La Navidad se hunde en sus
principios de conmemoración del solsticio de invierno, ese momento en el que el
“sol” empieza a “estar”, es decir, a mostrar de nuevo su presencia, a señalar que su dominio empieza a hacerse
fuerte a través de la luz. Es como si nos aseguráramos de que la vida no muere
del todo y de que el proceso de la renovación continúa un período más, un ciclo
más, un año nuevo.
Pero todos estos instintos
primarios los tenemos semidormidos en el desarrollo de otros que nos ocupan,
que nos llevan de compras, que nos enfadan o nos contentan con la comunidad,
que nos tienen en tensión con todo lo que nos rodea, con lo más próximo y más
tangible. Tal vez porque la naturaleza humana es tensión entre cada persona y
el ambiente que lo rodea, que lo moldea y que lo conforma. Eso mismo pensaba y
en su análisis dejó todo su esfuerzo otro pensador del que traigo algunos
pensamientos o palabras que lo identifican:
.- El ser humano es tensión entre
sus instintos y necesidades personales y el mundo que lo rodea.
.- El primer nivel de descripción
de esos instintos es el del placer dentro de nosotros mismos. Es lo que podemos
llamar el ello. Este instinto primario es consustancial al ser humano y
siempre lo acompaña, desde el nacimiento hasta la muerte.
.- El segundo nivel, que
llamaremos el yo, es el que vamos construyendo a lo largo de la vida y que va
moldeando la misma. Tiene una función reguladora del primer instinto, del ello. Su descripción viene a
descubrirnos toda una panoplia de represiones cuando nuestros instintos
primarios no son aceptados por la comunidad en la que habitamos, o de aplausos
y afirmaciones en caso contrario.
.- El tercer nivel y último hace
referencia a la interiorización de esos conflictos y reprimendas en nosotros
mismos en nombre de demandas morales, de principios de actuación generales. Es
lo que llamamos el super-yo.
.- En todo este mundo de
tensiones aparecen distintos conceptos que son referentes en nuestra vida y en
nuestro comportamiento: placer, culpa, represión, neurosis, consciencia,
subconsciente, traumas, sueños, ideas latentes…
.- La realidad está en la vida
consciente, pero también, y sobre todo, en los sueños. La interpretación de esa
realidad profunda es terapéutica y nos ayuda a comprender mucho mejor la realidad
que llamamos consciente (La interpretación
de los sueños).
Claro, estamos hablando de Freud
y de su aplicación a la medicina psiquiátrica de los conocimientos y de los
principios analizados por todos los filósofos anteriores. Marx “puso a trabajar”
a los principios generales de la filosofía y Freud los introdujo en los más
hondo de nuestras conciencias. De sus análisis se extraen consecuencias
pavorosas, sobre todo si desarrollamos el concepto de represión en toda la
extensión y en todas sus variables. Si le aplicamos la superestructura de la
religión en todos los usos y costumbres, sobre todo en el terreno sexual,
entonces puede que nos quedemos imbéciles y paralizados. Si el camino lo
emprendemos en el análisis de la culturización del ser humano, en los elementos
que seleccionamos para ello y en los que negamos o simplemente olvidamos, la
conclusión acaso no sería mucho más positiva.
Y luego dicen que eso de la
filosofía es un mundo de despistados y lunáticos y que sus consideraciones no
tienen aplicación en la vida diaria. Uffffffffffffff.
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