viernes, 16 de diciembre de 2016

PALOS DE CIEGO: ¿DE QUIÉN SOY YO?


A veces se recaba opinión acerca de algo; otras sencillamente la damos sin mayor recato. Y, entonces, nos adscribimos a un grupo, como buscando refugio en la opinión común, en un argumento de autoridad que se basa solo en el número. Es el momento en el que empezamos con una expresión de este tipo: “Yo soy de los que opinan…” ¿O tal vez “yo soy de los que opino…”? ¿O incluso “yo soy de los que opina…”?
Me costaría asegurar cuál es el uso más extendido, el de la tercera persona o el de la primera o segunda, el del singular o el del plural. ¿Hay algún uso normativo? Lo hay. ¿Hay alguna justificación para el uso no normativo? La hay.
El uso normativo nos dice que debemos utilizar la tercera persona y el plural (“yo soy de los que opinan”) sencillamente porque en español se exige la concordancia entre el sujeto y el predicado. Sea cual sea al análisis formal y sintáctico que hagamos de “los que”, lo seguro es que una parte o ambas en conjunto actúan como sujeto del verbo “opinar”. La concordancia está servida y el uso de la tercera persona del plural, y no del singular ni de la primera ni de la segunda, es el correcto y el normativo. Por tanto, “Yo soy de los que opinan…”
¿Por qué el uso frecuente de la tercera persona de singular o de la primera o de la segunda persona? Seguramente porque es demasiado reciente el recuerdo de esa primera persona en las palabras “yo soy…” Hay que rendirse a la influencia de la semántica en la gramática. Al fin y al cabo, las formas y las funciones no son otra cosa que el reflejo de unos significados y de unos pensamientos. Ay de aquella gramática que se olvide de la semántica. Y el uso de la tercera persona de singular tal vez obedezca a un recuerdo significativo de algo así como un oculto “uno”, que no se manifiesta pero que se imagina: “Yo soy (uno) de los que opina…”

¿Entonces? Pues entonces lo mejor será conocer la norma y, si es posible, utilizarla correctamente. Pero sin apabullar, que la norma está a mí servicio y no yo al servicio de la norma, y mucho más importante es que la comunicación sea clara y no retorcida. Y, por encima de todo, opinemos, pensemos, creamos, digamos…, comuniquemos nuestra visión del mundo y de las cosas. En primera o en tercera, en singular o en plural, pero siempre con el sello personal de cada uno.

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