más de 7 millones de personas procedentes de Ucrania, refugiados en otros países». «Casi 7 millones de desplazados internos en Ucrania».

Son solo dos ejemplos. Y así en medio mundo.

Pienso en la casualidad que supone haber nacido en un lugar o en otro de este pequeño planeta llamado Tierra y en las consecuencias que comporta. Escribo en un ordenador en el que puedo describir mis ideas con tranquilidad. A pesar de todos los pesares, tengo calefacción y no paso frío. Dispongo de tiempo libre para emplearlo en lo que menos malo me parece. Esta sociedad, que tantos fallos arrastra, me ha permitido una formación que me ha dado paso a un pensamiento crítico y personal (yo he procurado no perder las oportunidades). Tengo el privilegio de llegar a fin de mes, aunque mi modo de vida no exige casi ningún capricho ni exceso, y eso me ayuda mucho. Poseo una familia que me quiere. Tengo unos nietos a los que miman sus padres y yo adoro. Tengo tantas cosas…

Cuando llegan estos resúmenes en los que se dan cifras tan apabullantes, a uno se le encoge el corazón y se le viene abajo cualquier atisbo de rebelión ante lo más próximo, que puede seguir siendo injusto, pero que, al lado de estas desgracias, parece casi el paraíso.

La propia vida como tal es ya un milagro. Cuando se dan circunstancias no muy desfavorables, entonces lo que hay que hacer es dar gracias y sentir el contento y la alegría. Y todo ello, aunque uno proceda, como es mi caso, de una familia muy pobre y llena de dificultades económicas. Al lado del hambre, del frío, de la deslocalización, del abandono y del olvido, no es casi nada.

Espero que en estos días no me llamen de estas y de otras organizaciones para pedirme que suba la cuota de colaboración, porque me pillarán sin defensas para negarme.

2 comentarios:

mojadopapel dijo...

Lo harán, y como siempre seremos carne de cañón.

carlos palacios dijo...

sabías palabras amigo mio