viernes, 30 de diciembre de 2016

SI TÚ... (DESEOS PARA EL NUEVO AÑO)


SI TÚ…  (DESEOS PARA EL NUEVO AÑO)

Si tú quieres mirarme
con ojos complacidos y contentos,
seré luz y contento el nuevo año.

Si tu bondad me acoge y me comprende
sin grandes peticiones ni exigencias,
entonces seré bueno todo el tiempo.

Si compartes conmigo la desesperanza
cuando la luz decline y se haga noche,
será todo alegría y esperanza

Declínate en la luz, hazte pronombre,
regálame saber que eres aquello
que yo quiero que seas

y por ti sea yo siempre lo que quiero.

jueves, 29 de diciembre de 2016

REPASO DE LECTURAS


Cuando se cierra el año, es tiempo de repaso y de recuento. En este caso, de mis lecturas durante el año 2016. Primero la cantidad y luego la calidad.
Ya he escrito alguna vez que anoto los títulos y una calificación de cada obra completa que leo. Guardaré la lista para mí mismo y para mis papeles personales.
Empecé el año con fuerte impulso pues a finales de enero ya me salían diez títulos. No puedo decir lo mismo del final pues en el último mes apenas me aparecen cinco. En total suman 120 libros. No está mal. Ni bien tampoco. Sencillamente es lo que es y basta. Se puede leer mucho y se puede leer poco, y hasta nada; todo depende de las circunstancias en las que cada cual se encuentre y de qué sea aquello que pueda desarrollar.
Tampoco acerca de la calidad me atrevo a decir casi nada porque tal vez también sea algo bastante personal y subjetivo. Sí puedo reconocer que cada día me encuentro mejor en el ensayo, la poesía y la filosofía. El repaso de los títulos así me lo corrobora. Y no me importa volver a confesar que todos esos libros de éxito tan leídos apenas me dicen nada y cada día les presto menos atención, sobre todo porque repiten el mismo esquema narrativo y responden a una escala de valores impuesta por la masa de lectores. No  reniego de que le gusten a quien quiera leerlos, sencillamente afirmo que a mí me atraen poco, a pesar de que cualquier libro encierra siempre algo bueno. Tal vez sea que mi escala de valores no coincide precisamente con el día a día de la comunidad, qué le vamos a hacer.
Mi cultura es libresca, claro que sí, por qué no reconocerlo. Pero admito y creo que practico un poco otras lecturas. Por ejemplo la de la naturaleza. ¡Cuántas cosas enseña si la queremos mirar con curiosidad! Al fin y al cabo, no es más que otro entrelazado de elementos en forma más duradera, otra variante de nosotros mismos, una cuenta más del collar de ese universo del que todo forma parte, un pequeño eco de la conciencia general en la que participamos todos.

¿Y la lectura social, y política, y religiosa, y familiar, y…? Todas son lecturas de la vida y hacer palotes en ellas o silabear con tino es de lo mejor que podemos intentar. De modo que me siento orgulloso de mi ritmo de lectura libresca, pero me gustaría saber diluir todo lo que encierran las páginas en ese libro tan amplio y diverso, tan general y particular, tan extenso y tan concreto a la vez como es la vida, ese transcurrir del tiempo en el andamos embarcados por unos instantes todos. También en este año 2016, que ya declina y se nos va por el horizonte hacia un abismo misterioso. Y nosotros con él. No sé si esto lo habré sabido hacer durante este año 2016. Lo intentaré al menos en el 2017.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

PALOS DE CIEGO (V): SOLECISMOS


He pasado buena parte del día en Piquitos (Picos de Valdesangil), lugar mágico para mí por sus olores, por las figuras fantasmagóricas en sus piedras (La lenteja, Peña Unamuno, El Indio, El Jano, El Loro…) y por las vistas panorámicas desde lo alto. El día estaba totalmente despejado y estos días del último otoño y del invierno más niño, cuando salen claros, son, en la serranía bejarana, la antesala del paraíso por la nitidez de la luz y por las sensaciones que provocan. Después he bajado con mis compañeros por el vallecito que se abre y desemboca en Valdesangil, a los pies de Cabeza Gorda, entre zarzas y espinos. He llegado cansado pero muy satisfecho. Hasta tiempo nos ha dado para recordar algo de los presocráticos como filósofos de la naturaleza; y esto, allí arriba, por encima de la tierra, en contacto con el aire, sin agua pero con líquido, y con el fuego del sol, resulta una clase práctica extraordinaria. Vete a saber si todo es eterno (Parménides) o todo fluye (Heráclito, o las sensaciones propias). En mi casa, una ducha reparadora me ayudó a volver en mí.
Sí, sí, he dicho a volver en mí y no a “volver en sí”, porque yo no tengo que volver en nadie que no sea yo mismo.
Esta anécdota me recuerda cuán grande es la cantidad de solecismos que usamos en la comunicación diaria, poniendo dientes de sierra y dificultades a una relación limpia y precisa. Yo también, por supuesto: no se me caen los anillos por reconocerlo. Ya se sabed que la lengua es un organismo vivo, en continuo cambio. Se trata de cambiar con tino y sabiendo lo que se hace; y, sobre todo, procurando no abusar de los errores.
Si yo hubiera dicho unas líneas más arriba “volver en sí”, habría cometido lo que técnicamente se llama un solecismo, que no es otra cosa que un error de concordancia o de régimen en una oración. Si salvé esta ocasión, tal vez podría intentarlo con otras. Apunto algunas. Primero la forma correcta y después la incorrecta, o sea, el solecismo:
Grosso modo por *a grosso modo; motu proprio por *de motu prop(r)io; de reacción por *a reacción; por hora por *a la hora; con vistas a por *en vistas a; basándose en por *en base a; empatar con alguien por *empatar ante alguien; en el supuesto por *bajo el supuesto; gratis por *de gratis; con la condición por *bajo la condición; ganar a  por *ganar ante alguien; con vistas a por *en vistas a; de arriba abajo por *de arriba abajo… Y así hasta cansarnos.
De modo que, al menos cuando nos alteremos o nos cansemos demasiado, sepamos volver en nosotros, cada uno en sí mismo, que yo vuelva en mí, que tú vuelvas en ti y que cualquier otro vuelva en sí. Y lo mismo si se trata de más de una persona, que para eso están los pronombres en plural. Así completaremos el proceso correctamente, porque, si yo vuelvo en mí es porque antes me habré enmimismado, tú te habrás entimismado y él se habrá ensimismado.

Comprenderás, amable lector, que es difícil entender que yo me ensimisme o que tú te ensimismes. Por favor, respetemos la intimidad de las demás personas. Vale.

martes, 27 de diciembre de 2016

NUEVA ADIVINANZA: LOS FILÓSOFOS DE LA NATURALEZA


Esta vez mejor damos la solución y anotamos algunos principios. Así que se resolvió la adivinanza. Se trata de los filósofos presocráticos. Los primeros pensadores, como parece lógico, fijaron su atención en los fenómenos de la naturaleza, fueron más “físicos” que otra cosa, fueron los filósofos de la naturaleza. ¿En qué otra cosa se iban a fijar, si no? Eran esos fenómenos extraños que a la vez les sobrecogían y les rodeaban en su día a día. Primero la física, luego la metafísica; primero los elementos, luego las ideas. Tal vez fue Sócrates el primero que trasladó la preocupación principal al ser humano como tal. Eso supuso un cambio esencial en el curso de eso que llamamos filosofía.
Así que ahí van algunas de las afirmaciones de algunos presocráticos:
Tales: El agua es el origen de todas las cosas.
Anaxinandro: Nuestro mundo no es más que un mundo entre otros muchos, que se crea y se difumina en lo indefinido.
Anaxímenes: El origen de todo es el aire o la niebla.
Parménides: Todo ha existido siempre y, por tanto, ningún cambio real es posible. Los sentidos nos ofrecen una imagen equivocada del mundo y no hay que fiarse de ellos. Es mucho más segura la razón. Parménides es tal vez el primer filósofo racionalista.
Heráclito: Su oponente. Su frase más conocida: “Todo fluye, nada permanece”. Y aquello de no podernos bañar dos veces en el mismo río. El poeta Ángel González lo expresaría mejor con sus propios versos.
Empédocles: Hay que rechazar la idea de que existe un solo elemento. Son cuatro los elementos que se combinan para formar la realidad: tierra, fuego, aire y agua. Dos fuerzas tensionan estas mezclas: el amor y el odio.
Demócrito: Toda la realidad está compuesta por pequeños átomos, todos eternos e indivisibles. Parece como que estuviera fundando la microbiología o la física cuántica.
Hipócrates: Este sí que fundó la ciencia de la medicina y hoy preside el juramento hipocrático.
Y así todos los pensadores de hace 2500 años en la Grecia clásica.
¿Se podrá entender, con un poquito de sentido común, que muchas de las apreciaciones acerca de la naturaleza y de los elementos físicos están en la raíz del ser humano, y que muchas de las reacciones ante ellos crean las costumbres y los usos más arraigados y duraderos? Pienso por ejemplo en la Navidad. Sin ánimo de restar ninguna importancia al simbolismo cristiano, ¿resulta difícil comprender que esta es una fiesta que arraiga y hunde sus últimos vestigios en la observación de la naturaleza y de sus fenómenos?

No sé en qué medida hemos superado estas afirmaciones en nuestros días. La ciencia nos lo tendría que decir. Después, el ser humano vuelve la vista y la atención sobre sí mismo. Pero ese ya es otro capítulo cuyas primeras páginas tenían que escribir Sócrates y sus discípulos.

lunes, 26 de diciembre de 2016

LUCES


¿De dónde debe venir la luz para que nos ciegue menos y nos ilumine más?
El sol por las mañanas del invierno me mira de frente y me ciega, no acaba de levantarse en todo el día por encima de mi cabeza y de situarse en lo más alto, como faro en el cenit. Cuando llega el verano, me deslumbra con su intensidad y con su fuerza. Pero sé que siempre es necesario porque él trae la vida biológica y la señal de que todo será fértil y dará frutos.
La luz de mi lámpara me recoge en un espacio que se abre a la seguridad para mí solo, pero sé que todo lo negro me acecha en el entorno, que las cosas están ahí mismo y que un sencillo movimiento en el interruptor me deja de nuevo a oscuras.
Otras luces se me abren y se me cierran a golpes y a intervalos: la luz de los amigos, la luz de la palabra, la curiosidad que empuja hacia la luz, el paso inexorable de la vida que tanto me ilumina si lo entiendo, el juego sin razón con las palabras, el amor a cachitos con los míos…, la vida en su conjunto.
Creo que existe otra luz más duradera y algo más transparente. La encuentro cuando viajo hacia mí mismo y me olvido del resto, cuando me unjo de silencio y miro y miro. No siempre es de día cuando miro, pero poco a poco siento como la luz se hace más alta, más clara y más compacta. Y veo que me aproximo hacia las cosas y estas se me vuelven humildes y se me hacen amigas y sencillas. ¿Será la luz moral, o la luz ética?

Necesito colgar en una lámpara todas las luces, pero debería apuntarme a una compañía eléctrica que me lleve a mí mismo, que señale hacia adentro. Será el mejor solsticio. 

sábado, 24 de diciembre de 2016

FELICITACIÓN

                           FELICITACIÓN

Hace poco más de dos semanas publicaba este poema que tenía vocación intemporal pero que hoy me sirve como saludo, deseo y felicitación para estos días tan concretos de Navidad y de Año Nuevo. Los deseos pertenecen a cada uno, las realidades también.
INVITACIÓN A LA MESA
Abrid la mesa y que su entorno acoja
a cualquier comensal que haya en la sala:
los que llegan con vino y los que solo
se aproximan sedientos y con hambre.

Ofreced ropas limpias a los sucios
y que coman también de cualquier plato,
que dejen olvidada la cuchara
de la desesperanza.

Mirad hacia lo alto, abrid ventanas
y que bajen las aves a la mesa:
también suyas serán esas migajas
que ningún otro quiere. Abrid las puertas
y que entren los más pobres, los que viven
sin muebles, sin amigos o sin techo,
que pasen sin llamar y con confianza:
hay sitio para todos.

Y dadles la palabra, que se expresen
y digan lo que casi siempre callan.
Que corra la bebida sin reparos;
que la mesa sea un gran corro de fiesta
en la que no haya dioses ni demonios,
sino la compasión con los que menos  
sienten que los acoge la esperanza;
que los que sirven siempre el primer plato
esta vez sean servidos a la hora
de tomar el segundo.

Los frutos de la huerta, las bebidas,
el pan y los pescados son producto
del sol y de los vientos, y en los ríos
el  agua corre libre y da contento
al que quiera beberla cada día.

Llamad, que vengan todos a la mesa,
que la mesa es de todos
y hay sitio y hay comida suficientes   

también para los más hartos de hambre.

viernes, 23 de diciembre de 2016

¿QUÉ PENSARÁN?


Ni un reintegro. Nada. Cero. No me ha tocado la lotería. Como prácticamente a todo el mundo.
Trato de imaginarme qué pensará la gente al ver -es imposible no hacerlo- en cualquier medio de comunicación las caras y las manifestaciones de alegría de los poquitos que resultan agraciados. Calculo que un poco de envidieja, unos minutos de sueño imaginándose ser la piel de los que ven, algún que otro exabrupto más o menos silencioso, alguna otra frase -esta con la boca chica pero en voz reconocible- cumplimentando la frase mostrenca del día de la salud, y vuelta a lo de cada día, a lo reconocible y a lo natural.
Tampoco sé muy bien qué andará en la mente de los premiados: ya digo que mi experiencia es nula porque nunca me ha tocado. Calculo que el tiempo se les hará de otra manera y se les contraerá hasta parecer que lo dominan en su imaginación pues creerán poder cumplir con sus gustos en un momento, siendo así que hasta entonces todo se veía lejano y en perspectiva. Tal vez el razonamiento y la escala de valores se modifique por momentos. Quizás la relación con los más próximos parezca algo más abierta y divertida. Seguro que se desinhiben… Qué sé yo.
En varias ocasiones he reflexionado acerca de lo irracional que me parece ese mundo de la lotería que, en una sociedad que se supone racional, es capaz de cambiar la vida de una persona por un simple golpe de suerte. Los demás, que son prácticamente todos, siguen sumergidos en el mundo del sueño y de la ilusión, que nunca se cumplen por más que se esfuercen. No volveré sobre ello.
¿Y la visibilización que se hace de estas costumbres y de estos ritos? Siempre las mismas preguntas con los mismos tonos exaltados, con las mismas bebidas, con las mismas sobreactuaciones, con las mismas apariencias de que todos están igual de contentos, incluidos los preguntadores, con los detalles conmiserativos de “estaba muy repartido”, “ha tocado a gente muy necesitada”, o “el pueblo lo necesitaba después de las catástrofes”. Asociamos suertes con milagros y hasta casi nos olvidamos de pensar que ese milagro también lo podíamos haber traído a nuestras necesidades.
Al día siguiente la vida sigue, la gente va a buscar el pan y a hacer la compra para la Navidad y las siguientes imágenes se superponen velando la presencia de las anteriores. La siguiente tal vez sea la de poner un pobre en la mesa. ¿Y la siguiente? Hay muchas. No todas las seleccionamos personalmente. La rueda del calendario y las costumbres que lo acompañan son cosa de todos y los días se pueden ver desde distintas atalayas.

Ahora llega la Navidad, con sus ritos y sus luces y sombras. ¿Cómo encararla desde otra perspectiva que no sea solo la cristiana? Ahí están las variantes comerciales, familiares y, sobre todo, naturales. ¿Cómo conjugarlas dignamente y de manera honrada? Cada uno sabrá.

jueves, 22 de diciembre de 2016

OTRA ADIVINANZA, AÚN MÁS SENCILLA


La Navidad se hunde en sus principios de conmemoración del solsticio de invierno, ese momento en el que el “sol” empieza a “estar”, es decir, a mostrar de nuevo su presencia,  a señalar que su dominio empieza a hacerse fuerte a través de la luz. Es como si nos aseguráramos de que la vida no muere del todo y de que el proceso de la renovación continúa un período más, un ciclo más, un año nuevo.
Pero todos estos instintos primarios los tenemos semidormidos en el desarrollo de otros que nos ocupan, que nos llevan de compras, que nos enfadan o nos contentan con la comunidad, que nos tienen en tensión con todo lo que nos rodea, con lo más próximo y más tangible. Tal vez porque la naturaleza humana es tensión entre cada persona y el ambiente que lo rodea, que lo moldea y que lo conforma. Eso mismo pensaba y en su análisis dejó todo su esfuerzo otro pensador del que traigo algunos pensamientos o palabras que lo identifican:
.- El ser humano es tensión entre sus instintos y necesidades personales y el mundo que lo rodea.
.- El primer nivel de descripción de esos instintos es el del placer dentro de nosotros mismos. Es lo que podemos llamar el ello. Este instinto primario es consustancial al ser humano y siempre lo acompaña, desde el nacimiento hasta la muerte.
.- El segundo nivel, que llamaremos el yo, es el que vamos construyendo a lo largo de la vida y que va moldeando la misma. Tiene una función reguladora del primer instinto, del ello. Su descripción viene a descubrirnos toda una panoplia de represiones cuando nuestros instintos primarios no son aceptados por la comunidad en la que habitamos, o de aplausos y afirmaciones en caso contrario.
.- El tercer nivel y último hace referencia a la interiorización de esos conflictos y reprimendas en nosotros mismos en nombre de demandas morales, de principios de actuación generales. Es lo que llamamos el super-yo.
.- En todo este mundo de tensiones aparecen distintos conceptos que son referentes en nuestra vida y en nuestro comportamiento: placer, culpa, represión, neurosis, consciencia, subconsciente, traumas, sueños, ideas latentes…
.- La realidad está en la vida consciente, pero también, y sobre todo, en los sueños. La interpretación de esa realidad profunda es terapéutica y nos ayuda a comprender mucho mejor la realidad que llamamos consciente (La interpretación de los sueños).
Claro, estamos hablando de Freud y de su aplicación a la medicina psiquiátrica de los conocimientos y de los principios analizados por todos los filósofos anteriores. Marx “puso a trabajar” a los principios generales de la filosofía y Freud los introdujo en los más hondo de nuestras conciencias. De sus análisis se extraen consecuencias pavorosas, sobre todo si desarrollamos el concepto de represión en toda la extensión y en todas sus variables. Si le aplicamos la superestructura de la religión en todos los usos y costumbres, sobre todo en el terreno sexual, entonces puede que nos quedemos imbéciles y paralizados. Si el camino lo emprendemos en el análisis de la culturización del ser humano, en los elementos que seleccionamos para ello y en los que negamos o simplemente olvidamos, la conclusión acaso no sería mucho más positiva.

Y luego dicen que eso de la filosofía es un mundo de despistados y lunáticos y que sus consideraciones no tienen aplicación en la vida diaria. Uffffffffffffff. 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

CREDO QUIA ABSURDUM


Con esta expresión latina se justificaba ya en Tertuliano la existencia de la fe y su valor para los casos religiosos: precisamente porque la razón no da cuenta de todo, la fe se alza como valedora para esas parcelas inalcanzables para la razón, argumentaban. La razón cada día parece alcanzar más explicaciones, por más que a la vez se desvelen nuevas incógnitas antes nunca planteadas. No sé, por otra parte, si ahora mismo sigue valiendo el principio con la misma intensidad.
Lo cierto es que yo quería aplicarlo a algo más pegado a la tierra. O a mí me lo parece.
Tocó visita a Madrid este largo fin de semana. Madrid es el tráfago de todo, el colmo y el cogüelmo de todas las cantidades, el desparrame de todas las posibilidades. A mí me tienen siempre preparado un programa apretado de actividades. Esta vez fueron, entre otras, visita guiada a la zona histórica y académica de Alcalá de Henares (¡Cuanta similitud con mi Salamanca!), teatro, museo Sorolla, luces navideñas a gogó y en varias sesiones, compras diversas, góspel en directo y en plaza pública… De casi todo.
En mi paseo por el centro del Madrid de los Austrias, la variedad casi infinita y el arcoíris de todas las posibilidades. Una me sorprendió desagradablemente. En la administración de lotería llamada de Doña Manolita, una cola de unos ciento cincuenta metros aguardaba pacientemente su turno para comprar lotería de Navidad. A los últimos les quedaba una espera de algunas horas. Me dicen que todos los años sucede lo mismo.

¿Es tan difícil entender que si toca allí alguna vez más es porque se juega más, y que en cada nuevo sorteo todos los números tienen el mismo tanto por ciento de posibilidades de salir premiados? Al lado de la cola varios loteros se anunciaban en directo como portadores de números de Doña Manolita.  No vi que nadie les comprara nada: no eran los auténticos de la tal Doña Manolita. ¿Cómo se puede ser tan bruto? ¿Es que la razón de tantos no alcanza un poquito más arriba del suelo? ¿En qué sociedad vive uno? Ojo, son muchos miles de personas las que repiten la operación. A ver si va a ser verdad aquella expresión medieval del principio: Credo quia absurdum. Qué mundo.

martes, 20 de diciembre de 2016

ADIVINANZA SENCILLA


Si yo apuntara que, en filosofía, la línea empirista de Hume y la racionalista de Descartes se entrelazan y se hacen vértice en Kant, estaría haciendo una reducción pero creo que bastante exacta. Si afirmara que los grandes sistemas filosóficos generalistas se agotan en Hegel, tampoco estaría mintiendo de manera descarada.
Y si yo sumara afirmaciones como las que voy a apuntar, ¿de quién estaría hablando?
.- “Los filósofos solamente han interpretado el mundo de modos distintos; lo que hay que hacer ahora es cambiarlo (el mundo)”.
.- La filosofía tiene una finalidad práctica y política, no puede quedarse solamente en niveles teóricos.
.- En buena parte, son las condiciones externas (sociales, naturales,religiosas…) las que deciden cómo pensamos.
.- Son los cambios materiales, sobre todo los económicos, los que condicionan los cambios espirituales.
.- La superestructura social está constituida por la religión, el arte, la filosofía, la ciencia, además de las condiciones económicas.
.- Existe una lucha evidente entre la base social de una comunidad y su superestructura (materialismo dialéctico).
.- Se distinguen tres niveles en la situación real de una comunidad: las condiciones naturales (geografía, clima, riqueza natural…) de producción; las fuerzas de producción (obreros y máquinas); relaciones de producción entre todos los elementos que participan en ella. De su manejo y combinación depende la evolución de la Historia y de cada comunidad.
.- La moralidad se extrae de esa red de relaciones.
.- Generalmente es la clase más poderosa la que marca las leyes morales e impone la escala de valores acerca de lo que es bueno y de lo que es malo.
.- Nuestro tipo de trabajo marca nuestra manera de pensar y nuestra conciencia.
.- Siempre trabajamos para los intereses de otro, de tal manera que andamos alienados en nuestra actividad.
.- Es la base social la que tiene que tomar las riendas de los medios naturales de producción, de las fuerzas de producción y de las relaciones de producción.
.- El fin del proceso es la eliminación de esa lucha de intereses particulares y la extensión de una comunidad de iguales en la que “cada uno rendirá según su capacidad y recibirá según sus necesidades”.
Efectivamente, se trata de Marx, aquel economista y filósofo que puso la filosofía a trabajar, que la hizo descender de la teoría general hegeliana a la práctica política y social y que ha tenido revolucionada a media humanidad desde entonces hasta ahora, a unos para denostarlo y a otros para darle las gracias y seguirle en sus postulados.

Sospecho que entender estos principios básicos no resulta precisamente muy complicado. Desarrollarlos es algo más complejo, pero tal vez merezca la pena (¿Quién favorece o entorpece esos púlpitos o lugares de reunión y de discusión?). Seguirlos o no es cosa que tiene que decidir cada uno. Allá cada cual.

viernes, 16 de diciembre de 2016

PALOS DE CIEGO: ¿DE QUIÉN SOY YO?


A veces se recaba opinión acerca de algo; otras sencillamente la damos sin mayor recato. Y, entonces, nos adscribimos a un grupo, como buscando refugio en la opinión común, en un argumento de autoridad que se basa solo en el número. Es el momento en el que empezamos con una expresión de este tipo: “Yo soy de los que opinan…” ¿O tal vez “yo soy de los que opino…”? ¿O incluso “yo soy de los que opina…”?
Me costaría asegurar cuál es el uso más extendido, el de la tercera persona o el de la primera o segunda, el del singular o el del plural. ¿Hay algún uso normativo? Lo hay. ¿Hay alguna justificación para el uso no normativo? La hay.
El uso normativo nos dice que debemos utilizar la tercera persona y el plural (“yo soy de los que opinan”) sencillamente porque en español se exige la concordancia entre el sujeto y el predicado. Sea cual sea al análisis formal y sintáctico que hagamos de “los que”, lo seguro es que una parte o ambas en conjunto actúan como sujeto del verbo “opinar”. La concordancia está servida y el uso de la tercera persona del plural, y no del singular ni de la primera ni de la segunda, es el correcto y el normativo. Por tanto, “Yo soy de los que opinan…”
¿Por qué el uso frecuente de la tercera persona de singular o de la primera o de la segunda persona? Seguramente porque es demasiado reciente el recuerdo de esa primera persona en las palabras “yo soy…” Hay que rendirse a la influencia de la semántica en la gramática. Al fin y al cabo, las formas y las funciones no son otra cosa que el reflejo de unos significados y de unos pensamientos. Ay de aquella gramática que se olvide de la semántica. Y el uso de la tercera persona de singular tal vez obedezca a un recuerdo significativo de algo así como un oculto “uno”, que no se manifiesta pero que se imagina: “Yo soy (uno) de los que opina…”

¿Entonces? Pues entonces lo mejor será conocer la norma y, si es posible, utilizarla correctamente. Pero sin apabullar, que la norma está a mí servicio y no yo al servicio de la norma, y mucho más importante es que la comunicación sea clara y no retorcida. Y, por encima de todo, opinemos, pensemos, creamos, digamos…, comuniquemos nuestra visión del mundo y de las cosas. En primera o en tercera, en singular o en plural, pero siempre con el sello personal de cada uno.

jueves, 15 de diciembre de 2016

EL MUNDO DE SOFÍA


Religión, filosofía, teología… Llevo bastantes días dedicado específicamente a estos temas en algunos libros. Siempre digo que, a estas alturas, leo al azar y según lo que se me va poniendo delante de los ojos. Pero las casualidades no existen del todo; tal vez lo único que existe es la falta de explicación de los hechos por parte de nuestra pobre razón. El caso es que, durante estos días previos a la Navidad, no me ocupan los regalos sino algunos pensamientos distintos.
También pido con frecuencia que el léxico y la organización de las ideas, en todos los asuntos pero sobre todo en estos, sean lo más claros y sencillos que se pueda: es una de la mejores maneras de atraer a los lectores y de implicarlos en el pensamiento para que ellos mismos vayan componiendo su propio sistema y su manera particular de ver la vida.
El último de los libros en los que me estoy deteniendo tiene título de éxito, pues, en su día lo tuvo y grande. Se trata de “El mundo de Sofía”. Y cumple con creces la petición de sencillez y de claridad. Es un repaso, envuelto en trama novelesca, de los principales hitos de la filosofía. Seguramente pensado para jóvenes que se inician en la materia pero creo que muy útil también para los que anden algo más versados en ese mundo. Es verdad que lo que se recoge puede parecer sin desarrollo, a pesar de las más de 600 páginas, pero las claves están en su interior y el total es un cuadro panorámico del pensamiento occidental. ¡Y lo puede entender cualquiera!
Conozco a algunos profesores de filosofía. No los imagino en este nivel de complicidad con los alumnos. Y, sin embargo, estoy seguro de que más de uno habrá sentido la comezón, el pellizco y el miajón dentro de sí leyendo este libro. Acaso después les haya venido el deseo de profundizar en obras concretas y en autores singulares; pero la curiosidad en el cuerpo puede que haya prendido. Lo demás ya rueda solo y no hay que empujarlo mucho pues todo se ofrecerá por sí mismo con abundante luz y contento.

¿Cómo pueden resultar atractivos en esta sociedad Sócrates, Platón, Aristóteles, Jesús, Tomás de Aquino, Descartes, Berkeley, Hume, Kant…? Pues claro que pueden resultar sugestivos. Es verdad que no meten goles ni hacen películas. Pero son mucho más subversivos que todo eso: ENSEÑAN A PENSAR. Y eso es algo tan hermoso… 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

¿EL ESTADO FILOSÓFICO?


Hace ya nada menos que 2500 años que Platón, uno de los postes de la civilización occidental, ideaba y exponía sus ideas acerca de la organización ideal del Estado. Lo hacía en su diálogo La República. En él defendía la excelencia de los filósofos para el gobierno de esa república ideal. Por encima de cualquier otra posibilidad. ¿Por qué lo hacía?
Como buen docente, Platón echa mano de un ejemplo que considera visible, sencillo y atractivo. Al cuerpo humano le atribuye tres partes: cabeza, pecho y vientre. A cada parte le corresponden respectivamente razón, voluntad y deseo. La razón debe aspirar a la sabiduría, la voluntad al valor, y el vientre necesita la moderación para su mejor desarrollo. En cada uno de ellos ve instalados a los gobernantes, a los soldados y a los productores. No hace falta decir que los filósofos se ajustan a la cabeza, a la razón, a la sabiduría; por ello han de ser los mejores gobernantes.
El fundador de la Academia pensó realmente en un Estado tal vez totalitario que implicaba muchas cosas y no todas de sencilla aplicación: familia, propiedad privada, educación… Tal vez por ello, en una segunda versión desarrollada en el diálogo Las Leyes, ideó un Estado legal, tal vez como mal menor. En ese segundo Estado, la familia, la propiedad y la educación se organizaban de otra manera, digamos más conservadora.
No tengo intención de analizar las ideas sociales y políticas de Platón: no es el lugar. Me conformo con la simple consideración de imaginar cómo verán nuestros representantes sociales la organización de la República, o sea, de la res pública, sea en el nivel que sea, porque lo mismo sirve para el Parlamento que para las Cortes Regionales, o para las Diputaciones o Ayuntamientos. ¿Habrá concepciones generales, abiertas y estructuradas? Cuando uno va a la representación pública, ¿qué esquema de acción lleva para desarrollar? Aterra pensar que haya gente que se sume a la representación sin ningún bagaje de este tipo.
Pienso en los niveles más pequeños, por ejemplo en el local. ¿Hay modelo de pueblo o de ciudad en los programas y en la actuación diaria? ¿Hay escalas de valores? ¿Hay preparación suficiente? ¿Hay voluntad de servicio a los demás? ¿Hay concepción, en definitiva, de cómo se puede mejorar la comunidad a la que se está representando?

Habrá que suponer la buena voluntad de los candidatos y de los representantes. No es poco. Pero no es suficiente. La coordinación de las iniciativas hay que concedérsela a quien realmente las tenga, a quien es capaz de montar un sistema general, aunque sea modesto, de ideas y de actuaciones en favor de todos. El que vaya con mirada corta y con intereses personales no sirve. Hay que dejar sitio a los filósofos, sobre todo si estos lo son de verdad, porque ponen por encima de sus intereses particulares las ideas generales que abarcan a todos. Necesitamos pequeños platones, gentes del sentido común. O tal vez deberíamos ser todos un poco como el filósofo ateniense. En esta y en otras cosas. No he dicho en todas.

martes, 13 de diciembre de 2016

ALGUNAS PREGUNTAS EN SOLEDAD

 ALGUNAS PREGUNTAS EN SOLEDAD

.- ¿Cuándo duele más la soledad, solo o en compañía?

.- ¿Y si uno está solo y no se encuentra ni a sí mismo?

.- ¿Y si se encuentra y no se reconoce?

.- ¿Y si se reconoce y no se acepta?

.- ¿Y si se encuentra lastimado y no halla la forma de mejorarse?

.- Y si se encuentra y está “encantado de haberse conocido”?

.- ¿Hay soledades multitudinarias?

.- ¿Los ruidos son indicios de presencia o de soledad?

.- ¿Cuántos solitarios caminan entre las multitudes de las calles?


.- “La soledad sonora”. Qué bien suena este oxímoron de Juan de la Cruz. ¿Por qué no lo busco y lo practico más?

sábado, 10 de diciembre de 2016

LA CESTA DE LA COMPRA


LA CESTA DE LA COMPRA

Salgo a la calle a realizar mi compra,
en busca del sustento necesario
para seguir viviendo.
Han abierto ya todos los comercios
y esperan que se acerquen los clientes
y consuman sin tregua. He olvidado
las tarjetas de crédito;
apenas si conservo unas monedas.

Pero lleno la cesta de la compra
con diversos productos de regalo
(están por todas partes en los escaparates):
el sol que me calienta y me da vida,
el aire que respiro, la alegría
por ver que mucha gente me conoce,
cien gramos de tristeza por las cosas
que menos me convencen, unos tragos
de agua bien fresquita de una fuente,
la sonrisa feliz de los que pasan
sin constancia del tiempo,
la amistad gratuita,
el perpetuo regalo de la curiosidad
-que siempre está en rebajas
y la puedes tomar a manos llenas,
pues no le han puesto tecla para el peso-…

Y noto que ya pesa demasiado
la cesta de la compra. Por lo tanto
decido no comprar más alimentos;
si acaso unas palabras que den gracias
a la naturaleza.

Me vuelvo hacia mi casa
manoseando las monedas del bolsillo
y me siento riquísimo y contento.

Hay grandes almacenes rebosando
de productos gratuitos;
y el IBEX 35

no los puede comprar a ningún precio.

jueves, 8 de diciembre de 2016

INVITACIÓN A LA MESA


INVITACIÓN A LA MESA

Abrid la mesa y que su entorno acoja
a cualquier comensal que haya en la sala:
los que llegan con vino y los que solo
se aproximan sedientos y con hambre.

Ofreced ropas limpias a los sucios
y que coman también de cualquier plato,
que dejen olvidada la cuchara
de la desesperanza.

Mirad hacia lo alto, abrid ventanas
y que bajen las aves a la mesa:
también suyas serán esas migajas
que ningún otro quiere. Abrid las puertas
y que entren los más pobres, los que viven
sin muebles, sin amigos o sin techo,
que pasen sin llamar y con confianza:
hay sitio para todos.

Y dadles la palabra, que se expresen
y digan lo que casi siempre callan.
Que corra la bebida sin reparos;
que la mesa sea un gran corro de fiesta
en la que no haya dioses ni demonios,
sino la compasión con los que menos  
sienten que los acoge la esperanza;
que los que sirven siempre el primer plato
esta vez sean servidos a la hora
de tomar el segundo.

Los frutos de la huerta, las bebidas,
el pan y los pescados son producto
del sol y de los vientos, y en los ríos
el  agua corre libre y da contento
al que quiera beberla cada día.

Llamad, que vengan todos a la mesa,
que la mesa es de todos
y hay sitio y hay comida suficientes   

también para los más hartos de hambre.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

FILOSOFÍA VERSUS TEOLOGÍA


Cuántas maneras de considerar la filosofía. Incluso, qué hermosa la consideración de la filosofía, sea cual sea la mirada. No es la mejor manera de acercarse a ella -me parece- la de revisar su historia sino la de analizar la manera de hacer filosofía y la aventura de internarse uno mismo humildemente en el camino.
En todo caso, cuando se extiende la mirada por el panorama general que nos han dejado los pensadores y uno busca algo así como un cuadro general que alcance la vista de un solo golpe, todo apunta a si se encara la adecuación entre el pensamiento y la realidad dando primacía a uno  o a la otra. Quiero decir primacía en el sentido de entender que existe primero y de manera principal. El pensamiento como medida y límite de la realidad nos lleva a los racionalismos y a los idealismos, sobre todo alemanes y franceses; cuando es el objeto externo el que lo determina todo desde la experimentación, es el empirismo y son las otras escuelas inglesas las que predominan. Es esquemático, pero es bastante real.
Me parece que esta disputa no se ha solucionado todavía. Si la razón concede primacía al objeto, entonces se nos puede abrir la rendija de otras posibilidades no racionales para completar nuestras aspiraciones de verdad y de serenidad personales. Y ahí están esperando las religiones y la fe de los que las practican. Porque, según ellos, entonces la razón y la fe se complementan en busca de la verdad absoluta, y así se abre un camino más abierto que si ponemos coto y pared en los límites estrictos de la razón. La teología se hace fuerte frente a la filosofía en esta situación y ya caben posibilidades negadas al criterio racional. Como la fe es un don, por más que se pueda promover, solo los agraciados alcanzan la verdad más alta y, sobre todo, la interpretan de acuerdo con criterios parciales y hasta personales, desde luego no expuestos a los métodos generales de la razón: objetividad, cuantificación de las realidades, observación directa en el fenómeno y en sus consecuencias reales.
Como los defensores de la fe y de la teología no se rinden, argumentan que el espíritu científico realmente jibariza el mundo reduciéndolo a simples cantidades y haciendo del ser algo solo físico o matemático, siendo así que el ser es algo distinto de lo que simplemente se nos aparece ante la razón y considerándolo no como un concepto unívoco sino como un concepto análogo, válido en sus parámetros propios para el mundo científico, y en sus contextos correspondientes para el mundo de la fe y de las religiones.
Tal vez sea la única forma de intentar poner algo de paz entre un mundo y el otro y la mejor manera de salvar la confianza en cualquier creyente, sobre todo en el imparable auge y desarrollo de las ciencias racionales, que no dejan de hacer caer hojas en el calendario de la religión y de la fe.

Porque tan real es que la razón tiene límites, o al menos numerosos campos sin dominar, como que la fe no resulta sostenible ante hechos que la razón muestra y domina, explica y controla. Por más que el ser humano siga siendo un haz de deseos de mejora, de inmortalidad, de paz y de verdad. 

martes, 6 de diciembre de 2016

PALOS DE CIEGO (IV): ONOMATOPEYAS


Siempre he defendido la importancia de las onomatopeyas en cualquier lengua, sobre todo en sus orígenes. Resultaría extraordinario averiguar hasta qué punto el origen de cualquier lengua tiene que ver con las onomatopeyas. Ellas representan el primer escalón entre los fenómenos naturales y su representación fónica, son la variación menor, la proximidad más efectiva.
Mi nieto Rubén conoce unas pocas pues alguien le ha enseñado cómo hacen algunos animales y él lo reproduce muy bien. Le tengo que llevar una lista y practicar con él la imitación: será una buena forma de acercarse al mundo animal y de empezar a amarlo. Apuntaré algunas:
Ojeo de perdiz: aj, aj, aj.
Cacareo de la gallina: co, co, coo.
Ladrido del perro: guau, guau, guau.
Balido de oveja: beeeeee…
Sonido del grillo: cri, cri, cri.
Sonido del pato: cua, cua, cua.
Cómo hace el lobo: auuu, auuu, auuu…
Sonido de la rana: croac, croac, croac.
Sonido del pavo: glu, glu, glu.
Zumbido de las abejas: zzzzzzzzzzzzzzz.
Rebuzno del burro: hiaa, hiaa, hiaa.
Arrullo de la paloma: rrrrr, rrrrr, rrrrr.
Sonido del ganso: on, on, on.
Gruñido del cerdo: oenc, oenc, oenc.
Sonido de la vaca: muuu, muuu, muuu.
Cómo hace el caballo: hiii, hiii, hiii.
El canto del gallo: quiquiriquí, quiquiriquí.
Canto del pájaro: pío, pío, pío.

Quizás sean suficientes pues no interesa confundir con demasiadas imitaciones de sonidos. Si pudiera ser en presencia física de los animales, la aproximación a la naturaleza estaría más cerca y no sería una mala lección de muchas materias. Y tal vez no esté mal dividirlo en dos niveles: para Rubén los sonidos y para Sara la escritura. Mientras, yo observaré, aprenderé y me sentiré feliz con ellos, un poco más de lo que ya me siento aunque no anden por medio las onomatopeyas.

lunes, 5 de diciembre de 2016

PALOS DE CIEGO (PALABRAS INGLESAS)


No sucede lo mismo con la lengua inglesa y la actitud que mostramos ante todo lo que ella representa. Es la lengua del imperio, o sea, del dinero, que resulta ser la verdadera autopista de circulación para todos. Y solo se trata, como siempre, de los grados en los que nuestra predisposición se muestra (¿o nuestra falta de personalidad?). Porque la actitud, si no es en la nuevas generaciones, no parece que se corresponda con el dominio que de la lengua de Shakespeare alcanzamos.
Uno de los campos en los que más se desarrolla ese papanatismo es el del cine y el de la televisión. Claro, es Hollywood, o Juligud, u Origud, o vete a saber qué. Y ahí están todas las estrellas, estrellitas y meteoritos cargados de méritos intelectuales y de beneficio para los más humildes. Porque tenerlos han de tenerlos, dónde vas a parar, aunque, mira tú por dónde, solo se publican sus atractivos físicos y sexuales y sus caprichos interminables e inimaginables para cualquier ser alfabetizado, y de eso los comentaristas se lo saben todo y lo alaban hasta el último detalle. Y, claro, copiamos casi todo, en palabras, en programas y en estructuras:
Celebrity, glamour, música indie, performance, reality show, ranking, prime time, thriller, tráiler, western, movie, target, remake… son todas palabras que las conoce hasta el alguacil del pueblo más escondido. Y si ve cierto tipo de televisión -que seguramente lo verá- mucho más. Y no es más que una pequeña muestra.

De nuevo, la lengua viene a reflejar una situación determinada, una fotografía de la sociedad de la que es portavoz. También en este grupo de palabras, cada una tiene su historia, su recorrido y su suerte final, no siempre exitosa. En este palo de ciego solo se apunta a la escala de valores que se asoma por lo alto de la montaña y que deja el día con claridad suficiente para que lo vivamos de una manera o de otra. Allá cada cual.

viernes, 2 de diciembre de 2016

PALOS DE CIEGO (EXPRESIONES LATINAS)


Decididamente el inglés nos ha comido la tostada: es la lengua del imperio, la del comercio…, la de la moneda. Y todo se rige por el patrón del dinero. Qué pobreza. Todo debe estar al servicio de la comunicación y del buen proceder, del bienestar del ser humano y de la amistad entre todos. Cualquier cosa que contribuya a ello debe ser aceptada y hasta promocionada. Nada que objetar sino todo lo contrario.
Pero nada impide que cada hablante conozca con cierto grado de certeza su propia lengua, aquella en la que su madre le enseñó los primeros vagidos, aquella en la que por primera vez dijo madre, mamá, padre, papá, mío, bueno…; aquella en la que aprendió a leer y a sentir, aquella en la que aprendíó a amar Eso sí que sería hacer nación, de nacer y de amar.
Hoy considero el grado de conocimiento de expresiones latinas que se conservan en castellano y no tengo muy buena opinión al respecto. Tampoco es necesario que se usen por la calle y a diario, pero sí de vez en cuando, entreverando nuestra conversación y nuestros escritos; o al menos que sepamos interpretarlas en los casos en los que las veamos escritas en cualquier papel.
La lista, desde luego, es muy larga y cada expresión y locución tiene su propia historia en origen, uso y conservación. Algunas incluso resultan tan familiares... ¿O no? A ver: A divinis; a priori; a posteriori; ab initio; accésit; ad hoc; ad hominem; ad infinitum; ad kalendas graecas; ad pedem litterae; ad nauseam; adenda; alias; alma mater; alter ego; carpe diem; casus belli; cave canem; conditio sine que con; contra natura; corpore insepulto; cum laude, curriculum vitae; de facto; de iure; déficit; do ut des; dura lex sed lex; ecce homo; errare humanum est; ex professo; exempli gratia; gratis et amore; grosso modo ( nunca *a grosso modo); honoris causa; in dubio pro reo; ipso facto; in albis; motu proprio (nunca *de motu proprio ni *de motu propio); mutatis mutandis; primus inter pares; stricto sensu; vox populi… Se me cansa la mano de alargar la lista. Cualquier día volveré sobre alguna con un poco más de precisión.
No es más que nuestra lengua con unos siglos de existencia, la manera de comunicarse entre los abuelos de nuestros abuelos, la sangre de nuestra sangre, la columna de nuestra tradición comunicativa. Tal vez tendríamos que respetarnos a nosotros mismos un poco más. Y ser menos papanatas con cualquier cosa que venga de fuera, porque, si no, vamos a parecernos a esos adolescentes que se transforman cuando ven a alguien de su edad que llega a su localidad desde fuera a pasar unos días, aunque tenga tantos o más defectos que ellos mismos.

Estos tienen más perdón de Dios que otros, por más que la conmiseración pueda alcanzar a todos. Porque errare humanum est.

jueves, 1 de diciembre de 2016

PALOS DE CIEGO


Que la lengua es un ser vivo como otro cualquiera no es algo que se debiera tener que recordar. Por ello tiene días mejores y peores, posee reglas que no siempre cumple pues está llena de excepciones y siempre nada dándole vueltas a la realidad para intentar aprehenderla y conseguir de ella un retrato lo más fiel posible aunque siempre pobre y al borde del desahucio. No deberíamos, entonces, escandalizarnos de los cambios que en ella se producen.
No es fácil ser tan complaciente cuando uno se fija en los agentes que producen con más fuerza y hasta violencia los cambios de la misma. Enseguida aparecen papanatas deportivos, admiradores rendidos a lo ajeno y casi siempre gentes de escasa formación y muy débil conciencia lingüística. Qué le vamos a hacer. La pasarela de la vida solo da paso público y de exhibición a los que se lo da; los demás tenemos que quedarnos con las ganas. A algún familiar lo tengo ya aburrido de tanta corrección inmediata ante la pantalla del televisor, siempre añadiendo la agravante de que se lo llevan crudo para el bolsillo cada día y cada mes. Son tantos y tantos los desvaríos…
Para empezar, el nombre de la lengua. ¿Español o castellano? ¿Castellano o español? Es como nombrar la bicha. Mucho más en los tiempos que corren. ¿Más patriotismo con español que con castellano? ¿Más muestras de identidad con castellano que con español? Bobadas y tonterías todas. Si existiera buena voluntad, no tendríamos ninguna dificultad en el uso indistinto de ambos términos. Pero la lengua es reflejo de la vida, de sus acuerdos y de sus desacuerdos. Por si acaso, conviene precisar y no entrar en conflicto.
Ahora resulta que también para el lenguaje tenemos que atenernos a las leyes marcadas en los textos jurídicos, en este caso a la ley de leyes, a nuestra Constitución. Y allí el asunto está claro: español o castellano. Y ahí el valor de la conjunción “o” no es el de exclusión sino el de igualación, el de equivalencia. Vamos, que da igual y no solo no se excluyen sino que se igualan. Aquí la “o” es la del valor aleixandrino de “La destrucción o el amor”.
¿Es ese, sin embargo, el uso común? No. Ni siquiera entre los más calmados y sabedores de que las dos formas serían correctas. Porque, además de los enfrentamientos que buscan como herramienta la lengua, existen otros que ayudan a distinciones sensatas y de aclaración. Así, si se trata del territorio nacional, parece que no desentona el uso de castellano, para diferenciarlo de las otras lenguas peninsulares, tan importantes como esta; aunque tampoco está de más si usamos la denominación de español. Sin embargo, si nos movemos en contextos internacionales, el apelativo correcto es el de español: es la mejor manera de separar la nación española de otra cualquiera, sobre todo hispanoamericanas.

Claro que, como ahora nadie sabe muy bien qué es eso de nación y muchos quieren ser nación también, vete a saber de qué modo podemos darle esquinazo a esta nueva dificultad. A uno se le ocurre que una buena forma sería, otra vez, el sentido común y la buena voluntad; pero ya sé que es demasiado pedir. En fin.