jueves, 27 de abril de 2023

EL ORDEN DE FACTORES

 EL ORDEN DE FACTORES

A pesar de los calores extraordinarios de estos días finales del mes de abril, un paseíto al atardecer suele resultar reconfortante. Ayer lo hice, como lo hago otros días. La calle Mayor estaba bastante transitada, aunque los locales comerciales se veían, como casi siempre, vacíos de clientes. El pequeño comercio, aquí y en cualquier otro sitio, tiene un camino muy estrecho para la supervivencia.

En mitad del paseo y en plena calle, me encontré con una persona que está incluida en una de las listas que se presentan a las próximas elecciones municipales. Después del saludo, le pregunté por la situación de los trabajos de esa candidatura y por las expectativas de la misma. Me contestó que venía en aquellos momentos de una reunión en la que se estaba preparando el programa electoral. Me quedé mirándolo con cara de extrañeza para que me atendiera mejor a lo que le iba a comentar. En resumen, fue lo siguiente:

 Una buena planificación debería seguir los siguientes pasos:

1.- Definir la ideología con la que el grupo se va a presentar. ¿Sin base ideológica, hay algo consistente y duradero, o todo se resolverá en impulso, improvisación y salida del paso a trompicones? Habrá que suponer que los que compongan esa lista electoral compartirán unos principios ideológicos básicos. En algunos casos, los componentes ya los habrán manifestado, ¿y en los que se incorporan desde fuera como ‘nuevos’?

2.- Desbrozada la ideología, esta nos llevará a concretarla en un plan de actuación. Este plan y no otro es el programa electoral, que no puede obedecer a ocurrencias, sino a la prioridad en las acciones a la hora de gobernar, de asignar recursos y de tomar decisiones.

3.- Con la ideología y el programa esbozados, se buscará a la persona y al grupo de personas que mejor puedan llevarlos a cabo.

4.- El orden de factores aquí sí que altera el producto, pues jerarquizar con orden y razón es la mejor manera de obtener resultados beneficiosos para el conjunto de la comunidad. No sé si también electorales.

La persona que me escuchaba se me quedó mirando y me soltó de sopetón: «Pues claro, si parece de sentido común».

Le devolví una sonrisa de complicidad y le deseé suerte, a él, a la candidatura y a la comunidad.

Nos despedimos y se marchó a seguir pensando en actuaciones para componer el programa, porque la ideología y el cabeza de cartel ya estaban adelantados en este proceso.

Yo seguí mi paseo por una calle que se volvía silenciosa a medida que me acercaba hasta la parte más antigua de la ciudad estrecha. Me dio por recordar las propiedades propias de la multiplicación -entre ellas la conmutativa-, que aprendí hace ya tantos años y que aquí venían que ni pintadas. La tarde se dejaba mecer en los brazos del horizonte y del ocaso.

lunes, 24 de abril de 2023

CONTRANACIONALISMOS

 CONTRANACIONALISMOS

Otro año más sin asistir a Villalar. Cachis. La verdad es que no he asistido nunca ni tengo intención de hacerlo en el futuro. Nada tengo contra los que allí acuden cada año, cumpliendo supongo que una muy variada panoplia de intenciones; pero a mí este año incluso me ha pasado desapercibida la fecha hasta que he visto imágenes por televisión. Andaba en otros quehaceres.

De vez en cuando he pensado en las posibles causas que han motivado este despiste y no las encuentro fácilmente. Y esto viene a demostrar que ninguna de ellas es importante o simplemente que no existen causas. Lo cierto es que no tengo una conciencia muy clara de eso que llaman regionalismos ni me considero otra cosa que ciudadano de mí mismo, de los que me rodean y del mundo. Siempre alabo a mi pueblo, pero sé que el hecho de haber nacido en él es asunto casual y que no obedece a ninguna intención, y menos mía. He escrito tal vez más que nadie acerca de lo elementos, sobre todo naturales, de esta ciudad estrecha en la que vivo; pero me asustan los bejarauis. Considero que los nacionalismos son el peor cáncer de las sociedades modernas, y mucho más de la española. En Villalar se festeja una derrota, aunque bien sé que se hace para reivindicar justicia, libertad y otra sociedad más positiva. Me instalo en la certeza de que esas reivindicaciones se pueden y se deben practicar a diario y en todos los sitios. Me desagradan las multitudes y las exaltaciones descontroladas. Las distancias y las edades son las que son. En fin, qué sé yo…

Reitero que nada tengo en contra de todos los que anualmente acuden entusiastas y bienintencionados a mantener los símbolos de la reivindicación. Sin embargo, yo me encuentro mejor en la comodidad del contraste de ideas.

Pero hay elementos que vienen a descontrolar todo y a sacar a uno de sus casillas. De ello se encargan una vez más los medios de comunicación. En los telediarios no he visto ni una sola alusión a la fiesta de esta comunidad ni tampoco a la de Aragón, que celebra su fiesta el mismo día. Todo el tiempo se lo ha llevado el reparto de rosas y libros en las Ramblas de Cataluña. Como si no se leyera en ningún otro lugar de esta piel de toro y todos los jardines florecieran al este del Ebro. Qué quieren que les diga. Casi me llenan de gasolina el coche y me dejan en la carretera par ir a Villalar. Porque resulta que estos territorios también existen, y han dado realce a la historia de España, y componen la región más extensa de Europa, y en ellas viven gentes de toda clase, también personas preocupadas por la justicia, lectoras, que regalan rosas y leen libros, que piensan y exponen sus pensamientos, que aspiran al bien común, que…

Pues papanatismo a gogó. Una vez, y otra, y otra. Es ese otro contranacionalismo que emberrincha a los que no queremos ser nacionalistas y que solo aspiramos a ser humildemente ciudadanos del mundo, de un mundo en el que lo importante sea lo que aproxima y no lo que separa, donde la regla sea la del amor y no la del odio, donde la meta sea la igualdad de oportunidades y no la desigualdad, un mundo en el que, en fin, el orgullo no esté en el supremacismo sino en la ayuda al que más lo necesita y en la alegría compartida.

Yo no soy de Villalar, pero puedo ser de lo que representa; no soy de las Ramblas, pero quiero ser de los libros y de las rosas. Me niego, sin embargo, a ejercer de papanatas y de consolador de nacionalistas. Entre otras cosas porque los nacionalismos son, por definición, insaciables, y su esencia y su permanencia se basan en esa insaciabilidad. Ufffff.

viernes, 21 de abril de 2023

SED

 SED

 

Es una tarde gris de primavera.

La lluvia, tan lejana y tan extraña,

se ha dignado a venir a visitarnos.

Son solo escasas gotas, como lágrimas

que lloran en los campos y no sacian

su sed ni comprometen el bautismo

de esta niña, infantil naturaleza.

 

Abril está esperando que los cielos

accedan a saciar su sed de agua,

a dar vigor a tanto tallo tierno,

que mira hacia la luz y en ella aprende

a echar a andar y a dar primeros pasos.

Cielo y suelo se miran sorprendidos.

Yo los miro y me miro:

también yo soy un ser con sed de agua.

lunes, 17 de abril de 2023

OSADÍAS

 OSADÍAS

 Salió de casa a conquistar el mundo

con ansias de soldado primerizo.

Cuando gritaron ¡fuego!, vio que estaba

sin armas, sin palabras y sin balas.

 

Regresó de inmediato a retaguardia,

en busca de posibles municiones.

Cuando volvió al fragor de las trincheras,

la lucha estaba ya finalizada.

 

Así una y otra vez le sucedía

al intentar vivir cada mañana.

 

Salir a ver la vida exige antes   

vestir de pensamiento esa osadía.

lunes, 10 de abril de 2023

RECUENTO

 RECUENTO

Con el fondo de los tambores y las risas (estas siempre primaverales) de mis nietos, se ha ido la Semana Santa. Hoy de nuevo vuelvo a la dulce salmodia de la costumbre.

Abro las puertas a la memoria de estos días y se me acumulan las imágenes.

Asistí a un concierto sacro en el que un coro de voces afinadas realizó un repaso de los hechos bíblicos más importantes recogidos en la historia de la música por algunos de los principales compositores. El director, Samuel Maíllo, buen conocedor de ese mundo musical, adobó las interpretaciones con comentarios casi solo descriptivos de lo que venían a decir las composiciones. Esa interpretación nos da como resultado de nuevo una visión negativa, oscura y de castigo de la religión que se quiere mostrar. Como si uno no tuviera ya bastante con los achuchones que le da la vida para que vengan asustando a cada momento.

Tan solo he acudido a ver una procesión, la de Viernes Santo. En ella se junta un buen número de pasos que, en conjunto, vienen a mostrar también tristeza, dolor, castigo y patetismo. Es un acto muy concurrido, lo que debe de significar que esta manera de ver las cosas les llena la conciencia a muchos. Al lado de los pasos procesionales, se añaden las autoridades civiles, policiales y militares. Pero ¿qué hacen ahí? ¿No se dan cuenta de que así lo único que pueden causar es un rechazo en cualquiera que razone un poco? ¿No pueden asistir como fieles y dejar sus cargos en casa? Y todavía los civiles, que ya es decir; pero ¿y los policiales y militares? ¿Qué hacen, escoltan, prenden, defienden, se rinden ante el Cristo? ¿Pero a estas alturas no sabemos distinguir las devociones religiosas -y, por ello, particulares- de las civiles, que son las que afectan a todos los ciudadanos? Mi corto raciocinio no da para entenderlo.

He releído el Evangelio de Juan, el de más hondo calado formal y doctrinal. Cada año releo al menos uno. Me gustaría conocer el resultado de una encuesta en la que se respondiera a la pregunta de cuántos han ido a la procesión y cuántos se han parado a pensar con la lectura de algún texto sagrado. Tal vez no hace falta ni realizar la encuesta.

He contemplado con estupor en televisión una procesión llamada de la Carrerita. Se celebra en un pueblo de Extremadura. La sustancia de la procesión consiste en correr lo más rápidamente posible con los pasos de la Virgen y de un Resucitado para su encuentro. La espera para esa corta carrera con los pasos a cuestas puede ser de una hora larga. Pues todo parece merecer la pena con tal de ver correr esos metros. ¿No es esto pura superstición? ¿Qué meollo tiene esto que supere un razonamiento elemental? Hechos de este tipo llenan la geografía de este país durante toda esta semana. Ya me dirán.

En una procesión bejarana, una señora se ha arrancado a cantar lo que ella cree que es una saeta. Se trata de la composición de Antonio Machado que popularizó Serrat y que va precedida de la letra de una saeta popular. Ella no cantó esa letra sino el texto creado por Machado. La saeta suspira simbólicamente por una escalera para retirar los clavos al Nazareno, es decir, para ensalzar la gloria y no el sufrimiento. Y el texto del poeta repite machaconamente el mismo deseo e idéntico rechazo: «¡Oh, no eres tú mi cantar, / no puedo cantar ni quiero / a ese Jesús del madero, / sino al que anduvo en el mar!». Es decir, lo que se quiere cantar es el poder y la gloria de la resurrección, no el sufrimiento de la muerte; o sea, se aspira a una visión religiosa positiva y gozosa, no del miedo y del castigo, no de la muerte sino de la vida. ¡¡Y la buena mujer lo cantaba a voz en grito -y con una afinación un poco imprecisa- ante la imagen de un crucificado!! Esta es carne de encuesta

He visto también imágenes televisivas del final de las procesiones de las Esperanzas (Macarena y de Triana). Y en ellas he contemplado, a través de los numerosos primeros planos, la belleza escultórica, he olido casi el perfume del incienso y de los pétalos, he llegado a intuir el azahar de los naranjos y hasta he llegado a comprender que se cree un ambiente primaveral lleno de vida con la música, el sol, el perfume, las canciones, la pasión descontrolada… La liturgia. La primavera. La vida.

Esa es la resurrección, la llegada de la vida en el resurgir de la naturaleza, el sentimiento de que todo vuelve renovarse y de que todos debemos estar agradecidos por ello. Todas las fiestas de los próximos días y semanas no harán otra cosa que repetir esta idea.

Bien venida, primavera; bien venida al mes de abril. Esta es la resurrección de todos. También la de los creyentes. A esa procesión deberíamos apuntarnos todos como cofrades. Vale.

lunes, 3 de abril de 2023

TERAPIA DE CHOQUE

 TERAPIA DE CHOQUE

 

Siempre el tiempo construye sus ruinas:

la vida, en mestizaje con la muerte,

trafica con las horas de mis días.

Yo soy una metáfora del tiempo.

 

El mar duerme en tus ojos

con la calma de un sueño indefinido.

 

Hay días deshabitados, sin sentido,

huérfanos de la luz, en los que todo

parece ser del reino del vacío.

 

La brisa de la tarde

dialoga con tu cuerpo y con el mar.

Qué cosas os dirá cuando ha exigido

que no la moleste nadie.

 

Dilema filosófico a la vista:

¿Están aquí las cosas porque son,

o acaso son las cosas porque están?

Asunto de difícil solución.

 

Definición de muerte

en román paladino:

El reino donde habita

tu único destino.