jueves, 22 de diciembre de 2016

OTRA ADIVINANZA, AÚN MÁS SENCILLA


La Navidad se hunde en sus principios de conmemoración del solsticio de invierno, ese momento en el que el “sol” empieza a “estar”, es decir, a mostrar de nuevo su presencia,  a señalar que su dominio empieza a hacerse fuerte a través de la luz. Es como si nos aseguráramos de que la vida no muere del todo y de que el proceso de la renovación continúa un período más, un ciclo más, un año nuevo.
Pero todos estos instintos primarios los tenemos semidormidos en el desarrollo de otros que nos ocupan, que nos llevan de compras, que nos enfadan o nos contentan con la comunidad, que nos tienen en tensión con todo lo que nos rodea, con lo más próximo y más tangible. Tal vez porque la naturaleza humana es tensión entre cada persona y el ambiente que lo rodea, que lo moldea y que lo conforma. Eso mismo pensaba y en su análisis dejó todo su esfuerzo otro pensador del que traigo algunos pensamientos o palabras que lo identifican:
.- El ser humano es tensión entre sus instintos y necesidades personales y el mundo que lo rodea.
.- El primer nivel de descripción de esos instintos es el del placer dentro de nosotros mismos. Es lo que podemos llamar el ello. Este instinto primario es consustancial al ser humano y siempre lo acompaña, desde el nacimiento hasta la muerte.
.- El segundo nivel, que llamaremos el yo, es el que vamos construyendo a lo largo de la vida y que va moldeando la misma. Tiene una función reguladora del primer instinto, del ello. Su descripción viene a descubrirnos toda una panoplia de represiones cuando nuestros instintos primarios no son aceptados por la comunidad en la que habitamos, o de aplausos y afirmaciones en caso contrario.
.- El tercer nivel y último hace referencia a la interiorización de esos conflictos y reprimendas en nosotros mismos en nombre de demandas morales, de principios de actuación generales. Es lo que llamamos el super-yo.
.- En todo este mundo de tensiones aparecen distintos conceptos que son referentes en nuestra vida y en nuestro comportamiento: placer, culpa, represión, neurosis, consciencia, subconsciente, traumas, sueños, ideas latentes…
.- La realidad está en la vida consciente, pero también, y sobre todo, en los sueños. La interpretación de esa realidad profunda es terapéutica y nos ayuda a comprender mucho mejor la realidad que llamamos consciente (La interpretación de los sueños).
Claro, estamos hablando de Freud y de su aplicación a la medicina psiquiátrica de los conocimientos y de los principios analizados por todos los filósofos anteriores. Marx “puso a trabajar” a los principios generales de la filosofía y Freud los introdujo en los más hondo de nuestras conciencias. De sus análisis se extraen consecuencias pavorosas, sobre todo si desarrollamos el concepto de represión en toda la extensión y en todas sus variables. Si le aplicamos la superestructura de la religión en todos los usos y costumbres, sobre todo en el terreno sexual, entonces puede que nos quedemos imbéciles y paralizados. Si el camino lo emprendemos en el análisis de la culturización del ser humano, en los elementos que seleccionamos para ello y en los que negamos o simplemente olvidamos, la conclusión acaso no sería mucho más positiva.

Y luego dicen que eso de la filosofía es un mundo de despistados y lunáticos y que sus consideraciones no tienen aplicación en la vida diaria. Uffffffffffffff. 

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